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El orden oligárquico en América Latina de 1850 a 1920

Enviado por meliman


    Indice1. Introducción 2. Rasgos sociales y políticos de este nuevo orden ligado al mercado mundial 3. Crisis del orden oligárquico ligado al mercado mundial 4. México y Brasil en clave comparativa 5. Bibliografía

    1. Introducción

    A partir de mediados del siglo XIX se define la forma en que las economías latinoamericanas se incorporan al mercado mundial. En la etapa posterior a las guerras de la independencia, América Latina comienza un período de reestructuración de fuerzas, caracterizado por la violencia cotidiana, la represión por parte de las elites criollas hacia todas las disidencias, fueran de signo realista o de frentes revolucionarios, con el objetivo de mantener un "orden interno tolerable". Hacia 1850 se definen las características del nuevo orden, ligando el desarrollo de los países latinoamericanos a la dependencia con los países centrales, lo que Halperin Donghi denomina "el pacto neocolonial". "Ese nuevo pacto transforma a Latinoamérica en productora de materias primas para los centros de la nueva economía industrial, a la vez que de artículos de consumo alimentario en las áreas metropolitanas". Este nuevo contexto económico se caracteriza por el ingreso de capitales extranjeros y el otorgamiento de créditos a los gobiernos nacionales por parte de los países centrales. De esta manera, la expansión económica se va a desarrollar sobre la base del endeudamiento público externo; dado que tal expansión no es constante, los gobiernos tendrán que pedir continuamente nuevos créditos para pagar los intereses de los anteriores. Las inversiones estarán dirigidas a distintos sectores de la economías nacionales dependiendo del grado de desarrollo de las fuerzas productivas, la estabilidad, la diferenciación social y la fuerza del sistema de dominación alcanzado por los países latinoamericanos; en resumen, van a depender del sistema local de control político y económico para la organización nacional. En este sentido se distinguen dos tipos de economías: las de "control nacional del sistema productivo" y las de "enclave". En las primeras, las relaciones de intercambio se producen sobre la base de la división de tareas entre el sector financiero y comercial de las economías centrales que determina las condiciones de negociación y el Estado, que se ha creado mediante una alianza entre "la plantación" o hacienda moderna y la hacienda tradicional, que constituyen los pilares de la organización social y política de estos países, desde 1850 hasta 1930. Este tipo de organización económica será la predominante en países como Brasil con el cultivo del café o en Argentina con la producción cerealera y más adelante, ganadera.

    Las economías de enclave son propias de algunos países en los que los grupos económicos locales no han podido mantener su control o predominio sobre el sector productivo. La producción es obtenida directamente por grupos extranjeros y no funciona como un sector dinámico que integra toda la economía, es solamente una prolongación tecnológica y financiera de las economías centrales. Estos enclaves son mineros o de plantaciones. Ejemplos de estos países son: Costa rica y Ecuador, donde la producción de banana es explotada por la estadounidense United Fruit Co. o, Puerto Rico, Cuba y Perú, donde la producción de azúcar está concentrada en manos inglesas y estadounidenses. También están los casos de México y Chile, donde se instalan enclaves ingleses y estadounidenses para la explotación minera de plata y cobre, pero en estos países además hay ciclos locales agrícolas manejados por grupos nacionales en función de los cuales se desarrolla la economía del país.

    Este sistema económico, surgido del "pacto neocolonial", se define por el hecho de que la comercialización de productos coloniales deja de hacerse a través de los puertos y aduanas ibéricas para, en un primer momento, ligarse directamente a Inglaterra. Este vínculo será netamente económico, Inglaterra no se comprometerá políticamente con los países latinoamericanos. La hegemonía mundial de Inglaterra se prolongará desde el inicio de este nuevo pacto (alrededor de 1850) hasta comienzos del siglo XX y determinará sobre qué bases se apoyará la dependencia mercantil y financiera de América Latina. En los países que logran un control nacional, las inversiones externas estarán dirigidas a los sectores del transporte y la comercialización; un ejemplo de este tipo de inversión es la del ferrocarril, que tiene un fin puramente económico que es el de comunicar a las unidades productivas con el puerto para la exportación de materias primas. En los países que no logran establecer un sistema de alianzas que garantice el orden interno y el desarrollo de la producción primaria, las inversiones estarán orientadas a establecer enclaves, sean estos de tipo minero (que necesitan mayor inversión) o en los enclaves de plantación.

