- Introducción
- La Dolarización y los otros mecanismos para el establecimiento del tipo de cambio
- Comentarios al caso ecuatoriano
- A manera de conclusión
- Anexo
- Bibliografía
Introducción
Una de las características inmanentes a las economías en desarrollo es su inestabilidad cambiaria. Aspecto que ha sido determinante a lo largo de la historia y que si bien no se puede asumir como el elemento determinante en el comportamiento de economías pequeñas en medio del proceso de internacionalización, ha entrado a cobrar mayor relevancia a medida que los mercados de capitales se liberalización.
Este escenario es cada vez más caótico en regiones donde las recomendaciones de las instituciones financieras internacionales han sido implantadas como un credo absoluto. Se trata aquí de mostrar las condiciones en medio de las cuales las autoridades económicas de una economía en desarrollo se ven abocadas a asumir los costos al establecer los regímenes del tipo de cambio, particularmente el conocido como la dolarización.
Los países que han asumido la dolarización como medio para estabilizar sus economías tomando la vía de una baja inflación como garantía, durante los últimos años se han visto en un contexto novísimo y de no fácil comprensión. De esto dan cuenta diversos autores que al tratar el fenómeno llegan a conclusiones encontradas entre sí. Que van desde el cuestionamiento profundo a la medida hasta su defensa bajo argumentos teóricos que sugieren a la dolarización como un paso necesario en el proceso de integración económica regional y un futuro escenario de moneda única.
Este trabajo busca exponer los elementos conceptúales necesarios para comprender el mecanismo de la dolarización como uno de los caminos en la estabilización del tipo de cambio. Exponiendo las condiciones para su implantación y las consecuencias de su aplicación, usando un método expositivo conceptual y apelando a algunos comentarios de la experiencia ecuatoriana en la última década. Y finalmente hacer una lectura comparativa de los argumentos teóricos y las propuestas en torno a la integración regional económica.
La Dolarización y los otros mecanismos para el establecimiento del tipo de cambio
En el mentefacto[2]conceptual de la dolarización se observa que este mecanismo proviene del conjunto de mecanismos posibles para establecer un régimen cambiario en una economía nacional. Es decir, la dolarización no comprende una categoría "especial" en la política económica, a la que se le puedan otorgar bondades más allá de las que un régimen cambiario pueda o no afectar los aspectos macroeconómicos y microeconómicos. En términos conceptuales la dolarización esta incluida (es subordinada) en el grupo de los regímenes cambiarios (supraordinada). Lo cual no niega que el asunto de establecer uno u otro mecanismo sea hoy una cuestión de mayor preponderancia económica en comparación a la segunda mitad del siglo XX. De la misma manera la consideración de la dolarización como una alternativa en política cambiaria no deja de lado otra consideración; a saber, el tipo de cambio tiene diferentes consecuencias en una economía desarrollada a las implicaciones para una economía en desarrollo, argumento señalado por Levy-Yeyati y Sturzenegger (citado por Herrera y Caballero,2002, 104)
Consideración en la elección del régimen cambiario
Ahondando en estas dos consideraciones es importante señalar que el tipo de cambio además de la ligazón directa con las variables macroeconómicas también se convierte en una señal de mercado. Entendida esta como la "publicidad" que el mercado financiero de una economía nacional determinada hace para canalizar los flujos de capital. Es decir, hay consideraciones que centran en el aspecto financiero, atraer recursos externos, y otras referidas a la estabilidad macroeconómica, reducir la inflación o equilibrar la balanza comercial. De allí que la decisión respecto al régimen de cambio tiene el componente, o condicionalidad, de eventualidad respecto al régimen más usado a nivel internacional. Y otro componente que tiene peso es el que podría llamarse de recomendación, referido este al papel jugado por las instituciones financieras internacionales, particularmente el Fondo Monetario Internacional, en la decisión autónoma para asumir uno u otro régimen cambiario.
