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Estrategias gerenciales para el fortalecimiento de la calidad educativa (página 2)

Enviado por magaly castillo


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Tal como se plantea, el término gerencia tiene dos utilidades principales, es decir, al hablar de gerencia como sección o departamento de una organización, se está haciendo referencia a la actividad de gerenciar o poner en práctica todo tipo de técnicas y métodos que puedan organizar el funcionamiento de una institución. Normalmente, la gerencia es la encargada de coordinar a las diferentes secciones a su cargo, para lograr la existencia de una dinámica, una comunicación apropiada entre ellas.

Asimismo, el término gerencia es aplicado para describir este tipo de actividades más que para hacer referencia a una sección de la organización. En este orden de ideas, Chiavenato (2008) expresa "para llegar a ocupar un puesto de gerente, la persona debe contar con ciertas aptitudes, las cuales pueden adaptarse en mayor o menor medida a cada situación particular, pero, son por lo general bastante similares" (p.31). Entre ellas, pueden citarse: buena presencia, trato respetuoso hacia los colegas, una actitud de liderazgo, autoridad, seriedad, entre otras. Todas estas características tienden a facilitar la generación de espacios de trabajo adecuados en donde los gerentes pueden encontrar mejores resultados a sus pedidos y sugerencias.

En opinión de la investigadora, la gerencia se define como el proceso de planeación, organización, actuación y control de las operaciones de la organización, que permiten mediante la coordinación de los recursos humanos, materiales esenciales, alcanzar sus objetivos de una manera efectiva, eficiente.

El rol del gerente educativo consiste entonces, según Ariza (2008), en gerenciar el sistema representado por la escuela a su cargo o la red escolar que coordina, a fin de satisfacer la demanda de los diferentes actores internos o vinculados a la institución, para contribuir a cubrir la demanda cuali-cuantitativa de educación. En este sentido, el autor sostiene "todo directivo al gerenciar la escuela aplica, de manera continua, en conjunto con los demás actores, el ciclo planificar-ejecutar-revisar-actuar" (p.28)

La aplicación de este ciclo es el proceso directivo de la institución, a través del cual se planifica, organiza, dirige, controla y da seguimiento a la gestión escolar, optimizando la utilización de los recursos disponibles. Al respecto, Chiavenato (2008) refiere que la gerencia en las organizaciones implica la administración eficiente de los recursos a través de los procesos operativos o administrativos mediante la cual se invierte para obtener un retorno en corto plazo, poniéndolos en práctica para obtener el éxito de la planificación realizada.

Ahora bien, según el Ministerio del Poder Popular para la Educación (2005) el director como gerente de una organización educativa, es la persona idónea para velar por el bienestar de su plantel y hacer que se cumplan los objetivos previstos. En este sentido, las instituciones escolares ameritan personal capacitado para cumplir con cada una de las funciones directivas, estableciendo pautas para optimizar el servicio educativo que en ellas se ofrece.

Por ello, dirigir el personal docente de una institución para conseguir su óptimo desempeño pedagógico requiere la orientación del gerente quien debe ser una persona con capacidades, conocimientos, habilidades para orientarlo, logrando la excelencia educativa. Desde esta perspectiva, la gerencia educativa debe procurar que los conocimientos, capacidades, habilidades de los docentes se desempeñen de manera óptima en el cumplimiento de sus funciones.

2.3 Estrategias Gerenciales que pueden aplicar los directivos de la Escuela Técnica Agropecuaria Segundo Álvarez

Las organizaciones escolares tienen por objetivo el logro de los fines propuestos por el Ministerio del Poder Popular para la Educación, razón por la cual deben recurrir a ciertas estrategias de trabajo con el propósito de cumplir con los mismos. Al respecto, Hernández y Rodríguez (2006) señalan:

Las estrategias son planes de acción a gran escala para interactuar con el medio a fin de alcanzar los objetivos y metas. Es la acción de proyectar un futuro deseado y los medios efectivos para conseguirlo y hacer que el futuro de la empresa se comporte como se planeó (p.458)

De acuerdo con lo antes expuesto, una estrategia es un programa general que se traza para alcanzar los objetivos de una organización y ejecutar su misión. Su adecuada aplicación conlleva a los directivos a profundizar en el logro de los objetivos, así como a una proyección del éxito de los mismos.

En ese marco de ideas, se conciben las estrategias gerenciales como aquellas actividades que el director realiza en el ejercicio de sus funciones, siendo definidas por Garric (2003) como "los procedimientos lógicos, psicológicos y estructurados de lo que se vale el director para facilitar y orientar las acciones" (p.18). Es decir, son los elementos utilizados por el director para facilitar el logro de los objetivos institucionales.

Concebida la escuela primaria como un proceso sistémico donde convergen una serie de factores o variables estrechamente interrelacionadas, las cuales determinan favorable o desfavorablemente su operatividad, siendo necesario implementar estrategias gerenciales de carácter global que involucren a cada uno de los componentes curriculares, involucrando a todos los actores educativos.

Asimismo, Guerra (2003) considera las estrategias gerenciales como el conjunto de acciones o guías para orientar al personal sobre lo que deben hacer y conseguir de acuerdo tanto a las metas como los objetivos planteados por la institución, basándose en la ejecución, control, trabajo en equipo, integrando e interactuando con el personal, así como la comunidad a fin de lograr los objetivos propuestos.

Visto de esta forma, las estrategias gerenciales son herramientas fundamentales en el proceso educativo en el subsistema de Educación Primaria, por cuanto la gerencia se orienta al logro de los objetivos propuestos sistematizando las acciones y adecuándolas a las exigencias del contexto donde se inserte la participación comunitaria, logrando así el futuro deseado, así como los medios para llegar a él.

Desde esa perspectiva, Sallenave (2009) señala: "las estrategias gerenciales son la integración de los métodos, recursos y habilidades gerenciales para alcanzar los objetivos y metas de la organización" (p.34). En otras palabras, son un plan de utilización y asignación de los recursos disponibles con el fin de alcanzar los fines propuestos por la institución escolar.

Sin lugar a dudas, para conducir una gerencia de manera estratégica, el directivo debe planificar en función de los objetivos trazados, por cuanto, le permite ejecutar los proyectos orientados a la eficacia y eficiencia de su gestión. Por esa razón el desarrollo de estrategias es fundamental en las organizaciones escolares para una acción directiva eficaz.

En ese sentido, Jones y George (2006) se refieren a las estrategias gerenciales como "el conjunto de decisiones sobre qué metas perseguir, qué acciones emprender y cómo aprovechar los recursos para alcanzar las metas" (p.721). Al analizar esta definición se infiere que las estrategias gerenciales exigen concentrar esfuerzos técnicos, los cuales conlleven al fortalecimiento de las acciones a ejecutar en las organizaciones escolares.

Por tanto, pueden concebirse las estrategias gerenciales como aquellas acciones planificadas por los directivos para obtener resultados en colaboración con los demás actores educativos: docentes, padres/representantes, para lo cual debe poseer los conocimientos relacionados con la gerencia estratégica.

Asimismo, las estrategias gerenciales permiten al directivo hacer uso de los recursos con el objeto de alcanzar los propósitos establecidos por la institución, pues a través de ellas desarrollan visiones, liderizan, estimulan al personal, involucran a la comunidad, entre otros aspectos esenciales para el adecuado funcionamiento de las organizaciones escolares.

Las estrategias gerenciales permiten al directivo ejercer sus funciones encauzando la coordinación de las actividades de la institución hacia el logro de los objetivos, siendo consideradas como aspectos centrales orientadores del proceso administrativo desarrollado dentro de ella, por cuanto son procedimientos que incluyen técnicas, operaciones, las cuales persiguen un propósito determinado. Esto implica, una preparación previa de manera de hacerlas efectivas, sobre todo en relación a lo administrativo y académico, por ello, se constituyen en un plan de ejecución de actividades concatenadas, secuenciales con las cuales se involucra a todos los actores del hecho educativo.

Al respecto, Raga (2004) plantea que estos cursos de acción son puntos centrales de los procesos administrativos donde la organización escolar se debe llevar de forma integrada, sistemática relacionando un elemento con otro. Por ello, se consideran guías administrativas ofrecidas al proceso organizacional para cumplir con el logro de los propósitos y variando según la estructura de las funciones desarrolladas. Asimismo, Reddin (2005) considera que las estrategias gerenciales básicas del directivo son:

– Proactividad en la mayoría de sus relaciones, mostrando un estilo personal, el cual estimule la acción, inspire el trabajo en equipo y el respaldo mutuo.

– Capacidad para lograr que la gente se involucre y comprometa, facilitando a los demás ver las oportunidades para trabajar en equipo.

– Trabajar en forma constructiva con los demás.

– Comunicarse con el personal total y abiertamente, aceptando las preguntas y permitiendo que el equipo haga su propia evaluación de los hechos.

– Intervenir en los conflictos antes de que sean destructivos.

– Esforzarse por ver que los logros individuales, así como los del equipo se reconozcan en el momento y forma oportunos.

