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Violencia escolar


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    Violencia escolar

    El acoso escolar o bullying es uno de los grandes riesgos para la salud psicológica de niños y adolescentes. Es una situación de violencia constante, física o psicológica, llevada a cabo por un escolar o un grupo de escolares contra otro alumno que no puede defenderse. Es una forma de maltrato que, según algunos estudios, afecta aproximadamente a uno de cada cuatro escolares en España

    El bullying tiene su principal escenario en los centros escolares. Esta agresión física o psicológica se desarrolla en los pasillos de los colegios, en los patios, a la salida de clase… Pero los expertos alertan de que aumentan los casos de "ciberbullying". Según Joaquín Mora-Merchán, profesor de psicología de la Universidad de Sevilla, el "ciberbullying" o ciberacoso es "cualquier forma de agresión intencional y repetida que genere abusos de poder a través de las nuevas tecnologías, como el correo electrónico, los chats, los móviles o las redes sociales, entre otros".

    Según el estudio "Juventud y Violencia", de la Fundación Pfizer, el 11,6% de los adolescentes entre 12 y 18 años ha sufrido maltrato psicológico a través de la Red y un 8,1% lo ha sufrido a través del móvil. Debido al aumento de este tipo de casos, el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO) ha publicado la "Guía legal sobre ciberbullying y grooming" (acoso realizado por un adulto), en la que se ofrecen consejos a progenitores. El Equipo Multidisciplinar de Investigación sobre Ciberbullying (EMICI) del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (LAECOVI) ha elaborado también un protocolo de actuación para que padres y profesores sepan cómo deben actuar ante estos casos.

    Las formas de ciberacoso son tan variadas como las posibilidades que permiten las nuevas tecnologías. "A menudo, se repite la fórmula que se lleva a cabo cara a cara: los acosadores insultan a la víctima por correo electrónico, como también hacen en persona", señala Mora-Merchán. Otras formas de ataque consisten en hacer montajes de vídeo donde se difama a la víctima, crear páginas web donde se puntúa a los compañeros de clase "más tontos", usurpar su identidad para hacerles quedar mal de alguna forma o realizar llamadas amenazantes al teléfono móvil.

    Los efectos psicológicos son los mismos que los de la agresión "tradicional": aislamiento social, depresión, baja autoestima, disminución del bienestar psicológico, descenso del rendimiento académico, rechazo de la vida escolar… Pero según un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y publicado en el 'Journal of Adolescent Health', cuando este asedio se sufre a través de las nuevas tecnologías, el riesgo de depresión es mayor. Como señala Ronald J. Iannotti, uno de los responsables de la citada investigación, "las víctimas pueden ser más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o desamparadas en el momento del ataque".

    En ocasiones, el bullying cara a cara desemboca en ciberacoso. Y muchos escolares sufren ambos tipos. El problema del "ciberbullying" es que a los escolares les resulta muy difícil protegerse de él porque deberían dejar de usar las redes sociales, el correo electrónico o el móvil. Son las herramientas que emplean los ciberacosadores y que tan necesarias y habituales resultan hoy en día.

    En función del tipo de agresión cibernética (un vídeo en el que se graba a la víctima mientras le insultan, un correo electrónico amenazador, un mensaje vejatorio en una red social), el daño psicológico varía. Para Mora-Merchán, depende de cada persona, "pero lo que a menudo supone un mayor perjuicio son las formas relacionadas con la imagen y las de mayor repercusión social". Un correo electrónico privado puede ser duro y amenazador, pero un vídeo colgado en Internet lo pueden ver miles de personas. "Es una ataque psicológico muy lesivo", subraya.

    La figura del acosador es un reto pendiente para los estudiosos del bullying. "Del cierberacosador se conoce poco, solo que suele ser el mismo que actúa cara a cara", señala el experto. El 50% de las víctimas de "ciberbullying" conoce a sus agresores, aunque las nuevas tecnologías permiten a los acosadores realizar sus agresiones psicológicas y salvaguardar su anonimato, siempre que quieran. "Muchos de ellos saben que la verdadera tortura es decirle a sus víctimas: ¿Sabes quién soy?. Es una forma de saborear el poder. En otras ocasiones, no quieren darse a conocer por miedo a las posibles represalias. Así juegan con el terror de sus víctimas" ( Mora-Merchán ) .

