Cultura económica e internacionalización de la educación superior para la integración (página 2)
Enviado por Olga Rosa Cabrera Elejalde
El desarrollo de la cultura económica para la internacionalización de la educación superior latinoamericana requiere ante todo del conocimiento de las características y tendencias de la economía en los tiempos que corren y el papel que deben desempeñar las universidades en ella.
Según las estadísticas mundiales, los reportes de los organismos económicos internacionales y la bibliografía científica de diversas latitudes[1]en los últimos tres decenios del siglo XX la economía mundial en los países capitalistas industrializados ya se encontraba en una fase de transición, hacia un nuevo paradigma tecno-económico basado en el crecimiento inteligente mediante el empleo de los últimos adelantos de la revolución científico-técnica, denominado por muchos "economía basada en el conocimiento", la cual potencia el valor del conocimiento, ubicándolo a la vanguardia de los componentes que constituyen el capital de los países.
A partir del análisis bibliográfico: Manuel Castell[2]Kayz Jorge[3]Fidel Castro Díaz Balart[4]Agustín Lage[5]Ariel Terrero[6]y Grobar Fabio[7]se han podido determinar como rasgos de la economía basada en el conocimiento, los siguientes:
? El conocimiento se ha convertido en un factor de la producción y al mismo tiempo como producto del trabajo social, es un recurso cuyo costo es alto.
? El costo del conocimiento se transfiere al costo y precio de los productos y al ser una expresión del trabajo, es fuente de valor, así la cantidad de conocimiento que contiene un producto o un servicio, es lo que determina su costo y su precio, más que su componente material.
? Su aplicación requiere, en muchos casos, de nuevos conocimientos, por lo que al ser sustituido, se deprecia rápidamente, su aplicación y socialización no debe demorar, por ello esta economía depende más de la capacidad de generar continuamente que de la cantidad de conocimiento que se posee.
Según A. Lage[8]los cambios cualitativos en las funciones del conocimiento en los sistemas económicos están ocurriendo en tres planos simultáneamente:
– A nivel de la generación del conocimiento.
– A nivel de la circulación del conocimiento.
– A nivel de la apropiación del conocimiento y su valorización en transacciones económicas.
La mayoría de los estudiosos sobre el tema centran su atención en la circulación del conocimiento, a partir de una verdad irrefutable: el volumen de información que diariamente aparece en Internet. Sin embargo el problema no está ahí, la circulación del conocimiento al igual que la circulación de mercancía, no crea valor. Los cambios esenciales están en la generación del conocimiento, su apropiación y valoración en transacciones económicas.
América Latina y el Caribe cuenta con el 8% de la población mundial; sin embargo, en términos de inversiones realizó, a finales del siglo XX, tan sólo el 1,9% de la inversión mundial de I+D. Mientras EE.UU. (con el 4% de la población mundial) invierte el 43%, la Unión Europea (UE) el 25%, y Japón el 16%, lo cual representó en promedio el 0,59% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región, superando la media tan sólo Brasil, Cuba y Costa Rica por encima del 0,75% y Chile con el 0,69%, mientras los países desarrollados invierten en esta esfera la quinta parte de su PIB. [9]
Estos datos evidencian existe una fuerte tendencia a la concentración de los conocimientos en países industrializados, así la concentración geográfica de la Ciencia constituye un problema global. Revertir esta situación requiere ante todo de unir las fuerzas para el logro de una voluntad política que tenga en cuenta la importancia del conocimiento en desarrollo económico y social, para la búsqueda de estrategias y alternativas que minimicen los efectos de varias décadas de aplicación consecuente de las recetas neoliberales que constriñeron los potenciales científico – técnicos en Latinoamérica.
Por otra parte el por ciento de investigadores en la región, representa sólo el 2,7 % del total mundial, lo cual no garantiza su competitividad sistémica, influyendo también en ello, su dispersión organizativa. En la UE, este indicador era superior en 7 veces, en Canadá en 8 veces, en EE.UU. y Japón en 12 veces.
