La Administración de Bienes Nacionales en Zaragoza (1809-1813) (página 3)
Enviado por Rubén Valero Martínez
La consecuencia de este hecho fue dictada por un Real Decreto de 9 de junio de 1809 donde se ordena la venta de Bienes Nacionales, sin títulos de propiedad, en pública subasta, para la extinción de la deuda heredada del Estado. Bienes compuestos por las propiedades secuestradas de estas gentes "desheredadas" del nuevo régimen[98]
Don José Napoleon, por la gracia de Dios y por la Constitucion del Estado, Rey de las Españas y de las Indias.
Debiendo uniformarse las medidas que hemos adoptado para la liquidacion y pago de la deuda pública con el método con que se han de vender los bienes destinados á extinguirlas; vista la exposicion de nuestro Ministro de Hacienda, y oído el Consejo de Estado, hemos decretado y decretamos lo que sigue:
ARTICULO PRIMERO Se procederá con la mayor actividad á la venta de los bienes nacionales destinados á la extincion de la deuda pública.
ART. II. A propuesta de nuestro Ministro de Hacienda aprobaremos cada mes el estado de los bienes que hayan de ponerse a la venta en el mes siguiente.[99]
Sin embargo, y a pesar de este decreto, las ventas fueron exiguas y afectaron casi con exclusividad a Madrid y Castilla imponiéndose en Aragón el arrendamiento de estos bienes confiscados. La realidad de este hecho es tal que, en la documentación consultada, no ha surgido ninguna opción de compra-venta, incluso se anima a los administradores a que no vendan como más adelante se explicará.
A estos bienes secuestrados fueron sumados, en pocos meses, los correspondientes a las personas fugadas y sospechosas de crear desconcierto:
(…) Informado de que entre los havitantes á quienes los sucesos de la Guerra, han alejado de sus hogares hay algunos que huyen con la intencion evidentemente culpable de calumniar la conducta de las Tropas que mandamos, y de mantener á los Pueblos donde se retiran, y aquellos á donde ban en los funestos errores que les han inspirado nuestros enemigos, con el objeto de prolongar las turbulencias que tenian asolados estos Paises. Hemos Decretado y Decretamos lo siguiente. (…) Dispondra del producto de los bienes raices y de los muebles y efectos pertenecientes á las personas ausentes, para ocurrir á los gastos extraordinarios de la Guerra y aliviar de estas cargas á los havitantes que huviesen permanecido con confianza en sus hogares.[100]
Así, la Administración de Bienes Nacionales surgió, en un principio, englobando exclusivamente las propiedades de conventos y particulares:
Para el mas exacto cumplimiento de los deberes, en la Administracion, que v. Desempeña en ese Partido, bajo la comun Denominacion de Bienes Nacionales; se hace preciso, que v. Tenga un particular cuidado en lo succesibo de llebar con la mas puntual separacion, dividiendo su Administracion en quatro clases, á saber la del Escusado, la de Encomiendas, la del Noveno, y la de Bienes sequestrados de Conventos, y particulares, que se dice con otro nombre mas especial Bienes Nacionales (…)[101].
Como se puede desprender del texto citado, paulatinamente, se fueron añadiendo a los Bienes Nacionales otros tipos de rentas. De esta manera, finalmente, se compuso de un número de bienes muy importantes que en Aragón eran: Estados (señorío nobiliar), Casas[102]Encomiendas (Ordenes Militares), Conventos (clero regular), Noveno y Excusado (Rentas Reales) y bienes raíces de la Monarquía.
Pero no es sólo de propiedades de lo tratado en los Bienes Nacionales, también incluimos rentas; rentas señoriales que, desaparecido el señor, debían desaparecer con él pero de las que se hacía cargo el Estado tan necesitado como estaba de ingresos. Estos impuestos son todos los que incluye el feudo, desde rentas jurisdiccionales hasta el diezmo. Es necesario hacer hincapié en el carácter ilegal de estas recaudaciones estatales que no debería percibir pero percibía, por desconocimiento o por interés, ya que surgirán recursos muy interesantes que posteriormente trataremos.
Así pues, en julio de 1809, será cuando se cree la Administración de Bienes Nacionales por medio de una Real Instrucción[103]que establecerá las reglas que regirán en toda España y en Aragón hasta febrero del año siguiente. Se instituye como Dirección General dependiente del Ministerio de Hacienda en Madrid.
En la Corte se estableció una Junta compuesta por un Director General, que la presidirá, dos Administradores Generales, que le auxiliarán, y un Secretario. La función de ésta consistió en explotar y administrar aquellos bienes raíces secuestrados a los individuos anteriormente mencionados hasta que pudieren ser vendidos:
"El objeto de la Junta será procurar que mientras no se vendan para la extincion de la deuda pública los bienes nacionales, produzcan todo quanto su respectiva calidad y una económica administracion permitan, á fin de que sus rendimientos auxen al tesoro general para satisfacer las pensiones anuales impuestas contra el Estado por conseqüencia de la citada deuda"[104].
Este será, pues, el órgano rector de la Dirección General de Bienes Nacionales cuyo director fue Juan Antonio Llorente nombrado por Real Decreto a propuesta del Ministro de Hacienda, el Marqués de Carrabús. Llorente "será gefe general de la Administracion de bienes nacionales, y como tal dará y firmará las providencias en su nombre, y con su responsabilidad (…)"[105].
Estas providencias darán el poder a la junta para "proponer personas para Administradores provinciales"[106] y al director para controlar directamente la gestión de sus dos subordinados por medio de registros mensuales detallados de los bienes que administrarían en sus correspondientes provincias:
"El Director hará formar mensualmente un estado de los ingresos, gastos, salidas y residuos de frutos y caudales de todo el cúmulo de bienes administrados, pero con expresion del resultado de cada provincia; y lo remitirá al Ministro de Hacienda"[107].
Este control llegará a exigir desde Madrid, también mensualmente, un estado exhaustivo de las cuentas en las diversas provincias, enviado, directamente desde ellas, por sus responsables a cualquiera de los dos administradores correspondientes en la villa y corte:
"(…) formará una razon exácta de las cantidades pecuniarias puestas en las tesorerias de provincias por los Administradores provinciales de bienes nacionales."[108]
Y, finalmente, la última obligación del director consistió en exigir nuevos estados de las cuentas de las diversas administraciones al principio de cada año:
"(…) hará formar, y remitirá al Ministerio un estado general del año antecedente, tanto en quanto al dinero puesto en Tesoreria, como en lo relativo á los ingresos, gastos, salidas y residuos de frutos y caudales"[109].
Esto en cuanto al Director. Los dos Administradores Generales estarán al cargo de sendos departamentos en donde estarán incluidas las distintas provincias de España. Cada uno de ellos inspeccionará las cuentas de sus respectivas demarcaciones, mantendrá correspondencia con sus administradores a quienes informarán de los Reales Decretos relativos a Bienes Nacionales y de las órdenes del Director General. El administrador de Aragón en Madrid será un tal Fermín Remón[110]
Esta instrucción también crea la figura del Visitador a quien se le encargará la dura tarea de inspeccionar un determinado número de provincias. Dura a causa de los múltiples traslados que dicho funcionario deberá realizar por las incomodidades del viaje y la exposición de sus personas a los continuos ataques guerrilleros[111]
"(…) llevará el Visitador todas las facultades que necesite para reconocer el estado, los libros y los papeles de la Administracion; informarse reservada y públicamente de los abusos que se hayan introducido, y de las necesidades de reforma para mejorar la administracion de bienes nacionales y todo lo demas dirigido á este objeto"[112].
Esto, en cuanto a los funcionarios de la Corte. Las Administraciones provinciales estaban dirigidas por un Administrador Provincial, en Aragón llamado Administrador General de Aragón cargo recaído en la persona de Mariano Burillo. Sus obligaciones serán varias aunque consistirán en seguir la línea descendente de la organización administrativa con similares poderes a los administradores generales en Madrid:
"(…) Administrarán por sí mismos los bienes existentes en el partido del pueblo capital de la provincia.
(…) Celarán que los bienes exentes en los otros distritos de la misma provincia sean administrados bien por los Administradores subalternos.
(…) Comunicarán los reales Decretos y las órdenes de la Direccion General á los Administradores de los distritos subalternos que haya en la provincia.
(…) formen los inventarios ó estados individuales prevenidos anteriormente, con la expresion de los pueblos en que esten situados los bienes, calidad y naturaleza de ellos, sus cargas y gravámenes.
(…) En punto á tierras, viñas, olivares, pastos, montes carbonables, y qualesquiera otros bienes productivos, si estuvieren arrendados, como es conveniente y deben procurar, han de expresar estos su situacion y cabida, el nombre del arrendamiento, y el plazo en que ha de pagarse; pero si por falta de arrendatarios se cultivaren algunas de cuenta de la Real Hacienda, han de formar dichos Administradores, y acompañar con sus cuentas, relacion del producto de los frutos y gastos.
(…) Formarán un estado mensual de los ingresos, ventas y exencias de frutos, gastos de administracion, sobrantes de dinero, y entregas en Tesorería.
