La competencia comunicativa oral y el docente a tiempo parcial de la carrera de Psicología
Enviado por Erik Orozco Crespo
- Introducción
- Competencia comunicativa oral para el desenvolvimiento eficaz de la actividad del profesor a tiempo parcial
- La preparación del profesor a tiempo parcial de la carrera de Licenciatura en Psicología en competencia comunicativa oral
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El Centro Regional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (1996), en sus siglas en español CRESALC, establece como eje rector para el mejoramiento de la Educación Superior: "construir la calidad de la docencia fundamentalmente sobre la base de la superación pedagógica del profesorado y de la concepción de una formación integrada en el diseño y desarrollo de los currículos".
El acelerado desarrollo de las ciencias y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones provocan que los conocimientos caduquen con vertiginosa rapidez y que se necesiten saberes más interdisciplinarios para poder dar solución a los problemas que se presentan en el contexto de actuación profesional. En los marcos de esta sociedad del conocimiento donde las tecnologías propician el desarrollo y difusión de los conocimientos a una extraordinaria velocidad, es muy importante preparar al profesor para seleccionar, filtrar y valorar la información, es decir, enseñarlos a desarrollar capacidades, habilidades y competencias para aprender a aprender y aprender a emprender.
El desafío es entonces, enseñar a convertir la información en conocimiento útil y a aprovechar el proceso de generalización y apropiación del conocimiento para inducir procesos dinámicos de aprendizaje, a través de los cuales el conocimiento genere o fortalezca capacidades, habilidades y competencias, para que los conviertan en factor de cambio.
Ha surgido, por tanto, un nuevo modelo de la preparación que se caracteriza por reconocer que el aprendizaje tiene lugar en muy diversas condiciones, tanto formales como informales; por la búsqueda de la pertinencia en la educación, la coherencia y la flexibilidad; por el énfasis en el "aprender a aprender"; por la importancia de los valores fundamentales como la disciplina, el trabajo y la autoestima; así como por la consideración de que el aprendizaje ocurre a lo largo de toda la vida del individuo y por último, y no menos importante, por el dominio de competencias.
Cuba no está ajena a este fenómeno, inmersa en numerosas dificultades que la afectan en todas las áreas de la vida y enfrascada en encontrar los caminos correctos para que la educación forme a las nuevas generaciones como hombres dignos y capaces, acorde a las exigencias actuales que demanda la sociedad, no puede prescindir de una concepción pedagógica que enarbole lo más avanzado de la ciencia y el pensamiento pedagógico cubano, que coadyuve a una práctica educativa científica con una teoría pedagógica sólida, fundamentada en nuestros principios.
Los sistemas educativos de superación profesional están llamados a responder a estos desafíos, pues la sociedad actual plantea la necesidad de crear un profesional competente, a través de una cultura del trabajo, en la que la calidad se mida por el aprendizaje permanente de valores, capacidades, destrezas, competencias técnicas y organizacionales, así como por la capacidad de emprendimiento.
La competencia profesional, por lo antes dicho, es una aspiración que exige el tránsito por senderos de productividad, superación, creatividad y competitividad tanto de la organización social como en el desempeño individual. Estos senderos tienen que ser vislumbrados con eficiencia por una institución de máximo prestigio y responsabilidad, que sea capaz de adelantarse a su época, impulsar con tino, con ética, con sentido humano, con conciencia ecológica, con brillantez y con máxima calidad la formación del profesional que se espera tome las riendas del carro de la historia por venir, sin duda esa institución es la Universidad.
Diseñar y aún más, preparar un profesional de la talla que se necesita sólo es posible con máxima idoneidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que el profesional posea cualidades tales que le permitan la renovación constante, el comprometimiento y el significado personal a los procesos productivos o de servicio, el despliegue de su creatividad en aras de satisfacer, con amor, las crecientes necesidades del hombre.
