- Qué es la Teología
- La Teología hoy
- ¿Se necesita la Teología?
- ¿Quién es teólogo (a)?
- Cómo se hace la Teología (El que hacer teológico)
- Las herramientas para hacer la Teología
- ¿Qué hago con la Teología?
- Clases de teología
- Nuevas corrientes religiosas y teológicas, un problema para la iglesia de hoy
- Bibliología
Primera parte
Si vamos a estudiar la teología sería bueno saber lo que es. En esta primera parte examinamos el origen de la teología, tanto de su práctica como de su nombre. Y así tendremos una definición históricamente fundamentada.
Origen del Nombre
El nombre de la teología deriva de dos palabras Griegas, en cuyo idioma el Nuevo Testamento fue escrito. La palabra griega, Theos, y pronunciada teós, significa "Dios," y la palabra griega logía, escrita Logia, y pronunciada logia, significa "ciencia, estudio." Combinadas las dos palabras significan "el estudio de Dios." En su forma más sencilla, pues, la teología es el estudio de Dios.
Su Práctica en la Historia:
La teología, es decir, el estudio de Dios, es algo que comenzó muy temprano en la historia humana. La reflexión humana sobre la existencia y la naturaleza de Dios nunca fue ausente entre la raza humana.(Qué provocó a Abel llevar de su rebaño para sacrificar a Dios? Fue un cierto entendimiento de la importancia de sacrificio y redención.(Cómo pudo Enóc caminar con Dios? Seguramente a base de su entendimiento profundo de la voluntad de Dios.(Cual fue la fortaleza interior de Job que le ayudó soportar las duras pruebas y mantener su fe? Era su conocimiento de y su profunda confianza en Dios como salvador. Es esta reflexión, este entendimiento, esta confianza y fe, que hace a uno teólogo.
Pero los grandes teólogos son los que vinieron después en la historia. La composición del Pentateuco fue un acto sumamente teológico, un acto que es atribuido al mismo Moisés. Por lo general, los escritores Bíblicos eran todos teólogos, en cuanto a que sus obras demuestran una reflexión profunda acerca de Dios y sus propósitos en el mundo. Los grandes profetas eran todos teólogos. También en el reino de Judá había ciertos oficiales y levitas que se dedicaron a la enseñanza de las escrituras (2 Crónicas 17:7-9). Esta tradición parece continuar con el sacerdote y escriba Esdras, quien es descrito como uno que "había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
Cuando pasamos al Nuevo Testamento, vemos por igual que los escritores de los libros bíblicos eran los primeros teólogos cristianos, y por sus obras inspiradas, su teología es considerada como la única autoridad para toda otra teología. Por eso la Biblia puede hablar de "la fe, dada a los santos una vez para siempre" (Judas 3).
Desde entonces, la iglesia cristiana siempre ha tenido hombres y mujeres que se han dedicado a la lectura de las escrituras y su enseñanza entre los hermanos. Desde el principio siempre hemos tenido personas quienes se han dedicado de una forma especial al conocimiento de Dios por su palabra y por su creación. Eran aquellos que salvaron la fe apostólica del error en las controversias doctrinales de los primeros siglos, muchas veces al costo de sus propias vidas. Eran aquellos que despertaron a los creyentes católicos de su sueño profundo en la Reforma. Si no fuera por estos hombres y mujeres valientes, estaríamos en los brazos del padre de la mentira (Juan 8:44). Hoy mismo, al estudiar la palabra de Dios, contamos con los beneficios de más de 20 siglos de trabajo teológico cristiano, y continuamos esta tradición beneficiosa.
Hoy día la teología es una ciencia bien desarrollada. No únicamente tenemos las escrituras, la teología inspirada por Dios, sino tenemos también las obras de muchos teólogos que han escrito a través de los siglos, dándonos orientación y perspectiva en los estudios teológicos. La teología es normalmente dividida en cinco ramas: teología bíblica, teología sistemática, teología práctica, teología histórica, y la teología filosófica. La primera estudia la Biblia en sus relaciones históricas. Aquí encontramos las ciencias de exégesis y hermenéutica. La segunda estudia la Biblia sistemáticamente según sus temas principales. La tercera estudia la Biblia en cuanto a sus aplicaciones prácticas. Es aquí que ubicamos estudios como la homilética, el evangelismo, la consejería pastoral, y la misiología. La cuarta estudia la historia de la iglesia en cuanto al desarrollo de la doctrina y su crecimiento mundial. La quinta estudia a Dios según su revelación en la creación
Alguien preguntaría cual es la relación entre la teología y la doctrina: son dos términos bien relacionados. Pero por lo general, la teología refiere al proceso del estudio de Dios y sus propósitos en el mundo; mientras la doctrina refiere más bien al producto de este estudio, que se representa en formulaciones específicas de puntos teológicos.