    El bullying a través de las nuevas tecnologías puede ser más invisible para los progenitores que el realizado cara a cara. Un mensaje de texto a través del móvil, insultos en una red social, un correo electrónico con burlas… Los escolares utilizan con frecuencia estas nuevas tecnologías sin la presencia o la supervisión continua de los padres. Por este motivo, "hay que hacerse partícipe de la vida de los hijos en Internet"( Joaquín Mora-Merchán ) .

    Internet, el móvil o las redes sociales, entre otras, son tecnologías imprescindibles hoy en día para la formación, la comunicación y el entretenimiento de los estudiantes. "No hay que censurarles, todo lo contrario. Pero ayuda situar el ordenador en una zona común de la casa, como el comedor. Ayuda hablar de qué buscan y hacen los hijos en Internet. Debe formar parte de las conversaciones familiares, como se charla sobre las notas o las actividades deportivas", expone el experto. Los hijos deben sentir que pueden confiar en los padres.

    Muchos chicos dirían a sus padres que sufren ciberacoso, pero tienen miedo de que les quiten la conexión a Internet. No hay que culparles ni penalizarles ( Mora-Merchán ) . Algunos síntomas de que un escolar atraviesa esta situación son: si interrumpe o modifica de forma extraña el uso de las nuevas tecnologías, si intenta contactar con desconocidos a través de Internet, si sufre cambios de humor o si tiene problemas en su rendimiento académico. Éstas son pistas de que algo pasa. Para el especialista, el consejo más importante es "una buena comunicación entre padres e hijos".

    En el XXI Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria señalaron que 14% de los alumnos españoles sufrían , algún tipo de violencia escolar. En el caso de las agresiones más importantes -coacciones o exigencias de dinero-, la cifra ronda el 6%, mientras que las extremas (violencia física o, incluso, sexual) afectan al 3% de los alumnos. Además, el 12% del alumnado sabe de agresiones físicas entre compañeros y el 2% reconoce agresiones a profesores. Los participantes en el congreso perfilaron ocho indicadores de alarma para destapar casos de acoso escolar. Estos son: cambio de comportamiento sin motivo aparente; menor rendimiento escolar; pequeños hurtos, sobre todo de dinero; síntomas físicos, como dolores de cabeza, vómitos o dolores abdominales; lesiones externas reiteradas; temor a ir al colegio; exclusión del grupo habitual de amigos, y deterioro de su material educativo.

    Los pediatras advirtieron de que si se detectan cuatro de estos indicadores, los padres deben acudir de inmediato a un especialista con el menor.

    Germán Castellano señaló que el factor más determinante de la violencia es la falta de autoridad en la familia, ya que un elemento clave en la prevención es la actitud del entorno, que se ha hecho "permisiva, protectora en exceso, incapaz de transmitir valores y de educar con límites".

    En el ámbito escolar las conductas violentas más frecuentes son insultos, robos, agresiones y peleas, aislamiento social, rotura de mobiliario e insolencia ante los profesores. "Algunas manifestaciones actuales de la violencia son muy elaboradas y mezquinas, e incluso grabadas con los teléfonos móviles". Una nueva forma de acoso es exhibir luego esos videos o fotos en Internet ( Casillas- orientador del Instituto de Enseñanza Secundaria- la Bureba de Briviesca . Burgos ). Según las investigaciones de José Mª Avilés, doctor en Psicología por la Universidad de Valladolid, una de las personas que más ha estudiado este fenómeno en España, el 30% de los escolares puede padecer ocasionalmente maltrato físico, verbal, psicológico o social, y el 40% actuar como agresores esporádicos.

    "Es posible que hace unos años esta violencia pasase desapercibida o fuera considerada característica de un determinado período en las relaciones interpersonales de los niños y jóvenes", señala el estudio del Defensor del Pueblo. Más adelante suscribe que "los docentes consideran que la mayoría de las veces se enteran de los conflictos, aunque admiten que en ocasiones pueden pasar desapercibidos".

    Los problemas de violencia disminuyen a medida que avanzan los cursos y aumenta la edad de los alumnos .

    El momento de mayor incidencia se sitúa entre los 11 y los 14 años de edad, y se reduce a partir de aquí, según el informe del Defensor del Pueblo. Por su parte, el informe de la UCM y el INJUVE sitúa entre esta adolescencia temprana, concretamente entre los 13 y los 15 años, la etapa de mayor riesgo de violencia. Evidencia un mayor riesgo de violencia en los cursos de 2º y 3º de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). El hecho de que la enseñanza sea obligatoria hasta los 16 años puede provocar actitudes violentas entre los estudiantes "más absentistas", según Javier Urra, ya que se ven forzados a permanecer en las aulas contra su voluntad. La sociedad, en opinión de este psicólogo, debe proporcionar mecanismos alternativos que ayuden a estos chavales a una futura inserción laboral.