    A comienzos del siglo XX, la nueva potencia económica que comenzará a detentar la hegemonía mundial es Estados Unidos. Estados Unidos establece vínculos de dominación sobre América Latina, pero no sólo sobre su estructura económica-financiera sino que busca asumir el papel de "gendarme" de todas las relaciones que establezca América Latina con cualquier país. El vínculo de los países latinoamericanos con Estados Unidos comienza siendo gradual; primero, Estados Unidos logra tener influencia sobre el Caribe y América Central: por ejemplo, cuando Cuba se independiza de España queda bajo la dominación de aquel país al igual que Puerto Rico por el Tratado de París; también en 1903 se crea el Estado de Panamá como Estado protegido por Estados Unidos que se apropia del Canal Interoceánico. Está dominación sobre Latinoamérica se intensifica hacia 1914 cuando surgen los conflictos en Europa; Inglaterra pierde su poder naval y Europa deja de funcionar como centro económico.

    Hacia 1920 el ferrocarril inglés es reemplazado por el transporte automotor americano, lo que asegura nuevos mercados para Estados Unidos sin necesidad de inversión. A partir de la década del 20 va a cambiar la configuración económica mundial que se refleja en América Latina como el fin del desarrollo económico basado únicamente en el modelo agro-exportador, como consecuencia de que Europa se encuentra en ruinas y Estados Unidos se transforma en la potencia central del mundo y no demanda materias primas de América Latina. Termina la era denominada "de expansión hacia afuera" para comenzar con el crecimiento orientado hacia el mercado interno. Esta tendencia se va a intensificar después de la gran crisis de 1929.

    Se puede entender, entonces, que toda la historia latinoamericana es una historia de relación, la relación entre "periferia" y "centro" como determinante de la estructura de fuerzas que se dan dentro de los países latinoamericanos. O bien, puede explicarse la relación que establecen los países latinoamericanos con el resto del mundo como producto de "las vinculaciones económicas y político-sociales que tienen lugar en el ámbito de la nación". "La dependencia encuentra así su verdadero carácter (…) a partir de la configuración del sistema de relaciones entre las distintas clases sociales en el ámbito mismo de las naciones dependientes".

    2. Rasgos sociales y políticos de este nuevo orden ligado al mercado mundial

    Finalizadas las guerras independentistas, los países de América Latina quedaron inmersos en un proceso de formación de nacionalidades que se caracterizará por la "violencia popular anónima e incontrolable". "La guerra de Independencia, transformada en un complejo haz de guerras en las que hallan expresión tensiones raciales, regionales, grupales demasiado tiempo reprimidas…". De esta forma, la militarización sobrevive a la lucha con el fin de conformar un nuevo orden.

    Esta lucha que dura alrededor de 25 años es la etapa que Halperin Donghi describe como "la larga espera" para concordar el "pacto neocolonial". La distinción entre los países latinoamericanos que muestra las características que tiene el tipo de relación de dependencia económica-financiera que se establece con los países centrales – de control nacional o de enclave – depende de como se desarrollaron las relaciones de fuerzas internas durante este período. Se puede decir que los países donde predomina la economía de control nacional y que poseen un grado de diversificación del sistema productivo se corresponden con los que lograron comenzar el proceso para conformar un Estado–Nación, lo cual se vincula con el desarrollo de una clase social hegemónica capaz de tomar la dirección económica, política, cultural e ideológica del país, haciendo actuar a las demás clases como si la ideología que difunde fuera la misma de las demás clases. Esta dirección actúa sobre la base del consenso y pocas veces debe recurrir a la violencia, aunque posee el monopolio de la fuerza. La hegemonía se caracteriza por un predominio de la sociedad civil sobre la sociedad política (aparato estatal), pero hay que tener en cuenta que la hegemonía nunca es total y por este motivo se recurre a la coerción.