Según Fabio Grobart Sunshine[10]los gastos por investigador en América Latina y el Caribe continúan siendo bajos (85. 000), lo cual revela que en la región los científicos y tecnólogos disponen, como promedio, de la mitad de los recursos que los de los países desarrollados.
Todo lo cual evidencia las consecuencias estratégicas que tendrá que sufrir la región a mediano y largo plazo por la ausencia de una política científica que favorezca la formación del capital humano disponible para enfrentar los retos de la economía basada en el conocimiento.
Debe considerarse que la productividad del conocimiento como recurso, tiene se expresa en el rendimiento o retorno económico y que el mismo esfuerzo para su generación puede producir retornos diferentes en distintos contextos. El reto para las universidades latinoamericanas está no solo en disponer de un sistema de ciencia e innovación tecnológica, sino además saber conectarlo de manera inteligente y eficaz al proceso productivo, material o espiritual.
Por ello, aunque el acortamiento de las conexiones entre la generación del conocimiento y la producción de bienes y servicios es un proceso objetivo, es necesario resolver el problema de la apropiación privada y el desplazamiento del financiamiento de la investigación hacia el sector privado. De ahí que una buena política de financiamiento debe estar dirigida hacia la socialización del conocimiento en función de resolver los problemas de las mayorías.
Como principal factor de producción de riquezas, los servicios e informaciones que engendra, tienden a convertirse en los bienes esenciales cambiados en el mercado. El mercado del conocimiento, provoca diferencias entre los beneficios sociales y privados, muchas veces existen barreras en el acceso a la información por toda la sociedad, la protección de la propiedad intelectual mediante patentes, marcas de fábrica o de comercio, derechos de autor o secretos industriales confiere al titular el derecho de percibir los ingresos obtenidos de la aplicación de los resultados de la investigación sujeta a derechos de propiedad y recuperar así los elevados gastos fijos de la investigación. Sin embargo, al aplicar el criterio de la protección de los DPI no se logra un equilibrio entre los incentivos a la creatividad y los intereses de la sociedad; en tanto, un por ciento elevado de la población mundial se ve privado de dicho conocimiento.
Esta es una de las formas en que se manifiesta en la actualidad la contradicción entre el carácter social y privado del trabajo.
Cuando en "Manifiesto del Partido Comunista", Marx y Engels, anotaban: "En lugar del antiguo aislamiento y la autarquía de las regiones y naciones, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material, como a la intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas"[11], ya advertía ese proceso objetivo de internacionalización de la producción que hoy se le llama globalización, el cual como queda plasmado en estas palabras debe basarse en el intercambio, la solidaridad y la cooperación para disfrutar de un bien común por toda la humanidad.
El carácter competitivo de este tipo de economía implica el surgimiento sostenido de productos novedosos cuyo éxito depende no solo de producir mucho y barato, sino de la producción de productos nuevos y mejores, que van sustituyendo a los anteriores. Por ello, si se alarga la distancia entre la producción científica y su socialización o aplicación, este se deprecia; es decir, reduce su valor.
Desde el punto de vista institucional se debe garantizar la fluidez de conocimientos entre la investigación científica y las aplicaciones tecnológicas, así como la fluidez de la información entre los investigadores y los clientes, tanto a escala nacional como internacional.
Se debe tener en cuenta además, que no todo conocimiento es económicamente relevante, solo el llamado "conocimiento tácito" que está en la experiencia de los trabajadores, y que no es fácilmente descriptible en un texto, adquiere mayor importancia en las actuales condiciones.
El conocimiento es el proceso a través del cual la realidad se refleja y reproduce en el pensamiento humano, es aquella información que ha sufrido determinados procesos mentales (análisis, interiorización, fijación y aplicación) que le permite al sujeto tener dominio de los sucesos o hechos que ocurren en la sociedad y solucionar determinados problemas para obtener un resultado, proceso este que se desarrolla por medio del aprendizaje.
