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La educación en valores en el pensamiento revolucionario de Rubén Martínez Villena


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Fundamentos teóricos que sustentan la formación de valor patriotismo
  3. El valor patriotismo en la figura histórica de Rubén Martínez Villena
  4. Conclusiones
  5. Referencias bibliográficas
  6. Bibliografía

INTRODUCCIÓN

En la actualidad el trabajo en función de la formación de valores en jóvenes es un problema importante de la universidad cubana , donde los valores están condicionados por las relaciones sociales predominantes, constituyen componentes esenciales de la ideología, expresión de la cultura y la historia de una sociedad en una época determinada, de ahí la importancia de profundizar en el nivel de efectividad con que cumple su función educativa y revela las principales contradicciones, así como las distintas alternativas de perfeccionamiento que existen en este importante elemento educativo.

Durante los primeros años de la década, que comenzó en 1990, Cuba sufre un colapso económico; entre otras causas, por el derrumbe del campo socialista, y el recrudecimiento del bloqueo imperialista. Esto solo fue posible superarlo, por la firmeza inquebrantable del pueblo, la iniciativa creadora de todos los comprometidos con esta causa justa y la puesta en práctica de determinadas medidas económicas, entre ellas: la despenalización del dólar, la reapertura del mercado agropecuario, la autorización del trabajador por cuenta propia y la apertura a un mercado de turismo para lo cual la población en general y los jóvenes en particular no estaban preparados.

Lo señalado anteriormente, trajo aparejado situaciones especiales de vida a toda la población cubana, proliferaron algunas desigualdades, desviaciones morales, la doble moral, apatía a las diferentes actividades y el descomprometimiento político, el deterioro de algunos valores y modos de actuación asociados a ellos como: la honestidad, el patriotismo, la responsabilidad, la solidaridad y la honradez, entre otros.

Para dar respuesta a esta gran demanda social desde la teoría, es preciso recurrir a la rica tradición pedagógica mundial, tomar ideas positivas, atemperarlas a nuestras realidades en el momento en que se vive buscando resolver el nexo entre lo transnacional y lo nacional, lo tradicional y lo moderno, entre lo regional y lo local para resolver estas y otras múltiples tensiones en un mundo que tiende a la globalización donde será preciso sobrevivir culturalmente sin perder la identidad nacional, superando esquemas que se pretenden imponer para que surja un modo de pensar y actuar propio, consecuente con los intereses más genuinos y más elevados del ser humano.

El ideal educativo fue expresado en la tesis sobre Política Educacional:

… "formar las nuevas generaciones y a todo el pueblo en la concepción científica del mundo, es decir, la del materialismo histórico, desarrollar en toda su plenitud las capacidades intelectuales, físicas y espirituales del individuo y formar en él, elevados sentimientos y gustos estéticos: convertir los principios ideopolíticos y morales comunistas en convicciones personales y hábitos de conducta diaria. (1)

Posteriormente el Programa del Partido Comunista de Cuba reformula el fin de la educación teniendo en cuenta los cambios económicos y sociales en el ámbito actual y plantea: … "la formación de convicciones personales y hábitos de conducta y el logro de personalidades integralmente desarrolladas que piensan y actúan creadoramente aptas para construir la nueva sociedad y defender las conquistas de la Revolución "(2)

Este ideal educativo constituye la piedra angular de nuestra política educacional y la Educación Superior juega un insoslayable rol en el proceso de formación de valores morales, como fragua que da solidez a todo el arquetipo que se ha venido formando.

En el caso de la Nueva Universidad Cubana, en su doble función de formar egresados con una conducta ética ejemplar, preparados para trasmitir estos valores a las más jóvenes generaciones y aunque se dispone de un cuerpo teórico y metodológico que se nutre de muchas y diversas investigaciones, todavía resulta difícil adoptar una didáctica en la formación de valores morales que potencie el cómo hacer, pues en este punto el terreno se torna movedizo, dada la complejidad que supone el carácter multifactorial de las influencias y lo difícil que resulta en la práctica lograr su unidad y coherencia, atender a la alta carga personológica de este proceso y las barreras que se precisan vencer para implicar el sujeto en su propia educación, aspecto clave en el transcurso del mismo, así como lograr una comunicación participativa entre el sujeto y los distintos sistemas de relaciones para que de forma natural y empática llegue el mensaje que se desea trasmitir y se logre la orientación hacia los valores morales, sus rasgos, las normas a seguir, la confrontación de estas con su comprensión personal, con su verdad, sus valoraciones y se logre un proceso de interiorización que se traduzca en una auténtica respuesta que se evidencie en toda la conducta.