Esta situación es particularmente relevante, si se considera la competencia comunicativa, y específicamente la comunicación oral, que concibe al profesor íntegro, ético, creativo, solidario, consciente de su papel de servidor que satisface la necesidad social de la educación y de su rol en el contexto del proceso de comunicación. Es, además, considerar un individuo culto, con destrezas en el manejo del lenguaje oral, escrito y corporal y de habilidades en la búsqueda, selección, presentación y difusión de los conocimientos.
En la actualidad los problemas de la comunicación rebasan el marco estrecho de su aspecto meramente lingüístico. La situación actual, en que es hegemónico el poder de los países desarrollados y se acentúan las diferencias en relación con el mundo de los pobres, ha penetrado todos los campos de actuación incluido el de la comunicación. De lo que se trata entonces, es de preservar la cultura, la identidad y la lengua.
Ante esta situación se eleva a un primer plano el análisis de la comunicación en el marco de la educación, entendida ésta como el cúmulo de conocimientos que permite al profesor orientarse en el contexto educativo, actuar de manera responsable y enfrentar y dar soluciones a los problemas que afronta en este contexto.
La comunicación, como resultado de toda la actividad del hombre, permite conocer qué se ha hecho, cómo y para qué; permite transmitir todo su quehacer de generación en generación e identificar su pertenencia a una clase social, a un grupo, desde una posición ideológica bien definida.
Las formas universales de comunicación humana son la verbal, a través de los signos lingüísticos orales y escritos y la comunicación no verbal a través de otros sistemas de signos algunos de los cuales apoyan la comunicación verbal. De todos los sistemas conocidos, el más perfecto es el formado por las palabras, que constituyen signos verbales o lingüísticos, que les permiten a las personas referirse a la realidad, aun cuando aquello de que se hable no se encuentre presente, dada la capacidad de la palabra para hacernos evocar o recordar lo que conocemos. Esos signos verbales que integran nuestro lenguaje se adquieren en el proceso de comunicación social.
La comunicación oral se aprende dentro del primer grupo social que es la familia; en esta los interlocutores comparten un mismo mensaje y entre ambos construyen ese mensaje, lo modifican, piensan contenidos y contemplan diferentes aspectos; al ser compartida por los hablantes supera ambigüedades y permite darle significado por la situación en que está inmersa; elementos como los gestos, las inflexiones de la voz, intensidad, pausas, entonación, inciden en ella ayudando a construir el significado del mensaje oral; son pertinentes las reiteraciones, las interjecciones, los vocativos, las onomatopeyas y las acotaciones personales.
Todo acto de comunicación se produce necesariamente entre una persona (o varias) que actúa como emisor, y un destinatario (o varios) que actúa como receptor.
El habla es individual y momentánea. En ella interviene directamente el hablante seleccionando una opción entre las diversas posibilidades que la lengua le ofrece. Esa selección obedece a su formación, intencionalidad, circunstancias de comunicación, cultura, etc.
Pero hablar es mucho más que eso, es un proceso personal en la medida en que se emplea para satisfacer sus necesidades e intereses individuales, y social porque corresponde a la manifestación del pensamiento social en su doble dimensión espacio-tiempo. En este proceso se pone en función su competencia, es decir, la suma de todas sus posibilidades lingüísticas, el espectro completo de lo que es susceptible de producir y de interpretar. A lo que se añade la mímica o los gestos que acompañan a los enunciados verbales en la comunicación oral, y otras no lingüísticas que devienen del conjunto de conocimientos que el sujeto posee sobre el mundo, los que ponen en funcionamiento el sistema de interpretación y evaluación del universo.
Al desarrollar la competencia comunicativa el profesor se está preparando tanto para el papel de emisor como para el papel de receptor.