Aunque la teología siempre ha tenido su lugar en el pueblo de Dios y la reflexión y exposición de la verdad de Dios merece una posición céntrica en la iglesia de Jesucristo, no podemos decir que la teología está en muy buen estado hoy día entre el pueblo evangélico. Hay varias causas de esto, las cuales veremos en la primera parte abajo. En la segunda parte resaltaremos la importancia de un conocimiento adecuado de Dios basado en la Biblia.
Los Problemas con la Teología:
Son pocos los que estudian la teología hoy día. Las razones son varias. Algunos dicen que la teología divide al pueblo de Dios, y si es simplemente para dividirnos, no vale la pena estudiarla. Sin duda, en la historia de la iglesia, el estudio de la teología ha dividido hermano de hermano y hermana de hermana. Pero al mismo tiempo tenemos que decir que ha dividido la verdad del error. Como dice:
2 Juan 7-9. Porque muchos engañadores han salido al mundo, quienes no confiesan que Jesucristo ha venido en la carne. Tal persona es el engañador y el anticristo.
Mirad por vosotros mismos para que no perdáis las cosas en que hemos trabajado, sino que recibáis abundante recompensa.
Todo el que se extravía y no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios. El que permanece en la doctrina, éste tiene al Padre y también al Hijo.
Aunque la teología puede dividir a los hermanos cuando es practicada con orgullo y arrogancia, no es necesariamente así. Además, es muy importante poder discernir entre verdad y error. Sin una teología bien fundada en las escrituras, perdemos la capacidad de discernir la verdad.
Otros dicen: Yo tengo el Espíritu de Dios y no necesito la teología. Es cierto, el que "no tiene el Espíritu de Cristo no es de él" (Romanos 8:9). Es cierto, también que "cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad" (Juan 16:13). Pero podemos tomar por dado que una de las formas en que nos guiará a toda la verdad es por la Biblia. Si la Biblia es la palabra de Dios (y así es), vale la pena estudiarla, entenderla, y proclamarla. Pero esto también es teología. La teología no niega el Espíritu Santo en la vida Cristiana, sino da expresión al mismo Espíritu por medio de la reflexión Bíblica.
Prov.2:1-5 La sabiduría
La Importancia del Conocimiento
La teología enfoca el entendimiento de las escrituras, y es fácil de ver la importancia del entendimiento en la Biblia. La palabra "entendimiento" aparece 108 veces en la Reina-Valera, la palabra "conocimiento" aparece 133 veces, y la palabra "sabiduría" ocurre 208 veces. Esto es un total mínimo de 449 veces que la Biblia menciona la importancia de tener un buen entendimiento de Dios!
Vamos a ver algunos de estos pasajes.
El temor de Jehovah es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina. Proverbios 1:7
El buen entendimiento deriva del temor de Dios. No todo conocimiento es bueno. No todo entendimiento edifica. La verdadera sabiduría comienza con una relación correcta con Dios. Cuando tememos a Dios con un temor bueno y santo, allí comienza nuestro entendimiento. Por otro lado los que no quieren buscar la sabiduría son llamados insensatos por su falta de disciplina.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras, Lucas 24:45
Cuando Jesús aparece a sus discípulos después de su resurrección, el les abrió la mente para que entiendan las escrituras. Este paso también es clave. Si queremos tener buen entendimiento de las escrituras, Dios nos debe abrir la mente.
No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:1
Cuando nosotros estamos en Cristo, él renueva nuestro entendimiento para que podamos comprobar cuál sea la voluntad de Dios.
En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría y entendimiento. Efesios 1:7,8
La gracia de Dios se manifiesta en nuestras vidas también en sabiduría y entendimiento.
Y ésta es mi oración: que vuestro amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento, Filipenses 1:9
En más de una ocasión, el apóstol Pablo oraba por el conocimiento de sus creyentes. Obviamente el conocimiento también juega un papel importantísimo en la vida Cristiana, y es este mismo conocimiento que la teología, bien fundada en la palabra de Dios y guiada por el Espíritu Santo pretende dar.
Obviamente, como ya hemos visto, la teología no solo es asunto de intelectuales y eruditos, sino también de cada creyente. Pero eso puede quizás traer confusión. Aquí presentamos una distinción sencilla.