Cuando el conocimiento se pone a disposición de otras personas este adquiere una permanencia duradera en el individuo que lo posee, el cual como productor social de conocimiento hace que el valor de este trascienda al poner en función sus fuerzas mentales, habilidades y destrezas; por tanto, el salto o acumulación de conocimientos se forma en dependencia de la utilización del capital humano en relación con sus vivencias, experiencias y reflexiones de la práctica habitual, que al mismo tiempo, lo proveen de la ética, la moral y la ciencia para actuar en correspondencia con una cultura que ya ha sido apropiada de manera permanente y no efímera, de este modo, en su actuación el individuo va experimentando nuevos conocimientos con alto valor agregado.
Ellos son intangibles; o sea, no aparecen valorados en los documentos contables y en ocasiones no están ni siquiera identificados, constituyen el resultado de los conocimientos tácitos adquiridos en la práctica, el individuo entra entonces en un espacio que lo diferencia de los otros y se erige como valor social al ser reconocido por ellos.
El ser humano al producir y transformar los datos en intangibles a través de la producción intelectual, crea y estructura una base de conocimientos en las relaciones sociales a partir de la posesión de conocimientos que marcan la diferencia con otras personas, en ello incide de manera singular: la forma en que cada individuo se representa la realidad, la imagen que tiene de ella, el modo de operar y organizar el pensar, la capacidad de pensar y actuar con prontitud en determinadas situaciones sociales y de los valores morales que lo acompañan.
Por ello la adquisición permanente de conocimiento, la innovación y la investigación deben convertirse en un modo de actuación, lo cual implica una actitud cultural que depende ante todo de la escala de valores y las motivaciones desarrolladas por el individuo y la sociedad en los procesos educativos.
Las universidades constituyen la columna vertebral de estos procesos para la formación del capital humano que requiere una economía basada en el conocimiento.
Desde el punto de vista afectivo – motivacional, la educación superior se complementa con el conjunto de necesidades económicas de un país, en tanto interactúa con las tendencias que orientan y determinan la actividad de los individuos hacia su satisfacción y desde la esfera cognitiva se vincula a los conocimientos, habilidades y capacidades para acceder a determinados satisfactores económicos. Por otra parte la educación superior satisface de por sí demandas derivadas de necesidades económico-culturales de participación en el conocimiento social acumulado, fortalece o transforma identidades, y atiende a una parte de las expectativas de progreso social. Por lo mismo, puede verse a la economía como un lugar de realización del trabajo educativo, como extensión del proceso de enseñanza-aprendizaje más allá de la escuela en sentido amplio.
Así, la internalización de la investigación científica mediante procesos educativos presupone la capacidad de utilización del método científico por cada vez más personas en casi todas las actividades de producción y servicios, convirtiéndose éste en un componente esencial de la cultura económica.
Al comprender el método científico no solo como procedimientos organizados para crear nuevos conocimientos, sino además como una actitud de búsqueda y una manera de pensar para lo cual es necesaria la apropiación de la cultura, se anota la vinculación teórico – práctica que en sí contiene.
Las universidades son las encargadas de formar en los seres humanos este modo de actuación; sin embargo, no son pocos los retos que debe enfrentar Latinoamérica en este sentido.
Aún cuando existe un aumento sin precedentes en la demanda por estudios superiores, la diversificación de la misma y la toma de conciencia sobre la importancia fundamental que este nivel de enseñanza revierte para el desarrollo sociocultural y económico de las naciones, la aplicación de políticas económicas de carácter neoliberal han marcado el panorama educativo en América Latina de los últimos tiempos; así, la oferta pública es superada por la privada, confiriéndole a la educación superior un carácter elitista que favorece a grupos minoritarios de la sociedad.
Ante el papel creciente del conocimiento en la economía, la ofensiva capitalista no se hace esperar, con su intento de "privatización del conocimiento", puesto que no excluiría la propiedad privada del principal medio de producción contemporáneo: la idea.