(…) Lo mismo sucederá con un estado general que se debe formar y remitir en principios de cada año[113]
Esto es lo que dice la Ley y, por medio de la documentación conservada referida a Bienes Nacionales, podemos comprobar que se cumple efectivamente. Es innumerable la correspondencia entre los diferentes administradores del ramo en que se cumplen todas estas condiciones. En ella encontramos referencias a decretos, informaciones sobre disposiciones secundarias, y un sin número de inventarios donde se recoge toda la información requerida por la ley. Es, desde luego, un sistema administrativo muy bien organizado y encadenado que logrará sus objetivos de eficacia, por lo menos, en cuanto a Aragón se refiere.
Seguidamente, nos encontramos con una dispersa aunque bien tejida red de administradores subalternos encargados de administrar todo el territorio[114]En primer lugar aparecerían los administradores de corregimiento o partido, también llamados Principales, los cuales atenderían a los bienes nacionales encontrados dentro su competencia territorial[115]Los partidos de Albarracín y Teruel se encontraban incomunicados, por ello carecen de administrador, así que podemos pensar que esta zona a noviembre de 1810 todavía permanecía sin dominar por el ejército francés.
A partir de aquí la red es más difusa y complicada sin tener muy clara su jerarquización aunque sí sus competencias. Se crean los administradores Particulares quienes tendrán bajo su supervisión un determinado número de conventos, casas señoriales o bienes de particulares los cuales administrarán con sumo detalle y cuidado.
Tabla 1. Administradores de partido de 1809 a noviembre de 1810.
Aquí el principio territorial administrativo se pierde y se concreta por entidades. La explicación no es clara ni segura pero la respuesta más acertada parece ser el criterio de comodidad y buena administración. Como es evidente, no todos los conventos ni casas señoriales poseen un administrador propio sino sólo los más importantes como pueden ser el Monasterio de Sta. Engracia o el Marquesado de Lazán.
De hecho, y en cuanto a conventos, tan sólo los de la capital, Zaragoza, son los únicos poseedores de administrador propio. Ni tan siquiera conventos tan importantes como el Veruela o Rueda lo poseen sino que son administrados por el correspondiente del corregimiento. Parece, desde luego, más operativo el que una persona esté empleada en comprobar las dispersas propiedades de estas entidades.
Por otra parte, Mariano Burillo, además de administrador de Aragón lo era del corregimiento de Zaragoza con lo que su exceso de trabajo parece más que evidente. Y hablando de este personaje, lo que sí parece claro es el hecho de que estos administradores tan sólo rinden cuentas ante él, Administrador General, y no ante los administradores de partido por lo que podemos deducir se encontrarían a un mismo nivel en cuanto a jerarquía.
Y, finalmente, en lo más bajo del escalafón de esta administración encontramos a los Colectores, existiendo uno o varios por cada administración, encargados de recolectar las diversas rentas pertenecientes a los Bienes Nacionales de cada administración existente. En cuanto a la integridad de estas personas hay que resaltar su falta de ella en abundantes casos ya que son muchas las noticias de administradores haciendo referencia a tal o cual persona, colector de tal o cual renta, fugado con la totalidad de lo cobrado.
Ya en otra escala, aunque dentro de este mismo ramo, hay que destacar el ímprobo trabajo del Inspector de Bienes Nacionales[116]Estas personas recorrerían el conjunto del territorio aragonés para, así, conocer en su totalidad los bienes del Estado. De esta manera hablarían y tendrían tratos frecuentes con antiguos arrendatarios de estas propiedades y alcaldes de los diversos pueblos, harían inventarios para la Dirección General, y elevarían informes sobre el correcto funcionamiento de una administración en particular, sobre la conducta del responsable así como de su celo y moralidad, al Intendente General de Aragón quien evaluaría la conducta del administrador investigado.
Anteriormente se ha hecho hincapié en la territorialidad administrativa francesa como peculiaridad. En el caso de la Administración de Bienes Nacionales se seguirá el mismo esquema que en la administración civil estructurando los distintos administradores por partidos, y distritos municipales:
(…) Por Real Orden de 20 de Julio del año pasado, está mandado que los Administradores Provinciales y de distrito administren todos los bienes situados en su Provincia y distrito aun quando correspondan á Cuerpos, Casas ó Corporaciones que se hallen fuera de ellas.[117]
Esta constituirá la característica fundamental de esta administración. Los señoríos nobiliarios y eclesiásticos secuestrados con propiedades dispersas por todo Aragón serán administrados según su localización geográfica por partidos, etc.
Con la anexión de Aragón al Imperio Francés, la administración de Bienes Nacionales seguirá guiándose, en general, por el Real Decreto de formación de ésta correspondiente a la fase anterior. Ello, por lo menos, en lo referente a los empleados más bajos jerárquicamente y en cuanto a métodos administrativos a seguir. La cúspide de esta administración será la transformada, siguiendo el espíritu de la reunión anteriormente dicha, celebrada en torno al 20 de noviembre de 1810, y los decretos que de ella emanen.
Empezando con los altos cargos de la Administración, recordemos que, a pesar de crearse unas autoridades exclusivas para asuntos económicos y Hacienda entre los que se encuentra Bienes Nacionales, las máximas autoridades civiles y militares, el Gobernador general, el Intendente general[118]y, posteriormente, los comisarios de gobierno, poseerán igualmente competencias económicas situándose en la cúspide de la pirámide de esta administración y de la de todas en general.
De esta manera, se procede a la introducción de tres modificaciones que impulsarán la paulatina evolución y adaptación de Bienes Nacionales a la nueva realidad política:
De febrero a la reunión de noviembre de 1810 simplemente se rompen los lazos con Madrid quedando, el organigrama jerárquico, roto por el administrador general y enlazado con el Intendente del Reino.
De noviembre de 1810 a diciembre de 1811 comienza a recomponerese el organigrama administrativo, orbitando en torno a la Contaduría y al administrador general, e incluyendo el cambio del Intendente por el Comisario general, así como los comisarios de gobierno de las provincias. Todo conforme a dicha reunión de noviembre.
De diciembre de 1811 hasta el final de la ocupación francesa donde un nuevo decreto de Suchet reorientaría hacia una mejor administración el servicio.
Febrero-Noviembre de 1810.
La principal novedad es la percepción económica de las rentas en la Caja del Imperio. Hecho que confirma, económicamente hablando, la realidad política. Con fecha de 29 de Mayo de 1810, el Ministro del Tesoro público de París, por decreto del Emperador, nombra a Monsieur Goutt como Recaudador de las rentas de Aragón. A partir de dicha fecha todo el flujo económico aragonés será recogido en la "Caxa del Tesoro Imperial" encargada a dicho Sr. Goutt:
(…) manda á todas las autoridades civiles y militares de este gobierno de hacer entrega únicamente en mi Caxa de recaudador el producto de todos los ramos de rentas é imposiciones varias (…)[119].
De esta manera surgirá la figura del "Perceptor", nuevo empleado de la Contaduría y del Tesoro, subalternos y nombrados por Goutt, encargados, uno por cada Corregimiento, de recoger los impuestos y rentas recaudados en él, entre los que se encontraría los pertenecientes a Bienes Nacionales, y hacer entrega de ellos en la Caja Central de Zaragoza.
Otra realidad económica, reconocida en el Decreto de 8 de febrero de 1810, que inmediatamente es aplicada, adaptándose, así, a la nueva realidad política, es:
Todas las rentas de Aragon, asi de ímpuestos ordinarios, como de extraordinarios se recaudarán en la Caxa del pagador Frances para acudir al pago del sueldo de las Tropas, y á las expensas de su manutencion, en su consequencia desde el 1º de Marzo proximo el Tesoro publico no embiará fondo alguno para el servicio de las Tropas estacionadas en toda la extension de aquel govierno.[120]
De esta manera, podemos igualmente observar la total dependencia de las rentas aragonesas de la Caja Imperial donde irán a parar, manteniendo, de esta forma, al ejército invasor francés, es decir, el "Tercer Cuerpo de Ejército" napoleónico, denominado desde ese momento "Ejército de Aragón" que proseguirá sus conquistas por Lérida, Tortosa y Valencia al mando del, ya, mariscal Suchet.
Por lo demás todo seguirá igual con la excepción de que Mariano Burillo se convertirá en el máximo responsable de Bienes Nacionales en Aragón como Administrador General de la provincia. Los administradores de partido permanecerán igual que en el período anterior. Sin embargo, respecto a las personas que ocuparon otros cargos de administración y responsabilidad, existen numerosas plantillas de personal en la documentación conservada de Bienes Nacionales y gracias a ello, ahora disponemos de una numerosa y detallada relación de estas personas y sus administrados[121]
Noviembre de 1810-Diciembre de 1811.
A partir de la reunión de noviembre, empezarán a surgir distintos decretos imperiales que aplicarán, más o menos alejados en el tiempo, las principales líneas de acción ideadas en ésta e inspiradas en los principios fundamentales del príncipe de Wagram.