Lo que a primera vista es una decisión soberana de un país para asumir el régimen cambiario se convierte en una complicada trama de metas macroeconómicas, búsqueda de financiación, expectativas en los mercados de capitales y aceptación de recomendaciones. Frente a tamaño juego de decisiones es poco realista pretender que autoridades económicas de economías en desarrollo, Ecuador por ejemplo, y economías que ocupan un lugar preponderante a nivel mundial, los Estados Unidos, posean comportamientos "igualmente racionales".
Naturalmente lo expuesto conduce a un elemento evidente en las decisiones de política económica, la información. La existencia de la asimetría en la información sin duda condiciona la elección del tipo de cambio; lo cual unido a la existencia a nivel internacional de grupos de presión, no garantiza una decisión autónoma en la decisión. A este respecto como al de la consideración de eventualidad se volverá a lo largo de este escrito.
Particularidades de la dolarización respecto a otros conceptos
Continuando con el despliegue del mentefacto de la dolarización se pueden evidenciar las diferencias con otros conceptos que no son considerados dolarización (excluyentes) como método de exposición conceptual. La importancia de este apartado radica en poder comprender las especificidades de los otros mecanismos utilizados para establecer el tipo de cambio en relación a las características propias de la dolarización. Las categorías más conocidas y usadas respecto al régimen cambiario son los tipos de cambio fijos y los tipos de cambios flexibles, y las menos estudiadas son la caja de convertibilidad y las áreas monetarias óptimas.
Alrededor de las primeras dos opciones la literatura económica ilustra profundos debates y los estudios empíricos cuestionan en mayor o menor medida tanto a los partidarios de los tipos de cambio fijos "puros" y a quienes abogan por los tipos de cambios flexibles "puros". Pero las últimas dos décadas muestran claramente la tendencia hacia alguna modalidad de tipo de cambio flexible (Herrera y Caballero, 2002, 123). En cuanto a la caja de convertibilidad su incidencia ha sido más bien práctica y el estudio de caso recurrente es la Argentina. En cuanto a las áreas monetarias óptimas es sabido que tiene importantes desarrollos teóricos iniciados por Mundell (1961) y su decidida aplicación en la unidad monetaria europea.
Es posible generalizar el concepto de tipo de cambio fijo como un mecanismo de anclaje de una moneda nacional a otra con mayor incidencia en el comercio internacional, o a un bien metálico como sucedió en la era del patrón oro. Sin duda una decisión que requiere el acuerdo internacional y la ratificación de las autoridades económicas de un país. Pero para que este mecanismo sea implementado y tenga efecto sobre el conjunto de la economía se requería la premisa de una inflación igual a cero o cercana a este nivel en la economía que lo adopta. De no ser así los costos de asumir el tipo fijo se verían reflejados en una contracción de la demanda y una rebaja en el gasto público, necesarios para bajar la inflación y el déficit fiscal. Este razonamiento es de considerar al momento de estudiar el escenario para la dolarización.
Es claro que la moneda nacional sigue jugando su papel de unidad de cuenta, medio de atesoramiento y de intercambio. Medida que garantizaría una menor volatilidad de los precios y la tasa de cambio de la economía nacional respecto a la economía mundial. Pero dicho aspecto hace que en épocas de crisis financieras y altas movilidades de capital el asunto no sea tan lineal. Ya Keynes señalaba que ante la caída del precio de un bien de exportación de una economía la estabilidad económica, bajo tipo de cambio fijo, dependería de una renegociación del conjunto de los salarios (citado por Sachs y Larraín, 2000).
Sin embargo, la opción de asumir un tipo de cambio fijo no implica la renuncia a la emisión y a los ingresos por señoreaje. De la misma manera que aun se conserva la discrecionalidad de la política monetaria, bajo cierta restricción, también las autoridades económicas mantienen una relativa independencia respecto de las decisiones adoptadas por las autoridades de la economía a la que pertenece la moneda, o canasta de monedas como señalan algunos autores, a las cuales se hace el anclaje. Estas funciones de las monedas nacionales y su misma existencia son cuestionadas hoy en época de globalización de los mercados e inestabilidad cambiaria. Argumentos que llevados al extremo, como lo muestra A. Moreno (2001), dan como axioma que si las monedas nacionales no están en capacidad de sostener dichas funciones se debe dar paso a procesos de dolarización e integración monetaria regional.