Desde la práctica en nuestro país el proceso de formación de valores se asume y se trabaja de forma sistemática, comenzando desde los primeros grados de la formación del estudiante, expresada esta voluntad en la resolución 90/98 del Mined, donde se establecieron los lineamientos para fortalecer la formación de valores, la disciplina y la responsabilidad ciudadanas y se han dado pasos en este sentido, además este ideal se expresa en el Programa Director Para el Reforzamiento de los Valores en la Sociedad Cubana Actual, orientado por la máxima dirección política de nuestro país, y en la Educación Superior se cuenta con el documento Objetivos de trabajo para el año 2013 y hasta el 2016, donde se norman entre otros aspectos los valores y modos de actuación para la nueva universidad cubana. No obstante, se hace necesario perfeccionar constantemente el trabajo, buscar nuevas vías que permitan incrementar la creatividad de estudiantes y profesores en el cumplimiento de esta tarea.

Lo anteriormente expresado se hizo necesario porque nuestros jóvenes se encuentran en constante asedio por campañas propagandísticas de inmensas proporciones, que propugnan el bienestar al modo de vida de las sociedades de consumo y es frecuente oír esta disyuntiva: ¿Qué es mejor, ser o tener?

Este bombardeo de fantasías por parte de nuestros enemigos históricos presenta un mundo ideal color de rosa que provoca cierto desequilibrio entre lo que expresan, piensan, y hacen en su quehacer diario… "en muchos casos existe incongruencia entre el conocimiento, entre el contenido de un valor social y el sentido personal que este tiene para el joven y su conducta. (3)

A pesar de los esfuerzos realizados por la dirección del país el tema de la formación de valores y específicamente el valor patriotismo, tiene que continuar siendo una prioridad, sobre todo, para los jóvenes matriculados en las diferentes carreras de la Educación Superior que la sociedad necesita, y exige teniendo en cuenta que cada generación requiere de sus propios valores y sus propias motivaciones.

La figura histórica de Rubén Martinez Villena, a pesar de su corta vida, está plagada de incontables hechos que demuestran la manera de sentir y manifestar el valor patriotismo en este personaje histórico. El autor de esta monografía, reconoce los diferentes referentes teóricos que nutren la educación en valores, en especial el patriotismo, por lo que a continuación se desarrollan algunas ideas al respecto.,

-El proceso de formación de valores en el nuevo modelo de la Educación Superior.

En la actualidad la formación en valores, es una problemática que preocupa y es objeto de análisis de políticos, especialistas y educadores de diferentes países, independientemente del sistema social existente y es así, porque constituye un problema global, indisolublemente vinculado a la propia existencia del ser humano, al desarrollo de su personalidad y a su condición de ser social.

Se ha hecho referencia en numerosos foros internacionales, a la importancia de educar al hombre en los valores que sustenta la sociedad en que vive y el significado de ello en la conservación de la propia humanidad, este problema de atención multifactorial, tiene un marco propicio para su solución en la actividad escolar y en todos los factores que en ella intervienen, se necesita una educación que no solo facilite la búsqueda y adquisición de nuevos conocimientos y actitudes, sino que además permita a los participantes adquirir, desarrollar y fortalecer los valores.

Producto a los cambios socioeconómicos ocurridos en Cuba en la década de los noventa, originados por acontecimientos tales como: el derrumbe del campo socialista, el recrudecimiento del bloqueo imperialista y las agresiones ideo-políticas por parte del gobierno de los Estados Unidos de América, se ha producido un cambio en los escenarios donde transcurre la educación, que se traduce en una valoración negativa de los principios morales de la Revolución, en algunos sectores de la población.

La presencia y agudización de algunas conductas negativas en una parte de la juventud cubana, han provocado, que actualmente exista en la sociedad una tendencia a hablar de crisis, pérdida, conflicto o cambio de valores en nuestros adolescentes y jóvenes.

Se ha demostrado, por diferentes investigadores que existe un importante porcentaje de adolescentes y jóvenes en los que predominan patrones consumistas o que demuestran una ausencia significativa de valores.

Para hacer frente a ese problema el Ministerio de Educación (Mined) trazó la política a seguir, que se recoge en la Resolución Ministerial (RM) 90/98 titulada: Lineamientos para fortalecer la formación de valores, la disciplina y la responsabilidad ciudadanas desde la escuela. En junio del año 2007, el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CCPCC) puso a disposición de toda la sociedad el documento: Los valores con que defendemos la Revolución y la especie humana, con el objetivo de universalizar esta problemática y recientemente, en setiembre del 2012, el Ministerio de Educación Superior (MES), puso en manos de los educadores de este ministerio el documento: Objetivos de trabajo para el año 2013 y hasta el 2016, donde se norman entre otros aspectos los valores y modos de actuación para la nueva universidad cubana, dando cumplimiento al proceso de implementación de los Lineamientos del Sexto Congreso del PCC.