La Teología Popular:
Todo creyente, e incluso todo no-creyente, tienen algún concepto de Dios. Este concepto puede ser o correcto o erróneo. La forma en que nosotros pensamos de Dios es el producto de una teología. Una teología errónea producirá un concepto erróneo de Dios. Por otro lado una buena teología produce un concepto correcto de Dios. Todos nosotros somos teólogos. La pregunta es si somos buenos teólogos o malos teólogos. Para asegurar que una teología sea buena y correcta, debemos mirar dos cosas: sus fuentes y sus métodos.
La Teología Formal
Al lado de la teología popular, hay una teología formal. La teología formal es desempeñada por personas que se entrenan formalmente para ejercer la labor de un teólogo. La teología formal tiene la ventaja de un escrutinio minucioso de los datos Bíblicos y de un control estricto de los métodos de análisis. Esto no es decir que su conocimiento es mejor. Es decir que su conocimiento es más detallado y sistematizado y articulado que lo de la teología popular. Pero al final de cuenta, es uno y el mismo Espíritu que da entendimiento al creyente común y al teólogo profesional. En los dos casos debe haber una confianza y un respeto mutuo en cuanto a la contribución del otro. Como exhorta 1 Tesalonicenses 5:11, "animaos los unos a los otros y edificaos los unos a los otros, así como ya lo hacéis." Y otra vez en Romanos 15:14, "Pero yo mismo estoy persuadido de vosotros, hermanos míos, que vosotros también estáis colmados de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis aconsejaros los unos a los otros."
Cómo se hace la Teología (El que hacer teológico)
En la sección anterior, decimos que la única forma de asegurar que una teología sea buena y correcta es controlando sus fuentes y sus métodos. Pero la teología, hay que hacerla. No aparece por sí sola. Es una obra que Dios ha encomendado a nosotros, de buscarlo, conocerlo, amarlo, como dicen estos textos:
Proverbios 8:17: Yo amo a los que me aman; Y me hallan los que madrugando me buscan. Jeremías 29:13 Y me buscaréis y hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Juan 17:3 Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado.
Sus Fuentes:
Si la teología es el estudio de Dios, donde encontramos la información necesaria para conocer a Dios? Aquí nombramos las fuentes de la teología.
a) El Espíritu Santo:
Toda teología correcta es obra del Espíritu Santo. Ya citamos
Juan 16:13, donde Jesús promete que el Espíritu Santo nos guiaría a toda la verdad. El Espíritu no únicamente es aquel que nos habla a nuestros corazones, sino también el que nos da entendimiento de las Escrituras. Sin el Espíritu Santo, es imposible entender las cosas de Dios. Como dice
1 Corintios 2:14, "Pero el hombre natural no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se han de discernir espiritualmente." Sin el Espíritu Santo, ninguna teología llegará a la verdad.
b) La Biblia: Dios no es un objeto cualquiera, que podamos someter a nuestras investigaciones cuando queremos. El es el Dios altísimo, y debemos depender de su revelación para poder conocerlo y entenderlo. Por eso no hay ningún sustituto de la palabra de Dios escrita en la Biblia. Allí Dios ha elegido darse a conocer. Y es allí que debemos comenzar y terminar nuestra búsqueda para la teología verdadera. Todos nosotros conocemos bien las palabras de Pablo a Timoteo en cuanto a este gran libro:
Pero persiste tú en lo que has aprendido y te has persuadido, sabiendo de quienes lo has aprendido y que desde tu niñez has conocido las Sagradas Escrituras, 2 Timoteo 3:14-17
La Biblia sirve de guía objetivo y puede confirmar lo que se percibe por el Espíritu. Toda teología debe enfrentarse con las Sagradas Escrituras, y apoyarse en ellas. La que corresponda con las enseñanzas allí escritas es buena y saludable, la que no corresponda debe de ser rechazada.
Estas dos fuentes, el Espíritu Santo y la Biblia, son complementarias: se apoyan entre sí.
Sus Métodos:
Si tenemos el Espíritu Santo en nuestras vidas, y las Escrituras en nuestras manos, tenemos todo lo necesario para hacer la teología. Pero este es el comienzo de la obra, y no el fin. Debemos de asegurarnos de aplicar de una forma correcta lo que hemos recibido. Ahora veremos cinco pasos para hacer la teología.
Vida Espiritual: Oración y sumisión a la voluntad de Dios: Una buena teología siempre comienza con una relación correcta con Dios. Como vimos, "el principio de la sabiduría es el temor de Dios" (Salmo 111:10; Proverbios 1:7). La teología comienza con el reconocimiento de la fuente de toda verdad y la petición para que el Espíritu Santo nos guie en nuestras investigaciones y estudios. Como dice Lucas 11:13, "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan?"
Lectura Bíblica: No hay sustituto para un buen conocimiento bíblico. Conocer algunos versículos no es lo mismo que conocer la Biblia. Para entender la Biblia no basta únicamente en conocer los versículos, sino también entender su contexto. La lectura bíblica debiera ser parte de nuestra vida diaria. "Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12).
