Democracia y subjetividad democrática
El desarrollo ciudadano se ha convertido, al menos de palabra, en un compromiso y prioridad en nuestras universidades; tanto por razones que atañen a la formación general del estudiante y a su preparación de futuro profesional, como a la responsabilidad social de la universidad. Entendemos que a la universidad le corresponde reflexionar y preguntarse que está haciendo, qué puede y qué debe hacer frente a la problemática de las actitudes y comportamientos éticos y ciudadanos que caracterizan a nuestra juventud.
Todo intento por implantar en forma reflexiva y critica una educación cívica desde la universidad necesita contestar dos interrogantes de cuyas respuestas debe emerger una propuesta de acción educativa:
1. ¿Qué conceptos de ciudadanía y de democracia deben orientar nuestros esfuerzos educativos?
2. ¿Cuáles son las competencias y la cultura política fundamental que caracterizan al ciudadano en una democracia y cuyo desarrollo debemos fomentar en nuestros estudiantes?
Para contestar estas preguntas por los pasados años (2003-2005), gracias al apoyo del Proyecto Atlantea y del Proyecto para el Desarrollo de Destrezas de Pensamiento, ambos de la Universidad de Puerto Rico, y con la colaboración de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, de la Universidad de Guadalajara en México y la Universidad del Norte en Barranquilla, Colombia, un grupo internacional de docentes hemos llevado a cabo un conjunto de actividades de diálogo.
La primera de estas actividades se celebró en el marco de las actividades del 5to. Encuentro Internacional de Educación y Pensamiento en marzo de 2004. Consistió de un "Coloquio Internacional: La construcción de nuevas formas de democracia y el desarrollo de competencias ciudadanas: el rol educativo de los partidos políticos y de las instituciones educativas". De este Coloquio surgió la siguiente DECLARACIÓN DEL 5TO ENCUENTRO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN Y PENSAMIENTO SOBRE LA EDUCACIÓN CÍVICA PARA LAS NUEVAS FORMAS DE DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA:
Por cuanto:
1. Siguen teniendo validez las palabras de Eugenio María de Hostos de que ‘’… sin educación del pueblo no habrá jamás verdadero pueblo; y que, sin pueblo verdadero, la democracia es una palabra retumbante, no un sistema de gobierno’’ y de que ‘’no hay pueblo cuando no se cumplen en el individuo los fines que lo fortalecen ante el Estado y en sí mismo" pues la democracia es ‘’absoluta autonomía de la persona humana’’.
2. En nuestros países persisten graves problemas de pobreza, marginalización, enajenación, violencia, crimen, corrupción, etc. que las formas actuales de gobierno se han mostrado incapaces de resolver, lo cual plantea problemas de legitimidad del Estado y de gubernamentalidad, que requiere de nuevas formas de vivir la ciudadanía y de nuevas formas de democracia participativa, que trasciendan el mero ejercicio partidista electoral.
3. Las nuevas formas de democracia participativa requieren de una ciudadanía dotada de competencias como lo son, por un lado, las capacidades para la interpretación crítica de la realidad, la conciencia histórica-cívica nacional y global, la deliberación, la comunicación y la acción política y cívica reflexiva y creativa. Por otro, el compromiso con los valores y principios democráticos, como lo son el respeto a la dignidad humana y el derecho a la felicidad de todos y cada uno; la distribución igualitaria del poder político; el derecho a la información, la educación y la comunicación para ejercer en forma inteligente la actividad ciudadana; la tolerancia y el respeto a las diferencias, etc.
4. La incompetencia o competencia que manifiesta la ciudadanía depende de los proceso formativos que se dan en el hogar, las instituciones educativas, los medios de comunicación de masas, la comunidad y la participación en la vida publica de los partidos y los movimientos de la sociedad civil.