En ese sentido, Barker (citado por Blanco, 2009), señala que las estrategias gerenciales son la definición de las metas, objetivos a largo plazo de una organización junto con la adopción de cursos de acción, por tanto se refieren a la combinación de medios a emplear para alcanzar los objetivos, indicando como tales: las personales y administrativas.

2.3.1 Estrategias Gerenciales Personales

Actualmente, las organizaciones escolares se desenvuelven entre constantes cambios, por lo cual es preciso realizar un estudio constante del entorno para adaptar las estrategias y acciones a fin de mantener la calidad del servicio que ofrecen. Por esa razón, el desempeño del personal directivo constituye uno de sus principales factores.

En ese sentido, Frances (2006) acota que la capacidad para adaptar las actividades de las escuelas a un entorno cambiante, es uno de los factores de éxito más importantes para los gerentes educativos. De ahí la importancia de poseer competencias personales como patrones generales de comportamiento y ejecución de acciones concretas, las cuales propicien el desarrollo del ejercicio profesional, de donde emerjan un conjunto de factores, componentes, relaciones entre los distintos actores, para optimizar la calidad del servicio educativo.

Por esta razón, la gestión del gerente educativo en las escuelas primarias debe sustentarse en una serie de características o cualidades personales que inciden a su vez en la organización a su cargo. Por ello, el rol del personal directivo es cultural-profesional proyectándose para legitimar su quehacer, respondiendo a las necesidades sociales e históricas de la comunidad en la cual trabaja.

Visto de esa forma, las estrategias gerenciales personales deben permitirle al director liderar los procesos de su escuela, propiciando una real participación de los distintos actores de la comunidad educativa, para dar respuesta a las necesidades real de la institución. Por ello, Alvarado (2004) expresa que los directivos escolares deben establecer prioridades, sistematizar los recursos disponibles, logrando un óptimo funcionamiento operativo-administrativo en la organización escolar.

Por tanto, deben estar abiertos a los cambios para avanzar en el contexto educativo, en la búsqueda de una gerencia efectiva, eficiente, original, capaz de transformar los entornos educativos en organizaciones altamente eficientes, productivas. De allí que en el desarrollo de estrategias gerenciales personales se requiere la comprensión de los aspectos tanto positivos como negativos surgidos de las interacciones entre quienes intervienen en el proceso educativo, por esa razón, se asumen en el presente trabajo como tales las siguientes: empatía, comunicación, asertividad.

1. Empatía: Implica percibir lo que sienten los demás, ser capaces de ver las cosas desde su perspectiva, así, cultivar la afinidad es propio de las personas empáticas, por cuanto actúan como radar social el cual desea saber interpretar las emociones ajenas; en un plano más elevado incluye percibir las preocupaciones del otro y responder a ellas, es decir comprender los problemas e intereses subyacentes bajo los sentimientos del compañero.

En esa línea de pensamiento, Madrigal (2006) concibe la empatía como "la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, de ponerse en su lugar y responder correctamente a sus reacciones emocionales" (p.172), es decir, las personas que la manifiestan son capaces de escuchar a los demás, entender sus problemas, motivaciones, a su vez, tienen mucha popularidad, así como reconocimiento social, se anticipan a las necesidades de los demás aprovechando las oportunidades ofrecidas por ellas.

Es la capacidad de tener conciencia y captar los sentimientos, necesidades e intereses de los otros, lo cual implica saber qué quieren o necesitan, a fin de cultivar la afinidad con una amplia diversidad de personas. En consecuencia, permite al empleado mejorar las relaciones interpersonales con sus semejantes.

Al respecto, Lorenzo (2006) expresa que la empatía es la habilidad para entender los estados emocionales de otras personas, sus sentimientos, necesidades e intereses, para tratarlas de acuerdo con sus reacciones emocionales. Es decir, implica reconocer las emociones en los demás, expresándose generalmente a través de canales no verbales.

Ahora bien, ejercer empatía requiere de un alto nivel de paciencia, pues mantenerse en silencio es un elemento esencial, así como la conciencia de no indagar e investigar qué está sintiendo o pensando en interlocutor, significa entenderlo, identificando sus emociones y sentir como si fuera él. Es la habilidad para entender sus necesidades, sentimientos, problemas respondiendo correctamente a sus reacciones emocionales.

Asociado a lo anterior, Gil"Adi (2005) afirma que la empatía es la capacidad de entender a otra persona identificando sus emociones, intereses, necesidades, ponerse en su lugar, cultivando una mayor sensibilidad social. Por consiguiente, los gerentes empáticos están mejor adaptados a las sutiles señales, indicativas de las necesidades o deseos de los docentes, pues este elemento involucra la comprensión y ayuda a los demás, aprovechando la diversidad. En el contexto educativo, se expresa en:

– Comprender a los docentes, percibiendo sus sentimientos y perspectivas, así como interesarse activamente en sus preocupaciones.

– Ayudar a los demás a desarrollarse; entendiendo las necesidades de desarrollo del personal fomentando sus aptitudes.

– Orientación hacia el servicio, previendo, reconociendo y satisfaciendo las necesidades del personal docente.

– Aprovechar la diversidad, cultivando las oportunidades a través de las diversas personalidades de los docentes.

Un enfoque coincidente es el propuesto por Goleman (2004:123) quien define la empatía como "la capacidad para reconocer las emociones de los demás, saber qué quieren y qué necesitan, es la habilidad fundamental para establecer relaciones sociales y vínculos personales". Por consiguiente, es una de las habilidades básicas para entender al otro, es saber escuchar, por cuanto, la mayoría de las personas cuando hablan con otras le prestan mayor atención a las propias reacciones en relación a los comentarios.

Se infiere entonces que los directivos empáticos son capaces de escuchar al personal, entender sus problemas y motivaciones; a su vez, tienen mucha popularidad, reconocimiento social, se anticipan a las necesidades de los demás aprovechando las oportunidades ofrecidas por ellos. No requieren necesariamente estar de acuerdo con los docentes, pero ven desde una óptica distinta, asumiendo la existencia desde diferentes puntos de vista, evaluando las situaciones, brindándoles el apoyo necesario.

2. Comunicación: Es definida por Chiavenato (2008) como la transmisión de una información de una persona a otra o entre organizaciones, en otras palabras, es el fenómeno mediante el cual un emisor aclara algo a un receptor intercambiando contenidos, ideas u opiniones con la intención de influir en el comportamiento de éste.

Puede decirse entonces que las organizaciones no pueden existir sin comunicación, pues ésta posibilita la realización de los procesos, actividades de las mismas, por ello, quienes laboran en ellas deben poseer habilidad comunicacional como una premisa básica de sus funciones, lo cual permitirá su ejercicio efectivo. En ese sentido, Mahon (2004) la define como:

El hilo invisible que une o desune una empresa internamente, y que a su vez, la une o la separa del contexto, donde justamente reside el interés el cual con su aporte contribuye a su continuidad. Cuando este hilo se rompe en algún punto, significa que las comunicaciones flaquean y ello en mayor o menor grado, incide en el resultado de la institución (p.42)

De acuerdo con lo anterior, los gerentes educativos deben utilizar una efectiva comunicación con el personal que integra su equipo de trabajo para lograr una buena relación interpersonal, así como alcanzar una mayor productividad en la institución. De esta manera, la comunicación es un proceso de transmitir, comprender información e ideas, así como sentimientos y emociones, realizada generalmente con la finalidad de afectar el comportamiento en las personas. Por ello, el gerente debe manejar una comunicación clara, precisa para garantizar la comprensión del mensaje por todo el resto del personal.

De esta manera, la comunicación es un proceso de transmitir, comprender información e ideas, así como sentimientos y emociones, realizada generalmente con la finalidad de afectar el comportamiento en las personas. Por ello, el directivo debe manejar una comunicación clara, precisa para garantizar la comprensión del mensaje por todo el resto del personal.

Asimismo, Certo (2008) expresa que la comunicación es el proceso de compartir información con otros individuos que laboran dentro de una organización. Por ello, se deduce la existencia en ella de dos o más personas interactuantes quienes comparten significados, los cuales pueden trascender como experiencia humana y social de los grupos.

En consecuencia, la comunicación puede ser entendida como una actividad compartida la cual necesariamente pone en contacto psicológico a las personas en una red de significados compartidos. Por tanto, dependerá de la percepción del sujeto receptor y la carga emocional o subjetiva del mismo. En ese sentido, Alles (2009) señala que en ese proceso se asumen comportamientos orientados a escuchar y expresar ideas de manera efectiva, algunos de ellos son:

– Se comparte información relevante a sus colaboradores y con áreas de la organización.

– Comunica sus ideas en forma clara, efectiva y fluida, logrando que su audiencia entienda su mensaje e impactándola en el sentido deseado.

– Expresa claramente a sus colaboradores los objetivos y estrategias organizacionales, cuáles son sus responsabilidades, así como lo que se espera de ellos.

– Prepara sus instrucciones antes de transmitirlas.

