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De las emisoras sindicales a las radios comunitarias en Bolivia (página 2)


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SITUACIÓN LEGAL.-

La legislación sobre las telecomunicaciones en Bolivia ha sufrido cambios importantes en los últimos años. La Ley de Telecomunicaciones de 1971 y su Reglamento de 1980, reconocían la existencia de varios tipos de emisoras como ser: comerciales, sindicales, educativas, culturales y de frontera.

En cambio, la nueva Ley de Telecomunicaciones, promulgada en septiembre de 1995, sólo reconoce la existencia de un tipo de emisoras y está es de carácter comercial, debiendo otorgarse las frecuencia a través de Licitación Pública al mejor postor. Se ha producido un reclamo de diferentes instancias e organizaciones del país que exigen la promulgación de una Ley de Radiodifusión que respete las características propias y la tradición comunicacional de Bolivia que desde 1952 diferencio a el carácter propietario de las emisoras de radio.

Por eso, la diferencia entre radios sindicales y comunitarias es importante, ya que las emisoras sindicales estuvieron reconocidas legalmente hasta septiembre de 1995 por las autoridades gubernamentales, en tanto que las emisoras comunitarias, en gran porcentaje, no cuentan con licencias de funcionamiento legalizados, pero al estar ubicadas en lugares alejados de los centros urbanos, las autoridades no se ocupan de ellas mayormente a no ser que se produzca hechos conflictivos como en abril de este año.

ADMINISTRACIÓN Y FINANCIAMIENTO DE LAS RADIOS.-

"Los trabajadores mineros tenemos tres emisoras que son totalmente nuestras: "La Voz del Minero" de Siglo XX, la "21 de diciembre" de Catavi y la Radio "Llallagua" de esa población. Nosotros las hemos adquirido con nuestro esfuerzo y sacrificio y nosotros las mantenemos. Nuestros son los locutores, que hablan en un lenguaje bien nuestro y nos hacen saber toda la situación que vive el país. Es la manera que tenemos de informarnos y comunicarnos.

Por eso miramos a esas emisoras con tanto cuidado. Son bienes de la clase trabajadora minera. Y son muy importantes para saber a que atenernos cada vez que ocurre algo. También nos distraen y nos educan. Por eso, cada vez que hay un problema, siempre procuramos defender nuestras radios, para que no se corte la comunicación entre nosotros. Y siempre que el ejercito entra a las minas, lo primero que ataca son las emisoras y nosotros luchamos hasta que nos las devuelvan". (5)

Los mineros, que desde la década de los años 30 vivieron una politización importante por la presencia en los distritos mineros de lideres socialistas, comunistas, troskistas, lograron conformar un espíritu autogestionario y libertario, adoptaron dos determinaciones trascendentales: a.) la administración y financiamiento de estas emisoras correspondía a los diferentes sindicatos mineros y b.) el Secretario de Cultura, elegido anualmente junto al resto de la dirección sindical, asumía la conducción de la emisora.

Para financiar las radios mensualmente y por planilla se descontaba un porcentaje del salario a todos los mineros. De esta forma, las emisoras mineras se financiaban mensualmente lo que les permitía contar con equipos de transmisión profesionales y con personal pagado, que en varios casos tenía cierta formación en el campo del periodismo.

Esta forma de financiamiento dio lugar a que las emisoras mineras se multiplicaron en todos los distritos mineros de Bolivia y llegaron a ser 25 a fines de los años 70. Las principales fueron La Voz del Minero de Siglo XX, San José en Oruro, Sumac Orko en Potosí, Radio Nacional de Huanuni, Radio Animas de Animas, Radio Chichas de Siete Suyos, Huayna Potosi de Milluni, 21 de Diciembre de Catavi, La Voz del Cobre de Corocoro, Caracoles de Caracoles, Viloco de Viloco, Telamayu de Telamayu. Chorolque de Chorolque y Chichas de Atocha.

En cambio, las emisoras comunitarias ubicadas, básicamente, en zonas rurales u suburbanas, tienen otra forma de administración, porque son propietarios antiguos radialistas que emigraron a la ciudad y ahora retornan con conocimientos elementales de radiodifusión a sus comunidades de origen estableciendo pequeñas emisoras en Frecuencia Modulada, con cobertura muy limitada y con financiamiento que proviene de actividades paralelas de los radialistas o pequeños aportes de la comunidad o trabajos comunitarios para contar con medios de comunicación propios.