El ejercicio de exclusión conceptual continúa abordando el tipo de cambio flexible. "Los defensores de los tipos de cambios flexibles suelen presentarlo como un mecanismo mediante el cual la depreciación puede tomar el lugar del desempleo cuando hay déficit en la balanza externa, y la apreciación puede sustituir a la inflación cuando hay superávit (Freedman, 1953, Lutz 1954 y Meade, 1955 citado por Mundel 1961)."
Siguiendo la misma línea argumental, la decisión de asumir un tipo de cambio flexible no despoja a las autoridades económicas de un país de su herramienta de política monetaria. ¿Significa esto que no hay consideración de eventualidad o de asimetría de información? Un elemento a considerar hoy es que el sistema monetario como tal quedo seriamente desestructurado ante la "huida" del dólar-oro como patrón, lo cual significa de por sí una causa de información incompleta para la toma de decisión. En otras palabras, la certidumbre de la equivalencia del dólar con el oro se evaporó del sistema monetario, siendo reemplazada por la incertidumbre de la valoración del dólar frente a las otras monedas y de estas con el dólar y entre sí. Sin embargo la existencia de controles de capital en los Estados Unidos y en otras economías desarrolladas mantuvo por un buen tiempo un bajo nivel de volatilidad cambiaria en la medida que las economías no se estaban contrayendo y el sistema financiero mundial no tenía crisis de liquidez. Asunto que fue cambiando hasta llegar a las crisis de finales de siglo y primera década del XXI.
En consecuencia las bondades del cambio flexible presentan hoy grandes distorsiones al exhibir mercados financieros altamente liberalizados y flujos de capital que van de país a país usando los diferenciales en la tasa de cambio para apropiarse de recursos, esencialmente de las naciones con alta dependencia de la inversión extranjera. Tan es así que este renglón es hoy muy popular, mediante el uso de las tecnologías, en inversiones financieras de alto riesgo.
El teatro de regimenes de cambio flexibles, inexistencia del patrón dólar-oro y el creciente volumen de capitales conduce a la economía del mundo a un contexto de una alta asimetría de información y por ende a una suma de consideraciones, entre ellas la de eventualidad, para la toma de decisiones por parte de las autoridades económicas. De ahí que la gama de opciones se haya ampliado ofreciendo medidas hibridas entre regimenes cambiarios y alternativas monetarias.
La canasta de alternativas ha contemplado medidas como: bandas cambiarias, devaluaciones gota a gota, inflación objetivo y variaciones en mecanismos de crawling peg; y otras de carácter estructural como la caja de convertibilidad y la dolarización, incluso hay quienes apuntan a integraciones monetarias de facto. El escenario de crisis financiera ha mostrado que las disposiciones a nivel nacional sólo se convierten en paliativos temporales y con alcances mínimos. Poco a poco se despeja el panorama para comprender que las crisis de las economías en desarrollo no son "el mal" sino la manifestación de "la enfermedad". Frente a esto, muchos avezados han respondido con propuestas que deben ser objeto de estudio.
Soros ha propuesto una corporación de seguro de depósito internacional; Sachs defiende la creación de una corte de bancarrota internacional; Krugman incita a los controles de capitales; Eichengreen sostiene que un impuesto tipo Tobin es la solución a la volatilidad internacional; Kaufman recomienda crear un superregulador de mercados e instituciones financieras; Garten propone la creación de un banco central mundial y Fisher un prestamista mundial de último recurso, sin la función de emitir dinero internacional. Una discusión de todas estas propuestas se encuentra en (Kenneth, R. 1999 citado por Moreno, A. 2002).