    Ante conflictos generalizados y casos de acoso escolar, se empiezan a extender programas de buenas prácticas tendentes a reconvertirlos o minimizarlos. Hay estudios que señalan que algunos padres apenas dedican 5 minutos diarios a hablar con sus hijos de sus cosas.

    Así, el sistema educativo y la propia familia han de intentar desempeñar conjuntamente una labor complementaria. Ambos, en ocasiones, se encuentran un poco aislados en su intento por transmitir valores de esfuerzo, compañerismo, tolerancia, y respeto. A continuación se muestra una serie de recomendaciones:

    • Como prevención se aboga por una participación mayor de las familias, mediante el diálogo con los profesores, en la toma de decisiones de los centros educativos, para que se lleguen a convertir en "comunidades de aprendizaje" desde donde se potencie y dinamice la educación en los valores democráticos y de convivencia, pero no como una asignatura, sino como parte de la instrucción básica de cada curso.

    • Los estudiosos de la violencia en la adolescencia encuentran carencias en el ámbito familiar que tienen que ver con la falta de afectividad y la excesiva permisividad. Como consejos generales para los padres, tanto de víctimas como de agresores, se apunta una revisión de las pautas familiares de autoridad que rechace la violencia (se descarta la utilización del castigo físico) y aumente el acceso a la comunicación: "los padres tienen que aprender a decir que 'no' a los hijos de forma razonada". La postura ha de estar claramente definida respecto a dónde se sitúan los límites.

    • Reforzar sus actitudes hacia la diversidad. Conviene desarrollar las relaciones desde el propio hogar en un contexto de respeto mutuo y confianza hacia los demás, independientemente de su forma de ser o de pensar.

    • La sanción ha de formar parte de la educación. Los jóvenes tienen sensación de impunidad. Creen que nada de lo que hagan va a suponerles un castigo" ( Javier Urra ) , y la sociedad no puede permitirse que, por ejemplo, los profesores acaben necesitando un teléfono de atención psicológica. A su juicio, la política penal es correcta y está bien recogida en la legislación, "lo que pasa es que en el proceso de aplicación por distintos motivos muchas veces se suaviza.

    Los casos de bullying y violencia en las aulas han puesto en alerta a los centros educativos, empeñados en mantener una convivencia pacífica entre los alumnos. Para ello, se han elaborado planes de convivencia, que marcan una serie de buenas prácticas y estrategias para evitar incidentes en los colegios. Este introducción se centra en el objetivo de los planes de convivencia, su función para prevenir e identificar las situaciones de riesgo de conflicto y los diferentes planes de convivencia puestos en marcha en las comunidades autónomas.

    Cumplir las normas de convivencia en los centros educativos se ha convertido en objetivo prioritario. Por este motivo, los planes de convivencia se han puesto en marcha en todas las comunidades como un modo de aplicar medidas preventivas que "reduzcan las situaciones de conflicto y de deterioro del clima convivencial", recuerda la Junta de Andalucía. En especial, preocupan "los actos de acoso e intimidación entre alumnos".

    Los episodios de agresión física o psicológica han aumentado y se busca el modo de atajarlos. El informe 'La seguridad integral en los Centros de Enseñanza Obligatoria de España', de la Fundación Mapfre, analizó los centros de enseñanza obligatoria para detectar, entre otros, los riesgos psíquicos y sociales a los que se enfrentan alumnos y profesores en los centros. El resultado desveló antecedentes de casos de acoso psicológico entre alumnos en un 40,75% de los centros y antecedentes de casos de violencia física en un 57,25%.

    Los datos son elevados. Por si fuera poco, las nuevas tecnologías han irrumpido y han implicado otras formas de acoso que repeler, como el ciberbullying. Los riesgos que conllevan tanto los dispositivos como las redes sociales han supuesto que el uso de las nuevas tecnologías por parte de los alumnos sea "uno de los principales problemas a los que se enfrentan actualmente los centros de educación secundaria", se destaca. Los alumnos graban vídeos de otros compañeros y los difunden en las redes sociales o bien hacen comentarios sobre los profesores o cualquier aspecto del centro, con afán de ridiculizar.