Los términos escuchar y oír son utilizados indistintamente, cuando en realidad no significan lo mismo. Para lograr un adecuado desarrollo de la comunicación oral, debe subrayarse el trabajo por la escucha: seguir órdenes, organizar secuencias de acontecimientos vistos o escuchados, seleccionar claves para reconstruir el mensaje del hablante, entre otros. Para garantizar un aprendizaje efectivo y una participación exitosa en la labor profesoral es necesario garantizar por todos los medios que los estudiantes atiendan y se concentren.
Investigaciones realizadas en Cuba (Fernández González, 1995; González Castro, 1989; González Rey, 1995; Márquez Fernández, 1999; Ojalvo M, 1987 y Sánchez Orbea, 1995, entre otras) demuestran la existencia de dificultades en el establecimiento de una adecuada comunicación oral en el docente del nivel superior, entre las que señalan:
Insuficiencias para la expresión de mensajes de naturaleza verbal y no verbal.
Imposibilidad de orientarse en la situación comunicativa a través de cualquier indicador conductual del interlocutor.
No lograr siempre un acercamiento humano con el estudiante.
Ausencia de un comportamiento democrático.
Por otro lado, el proceso de universalización, desde su concepción, ha previsto objetivos y estrategias orientadas hacia la preparación del claustro de profesores que lo integran, para contribuir a fortalecerlo. Dicho proceso, de acuerdo a las características y exigencias territoriales proyecta acciones, desde una dirección sobre bases científicas, para el perfeccionamiento de los profesores que en él laboran, ya que sólo así se lograrán profesionales acorde a las demandas y exigencias de la sociedad en la que actúan. No obstante a ello, y pese a los esfuerzos desplegados por la Filial Universitaria Municipal "Abel Santamaría Cuadrado" de Encrucijada en la preparación de los profesores a tiempo parcial, se perciben dificultades en la comunicación oral de los mismos y que se observan diariamente, ya sea en el aula o en los pasillos de la institución.
Específicamente, los profesores a tiempo parcial de la carrera de Licenciatura en Psicología no están exentos de la situación anterior. En ellos la preparación en competencia comunicativa oral es de vital importancia ya que los mismos son los encargados de modelar la producción oral de los futuros psicólogos. De ahí que se hace necesaria la revisión de las estrategias diseñadas para la preparación de los mismos, dado que en la actual son inexistentes los proyectos de superación que contribuyan al conocimiento y desarrollo de esta competencia y no se atiende de manera directa las insuficiencias en tal sentido de los profesores a tiempo parcial de la carrera de Licenciatura en Psicología.
Competencia comunicativa oral para el desenvolvimiento eficaz de la actividad del profesor a tiempo parcial
Ser un "buen comunicador" no resulta nada fácil, hoy las posibilidades de trabajo, estudio, relaciones sociales y superación dependen, en buena parte, de nuestra capacidad para interactuar con los demás, teniendo como arma fundamental la competencia comunicativa oral.
Saber expresarse oralmente ha sido desde la antigüedad una de las actividades centrales de la vida en sociedad. En los regímenes democráticos, sobre todo, hablar en público es primordial para dar a conocer nuestras ideas y opiniones. Gran parte de la efectividad de la democracia radica en que grandes masas de la población tengan las destrezas necesarias para comunicarse. Por eso, debemos aprender cómo expresarnos con propiedad en público.
La competencia comunicativa oral es una realidad especialmente compleja porque hablar en viva voz es una actividad de primer orden, requiere confianza en uno mismo y permite el contacto entre los parlantes, en situaciones lingüísticas no formales. En general está determinada por las habilidades comunicativas de: escuchar y hablar y se entiende como la capacidad de poder usar los signos verbales y no verbales en su real dimensión, buscando persuadir o convencer al interlocutor.
Asimismo se considera que es el conjunto de técnicas que determinan las pautas generales que deben seguirse para comunicarse oralmente con efectividad o sea es la forma de expresar sin barreras lo que uno quiere, claro sin excederse ni hablar necedades o con mal vocabulario.