Así, los comisarios de gobierno serán los primeros en aparcecer y ejercer varias funciones administrativas sobre Bienes Nacionales dando cuenta de ellas al Intendente general, primero, Comisario general después. En concreto, harán administrar los bienes demaniales, se le dará cuenta de las ventas, arriendos y reparaciones hechas en ellos:
L䉮tendant général fera administrater tous les bienes Domaniaux par les Intendans des provinces; il se fera rendra compte des baux et fermages, des améliorations et des réparations à faire (…)[122]
Como máximo órgano económico, siempre excluyendo a los comisarios de gobierno, Intendente (Comisario) general y Gobernador que estarán por encima, se crea la Contaduria general de registro y liquidacion del Gobierno de Aragon[123]Su función consistirá en tener
(…) á su cargo el libro de los Recaudadores de Contribuciones, Administradores de Rentas, Bienes del Estado y Nacionales, Canales, Rentas de Propios, Hospitales civiles y militares, Casas de Misericordia, y en fin de todos los Cuerpos é individuos que tienen que rendir cuentas al Tesoro público[124]
De alguna manera, su función consistiría en revisar todas las cuentas de las Administraciones del Estado, una especie de "Tribunal de Cuentas". Esta Contaduría estaría diferenciada en cuatro divisiones según los ramos administrativos. La División que nos interesa es la tercera, la correspondiente a la Administración de Bienes Nacionales que englobará a estos, las aduanas y las rentas generales (excusado y noveno real).
Al frente de cada división encontraremos a un Administrador General, que en el caso que nos ocupa continuará siendo Mariano Burillo. Ante él tendrán que rendir cuentas los distintos administradores. El resto de los empleos de Bienes Nacionales permanecerán inalterados.
El decreto de formación de municipalidades, también por estas fechas[125]impulsará otro decreto surgido de la dicha reunión de 20 de noviembre, que vendrá a cambiar un tanto las cosas:
"(…) Todos los bienes, rentas y drechos pertenecientes á los Bienes Nacionales, que se hallen confiscados por decreto de S.M.C. ó administren á dicho ramo á virtud de órdenes posteriores, como son el excusado, Noveno, Encomiendas &c. quedan cedidos á los respectivos Pueblos donde se hallan situados, para que por sí los arrienden ó administren en la mejor forma que les parezca"[126].
Este decreto resulta muy interesante por el hecho de territorializar, más si cabe, esta administración para una mejor explotación de estos bienes por las municipalidades que los conocen enteramente. Quedarán únicamente excluidos los bienes pertenecientes a las Casas Imperiales[127]secuestradas y a los edificios de conventos y demás pertenecientes a esta administración y que no sean necesarios como graneros o almacenes que seguirán siendo administrados por los administradores principales de partido o corregimiento.
Esta sería una nueva fuente de ingresos para los municipios la cual podría ayudar a pagar la Contribución extraordinaria impuesta a todos los pueblos:
(…) Que en atencion á necesitarse algun tiempo para la liquidacion de las rentas, que deben servir en descuento de los treinta y seis millones anuales, y de consiguiente para repartir á los pueblos la cantidad necesaria á completarlos (…)[128]
Pero la realidad es la exigencia de las artes de las rentas que se pudieran obtener con estos bienes y derechos para su entrega en la caja del administrador de partido. No obstante aun podrían utilizar el cuarto restante para este objetivo.
Sin embargo, no es éste el objetivo principal de este decreto. Como parece evidente resulta más seguro económicamente exigir a los pueblos una determinada suma, en virtud de una tasación de estos bienes, que administrarlos desde la cabeza del Corregimiento con todas las probabilidades de estafa y falta de control que ello supone de unos bienes que no estaba muy clara su composición. De esta manera serían los propios ayuntamientos los encargados de administrarlos con la mayor capacidad del que vive y conoce el terreno.
Desde Diciembre de 1811.
La última modificación sufrida en la Administración de Bienes Nacionales se debe a un Decreto Imperial de 1º de Diciembre de 1811[129]Esta sufre una nueva estructuración en cuanto a sus autoridades dirigentes. La División de Bienes Nacionales se transformará en una Dirección general, persistiendo, no obstante, su calificación de tercer ramo dentro de la Contaduría.
El cargo de Director General recaerá en Pedro Lapuyade, antiguo Inspector de esta misma administración y Mariano Burillo quedará, exclusivamente, como administrador principal del corregimiento de Zaragoza. De esta manera, el ímprobo trabajo llevado a cabo por éste último se verá dulcificado por la división de sus funciones entre dos personas ya que antes todas ellas recaían sobre Burillo constituyendo un ingente esfuerzo.
Este mismo decreto confirma en sus puestos a los administradores de los corregimientos de Huesca, Barbastro, Jaca, Benabarre, Borja, Tarazona y Alcañiz; sustituye el de las Cinco Villas por Antonio Seta, el de Daroca por Gaudioso Antonio Gil, y el de Calatayud por Honorato Fornier; y finalmente, nombra nuevos administradores de Teruel a Juan Francisco Sanz, y de Albarracín a Joaquín Monte.
Respecto a estos dos últimos administradores, no sabemos si con anterioridad ya existían, pero desde la última relación de octubre de 1810, en la que no aparecían, no hay constancia de ello. Retomando el pasado comentario sobre la incomunicación de los corregimientos de Teruel y Albarracín, es posible que para esta fecha, diciembre de 1811, no fueran dominados en su totalidad. Hay que recordar que por su geografía, los más al sur de Aragón y muy montañosos, fueron un auténtico nido de brigantes.
Finalmente, otra relación, ésta datada en abril de 1812, pero haciendo referencia a diciembre de 1811, nombra los empleados de Bienes Nacionales existentes sólo en el corregimiento de Zaragoza, encargados de diversas administraciones, por una parte, y encargados generales de las diversas municipalidades, por otra[130]
Tabla 2. Administradores de distrito de 1809 a noviembre de 1810.
Tabla 3. Administradores de casas particulares secuestradas (febrero-noviembre de 1810).
Tabla 4. Administradores de conventos (febrero-noviembre de 1810).
Tabla 5. Administradores de municipalidad desde diciembre de 1811
Tabla 6. Administradores de señoríos (febrero-noviembre de 1810).
Tabla 7. Administradores del partido de Zaragoza desde diciembre de 1811.
Organigrama de la Administración de Bienes Nacionales (1809-Feb. 1810)
Organigrama de la Administración de Bienes Nacionales (Feb.-Nov. 1810)
Organigrama: Administración de Bienes Nacionales (Nov. 1810-Dic. 1811)
Organigrama: Admón. de Bienes Nacionales (desde Diciembre de 1811)
CAPÍTULO III.
Economía y rentabilidad de los Bienes nacionales
En diversos tratados, es analizada la administración de Bienes Nacionales como la desamortización francesa llevada a cabo por el gobierno de José I en España durante estos años de la Guerra de Independencia:
"Para situar las medidas desamortizadoras llevadas a cabo bajo el efímero reinado de José Bonaparte, generalmente dejadas al margen por los historiadores y economistas, dentro del cuadro de la desamortización española en general (…)".[131]
Es interesante observar, pues, como Mercader no duda en tratar el tema como una desamortización en toda regla, aun más, hace hincapié en la introducción de ésta dentro del proceso desamortizador general español del siglo XIX. Sin embargo, un vistazo más escrutador sobre ello nos pone de relieve los matices y las diferencias entre este secuestro de bienes francés y la desamortizaciones liberales españolas del siglo XIX. Así la cuestión a resolver antes de analizar el proceso es ¿desamortización sí? o ¿desamortización no?
Si analizamos la desamortización del trienio liberal y posteriores, nos encontramos con bienes afectados pertenecientes a la Iglesia y al común que fueron vendidos en públicas subastas. Los bienes nobiliarios apenas fueron tocados. Por otra parte nos encontramos con la supresión de todas las rentas feudales, la liberalización del comercio y supresión de los gremios. Estas mismas características, sin embargo, no se dan durante la presencia francesa en España.
Por contra, en este período, se cargaron las tintas sobre los bienes eclesiásticos y nobiliarios aunque de estos últimos no sabemos hasta qué punto. Los comunales no fueron tocados puesto que ya pertenecían a la Nación al ser del común[132]De hecho, la historia de estos bienes es muy interesante ya que se creó una nueva Administración, la de Propios, Postas, Canales y Cuentas generales, correspondiente a la tercera división de la Contaduría de Registro y Liquidación en noviembre de 1810 para su mejor control económico. Se dedicaban enteramente para el beneficio del pueblo o ciudad que fuera y para financiar su Policía.
Sin embargo, en algún momento entre esta fecha y noviembre de 1811 esta administración fue suprimida dejando el control total a las poblaciones provocando un déficit económico:
(…) considerando que los bienes llamados de Propios se hallan administrados de un modo poco ventajoso para los Pueblos y para el interes del Tesoro (…)[133]
De esta manera, se restableció dicha administración por medio de un Decreto Imperial aunque esta vez se encargaría de cobrar un impuesto especial sobre ellos consistente en un 17%:
(…) Habrá en la Provincia de Aragón una Administracion particular encargada de recoger los dineros del 17% sobre las rentas de los bienes llamados Propios y Arbitrios, y de vigilar la ocultacion de dichos bienes[134]
Pero este no es el caso de los bienes inmuebles y/o raíces eclesiásticos y nobiliares que sí fueron secuestrados, aunque no para venderlos, solamente para arrendarlos. Así, la situación era parecida a la anterior con la continuidad de los arrendamientos de las tierras eclesiásticas, sólo que ahora el arriendo no era percibido por el clero sino por un administrador del Estado.