La idea, es una de las formas de sistematización del conocimiento científico que por su carácter sintético – integrador cumple un papel esencial en la conformación de una teoría, expresándose como ideal gnoseológico, valorativo, práctico y comunicativo. Ella se determina y concreta en los principios, leyes y categorías, capta la tendencia del desarrollo, por ello no sólo refleja lo que existe sino también lo que debe ser.
Se sabe que el conocimiento se valida en su aplicación práctica, no en su venta y que el uso amplio de los productos del conocimiento es lo que los potencia.[12] Por eso, una cosa es el valor de una idea, que depende de su significación para la sociedad y otra la valoración de esa misma idea.
Aunque en el campo de las ideas, el capitalismo ha logrado el control de la mente humana de una gran parte de la sociedad actual mediante mecanismo como: las patentes, que hacen que una determinada pieza de conocimiento sea propiedad de alguien, el desplazamiento del centro principal de la investigación científica hacia las corporaciones privadas, el robo de cerebros, que convierte a los países que antes eran exportadores de materia prima para las industrias de otro en exportadores de personas con conocimientos, para los laboratorios de otro.
Por eso Fidel Castro, en un momento crucial de la síntesis de su pensamiento y acción expresó: "las ideas son el arma esencial en la lucha de la humanidad por su propia salvación, la batalla que emprendimos fue de pensamiento, de argumentos, de réplica y contrarréplicas, pero también de hechos y realizaciones concretas". [13]
Pensar así en la idea, no solo como medio de producción o componente de la investigación científica sino como arma de lucha en todos los frentes de la vida social es clave para insertarse en el proceso de internacionalización de la educación superior.
Cultura económica para la internacionalización de la Educación Superior
Como se señala al inicio, el proceso de internacionalización de las relaciones de producción capitalistas, tuvo sus orígenes en los albores del este sistema marcando la tendencia globalizadora de la producción y los servicios que se refuerza en las últimas décadas del siglo XX, como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas.
En los servicios, específicamente en la educación superior, este proceso se manifiesta en la transnacionalización e internacionalización de la educación superior. En el primer caso, los procesos educativos se realizan a partir del traslado de los estudiantes hacia instituciones de educación superior en el extranjero o en su propia nación, pero en este último caso, la institución tiene su casa matriz en otro país o por el empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. (TIC), en todos los casos el proceso de enseñanza aprendizaje responde a los valores socioculturales del país de donde proviene el servicio y a las exigencias académicas en él existentes.
Las becas son otorgadas atendiendo a patrones elitistas como el dominio del idioma, los recursos económicos y la cultura previa del solicitante. Como la mayoría de las universidades transnacionalizadas son de los países altamente desarrollados se corre el riesgo que los talentos del sur sean robados y por otra parte se polarizan las investigaciones a temáticas ajenas a las realidades de los países en desarrollo.
La internacionalización de la educación superior constituye un proceso integral de la interculturalidad, a través del cual cada país o institución, desde cada lugar, responde a lo global e interactúa localmente con el mundo, sobre la base de su identidad. Es una respuesta de inserción de una institución o país en las relaciones entre naciones para responder a la lógica y dinámica de los procesos globalizantes, tiene por base los valores compartidos y su fin es contribuir al desarrollo económico de los países.
En América Latina, este debe convertirse en un proceso de acción permanente contra el afán hegemónico de los centros de poder mundial en el cual las instituciones se consideran parte de un espacio amplio, abierto, inclusivo y solidario en la discusión de los temas teóricos y prácticos de la educación. En este proceso convergen prioridades, la complementariedad y cooperación en la interdependencia a través de una voluntad política en la búsqueda de un bienestar común sostenible.
En la última década del siglo XX, se aprecia el apoyo gubernamental y de algunas institucionales a las actividades tradicionales como: firma de convenios, asistencia a congresos internacionales, movilidad de investigadores o innovadoras como: promoción de estancias de movilidad corta para estudiantes, profesores y administradores, participación en alianzas y en redes académicas, transferencia, equiparación, convalidación u homologación de títulos.