La comunicación oral sirve como instrumento para comunicar sobre procesos u objetos externos a él. Se debe tener en cuenta que la misma es más amplia que el habla, ya que requiere de elementos paralingüísticos para completar su significación final. Por eso, esta no solo implica un conocimiento adecuado del idioma, sino que abarca también varios elementos no verbales. La importancia de estos últimos es crucial. Mehrabian, un psicólogo social, identificó que el impacto total de un mensaje es aproximadamente en un 7% verbal, un 38% vocal (tono de voz, ritmo, etc.) y en un 55% no verbal.
Dentro de las cualidades de la competencia comunicativa oral se señalan:
La voz: La imagen auditiva tiene un gran impacto para el auditorio. A través de la voz se pueden transmitir sentimientos y actitudes. Es importante, sobre todo, evitar una voz débil, apenas audible, o unas voces roncas, demasiado chillonas; ambos extremos producirán malestar y desinterés. Al contrario, hay que desarrollar la destreza de darle color e interés a lo dicho por medio del volumen y la entonación de la voz. La voz y los gestos permiten remarcar una idea o subrayar los puntos clave del discurso.
La postura: Es necesario que el orador establezca una cercanía con su auditorio. Por eso, debe evitarse la rigidez y reflejar serenidad y dinamismo. Si se va a hablar de pie, lo recomendable es asumir una postura firme, erguida. Si, por el contrario, se va a hablar sentado, es preferible asumir una posición ejecutiva, con la columna vertebral bien recta y la porción inferior del tronco recargada contra el respaldo de la silla.
La mirada: De todos los componentes no verbales, la mirada es la más importante. El contacto ocular y la dirección de la mirada son esenciales para que la audiencia se sienta acogida. Los ojos del orador deben reflejar serenidad y amistad. Es preciso que se mire a todos y cada uno de los receptores, o sea, debe abarcarse en forma global como individual el auditorio. Mirar el suelo, al techo o las ventanas denota inseguridad o temor y, por lo tanto, debe evitarse.
La dicción: Como se dijo anteriormente, el hablante debe tener un buen dominio del idioma. Tal conocimiento involucra un adecuado dominio de la pronunciación de las palabras, la cual es necesaria para la comprensión del mensaje. Al hablar, hay que respirar con tranquilidad, proyectar la voz y dominar el énfasis de la entonación. No se debe, al contrario, gritar y caer en la repetición de muletillas, como "verdá" o "este".
La estructura del mensaje: Es forzoso planear con anterioridad lo que se va a decir. Un buen orador no puede llegar a improvisar. El mensaje debe estar bien elaborado. La estructura que con mayor frecuencia se utiliza para estructurar una intervención oral es la siguiente: planteamiento y justificación del tema, desarrollo de los argumentos que apoyan la opinión del hablante y síntesis de lo dicho.
El vocabulario: Al hablar, debe utilizarse un léxico que el receptor pueda entender. Por eso, en primer lugar, hay que tomar en cuenta el tipo de público al que va dirigido el mensaje. Normalmente se cree que el buen orador se caracteriza por usar palabras "extrañas", lo cual no tiene ningún fundamento. Al contrario, lo deseable en una persona con gran destreza para la expresión oral es que el público logre entender lo que dice.
Los gestos: Mehrabian calculó que el 65% de lo que se comunica se hace mediante gestos. Por eso, los gestos pueden repetir, contradecir o enfatizar lo que se dice verbalmente. No obstante, recurrir a signos gestuales para apoyar los enunciados debe evaluarse con cuidado, ya que, si bien es cierto que no se puede prescindir de estos, tampoco se puede abusar de ellos, pues se corre el peligro de caer en el ridículo. Los gestos han de ser naturales, oportunos y convenientes. Deben evitarse los gestos exagerados.