Estudiar los Pasajes Bíblicos que Tocan el Mismo Tema: En la teología sistemática, se estudian las cosas por los temas en particular. Después de elegir un tema a estudiar, vamos en búsqueda de los datos Bíblicos para así ir formando nuestro concepto teológico del tema. Vimos es el libro de Hermenéutica el principio de interpretación bíblica, que Las Escrituras se interpretan las mismas Escrituras. Con un buen conocimiento del contenido de la Biblia, no nos será difícil traer juntos todos los pasajes que hablan del tema que hemos elegido. Pero ayuda mucho también usar una concordancia para señalarnos todos los pasajes donde el tema es mencionado.
Sistematizar las Enseñanzas Bíblicas: Después de haber estudiado toda la evidencia de la Biblia, normalmente se puede reducir esa evidencia en algunos puntos principales. Por ejemplo, en el estudio de Jesucristo, normalmente hay dos divisiones principales bajo las cuales se agrupan todas las evidencias Bíblicas: su persona, y su obra. Aquí hay que usar la mente para poder organizar bien estas enseñanzas. Muchas veces también podemos consultar las obras de otros teólogos para darnos una orientación y una forma de sistematizar la materia.
Aplicación: Enfrentar los Resultados con la Experiencia Cristiana: Obviamente, los resultados de la teología deben también resonar en los corazones de los creyentes. Una teología que se aleja mucho de la experiencia cristiana probablemente está equivocada. Esto no es decir que la experiencia determina nuestra teología, ni que debemos establecer una tiranía de los menos entrenados, sino que debemos reconocer que el mismo Espíritu que obra en la mente del teólogo también mora en el corazón del creyente. Si es la verdad la que enseñamos, encontrará afirmación entre los hermanos. La verdadera teología también es práctica, y se puede aplicar a la vida diaria en obediencia, en buenas obras, en santidad, y en una transformación espiritual, intelectual y de comportamiento. La Teología Práctica, que figura como un departamento del Instituto Bíblico Reformado (los libros (P), desarrolla esta aplicación práctica en la vida individual, la de la iglesia, y frente al entorno nuestro.
Las herramientas para hacer la Teología
En cualquier oficio o labor, hay que usar las herramientas apropiadas. Cuantás veces se han dañada algún trabajo por falta de una herramienta adecuada. Por ejemplo, el electricista que no tiene unas pinzas, y usa un machete para cortar alambres, puede terminar muriéndose electrocutado.
Igual para hacer el trabajo de la teología: hay que usar las herramientas correctas. Ya como hemos establecido, las fuentes de la teología son dos: La Biblia y el Espíritu Santo. Pero las herramientas son muchas. Provienen de la obra teológica realizada por tantos siglos: labor de muchísimas horas de estudio profundo de la Palabra de Dios, guiado por el Espíritu Santo. Estos recursos nos pueden ayudar profundizar nuestro conocimiento de Dios, y comprender más sobre su propósito y voluntad para nosotros. Nos pueden proveer dirección en nuestros ministerios y darnos pautas para la obra de la iglesia. Y si aprendemos más de Dios, podemos enseñar con mayor efectividad a los demás.
Como prometió Dios mismo, A la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar (Hab.2:14); y si nosotros avanzamos en el conocimiento de su gloria, formamos parte del gran plan de Dios de redención.
Los primeros recursos para la teología son los que nos ayudan comprender la Biblia.
La Concordancia – una lista de las ocurrencias de ciertas palabras en la Biblia. Nos ayuda encontrar textos de ciertos temas, y relacionarlos.
Los Comentarios – son libros de reflexión sobre textos de la Biblia, generalmente sobre libros completos de la Biblia. Hay que escoger a autores confiables, que interpretan correctamente.
Recursos para Doctrina:
Teología Sistemática – organiza la doctrina en temas.
Diccionario de Teología – para estudiar tópicos
Las Confesiones y Credos – sintetizan la teología en formulaciones breves y concisas
Además, hay muchos libros escritos por autores cristianos que tratan temas específicos de la teología: sobre la teología propia (el estudio de Dios mismo); la teología práctica, sobre temas del ministerio; la teología bíblica, etc. Otra vez, hay que buscar autores confiables que no sean disparatosos, o aun herejes.
Ahora que tenemos las fuentes y los métodos para hacer la teología,) qué debemos hacer con ella? He aquí cuatro esferas del buen uso de la teología.