El avance de la integración económica latinoamericana, la firma de acuerdos regionales de comercio e inversión y las posibilidades que brindan las tecnologías de la información actuales han ocasionado que este nivel educativo esté mucho más abierto a la cooperación internacional y a las nuevas metodologías de la enseñanza. Por ejemplo, la Alternativa Bolivariana para América Latina (ALBA), que se concretó el 14 de diciembre del 2004, cuando los mandatarios de Cuba y de Venezuela suscribieron el acuerdo, hoy cuenta además con la participación de Bolivia, Nicaragua, Honduras y República Dominicana, alcanzando resultados satisfactorios en materia de Educación, Salud y Deporte como la alfabetización con la utilización del método pedagógico cubano "Yo sí puedo", internacionalizado ya en 26 países.
Pero cabe destacar que la educación superior todavía no acompaña la integración que se ve reflejada en otros sectores como el económico o el jurídico. Existen declaraciones y pronunciamientos pero se avanza poco en hechos concretos, existen muchos obstáculos para que esta integración se concrete y sea plena. Es necesario que en los marcos normativos nacionales, las políticas, las reglamentaciones y las regulaciones se flexibilicen, acompañen y favorezcan este proceso de integración regional para que sea factible y no solo deseable.
La cooperación internacional solidaria solo puede darse sobre la base de la articulación estratégica y sustentable entre los países de la región, tanto en el ámbito universitario como en el cultural, lingüístico, social y geopolítico.
Por su parte, las universidades también deberán revisar sus esquemas organizacionales, en muchos aspectos un tanto rígidas, que limitan la concreción de proyectos, el intercambio y la integración. Un camino certero para avanzar en la cooperación, es la confianza y la credibilidad en el otro, así como afianzar los programas de movilidad incluyendo el reconocimiento académico.
La creación de universidades latinoamericanas como la Escuela de Medicina en Cuba, las Escuelas de Deporte en Cuba y Venezuela, el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño, son esfuerzos que deben tenerse en cuenta para el logro de una verdadera integración en educación superior sobre la base de la solidaridad y interculturalidad.
La autora recomienda algunas acciones encaminadas a desarrollar la cultura económica para la internacionalización de la educación superior pueden ser:
? Sensibilizar a los gobiernos y la comunidad científica latinoamericana acerca de la importancia del papel de las universidades en el desarrollo económico y social de la región.
? Fortalecer el espacio de grupos de investigación y desarrollo para la realización de estudios, sobre temas prioritarios para la región en materia de educación superior y economía del conocimiento como foro permanente de discusión y debate.
? Desarrollar el potencial científico en las universidades públicas con el fin de socializar los nuevos conocimientos en beneficio de toda la humanidad para contrarrestar los intentos hegemónicos de privatizar el conocimiento.
? Concretar como parte de los acuerdos de integración económica latinoamericana, la creación de programas que incluyan la internacionalización de la educación superior, con el compromiso de buscar soluciones a los elementos que implican barreras al financiamiento.
? Incluir en la Agenda de los Ministerios de Educación de los países de la región, la promoción de la integración latinoamericana, por medio de programas que cuenten con presupuesto específico para ello.
? Promover la cooperación interinstitucional en la región a fin de que las universidades sean generadoras de espacios de resolución de problemáticas regionales desde perspectivas de pensamiento con mirada latinoamericana.
? Generar alianzas latinoamericanas para la formación científica de nuestros profesionales y académicos en la región aprovechando las ventajas de la complementación, y contribuyendo de este modo a frenar la fuga de nuestros cerebros.
? Propiciar la generación de conocimientos tácitos con el fin de obtener retornos económicos que beneficien el desarrollo de la región.
? Promover la internacionalización la educación superior de América Latina y el Caribe, mediante acciones que permitan la interculturalidad y el desarrollo de valores compartidos como: la cooperación, la solidaridad, la justicia social y el humanismo.