– Escucha atentamente a los demás; esforzándose por comprender el significado de la información que recibe.

Por tanto, se infiere que la comunicación es la capacidad del directivo para escuchar, hacer preguntas, expresar conceptos e ideas en forma efectiva y exponer aspectos positivos. Es la habilidad de saber cuándo, a quién preguntar para llevar adelante un propósito. También implica escuchar al otro, entenderlo, comprender la dinámica de grupo

La comunicación es el proceso principal de toda institución educativa, siendo definida por Cardona (2004) como "la capacidad de escuchar y transmitir ideas de manera efectiva empleando pro procedimientos formales e informales, proporcionando datos concretos a respaldar las observaciones y condiciones" (p.84).

En el ámbito educativo, cabe señalar que la comunicación permite a los gerentes transmitir información al personal de manera efectiva, compartiendo con ellos creencias, valores recibir las opiniones e ideas de éstos, las cuales son indispensables para la toma de decisiones, solucionar problemas, plantear objetivos.

Por ello, el directivo debe hacer uso de todos los elementos del proceso comunicacional, para facilitar la tarea de dirigir, permitiendo la participación de todos, aceptando sugerencias, además de brindar la información de una manera clara, eficaz, de manera que sea comprensible para el personal.

3. Asertividad: Se considera como una conducta y no una característica de la personalidad, por lo cual se incluye como una habilidad social, manifestada por la destreza del individuo en para establecer relaciones equilibradas con sus semejantes, evitando reacciones sumisas o violentas, fomentando la autoestima, así como las buenas relaciones interpersonales.

De acuerdo con Melgosa (2010) la asertividad consiste en "la expresión de nuestros sentimientos de una manera sincera, abierta y espontánea, sin herir la sensibilidad de la otra persona" (p.84). En otras palabras, es la capacidad de expresar las necesidades, deseos, opiniones de forma honesta, directa, apropiada, sin menospreciar los derechos e intereses de los demás. Asimismo, Albaladejo (2010) plantea:

La asertividad está relacionada con la afirmación. Comunicarse asertivamente es comunicarse de manera afirmativa, afirmando los propios intereses y necesidades y también los del interlocutor. La asertividad no es una especie de manipulación que nos permite conseguir nuestros propósitos a costa de los demás. Ni es una aceptación sofisticada de las necesidades de los demás a costa de las nuestras. (p.99)

Del análisis de la afirmación anterior se deduce que la asertividad implica administrar las emociones asumiendo la situación de manera responsable, reconocer sus capacidades, así como las de los demás para lograr los objetivos personales propuestos, siendo una persona segura de sí mismo, tomando decisiones sin necesidad de la aprobación de otros.

Desde el punto de vista conductual, la propuesta de un aprendizaje asertivo se fundamenta en los conocimientos generados por Pavlov, quien estudio la adaptación al medio ambiente de personas, las cuales si dominan las fuerzas excitatorias, se sentirán orientadas a la acción, y emocionalmente libres, enfrentándose a la vida según sus propios términos; por el contrario, si el dominio corresponde a las inhibitorias, se mostrarán desconcertadas, acobardadas, sufriendo la represión de sus emociones, haciendo a menudo lo no deseado.

En el enfoque cognitivo, el comportamiento asertivo consiste en expresar lo que se cree, se siente y desea de forma directa, honesta, haciendo valer sus propios derechos, así como respetando los de los demás. Al respecto, Rodríguez y Serralde (2009) sostienen la necesidad de incorporar cuatro procedimientos básicos en el adiestramiento asertivo:

– Enseñar la diferencia entre asertividad y agresividad.

– Ayudar a identificar los propios derechos y los de los demás.

– Reducir los obstáculos cognoscitivos, afectivos para actuar de manera asertiva, disminuyendo ideas irracionales, ansiedades y culpas.

– Desarrollar destrezas asertivas a través de las prácticas de dichos métodos.

En cuanto al enfoque humanista, éste se centra en concebir la asertividad como una técnica para la autorrealización del ser humano. En ese sentido, para Pick y Vargas (2008) ser asertivo se necesita aceptarse y valorarse, respetar a los demás, permanecer firmes en las propias opiniones, comunicar con claridad, directamente, en el lugar/momento adecuados de forma apropiada lo que se quiere o se necesita decir.

En síntesis, dentro de una institución educativa se considera la conducta asertiva como una habilidad social, la cual puede manifestarse por todos los miembros de la misma, consistente en manifestar clara, respetuosamente las opiniones propias, defendiendo los derechos, aceptando las críticas, pensamientos de los demás sin sentirse culpables por ello.

Asimismo, Riso (2009) define la conducta asertiva como:

Aquella conducta que permite a la persona expresar adecuadamente (sin distorsiones cognitivas o ansiedad y combinando los componentes verbales y no verbales de la manera más efectiva posible), oposición (decir no, expresar desacuerdos, hacer y recibir críticas, defender derechos y expresar en general sentimientos negativos) y afecto (dar y recibir elogios, expresar sentimientos positivos en general) de acuerdo con sus intereses y objetivos, respetando el derecho de los otros e intentando alcanzar la meta propuesta. (p.45)

De acuerdo con la definición anterior, los directivos asertivos tienen capacidad para reconocer sus necesidades, haciéndolas saber con confianza y claridad. Aceptan que las demás tienen el mismo derecho que ellas de hacerse valer, por este motivo, presentan sus ideas a reclamaciones con toda cortesía, escuchan con el mayor respeto las reclamaciones presentadas por otras personas.

Al respecto, Güell y Muñoz (2009) señalan que la persona asertiva evita la manipulación, es más libre en sus relaciones interpersonales, posee una autoestima más alta, tiene más capacidad de autocontrol emocional, muestra una conducta más respetuosa hacia las demás personas.

En síntesis, dentro de una institución educativa se considera la conducta asertiva como una habilidad social, la cual puede manifestarse por todos los miembros de la misma, consistente en manifestar clara, respetuosamente las opiniones propias, defendiendo los derechos, aceptando las críticas, pensamientos de los demás sin sentirse culpables por ello.

2. 3.2 Estrategias Gerenciales Administrativas

Los actuales procesos de cambio asumidos por la educación venezolana plantean transformaciones en la manera de conducir las instituciones escolares, enfocando la organización escolar hacia un futuro de alianzas, flexibilidad en la ejecución del trabajo manteniendo propósitos unitarios. En ese sentido, Vázquez (2005) señala que las estrategias gerenciales administrativas deben reflejar la conducta necesaria para el éxito futuro de la organización, señalando como tales: el liderazgo, el trabajo en equipo y la negociación.

1. Liderazgo: Según Stoner y Freeman (2008) el gerente debe ser un líder que "a través de su energía y visión personal, inspira a sus seguidores y tiene un impacto importante en sus organizaciones" (p.524). De igual forma, Gómez y Pin (2010) definen el liderazgo como un "estilo de gerenciar según el cual el líder mueve a las personas respondiendo a sus necesidades sentidas, e incluso, las despiertan o modifican" (p.36).

En otras palabras, el liderazgo se considera como la habilidad de persuadir a otros para buscar con entusiasmo objetivos definidos. Por tanto, se puede afirmar que el contexto de liderazgo no sólo se define en una organización, sino abarca diversas facetas de índole social donde alguien en su actividad concreta puede influir sobre el comportamiento de otro individuo o grupo.

Asimismo, Mendoza (2005), plantea que el liderazgo es el factor esencial para ayudar a los individuos o grupos a identificar sus objetivos, motivándolos y auxiliándolos en su desempeño de la organización. Es decir, es un proceso de influencia asumido por una persona quien lo asume para generar conductas posibles de ser asimiladas, puestas en práctica para lograr las metas institucionales.

Por tanto, para que el gerente educativo le dé buen uso a los recursos de los cuales dispone, debe poseer las habilidades necesarias, tener una fuerte motivación al logro, formación profesional, además de experiencia docente permitiéndole así dirigir al centro educativo con mayor propiedad.

Visto de esa forma, el liderazgo direcciona el trabajo del equipo, por cuanto evita el derroche de energía al propiciar la unión de los esfuerzos de todo el personal, enfatizando la ejecución de acciones conducentes al logro de objetivos de alcance factible. Por tanto, es el factor crucial que ayuda a los individuos o grupos a identificar sus objetivos, motivándolos, auxiliándolos para alcanzar las metas, tanto individuales como institucionales.

En ese sentido, el Programa Actualización de los Maestros de Escuela (AME, 2012), señala que el papel del liderazgo en los centros de excelencia global, juega un rol central, desplegándose la responsabilidad del director y del equipo directivo:

– Estimulando la participación y compromiso del activo más importante del plantel, el capital humano. Promoviendo el liderazgo en todos los niveles del centro educativo, así como el desarrollo de sus habilidades y conocimientos.

– Planificando, ejecutando las estrategias de mejoramiento de la calidad. Sobre ellos recae la tarea de desplegar las mejores prácticas, identificar las fases y procesos que deben fortalecerse, gerenciar las iniciativas y proyectos de mejora, además de propiciar la innovación en el contexto de la visión del plantel.