En cuanto a las rentas feudales, en teoría fueron suprimidas por un Decreto Imperial de 1808 pero sabemos, como ya fue mencionado, que rara vez se cumplía, quizá por las imperiosas necesidades económicas de la guerra. El caso es que tanto el diezmo como otras rentas de carácter señorial eran normalmente arrendadas a particulares quienes se encargaban de recaudarlas pagando por ello un arrendamiento al Estado. De esta manera, salvo en las escasas ocasiones en que incurría un recurso, estas rentas seguían siendo cobradas aunque esta vez por Bienes Nacionales.
Hay que tener en cuenta, pues, la gran necesidad económica de la administración francesa para el mantenimiento de la guerra. Ello impulsó al secuestro de los bienes de todos aquellos que se oponían a la nueva situación. Así, encontramos, por una parte, medidas económicas derivadas de la nueva ideología liberal como el secuestro de los bienes de la Iglesia y, por otra, medidas económicas que responden a la realidad bélica[135]
Ya que esas propiedades no fueron vendidas sino sólo arrendadas, la realidad fue que tal reforma económica se quedó a mitad:
"(…) los intentos de los afrancesados, que, rodeando a un pretendido rey nacional, intentaban crear una política española basada en tres puntos de gobierno, imposibles de anular: integridad nacional, independencia política y reformas político-sociales. Estas hubieron de ser sucesivamente postergadas al ocurrir que sus años de gobierno fueron un continuo estado de emergencia que imposibilitó toda acción política de dilatado alcance"[136].
De hecho, el origen de las propiedades secuestradas, eclesiásticas, nobiliarias o del común, es lo de menos. Estas son medidas de compromiso con la guerra para obligar a capitular al enemigo[137]Este sería, pues, un primer paso hacia la reconversión económica total que concluiría finalizada la resistencia.
Así pues, podríamos contabilizar cuatro pasos en este proceso de reconversión económica, cada uno de los cuales responde a uno de los dos motivos posibles: ideológico o bélico:
1º. Un primer paso donde un Decreto Imperial de Napoleón abole en España los derechos feudales.
2º. Seguidamente y en otro decreto, Napoleón manda secuestrar todos los bienes de la alta y media nobleza y la Iglesia.
Ambos momentos responden a una motivación de carácter ideológico. Unas acciones semejantes a las que se llevaron a cabo con la Revolución en Francia. Estos dos siguientes pasos responden, claramente, a las necesidades bélicas que terminan por imponerse como dura realidad.
3º. Secuestro de las propiedades de todos aquellos que se encontraran ausentes de sus casas.
4º. Arrendamientos de todas las propiedades, derechos y bienes secuestrados por la Administración de Bienes Nacionales.
Podríamos decir que los dos primeros momentos suponen la vertebración teórica del nuevo sistema económico, y los dos subsiguientes la aplicación práctica de estos dos principios que, como suele ocurrir, deben adaptarse a la realidad del momento en que se aplican[138]
1. ROTURACIONES Y CULTIVOS DEL PARTIDO DE ZARAGOZA.
Los datos conservados de este período son escasos como para poder realizar un estudio de la superficie zaragozana roturada y de los tipos de cultivos. Además, los fondos de Bienes Nacionales sólo recuperan las producciones recaudadas por ellos, no la totalidad de cultivos ni roturaciones. Sin embargo, disponemos de una fiabilísima fuente que nos acerca a este período, refiriéndose a finales del siglo XVIII[139]Ignacio de Asso, en su obra Historia de la Economía Política de Aragón, pone a nuestra disposición numerosos datos que, aunque no son completos en su totalidad, siempre pueden aceptarse como una aproximación muy válida dando una idea acertada de la representatividad de los hechos.
Por ello, y creyendo que los datos agrarios de Asso pueden aplicarse perfectamente al período de 1809-1813[140]han sido utilizados para confeccionar los mapas de las figuras del anexo. Con todo y con ello, hemos de considerar a estos mapas más aproximativos que exactos pero convencidos de su absoluta representatividad general.
Esto es debido al intento del autor de estas líneas de paliar los huecos existentes en las informaciones de Asso con razonamientos lógicos en donde la exactitud se pierde pero no la representatividad que es lo que se persigue[141]En general se han seguido los criterios utilizados en los anteriores mapas sobre la división del partido de Zaragoza en municipalidades francesas y zonas geográfico-económicas de Asso, ordenando los datos según esas divisiones territoriales.
Pero, no obstante, existen peculiaridades. En el mapa de regadíos, Asso, normalmente, nos informa de la totalidad de cahizadas regadas y de la procedencia de esas aguas. Sin embargo, en el caso de la municipalidad de Pina, sólo nos informa de sus múltiples riegos[142]La lógica y la expresión de Asso nos obliga a pensar en una similitud con la municipalidad del otro lado del Ebro, Fuentes.
Por otra parte, Asso nos informa sobre 32.418 cahizadas regadas por el Canal Imperial hasta su llegada a Zaragoza, así este número ha sido asimilado a la municipalidad de Alagón por el recorrido de dicho canal[143]
Con las tierras de secano Asso es ya más inexacto diciendo sólo, la mayoría de las veces, que tal o cual pueblo es de secano. Para paliar esto se ha representado, directamente, la totalidad del área de su actual término municipal. En los casos donde sólo nos habla de que tal o cual lugar obtiene cierta producción al año la solución ha sido más complicada[144]
El mayor número de regadíos se encuentra en las zonas donde transcurren los principales ejes económicos del partido: los ríos, Ebro, Jalón, Huerva y Gállego. En cuanto al caso de Alagón es fácilmente explicable, es quien más se aprovecha de las aguas del Canal Imperial que junto a las del Jalón, forma ese muy considerable 29,6% de su territorio[145]
Así, las zonas más regadas son las más escasas en cultivos de secano y viceversa. Como dato curioso, observar que Asso no diferencia ninguna zona de secano en las municipalidades de Zaragoza, Fuentes y Pina; aunque sí en Alagón a pesar de sus múltiples cultivos de regadío.
Por otra parte, el total porcentual, respecto a su territorio, de las roturaciones de todo el partido por municipalidades. Alagón, sin duda alguna, predomina a cierta distancia del resto, en la superficie cultivada de su distrito. Sin embargo, no será esta municipalidad la que más km2 tenga cultivadas aunque sí proporcionalmente respecto a la total superficie de su territorio; siendo superada por Monegros y Fraga como puede observarse en el gráfico de cantidades totales.
Así pues, las municipalidades con más km2 cultivados, son Fraga y Monegros predominando en ellos los cultivos de secano. De otra manera, pues, son las municipalidades con cultivos de secano los más roturados frente a la relativa facilidad que debería existir con el regadío. Así pues, son los cultivos de secano los predominantes en todo el corregimiento sobre los de regadío[146]Lo que no significa que sean los más productivos.
Finalmente, con una representación porcentual de dichos cultivos, regadío y secano, respecto a la superficie total roturada por municipalidades, puede observarse que sigue predominando el secano frente al regadío[147]y la distribución por municipalidades sigue siendo igual de lógica, basada en los ejes hidrológicos del partido.
2. PRODUCTIVIDAD DE LOS BIENES NACIONALES ARAGONESES
Por todo lo anteriormente explicado, hasta finales de 1811, nos encontramos con unas estados totales de dicha administración compuestos de productos en especie resultado de los bienes no arrendados y explotados directamente por el Estado y rentas recaudadas en especie; y de caudales monetarios resultado de los sí arrendados. A partir de 1812, los estados ya no serán generales ni anuales, sino mensuales y sólo reflejan los caudales en efectivo ya que debió empezar a aplicarse por esa fecha el decreto de 22 de diciembre de 1810 ya mencionado.[148]
Así, mientras que el efectivo iba a parar directamente a la caja de Bienes Nacionales y de ahí a la del Recibidor francés Monssieur Goutt, los productos en especie se recogían en los almacenes de subsistencia del Ejército en Zaragoza, localizados en el monte de Torrero[149]
El caso de los años 1809 y 1810 es particular ya que vienen recogidos juntos sin diferenciación alguna entre ambos. Ello parece razonable si pensamos que Zaragoza no capitula hasta finales de febrero de 1809 y hasta agosto de ese mismo año no parece que la Administración de Bienes Nacionales funcionara en Aragón. Sin embargo, y aplicando como criterio la diferencia de arrendamientos entre los años 1809 y 1810, podemos aventurar que una cuarta parte del total correspondería al año 1809 mientras que el resto se recogería en 1810. Esta diferenciación anual es necesaria para el posterior análisis de los datos.