En varios casos, los dueños o la comunidad realiza actividades adicionales de venta de productos agrícolas, trabajo en el campo o trabajo comunitaria con el que se puede sostener y financiar las emisoras.

Por ejemplo, en la población de Toledo se cuenta con un proyecto de cría y comercialización de auquenidos (llamas), para financiar la radio de propiedad comunitaria. Ondas del Titicaca de Huarina y Radio Tika Tanka de Comanche se financian con la confección de polleras y talleres artesanales. En cambio en el Valle de Cochabamba, población de Arani, la Radio Chiwalaqui ha encontrado su forma de sostenibilidad con la producción y venta de papas y cebollas.

Todas las radios comunitarias, con nombres como Tawantinsuyu, Wakullani, Wara Wara, Topohoco, Manco Kapac, Omasuyos Andina, Tutuka, Ayni, Achocalla, Colonizadores, San Julian resultan bastante creativas en la búsqueda de formas de sostenimiento económico, ya que articulan incluso formas agrícolas y pecuarias para su subsistencia. A este tipo de ingresos se añaden los percibidos por la transmisión de mensajes, dedicatoria musical, información de diferentes ferias comunales o agasajos familiares, por los que generalmente se cobran montos reducidos que, sin embargo, alcanzan para cubrir gastos esenciales de las emisoras.

Otra forma de sostenimiento económico de estas emisoras se tiene con el alquiler de espacios a productores independientes que permiten contar con pequeños aportes para los dueños.

HORAS DE TRANSMISIÓN.-

Las emisoras mineras estaban instaladas en los campamentos mineros de la COMIBOL y por lo tanto contaban con electricidad permanente que les permitía transmitir entre 12 y 14 horas al día sin ningún problema.

Por su parte, las emisoras comunitarias solo transmiten durante determinadas horas al día variando entre tres y siete horas, dependiendo que en la comunidad o población más próxima se disponga de fluido eléctrico, ya que caso contrario se cuentan con pequeños generadores de energía eléctrica, que por el costo elevado del diesel o la gasolina no pueden trabajar muchas horas al día.

Las emisoras por sus condiciones técnicas y de sostenibilidad poseen un sistema de funcionamiento diferente al resto de las emisoras del país, porque en su mayoría al emitir solo en ciertos horarios del día, madrugada o en horario nocturno, incluso en no pocos casos, han enseñado a la audiencia a escucharlas durante días específicos en la semana.

PROGRAMACIÓN Y CONTENIDOS.-

La programación de las emisoras minera estaba dividida principalmente entre programas de carácter informativo y musical. En los primeros se daba a conocer noticias de la vida sindical, comunicados de las organizaciones matrices de los trabajadores, llámese Central Obrera o Federación de Mineros, convocatorias a asambleas sindicales, lectura de pliegos petitorios y anuncios de movilizaciones sociales. En tanto que la músico es sobre todo boliviana y de carácter folklórica.

Cuando se efectuaba un Congreso Nacional o sectorial, las emisoras mineras estaban obligadas a transmitir dicho evento desde el mismo lugar de su realización y por el tiempo que durasen los mismos, ya que los mineros entendía que sus emisoras eran la voz de los trabajadores del subsuelo.

En cambio cuando se daban intentos de Golpe de Estado o atentados contra los dirigentes sindicales, las emisoras entraban en cadena para transmitir los acontecimientos, comunicados del sindicato, llamamiento a las movilizaciones y a las huelgas.

Además, cuando habían eventos culturales, deportivos o sociales, las emisoras debían transmitirlos, aunque algunos locutores se resistían pero lo tenían que hacer por ordenes del respectivo sindicato.

En determinados momentos los locutores lograban mayor influencia que los propios sindicatos. A veces los locutores eran más populares y hasta más importantes que los líderes sindicales. Algunos trabajadores acudían a la emisora para denunciar a sus máximos dirigentes sindicales ante los locutores. Para los trabajadores, el locutor tenía más autoridad que su propio dirigente y, de hecho, ese dirigente perdía las elecciones sindicales si desde la emisora se empeñaban en desprestigiarlo.