    Los planes de convivencia quieren impedir estas circunstancias. Acabar con la indisciplina y las ofensas para retomar la senda del respeto y el compañerismo. Ha sido en los últimos cinco años cuando su aplicación se ha vuelto más común para evitar "agresiones, amenazas, insultos graves o abusos", recuerda la Junta, puesto que es en este tiempo cuando se registran las mayores cotas de acoso.

    Los planes de convivencia ponen medidas para frenar situaciones de conflicto e intentan solucionarlas cuando suceden. Dan pistas para identificar los acontecimientos que suponen un riesgo y ayudan a padres y profesores a detectarlos, además de atender a las causas y actuar con antelación. Los pasos que se den en estos casos son trascendentales, puesto que está en riesgo la integridad de los estudiantes, ya sea física y/o moral.

    El acoso a profesores y entre escolares, el maltrato verbal, físico y/o psicológico continuado son objeto de lucha por parte de los planes de convivencia, pero también se evitan las agresiones puntuales. Cualquier episodio de este tipo ha de enfrentarse para mantener un buen clima académico. El plan de Andalucía recuerda que hay una situación de acoso entre escolares cuando hay intención de hacer daño, reiteración de conductas agresivas y desequilibrio de fuerzas entre acosador o acosadores y víctima. Evitar y superar estas tres circunstancias cuando se producen es fundamental.

    Los planes de convivencia contemplan una serie de protocolos para actuar en estos casos, tanto con las víctimas, como con el agresor o agresores y con los observadores. Y es que el acoso no solo afecta a quien lo sufre de manera directa, sino que es un riesgo para los compañeros que lo conocen y no se atreven a denunciarlo, por miedo a ser los siguientes acosados.

    Los padres han de conocer en cada momento lo que ocurre en los centros o podría ocurrir. Es fundamental que accedan a esta información y que los colegios les faciliten datos suficientes sobre los planes de convivencia en vigor. Pero también ellos han de interesarse. Es bueno que distingan las pistas que revelan a un posible alumno acosado o acosador, ya que sus hijos pueden encontrarse en ambas situaciones.

    Si a pesar de ello desconocen la situación que afecta a sus hijos, sea una u otra, el centro ha de avisarles y mantener una entrevista con ellos. Los casos de agresión, amenaza y acoso en general están sancionados y el alumno puede perder la oportunidad de participar en ciertas actividades del centro e, incluso, se le suspende con la asistencia al colegio durante unos días. Estos actos afectan a su rendimiento escolar y el de sus compañeros, por lo que los padres han de estar vigilantes a cualquier hercho que revele que algo sucede.

    El estudio de la Fundación Mapfre recoge la legislación sobre seguridad y prevención en los centros educativos de las diferentes comunidades autónomas. Destaca la normativa que se aplica para garantizar la convivencia escolar, así como otros recursos habilitados para este fin. El tema es tan trascendental, que las comunidades autónomas han puesto en marcha planes de convivencia para abordarlo.

    Andalucía. Además de la normativa, que data de 2007 y 2011, esta comunidad cuenta con una página web de promoción de la convivencia escolar. Cada año, los centros interesados se pueden inscribir en la red andaluza Escuela: espacio de paz. 1.823 centros educativos formaron parte de ella.

    Aragón. La normativa en este caso se aprobó en 2011 y también dispone de un portal de convivencia.

    Asturias. Un blog sobre convivencia recuerda la importancia de promover valores como el respeto y da pistas a los centros sobre cómo elaborar estos planes.

    Cantabria. Además de un real decreto que regula la convivencia escolar desde 2009, Cantabria posee el Observatorio de la Convivencia.

    Castilla-La Mancha. La convivencia escolar se regula desde 2008 y se cuenta con el Observatorio de la Convivencia de Castilla-La Mancha.

    Castilla y León. Esta comunidad se ha preocupado desde 2005 por esta cuestión, cuando reguló por primera vez el fomento de la convivencia en los centros. En 2006 creó el Observatorio para la Convivencia Escolar de Castilla y León, que emite informes anuales y mantiene una web sobre convivencia escolar.

    Cataluña. En 2006 se aprobó la normativa que regula la convivencia escolar y se ha dado forma también al proyecto Convivencia. Con él se busca una gestión positiva de los conflictivos y compartir las prácticas de los centros en la resolución de conflictos.

    Comunidad de Madrid. La normativa engloba un decreto de 2007 y una ley de 2010, junto con una Guía de recursos.

    Comunidad Valenciana. El Observatorio para la Convivencia Escolar en los centros de la Comunidad Valenciana se creó en 2004 para "contribuir a la mejora del clima escolar a través del conocimiento, análisis y prevención de los problemas de convivencia en los centros".