La producción neta del año 1809 supone, así, el 25% del total arriba expresado, de la misma forma la proporción de los arrendamientos hallados en este año es de un cuarto respecto a los efectuados en 1810[150]Las razones parecen evidentes ya que el año de 1809 correspondería a un período de asentamiento de la Administración francesa en general, teniendo en cuenta, además, que los Bienes Nacionales irían incorporando nuevos bienes con el paso del tiempo conforme estos se fueran descubriendo por medio de los Inspectores. En cuanto al año 1810, una vez hecha la deducción de 1809, quedaría como puede verse más adelante[151]
El año 1811 está conservado entero y pueden comprobarse sus datos posteriormente[152]Empero y nuevamente, para el año 1812, los datos son ya más sesgados y sólo referidos a lo recaudado en la totalidad del partido de Zaragoza. Esta limitación de datos se circunscribe, exclusivamente, a los meses de enero, febrero, marzo y abril[153]
Tabla 8. Estado general de Bienes Nacionales en los años 1809 y 1810.
Tabla 9. Estado general, aplicado el criterio, de Bienes Nacionales en el año 1809.
Tabla 10. Estado general, aplicado el criterio, de Bienes Nacionales en el año 1810.
Tabla 11. Estado general de Bienes Nacionales de los primeros cuatro meses del año 1812.
2.1 LA PRODUCCIÓN DE LOS AÑOS 1809 Y 1810
Si analizamos y representamos gráficamente, la producción cerealística de Aragón para el año 1809 y para el 1810[154]podemos observar que la preponderancia de Zaragoza sobre el resto del Reino es evidente[155]Su partido produce casi la mitad del total aragonés. Sin embargo Huesca sigue de cerca a Zaragoza con un 33,5% del total de la producción. Hemos de notar que ambos corregimientos sumados dan un 76,9% de la producción aragonesa sobrando, tan sólo, una tercera parte mal repartida para el resto de Aragón.
Fig. 1 Total de la producción aragonesa de cereales en los años 1809 y 1810.
En el término "cereales", hay mezclados muchas variedades de estos. Los principales producidos en Aragón y recolectados, pues, por Bienes Nacionales son el trigo que representa un 28% de todos los cereales, el trigo morcacho[156]con un 23,8%, la avena que supone un 28,3%, el centeno con un 7,6%, la cebada con un 11,6%, el panizo con un 0,5% y, en raras ocasiones, el maíz con sólo un 0,2%. El cereal más producido parece ser, pues, la avena, sin embargo hay que tener en cuenta que el morcacho lleva la mitad de trigo por tanto éste se colocaría en primer lugar con un 39,9%.
El resto de productos de estos dos años no merece la pena compararlos gráficamente ya que tan sólo los encontramos representados, como mucho, en dos partidos. Únicamente, reflexionar sobre la casi totalidad de la producción aragonesa de legumbres en el partido de Barbastro. En cuanto a este tipo de cultivo, recordemos que ya Ignacio de Asso, a finales del siglo XVIII, lo cataloga como uno de los más importantes en el partido de Barbastro. Si comparamos cifras de productividad, Barbastro supone, con mucho, la comarca de Aragón que más leguminosas produce[157]
Por otra parte, si hallamos la media porcentual de todas las producciones de cada uno de los partidos de Aragón, obtenemos el siguiente resultado[158]teniendo en cuenta todos los productos, obtenemos que el partido de Zaragoza es el más productivo, con mucho, de todo Aragón. Este supone casi las dos terceras partes de toda la productividad aragonesa. Vendrá seguido del partido de Barbastro con un 19,3%, Huesca 5,6%, Borja 5,4%, quedando tan sólo un 1% para el resto del Aragón ocupado.
Fig. 2 Productividad de Aragón en los años 1809 y 1810.
Las conclusiones que se pueden extraer de estas cifras son varias. A parte de la extensión del partido de Zaragoza y de su relativa riqueza a causa de los ríos Ebro, Gállego, Huerva y Jalón, de la misma manera que Barbastro con el Cinca; hay que tener en cuenta que estas cifras no son totales, sino que pertenecen a lo recaudado por la Administración de Bienes Nacionales. ¿Cuál es el significado de ello? ¿De alguna manera hay que interpretarlo como un mayor colaboracionismo por parte de las gentes que habitan estos territorios, Zaragoza y Barbastro, unido, quizá, a una mayor presencia militar francesa?
Esta conclusión puede tener muchas consecuencias que, tal vez, sean confirmadas en posteriores trabajos. Me refiero a una posible acumulación de propietarios colaboracionistas en estas zonas y en estos momentos que puedan dar paso a la futura burguesía aragonesa de todo el siglo XIX.
En cuanto al propio partido de Zaragoza se refiere, tenemos, en primer lugar, su representación cerealística[159]Nos sorprende lo hallado hasta cierto punto. Si recordamos los datos ofrecidos por Asso y representados en los mapas de las figs. 4 sobre regadíos y 6 sobre roturaciones nos preguntamos ¿qué se ha hecho de las producciones de la municipalidad de Alagón?
Fig. 3 Producción de cereales en el partido de Zaragoza (años 1809 y 1810).
Pero con esta pregunta en el aire, la realidad es la preponderancia de la municipalidad zaragozana en los cultivos cerealícolas, gracias a sus fértiles tierras de regadío, alcanza un total del 63,8%. Le siguen en importancia las municipalidades de Fraga con un 15,9%, y La Almunia con un 10,5%. Respecto a estas dos zonas, decir que los ríos que las riegan, Jalón, Cinca y Ebro, es probable que no pudiesen cubrir enteramente sus extensiones. También Belchite con su 6,7% se coloca en una posición merecida con estos cultivos por su escasez de recursos acuíferos[160]
Las medias porcentuales de todas las producciones de cada municipalidad zaragozana, teniendo en cuenta todos los productos, obtenemos que la municipalidad de Zaragoza es la más productiva, con mucho, de todo el partido[161]Empero, no parece lógico que un distrito produzca por sí solo el 94% de la producción total. Teniendo en cuenta además lo que sabemos sobre la distribución de los tipos de cultivo, pensando, también, en la dura guerra que mantuvo Zaragoza frente a los franceses donde quedaron arrasados buena parte de sus campos y cultivos; tenemos que llegar a otro tipo de conclusiones que la mera fertilidad o productividad de las tierras.
Fig. 4 Productividad del partido de Zaragoza por municipalidades (años 1809 y 1810).
Y así volvemos, nuevamente, a la municipalidad de Alagón que, siendo menos extensa, poseía más tierras regadas que la de Zaragoza. Así, eran 135,89 km2 alagoneses, frente a los 92,13 zaragozanos. Pero no es el único caso, La Almunia de Doña Godina se le acerca con un total de 62,52 km2 regados. No ha lugar tan brutal diferencia de productividad.
De esta manera, igual que para el caso anterior con el partido de Zaragoza respecto al resto de Aragón, debemos suponer otro tipo de factores. Respecto a la presencia militar, no es el mismo caso que en el resto de Aragón, donde pudiera haber zonas, y de hecho las había, donde el ejército francés no era operativo. Aquí estamos hablando del corazón de Aragón y capital de la zona ocupada por Suchet. Era un territorio sumamente estratégico del que se nutría su ejército y debía ser bien controlado. Así pues, sólo nos resta la explicación del colaboracionismo de los habitantes de Zaragoza respecto a los restantes del corregimiento.
LA PRODUCCIÓN DEL AÑO 1811
Este año es el más completo de la administración de Bienes Nacionales por, tal vez, un definitivo asentamiento de las autoridades francesas en el territorio aragonés y una recuperación de su economía. La prueba será un aumento radical y general de todas las producciones que se puede comprobar en la representación del cereal aragonés de ese año[162]
Fig. 5 Total de la producción aragonesa de cereales en el año 1811.
Puede comprobarse la consolidación de la administración francesa en este aumento de las producciones cerealísticas en todo Aragón. Por primera vez, no será Zaragoza la acaparadora de todo el mérito. El partido de Daroca, él solo, casi alcanza la mitad de la producción de los cereales de este año con un 44%. Zaragoza queda en una cómoda segunda posición, empatada con Barbastro y Huesca, con un 12% de la producción aragonesa.
En cuanto a las legumbres, parece interesante observar y comentar este gráfico por cuanto las leguminosas constituyeron un cultivo que los ilustrados aragoneses del siglo XVIII trataron de introducir en Aragón[163]Observamos la gran preponderancia del partido de Barbastro, con un 78,5% de la producción aragonesa, sobre el resto. Las legumbres son producciones de huerta o regadío, necesitadas de mucha agua, por ello su proliferación en Barbastro, en su fértil vega del Cinca[164]
Fig. 6 Producción de legumbres en Aragón del año 1811.
Por lo que respecta al vino, lo único relevante que merece la pena destacar es la recuperación de Zaragoza de la tala indiscriminada de viñas y olivos durante la guerra como podemos observar[165]Ello también puede observarse respecto al aceite[166]La preponderancia del bajo Aragón y Alcañiz, en este cultivo, una vez sometidos a las armas francesas, es más que evidente.
Fig. 7 Producción de vino en Aragón del año 1811.