Este espíritu democrático y participativo les permitió convertirse en la voz del proletariado boliviano que diariamente expresaban en los comentarios editoriales la posición política del sindicato, pero también a través de informativos y programas de largo aliento, daban a conocer a la población minera y en algunos casos a todo el país la situación en las minas y en las zonas rurales, sin descuidar sus opiniones sobre la economía del país, los cambios políticos y también acontecimientos importantes en el resto del mundo.

Los radialistas mineros, salidos de los propios campamentos, permitían que los oyentes den a conocer sus puntos de vista, críticas o reclamos sobre su situación laboral, familiar o sindical.

En épocas de dictaduras militares, especialmente entre 1964 y 1982, las emisoras mineras fueron silenciadas o destruidas por los aparatos de represión o por tropas militares, pero los mineros apenas se abría una posibilidad volvían a reclamar por sus emisoras y a pedir la devolución o el pago por los equipos destruidos.

"La primera en caer fue la emisora de Colquiri. La bombardearon. El 19 de julio de 1980, Radio Animas comenzó a hacer llamadas de auxilio. Radio Nacional de Huanuni encadenó enseguida. Nosotros también"(6)

Los diferentes congresos de la unitaria Central Obrera Boliviana – COB – y la Federación de Mineros los que asumieron estos pedidos ante los gobiernos de turno y en la mayor parte de los casos lograron su objetivo.

Sin embargo, en 1985 el mismo Presidente Víctor Paz Estenssoro, que en 1952 encabezo la Revolución Nacional, inició una política económica de corte neoliberal que llevo a la privatización de las principales minas del país y a la liquidación de la estatal Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) produciendo el cierre de cientos de minas y el consiguiente despido de 25.000 mineros que tuvieron que emigrar a las principales ciudades de Bolivia o a países vecinos como la Argentina. Consecuencia directa de esta situación fue el cierre de las emisoras minera que durante muchos años se habían constituido en la voz de los explotados del país.

Actualmente, todavía trabajan siete emisoras en los distritos mineros de Catavi, Huanuni, Colquiri, Canadon Antequera, Animas y Siglo XX , pero ya no con la fuerza y la convocatoria que tuvieron durante 30 años.

Por su parte, los contenidos y la programación de las emisoras comunitarias locales es bastante diferente a la de las sindicales, porque al estar ubicadas en comunidades alejadas, la información que transmite está referida más directamente al acontecer propio de las comunidades, alternando la amenidad musical desde la difusión de música folklórica tradicional con espacios ligados a las dinámicas locales referidas a actividades deportivas, laborales, agropecuarias, sindicales o de servicio.

También hay que destacar que en varias emisoras se emiten programas que buscan el fortalecimiento de las identidades originarias. En el caso de Radio Ondas del Titicaca, se difunde el programa dominical "Akullicu Aymará". La vinculación entre formas tradicionales de rito aymará con un tipo de programa radial de corte participativo ha permitido que domingo a domingo se obtenga un programa de masiva audiencia nocturna. En ese espacio los oyentes imaginariamente comparten la ceremonia real del akullicu (masticado) de hojas de coca con el espacio radial, participando así de esa forma milenaria de reunión andina que a su vez y como se haría tradicionalmente permite el intercambio de experiencias y conocimientos entre sus invitados. Generalmente, los que participan de este programa radial son los ancianos y autoridades tradicionales aymarás que de una forma coloquial e intima abren opciones al fortalecimiento de valores y saberes de la tradición andina (7)

En cambio las emisoras comunitarias regionales al tener cobertura mayor tienen también información que se ocupa del acontecer nacional, regional e internacional abarcando mas comunidades y mas ámbitos geográficos.

Estas emisoras en su programación incluyen mucha música nacional y folklórica latinoamericana, así como mensajes y avisos de visitas de autoridades, campañas de salud y educativas, citaciones a reuniones en comunidades alejadas o comunicados sobre el viaje a determinada localidad de personeros gubernamentales, cívicos o religiosos.