Por tanto, recomendamos que:
1. Que las secretarias y/o ministerios de educación fortalezcan los programa de educación cívica:
a. Sistematizando la integración del tema de la formación ciudadana al currículo escolar a base de competencias ciudadanas, es decir de formas de conciencia, habilidades y actitudes para la vida democrática.
b. Aumentado el número de maestros que participan en procesos de capacitación en torno al tema de desarrollo de competencias ciudadanas.
c. Llevando a cabo estudios sobre competencias y actitudes cívicas
democráticas de maestros y estudiantes
d. Desarrollando proyectos pilotos de escuelas democráticas en las que se promueva a través de la convivencia y el currículo la formación cívica democrática.
- En el caso especifico de Puerto Rico se recomienda que el Departamento de Educación lleve a cabo este verano un intenso y extenso seminario taller para estudiantes y maestros de escuela superior sobre procesos, competencias y valores democráticos, que ayuden a desarrollar las competencias y valores que permitan una participación inteligente en el proceso electoral presente. Este programa debe contar en la participación en su diseño e implantación de representantes de las diversas corrientes de pensamiento de modo que se garantice que los temas serán tratados fuera de todo partidismo.
2. Que las universidades y otras instituciones de educación superior promuevan en forma sistemática el desarrollo de competencias y actitudes cívicas democráticas en sus estudiantes:
- Dando prioridad a la inclusión de las competencias cívicas democráticas como meta y contenido de la educación general y profesional.
- Llevando a cabo investigaciones sobre las competencias y actitudes cívico democráticas de la ciudadanía.
- Estableciendo la especialidad en educación ética y cívica a nivel subgraduado y graduado.
3. Que los medios de comunicación:
a. Lleven a cabo encuentros y talleres conjuntos entre periodistas y
educadores que ayuden a hacer de la comunicación mediática un
proceso más reflexivo crítico y educativo.
- Destinen mayor parte de su espacio para la publicación de información o transmisión de anuncios y programas con un contenido que promueva el desarrollo de competencias ciudadanas y que se elaboren con la participación de educadores y no meramente de líderes políticos, y que pueda ser reproducido como material didáctico.
4. Que la juntas o instituto de elecciones desempeñen, como, por ejemplo, hace el de México, un papel formativo de las competencias ciudadanas democráticas mediante la publicación de materiales y textos y la celebración de talleres y programas radiales y televisados.
5. Que los partidos políticos electorales examinen críticamente sus prácticas internas y de comunicación publica a la luz de las competencias y actitudes cívicas democráticas y hagan autocrítica y propósito de enmienda que les ayude a superar actitudes caudillistas, clientelitas y asitencialista con relación al pueblo y a desarrollar otras que sean efectivas fuentes de formación de ciudadanos competentes para la vida democrática.
6. Que las organizaciones de la sociedad civil:
a. Coordinen esfuerzos con los educadores para promover de modo sistemático el desarrollo en la ciudadanía de las competencias y actitudes cívicas democráticas.
b. Establezcan y den a conocer en los amplios sectores de la ciudadanía criterios en términos de principios y valores democráticos para evaluar la calidad del discurso político electoral de los candidatos a puestos electivos.
Además se llevaron a cabo las siguientes actividades:
- Curso de post-grado: Proceso cívicos y competencias ciudadanas. Se ofreció en la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo, Republica Dominicana.
- Taller para periodistas: Hostos, el pensamiento crítico y la prensa. Auspiciado por la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
- Conferencia magistral de inauguración de la Cátedra Profesor Juan Bosch, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo: Hostos y Bosch: conciencia y carácter como fundamento del obrar político-moral. Se ofreció en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Republica Dominicana.
- Conversatorio sobre las relaciones entre ética y política. Se ofreció en la Universidad de Guadalajara en México.
- Foro Juvenil para la formación ética y cívica celebrado en Guadalajara, México, en ocasión de la celebración del 6to. Encuentro Internacional de Educación y Pensamiento.
- Publicación desde Cuba y Puerto Rico de dos números (Año 6, No. 3 y Año 7, No. 2) de Crecemos. Revista Hispanoamericana de Desarrollo Humano y Pensamiento dedicados al tema de la educación ciudadana.
Como resultado del diálogo hemos elaborado un consenso de carácter general sobre los propósitos y la naturaleza de la educación cívica: la formación de subjetividades democráticas en una cultura política democrática radical, comprometida con los valores ético y políticos inherentes a tal concepción y con las competencias humanas que les permitan insertarse protagónicamente en la crítica y la transformación de la sociedad.