Fig. 8 Producción de aceite en Aragón del año 1811.
Bienes Nacionales también recogían flujo monetario correspondiente a los arrendamientos efectuados ya mencionados. El caudal monetario parece estar más repartido como puede observarse[167]Zaragoza y Huesca alcanzan dos primeros puestos con un total, respectivamente, de un 27% de la suma, una, y un 22% la otra. Parece, por tanto, que la política arrendataria va surgiendo efecto en la población aragonesa que, progresivamente, la va aceptando, poco a poco. Incluso las recientes tierras ocupadas de Teruel, Albarracín y Alcañiz, responden positivamente a esta política de secuestros y arrendamientos.
Fig. 9 Recaudación monetaria de Aragón en el año 1811.
Y así, estamos nuevamente en la productividad total aragonesa, por partidos, del año de 1811[168]Sin lugar a dudas, mediando todas las producciones, el partido de Zaragoza resulta el más productivo sobre el resto con un 37% del total. Sin embargo, el resto de la producción está bastante bien repartida entre el resto de los partidos, incluso Alcañiz como recién ocupado, produce aceptablemente.
Fig. 10 Productividad de los partidos aragoneses en el año 1811.
Observando, ahora, el partido de Zaragoza, y desglosando su producción de cereales, obtenemos que la municipalidad de Zaragoza sigue siendo la preponderante con un 70,2% del total de la producción[169]Por este gráfico y atendiendo a las clasificaciones de las municipalidades por cultivos hechas anteriormente, podemos concretar que el 72,7% del trigo (Zaragoza y Fuentes) es de regadío, y el 27,3% restante de secano (Fraga y Belchite). Y esto a pesar de la preponderancia aragonesa del secano sobre el regadío por lo que podemos concluir que el "trigo de huerta" es mucho más productivo que el "trigo de campo".
En cuanto al vino zaragozano, como ya ha sido mencionado más arriba, la recuperación de Zaragoza tras la tala de viñas y olivos durante la guerra, resulta efectiva ya en 1811[170]Así, la municipalidad de Zaragoza produce el 82% del vino de su partido. Y en cuanto a la recaudación monetaria, también Zaragoza se destaca como la primera[171]Considerando que, entre ésta y Fraga, acaparan las tres cuartas partes del flujo monetario del partido, podríamos hablar de un relativo interés, que ahora comienza, de los habitantes de Fraga por esta nueva política arrendataria.
Fig. 11 Producción de cereales en el partido de Zaragoza y año de 1811.
Fig. 12 Producción de vino en el partido de Zaragoza y año de 1811.
Fig. 13 Recaudación monetaria del partido de Zaragoza en el año 1811.
Fig. 14 Productividad del partido de Zaragoza en el año 1811.
Y, finalmente, en cuanto a la productividad por municipalidades de este año, no aparece nada nuevo ni fuera de lo normal[172]Zaragoza sigue destacándose como la municipalidad más productora de todo el partido. Únicamente, notemos la ausencia de Alagón y sus inmensas y fértiles tierras de regadío, englobada en el 2% reservada para el resto. En cuanto al año de 1812, debemos suponer irrelevante cualquier tipo de representación gráfica y análisis cuantitativo por causa de la escasez de datos conservados.
EVOLUCIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD
Una mayor precisión en el análisis económico por zonas geográficas nos lo dará la representación lineal de la evolución temporal productiva, por años, de dicha zona. Para ello, seleccionamos unas cuantas municipalidades y producciones que, como paradigma, puedan resultarnos esclarecedoras y representativas del resto del partido de Zaragoza. Los criterios seguidos para esta elección están basados en dos características: una continuidad temporal de la producción en dicha región a lo largo de los tres años principales (1809-1811), y una cierta importancia económica del producto.
En primer lugar, la selección representada serán los cereales por su natural importancia en la economía de un país no industrializado. Así pues, el gráfico dibujado pertenece a las municipalidades de Zaragoza, La Almunia de Doña Godina, Fraga, Fuentes de Ebro y Belchite[173]Aquí puede observarse la tendencia de estos realizando una curva entre los ejes cartesianos. Dicha curva tiene un único máximo en el año 1810 y dos mínimos correspondientes a los años 1809 y 1811. La proporcionalidad se repite constantemente en las municipalidades representadas por lo que podemos deducir la misma semejanza en el resto de ellas. Si así fuere, un gráfico con los datos de todo el partido incluidos, debiere darnos la misma proporcionalidad aunque con cantidades mucho mayores al sumar todas las particulares.
Y, en efecto, así es. Puede observarse en el gráfico de todo el partido el único máximo de 1810 y los dos mínimos de 1809 y 1811 tan sumamente repetidos en todos los anteriores[174]Si el mismo tipo de gráfico, por tanto la proporcionalidad, se repitiese en el resto de productos, por lo menos en los importantes a escala económica, podríamos hablar de una constante en el partido de Zaragoza y, por tanto, describir como fue su economía durante dichos años.
Fig. 15 Evolución de la producción cerealística de ciertas municipalidades (años 1809-1811).
Fig. 16 Evolución de la producción cerealística del partido de Zaragoza (años 1809-1810).
El siguiente gráfico representado, revela el estado de la producción de leguminosas de todo el partido[175]Así, puede observarse una relativa correlación con el resto de los gráficos aun sin ser iguales. De igual manera que ellos, mantiene un único máximo en 1810 con dos mínimos en 1809 y 1811. Debemos señalar, no obstante, que el mínimo de 1811 no resulta tan pronunciado como lo es en el resto de ellos.
Fig. 17 Evolución de la producción de leguminosas del partido de Zaragoza en el año 1811.
En la representación del vino producido en el partido, vuelve, reiterativamente, el mismo tipo de proporcionalidad a la que estamos acostumbrados, incluso tal vez, si cabe, más pronunciada de lo habitual, tanto en el máximo como en los mínimos[176]Y, finalmente, en el último producto seleccionado, los corderos, también se repite el mismo esquema de un máximo en 1810 y dos mínimos en 1809 y 1811[177]Sin embargo, esta figura es obviamente distinta. El mínimo de 1811 casi no es tal ya que la producción se va manteniendo en una pseudo línea recta que termina por descender mínimamente en dicho año.
Fig. 18 Evolución de la producción vitícola del partido de Zaragoza en el año 1811.
Fig. 19 Evolución de la producción de corderos del partido de Zaragoza en el año 1811.
PROLONGACIÓN TEMPORAL PRODUCTIVA
El año 1812, como anteriormente se ha dicho, presenta un problema más complejo al poseer de él sólo los primeros cuatro meses del año referidos a la producción total del partido por productos. Para ello hemos elaborado otra serie de gráficos donde lo representado es la media mensual de este año, por producto, multiplicada como prolongación de los tres años anteriores. A priori, el resultado de las gráficas guardará la proporcionalidad más el añadido de 1812, el año incompleto.
De esta manera, el gráfico de evolución temporal sobre los cereales recogidos por la Administración de Bienes Nacionales en el partido de Zaragoza[178]como era previsible, no viene más que a confirmar el análisis obtenido en la observación de los anteriores.
Fig. 20 Tendencia evolutiva de la producción cerealística en el partido de Zaragoza.
Definitivamente, la tendencia de la productividad del grano zaragozano de los bienes nacionales es a la baja. Describe un arco con un máximo en 1810 que irá disminuyendo progresivamente hasta casi no recaudar en 1812 y, suponemos, con una recaudación igual a cero para 1813. Evitamos, así, la posible duda de una recuperación de dicho producto a partir de 1811.
Por lo que al vino respecta, cabe decir lo mismo sobre este que sobre el primero. La tendencia es parecida a la cerealícola con una gráfica sustancialmente similar. Por ello, las conclusiones son diferentes ya que la línea vitícola representa una tímida pero clara recuperación a partir de 1812[179]
Fig. 21 Tendencia evolutiva de la producción vitícola en el partido de Zaragoza.
Sin lugar a dudas, supone la excepción de la regla. Ello, quizá, sea debido al interés que se toma la administración francesa en promover la producción del vino como elemento indispensable de la ración del soldado imperial:
Considerando que es importante el asegurar el vino necesario para el consumo de la tropa (…) Se impondra en el Aragon una Contribucion de 144 mil cantaros de vino[180]
Se impondra á los Pueblos la Contribucion de vino para mantener el servicio en los puntos principales de consumo[181]
3. LOS CONVENTOS DE ZARAGOZA
Los conventos secuestrados de la ciudad de Zaragoza forman cuenta aparte y diferenciada del resto de la producción de la Administración de Bienes Nacionales. Como ya se ha dicho anteriormente, las rentas de dichos entes eclesiásticos estaba formada, además de los arriendos, de todos los derechos señoriales que seguía cobrando la administración y de los frutos de los distintos bienes que no habían conseguido arrendar en pública subasta.
De esta manera deducimos que los arrendamientos se percibían en metálico mientras que parte de los derechos señoriales y los frutos de campos, huertos, etc, no arrendados eran recogidos en especie. De esta manera nos encontramos con una gran multiplicidad de efectos, como puede comprobarse a continuación en las siguientes tablas[182]
Tabla 12. Producciones de los conventos de Zaragoza en 1809 y 1810.