    Extremadura. Un decreto de 2007 se encarga de regular las normas de convivencia, como complemento al Observatorio para la Convivencia Escolar de Extremadura. La finalidad de este último es "contribuir a la mejora del desarrollo de la actividad escolar" a través de "la evaluación y el diagnóstico de la convivencia escolar, el análisis de los conflictos y la propuesta de medidas para la prevención de la violencia".

    Galicia. Esta comunidad también tiene su propio Observatorio de Convivencia Escolar y un Plan de Convivencia Escolar.

    Islas Baleares. Un decreto de 2010 establece las normas de convivencia en los centros docentes no universitarios sostenidos con fondos públicos.

    Islas Canarias. En 2011 se aprobó la normativa que regula la convivencia en el ámbito educativo. Además, los centros del archipiélago disponen de un espacio web sobre Educar para la convivencia. En este espacio se informa, entre otras cosas, sobre la Red Canaria de Escuelas Solidarias, para promover la educación en valores.

    La Rioja. Una Ley de 2011 y una página web con enlaces a contenidos sobre convivencia escolar y atención a casos de acoso escolar conforman la apuesta de esta comunidad por la promoción de estos valores en los centros.

    Navarra. Esta comunidad anima a las escuelas a formar parte de la Red de Escuelas para la Salud en Europa. Además, ha participado en la elaboración de un informe sobre la convivencia escolar y ha puesto en marcha un programa de Asesoría para la Convivencia para orientar a alumnos, familias y profesores en cuestiones de resolución de conflictos escolares, acoso, planes de convivencia y temas relacionados.

    País Vasco. Aprobado en 2009, el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Comunidad Autónoma del País Vasco tiene carácter consultivo y de asesoramiento para "promover una convivencia basada en el respeto y el diálogo".

    Murcia. Las normas de convivencia en los centros se regulan desde 2005, junto con el Observatorio para la convivencia escolar.

    El acoso escolar o bullying es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan los alumnos en su contexto académico. Además de hacer mella en la salud psicológica de niños y adolescentes, es un problema todavía poco denunciado. Una reciente investigación demuestra que los afectados se pueden enfrentar a esta situación con tres estrategias: optar por hacer nuevos amigos, querer ser popular o intentar pasar desapercibidos.

    Dan Olweus, psicólogo noruego considerado uno de los pioneros en el estudio del acoso escolar, asegura que un niño o adolescente se convierte en víctima de este tipo de maltrato "cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo de un tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes".

    En octubre de 2011 , la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (Sepeap) alertaba de que entre un 2% y un 10% de los niños españoles padecen el grado "más grave" de acoso, mientras que entre el 15% y el 35% sufren agresiones leves. Además, un 90% de los casos de acoso escolar están ocultos ya que, según sus estimaciones, "se notifica solo un 10%" de los casos registrados en España. Aparte de las consecuencias físicas que puede tener el acoso escolar (peleas, agresiones, etc.), conlleva importantes efectos negativos en la salud psicológica de quien lo sufre: trastornos emocionales, ansiedad, depresión, problemas de autoestima, ideas suicidas e intentos, a veces consumados, de suicidio.

    Una investigación realizada por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) y la Universidad de Illinois (ambos de EE.UU.) refleja cómo los niños intentan enfrentarse a la situación de maltrato que viven. Para este estudio, se entrevistó a 373 alumnos de segundo de primaria y a sus profesores. Casi la mitad de los estudiantes aseguraban que habían sufrido algún tipo de intimidación física o psicológica. Según se extrae de este trabajo, las víctimas de acoso escolar pueden desarrollar, como norma general, tres tipos de estrategias: optar por hacer nuevos amigos, querer ser populares o intentar pasar desapercibidos. Como explica Karen Rudolph, autora principal de la investigación, conocer cómo reaccionan los alumnos puede contribuir a reducir la intensidad o la frecuencia de las agresiones.

    Una de las estrategias más utilizadas por los alumnos afectados es intentar hacer nuevos amigos. Las niñas fueron quienes más optaron por ella. Para Rudolph, de esta forma se evitan reacciones impulsivas y se llevan a cabo "respuestas constructivas, enfocadas a aprender de la situación y mejorar en la gestión de las emociones". También se estudió de qué manera al año siguiente, cuando los niños estaban en tercero de primaria, sus habilidades sociales podían ayudarles a manejar el conflicto. Descubrieron que los niños que seguían la estrategia de intentar hacer nuevas amistades mejoraron su autoimagen. Además, se esforzaban por lograr otras soluciones, como pedir ayuda a su profesor o buscar apoyo psicológico en otras personas.