– Formulando los valores, propósitos que animan al centro y, conjuntamente con la comunidad, los docentes y alumnos, construir una visión común. Los centros de excelencia desarrollan actitudes positivas hacia la excelencia, igualdad, transparencia, inclusión, equidad, diversidad, por supuesto, calidad.

– Proporcionando un clima y unas condiciones de trabajo donde todos puedan participar, así como desarrollar iniciativas, tanto en el salón de clase como en el centro de manera global.

– El equipo directivo toma decisiones basadas en datos y no en creencias. El dato es el que le permite evaluar la situación actual, el rendimiento estudiantil, así como los logros alcanzados con la mejora de los procesos.

Asimismo, Fe y Alegría (2010), plantea un liderazgo que contemple, entre otras las siguientes características:

– Colegiado; es decir que trabaje en equipo, concebido como una capacidad organizacional.

– Distribuido, que se ejerza con capacidad de servicio, considerado por Murrillo (2006), como más que una simple remodelación de tareas, significa un cambio en la cultura, que entraña el compromiso y la implicación de todos los miembros de la comunidad escolar en la marcha, el funcionamiento y la gestión de la escuela, aprovechando las habilidades de los otros en una causa común, de manera de manifestarse en todos los niveles.

Además, este modelo de liderazgo se caracteriza por exigir una organización y constitución de espacios permanentes de comunicación e información. Todo lo que va sucediendo en el centro educativo es conocido por todos los miembros de la comunidad educativa.

– Organizador de espacios de participación que permitan a todos los miembros de la comunidad educativa hacerse partícipes de diferentes acciones que se desarrollen en el centro educativo, conformando para ello equipos mixtos con la participación de docentes, estudiantes, familia y comunidad.

– Participativo, que dé la oportunidad a los equipos organizados en el plantel de tomar decisiones e intervenir en la vida del centro educativo, desde la argumentación y la proposición de soluciones, acciones hasta la reflexión y evaluación.

En otras palabras, un liderazgo transformador, el cual según Leithwood y otros (2008) es el más idóneo para organizaciones educativas que aprenden, pues favorece las metas comunes y compartidas, quienes proponen un modelo de ocho dimensiones de liderazgo que se mencionan a continuación:

– Construir una visión de la escuela. El liderazgo identifica para los demás lo que es importante (a nivel conceptual y operativo), aportando un sentido, así como un propósito a la realidad organizativa, articulando los distintos puntos de vista. Es tarea del líder proveer dirección y guía para ponerla en práctica, clarificando los procedimientos individuales para llevarla a cabo.

– Establecer las metas. Uno de los focos centrales del liderazgo debe ser establecer las metas y propósitos centrales de la escuela.

– Proveer estímulos intelectuales. Los líderes contribuyen a que el personal reexamine algunos de los supuestos de su práctica habitual, proveen nuevas ideas, incentivos y experiencias de desarrollo profesional.

– Ofrecer apoyos individualizados. Incluye la adquisición de recursos para el desarrollo no sólo de los miembros del personal de la escuela, sino también organizativo o institucional. El profesorado precisa sentir que la dirección les apoya, está detrás de ellos cuando surgen problemas y reduce la incertidumbre.

– Proporcionar modelos de las mejores prácticas, de acuerdo con los valores importantes de la organización escolar. Proponer prácticas como modelos ejemplares a seguir por el personal.

– Inducir altas expectativas de realización (resultados), excelencia, consecución, calidad, desarrollo profesional, exigir profesionalismo y comprometer a la escuela en el centro de cambio.

– Construir una cultura escolar productiva, contribuyendo a que el centro se configure como promotor del aprendizaje continuo, dentro de una comunidad profesional donde se comparta el trabajo y experiencia de los colegas.

– Desarrollar estructuras para una mayor participación en las decisiones escolares. Implica crear oportunidades para que todos los grupos implicados participen efectivamente en las decisiones.

2. Trabajo en equipo: Para mantener un desempeño adecuado en cualquier organización, incluyendo las educativas, es esencial que todos los miembros de su personal conozcan sus capacidades y habilidades pero sobre todo reconozcan la importancia de las mismas, tanto propias como las de sus compañeros.

En ese sentido, Robbins (2008) define el trabajo en equipo como "dos o más personas que interactúan en interdependencia unos de otros y se reúnen para lograr objetivos específicos" (p.37). Por su parte, Carías (2008) lo concibe como un "conjunto de personas generalmente diferentes en cuanto a la formación previa, destrezas, conocimientos quienes se relacionan en forma de colaboración interdependiente con el fin de obtener resultados óptimos" (p.444).

Dentro de las instituciones educativas, no todos sus miembros tienen el mismo nivel de formación profesional, ni los mismos valores, sin embargo, cuando trabajan unidos en busca de un mismo fin se dice que realizan un trabajo en equipo. Al respecto, Vera (2003) sostiene que un equipo de trabajo son unidades compuestas por un número de personas organizadas para realizar una determinada tarea, las cuales están relacionadas entre sí y, en consecuencia, interactúan dentro de éste para alcanzar los objetivos propuestos, mediante unas adecuadas relaciones interpersonales.

En este sentido, implica la capacidad de colaborar, cooperar con los demás, de formar parte de un grupo y de trabajar juntos. Para que esta competencia sea efectiva, la aptitud debe ser genuina. A tal efecto, en su definición más amplia, un equipo es un grupo de personas que trabaja en procesos, tareas u objetivos compartidos.

Por su parte, Arteaga(2006), indica que el trabajo en equipo se refiere a la manera en la cual se logra coordinar los esfuerzos de una red de personas cuya capacidad de trabajar con los demás, sabiendo escuchar, comunicar, cooperar, negociar, compartir y reconocer las emociones de los demás; permite llegar al logro de un objetivo común.

Es así como, en la Escuela Técnica Agropecuaria Segundo Álvarez del municipio Baralt, se denota la importancia de trabajar en torno al desarrollo de la calidad educativa que se traduzca en la integralidad de su personal en aras del desarrollo holístico de sus alumnos. En este sentido, está justificado plenamente el trabajo de los colectivos docentes como gestores del proceso educativo que se lleva a cabo en esta institución.

Asimismo, se infiere que la figura del personal directivo al tener claro las competencias asociadas a gestiones propicias, propicia un ambiente armónico y viable para la ejecución de los procesos administrativos y gerenciales conducentes al mejoramiento de las relaciones interpersonales, en consecuencia, al logro de los objetivos de la institución escolar.

3. Negociación: En opinión de Navas (2008) la negociación se refiere al manejo adecuado de los conflictos que se presentan en las organizaciones escolares. En ese sentido, Goleman (2004) señala:

El manejo de conflicto implica negociar y resolver desacuerdos. Las personas dotadas de esta aptitud: (a) manejan con diplomacia y tacto situaciones tensas y personas difíciles; (b) detectan los potenciales conflictos, ponen al descubierto los desacuerdos y ayudan a reducirlos; (c) alientan el debate y la discusión franca; (d) orquestan soluciones que benefician a todos (p.295).

De acuerdo con lo expuesto, el manejo de conflictos se refiere a las negociaciones efectivas, donde los negociadores atacan los problemas y no a las personas, abordan el trato para resolver el conflicto, recurren a la comunicación para dar a conocer las necesidades con exactitud a la otra parte, persiguen adoptar una postura de colaboración en la resolución de la crisis, con el propósito de aumentar al máximo la satisfacción de las dos partes, de esta manera, apoya, instrumenta, controla las decisiones, comprometiéndose por completo con el logro de los objetivos comunes.

En ese sentido, todo conflicto amerita la participación de estrategias de resolución para resolverlos y forman parte del campo de la negociación. Una vez elegidas, tendrán un impacto sustancial en los resultados que se obtengan, cualquiera de ellas puede ser eficaz para el propósito buscado.

Ahora bien, en las instituciones educativas, sus miembros requieren de habilidades para gestionar las estrategias de negociación, de las preocupaciones, sensibilidad conjunta por las necesidades del otro, requieren además, tener confianza entre sí y una disposición para mantener la flexibilidad de los conflictos presentados en ellas.

La necesidad de considerar la negociación como una vía para el manejo de conflictos en las instituciones educativas, surge de los cambios en las relaciones interpersonales que se presentan periódicamente en las mismas. Por esa razón, para mejorarlas es indispensable el dominio de esta habilidad entre los miembros de éstas para estar en capacidad de diagnosticar el grado y las causas generadoras de los problemas, así, realizar tratos, los cuales permitan conciliar las diferencias existentes entre las partes, propiciando de esta manera un ambiente más adecuado para el logro de la calidad educativa.

2.4 Calidad Educativa que ofrece la Escuela Técnica Agropecuaria Segundo Álvarez

La expresión calidad asociada a la educación se remonta a los clásicos griegos con la idea impulsada por Platón y Aristóteles de que la misma debe estar garantizada por los poderes públicos; sin embargo, la utilización de la calidad total sólo se da una vez que ha sido instaurada en el campo empresarial.