Tabla 13. Producciones de los conventos de Zaragoza en 1811.
A pesar de estas cifras, en principio tan desalentadoras monetariamente, no debemos dejarnos engañar. En los años 1809 y 1810, parece comprobarse un gran déficit monetario en todas administraciones conventuales que recolectan mucho en especie: Sta. Engracia, cartuja del Aula Dei, y convento de Altabás y asociados; y un pequeño superávit en aquellos con nula recaudación en especie: convento de San José y asociados, y convento de Sta. Inés y asociados.
En 1811 se mantiene la regla por la cual aquellos entes eclesiásticos que no recaudan en especie, o apenas lo hacen, mantienen un déficit monetario alto y viceversa. Sin embargo, el convento de Sta. Engracia y el convento de Altabás pasan a ingresar más dinero y menos en especie, quedando, únicamente, la cartuja del Aula Dei con déficit monetario y una amplia recaudación en especie.
No debemos dejarnos engañar por las cifras. Estos resultados son finales, o sea, en muchos casos ya se ha vendido la producción en especie, o parte de ella, con anterioridad, y se tiene sólo en cuenta dicha última contabilidad. Este sería el caso de aquellos conventos que no recaudan nada en especie y cobran todo en moneda. ¿Qué nos indica esta tendencia?
En primer lugar, que al principio de la guerra y ocupación, en los años 1809 y 1810, se prefiere mantener la recaudación en especie que irá a parar a los almacenes de Torrero para alimento de las tropas[183]Sin embargo conforme vaya pasando el tiempo, ya en 1811 y suponemos que siguientes, la necesidad de moneda será tan acuciante que se preferirá vender la recaudación en especie para así poder pagar la soldada de las tropas, alimentándolas, con toda probabilidad, sobre el terreno[184]
Analizado ya este primer elemento de controversia sólo nos queda el hecho exclusivo de las cantidades. Comprobando éstas y a quienes pertenecen sólo podemos concluir de una manera posible: la superioridad económica del convento de Sta. Engracia y la cartuja del Aula Dei sobre el resto de los entes conventuales de la ciudad de Zaragoza.
La diferencia en cifras es tal que asusta, ya que ambos alcanzan un nivel económico, por sí solos, de tres o cuatro veces más de lo que recauda una administración compuesta por una agrupación de hasta siete entes religiosos juntos. Así pues, la superioridad del convento de Sta. Engracia y la cartuja del Aula Dei es evidente.
Otro de los deberes de los administradores a sueldo de los Bienes Nacionales era recoger una información muy precisa sobre los precios que en el mercado ostentaban los diferentes frutos en especie que recolectaba esta administración. Así, cuando era necesaria la compra de subsistencias para el ejército, ya se tenía una idea del precio que debían pagar[185]Y también, al mismo tiempo, servía como tasación monetaria de los productos en especie recogidos, obteniendo, así, el valor real de todo lo existente en los almacenes de Bienes Nacionales.
El salario que cobraban diversos maestros de oficios así como peones, también era recogido por estos administradores. El objeto de ello era la necesidad de pagar a las personas que debían explotar las tierras de Bienes Nacionales no arrendadas, así como los diversos arreglos hechos, sobre todo en Zaragoza, de sus propiedades de carácter urbano: casas, hornos, tabernas, etc., como de carácter rural como molinos, o, incluso, los propios edificios de los conventos secuestrados ya que, como ya se ha dicho, no debían ser arrendados, sirviendo, a menudo, como graneros o cuarteles[186]
Los precios de los distintos productos corresponden todos a reales de vellón (R.v.) por las diversas capacidades de medida: fanega (f.), arroba (@), en el caso del vino: cántaro (c.), y con los corderos: cabeza (c.). Los huecos en blanco corresponden a los datos no conservados[187]
Y los salarios corresponden todos a reales de vellón (R.v.) por día[188]En el caso de los Maestros albañil, carpintero y herrero, además de dicho salario cobran una cuantía adicional por el trabajo hecho que dependerá de la magnitud de éste. El mancebo parece ser que correspondía a lo que hoy en día entenderíamos por un aprendiz. El peón urbano es aquel empleado de cualquiera de estos maestros quienes le pagan un salario. Con jornalero, nos referiremos siempre al de campo.
Antes de seguir con el análisis de estos datos convendría hallar las tendencias económicas de los distintos productos. Para ello, el método seguido consistirá en hallar la línea de regresión de cada gráfica para suponer analizar dichas líneas[189]
Los cereales y legumbres vienen representados juntos y, así, comenzaremos por los precios de la cebada[190]En este caso, la tendencia matemática nos augura un decrecimiento en el precio de este cereal. Siguiendo la curva podemos predecir un precio de la fanega de cebada para el año de 1812 en torno a los 5 reales de vellón.
En cuanto a la avena, esta vez el resultado de la gráfica es una línea recta descendente también. Así, para el año de 1809, podemos augurar un precio en torno a los 18 reales de vellón la fanega, mientras que en 1811 habría descendido hasta los 15. Las legumbres, igual que la anterior, la recta nos ofrece una tendencia gráfica decreciente. Los precios esperados para 1809 estarían en torno a los 125 reales de vellón la fanega de legumbres, y para 1811 decrecería hacia los 55 reales.
Fig. 22 Tendencia temporal de los precios de los cereales y legumbres en Zaragoza.
Esta vez, la tendencia descendiente de los precios del panizo es reemplazada por una alcista. El precio de la fanega sube lentamente pero sin perder el ritmo. En 1809 esperamos un precio en torno a los 10 reales de vellón la fanega, y para 1811 en torno a los 25 reales. Finalmente, por lo que al trigo se refiere, como puede observarse, su tendencia termina siendo decreciente a la altura de 1811 cuando el precio del trigo comienza a descender suavemente.
Y para finalizar acabaremos con las tendencias de los dos últimos productos que restan, el aceite y los corderos. Por lo que al primero se refiere, volvemos a retomar, de nuevo la tendencia abaratadora de precios que sigue esa suave curva a lo largo de los cuatro años estudiados[191]Así, el único hueco en la tabla de precios de este producto podemos rellenarlo con una aproximación relativa en torno a los 20 reales de vellón la arroba de aceite.
Fig. 23 Tendencia del precio del aceite en Zaragoza.
Fig. 24 Tendencia del precio de los corderos en Zaragoza
El último producto del que desconocemos datos es la carne, los corderos[192]La tendencia decreciente de los precios vuelve a ser esquivada en este producto para confirmar un alza muy moderada del suyo. Podríamos hablar de un precio en torno a los 20 reales de vellón por cabeza para 1809, y de 30 reales para 1811.
Ahora pasemos a los salarios de los diversos oficios[193]El procedimiento a seguir es el mismo. El salario de los albañiles también parece seguir por la línea de la depreciación con una suave curva hacia abajo. Estimaríamos en 17 reales de vellón al día el jornal de este maestro albañil para 1811.
Los carpinteros y herreros poseen el mismo salario diario, por ello, los analizamos conjuntamente. Como excepción, parece ser que la tendencia alcista de sus salarios es la primera en romper lo que, hasta ahora, parecía ser la regla. Existe un mantenimiento en 1809 y 1810 para subir vertiginosamente hacia 1812. Auguramos un salario para estos profesionales en torno a los 15 reales de vellón diarios en 1811.
Fig. 25 Comparación proporcional del precio del trigo con los distintos salarios.
En cuanto al sobrestante es un caso curioso. El mantenimiento de su jornal en una línea recta hace irrelevante cualquier análisis gráfico ya que el resultado sería siempre la misma línea recta. Respecto al mancebo o aprendiz experimenta un suave descenso del salario. Cataloguemos en torno a los 40 reales de vellón y 17 maravedís diarios el sueldo de este hacia 1811.
En cuanto al peón que realiza su oficio en la ciudad sufre un nuevo descenso de salario. La interpolación de los datos conservados nos da una ligera idea del resultado para los años intermedios. Hablaríamos de 8 reales de vellón diarios para 1810 y de 7 reales en 1811.
Y, finalmente, terminaremos con el jornalero o peón de campo. Supone una nueva excepción en la regla ya que su tendencia ascendente viene a confirmárnoslo. Auguremos, pues, unos 10 reales de vellón y 17 maravedís para estos trabajadores corriendo el año de 1811.
Pero lo que realmente nos dice algo serio sobre la situación económica de la población en estas fechas es la relación entre ambas variables, los precios y los salarios. Entre todos los precios, el escogido para realizar esta relación será el del trigo por su característica definitoria del bienestar de una sociedad del Antiguo Régimen.
Por otra parte, hemos definido porcentualmente la diferencia del precio de la fanega de trigo de año en año y lo hemos comparado con la diferencia porcentual de los salarios de año en año. Hemos de tener en cuenta que estos aumentos o descensos en los precios o salarios son acumulativos, nuevamente, de año en año[194]Obtenemos una tabla como esta:
Tabla 16. Diferencia porcentual respecto a 1809 de los salarios y trigo.