La caja de convertibilidad, currency board, es una medida que a diferencia de los sistemas de tipo de cambio flexible o fijo, y sus variaciones, tienen la consideración de eventualidad claramente definida. Tiene por objetivo frenar las altas tasas de inflación, como aspecto macroeconómico, y generar confianza para que la economía que la adopta pueda captar capitales e impedir una imposibilidad de pagos a los compromisos adquiridos. Al establecerse una paridad entre la moneda nacional y otra, dólar en el caso argentino. Así la renuncia a la posibilidad de usar la devaluación como mecanismo de política económica es una decisión de la autoridad económica. Lo que implica que la tasa de inflación nacional puede ser rebajada, como se señaló antes en el caso del tipo fijo, contra los salarios y el gasto del público.
El estudio del caso argentino es abordado en varios trabajos (Herrera y Caballero, 2002 y Posada, 2002) aquí es de destacar que la renuncia a usar la devaluación como medida anticíclica es una decisión que tiene varios aspectos ha analizar. Sin duda la inflación fue controlada rápidamente pero la medida no pasó de allí. Por el contrario la existencia de un escenario de tipos de cambios ajustables, condición de eventualidad, dejo las exportaciones argentinas con una desventaja frente a otras economías de la región. De la misma manera la asimetría de información se presentó. La necesidad de dar un mensaje de a los mercados de capitales obligó al gobierno argentino a asumir los costos de las quiebras financieras, de la cual alguien se lucró enormemente, haciendo que la deuda privada sea "deuda del gobierno", o mejor decir de los ciudadanos argentinos.
Sin embargo, en teoría, la caja de convertibilidad no despoja a las autoridades económicas de todas las herramientas para intentar otras medidas de carácter monetario. Pero en la realidad una vez anclado el peso argentino al dólar es muy difícil esperar que la confianza recuperada no se convierta en "desconfianza generada" a través de la expectativas de un posible nuevo cambio en el mecanismo de tipo de cambio. Dichas expectativas surgen rápidamente y aumentan de forma inevitable producto de las medidas a las que se ve obligado a un país en desarrollo al tomar la decisión bajo información incompleta. Debe reducir su déficit fiscal, ¿cómo hacerlo en una economía con contracción en la demanda? Aumento de impuestos, privatizaciones, rebaja salarial y austeridad del gasto público. Lo que implica: no inversiones públicas, pérdida de empleos y aumento del desempleo, imposibilidad de programas sociales de contención. Y la consecuencia lógica ante esta inequidad social es el malestar general y la inestabilidad política, que entra a reforzar las expectativas, dada la desconfianza en el gobierno.
Es un dramático escenario, tanto que para Posada la medida de la caja de convertibilidad fue insuficiente y señala la dolarización como la verdadera medida (2002, 218). Herrera y Caballero (2002, 129-132) muestran que la estabilidad interna se logró mediante el aumento del endeudamiento externo, presionado aun más por la baja en las reservas, ante la imposibilidad de emitir, y la vulnerabilidad externa frente a otras economías de la región.
Este apartado finaliza mostrando las particularidades del concepto respecto del de áreas monetarias óptimas. Imprescindible iniciar señalado que del simple hecho de que una economía como la ecuatoriana se halla dolarizado no se puede asegurar que pertenece al "área monetaria" de los EEUU, o por lo menos no en sentido conceptual definido por Mundell (1961) y expuesto por De Lombardae (2002). Para los fines de este trabajo la diferencia más importante entre la decisión de dolarizar una economía en desarrollo y la decisión de integrar un área monetaria tiene que ver con dos aspectos del proceso de las áreas monetarias óptimas: el carácter solidario y cooperativo, y la simetría de información.
El primero de ellos, contemplado en la consideración de eventualidad, significaría la posibilidad de las economías nacionales de poseer ciclos económicos ajustados o la disponibilidad de los mecanismos para llegar a tal punto en un mediano plazo.
Cuando la región (en el sentido de Mundell) no es completamente homogénea, o cuando la movilidad factorial no es total, el instrumento fiscal dirigido a la solución de problemas de desempleo muy específicos, resulta ser el único recurso dentro de las uniones monetarias [lo cual requiere cierto grado de convergencia en las preferencias hacia los bienes colectivos (Bourguinat 1992, 543-544, citado por De Lombardae)]. Esto explica el incremento en los llamados fondos estructurales, en el caso de la Unión Europea, a la hora de acordar la unión monetaria (De Lombardae, 2002, 185).