Según Toro y Marcano (2007), parte de entender que la educación es una acción social que enseñan y produce transformaciones informacionales en los sujetos que la reciben; las cuales son asumidas como un aumento cuantitativo y cualitativo de los saberes previos de los sujetos, mediante el desarrollo y adquisición de nuevas competencias para resolver problemas.

De igual manera, señalan los autores, se refiere a los conceptos de relevancia, pertinencia, eficiencia. La primera, se articula con las necesidades sociales y sus cambios, procurando un tipo de educación adecuada para satisfacerla; la segunda, se asocia con la coherencia de los objetivos y las situaciones de aprendizaje, enfatizando en la adecuación de los niveles evolutivos, culturales de los sujetos educados; mientras la tercera, está asociada a la racionalidad económica y administrativa, así como al óptimo empleo de los recursos disponibles partiendo de una clara concepción, tanto de medios como de fines.

Esta afirmación adquiere fuerza en los informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en los que se incorpora un concepto de calidad educativa interrelacionado a la equidad del sistema educativo, referida a la justa distribución de las oportunidades educativas, convirtiendo la misma en trascendente. Al respecto, Martínez (2004) refiere:

En el fondo la preocupación básica por la calidad radica en aumentar la eficacia escolar, lo que no es otra cosa que hacer rendir más a los estudiantes especialmente a los de bajos ingresos económicos. Dicho de otra manera, cuando se habla de mejorar la calidad de la educación se está hablando de aumentar la capacidad de las escuelas para producir aprendizajes y servicios competentes, lo cual supone mejorar el rendimiento de los estudiantes para enfrentar un mercado cada vez más exigente (p.338)

De acuerdo con lo anterior, los conceptos de calidad, así como los procesos y procedimientos para lograrla son aplicables en educación, la cual tiene como propósito la formación del hombre, tanto en su aspecto técnico como humanístico. Esto implica que se busca no sólo formar un individuo capaz de enfrentar con inteligencia los problemas de la vida real, dándole soluciones efectivas, concretas utilizando o desarrollando la tecnología más adecuada a las necesidades, sino también preparar al individuo para entender a sus semejantes y vivir en sociedad, con una conducta basada en los más nobles principios morales.

En ese sentido, la calidad educativa es una de las expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito educativo, como punto de referencia que justifica cualquier proceso de cambio o plan de mejora, donde eficacia y eficiencia son sus dos pilares básicas. La educación actual se ubica en una sociedad cuya principal característica es el cambio y los permanentes procesos de transformación generados en el seno de la misma, donde la escuela forma parte de ellos, por lo cual se ve afectada por los cambios sociales, económicos, culturales del medio o entorno en donde se encuentra. Al respecto, Cantón (2008) expresa que la calidad de la educación:

Puede ser identificada con rendimiento académico y se mide con las calificaciones y estándares internos; también puede estar en la satisfacción de las expectativas de padres y alumnos, depender de la organización en la gestión de calidad; puede ser fama, reputación, prestigio, aspectos subjetivos, pero muy influyentes en la sociedad; la podemos identificar con resultados del alumnos, del centro escolar, económicos, valor añadido y sobre todo, calidad es la obra bien hecha de hablaba Eugenio D"Ors, ya que se refiere a la acepción más aceptable y global.

Al analizar la propuesta anterior, se infiere que la educación no puede entenderse como un producto físico o manufacturado sino como un servicio que se presta a los alumnos. Pero, al igual que ocurre con otros servicios, su naturaleza resulta difícil de describir, así como la selección de los métodos para evaluar su calidad.

En esa línea de pensamiento, Toranzo (2010) expresa que "la calidad de la educación, no es un concepto neutro más bien es un concepto ideológico que nos ubica en una perspectiva específica desde donde mira la realidad" (p.85). Bajo este punto de vista, la calidad de la educación es el compromiso con la cualificación del individuo, centrada en la construcción del conocimiento y en la participación social. Desde esa perspectiva, Arrien (2010) señala que ésta es:

Un concepto complejo que se construye respecto a múltiples y diversas referencias. Es un concepto rico, incluso en permanente evolución, convergente y ascendente tras un ideal de una gran fuerza de atracción. La calidad de la educación es una especie de utopía y de aproximaciones sucesivas, y se hace realidad en los aprendizajes cualitativamente relevantes. La calidad no está en lo que se enseña sino en lo que se aprende, por lo que en la práctica dicha calidad está cada vez más centrada en el propio sujeto educativo. Entre los componentes capaces de generar aprendizajes relevantes y progresivamente de calidad (p.101)

En otras palabras, una educación de calidad es aquella cuyos contenidos responden adecuadamente a lo que el individuo necesita para desarrollarse como persona intelectual, afectiva, moral y físicamente. Es aquella donde se logra el aprendizaje real de los alumnos al cabo de determinados ciclos o niveles.

2.4.1 Dimensiones de la Calidad Educativa

Partiendo del consenso de que la educación es un derecho humano fundamental y un bien público irrenunciables, la Oficina Regional de Educación para la América Latina y el Caribe (OREALC) dependiente de la UNESCO (2007), propone una primera aproximación de lo que es calidad de la educación, concibiéndola como un medio para promover el desarrollo pleno del ser humano como tal, pues gracias a ella crece, se fortalece como persona, como especie la cual contribuye a desarrollar la sociedad, transmitiendo, compartiendo sus valores, así como su cultura.

La educación, por tanto, se concibe como un proceso permanente que facilita el aprendizaje, el desarrollo de competencias, la experiencia, así como la incorporación plena de los valores, afectos y sus potencialidades, tanto individuales como sociales. De esta manera, tiene un valor en sí misma, no únicamente como herramienta para el crecimiento económico o el desarrollo social.

Visto de esa forma, la misión de la educación es el desarrollo integral de ciudadanos que sean capaces de transformar la sociedad actual, haciéndola más justa, inclusiva, democrática, más que la formación de sujetos capaces de integrarse y funcionar adecuadamente en ella.

Sobre esta base la OREALC/UNESCO (2007) plantea un concepto de calidad de la educación conformado por cinco dimensiones esenciales y estrechamente relacionadas, al punto que la ausencia de alguna implica una concepción equivocada de calidad educativa dentro de un enfoque de derechos humanos. Estas dimensiones son: equidad, relevancia, pertinencia, eficacia, eficiencia.

1. Dimensión Equidad: Según la OREALC la equidad que una educación es de calidad cuando logra la democratización en el acceso y la apropiación del conocimiento, es decir, cuando cualquier persona tiene la posibilidad de recibir las ayudas, así como el apoyo necesario para aprender a niveles de excelencia, y cuando los resultados de aprendizaje no reproducen las desigualdades de origen de los estudiantes ni condicionan sus opciones de futuro.

Al respecto, López (2005) señala: "establecer un criterio de equidad significa identificar cuál es la dimensión fundamental respecto a la cual definir un horizonte de igualdad y en torno a la cual se estructuran todas las desigualdades resultantes (pp.67, 68). En ese sentido, la equidad parte del reconocimiento de las diferencias, propone estrategias para lograr la igualdad fundamental que debería aportar la educación básica.

El modelo político propuesto por Boudon (citado por Rojas, 2004) basado en la Política de Nivelación para la Excelencia propone la equidad educativa como igualdad de oportunidades en el sentido de que es necesario otorgar apoyos compensatorios a los sujetos más desfavorecidos (menos logros en los aprendizajes escolares) con el fin de acceder y permanecer en una escuela de calidad.

Este programa enfatiza la igualdad en los logros educativos. Al respecto, López (2005), explica que este criterio de equidad educativa parte de la idea de que todas las personas, independientemente de su origen social o cultural, deben tener igual acceso al conocimiento. Optar por esta dimensión implica partir del reconocimiento de las diferencias, tanto al definir criterios de acceso como en la elaboración de las propuestas pedagógicas e institucionales que definen las prácticas educativas.

Desde esa perspectiva, una educación de calidad debe ofrecer los recursos y ayudas para que todos los estudiantes, de acuerdo a sus capacidades, alcancen los máximos niveles de desarrollo y aprendizaje posibles. Ello significa poner a disposición de todas las personas, y no sólo a quienes pertenecen a las clases y culturas dominantes, el conocimiento, los recursos y condiciones que desarrollen las competencias necesarias para ejercer la ciudadanía, insertarse en la actual sociedad del conocimiento, acceder un empleo digno y ejercer su libertad. De ese modo, calidad y equidad son indisociables, convirtiéndose la equidad en una dimensión esencial para evaluar la calidad educativa.

Esta manera de entender la equidad es la única opción de compensar y revertir las desigualdades iniciales, rompiendo dentro del sistema educativo con los determinismos sociales. Asimismo, el Programa de Nivelación para la Excelencia se basó en un modelo de acompañamiento que entiende la existencia de una relación directa entre la gestión escolar y los resultados de aprendizaje de los estudiantes.