El cuerpo: Es importante, sobre todo, no mantener los brazos pegados al cuerpo o cruzados, tener objetos en las manos o esconder estas en los bolsillos, ya que ello dificultará la expresión gestual necesaria que refuerza o acompaña todo discurso. Con respecto a la piernas, cada cierto tiempo deben hacerse movimientos con el objetivo de no dar la sensación de estar clavado en el suelo; sin embargo, se ha de procurar no excederse en el movimiento, ya que puede producir el efecto ventilador, con lo cual lo único que se consigue es la distracción de la audiencia.
La adquisición y el desarrollo de la competencia comunicativa oral dependen tanto de la instrucción formal como del entorno sociocultural, pues son parte del proceso de socialización, a lo largo del cual el ser humano experimenta una serie de situaciones comunicativas orales en las que se apropia de las conductas del comportamiento verbal y de las reglas del habla de su lengua.
Desde nuestro punto de vista la competencia comunicativa oral se pone de manifiesto en todos los contextos, en especial en la clase. Es la que permite al profesor qué debe decir y a quién lo dice, cuándo hablar o limitarse a escuchar, cómo dirigirse a personas que ocupan roles o estatus diferentes o cómo decir todo cuanto merece ser dicho. Desde ésta el docente desarrolla la orientación, control y evaluación del proceso pedagógico, se identifica por las acciones que realiza en la materialización del proceso de educación, en su vínculo y relación con sus alumnos en la conducción de dicho proceso, dichas acciones tienen lugar en los diferentes contextos de actuación, de manera individual, en el grupo, en actividades de la institución docente, con la familia, con la comunidad y en distintos tipos de actividades docentes y extradocentes. Las clases, dejan de ser, entonces, una aburrida presentación de conceptos y teorías para ceder su lugar a actividades dinámicas y motivadoras que permiten el desarrollo de la creatividad y la madurez crítica para la toma de disposiciones y la solución de problema. Esta actividad es dinámica y está encaminada a mejorar el desarrollo del aprendizaje, eliminando los convencionalismos de profesores prepotentes suscitando la concientizacion de que la comunicación es un acto humano en el que se encuentran entre sí seres humanos en un proceso de interacción.
Por lo tanto considero que todo profesor competente en comunicación oral, debe entender que la comunicación que se produce en un contexto educativo no pasa sin dejar huella alguna y para lograr que esta huella sea positiva debe atender las particularidades, la claridad en el pensamiento, la fluidez verbal, la capacidad para la argumentación, la ejemplificación, la elaboración de preguntas que precisen respuestas bien elaboradas, el contacto visual, la expresión de emociones de manera sincera y coherente con apoyo elegante de los recursos gestuales. También es muy importante lograr una relación de empatía con los estudiantes, lo que se evidencia en el nivel de conocimientos que se tiene del otro, a través de la percepción de los estados de ánimo y sentimientos, captación de signos favorables o de rechazo, expresiones de agotamiento o tedio a partir de signos no verbales, con un comportamiento democrático y no impositivo, lo que estimula la retroalimentación. Para alcanzar este propósito se hace imprescindible conocer y aplicar sus aspectos de escuchar y hablar.
Escuchar A menudo hemos escuchado hablar de buenos lectores, excelentes disertantes y magníficos escritores; sin embargo, muy rara vez y quizá nunca, hayamos escuchado hablar de un buen oyente" (Cassany, 1994). Entre las cualidades de un buen oyente se formulan: la concentración, comprender claramente el mensaje, prestar atención al interlocutor, precisar ideas principales e ideas secundarias, saber preguntar, saber responder oportunamente, saber esperar el turno que le toca y ante una duda pedir aclaración (Fernández González, 1983).