Es decir, visto en sentido temporal las economías deben coordinarse para encaminarse hacia una integración monetaria. Que es diferente a pretender que la integración monetaria conducirá no sólo a dicha coordinación sino a la homogenización entre economías tan diversas como las latinoamericanas y la de los Estados Unidos.
Y el otro aspecto relacionado con la asimetría de la información en la medida que quien toma la decisión de dolarizar busca, afanosamente, la estabilización cambiaria; lo que obviamente condiciona su decisión y subvalora los costos de dicha estabilidad. Por ejemplo
Los países pueden entrar en un círculo vicioso: una devaluación mejora la competitividad inicialmente, pero luego induce un ajuste de los salarios y de los precios que neutraliza el efecto pro-competitivo, lo cual hace necesaria una nueva devaluación, iniciando un nuevo ciclo (De Lombardae, 2002, 186).
Caracterización conceptual de la dolarización
Hasta aquí se ha expuesto que la dolarización es otra forma de régimen cambiario y las diferencias conceptuales con los otros mecanismos que se relacionan al respecto. Ahora corresponde revelar los conceptos (isoordinados) que pueden ser útiles para caracterizar el concepto de la dolarización. En este aspecto la literatura económica es amplia y esta interpretación podría ser polémica en el sentido que las características de la dolarización son fácilmente asimilables a las consecuencias de su aplicación. Pero es importante diferenciar lo que caracteriza a una categoría económica de sus efectos.
Si bien la dolarización es una forma de tipo de cambio fijo, sus implicaciones y procesos de adopción lo pueden catalogar como un régimen ultra fijo (Herrera y Caballero, 2002, 107) ya que una vez adoptada su cambio implicaría muchos más costos y podría conducir a una economía en desarrollo a un estado tal de incapacidad de pagos que la haría inviable. Pero el concepto de régimen ultra fijo implica la existencia de la paridad entre la moneda nacional y el dólar, así como la equiparación de la tasa de interés interna a los niveles internacionales
Ya sea mostrado que la dolarización en sí es una sustitución monetaria en la que se renuncia al derecho soberano de poseer una moneda nacional y se otorgan las funciones que ella realiza a una moneda extranjera, en este caso al dólar estadounidense. Los motivos son varios, algunos de los cuales ya se expusieron, al igual que sus efectos. Pero en este apartado es preciso señalar que la sustitución monetaria significa para una economía en desarrollo la conversión de cada intercambio a una cuantificación en dólares, incluso si se sigue acuñando moneda nacional fraccionada ya que estas fracciones corresponderán a las fracciones en dólares. De la misma manera las contabilidades nacionales, financieras y empresariales se harán en dólares. De la misma manera el atesoramiento, reserva de valor, es entregado a la moneda en la adoptada. No se trata de un simple "tramite" sino que implica la renuncia a derechos redistributivos vía ingresos fiscales y de señoreaje.
Otro concepto, diferente al de la sustitución monetaria ya que se debe plantear en términos políticos, es la renuncia a la soberanía monetaria que se puede entender en un aspecto como
el efecto de una situación extrema en la que la inflación galopante hace perder cualquier credibilidad sobre la moneda local. En ese caso los habitantes del país en cuestión tenderán a realizar sus operaciones en otra moneda que tenga mayor estabilidad. Tal dolarización espontánea no es la solución al problema sino su máxima manifestación. (García M., 2002, 174).
Lo que otros autores denominan dolarización extra oficial para diferenciar de la oficial cundo se trata de una medida de las autoridades de un país.