Este último documento declara, llevar a la práctica el concepto de calidad de la educación superior cubana, la que se sustenta en el trabajo político-ideológico, porque engloba la educación basada en el sistema de valores de la Revolución, que se inclina hacia una formación de profesionales donde se combinen una elevada competencia profesional con las mas altruistas convicciones revolucionarias.

En este afán, especialistas cubanos se han planteado nuevos retos en la búsqueda investigativa orientada a la educación moral de las nuevas generaciones, y a la formación de valores como parte fundamental de ésta. Así se pueden citar los trabajos de autores como: J. R. Fabelo Corzo, N. Chacón Arteaga, M. Martínez Llantada, E. Báxter Pérez, entre otros. Ellos coinciden en sus trabajos al considerar la necesaria labor orientadora y ejemplar que el maestro debe proyectar en todo momento, la organización de actividades donde los estudiantes tengan la posibilidad de ejercer su protagonismo, la influencia que el medio social puede tener para el desarrollo de los valores, así como la necesaria estimulación de las esferas: cognoscitiva, motivacional, afectiva y volitiva, las que darán la posibilidad de que ellos interioricen y hagan suyos los valores.

En la literatura pedagógica relacionada con los valores, se encuentran con bastante frecuencia los términos educación en valores y formación de valores, ambos tienen una estrecha relación, existiendo en la actualidad una gran confusión en esta dirección, es decir entre educación en valores o su formación. El sistematizará y asumirá las consideraciones que realiza al respecto la doctora E. Báxter Pérez.

A juicio de la referida autora, la categoría formación guarda también una estrecha relación con la educación que reciben los estudiantes a nivel de aula, esto debe ser así pues cuando el maestro, dirige su acción no sólo al proceso de aprendizaje de determinados conocimientos, o al desarrollo de habilidades y capacidades, sino que también hace que sus alumnos experimenten vivencias positivas con lo que aprenden, se emocionen, interesen y motiven; los está educando y formando integralmente como personalidad.

De tal manera, se entiende como necesario e imprescindible, poner a los adolescentes, en situaciones de experimentar en lo personal los valores adquiridos, para entonces poder decir, que se han formado en ellos determinados valores y no otros.

La reconocida especialista se hace la siguiente interrogante: ¿entonces, se educan y se forman? , "pensamos que sí; la educación va dirigida a la formación del hombre, y debe dar respuesta a ¿qué tipo de hombre hay que formar para vivir en una determinada sociedad? de ello se derivan los objetivos o propósitos que se tracen como meta los centros educacionales de los diferentes niveles de enseñanza". (4)

Asumimos que la formación de un sujeto (en este caso el estudiante) vamos a entenderla como el resultado de la educación recibida, que se evidencia en una posición activa en su aprendizaje y desarrollo, así como en la actitud positiva que pone de manifiesto en aspectos fundamentales de su vida; entre ellos: la familia, el estudio, el trabajo y la patria.

Más adelante la doctora E. Báxter Pérez se cuestiona: ¿es la educación el proceso y la formación el producto? A esta interrogante le da una respuesta positiva, pues sin lugar a dudas, la educación de un sujeto (adolescente) está presente desde que nace, y por supuesto, en los primeros momentos de la vida y durante su desarrollo, siendo la familia la que constantemente evalúa, o se cuestiona hasta dónde ha llegado, cuáles son las manifestaciones adecuadas o no que asume el hijo o la hija al que educa, en términos de sentimientos, actitudes o conductas; de igual forma, lo hace durante todo su desarrollo sistemáticamente.

De tal manera, cuando se habla de educación en valores, se refiere al sistema de influencias educativas con este fin, mientras que, cuando se dice formación de valores, estamos en presencia de un proceso en el que un contenido de carácter axiológico, provoca una reacción de aprobación en la personalidad, que trasciende al nivel conciencia, alcanza una alta significación individual y con ello orienta su conducta, lo que puede ocurrir como parte de un proceso educativo o fuera del mismo.

Concluye en este sentido, que el empleo de ambos términos en el universo pedagógico es correcto, siempre que se tenga claridad de su estrecha relación con sus diferencias, para evitar confusión en los educadores y poder organizar y desarrollar la educación en valores adecuadamente.