Hoy día parece haberse generado, tanto en la teoría de los académicos como en la práctica de los movimientos sociales, el consenso de que lo que ha hecho crisis es la forma limitada en que se ha querido entender la democracia como ejercicio partidista electoral controlado desde los mecanicismos del Estado. Se multiplican pues las propuestas e iniciativas de nuevas formas de entender y practicar la democracia que expresan más adecuadamente su verdadero contenido ideal y sentido utópico.
La distribución igualitaria del poder es la característica fundamental de la democracia. De modo que toda lucha por la democracia entraña una denuncia de monopolio o distribución no igualitaria del poder y un reclamo de su redistribución de modo que todo el mundo pueda vivir una vida digna.
Pero la posibilidad de que se reclame y logre esa distribución igualitaria del poder descansa en la existencia de individuos soberanos, es decir capaces, tanto intelectual como colectivamente, de reclamar su cuota de poder, tanto en su carácter personal como en cuanto miembros de diversos colectivos. La soberanía del pueblo nace de la soberanía de cada persona que lo integra, es decir de su autonomía o capacidad de mando, y ésta de su conciencia. Por ello sólo hay verdadera voluntad popular si existe una razón educada, es decir conciencia, en todas las personas que componen el pueblo. En ausencia de la persona soberana la democracia degenera en nuevas formas monopolísticas de distribución de poder.
Distribución igualitaria del poder, soberanía de la persona y educación de la conciencia, son pues los tres elementos fundamentales de la democracia. Nuestro Hostos lo entendió así cuando con perfecta claridad señaló que: "Democracia en sus fines individuales, es absoluta autonomía de la persona humana, absoluta libertad en los derechos que le consagran … La democracia es una ficción cuando no hay pueblo: no hay pueblo cuando no se cumplen en el individuo los fines que lo fortalecen ante el Estado y en sí mismo, los fines que el Estado debe desempeñar en la representación de las atribuciones de la sociedad … sin educación del pueblo no habrá jamás verdadero pueblo ; y que, sin pueblo verdadero, la democracia es una palabra retumbante, no un sistema de gobierno."
La lucha por la democracia es hoy día, más que nada, la lucha por la redistribución del poder a través de la formación de personas sobernas, es decir de conciencia democrática, por medio de la educación. La lucha por la democracia es la lucha por la construcción de una particular forma de subjetividad: la subjetividad democrática.
La democracia, en cualquiera de sus espacios, es una forma de vida que viene a existencia y se sostiene con la fuerza que le brindan los sujetos democráticos; la conciencia democrática de los miembros de la comunidad. Una conciencia es democrática cuando la sensibilidad, la razón y la voluntad de los miembros de la comunidad están orientadas y motivadas por valores democráticos. La democracia descansa en una forma de subjetividad, de agente, capaz de la actividad política que crea el espacio público que la sostiene. Para que el sujeto democrático sea capaz de la acción política a la que está llamado, debe poseer una cultura, uno valores y actitudes y unas competencias democráticas, en fin una peculiar forma de conciencia política. Es por esta razón que la meta principal de toda educación cívica democrática es la construcción de la subjetividad democrática; de formar la conciencia democrática del pueblo.
Competencias ciudadanas
La educación ciudadana implica el desarrollo de los conceptos, las actitudes y las destrezas que se requieren para ser un miembro activo, reflexivo, crítico y responsable de un pueblo que busca organizarse permanentemente como comunidad política democrática. Esto requiere, por un lado, del estudio del carácter histórico y estructural de dicha comunidad, de los principios políticos que la animan, de las fuerzas sociales que la sostienen, de la distribución del poder en a la misma, etc. y su identificación afectiva con la misma, es decir, el desarrollo de un sentido de identidad nacional o patriotismo.