El Uso Personal
Todo conocimiento de Dios es edificante para el Convertido. Lo más que conocemos de Él, menos posibilidades hay de caer en error. Y así lo vamos a conocer mejor, con una relación más cercana. Además, un profundo entendimiento de Dios nos da orientación en nuestra vida personal, ayudándonos entender cuál es nuestro deber en las variadas situaciones que enfrentamos cada día. Un buen entendimiento de la palabra de Dios puede cambiar una vida confusa e inútil en una vida eficaz y productiva. Como dice el Apóstol Pablo en Colosenses 1:9, "Por esta razón también nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y plena comprensión espiritual."
El Uso en la Iglesia Local
Pero la teología es más que una actividad personal es algo dado como don para la edificación del todo el cuerpo, que es la iglesia. Mediten en estas palabras:
Hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Esto, para que ya no seamos niños, sacudidos a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar, emplea con astucia las artimañas del error; sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza:
Cristo. De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edificándose en amor. (Efesios 4:13-16)
Hay claramente un aspecto del crecimiento de nuestras iglesias que debe también recibir nuestra atención. Es el crecimiento en conocimiento y entendimiento de los propósitos de Dios. Y esto viene por medio del estudio teológico.
El Uso en la Iglesia Universal:
Pero nuestras responsabilidades no terminan allí. Si no, cada iglesia debe hacer su aporte a la comunidad cristiana en general. Muchas veces usamos la doctrina para mantenernos separados. Pero la verdadera teología es para todo el pueblo de Dios. Si la teología nos mantiene divididos, no está cumpliendo su función. Con humildad y respeto mutuo, pues, entramos en el foro evangélico para hacer también nuestra contribución al entendimiento de la voluntad de Dios. Porque si tenemos algo de la verdad, estamos obligados a compartirla con nuestros hermanos y hermanas en la fe. Y seguro es que (encontraremos que otros también tienen otros componentes de la verdad que nos hacía falta!
A la misma vez, hay que tener cuidado de no sacrificar la verdad para poder tener unidad. El diálogo ecuménico no debe ser un proceso de reducción, sino de enriquecimiento. Aparecen puntos de diferencias, pero hay que tener un balance de amor y apertura, junto con convencimiento de la verdad.
El Uso en el Mundo
La teología puede hacer un impacto en el mundo entero. Así cumplimos la gran comisión de Jesucristo de ir por todo el mundo y hacer discípulos.
1. Apologética: la defensa de la fe contra ataques y errores.
2. Justicia: la aplicación de lo que es justo y correcto según la voluntad de Dios en todas las esferas de la vida: social, político, económico, etc.
3. Servicio: que la Iglesia sirve al mundo en obras de misericordia, ayuda, desarrollo, y misión, siempre con la base de una teología bíblica.
SEGUNDA PARTE |
LECCION 1.
LA TEOLOGIA: DEFINICION
Teología es la ciencia de Dios. Decimos de Dios, porque procede de Él, y sin su iniciativa de darse a conocer no podría haber teología en el sentido estricto del vocablo. También decimos de Dios, porque es una ciencia cuyo objeto de conocimiento es la Divinidad: su existencia, su carácter, sus propósitos para con el universo creado, para con sus criaturas, para con sus redimidos y para con la historia.
Si bien, en ocasiones, la palabra «Teología» se emplea para designar aquel apartado específico que trata de los atributos de Dios, el término tiene, en realidad, un sentido mucho más amplio. Como escribe A. H.
Strong: «La Teología se ocupa no solamente de Dios sino de aquellas relaciones entre Dios y el universo que nos llevan a hablar de creación, providencia y redención.»
La Teología es una ciencia porque, como cualquier otra ciencia, ella no crea sino que descubre los hechos ya existentes y sus relaciones mutuas, tratando de mostrar su unidad y su armonía en las diferentes partes de un sistema orgánico de verdad. Los hechos que maneja la Teología y sus relaciones estructurales existen por sí mismos; es decir: tienen una existencia independiente del proceso mental del teólogo que se aplica a su estudio.
Existe Teología porque tenemos una Revelación previa de parte de Dios. Como afirmaba Charles Hodge, la Escritura suministra todos los hechos que constituyen el material de estudio de la Teología; así la Biblia es la fuente de la Teología mientras que Dios es su objeto supremo de estudio. Ernest F. Kevan define la Teología con esta expresión: «La ciencia de Dios según El se ha revelado a sí mismo en su Palabra.»