En cuanto a las dos formas de dolarización, Herrera y Caballero (2002, 105) hacen una puntual exposición. Pero la concepción de la renuncia a la soberanía monetaria obliga a señalar que el concepto de dolarización, tratado en este trabajo, involucra tanto el reemplazo total de la moneda local como el carácter oficial de la decisión. En términos constitucionales, ya no corresponde a las autoridades económicas de un país, sino que según sea el caso corresponde al parlamento o la institución que haga las veces de garante de la Carta Política. Más adelante se retoma este concepto al ver el caso ecuatoriano, ya que la constitución aprobada en 2008 es sui géneris a este respecto.
Y el otro concepto necesario para caracterizar la dolarización es el de mercados financieros eficientes, que puede entenderse como la premisa necesaria que hace de la dolarización un mecanismo consistente, en la teoría económica, para determinar el tipo de cambio en función de la estabilidad cambiaria y el crecimiento económico de un economía en desarrollo.
el argumento central para promover la liberalización y la desregulación de los mercados de capitales y de valores es la creencia generalizada de que los mercados determinan los precios de equilibrio de los activos. Es decir, que los agentes que participan en el mercado "si son racionales" utilizaran toda la información disponible para determinar los prospectos de rendimientos futuros de los proyectos de inversión y así asignar su riqueza a los que garanticen la mayor tasa de ganancia (Moreno A. 2002, 162).
De no estar caracterizada así la dolarización que sentido tendría proponerla como un mecanismo cambiario adecuado en las actuales condiciones y como una consecuencia del proceso de integración mundial.
Categorías que abarca la dolarización
Una vez hecha la anterior exposición solo resta exponer las categorías que abarca el concepto dolarización (infraordinadas). No sin antes reiterar que es posible que la polémica pueda girar en torno a si estas categorías subordinadas deberían ser algunas como: dolarización extra oficial, ilusión monetaria, asimetría de la información o las asociadas a la renuncia de soberanía monetaria como las perdidas por señoreaje y la imposibilidad de la redistribución fiscal, por citar algunas. Partiendo de la coherencia de la exposición sólo se puede señalar que las categorías anteriores son clasificables en los efectos de la dolarización y no sería preciso, en términos conceptuales, confundirlas con las categorías incluidas en el concepto de estudio.
Por ser la dolarización una categoría dentro de los regimenes cambiarios, abarca los tipos de dolarización que son posibles dada el cumplimiento parcial de algunas de sus características. En términos generales se puede hablar de dolarización parcial que incluiría: dolarización de pagos, dolarización real y dolarización financiera (León y Revéiz, 2008, 314); y dolarización total se le denomina al cumplimiento simultaneo de los tres tipos parciales.
La dolarización parcial es la que se podría manifestar de alguna manera como dolarización extraoficial aunque esto no niega que alguno de los tipos parciales de dolarización puede ser en algún momento una medida oficial de las autoridades económicas, como ha sucedido en Latinoamérica, así su adopción se haga por otra vía o se especifique más como una mediad de ajuste o discrecional.
Cuando el dólar sustituye la función de medio de pago de la moneda nacional se está hablando de una dolarización de pagos (León y Revéiz, 2008, 315) sucede cuando el público pierde credibilidad en su moneda local y de facto desarrolla sus transacciones, de montos importantes inicialmente, en dólares. Pero las transacciones pequeñas, diarias, se siguen realizando en la moneda nacional con la carga obvia de la inflación.
Si la función que entra a sustituir el dólar es la de unidad de cuenta se específica como dolarización real ya que los contratos y salarios de una economía se fijan en moneda extranjera. Esta indexación de precios en dólar es poco factible que se de sin antes haberse decretado la dolarización total (León y Revéiz, 2008, 315).
Y la dolarización financiera la más común de las tres categorías parciales, y es "en la que el dólar se usa para denominar depósitos, préstamos y otros contratos financieros, responde a la necesidad de una moneda que preserve el valor de los activos (…) obedece a que los agentes buscan disminuir la volatilidad del valor real de su portafolio de activos (León y Revéiz, 2008, 316)". Esta última forma de la dolarización parcial es la más estudiada y sin duda es el núcleo de las expectativas generadas en torno a la adopción de una dolarización total.