Por otro lado, la ciudadanía requiere de una serie de competencias es decir de combinación de conceptos actitudes y destrezas para la investigación social, la lectura critica de la realidad, la deliberación y la acción política, que permitan participar inteligentemente en la identificación de problemas y necesidades sociales y la búsqueda de consenso para articular un proyecto histórico de solución a los mismos.
Las competencias ciudadanas se refieren a capacidades generales de la subjetividad democrática; aquellas que todo ciudadano debe desarrollar para poder participar efectivamente en la democracia, es decir para hacer que su interés y voluntad cuente en el espacio público y en el proceso de organizar la voluntad colectiva. Una competencia es una capacidad para entender, sentir y actuar, es decir una forma de conciencia. Toda competencia supone pues una base de conocimientos o cultura para entender, un sistema de actitudes y valores para sentir y tender a la acción, y un sistema de destrezas para actuar.
La democracia descansa en una forma de subjetividad, de agente, capaz de la actividad política que crea el espacio público que la sostiene. Esta actividad implica el inquirir y la interpretación crítica de la realidad social, que sirve de base a la deliberación, la organización, comunicación y acción política. Para que el sujeto democrático sea capaz de la acción política a la que está llamado, debe poseer una cultura, uno valores y actitudes y unas competencias democráticas, en fin una peculiar forma de conciencia política. En nuestro trabajo hemos identificado las siguientes competencias ciudadanas:
- Interpretación crítica de la realidad a base de criterios:
- claridad y coherencia
- sustantividad
- contextualidad
- pragmático
- dialógico
- Inquirir social interdisciplinario
- Adoptar marco conceptual histórico-socio-político
- Plantear de problemas
- Recopilar y analizar información
- Sintetizar información
- Construir interpretaciones sobre la realidad social
- Deliberación político-ética
- Clarificar valores, intereses y metas
- Identificar asuntos en controversia
- Establecer conocimiento común
- Argumentar a partir de premisas correctas
- Llegar a conclusiones validas
- Acción ciudadana
- Destrezas y actitudes de comunicación
- Destrezas y actitudes de organización y colaboración
- Voluntad política
- Drenar estrategias
- Practicar la autocrítica
Ahora bien, la persona soberana no nace, se construye a través de proceso educativos fórmales e informales. De aquí que nuestros grandes patricios (Bolívar, Martí, Hostos, etc.) tuvieran clara la estrecha relación entre democracia y educación; específicamente una educación formadora de la inteligencia, la sensibilidad y la voluntad, en resumen la conciencia, que requiere el ejercicio democrático.
La formación cívica y ciudadana contemporánea corresponde principalmente, más allá del hogar, a cuatro espacios: la comunidad y la sociedad civil, la escuela o universidad, los partidos políticos y los medios de comunicación masiva. En este sentido tenemos hoy día el tipo de sujeto cívico y ciudadano que se construye en estos espacios a través de las interacciones comunicativas y formas de convivencia y participación que se dan en ellos.
Una educación cívica y ciudadana desde la universidad para el desarrollo de nuevas formas de democracia tiene que plantearse cómo transformar estos espacios de los lugares de domesticación y formación de ciudadanos incompetentes, que son ahora la mayor parte de las veces, en zonas de desarrollo de subjetividades democráticas. Contribuir a la formación de subjetividades democráticas significa fomentar el desarrollo de seres humanos de conciencia histórica cívica, competentes para entender los grandes problemas y retos históricos de carácter moral y social del país y participar activamente en el proceso democrático de su solución y en la construcción de una sociedad solidaria, en la que todo ser humano pueda vivir en forma digna.
Referencias
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Ángel R. Villarini Jusino, Ph. D.
El Dr. Ángel R. Villarini Jusino es Catedrático de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, Recito de Río Piedras; Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la República Dominicana; Presidente de la Organización para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento Internacional; Vice presidente para Latinoamérica de la International Association for Cognitive Education and Psychology; y Director del Proyecto para el Desarrollo de Destrezas de Pensamiento y del Encuentro Internacional de Educación y Pensamiento de la Universidad de Puerto Rico. Para información visite o escriba a
Categorías: Competencias, democracia, educación ciudadana, educación cívica, pedagogía crítica, pensamiento crítico
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