En la monografía que se presenta, se coincide con lo planteado por el grupo de Pedagogía del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas y que asume la investigadora antes mencionada, que la formación de valores entendido como un proceso complejo y contradictorio, de carácter social, en el que intervienen diferentes factores, como son: la familia, la escuela, las organizaciones, las instituciones, entre otros, dirigidos a la transmisión y asimilación de valores sociales (como expresión de tendencias progresivas) que orienten la actuación de los individuos.

El autor considera importante destacar el papel que juega en el proceso de formación de valores los diferentes agentes y las instituciones socializadoras, para ello se basará en las concepciones de la doctora E. Báxter expresadas en el libro Educar en valores, tarea y reto de la sociedad.

Se destaca, ante todo, la adecuada relación que debe existir entre familia – escuela – comunidad a lo que denomina Triángulo Base, considerándose aspectos que tienen en común y diferentes.

Son comunes entre ellas, el reconocerlas como instituciones socializadoras, tener como objeto de acción un individuo en particular o un grupo en general, en un sistema complejo de relaciones y finalmente todas tienen como propósito educar, orientar, transmitir normas, hábitos y formas de comportamiento.

Entre las diferencias más notables se destaca que en la familia se desarrolla en un proceso espontáneo, prevaleciendo un sistema de relaciones determinado por lo afectivo. En el caso de la comunidad, el proceso también se declara espontáneo, pero asistemático y no formal con énfasis en tradiciones y costumbres, además de que se establecen relaciones formales con las instituciones y afectivas con los vecinos y amigos del barrio.

Al referirnos a la escuela, objetivo final al que va dirigido los resultados de esta investigación; se mantiene como elementos que la distinguen entre las diferencias, que el proceso es planificado, organizado, dirigido conscientemente, con objetivos definidos, con énfasis en los procesos cognitivos, sin obviar los procesos educativos. Por tanto, la formación de valores es una prioridad del sistema educativo cubano, que la atiende como parte de la preparación del hombre para la vida, como necesidad del sujeto desde su nacimiento, para poder desarrollarse e insertarse coherentemente en cada una de las etapas por las que transita su vida en sociedad.

El autor, después de haber sistematizado los referentes teóricos sobre la formación de valores señala: que se coincide en que el papel rector le corresponde a la escuela y en la escuela es el profesor la figura principal a la hora de emprender tan importante y difícil tarea, enseñar a vivir a las nuevas generaciones, a partir de los ideales, que la sociedad de hoy se propone.

Las profundas reflexiones de Fidel Castro, sobre la crisis que caracteriza a la educación en el mundo, han constituido los fundamentos inspiradores y directrices para iniciar cambios radicales en su modelo educativo y de hecho, constituye un aporte cubano, a la solución de este problema. La introducción del modelo, con sus componentes y relaciones, en su integridad funcional, para hacer posible esta aspiración formativa, exige un riguroso proceso de rompimiento de esquemas y estilos directivos y la implementación de vías, que en su dinámica, favorezcan la comprensión, adquisición y evaluación de nuevas formas de trabajo de los sujetos participantes en el proceso pedagógico.

Se destaca que el modelo actual de la educación, es necesaria la búsqueda de formas variadas y novedosas para la capacitación del profesor, donde la formación de valores, desempeña un papel fundamental. Se requiere que el profesor domine los fundamentos que lo sustentan, sus características, sus métodos y exigencias didácticas; es él, el máximo responsable de la educación de los adolescentes.

En la investigación encabezada por Antonio Hernández Alegría y otros investigadores, se destaca que este modelo está creado con el fin de que no se trata sólo de enseñar valores, sino de crear las posibilidades para el desarrollo de la capacidad de valorar, donde el profesor para llevar a la práctica este propósito, debe reunir determinadas características; entre las que se destacan: tener un conocimiento profundo de los estudiantes en la esfera cognitiva, motivacional – afectiva y volitiva, una actitud moral adecuada, autoridad, dominio pleno de las asignaturas que imparte, ser empático, saberlos comprender y orientar, ser creativo, poseer una elevada cultura general y ser comunicativo.

Según la doctora E. Báxter, los valores guardan una estrecha relación entre sí y con otros aspectos de la personalidad: los sentimientos, las actitudes, cualidades y motivaciones personales, para entender y poder encauzar con éxito la labor de formación de valores en los estudiantes de educación superior, es preciso considerar las características de su personalidad como individuo.

Se necesita un joven, que pueda emitir criterios acerca de los objetivos a lograr en su educación, en lo relacionado con la organización de la vida escolar, el sistema de actividades, los ajustes curriculares, así como de las tareas docentes y extradocentes emprendidas. Además un joven que sepa autorregular su comportamiento en los diferentes contextos de actuación, que ejerza la crítica y la autocrítica con autonomía, que valore las consecuencias de sus acciones antes de emprenderlas, y que analice el fruto de sus realizaciones.