ESPACIOS NOTICIOSOS.-

En el caso de las emisoras mineras, las noticias de la vida sindical era lo más importante, junto con el acontecer político, económico y social del país y principalmente desde la sede de gobierno, pero siempre con una posición crítica frente a los gobiernos de turno, más aún si estos eran de corte militar.

En cambio, la información de las emisoras comunitarias tiene que diferenciarse, ya que las radios regionales apuntan en sus informativos hacia las noticias provinciales, nacionales e internacionales, mientras que las locales apuntan hacia noticias específicas de su zona de influencia.

Los programas dramatizados también tienen diferencias, ya que las emisoras regionales presentan historias de actualidad general y amplias, referidas a nuevas leyes, temas de salud, analfabetismo, violencia intrafamiliar, etc. en cambio la radio local se ocupa de lo específico, con historias referidas a los habitantes del lugar, su comunidad, sus mujeres o cuentos sacados de las experiencias de los ancianos.

El servicio de avisos, saludos y felicitaciones tiene diferencias como ser que la radio regional se constituye en correo – teléfono a larga distancia, mientras que la radio local es más personalizada, cubre necesidades sentimentales-espirituales, de la gente que acude a la emisora para saluda, felicitar o recordar a familiares y amigos, a los cuales puede ver cada día en la comunidad, en la feria, en el camión o el micro.

RADIONOVELAS.-

En las emisoras sindicales durante varios años se produjeron radionovelas que tomaron como base novelas de autores nacionales y en algunos casos también extranjeros. Estas producciones fueron muy exitosas y no solamente se difundieron en las minas sino también llegaron hasta las principales ciudades del país y fueron transmitidas por emisoras comerciales.

Las radionovelas más difundidas fueron "La Niña de sus Ojos", "La Chaskañawi", "Raza de Bronce", "Metal del Diablo".

La radionovela a partir de la introducción de las telenovelas prácticamente desapareció en las radios, pero radialistas aymarás de Radio San Gabriel produjeron novelas de contenido social, destacandose en ese genero la novela "Katar Jawira", que traducida al español significa, río de la víbora. Luego algunas Organizaciones No Gubernamentales extranjeras constataron en estudios de audiencia en el país y en el exterior, que las radionovelas son útiles para transmitir contenidos educativos, especialmente, en el campo de la salud.

Esta radionovelas producidas por equipos profesionales bolivianos se están difundiendo en aymará y castellano por emisoras regionales y locales con bastante aceptación. Entre las más recientes está "El Zambo Angolita" y "Yawar Kasta". Esta última se presenta como la primera radionovela musical quechua y aymará que aborda información sobre derechos sexuales y reproductivos, equidad de género y complementa conocimientos de la medicina natural y la famacopea occidental.

ASOCIACIONES DE RADIOS.-

Entre las emisoras sindicales las que más destacaron fueron las mineras, pero también otros sindicatos contaron con sus emisoras, por ejemplo los campesinos de manera orgánica constituyeron sindicatos agrícolas que lograron contar con emisoras como Radio Bolivia en Oruro y Radio Yuraj Molino en la Provincia Carrasco en Cochabamba.

Los trabajadores ferroviarios cuentan con Radio el Condor en La Paz, Oruro, Parotani y Uyuni., en cambio los fabriles operan Radio Continental en La Paz y Radio Oruro en Oruro, en tanto que los trabajadores petroleros tienen Radio Petrolera en Santa Cruz.

Todas estas emisoras están agrupadas en la Unión Nacional de Emisoras Sindicales de Bolivia (UNESBO).

Las radioemisoras comunitarias también se han integrado en redes en asociaciones con nombres como "Asociación de Radios Comunitarias de La Paz" (APRAC-La Paz), Asociación de Radios Aymarás de La Paz (AREALP) y la Red de Radios en Acción en la región sur de Bolivia. Se suman a la categoría de emisoras comunitarias también las pertenecientes a organizaciones naturales como los ayllus andinos. La mayor parte de las emisoras comunitarias a través de sus asociaciones locales o en forma individual forman parte de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC).