Hablar es el aspecto fundamental del lenguaje, "es el uso real que hace un individuo de su lengua" (Benito, 1994). Entonces, el habla, es un aspecto instrumental imprescindible para la vida de relación. Sin él el hombre es un ser socialmente mutilado, sin capacidad para proyectarse simbólicamente. También se le considera como un aspecto fundamental para el desarrollo de la inteligencia y para toda actividad cognoscitiva relacionada con la vida. Empero, es bueno señalar que esta cualidad no se refiere a un hecho puramente "intuitivo", ni tampoco a algo que se alcanza o se da de una manera natural, como aprender a caminar, sino que es algo mucho más complejo, y que detrás de todo esto está el hecho de sentir y pensar, el tener personalidad y ser humano.
Por tanto, la autora considera que la competencia comunicativa oral es aquella en la que el profesor posee conocimientos sobre los medios de comunicación verbales y no verbales, los estilos de comunicación, la dicción, el vocabulario, la coherencia, la fluidez ,las cualidades de la voz, las condiciones de un buen oyente y acerca de las destrezas para iniciar, desarrollar y concluir la comunicación; que al ser empleados convenientemente promueven un clima de confianza, seguridad y respeto; que implica un contacto personalizado y una actuación de acuerdo al contexto y las situaciones de comunicación donde se establezca.
Uno de los principales puntos de referencia al abordar con enfoque crítico la realidad educacional de cualquier país y consecuentemente la acción transformadora para elevar su calidad, lo constituye, sin lugar a dudas, el análisis de la formación y el perfeccionamiento profesional de su principal agente, en cuyas manos se deposita la misión de preparar al hombre para la vida. La garantía del éxito del personal docente en su competitividad comunicativa oral dependerá de su triple formación: lingüística, psicológica y pedagógica
Es necesario entonces que la institución docente contribuya a fortalecerla, especialmente en los profesores a tiempo parcial, los cuales en su mayoría, se enfrentan por vez primera a un nuevo Modelo Pedagógico, no poseen elementos generales de Pedagogía, Didáctica y Metodología, carecen de habilidades para la atención a las diferencias individuales y el establecimiento de una adecuada comunicación oral en la articulación correcta, la entonación adecuada, expresión audible, adecuado uso de los estilos no verbales, participación pertinente y capacidad de persuasión.
Se hace imperioso, entonces, proyectar la preparación en competencia comunicativa oral de los profesores a tiempo parcial como una necesidad de perfeccionamiento en el contexto de la universalización.
La preparación del profesor a tiempo parcial de la carrera de Licenciatura en Psicología en competencia comunicativa oral
La tendencia actual de la educación superior es el perfeccionamiento continuo de la dirección del proceso enseñanza-aprendizaje, en este contexto la preparación del profesor constituye una prioridad.
La preparación comprende un conjunto de acciones de superación que desarrolla el profesional para garantizar el perfeccionamiento de su trabajo. Esto incluye tanto el quehacer científico como metodológico.
Los contenidos de preparación deben partir de un diagnóstico de problemas y de las formas de resolverlos. Las acciones de preparación deben hacer aportes reales a la transformación de la organización.
El profesor a tiempo parcial de la filial universitaria municipal es el profesional de nivel universitario que desempeña su función principal en la esfera de la producción, la investigación y los servicios y que se contrata en la FUM para desarrollar el trabajo docente durante un tiempo determinado en una materia de estudio a fin con su especialidad. Para desempeñarse como profesor a tiempo parcial es necesario haber cumplido con las exigencias del ejercicio de categorización.
Los profesores a tiempo parcial se caracterizan, de manera general, por ser profesionales graduados laborando en sus profesiones; sin vínculo con la docencia en su mayoría; enfrentando a un estudiante con características especiales, el cual aprende con la modalidad de forma semipresencial y desconociendo elementos generales de Pedagogía, Didáctica y Metodología.
La preparación de estos profesores es una prioridad para los directivos de la FUM y de la Universidad Central, pero existe un conjunto de limitaciones que atentan contra los proyectos de preparación que se realizan en ambas entidades.
Todo lo anterior significa la aparición de nuevas estrategias en la preparación de los profesores a tiempo parcial que se traducen en multiplicar esfuerzos para acrecentar los resultados.