En ese marco de ideas, aplicar la dimensión de equidad comprende los principios de igualdad y diferenciación, ya que tan sólo la educación ajustada a las necesidades de cada uno asegurará que todas las personas tengan las mismas oportunidades de hacer efectivos sus derechos, así como alcanzar los fines de la educación en condiciones de igualdad.

Desde la perspectiva de la equidad es preciso equilibrar los principios de igualdad y diferenciación, proporcionando a cada persona el apoyo necesario para considerarse en igualdad de condiciones de aprovechamiento de las oportunidades educativas. Pero, asegurar la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento requiere la provisión de instituciones, así como programas educativos suficientes, accesibles para todos, tanto desde el punto de vista físico como económico.

También, es necesario asegurar la igualdad de oportunidades en los insumos y procesos educativos, a través de un trato diferenciado, que no sea discriminatorio o excluyente, en lo referente a los recursos financieros, materiales, humanos, tecnológicos y pedagógicos con el fin alcanzar resultados de aprendizajes equiparables.

En otras palabras, el pleno ejercicio del derecho a una educación de calidad para todos, exige por tanto, garantizar el derecho a la igualdad de oportunidades, es decir, proporcionar más a quien así lo necesita y dar a cada uno las ayudas y recursos requeridos para estar en igualdad de condiciones de aprovechar las oportunidades educativas.

Sin embargo, señala Blanco (2006) no basta con brindar oportunidades. En ese contexto, el desafío de los sistemas educativos es la generación de condiciones y recursos para que sus miembros tengan efectivamente una experiencia educativa de calidad, cuyo resultado se vea reflejado en el acceso igualitario al conjunto de oportunidades disponibles en esa sociedad.

2. Dimensión Relevancia: Los programas en una educación de calidad son aquellos que incluyen contenidos valiosos y útiles que respondan a los requerimientos necesarios para formar integralmente al alumno, preparar excelentes profesionales, acordes con las necesidades sociales, o bien que provean de herramientas valiosas para el trabajo o la integración del individuo a la sociedad.

En ese sentido, la OREALC (2007) señala que la relevancia está relacionada con los sentidos de la educación, sus finalidades y contenido, así como con el grado en que ésta se satisface efectivamente las necesidades, aspiraciones e intereses del conjunto de la sociedad y, no solamente, de los grupos con mayor poder dentro de la misma. Al respecto, señala que, desde la perspectiva del derecho internacional, a la educación se le atribuyen cuatro finalidades fundamentales:

– Lograr el pleno desarrollo de la personalidad y de la dignidad humana.

– Fomentar el respeto de los derechos y libertades fundamentales.

– Fomentar la participación en una sociedad libre.

– Fomentar la comprensión, tolerancia y relaciones entre todas las naciones, grupos religiosos o raciales y el mantenimiento de la paz.

En ese sentido, se considera una educación de relevancia en la medida que promueva aprendizajes significativos desde el punto de vista de las exigencias sociales y del desarrollo personal, lo cual difícilmente ocurrirá si ésta no es también pertinente; es decir, si no considera las diferencias para aprender, las cuales son fruto de las características, necesidades de cada persona; a su vez, mediatizadas por el contexto, tanto social como cultural donde viven.

De esa manera, la relevancia se refiere al qué y para qué de la educación; es decir, a las intenciones educativas condicionantes de otras decisiones, como las formas de evaluar. Desde la segunda incógnita, la principal finalidad de la educación es lograr el pleno desarrollo del ser humano en toda su realización: individual y social.

Ello implica fortalecer y potenciar el desarrollo de capacidades, así como habilidades cognitivas y socio-afectivas, promoviendo la dignidad humana, el respecto de los derechos, así como libertades fundamentales. Es decir, la educación debe propiciar el máximo desarrollo de las múltiples potencialidades de cada persona, a través de aprendizajes socialmente relevantes, experiencias educativas pertinentes a las necesidades, características de los individuos, así como de los contextos donde se desenvuelven.

Al respecto, la UNESCO-OEI (2010) plantea que una educación de relevancia demanda un desafío de la sociedad del conocimiento, llevando a considerar nuevamente a sus propósitos esenciales en relación con el mundo del trabajo, la vida social y el aprendizaje continuo. Pone en cuestión, por tanto, el contenido del curriculum, así como la priorización y compartimentación de las asignaturas.

3. Dimensión Pertinencia: La pertinencia refiere a la necesidad de que la educación sea significativa para personas de distintos estratos sociales y culturas, con diferentes capacidades e intereses, de forma que puedan apropiarse de los contenidos de la cultura, tanto mundial como local, para construirse como sujetos en la sociedad, desarrollando su autonomía, autogobierno, libertad e identidad propia.

Para Dias Sobrinho (2005) la pertinencia "es el compromiso con el conocimiento y la formación a servicio de un proyecto ético-político de la sociedad". (p.245). además se relaciona con realidades y necesidades específicas de cada país, por ende, en su sistema educativo.

Es importante señalar que la evaluación de la calidad que impulsa su dimensión principal que es la pertinencia social, al mismo tiempo, trata de conseguir la participación efectiva de la institución educativa en la vida ciudadana, por medio de quienes la conforman. Puede decirse entonces que la pertinencia se refiere al rol de la educación en la sociedad, así como su compromiso con el mundo laboral. También es la encargada de facilitar los contenidos curriculares adecuados a las circunstancias de vida de los alumnos.

En ese sentido, la OREALC (2007) expresa que, en coherencia con un enfoque de derechos, la pertinencia significa que el centro de la educación es el estudiante, por lo cual es ineludible considerar su propia idiosincrasia en los procesos de enseñanza y aprendizaje. De esta manera, se asume la diversidad de educandos quienes hoy integran los sistemas educativos, en sus distintos niveles, haciéndose cargo de la gran heterogeneidad de los mismos para construir una propuesta educativa, la cual permita la apropiación de los aprendizajes.

Por ello, la educación debe ser flexible, adaptándose tanto a las necesidades como a las características de las personas, en sus diversos contextos socioculturales. Para esto, es necesario, por ejemplo, flexibilizar el currículo, así como la organización del tiempo escolar para responder al hecho de que muchos jóvenes requieren y necesitan trabajar, al mismo tiempo de seguir estudiando.

Así también, la presencia de grupos étnicos que se diferencian por valores, creencias, religión, lengua, demanda implementar estrategias educativas las cuales recojan e integren esta diversidad en el ámbito del conocimiento, así como de los derechos de las personas. De esta manera, la pertinencia demanda la inclusión del otro como legítimo e igual, respetando y valorando los universos simbólicos, por tanto, los paradigmas que los sostienen.

Al respecto, el Programa AME (2012) señala que la pertinencia implica concentrar la atención en lo que el estudiante aprende, las competencias adquiridas, suponiendo un giro fundamental, poniendo énfasis en el aprendizaje en lugar de la enseñanza. Para ello, se debe brindar atención oportuna a la realidad de los estudiantes, mediante la participación activa de la comunidad y de los padres – representantes en la superación de los obstáculos de cada estudiante.

4. Dimensión Eficacia: La eficacia de acuerdo a García Hoz (2009) se refiere a la necesidad de que todos los componentes cumplan adecuadamente su función, de tal forma que el ser humano desarrolle sus potencialidades y compense sus limitaciones. En ese sentido, implica analizar en qué medida se logran o no los objetivos propuestos.

De allí que Murillo (2005) exprese que una escuela eficaz "es aquella que consigue un desarrollo integral de todos y cada uno de sus alumnos, mayor de lo que sería esperable teniendo en cuenta su rendimiento previo y la situación social, económica y cultural de las familias" (p.25)

Por tanto, la eficacia opera sobre la aceptación previa de unas finalidades que se deben concretar en objetivos a alcanzar utilizando los medios disponibles. En otras palabras, es una relación entre objetivos (extensión, nivel, dificultad) que han de ser alcanzados, los medios al alcance (recursos materiales, humanos, tecnológicos) y la organización, métodos utilizados en la actividad misma de educar, así como los resultados, que son las metas finales a alcanzar.

Desde esa perspectiva, López (2009) señala que los centros educativos de calidad han de caracterizarse por la importancia concedida a los resultados educativos. La escuela de calidad ha de ser, por tanto, una escuela eficaz, esto es una institución escolar donde se alcanzan los fines, metas y objetivos esperados de ella por la sociedad.

Visto de esa forma, la idea de eficacia escolar remite, tanto a la formulación de objetivos como a la evaluación de su grado de consecución. Se es eficaz cuando se establecen sin ambigüedades, un conjunto de objetivos y cuando éstos se cumplen, convirtiéndose dicha formulación en un prerrequisito de la misma.

En ese sentido, Sandoval (2006) señala que las escuelas más eficaces se caracterizan por la presencia de los siguientes indicadores de calidad:

Normas y objetivos comunes asumidos en un proyecto de calidad.

– Trabajo en equipo del profesorado y toma de decisiones compartidas.