El mundo de hoy, caracterizado por el dinamismo del desarrollo científico técnico tiende esencialmente hacia una economía basada en el conocimiento, aumentando cada vez más la concentración y centralización de este recurso en los centros de poder hegemónicos, lo cual requiere que las universidades latinoamericanas encuentren alternativas de inserción encaminadas a la internacionalización de la educación superior para la integración justa y solidaria que favorezca el desarrollo económico y social de la región.
En las nuevas condiciones es necesario el desarrollo de una cultura económica para la internacionalización de la educación superior latinoamericana basada en la investigación y desarrollo de la ciencia y la técnica para obtener retornos económicos a partir de la generación de nuevos conocimientos y en el fortalecimiento de valores compartidos que posibiliten apropiarse del método científico como un modo de actuación en todas las esferas de la vida social.
No es posible formular simples recetas desde una primera aproximación al tema sin la necesaria voluntad política para el apoyo al proceso de internacionalización de la educación superior, por ello ampliar el debate en torno a la cultura económica que necesita América Latina hoy para insertar sus universidades en la economía basada en el conocimiento es de vital importancia.
Autora:
Dra. C. Olga Rosa Cabrera Elejalde.
Profesora Auxiliar ISPEJV. Cuba.
[1] eferencias Bibliográficas OECD 2004 Science and Technology Statistical Compendium 2004 (Paris: OECD). Tomado de Grobart Sunshine Fabio: Siglo XXI: retos para América Latina de cara a la sociedad basada en el conocimiento. En CD-R: X Reunión Nacional de Profesores de Economía Política. Ministerio de Economía y Planificación. 5-6 de febrero de 2009. Pág. 63.
[2] Castell Manuel: Globalización, tecnología, trabajo, empleo y empresa. http://www.lafactoriaweb.com/artículos/castell7.htm.
[3] Katz, Jorge, Ventura-Días, Vivianne 2000 "La Transición hacia una Sociedad del Conocimiento" en .
[4] Castro Díaz Balart Fidel: Ciencia, tecnología y sociedad. Editorial Científico-Técnica. La Habana 2004. pp. 69.
[5] Lage Agustín: La economía del conocimiento y el socialismo: ¿Hay oportunidad para el desarrollo? En Revista Cuba Socialista. Tercera época – 2006. Nº 41, pp34 -35.
[6] Terrero Ariel: Economía del conocimiento: Inversión en células grises http://www.bohemia.cubasi.cu/2006/05/12/encuba/economiaconocimiento.html
[7] Grobart Sunshine Fabio: Siglo XXI: retos para América Latina de cara a la sociedad basada en el conocimiento.
[8] Lage Agustín: Propiedad y expropiación en la economía del conocimiento. http://www.cubadebate.cu
[9] RICYT 2000 El Estado de la Ciencia. Principales Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericanos/Interamericanos (Buenos Aires: Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología). También en
[10] Grobart Sunshine Fabio: Siglo XXI: retos para América Latina de cara a la sociedad basada en el conocimiento. Material en soporte digital. En CD-R: X Reunión Nacional de Profesores de Economía Política, Economía y Contabilidad. Ministerio de Economía y Planificación. 5-6 de febrero de 2009, Pág. 82.
[11] Marx C y Engels Federico: Manifiesto del Partido Comunista. En Obras Escogidas. Tomo Único. Editorial Progreso. Moscú, Pág. 36.
[12] Lage Dávila Agustín: Cuba ha creado las bases para el tránsito a una Economía basada en el Conocimiento. Intervención en el programa informativo de la Televisión Cubana "Mesa Redonda", dedicada a la "Universidad para todos", uno de los proyectos de la Batalla de Ideas que dirige el Presidente cubano Fidel Castro. Tuvo lugar el 2 de octubre de 2007. www.cubadebate.cu
[13] Castro Ruz Fidel: Fragmentos del Discurso pronunciado en la clausura del VIII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. La Habana. 5 de diciembre de 2004. En Revista Cuba Socialista. Tercera Época Nº 34 (enero – marzo) 2005, Pág. 3.
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