    Otra táctica es la que seguían los niños que se esforzaban por "parecer guays", según sus propias palabras, ante los demás. Como se cita en el estudio, los afectados buscaban "caer bien a los demás, estar en el grupo de los niños populares". El problema de esta manera es que fomenta las reacciones impulsivas y de contraataque en los afectados de acoso. Estos niños, además, tenían una imagen negativa de sus compañeros de colegio.

    Como señala Rudolph, "el tercer método utilizado era no hacer nada que pudiese llamar la atención de los demás, que perjudicara su reputación o le dejara en ridículo", es decir, pasar tan desapercibido como fuera posible. No reaccionaban tanto de forma impulsiva y se esforzaban en no responder a los ataques de sus acosadores. Su táctica era responder de forma pasiva a las agresiones sufridas. Para los investigadores, esta estrategia puede ser muy útil en los grupos de chicos, ya que estos destacan por un comportamiento más agresivo físicamente que las chicas, si bien conlleva el riesgo de que el acosador aumente la intensidad de sus agresiones.

    Para Karen Rudolph, la estrategia de intentar mejorar las habilidades sociales y hacer más amigos sería la más adecuada para resolver el conflicto. Es importante señalar, por otro lado, que los alumnos pueden optar tanto de forma consciente como inconsciente por las estrategias. Otro dato relevante es que los niños que sufrieron un acoso más grave en segundo curso de primaria empleaban con más frecuencia estrategias de pasividad en tercero.

    Además, tendían a pensar más sobre el problema que sufrían, pero eran menos capaces de poner en marcha habilidades que les ayudaran a resolverlo. La forma de reaccionar elegida por cada niño dependería tanto de factores biológicos como de su experiencia, aunque los autores del estudio insisten en que se necesitan más investigaciones en este campo.

    No lo dudes, si estás sufriendo algún tipo de acoso en el colegio por parte de los compañeros, te amenazan o sospechas que alguien está siendo víctima de acoso escolar, ¡cuéntalo! Ya sea vía telefónica o a través del correo electrónico, cada vez son más numerosos los servicios que atienden y apoyan a los alumnos, familias y miembros de la comunidad educativa que sufren o son testigos de situaciones de acoso dentro de las aulas españolas. Un simple contacto con estos servicios puede proporcionar a las víctimas el asesoramiento psicológico y legal necesario para erradicar estas

    Para solventar estas situaciones, en los últimos años han ido apareciendo en nuestro país varios servicios de atención a las víctimas de acoso escolar, creados en su mayoría por diversas asociaciones, gobiernos autonómicos u Organizaciones No Gubernamentales. Estos servicios, que proporcionan a los afectados ayuda y apoyo psicológico, asesoramiento legal e incluso una intervención directa ante las autoridades competentes en aquellos casos que sea necesario, están dirigidos normalmente tanto a alumnos como a profesores y familias, aunque son estas últimas las que mayor uso hacen de ellos.

    De la mano de ACAE, surgió la Asociación contra el Acoso Escolar de Cataluña (ACAECAT), que cuenta con la colaboración del Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) para ofrecer ayuda psicológica a las víctimas y con un despacho de abogados para asesorar y asistirlas legalmente.

    Otra de las asociaciones pioneras en atender casos de acoso escolar es SOS Bullying. Creada en el 2004 por el sindicato docente ANPE, en la actualidad funciona de modo independiente como una asociación integrada por psicólogos, profesores, abogados, profesionales de la salud, víctimas de acoso y familiares de jóvenes afectados.

    Por su parte, la línea de ayuda Acosoescolar.info se dirige exclusivamente a los alumnos. Esta página forma parte de la Campaña contra el Acoso Escolar de la ONG PROTEGELES, que ha contado con la colaboración y financiación del Defensor del Menor, la Fundación Riojana para la Sociedad del Conocimiento (FUNDARCO), y el Instituto Madrileño del Menor y la Familia.