– Organización y funcionamiento ágiles con claro liderazgo de la dirección.

– Estabilidad del profesorado.

– Programas de formación en función de las necesidades del centro.

– Planificación y coordinación curricular entre el profesorado con mecanismos para la evaluación continua de los alumnos.

– Alto nivel de participación de los padres.

– Espíritu de escuela.

– Utilización racional del tiempo.

– Apoyo efectivo de las autoridades de las que dependen.

De acuerdo con lo antes expuesto, se entiende por eficacia el logro de los resultados propuestos, al mismo tiempo busca lograr que la más alta proporción de jóvenes tenga acceso a la escuela, permanezca en ella y egrese alcanzando los objetivos de aprendizaje en los tiempos previstos, siendo este el principal objetivo de la educación.

Apoyando las reflexiones anteriores, Robbins y Coulter (2008) definen la eficacia como "hacer las cosas correctas" (p.8), es decir, las actividades de trabajo con las cuales la organización escolar alcanza los objetivos. Puede decirse que una institución educativa obtendrá la calidad educativa, en la medida en la cual logre los objetivos planteados a inicio del año escolar, cumpliendo plenamente la misión, otorgándole su razón de ser, que es indispensablemente producir, transmitir conocimientos.

Ahora bien, desde un punto de vista ético, la eficacia escolar se conecta indudablemente con la llamada ética de la responsabilidad, pero, además, en la sociedad del conocimiento y la información. Por tanto, ha pasado a formar parte del núcleo mismo del concepto equidad o de igualdad de oportunidad de oportunidades en educación.

Por tanto, la eficacia de la educación viene, entonces, a establecer un puente entre la calidad y la cantidad de la educación pero, en muchos casos, se expresa en términos cuantitativos, con lo cual se superficializa el concepto de educación. De allí que para su determinación es condición esencial que los objetivos, así como la finalidad de la actividad educativa estén claramente definidos, de lo contrario no existirán elementos de referencia para evaluarla.

5. Dimensión Eficiencia: La eficiencia puede definirse con relación al financiamiento destinado a la educación, la responsabilidad en el uso de éste, los modelos de gestión institucional y de uso de los recursos. No es un imperativo economicista, sino una obligación derivada del respeto a la condición, derechos ciudadanos de todas las personas. Es decir, se refiere a cómo la acción pública asigna a la educación los recursos necesarios y si los distribuye, utiliza de manera adecuada.

En ese marco de ideas, la OREALC (2007) señala que la eficiencia es un atributo básico de la educación de calidad para todos, por lo cual es preciso analizar en qué medida la operación pública es eficiente, respetando el derecho ciudadano a que su esfuerzo material sea adecuadamente reconocido y retribuido.

Asimismo, Chiavenato (2008) define la eficiencia como el resultado de la racionalidad, pues una vez establecidos los objetivos, le compete descubrir los medios más adecuados para obtenerlos. Por tanto, se enfoca hacia la búsqueda de la mejor manera de hacer o ejecutar las taras con el fin de que los recursos se utilicen del modo más racional posible.

Puede decirse entonces que, una buena gestión escolar requiere contar con recursos en cantidad y con las especificaciones necesarias, para que sea posible la calidad desde el diseño y planificación de la acción educativa, hasta la ejecución del servicio en sus diferentes modalidades.

Por esta razón, los proveedores de bienes, servicios, o del talento humano, requeridos por un centro educativo para realizar sus actividades, también son parte del sistema de gestión integral que un directivo habrá de tomar en cuenta en la búsqueda de la eficiencia. En otras palabras, la eficiencia es la relación que se puede establecer entre los recursos que se esperan utilizar y aquellos que realmente se emplean para las labores previstas en función del propósito establecido.

Desde esa perspectiva, el Programa AME (2012) señala que en relación a los recursos que se esperan utilizar se evalúa el grado de utilización de éstos incluyendo el tiempo de los miembros de la organización, los equipos y materiales. Por ello, la dirección necesita disponer de los conocimientos y habilidades de los hombres/mujeres de la organización (capital humano), de los suministros de tecnologías, así como demás elementos para desarrollar una labor de referencia en el medio educativo donde se encuentre.

Visto de esa forma, una gestión eficiente está asociada a una adecuada planificación de los recursos, y una precisa utilización de los mismos. Por ello, la dirección ya no se limita a gestionar los activos de la organización, se hace necesario coordinar y controlar la actividad de la misma.

Desde el punto de vista administrativo, la eficiencia es el criterio económico que revela la capacidad administrativa de producir el máximo de resultados con el mínimo de recursos, energía y tiempo; es decir, es la cualidad de la institución escolar en virtud de la cual se administran los recursos disponibles para optimizar la calidad educativa.

Al respecto, Mejía (2008) define eficiencia como el logro de un objetivo al menor costo unitario posible. Es decir, el uso óptimo de los recursos disponibles para lograr los objetivos deseados, el cual se mide mediante la siguiente fórmula:

(RA/CA*TA)

(RE/CE*TE)

Donde:

RA = resultado alcanzado

CA = costo alcanzado

TA = tiempo alcanzado

RE = resultado esperado

CE = costo esperado

TE = tiempo esperado

Del análisis de la fórmula anterior se desprende que la eficiencia es el resultado de lo alcanzado frente a lo esperado, involucrando dos variables críticas en la obtención del resultado: el costo incurrido y el tiempo empleado para la ejecución de la meta deseada. En el ámbito educativo, la fórmula de la eficiencia podría interpretarse como:

– Resultado alcanzado relacionado con el rendimiento académico obtenido por los estudiantes al culminar el año escolar, en relación con el rendimiento previsto en las metas propuestas en el proyecto educativo del centro.

– El tiempo empleado para el logro de los objetivos propuestos en el proyecto del centro, en relación con el lapso previsto para ese fin.

2.4.2 Factores que inciden en la calidad educativa que ofrece la Escuela Técnica Agropecuaria Segundo Álvarez

La calidad educativa según la Organización para la Cooperación el Desarrollo Económico (OCDE, 2007), es aquella que asegura a todos los jóvenes la adquisición de los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes necesarias para equiparles para la vida adulta, pues la educación es un factor determinante en la formación del capital humano y su calidad es el elemento de crítica importancia para optimizar el uso de los recursos educacionales.

Esto indica, para Lepeley (2003) que la calidad de la educación tiene alta relación con: "(1) el nivel de sincronización entre políticas económicas educacionales y, (2) el grado de articulación que se logre entre el sistema económico y el sistema educacional", a lo cual podría agregarse la satisfacción de las necesidades personales, intelectuales, espirituales-emocionales de los alumnos.

Asimismo, Mortimore (2010) define la calidad educativa como aquella que promueve el desarrollo intelectual, social, moral, emocional de los estudiantes, tomando en cuenta su medio familiar, comunitario, así como sus aprendizajes previos. Ampliando esta definición, Zabalza (2008) propone una serie de componentes básicos para definir lo que, a su juicio, sería una educación de calidad:

– Una identificación en valores formativos clave, entendido esto como un compromiso con los valores educativos que forman parte del hombre, con lo que la educación pretende aportar al desarrollar integral de las personas y de la sociedad en su conjunto.

– Un proceso educativo valioso en función de los parámetros aplicables a la educación.

– Unos resultados de alto nivel, que se traducen en el máximo desarrollo del potencial de cada estudiante.

– Infraestructuras suficientes y adaptadas a las características de la situación, que constituyen una condición básica en lo que se refiere a condiciones de ubicación, edificio, espacios, mobiliario, recursos materiales, humanos y organizativos.

– Un proceso de toma de decisiones en conjunto con la triada escuela-familia-comunidad.

– Un clima de trabajo satisfactorio para cuantos participan en el proceso educativo. La satisfacción de agentes y usuarios influye positivamente en el desarrollo de actuaciones y consecución de resultados de alto nivel.

En consideración con los señalamientos anteriores, en esta investigación se considera que para el logro de la calidad educativa existen dos factores primordiales que contemplan todos los componentes antes mencionados: la gestión directiva y la praxis pedagógica del docente.

1. Gestión Directiva: Actualmente, la labor del gerente tiene como finalidad la excelencia de la organización, a través de herramientas, tal como las funciones que debe cumplir el personal directivo dentro de la institución educativa, para lograr la optimización a partir de la participación de todos sus miembros en el proceso educativo, con el propósito de alcanzar la calidad en los servicios prestados, lo cual constituye uno de los factores claves para una educación de excelencia.

En ese sentido, la gestión directiva puede considerarse como el conjunto de tareas que realiza el gerente dentro de la organización para el logro exitoso de los objetivos y metas propuestas, siendo también esenciales las habilidades del mismo para comunicarse con el personal a su cargo, de esta forma, establecer una comunicación adecuada entre sus miembros.

Por ello, la concepción de la nueva gerencia requiere de un directivo capaz de planificar, organizar, coordinar dirigir y controlar en atención a un trabajo en equipo, el cual conlleve a una mejor productividad del personal a través del ejercicio de las funciones inherentes a su rol en donde prevalezca la eficiencia, así como la eficacia para lograr una gerencia efectiva.