Son necesarias nuevas formas de preparación, a partir de un diagnóstico de los problemas, que resalte los contenidos de preparación necesarios, dentro de los mismos se pueden incluir aquellos relacionados con la competencia comunicativa oral del profesor a tiempo parcial, condicionadas por la necesidad de formar más que egresados "enciclopédicos", ciudadanos activos en la búsqueda del saber, capaces de poner sus conocimientos en función de la solución de problemas.
Pretender desarrollar un enfoque comunicativo para la enseñanza requiere no quedarse en el mero formulismo, se deben seleccionar aquellas fuentes que se ocupan de explicar los mecanismos de planificación, estructuración y funcionamiento de la comunicación verbal y no verbal.
De acuerdo con estos presupuestos, en Cuba, desde 1992, se ha consolidado una concepción teórica sobre el enfoque comunicativo, que se ha perfeccionado en la medida que se ha profundizado en este, hasta el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural, criterios que se han ido materializando en el decursar de los años (Roméu Escobar, 2003).
La carrera Licenciatura en Psicología no se correlaciona sólo con actividad laboral, sino también con vida afectiva, relaciones humanas, conservación y restablecimiento de la salud, y apropiación de la cultura, entre otras; dotando al egresado de un sistema de conocimientos, hábitos y habilidades que le permitan una formación integral y una actuación de carácter interdisciplinario, tanto dentro de la propia Psicología como con otras especialidades.
El profesor de esta carrera debe trascender el estrecho esquema de que un buen profesor es aquel que posee los conocimientos y habilidades que le permiten desempeñarse con éxito en la profesión y sustituirlo por una concepción más amplia y humana. Ello implica considerar como objetivo esencial una enseñanza que privilegie la estimulación de las capacidades, de la educación de sentimientos y valores, que no conciba la teoría desvinculada de la práctica, que no otorgue al profesor un papel hegemónico y absoluto en la dirección del proceso de enseñanza aprendizaje y al estudiante la condición de sujeto y receptor pasivo.
Así, el papel del profesor consiste en desarrollar una serie de conocimientos, sistema de acciones y operaciones que pueden sistematizarse en habilidades y hábitos, que vayan conformando toda una cultura de la comunicación en sus educandos; considerar el carácter activo del estudiante en la construcción de ese conocimiento; formar las habilidades y motivos que le permitan una actuación responsable y creadora; conducir al estudiante por el camino del saber sin imposiciones, pero con la autoridad suficiente que emana de su experiencia a partir del establecimiento de relaciones afectivas basadas en la aceptación, el respeto mutuo y la comprensión, y para lograr esta posición juega un importante papel la comunicación oral que sea capaz de establecer con sus alumnos.
La responsabilidad ciudadana y el compromiso social del egresado de la carrera de Licenciatura en Psicología lo compromete a ser un comunicador competente, ineludible cualidad para un profesional que tiene como centro de su trabajo al ser humano.
Conclusiones
1. La competencia comunicativa oral es una realidad especialmente compleja, determinada por las habilidades comunicativas de escuchar y hablar, lo que permite el contacto personalizado entre los parlantes de acuerdo a la situación comunicativa vigente. El logro del éxito en la formación del docente universitario en dicha competencia dependerá de la formación lingüística, psicológica y pedagógica del mismo.
2. El profesor de la carrera de Licenciatura en Psicología debe ser, por excelencia, un comunicador oral competente, ineludible cualidad para un profesional que tiene por responsabilidad formar un egresado cuyo centro de atención en su desempeño es el ser humano.
Bibliografía
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Fernández González, A. M., La Competencia Comunicativa como factor de eficiencia profesional del educador. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en ciencias pedagógicas. Ciudad de la Habana, 1996.
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Autor:
Dra. Iliana M. Vence Suárez
Enviado por:
Erik Orozco Crespo