    Contactos:

    Asociación contra el Acoso Escolar (ACAE)

    Asociación contra el Acoso Escolar de Cataluña (ACAECAT)

    SOS Bullying

    Acosoescolar.info

    Gobierno de Cataluña

    • Teléfono: 93 400 69 68

    Gobierno de Canarias

    Gobierno de Navarra

    Gobierno de la Rioja

    Gobierno del País Vasco

    Gobierno de Castilla la Mancha

    Gobierno de Cantabria

    Los problemas de exceso de peso entre los niños aumentan de forma considerable en los últimos años. Según un estudio reciente, llevado a cabo por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), un 45,2% de los niños españoles tiene exceso de peso. El sobrepeso afecta a un 26% de los menores, mientras que un 19% son obesos. Pero un dato novedoso es el que relaciona el exceso de peso con el acoso escolar. Según una investigación de Universidad de Bristol, los niños con sobrepeso u obesidad tienen más probabilidades de sufrir acoso escolar que quienes tienen un peso adecuado.

    La prevalencia del sobrepeso y la obesidad está en aumento, sobre todo, en la población infantil, que registra los índices más altos hasta ahora conocidos. Según un estudio reciente, llevado a cabo por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), un 45,2% de los niños españoles tiene problemas con el exceso de peso: un 26% tiene sobrepeso y el 19% son obesos. Los resultados señalan, además, que los niños de las clases sociales más desfavorecidas y quienes pertenecen a familias con un bajo nivel educativo tienen una mayor probabilidad de alcanzar exceso de peso.

    Estos porcentajes son más elevados que los publicados en los últimos años por los medios de comunicación porque ( Leire Pajín ) , en la presentación del citado estudio, es la primera vez que la medición del sobrepeso y la obesidad infantil se ha realizado según los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    La mayor preocupación del sobrepeso y obesidad reside en sus múltiples consecuencias sobre la salud a corto y largo plazo: diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, niveles elevados de colesterol perjudicial, enfermedades cardiovasculares, enfermedades metabólicas, trastornos musculoesqueléticos o riesgo de muerte prematura. Todo este escenario hace mella en el organismo en desarrollo de los más pequeños, que pueden alcanzar la etapa adulta con patologías graves, como apoplejías o cardiopatías.

    Los menores con sobrepeso u obesos tienen más probabilidades de sufrir estos dos problemas en la vida adulta. Según un estudio realizado entre 8.668 niños irlandeses de 9 años y presentado por la Universidad de Bristol (Reino Unido) el pasado mes de julio, las niñas con sobrepeso u obesidad tienen un índice significativamente mayor de enfermedades crónicas.

    Aunque el dato más novedoso de este estudio es el que relaciona el peso con acoso escolar o "bullying". Los niños con problemas de exceso de peso tienen más probabilidades de sufrir acoso escolar. Este tipo de asedio afecta a niños o adolescentes en su contexto escolar y se define como una serie de actos intimidatorios y agresivos o de manipulación por parte de un alumno o varios contra una o varias víctimas durante un periodo de tiempo más o menos prolongado. En general, ocurre en los pasillos del centro escolar, los patios y a la salida de clase. Los datos estiman que, en España, uno de cada cuatro niños sufre acoso escolar en distintos grados.

    Un trabajo del Instituto de la Juventud (INJUVE) afirma que el 16% de los niños y jóvenes encuestados reconoce que ha participado en exclusiones de compañeros o en agresiones psicológicas. De la misma manera, los niños son más proclives a realizar agresiones físicas, mientras que las niñas optan más por ataques psicológicos. Por otro lado, numerosos estudios han señalado que desde los tres años de edad los niños muestran una percepción negativa con respecto a la obesidad y que esta opinión se mantiene a lo largo de la infancia. Los niños que sufren "bullying" tienen alguna característica, sea física o psicológica, que los convierte en víctimas fáciles: defectos físicos, debilidad física, tartamudez o, como señala el estudio británico, exceso de peso.

    Las consecuencias de este tipo de acoso pueden ser muy graves. El niño o el adolescente está en proceso de maduración, tanto en su vertiente física como psicológica, y las heridas que pueden dejar las continuas humillaciones, patadas, exclusiones o burlas pueden marcarle de por vida. Algunas de las consecuencias más habituales del acoso escolar son: una autoestima cada vez más baja, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, ansiedad, depresión o ideación suicida… Problemas psicológicos que se sumarían al hecho de que causa el exceso de peso en el organismo.

    Por tanto, los especialistas recomiendan que los menores obesos o con sobrepeso sigan una dieta sana y practiquen un estilo de vida saludable, en el que cobra especial importancia la práctica deportiva. De este modo, se evitan las temibles consecuencias del exceso de peso y se reduce la probabilidad de sufrir acoso escolar.