La existencia de grandes intereses en el sector financiero de una economía en desarrollo hace a esta "más propensa" a la dolarización financiera, al igual que su nivel de integración con la economía mundial, o a los Estados Unidos en el caso latinoamericano. De otro lado la inestabilidad cambiaría de la que se ha hablado se manifiesta como una baja cobertura al riesgo para los inversionistas nacionales y extranjeros. Estas condiciones son las generadoras del clima de desconfianza en la moneda nacional y pérdida de credibilidad en las autoridades económicas.
Comentarios al caso ecuatoriano
A manera de estudio de caso las siguientes son sencillos comentarios alrededor del proceso de dolarización de la economía ecuatoriana, con el objetivo de encontrar algunas lecciones.
Posible justificación para la decisión
Sachs y Larraín (1999) enuncia cuatro posibles circunstancias para tomar la decisión de dolarizar una economía:
La economía de un país está estrechamente ligada con al de Estados Unidos y por lo tanto podría experimentar shocks muy similares.
Un país con una economía muy pequeña en la que la mayoría de los precios son fijados en dólares y en la que mayoría de los bienes se transan en el comercio internacional.
Un país con un mercado laboral muy flexible.
Un país en el que no se pueda confiar que el banco central maneje su propia moneda de manera estable.
Es muy probable que algunas de estas circunstancias fueran cumplidas en parte por la economía ecuatoriana cuyos indicadores macroeconómicos para la época eran más que angustiantes, como lo demuestran los estudios desarrollado en un buen número de trabajo entre los que se encuentra los citados en este escrito, pero igualmente probable es la existencia de otras consideraciones que se han señalado a lo largo de este texto.
Existencia de grupos de presión nacionales y de inversionistas extranjeros que buscaron la medida más efectiva para proteger sus activos financieros. Riesgo moral por parte de los banqueros ecuatorianos que no dudaron en poner en riesgo los ahorros de los ecuatorianos con la premisa que al final "la deuda privada es deuda del gobierno". Las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional que buscaba ante todo estabilizar la economía ecuatoriana generadora de un ambiente de descontento social que podría dar como resultado un gobierno poco dócil a sus mandatos, como finalmente sucedió. La asimetría en la decisión de quienes ven en la dolarización una medida con bondades más allá de lo humano.
Algunos sencillas observaciones
Fuente: CEPAL. Ver cálculos en el anexo.
Es indudable que para la época, enero de 2000, en que se tomó la decisión de dolarizar la economía ecuatoriana se encontraba en período de hiperinflación. Argumento de peso, pero no suficiente. De la misma manera la gráfica muestra que los períodos posteriores fueron de éxito en el control de la inflación, indicio de estabilidad y de credibilidad en la medida. ¿Cuáles son los costos de este logro mínimo esperado?
Fuente: CEPAL.
Fuente: CEPAL.
De la misma manera que era previsible un control inmediato de la hiperinflación, también lo era que los costos de dicho éxito redundarían en un corto plazo en una caída del crecimiento de la economía. Los costos de control de la inflación mediante la dolarización total se pueden percibir en el endeudamiento del gobierno central y en el peso que el financiamiento de dicho déficit tiene en el sector externo.
Por lo que se puede ver la medida de la dolarización en términos generales logro una estabilidad inicial. Es de esperar que el régimen cambiario ultra fijo fuera una señal para los mercados financieros. En cuanto a las evidencias sobre los costos de la medida, son contundentes la renuncia de dos presidentes, incluido quien tomo la medida, con posterioridad a la entrada en vigencia del dólar como moneda de curso forzoso. El ambiente de descontento social lejos de apaciguarse se ha manifestado con la elección de un gobierno reacio a las recomendaciones del FMI y con la aprobación de una nueva constitución en 2008.