No en pocas ocasiones se escuchan opiniones desfavorables del comportamiento de los jóvenes en diferentes situaciones, por ejemplo: se expresan mal, falta de seriedad en actividades públicas, inmadurez, entre otras.

Lo planteado es un reto para cualquier educador, que tenga como objetivo de su labor, no sólo impartir conocimientos, sino lograr en sus estudiantes, la incorporación de aquellos valores que sustenta la sociedad en que viven y desarrollan su vida. Por lo que cuando nos referimos al proceso de formación de valores, estamos hablando de formación de sentimientos, voluntad, ideología, convicciones, ideales, cualidades, actitudes y modos de actuación.

El estudio de los valores es una tarea compleja, al ser parte del objeto de estudio de diversas ciencias sociales. Así vemos, como la filosofía mediante el desarrollo de la axiología, esfera del saber que se dedica al estudio de los valores, aporta fundamentos de máxima generalidad; pero también lo han hecho con gran énfasis, la sociología, la psicología y la pedagogía, que han aportado cuantiosos elementos de su manifestación en la sociedad, en la personalidad y sobre el proceso de su formación, respectivamente.

Los valores son estudiados por la axiología, término que proviene del griego "AXIO", que significa valor y "LOGOS" que significa estudio. El problema de los valores y su significación en la vida del hombre revistió una gran importancia para la Filosofía que conceptualiza las nociones de lo valioso, en el campo de lo que es bello, estético y verdadero, como esencias y cualidades contenidas en las creaciones humanas.

Entre los valores que se erigen con la nueva sociedad es preciso destacar el colectivismo, el patriotismo, el internacionalismo, la solidaridad, el espíritu de sacrificio, justicia y modestia, así como una nueva actitud ante el trabajo y la posición de la mujer en la sociedad.

Resulta interesante reflexionar sobre los diversos criterios de especialistas sobre el significado de valor.

José R. Fabelo, afirma: "Se entiende por valor la capacidad que poseen determinados objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana, es decir la determinación social de estos objetos y fenómenos, consistente en su función de servir a la actividad práctica del hombre, o sea, desempeña un papel positivo en el desarrollo de los objetos cuya relevancia no determina su ser natural, sino las funciones que en la práctica social cumplen dichos objetos ". (5)

El criterio de Nancy Chacón Arteaga al plantear que el "valor expresa la significación social positiva, buena, en contraposición al mal, de un hecho o acto de conducta, en forma de principios, normas o representaciones sobre lo bueno o malo, justo y digno, que posibilita valoración, orientación y regulación de la actitud y conductas de los individuos hacia la reafirmación del progreso moral, el crecimiento del humanismo y el perfeccionamiento humano". (6)

Esther Báxter, por su parte expone que: "el valor es algo muy ligado a la propia existencia de la persona que afecta a su conducta, configura y modela sus ideas y condiciona a sus sentimientos, actitudes y atribuye a objetos y fenómenos de la realidad en una sociedad dada, en el proceso de la actividad práctica en unas relaciones concretas". (7)

El maestrante considera, que estos autores coinciden en afirmar que el valor es la significación del objeto para el sujeto, ellos caracterizan el significado de uno u otros para la sociedad; lo que afirma que, el valor no es objetivo solamente, ni subjetivo, es una dialéctica de los dos elementos y se forma en el proceso de la actividad práctica en relaciones sociales concretas.

– Fundamentos teóricos que sustentan la formación de valor patriotismo

El autor sistematizará algunos de los principales fundamentos teórico – metodológicos abordados por un grupo de autores liderados por el investigador Antonio Hernández Alegría, sobre la formación de valores.

Desde el punto de vista filosófico es importante destacar la relación que se establece entre sujeto – objeto, determinándose la práctica como base de toda relación humana. En este contexto la actividad y la práctica son dos categorías insoslayables; la actividad práctica deviene punto de partida en la explicación y comprensión de esta relación. La actividad cognoscitiva, la axiológica y su resultado (conocimientos y valores), se desgajan de la activad práctica del hombre.

La esfera de la actividad humana se analiza en las dimensiones sujeto – objeto y sujeto – sujeto. El objeto, la formación del valor patriotismo en los estudiantes de la educación superior, está relacionado con el medio en todos sus aspectos, económicos, políticos, culturales, religiosos, educativos, entre otros. Los sujetos que son aquellas personas que participan en la transformación del objeto.