    Entre 1825 y 1850 se desarrollan las luchas por alcanzar esa hegemonía, por esto predomina la violencia por sobre cualquier tipo de consenso. En este período, la clase fundamental recurre al pensamiento positivista basado en el racismo para salvaguardar su propia identidad, lo que obliga a un continuado ejercicio de represión y exclusión, política y cultural de los pueblos y las etnias con el fin de concebir la legitimidad del Estado. "Desde las élites políticas e intelectuales "blancas" se intenta definir "sociológicamente", de manera eugenéstica, al "otro" étnico, social y cultural. Este "otro" es recortado desde el comienzo como problema: "problema indígena", "inmigrante" o "negro"(…) según los casos". De esta manera, se puede hablar de hegemonía por el grado de unidad que han mostrado las distintas élites de la clase dominante y, por la forma en que lograron transformar las relaciones clientelares basadas en la violencia durante "la larga espera" en relaciones basadas en el consenso para el modelo agro-exportador del nuevo orden sustentado por la ideología del liberalismo económico. Pero no hay que olvidar que este es el "Estado capturado" por los terratenientes, esta hegemonía es la hegemonía de "blancos", es la "unidad de clase" dirigida por el grupo predominante dentro de la misma clase y se sostiene por las relaciones clientelares que se caracterizan por excluir una gran cantidad de la población de la relación política con el Estado. La comunicación de la mayoría sólo es a través del clientelismo: con los caciques (en México), con los coroneles (en Brasil), con los gamonales (en Perú), y se mantienen en el mundo cerrado de la hacienda.

    En algunos países, uno de los sectores "comercial-exportadores" monopolizó las relaciones externas y pudo así imponer su predominio a los demás grupos, constituyéndose en clase hegemónica que obliga al resto a acomodarse en su orden peculiar. Esto se evidencia en Argentina, donde la burguesía bonaerense logra conformar una "unidad de clase" bajo la cual mantiene los intereses de los restantes grupos que aparecen integrando la clase dominante.

    En otros casos, como el de Brasil, falta un sector claramente hegemónico y esto conduce a una pacto tácito entre distintos sectores agroexportadores que serán los encargados de la dirección político-económica del país.

    En países como Colombia o Uruguay se da un enfrentamiento por la hegemonía entre diversos sectores de la clase dominante que lleva a un pacto explícito de división sectorial o regional de esferas de influencia dentro del aparato estatal.

    América Latina se prepara para este nuevo orden asaltando tierras de comunidades indígenas y, en algunos casos, tierras que pertenecen a la Iglesia con el fin de lograr una expansión de cultivos para el mercado mundial.

    Algunos de los países que lograron iniciar este proceso hacia conformación de este tipo de Estado-nación y hegemonía son Argentina, a partir del gobierno de Rosas, la campaña del desierto y una democracia fraudulenta que se iba perfeccionando, respetando ciertos principios y garantías constitucionales, caracterizada por el enfrentamiento entre unitarios y federales; México, con el gobierno de Porfirio Díaz, quien estableció un régimen político de conciliación procurando satisfacer a aquellos que pudieran ser útiles a su dictadura; Brasil, pero que a diferencia de los demás, una vez que logró su independencia, llevó una vida pacífica de dictaduras libres hasta el golpe de estado de 1887 que puso fin a la monarquía y surgió la llamada República Vieja, que se va a caracterizar por ser un régimen federal.

    Los países que no logran conformar una hegemonía de clase se debe a que los grupos fundamentales no tienen la fuerza suficiente para acordar en la forma de dirigir el país y determinar que tipo de relación económica querían y podían tener dentro del mercado mundial. Estos países se caracterizan por tener un sistema exportador monoproductor. Tales como los centroamericanos, en los cuales Estados Unidos e Inglaterra se enfrentarán por controlar el paso interoceánico. El sector exportador se impuso como clase dominante, estableciendo relaciones de subordinación y no de alianza.