La Teología estudia la Revelación desde varias perspectivas:
I). Teología Bíblica
El adjetivo «bíblica» no debiera hacer pensar a nadie que las otras ramas de la Teología son menos bíblicas o no tienen la Escritura como su fuente de conocimiento. Se le llama así porque es un estudio inductivo e histórico de las varias y progresivas etapas de la acción reveladora y salvadora de Dios, tal como la tenemos registrada en la Escritura. La Teología Bíblica muestra el carácter progresivo del contenido doctrinal de la Biblia que es considerado paso a paso a lo largo de la historia de la salvación por medio de la cual Dios se revela y salva. Trata puntos particulares de doctrina tal, y a medida en que aparecen en cada libro de la Biblia. Es analítica, en contraste con la Teología Sistemática, que busca la síntesis.
Siendo analítica, se deduce que sea también exegética. La Teología Bíblica considera la Revelación como un proceso resultado de la acción divina en el mundo y en la historia, no como el producto acabado de dicha actividad cuyo estudio pertenece a la Teología Sistemática.
La Teología Bíblica recoge los resultados dispersos de la exégesis particular con objeto de conocer mejor cada una de las etapas de dicho proceso revelacionál y salvador que se da en la historia, que es progresivo, inteligible y coherente constituyendo un todo bien estructurado por medio de todas sus partes.
Como subdivisiones que le sirven de ayuda a la Teología Bíblica, además de la exégesis ya mencionada, tenemos la Crítica Textual que, como su nombre indica, se ocupa del estado actual de nuestros conocimientos tocante a los textos bíblicos más antiguos para obtener la mayor claridad posible y así el mejor entendimiento del mensaje revelado. Tenemos, además, la llamada Alta Crítica, nombre inadecuado, pues no es superior ni su tema ni su importancia al de los de la Crítica Textual; pero, dada la generalización de su uso, hemos de emplearlo. La llamada Alta Crítica se ocupa de la paternidad literaria de cada uno de los libros de la Escritura, de la fecha de los mismos, de las circunstancias en que fueron escritos, del estilo literario y del propósito que los alumbró. Debido a prejuicios filosóficos, que no científicos y menos espiritualmente bíblico, un gran sector de la Alta Crítica en manos de las modas seculares prevalecientes en los últimos dos siglos mayormente a partir de Wellhausen y la Escuela de Tubingia ha hecho más por desprestigiar la Biblia y su autoridad que por hacer explícito su mensaje auténtico. No obstante, existe una Alta Crítica posible, y deseable, para el erudito evangélico que le permite llegar a una más clara inteligencia de los documentos sobre los que ha de versar su reflexión conducente a una Teología Bíblica.
2). Teología Sistemática
Por la Teología Sistemática estudiamos la Revelación como un todo en su carácter orgánico y estructural, como un sistema de doctrina y de moral.
Y ello de tal manera que se nos ofrecen las grandes verdades de la Revelación -resultado de la actividad reveladora y salvadora de Dios- en forma sintética y no fragmentada; recoge la totalidad de la revelación sobre cada doctrina y principio y nos ofrece el resultado completo; ofrece igualmente la concatenación e interdependencia de las varias verdades reveladas y las presenta en su valor eterno y no solamente en sus contextos históricos particulares como hace la Teología Bíblica.
La Teología Sistemática depende de la Teología Bíblica de la cual se nutre; su material básico es el que le ofrece la exégesis del texto bíblico y su sentido original en el contexto de la historia de la salvación y la revelación. Aquí, la Teología Evangélica difiere de otros sistemas puestos que todo lo que no sea la Revelación es material espúreo y convocatorios de autoridades apócrifas. Insistiremos, después, sobre este punto.
El Curso de Formación Teológica Evangélica en que aparece este volumen, es básicamente un Curso de Teología Sistemática, pero abierto también a las ricas perspectivas de la Teología Práctica (Apologética y Pastoral) o Histórica y Dogmática que ya en este primer volumen empezamos a recorrer (véanse lecciones en Parte Segunda sobre Religiones no cristianas).
La verdad en las Escrituras se nos da de manera viva. La Biblia no es un catecismo, ni un tratado teológico. Al producirse en medio de la historia concreta de los hombres, la Palabra de Dios ha llegado a nosotros de forma dinámica y vivencial. La labor del teólogo es sistematizar todas estas realidades divinas,»sembradas a lo largo del devenir histórico de Israel, para así poder comprender su estructura y su armonía interna. Kevan dijo que la perspectiva devocional equivale a la admiración que sentimos por una rosa y al hecho de olería, mientras que el enfoque teológico representa la disección de dicha rosa. La Teología Sistemática busca la claridad lógica, con tal de explicitar los datos revelados.