Como puede observarse, la desproporción del aumento del precio del trigo con el de los salarios es impresionante. Observémoslo gráficamente[195]Los carpinteros y herreros van unidos ya que ambos obtienen iguales aumentos. La diferencia proporcional entre ambos y el trigo es verdaderamente inmensa. Obviaremos al sobrestante por su inmovilidad en el salario. En cuanto al resto, no parece que haya mucho más que comentar, la simple observación del gráfico es suficiente para decir nada más.
Fig. 26 Tendencia temporal de los diversos salarios en Zaragoza.
5. RECAPITULACIÓN
En este capítulo se han tratado diversos asuntos pero todos ellos relacionados con el estado económico de Aragón y Zaragoza a través de su vinculación con los Bienes Nacionales. Así pues, hemos llegado a definir los ejes económicos del partido de Zaragoza con la ayuda de la obra de Asso, Historia de la Economía Política de Aragón. Grande fue nuestra sorpresa cuando estas directrices válidas para finales del siglo XVIII son confirmadas en esta revuelta época por la documentación francesa que nos ha quedado.
Podemos afirmar, pues, que estos ejes están formados por los ríos principales del partido: Ebro, Jalón, Huerva y Gállego; cuyos valles aglutinan la mayor parte de la población del corregimiento así como la producción económica basada principalmente en la agricultura de regadío. En torno a estos ríos y, por exclusión, los territorios no comprendidos en ellos, forman diversas zonas geográfico-económicas claramente diferenciadas, que ya apunta Asso en su obra y confirma el Gobierno de Suchet con la nueva vertebración territorial del partido en municipalidades que, curiosamente, coinciden casi plenamente con las primeras.
Estas zonas geográfico-económicas naturales están comprendidas en dos grandes grupos por el tipo de sistema productivo agrícola que utilizan. En otras palabras, existe un grupo de territorios donde la actividad agrícola mayoritaria es de regadío, establecido en torno a las cuencas de estos ríos y, al mismo tiempo, ejes económicos principales, ya mencionados; y otro grupo compuesto por el resto de las zonas económicas donde la actividad agrícola desarrollada es mayoritariamente de secano.
Respecto a sus características, sólo de lo obvio puede hacerse mención. Encontramos, pues, en las zonas de secano, una mayor cantidad de tierras roturadas frente a una menor cantidad de estas en las de regadío. Hecho no concluyente de la mayor productividad del secano al existir mayor número de tierras explotadas. De hecho, si hacemos caso de los números y mapas que los reflejan, podemos observar que, a pesar del menor número de tierras puestas en producción, la totalidad del regadío zaragozano renta más que la totalidad del secano.
También encontramos curioso que apenas exista diferencia en los productos explotados en los campos, sean estos de secano o regadío. En general, podemos hablar de cereicultura ya que los cereales serán el producto dominante en los campos zaragozanos. Entre estos, encontramos el trigo, fundamental, pero también la avena, el centeno y la cebada. La única diferencia entre ellos será su calificación como "cereal de huerta" si es de regadío o "cereal de campo" si no lo es.
Sin embargo, ello no significa que no existan otros productos agrícolas explotables en los campos del partido. También encontramos vino y aceite de sus correspondientes viñas y olivos. Estos son secundarios en importancia y podemos hablar de su implantación mayoritaria en tierras de secano, existiendo también, no obstante, en el regadío aunque en menor intensidad pero no en importancia.
Otros productos, que encontramos ya en menor intensidad, son las legumbres y el lino. Estos cultivos sí podemos decir que son muy escasos en cantidad comparados con los anteriores, hallándose tan sólo en las tierras de regadío de Zaragoza, Alagón y La Almunia de Doña Godina.
En cuanto a las zonas económicas individuales, también supuso una gran sorpresa descubrir que la municipalidad de Zaragoza no es, en realidad, la más productiva. No lo es en números totales, aunque la capacidad de riego de los tres ríos en donde se asienta la capital del Reino, Ebro, Gállego y Huerva, sea inmensa; ni lo es la relación existente entre la totalidad de tierra roturada de la municipalidad, evidentemente toda de regadío, y su extensión total. Estas son menores, tanto una como otra, que las existentes en la municipalidad de Alagón que se aprovecha del paso del Ebro y del Canal Imperial de Aragón para convertir sus tierras en un verdadero vergel.
De esta manera, podemos concluir que los regadíos zaragozanos están menos desarrollados que los alagoneses, y, por tanto, menos de lo que deberían estar para cubrir una área de influencia económica tan extensa como poblada. Comentario aparte merece la municipalidad de los Monegros que posee la mayor extensión de tierras roturadas, más incluso que Alagón, aunque todas de secano y productoras, también, de bastante menos.
En cuanto a la productividad de las tierras debemos apuntar, en primer lugar, que los datos obtenidos no pertenecen a ningún censo hecho sobre su totalidad en todo el partido, sino que corresponden a lo recogido por la Administración de Bienes Nacionales de sus propias tierras. Referido a tipos de cultivo, productos, etc., es evidente que puede generalizarse para el resto de las tierras que no pertenezcan a Bienes Nacionales; sin embargo, no podemos decir lo mismo respecto a lo recolectado. Debemos darnos cuenta que no son datos totales ni globales de todo lo recogido en el partido sino que corresponden a las propiedades de esta administración. Esto significa que los datos dependen más bien de campos no arrendados y puestos a explotar por la propia administración, como de impuestos que se debían pagar en especie como el diezmo, así como de toda clase de "trampas" que pudieron hacerse en sus recolecciones.
Las líneas generales de la evolución productiva de Aragón y del partido de Zaragoza, como ha quedado demostrado en los distintos gráficos, tienen un máximo en 1810 y dos mínimos en 1809 y 1812. Parece, pues, que para 1809 la Administración de Bienes Nacionales acababa de instalarse en suelo aragonés y recogía los frutos de unas cosechas plantadas el año anterior. Sin embargo se encontraba con el problema de no saber cuál era la totalidad de sus propiedades y dónde se hallaban. Además hay que tener en cuenta los desastres causados por la guerra, sobre todo en Zaragoza. Por todo ello la productividad fue media ya que, es seguro, no se llegara a todas partes y no estuviera el campo recuperado del paso de los ejércitos así como de los combates.
Para 1810, sin embargo, la administración ya se ha asentado, articulado y estructurado, dictándose los primeros decretos para ello. También contribuirá la independencia de Aragón respecto a Madrid, puesto en su totalidad bajo el único gobierno de Suchet y del Emperador para mantener, así, al tercer cuerpo de ejército. Al mismo tiempo, la recuperación del campo, comenzada en 1809, comienza a dar sus frutos ahora[196]Y un mayor conocimiento de la geografía y propiedades aragonesas que la administración francesa habrá puesto en manos de aragoneses colaboracionistas, conocedores del terreno, para su gestión. Por todo ello, a mediados de 1810 la recolección de los productos del partido y de Aragón aumenta vertiginosamente llegando a un máximo que no volverá a darse en el resto del tiempo de ocupación francesa.
El año 1811 es un año de transición. Disminuye algo lo recogido por Bienes Nacionales pero sin llegar a constituir un auténtico mínimo y manteniendo la tendencia de 1810. También pudo influir el arrendamiento de propiedades que se llevó a cabo en el verano de 1810 por todo Aragón, propiedades que pertenecían a Bienes Nacionales y que ahora no explotaría directamente el Estado. La prueba de ello la encontramos en la disminución de estos productos en especie y un grandísimo aumento, no obstante, de lo recaudado en moneda líquida, debido, seguramente, a estos arrendamientos.
Llegamos, así, al año 1812 y a un descenso repentino y pronunciadísimo de la recaudación de Bienes Nacionales. Ello probablemente se deba al cambio de sentido que sufre la guerra en este año donde las fuerzas anglo-españolas comienzan a coleccionar victorias frente a los ejércitos franceses que culminará con la entrada triunfal de estas tropas en Zaragoza para 1813. La campaña de Valencia también pudo influir en las decisiones de ciertas autoridades locales para no cooperar todo lo posible con el gobierno francés. Al fin y al cabo, el mariscal estaba fuera de Aragón con gran parte de su ejército, ejército que ya no dominaba el territorio para hacer cumplir las órdenes de la Zaragoza francesa.
En cuanto a las operaciones guerrilleras, en todo momento estuvieron atacando y diezmando la retaguardia francesa, así como los distintos almacenes de provisiones y convoyes destinados para la manutención del ejército. Como la actividad guerrillera fue muy efectiva y constante desde el principio no parece que fuera un factor determinante para decidir la suerte de todo un año de producción.
Analizando estas recaudaciones separadamente por partidos o municipalidades encontramos elementos que no encajan. Si siguiéramos una línea lógica de pensamiento nos encontraríamos con que las producciones variarían según la riqueza intrínseca de cada partido o municipalidad y de su población que, recordemos de nuevo, en aquellos tiempos no se encontraba tan concentrada como ahora. Por ello no parece natural encontrarnos con el 80% de lo producido en Aragón para los años 1809 y 1810 referido exclusivamente a los partidos de Zaragoza y Barbastro[197]
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