    3. Crisis del orden oligárquico ligado al mercado mundial

    La crisis del orden oligárquico encuentra sus orígenes alrededor de 1914 y sus explicaciones se pueden ver tanto en el orden interno como en el externo. En este sentido, se puede decir que a partir de las consecuencias que, desde la primera postguerra, genera esta relación dialéctica en el orden interno son causantes de la crisis de la "unidad de clase" característica de la estructura oligárquica.

    Desde el orden externo, la crisis se puede explicar como resultante de la ruina de la economía europea que deja de demandar materias primas y productos agroindustriales, y esta demanda era el motor de las economías latinoamericanas y la base sobre la cual las clases dominantes mantenían el orden.

    En el orden interno, la crisis del orden oligárquico se explica por la aparición de nuevos grupos sociales que demandan estar representados en el ámbito político. Estas nuevas clases son producto de la modernización que se provocó por la división social del trabajo. La formación de estos sectores orientados hacia el mercado interno se explica como consecuencia de la magnitud de las economías exportadoras diversificadas, de la existencia de núcleos exportadores paralelos. La constitución de un mercado interno alienta al consumo, que requiere el desarrollo de una industria agropecuaria que, a su vez, genera nuevos sectores medios con cierta capacidad de consumo. "En función de ese mercado se constituyen los primeros núcleos industriales, y se forman, en consecuencia, tanto una burguesía urbana como sectores obrero-populares; así, en un primer momento, los grupos sociales urbano-industriales se constituyen siguiendo la expansión del sector agroexportador y sin que sus intereses económicos se opongan a los de éstos, sino que, por el contrario, pasan a ser un sector complementario de aquél"

    Los sectores que exigen inclusión son los denominados sectores medios, que crecieron durante la última etapa de la "dominación oligárquica" y no están representados políticamente. Sus exigencias no estarán vinculadas tanto a la esfera económica; sus demandas serán por ejemplo por el voto universal, el cumplimiento de la constitución y, en algunos casos, como en México, por la no reelección frente al problema de la sucesión de presidentes.

    En lo político, la forma de actuar de estos sectores va a ser particular en cada país: por vía revolucionaria en México, por la democratización pacífica en Argentina, Chile y Uruguay o, por vías autoritarias como es el caso de Perú. Esta es la etapa del surgimiento de los partidos políticos de amplia base social.

    Junto con el surgimiento de estos sectores medios, los dueños de hacienda van perdiendo el monopolio del poder político aunque conservan el poder económico. Estas haciendas se caracterizan por tener un dueño que "protege" a los campesinos que trabajan en sus tierras, pero su producción es capitalista, de grandes volúmenes y para exportar. De este medio, surgen en algunos países latinoamericanos, a partir de 1920, movimientos del campesinado. Este campesinado es heterogéneo y todavía no tiene conciencia de clase, pero se une a los sectores medios para exigir participación política. Se produce un cambio en las actividades del Estado, que pasa de ser un Estado oligárquico débil manejado por el poder económico de los grandes terratenientes a uno activo que regula la sociedad civil e incluye a los sectores que surgieron en el seno mismo del Estado oligárquico.

    4. México y Brasil en clave comparativa

    La elección de estos dos países fue hecha para ver cómo, frente a un mismo contexto internacional y con el mismo objetivo, que es el de mantener un clima favorable para las inversiones extranjeras y beneficiarse del auge de las exportaciones, las distintas elites mexicanas y brasileras desarrollan sistemas políticos muy diferentes, en función de las relaciones de fuerzas que en cada país se revelan.

    En el período anterior al orden oligárquico se encuentran las diferencias que van a explicar los motivos por los cuales estos países van a adoptar sus respectivos sistemas políticos. México se encontraba en un período de desorden generalizado por los violentos enfrentamientos entre conservadores y liberales federalistas, los conflictos entre los liberales, la Iglesia y las fuerzas armadas, las rebeliones populares indígenas, la urgencia de restaurar la minería y ordenar las finanzas públicas y, el debilitamiento de una clase alta excesivamente reducida a partir de la expulsión de los españoles peninsulares; Brasil se encontraba más unido, liderado por la predominante clase terrateniente, por ser éste un país abrumadoramente rural. Un liberalismo brasileño de aristocracias locales chocaba con un conservadurismo urbano, pero en el imperio parlamentario se veía el triunfo de los intereses rurales.