La teoría marxista leninista de los valores, a partir del estudio de sus bases metodológicas principales, entiende la formación de valores como un proceso complejo que forma parte de uno más amplio, la formación de la personalidad, que está contenido no sólo en la estructura cognitiva, sino fundamentalmente en los profundos procesos de la vida social, cultural y en la concepción del mundo del hombre, que existen en la realidad, como parte de la conciencia social y en estrecha correspondencia y dependencia del tipo de sociedad en que se forman los jóvenes.

La formación de valores como componente esencial del trabajo ideológico, constituye y constituirá una dirección principal de la labor educativa de la nación cubana donde la escuela, los profesores, los factores que intervienen en este proceso, debe responder a los valores de la sociedad.

En el trabajo investigativo antes referido, se hace alusión a un planteamiento del investigador José Ramón Fabelo, donde destaca que los valores no existen fuera de las relaciones sociales, de la sociedad y el hombre, y poseen un carácter histórico concreto. En tal sentido la doctora Esther Báxter reafirma que, cada sociedad es portadora de determinados valores, que son asimilados por el niño, adolescente o joven, en forma de orientaciones valorativas, de acuerdo con las peculiaridades del medio en que vive, las características de cada etapa de su desarrollo, y su experiencia personal.

Para el caso de la Educación Superior, se sintetiza en: la formación básica e integral del joven cubano sobre la base de una cultura general que le permita estar plenamente identificado con su nacionalidad y patriotismo, al conocer y entender su pasado, enfrentar su presente y su preparación futura, adoptando conscientemente la opción del Socialismo, que garantice la defensa de las conquistas sociales y la continuidad de la obra de la Revolución, expresada en su forma de sentir, de pensar y de actuar, la contribución a la continuidad de estudios de los jóvenes y la formación continua de los profesores para garantizar su desempeño profesional.

La preparación del profesional de la educación contribuye al desarrollo de la sociedad, garantizando que se forme desde la escuela, que esté presto para desempeñar un papel en el contexto social, con cualidades que se correspondan con los intereses de este para enfrentar los retos de la revolución científico-técnica de una manera práctica, creadora, renovadora y transformadora.

Una de las prioridades de la educación para el presente siglo es el enriquecimiento del mundo espiritual del hombre, encargo también que lo tiene el nuevo proyecto de la Nueva Universidad Cubana, sobre la base del proceso de formación de valores, por lo que desde el punto de vista social es la escuela un componente importante que permite precisar las acciones que contribuyen al fortalecimiento y consolidación de estos en la personalidad de los estudiantes.

Desde el punto de vista psicológico los valores constituyen formaciones psicológicas de la personalidad que van a regular la actuación del sujeto, mediante la unidad de lo cognitivo con lo afectivo, la propuesta de actividades para desarrollar el valor patriotismo, se adecua también al modelo histórico- cultural representado por L.S.Vigotsky y sus seguidores, considerando la labor educativa como un proceso complejo en el que existe una estrecha relación entre lo biológico, lo psicológico y lo social, pues estos elementos se integran en una relación dialéctica, donde lo social debe predominar en última instancia, pues esto caracteriza la naturaleza humana.

Por su vigencia en la teoría histórico cultural de Vigotsky, el desarrollo de la persona no se hace depender de forma absoluta de la maduración interna de las estructuras psicológicas de la personalidad en el plano de lo cognitivo, sino que la educación propicia ese proceso de desarrollo entendido en la unidad del intelectual y lo afectivo-volitivo, y en su integración con el medio social de la forma más integral y completa.

Se coincide además, con el principio del enfoque histórico-cultural de la unidad entre lo cognitivo y lo afectivo. Según esta concepción la enseñanza debe brindar las condiciones requeridas, no sólo para la formación de la actividad cognoscitiva del estudiante, para el desarrollo de su pensamiento, de sus capacidades y habilidades, sino también para la formación y desarrollo de los distintos aspectos de la personalidad.

Las concepciones sobre la educación y formación de valores de la investigadora Esther Báxter, han constituido un eje central en la presente monografía, por lo que se hace necesario destacar sus ideas sobre que los valores guardan una estrecha relación entre sí y con otros aspectos de la personalidad, como: los sentimientos, las actitudes, cualidades y motivaciones personales.

Finalmente el autor sistematizará los elementos referidos a los fundamentos pedagógicos, tomados esencialmente de la obra antes mencionada.