Dado que la Teología Sistemática no se produce en un vacío, es asimismo tributaria de la Teología Histórica o Dogmática, así como de la Apologética y la Ética a las cuales ella presta su primer concurso que luego le es devuelto. La Teología no puede quedar divorciada de las tareas pastorales, de las exigencias misioneras y de la misma adoración de la Iglesia. Tiene que ser una reflexión hecha desde dentro de las situaciones, las preocupaciones del mundo contemporáneo a ella. La Teología tiene que escribirse en el trajín de las tareas evangelizadoras y pastorales del pueblo de Dios. La Teología no debiera ser nunca una meditación estática, no debería aislarse como en una torre de marfil, sino que tiene que ser algo encarnado y comprometido con el pueblo de Dios y toda su problemática. Siendo así, en sus reflexiones no puede olvidar la Teología lo que han pensado otros, en otros tiempos u hoy mismo y con ello echa mano de la Teología Histórica, de la Apologética y de la Etica. Es de esta manera que la Teología Sistemática se ve obligada, en ocasiones, a tomar el método antitético (así en la Segunda Parte de esta obra, al enfrentarnos con las religiones no cristianas y sus pretensiones frente a la Revelación bíblica), si bien su método normal y fundamental es el «tético» y positivo.
Cada Teología Sistemática por su parte, y mediante su contribución, enriquece a la Teología Histórica o Dogmática de la que pasa a formar parte.
3). Teología Histórica o Dogmática
Podría denominarse también Historia de las Doctrinas; en cualquier caso se trata de exponer en su trayectoria histórica el impacto de la verdad de la revelación en el pueblo de Dios desde el final del período apostólico hasta nuestros días, y la manera en que este impacto ha obrado en la vida de la Iglesia.
Se traza en este apartado teológico el desarrollo doctrinal, el proceso mediante el cual el pueblo de Dios ha ido adquiriendo una mayor comprensión de las verdades reveladas y las fructíferas avenidas que se le abren a la meditación cristiana.
La Teología Sistemática presta su concurso insustituible a la Teología Histórica, pero ésta a su vez se lo presta de nuevo a aquélla con las perspectivas y los discernimientos aprendidos del pasado, de los que saca instrucción tanto de las victorias como de las apostasías de pasados siglos.
Vemos, pues, una profunda inter-relación en el trabajo teológico y entre sus varias secciones.
Una rama muy importante de la Teología Histórica es la que estudia los Símbolos o Credos que las distintas Iglesias han ido formulando para confesar su fe delante del mundo y de las doctrinas heterodoxas. Es realmente importante este estudio por la precisión con que han sido definidas a veces ciertas enseñanzas bíblicas y por la comprensión que nos da de las dificultades y los embates con que han tenido que enfrentarse las varias ramas de la Iglesia a lo largo de los siglos. Esta dimensión confesante de la fe, por medio de las formulaciones doctrinales, nos enseña cómo la dinámica de la ortodoxia ha tenido que expresar su fe en medio de los tiempos y navegando contra corrientes poderosas de pensamiento.
4). Teología práctica o Ética
Ha sido definida como la Teología en acción; es decir, la aplicación de la doctrina a la vida práctica.
Una de sus vertientes más importantes es la Teología Pastoral, que trata de la llamada «cura de almas» y tiene que ver con la compleja y múltiple actividad del pastor -o los pastores- que apacientan los rebaños del Señor.
La sección moral, o ética, no es menos importante hoy cuando las corrientes de la «nueva moral», o la «moral de situación» tratan de destruir los fundamentos bíblicos de la conducta cristiana. Los volúmenes X y XI de esta colección versarán sobre ETICA CRISTIANA y PASTORAL Y HOMILETICA; allí podrá el lector y estudioso encontrar estas materias tratadas con más extensión. Por el momento, remitimos al libro Iglesia, sociedad y ética cristiana (José Grau, J. M. Martínez, Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1971).
Huelga decir que sin una sólida base de Teología Bíblica y Teología Sistemática, la reflexión ética adolecerá de superficialidad y será coto abierto a toda suerte de incursiones exóticas. Tal es el caso de mucho del secularismo que ponen de moda algunos teólogos, ignorando la doctrina bíblica de las realidades seculares tan rica en sugerencias y tan generosa en avenidas que todavía no han sido suficientemente recorridas. Asimismo, la experiencia que aporta la Teología Histórica no le viene nada mal a la Teología práctica, o Etica, puesto que puede evitarle muchos tropiezos innecesarios. Un ejemplo elocuente de no prestar suficiente atención a esas otras especialidades nos lo ofrece mucho del Catolicismo progresista moderno, el cual después de fustigar al clericalismo está cayendo él en un nuevo clericalismo cuya única diferencia con el antiguo es que ha mudado de colores. Asimismo el Protestantismo de signo liberal (modernismo teológico) se ve arrastrado a un nuevo constantinismo pese a haberlo condenado en el pasado de manera apasionada.[1]
La concatenación teológica
Como resumen de las varias especialidades del quehacer teológico, ofrecemos el siguiente diagrama que nos ayudará a captar la perspectiva de sus diversas inter relaciones:
Kevan escribe que la Teología Bíblica aporta los materiales para la construcción, la Teología Histórica los pule y la Teología Sistemática levanta el edificio. Podríamos añadir que, luego, la Teología Práctica enseña cómo vivir en dicho edificio. O, como lo expresó H. Bavinck, la Teología Sistemática describe lo que Dios ha hecho por el hombre, mientras que la Etica describe lo que el hombre debería hacer en su servicio de gratitud por Dios (H. Ba-vinck, Gereformeerde Dogmatiek).