Lo que llama la atención es que el proceso de la Asamblea Constituyente considero el debate de la soberanía monetaria entre sus principales preocupaciones, y si bien no tomo una medida contraria a la dolarización si llaman la atención algunas cuestiones. El numeral séptimo del artículo 290 prohíbe expresamente "la estatización de deudas privadas", querrá decir esto que ya no más "la deuda privada deuda del gobierno"; ¿Y quién responderá entonces por los ahorros de los ecuatorianos? Y lo más sui generis,
Art. 303.- La formulación de las políticas monetaria, crediticia, cambiaria y financiera es facultad exclusiva de la Función Ejecutiva y se instrumentará a través del Banco Central. La ley regulará la circulación de la moneda con poder liberatorio en el territorio ecuatoriano. La ejecución de la política crediticia y financiera también se ejercerá a través de la banca pública. El Banco Central es una persona jurídica de derecho público, cuya organización y funcionamiento será establecido por la ley.
Merece la atención tamaña respuesta a la dolarización adoptada en 2000, que la constitución de 2008 deja a discrecionalidad del ejecutivo no solo la política monetaria, y demás, sino que explícitamente le da el Banco Central como instrumento para implementar sus decisiones. Tan particular es la decisión soberana y constitucional que pocas semanas después de la aprobación el ministro de economía del presidente Correa renunció al no poder dar forma a dicha institucionalidad.
A manera de conclusión
Los periodos anteriores del sistema monetario mostraron que las economías en desarrollo tenían periódicamente crisis que se manifestaban en su balanza de pagos, lo cual fue adjudicado a las tasas de cambio fijas, los salarios y niveles de precios fijos (Mundel, 1961, 28) que impedían que el proceso de intercambio hiciera el esperado ajuste. Sin embargo este argumento, usado en buena parte para adoptar tipos de cambio flexible, se desmorona ante la evidencia empírica que muestra que a pesar de la liberalización de los mercados y la desregulación de precios y salarios promovidas desde el Consenso de Washington, las crisis de las economías en desarrollo no sólo siguen existiendo sino que esta vez de manera más profunda y destructiva.
Lo que sugiere este análisis es que la crisis se expresa hoy de manera causal en la balanza de pagos. Ya que la liberalización de los mercados financieros y los altos volúmenes de capital aprovechan las condiciones de inestabilidad cambiaria para apropiarse de recursos de las naciones en desarrollo. De tal manera que la decisión de asumir uno u otro régimen cambiario queda sujeto a condiciones de asimetría en la información. Simplemente porque la apreciación real de una moneda en medio de la inestabilidad cambiaria hacen vulnerable una economía ante ataques especulativos. Situación que se ha evidenciado en las últimas crisis financieras regionales.
El mecanismo llamado dolarización de la economía tiene serias limitaciones en la medida que la toma de la decisión corresponde más a una presión de grupos de poder, representados incluso en las instituciones financieras internacionales, que haciendo uso de la asimetría en la información y la condición de eventualidad de la decisión llevan a las autoridades económicas a sobrevalorar los beneficios de la medida.
Lo que deja la exposición aquí hecha es que la dolarización total como medida oficial se asemeja más una dolarización financiera ya que no existe posibilidad de cambios institucionales en ese sentido que justifiquen la renuncia a la soberanía monetaria. Lo contrario, como lógica respuesta de una nación en desarrollo, es la indignación de los ciudadanos de la nación dolarizada manifestad en la aprobación de instituciones en el sentido contrario, como lo demuestra los aspectos comentados de la reciente constitución ecuatoriana.
La búsqueda, o imposición, de una moneda única regional quizás pueda comprender sucesivas adopciones del dólar como moneda en reemplazo de las monedas nacionales. Pero la muerte del sucre, el sol o los pesos de las naciones latinoamericanas no se puede comparar con el proceso planeado y consensuado de la adopción del euro.
La posibilidad de una moneda única latinoamericana, presenta al menos dos posibles caminos: la cascada de dolarizaciones producto de la crisis financiera y con las consideraciones demostradas y la integración monetaria regional vía cooperación. La segunda alternativa presentada en algunos trabajos exigiría algunos caminos aparatosos, no sólo en el terreno de la economía sino de la política. Pero dado la atmósfera de crisis financiera mundial, no se debe descartar como programa de investigación.
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