En Cuba el problema del tratamiento de los valores desde la escuela tiene sus raíces en la labor pedagógica de determinadas personalidades, que han ejercido el magisterio desde finales del siglo XVIII, estos establecieron los principales aportes teóricos sobre estas temáticas, pudiéndose señalar las tendencias principales del pensamiento pedagógico cubano en relación con la formación de los valores:

– La unidad entre lo instructivo y educativo en el proceso docente, como eje fundamental para potenciar la dimensión axiológica: José de la Luz y Caballero, reconocía la formación moral en cuanto al patriotismo, la sinceridad, honestidad, laboriosidad, como cualidades esenciales de la personalidad que tenían que crecer junto a los conocimientos. Esta concepción acerca de la formación de valores está también presente, en la obra de José Martí, en especial la unidad entre lo instructivo y educativo, en este sentido se recuerdan sus obras, como el Ismaelillo, las Cartas a María Mantilla y La Edad de Oro.

– El rol insustituible del maestro en la formación de valores: en este sentido se puede señalar a uno de nuestros más insignes pedagogos; Enrique José Varona: ‹‹… no basta que sean meros transmisores de los conocimientos necesarios. Enriquecer la inteligencia es bueno y útil, es indispensable, pero hecho todo eso, aun queda lo mejor por hacer, reformar suavemente el corazón, dirigir con tino la conducta, templar el carácter. Esta es la obra que demandamos a los maestros, esto es lo que exige imperiosamente la salud de nuestra Patria, en los críticos momentos que se trata de estructurar su fuerza ››. (8)

– Al estudiante hay que situarlo en una posición activa durante la actividad docente: en este sentido Luz y Caballero sentenció ‹‹… Bueno, útil, laudable es que todo plan se proponga mejorar, simplificar, facilitar la adquisición de conocimientos; pero pretender, que no sean necesarios los esfuerzos del que aprende para conseguir el fin deseado, pudiendo descansar en la excelencia del método y en el celo del instituto, es señal segura de charlatanería, o cuando menos dé inexperiencia y superficialidad ››. (9)

– Formar al estudiante en los valores de su época para que influya de forma activa en el mejoramiento de la sociedad. En este sentido Enrique José Varona planteó ‹‹… la manera, los procedimientos, el contenido y el fin de la educación, han de cambiar forzosamente con el transcurso de las vicisitudes del tiempo, y tomar formas diversas en cada país, dentro de las grandes líneas de la civilización y del grupo a que pertenezca ››. (10)

– Educar la inteligencia como algo natural en función del desarrollo de un sentido de la vida en correspondencia con el ideal social. Al respecto Alfredo Miguel Aguayo afirmó: ‹‹El proceso de enseñanza debe acomodarse a las actividades, intereses, e ideales del mundo y de la vida del estudiante. (…) La vida moral es esencialmente una vida de carácter social››. (11)

– Un estilo de comunicación claro, flexible, reflexivo, sereno, dialogado, que permita humanizar el estudiante como tarea esencial de la clase. Con respecto a este José Agustín Caballero indicó: ‹‹La enseñanza debe ser muy clara para lograr adecuada comunicación entre el profesor y el alumno ››. (12)

Todas estas tendencias deben tenerse en cuenta en la labor del profesor, al trabajarse la formación de valores, teniendo en cuenta que el hombre es un ser esencialmente perfectible y la actividad docente es un espacio importante en la búsqueda del mejoramiento humano, a partir de su fuerte carga ética. El autor concuerda con Antonio Hernández Alegría, cuando aseveró, que la formación de sentimientos patrióticos es una condición indispensable al darle tratamiento a las condiciones del hombre y de la sociedad.

Como parte de los valores morales que comienzan a formarse desde las primeras edades se destaca, el valor patriotismo, el cual se concibe como los sentimientos de amor al trabajo, el cuidado de todo lo que nos rodea, el conocimiento y disposición de cumplir con los deberes y derechos sociales, el optimismo ante el futuro de la patria, la solidaridad y el internacionalismo, como expresión más alta de amor a la patria.

"El patriotismo es la actitud hacia la tierra natal, la lengua y las tradiciones integrado a un sistema de valores que responden a un contexto social determinado, donde se ponen de manifiesto los sentimientos de amor a la patria, al trabajo, a la naturaleza, el respeto y admiración por los héroes de la patria, el conocimiento y disposición de cumplir con los deberes y derechos sociales, el optimismo ante el futuro del país, la solidaridad y el internacionalismo". (13)

Patriotismo es "la lealtad a la historia, la patria y la revolución socialista, y la disposición plena de defender sus principios para Cuba y para el mundo". (14)

El autor de este trabajo comparte el criterio respecto a lo planteado anteriormente en el Programa director para el reforzamiento de valores fundamentales en la sociedad cubana actual, pues considera que cuando se habla de patriotismo, se hace referencia a un país que aspira a formar jóvenes con conceptos científicos sobre la naturaleza y la sociedad, con respecto a la propiedad social y personal, que estén aptos para vivir en la sociedad que construimos y luchamos contra toda conducta indeseable.