    A pesar de que los especialistas insisten en que el mejor consejo es tener una buena comunicación entre progenitores e hijos, hay algunos comportamientos que pueden poner tras la pista de que sucede algo:

    • Muchos afectados no quieren confesar que sufren acoso escolar porque sienten vergüenza o se sienten culpables. Por tanto, no es aconsejable interrogarles de forma directa sobre este problema.

    • Hay que estar atentos y comprobar si el niño tiene frecuentes heridas o lesiones.

    • Algunos cambios bruscos en la personalidad del menor pueden dar pistas: miedo, problemas para dormir, tristeza, se despierta temprano, cambios de humor o problemas en su rendimiento académico, entre otros.

    • Temor a ir al colegio.

    La instalación de cámaras de seguridad en las aulas de los colegios podría ser una medida efectiva para combatir el acoso escolar o "bullying".Son un ojo incansable e impasible que todo lo ve. La vida pública queda registrada en las cámaras de videovigilancia instaladas en algunas calles. Su objetivo es registrar las posibles malas acciones de algunos ciudadanos, pero para ello tienen que observar todo lo que sucede: las escenas de la vida cotidiana, quién se relaciona con quién o quiénes son pareja. Las videocámaras de vigilancia acechan en las esquinas de las calles y en el interior de empresas y comercios, hasta el punto de crear preocupación incluso en la Agencia Española de Protección de Datos. Las cámaras de videovigilancia se colocan en distintos lugares con el fin de prevenir delitos o reunir pruebas para perseguir a quienes los cometan. Esta práctica plantea la disyuntiva entre una suerte de seguridad preventiva y una cesión de la intimidad de los usuarios, a quienes se puede captar en momentos privados. Solo las Fuerzas de Seguridad pueden colocar las cámaras de seguridad en la vía pública. La Ley Orgánica 4/1997 de 4 de agosto les reserva esta atribución. Por otro lado, las cámaras que se sitúan en las carreteras dependen de las autoridades que gestionan el tráfico, como la DGT, y es obligatorio señalizar su situación.

    Las empresas u organismos que instalen un sistema de videovigilancia deben notificárselo a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), incluso si son comunidades de vecinos, una tarea para la que tendrán que contratar a una empresa de seguridad privada autorizada, según la Ley de Seguridad Privada. Además, se debe designar quién será el responsable del visionado de las imágenes y qué personas están autorizadas a contemplar las mismas

    Según la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD, 15/1999 de 13 de diciembre), los propietarios de estos sistemas deben garantizar la seguridad de las imágenes. Esta ley desarrollada en la instrucción 1/2006 de la AGPD .

    Por otro lado, los vídeos deben bloquearse, como máximo, un mes después del día en que se grabaron. Esto significa que una vez bloqueados solo pueden acceder a ellos las administraciones públicas, jueces o tribunales para la "atención de posibles responsabilidades nacidas del tratamiento" y solo mientras prescriben estas. Se refiere a supuestos como en el caso de cometerse un delito y que las cámaras hayan captado este. Entonces, se debe conservar la grabación como prueba hasta que se prescriba el plazo correspondiente, momento en que se deben suprimir los contenidos.

    Las grabaciones realizadas por videocámaras domésticas, pensadas para captar momentos de ocio, se liberan de cualquiera de las obligaciones de la LOPD, igual que ocurre con las efectuadas por medios de comunicación y por otros elementos como los videoporteros.

    Las autoridades europeas de protección de datos, agrupadas en el Grupo de Trabajo del Artículo 29 (GT-29), han aprobado un informe que insta a los colegios a salvaguardar el derecho a la privacidad de los menores en el ámbito escolar. Estos organismos muestran así su preocupación por las consecuencias negativas que puede tener para un niño la falta de confidencialidad en el tratamiento de sus datos, así como un uso de los mismos no justificado (FACUA).

    El informe considera necesario que los centros educativos tomen las medidas de seguridad necesarias para evitar que aquellos datos que pudieran ser objeto de discriminación en el entorno escolar, tales como datos de salud, creencias o de origen racial, sean conocidos y utilizados sin el consentimiento del menor o de sus progenitores. Este tipo de información, precisa, debería ser recogida únicamente con la finalidad de salvaguardar el derecho a la privacidad del menor.

    Así, por ejemplo, se recomienda a los colegios que las fichas de los estudiantes no contengan un número excesivo de datos, informando a los padres, o a los mismos menores, sobre la finalidad para que se recogen y el uso que se va a hacer de ellos. Asimismo, deberán asegurarse de que esos datos no pueden ser utilizados por terceros para evitar posibles episodios de discriminación.

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