El estudiante habrá observado que no hay lugar, en nuestra presentación de las múltiples especialidades teológicas, para la Teología Natural. En la Segunda Parte y capítulos del XVI al XVIII, encontrará el lector las razones de esta omisión. Es éste uno de los puntos de mayor divergencia con el Catolicismo Romano, sistema que ha desarrollado la Teología Natural.
LECCION 3
LOS GRANDES SISTEMAS TEOLOGICOS
Todo intento de hacer teología parte del supuesto de que la autoridad de Dios es la suprema norma de la verdad. Pero se producen distintas apreciaciones en lo que respecta a entender la manera cómo y cuándo dicha autoridad divina halla expresión. Esto determina el carácter y la naturaleza completamente distintos de los varios sistemas teológicos. Estos pueden resumirse, básicamente, en cuatro grandes sistemas:
1). La Teología Católico Romana
Tradicionalmente, al menos así lo promulgó Trento y el Vaticano I, la Iglesia de Roma venía insistiendo en que la Revelación llegaba a nosotros por medio de dos canales: la Biblia y la Tradición. El acceso a ambas nos viene mediado por el magisterio de la Iglesia romana que determina lo que hemos de recibir y cómo hemos de interpretarlo. ¿De dónde viene la interpretación? Por Biblia, Roma entiende las Escrituras hebreo- cristianas con el añadido de los libros del llamado «canon alejandrino» en el Antiguo Testamento. Por Tradición (llamada divino-apostólica o constitutiva) entiende las supuestas verdades reveladas pero no escritas, sino transmitidas por vía oral y que han pasado hasta nosotros por medio de la Iglesia.[2]
Cierto que hay teólogos católicos, mayormente del norte de Europa o de América, que se inclinaron por una sola Fuente o Depósito de la Revelación asignando a la Tradición el papel de intérprete de dicha Revelación. Esto ocurría, sobre todo, antes del Vaticano II. Después de celebrado este concilio, la cuestión se ha complicado, pues en sus definiciones «ambiguas», como señala F. Lacueva no sólo parece mantener la doctrina tradicional de las dos fuentes, sino que introduce un nuevo concepto, «el encarnacional»[3], mediante el cual, como escribe el citado autor «Escritura y Tradición vienen a encontrarse y como a fundirse en el Magisterio de la Iglesia». Aunque no es propiamente órgano de Revelación, sí lo es de transmisión, órgano indispensable y prácticamente insustituible.
La Iglesia romana, a lo largo de los siglos, ha ido promulgando definiciones «infalibles» que querían ser explicitación de ciertos aspectos de la fe supuestamente implícitos antes en la creencia del pueblo de Dios. Estas definiciones atan al miembro de dicha Iglesia con peligro de condenación si no las acata.
Desde un punto de vista reformado, evangélico, esta actitud ha cargado a dicha Iglesia con un lastre de materiales extra-bíblicos. En primer lugar, porque muchas de estas definiciones no lo son del texto bíblico ni de doctrinas bíblicas sino de creencias que ciertas tradiciones han ido desarrollando a espaldas de la Revelación y, finalmente, se las ha querido ver integradas en el depósito de la fe.
Podríamos decir que la «hinchazón eclesial» no ha alcanzado el grado de desarrollo que en la confesión romana. Las Iglesias orientales sólo reconocen como infalibles las decisiones de los siete primeros concilios tenidos por ecuménicos (a diferencia de Roma que admite otros catorce concilios, de obediencia vaticana) y rechaza la infalibilidad del obispo romano. No obstante, también aquí la Tradición y la autoridad eclesiástica se yuxtaponen a la autoridad de la Palabra y constituyen los elementos más importantes para las formulaciones dogmáticas.
Tanto el teólogo católico-romano, como el oriental, han de estar atentos no sólo a la voz de la Palabra sino a la de la Tradición de su Iglesia.
LECCION 4.
2). La Teología Subjetiva
Es el enfoque tanto del liberalismo teológico como de la llamada neo-ortodoxia.
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