En el documento del MES: Objetivos de trabajo para el año 2013 y hasta el 2016, se declaran los siguientes valores para este nivel de enseñanza: dignidad, honestidad, solidaridad, responsabilidad, humanismo, laboriosidad, honradez, justicia y patriotismo.

En este último se declara de ser conscientes de que la patria es lo primero, la fidelidad con la Revolución, el Partido, el Socialismo, Fidel y Raúl. Vivir para la patria y estar dispuesto a morir por ella. Participación de las tareas de la Revolución. Ser un antiimperialista e internacionalista consecuente.

Martí, desde su profunda concepción del hombre como ser irrepetible y creador, desde su universo valorativo excepcional, nos llama a los educadores, ante los inmensos desafíos que el siglo XXI, con el fabuloso crecimiento de la ciencia y la tecnología por un lado y la enorme carga de violencia y barbarie desatada, por otro, impone al desarrollo espiritual del ser humano, a descubrir el inmenso caudal espiritual del ser humano; a profundizar en el proceso de su desarrollo; a advertir las esenciales diferencias entre las etapas recorridas, desde la infancia, y a actuar en correspondencia con ellas; a comprender el papel de lo afectivo junto al desarrollo del intelecto en el proceso de la educación.

Los más insignes pedagogos cubanos del pasado fueron portadores de los más altos sentimientos patrióticos y pusieron especial interés en trasmitirlo a sus discípulos. Dentro de estas personalidades están los criterios acerca del patriotismo de las siguientes figuras:

Félix Varela y Morales expresó, "no es patriota el que no sabe hacer sacrificios en favor de su patria o el que pide por esta una paga , que acaso cuesta mayor sacrificio que el que se ha hecho para obtenerla , cuando no para merecerla". (15)

Para Varela "no ama la patria el que no es capaz de sacrificarse por ella sin pedir nada a cambio, sin ningún otro reconocimiento que merecer ser hijo de esa patria". (16)

Otro ilustre pedagogo cubano José de la Luz y Caballero, expresó:

"hay algo para mí más grande que mi estado de salud, el estado de mi país, ya no he visto realizado mis deseos en este particular pero a mis discípulos les encomiendo mi Cuba". (17)

Para este filósofo y revolucionario cubano la Patria está por encima de los intereses personales, manifiesta preocupación por su futuro, pues si no veía realizados sus sueños, estaba seguro de que sus discípulos, llevarían adelante la labor por la independencia.

Concepciones sobre el patriotismo que el autor tiene en cuenta, son precisamente las de ese hijo amantísimo de la patria, José Martí, cuando precisó: "Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanza". (18). Considerando la Patria como la suma de todo lo bueno, noble y hermoso que pueda existir.

Resulta importante destacar que, el valor patriotismo comprende la concepción de Patria, internacionalismo y cuidado del medio ambiente: Patria significa reconocerla como el medio físico, social, cultural, económico y político en el que el individuo se desarrolla. El patriotismo es la actitud de amor hacia un determinado medio histórico-cultural, hacia la tierra natal, la lengua, las tradiciones del país de origen, es la necesidad de cohesión y unión de las personas en el marco de determinados países natales, también es el sentimiento y conciencia de la vinculación.

El internacionalismo es patriotismo auténtico, es incompatible con la estrechez nacionalista, el bien de un pueblo es indivisible del bien de otros y de la humanidad. Es necesario ser internacionalista, porque la unidad internacional es tan importante como la unidad nacional; la situación de la pobreza económica de la clase obrera es internacional; estas tienen el mismo enemigo: el imperialismo y sus transnacionales; se pueden vencer solamente con la unidad internacional; es necesario globalizar la solidaridad.

El patriotismo fortalecido en los estudiantes requiere de conocimientos sólidos sobre la Historia de Cuba, de la localidad y de sus tradiciones patriótico – militares e internacionalistas; dominio del significado de los símbolos patrios y atributos nacionales, dominio de las tareas que les corresponden en la preparación para la defensa de la Patria, la disposición y entrega a las tareas que se le asignan al precio de cualquier sacrificio.

El trabajo con las figuras históricas fortalece el valor patriotismo en los jóvenes de La Nueva Universidad Cubana, los sentimientos, la fidelidad, lealtad, servicio a la patria, la confianza de su pueblo, pues cuando el profesor es capaz de argumentar con hechos sobre la vida y obra de importantes figuras que enaltecieron la historia de la patria, constituye el patriotismo, el motivo básico, la fuente la inspiración, de ejemplo del heroísmo en la lucha y el trabajo.

Partes: 1, 2
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