    La fragmentación hispanoamericana característica de estos años (1825 –1850) se opone a la unión de la América portuguesa. En consecuencia, México va a optar desde 1876 por el gobierno centralista de Porfirio Díaz, capaz de establecer el orden mediante un régimen de conciliación en función de los intereses de los terratenientes para que México pueda comerciar con el exterior, apoyado por la Iglesia, el Ejército, los intelectuales orgánicos positivistas llamados "los científicos" y un cuerpo policiaco para reprimir las manifestaciones opuestas a su gobierno. Brasil, para solucionar los enfrentamientos entre sectores de la misma aristocracia terrateniente va establecer desde 1889 la "República vieja" con la política "do cafe com leite" que es la alternancia de la posesión, entre los estados más fuertes, del poder federal. Estos estados son el de Minas Gerais (productor de ganadería lechera) y el de Sao Paulo (productor de café) Estos estados son más fuertes que el mismo gobierno de Brasil, tienen la posibilidad de pedir préstamos, establecer impuestos y tasas aduaneras internas sin la autorización del gobierno federal.

    Tanto el gobierno de México como el de Brasil establecen relaciones clientelares como medio de legitimar el propio gobierno. En México, el cacique es el intemediario de mayor importancia entre su aldea y el gobierno, tanto para expresar las demandas del pueblo como para impulsar las decisiones del gobierno a nivel local. Porfirio Díaz, "en vez de combatirlos se las arreglo para ponerlos de su lado. A los colaboradores de su régimen otorgó recompensas demasiado jugosas para arriesgarse en una rebelión…Transformó la "tiranía local en una dictadura general, al cacique en policía, un representante del gobierno nacional"" En Brasil el "cliente" recibe el nombre de coronel y su función la de garantizar la relación estadual – federal en el ámbito local. Durante la República, el coronel fue un instrumento clave que explica el equilibrio entre intereses que muchas veces se mostraron antagónicos. Los coroneles hacen votar a un conjunto de campesinos por un candidato.

    Los dos sistemas generaron nuevos grupos sociales que excluyeron o hicieron pocos esfuerzos para sumar. Estos sectores van a ser los causantes de la caída de ambos regímenes. En el caso mexicano, la modernización llevada a cabo por Díaz será la que genera los nuevos sectores medios, estos sectores medios son los que están ligados a la burocracia del Estado y los que se generaron por la incipiente industrialización y por el surgimiento del mercado interno. A estos grupos se les van a sumar los sectores campesinos, también excluidos del crecimiento económico y a los que, en su mayoría les expropiaron las tierras y, en 1910 van exigir el sufragio efectivo, la no reelección y reivindicaciones territoriales. Esta es la Revolución que va a terminar con el porfirismo y, en 1910, va llevar a Madero al poder.

    En Brasil, la caída de la República vieja será en 1930 porque los sectores no representados empiezan a exigir participación y que se respete la constitución y la voluntad colectiva y, porque el estado de Sao Paulo no respetó la política do cafe com leite y eligió a un paulista para que suceda a otro paulista. Esto va a llevar a un golpe de Estado y al surgimiento del gobierno de Vargas.

    La historia de los países latinoamericanos que, si bien puede entenderse en forma global como historia de la dependencia con los países centrales, encuentra sus peculiaridades dentro de cada país, a nivel económico y en lo social, cultural y político. La relación con Inglaterra primero y con Estados Unidos después, estuvo condicionada por los procesos de construcción de las hegemonías de clase – que en ciertos países se produjo y en otros no – y de qué clase, en cada caso, detentó esta hegemonía. Estas características particulares de los casos nacionales se vinculan con el proceso histórico anterior al establecimiento de las relaciones de este "pacto neocolonial". En la caída del orden oligárquico también se observan rupturas y continuidades del desarrollo histórico de los diferentes países en función de las características de los movimientos sociales contrahegemónicos, según los casos, de orden más revolucionario o más reformista.

    5. Bibliografía

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    Autor:

    Melina Naim2