En ese marco de ideas, Chiavenato (2008) señala: "El gerente eficiente hace las cosas de manera correcta, resuelve problemas, cuida los recursos, cumple con su deber, reduce costos, hace las cosas correctas, utiliza alternativas creativas, optimiza el uso de los recursos" (p.389).

Lo antes señalado permite inferir una gestión del directivo donde se evidencia su capacidad para actuar eficaz, eficientemente, lo cual se logra con base en competencias, habilidades para dirigir con responsabilidad, buenas relaciones interpersonales apoyándose en la autoridad, así como en el compromiso con la institución. Al respecto, Robbins y Coulter (2005) expresan que "la gestión directiva es la coordinación de las actividades de trabajo de modo que se realicen de manera eficiente y eficaz con otras personas y a través de ellas" (p.51).

Visto de esa forma, la gestión directiva del gerente educativo debe basarse en la unificación de criterios con el fin de alcanzar los objetivos institucionales, generando satisfacciones tanto personales como colectivas dentro de la organización escolar, generando un mejoramiento del desempeño laboral del personal docente.

De igual manera, Koontz y Weihrich (2006) definen la gestión directiva como "el proceso de diseñar y mantener un ambiente en el que las personas trabajen juntas para lograr propósitos eficientemente seleccionados" (p.23). En otras palabras, implica el desarrollo de una gerencia efectiva, es decir, donde las actividades se efectúen seleccionando para ello los empleados más aptos para ello, estimulándolos para la realización adecuada de las mismas.

La gestión directiva, desde ese punto de vista, tiene por finalidad la eficiencia en el uso adecuado de los recursos disponibles en la institución para propiciar una educación de calidad, mediante el uso de métodos, que permitan lograr la cooperación y participación del personal en el proceso educativo.

En ese marco de ideas, Chiavenato (2008) la define como "las actividades que efectúan las organizaciones al planificar, organizar, dirigir, controlar a objeto de utilizar los recursos humanos, físicos y financieros, para alcanzar objetivos comúnmente relacionados con beneficios económicos, materiales, de servicio, entre otros" (p.262).

En el caso de las instituciones educativas, la gestión directiva debe estar caracterizada por el manejo de materiales, información, así como la gestión del talento humano, el cual posee habilidades variadas, trabajando en forma sinérgica para obtener un objetivo común, la satisfacción de las necesidades individuales del personal, así como el logro de las metas propuestas.

De igual forma, Davis y Newstrom (2006) definen la gestión directiva como "el proceso que ayuda a otros para trabajar con entusiasmo hasta determinados objetivos" (p.61). En esta definición se observa que las acciones directivas requieren del esfuerzo cooperativo de todos para que se logren los objetivos, siendo fundamental la guía del gerente como impulsor, junto a su personal de la calidad de la educación.

En ese sentido, las organizaciones educativas, señala Sotelo (2007) "exigen una gestión directiva, en donde predomine la conducción de un liderazgo que advierta posibilidades a futuro, estimule y promueva el cambio frente a la complejidad e incertidumbre" (p. 90).

De lo anterior se infiere que una adecuada gestión directiva permite al gerente emprender acciones orientadas hacia la innovación del nivel administrativo, apoyando su gestión en los recursos disponibles en la institución mediante un trabajo compartido que propicie la efectividad de las funciones gerenciales, en consecuencia alcanzar la calidad educativa.

2. Praxis Pedagógica del Docente: Se concibe la tarea docente como una labor cuya realización tiene como objetivo que la actividad educadora desempeñada por el profesor sea significativa sirviendo para estimular el potencial de desarrollo en los aspectos cognoscitivos, afectivos, sociales de cada uno de los estudiantes, tanto en su trabajo individual o de equipo.

Cabe decir entonces que la praxis pedagógica del docente es el resultado de la aplicación de un conjunto de conocimientos y competencias correspondientes a la parte normativa, funcional del trabajo académico que le permite desempeñarse adecuadamente en el contexto de las prácticas educativas concretas de este campo profesional, las cuales se presentan en desempeños genéricos, que corresponden a las características de las funciones y acciones propias de la práctica específica del quehacer cotidiano del docente dependiendo del nivel donde se desempeñe. En ese sentido, Rueda (2009) expresa:

Es muy difícil sostener que las competencias docentes puedan ser las mismas para todas las instituciones escolares, ya se trate de la educación básica, media superior o superior, orientadas a la formación técnica o profesional, centradas en la docencia o la investigación (p.82)

De lo antes señalado se deduce que las competencias docentes se relacionan con las actividades desempeñadas por los educadores durante su quehacer diario. Por ello, Imbernón (2007) considera una clasificación que las ubica en tres grandes grupos, que se encuentran en relación de interdependencia del docente con: la comunidad, la escuela como institución, el alumno y la clase.

– El docente en relación con la comunidad; el docente debe poseer un conocimiento profundo de la comunidad donde se desempeña de modo que pueda incorporar a su gestión los valores culturales y tradiciones propios de ésta. En ese orden de ideas, Este conocimiento del medio, señala Imbernón (ob.ci.t), "enlaza directamente con la toma de decisiones para diseñar proyectos curriculares, pues todos estos elementos del medio deberán estar presentes en la curricula prescindiendo de manuales únicos los cuales dicen el qué enseñar en cualquier circunstancia" (p.30).

– El docente en relación con la escuela como institución; exige al docente poseer conocimiento sobre el sistema educativo para poder integrarse y adaptarse a él, desarrollándose plenamente. Dentro de las competencias implícitas en esta categoría se encuentran: Preparación cultural, capacidad reflexiva, conocimiento disciplinar, capacidad de adaptación, Capacidad de trabajo en equipo o cooperativo.

El docente en relación con el alumno y la clase; es considerado por Imbernón (ob.cit), el más importante para maximizar la relación enseñanza-aprendizaje, pues mientras mejor conozca el docente a sus estudiantes mejor podrá adaptar sus intervenciones pedagógicas al grado de madurez, necesidades e intereses de éstos. Asimismo, Rychen (2008) propone otra clasificación relacionada con:

– Actuar autónomamente, comprende la habilidad para: defender y hacer valer sus derechos, intereses, responsabilidades, necesidades; formar, conducir planes de vida, así como proyectos personales.

– Utilización interactiva de herramientas; se refiere a la habilidad para: usar el lenguaje, símbolos, textos; utilizar nuevas tecnologías; usar el conocimiento y la información.

– Funcionamiento en grupos socialmente heterogéneos; se refiere a la habilidad para trabajar en equipo

La praxis pedagógica, señala Casassus (2009) se refiere a todos los aspectos involucrados en el proceso de enseñanza que posibilitan el compromiso real de los estudiantes con sus aprendizajes, por tanto, los criterios que lo componen apuntan a la misión primaria de la escuela: generar oportunidades de aprendizajes y desarrollo para todos sus estudiantes.

Desde esa perspectiva, adquiere especial importancia en este ámbito, las habilidades del profesor para organizar situaciones interesantes, productivas que aprovechen el tiempo para el aprendizaje en forma efectiva, favoreciendo la indagación, la interacción y la socialización de los aprendizajes.

Estas situaciones deben considerar al mismo tiempo los saberes e intereses de los estudiantes proporcionándoles recursos adecuados, apoyos pertinentes, de la misma manera se requiere que el profesor se involucre como persona, explicitando y compartiendo con los estudiantes los objetivos de aprendizaje, así como los procedimientos a seguir durante la clase.

También, señala Mc Kennan (2007), se destaca la necesidad de que el profesor monitoree en forma permanente los aprendizajes con el fin de retroalimentar sus propias prácticas, ajustándolas a las necesidades detectadas en sus alumnos. Por tanto, considera las siguientes características:

– El profesor comunica en forma clara y precisa los objetivos a lograr, explicitando a los estudiantes la relación entre lo que se realizará en la clase, así como los contenidos a aprender.

– El docente comunica a sus estudiantes los contenidos a desarrollar en la clase, anticipándoles la propuesta metodológica de la clase.

-Se indica a los estudiantes los criterios centrales que les permitirán autoevaluar los logros de sus aprendizajes y como serán evaluados.

– El profesor utiliza estrategias didácticas novedosas, coherentes y significativas para los estudiantes.

– El profesor utiliza variadas situaciones de aprendizaje que permiten a los estudiantes abordar los contenidos en contextos con sentido, impulsándolos a recurrir a sus conocimientos previos, intereses y experiencias, apelando a su contexto social, cultural o natural, a hechos cotidianos, aplicaciones de los contenidos a situaciones reales, así como al establecimiento de relaciones con otros subsectores de aprendizaje.

– El profesor desarrolla una estructura de clase definida que permite diferenciar sus distintas etapas, independientemente del tipo de estrategia desarrollada. Durante la clase se pueden apreciar momentos en los cuales se trabaja con el contenido y momentos donde se sintetizan los aprendizajes.

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