IDIOMAS UTILIZADOS POR LAS EMISORAS.-

Las emisoras sindicales, tanto las mineras como las ferroviarias, petroleras y de los constructores, por su localización en zonas urbanas del país tuvieron siempre como idioma principal el castellano, aunque en algunos momentos de su programación transmiten en aymará o quechua para la población campesina que vive en comunidades cercanas a su área de cobertura.

Por su parte, la mayor parte de las radios comunitarias transmiten en los dos idiomas aymará-castellano, quechua-castellano o guarani-castellano, mientras que algunas lo hacen con programas trilingües en aymará, quechua y castellano.

Este fenómeno, también se repite en muchas emisoras comerciales de La Paz, Cochabamba y Sucre, especialmente al amanecer entre 4 y 7.30 cuando radialistas indígenas alquilan espacios para dirigirse a sus conciudadanos en idiomas nativos. Luego las mismas emisoras vuelven a partir de las 8.00 con su programación en castellano.

Este mismo fenómeno que se da en Lima – Perú ha sido denominado como la "Andinización de las Radios", por el investigador peruano, Luis Peirano.

En todo esto el tema del bilingüismo no se discute ni se cuestiona, porque se lo toma como algo natural que beneficia a los migrantes campesinos que llegan a la ciudad y en el caso de los que viven en el campo les sirve para continuar sus actividades.

Sin embargo, el fenómeno del bilingüismo en las emisoras está recién siendo estudiado por especialistas nacionales y extranjeros, porque está cambiando entre las audiencias de las emisoras comunitarias, ya que no es lo mismo lo que escuchan los padres que los hijos, ni entre los jóvenes, ya que recientes estudios muestran que los jóvenes del campo prefieren solamente el castellano en lugar de su idioma materno.

Esta situación en parte tiene que ver con la educación escolar, con el paso por el cuartel y con la influencia que la televisión y las emisoras comerciales van teniendo.

Por eso, según algunos investigadores, los idiomas nativos están quedando más para la gente mayor que para los jóvenes. Situación que hasta el momento la Reforma Educativa, ni la inclusión de un artículo en nuestra Constitución Política del Estado pueden revertir aunque se declare que Bolivia es un país multicultural y plurilingüe.

Lo mismo esta sucediendo en zonas de colonización donde los colonizadores adultos llegados al Oriente desde el Altiplano y los Valles sintonizan y piden programas en aymará y quechua, pero los jóvenes prefieren solo el castellano.

Una madre aymará decía de sus hijos que "ya más grandecitos escuchan más tiempo y prefieren oír en castellano esas FM´s y todo ya escuchan, ni siquiera entienden pero igual nomás oyen".

"Las niñas, igual que sus madres, prefieren el idioma materno hasta que después se acostumbran a escuchar la misma radio que sus hermanos mayores y van dejando de escuchar las radios que hablan en aymará".

COMPROMISO DE LAS EMISORAS.-

Las emisoras sindicales tuvieron siempre un compromiso político y sindical con reivindicación de carácter salarial acorde a los planteamientos de los trabajadores del subsuelo. Estas reivindicaciones llevaron en momentos críticos a la destrucción de las emisoras por parte del ejército del país, situación que vivieron las emisoras con más fuerza en julio de 1980 cuando se opusieron tenazmente al Golpe Militar del General Luis García Meza, lo que llevo a la intervención militar de varias emisoras y a la clausura por más de un año de todas las radios sindicales del país junto con algunas radios comerciales de las capitales de departamento.

Las emisoras comunitarias se caracterizan por su compromiso implícito o explícito de servicio social a sus comunidades circundantes. Entre los principales servicios que prestan estas radios se puede mencionar el de servir de teléfono para la comunidad o mensajeras de buenas y malas noticias, de apoyo a campanas agrícolas, salubridad, de educación o religiosas.

La radio comunitaria local (8) es la que refleja para "los aymarás lo mío, lo de mi tierra, lo de mi gente, lo de mi vecino y vecina, lo de mi amigo, lo de mi compadre, lo que conozco porque se encuentra en mi comunidad, está cerca de mi casa y a sus locutores yo los conozco, hablan mi idioma y conocen a mis hijos tanto como yo a los suyos".

En cambio la radio comunitaria regional la entienden como aquella que tiene "gran alcance" y por lo tanto como "lo para mi, aquella que, estando lejos, habla mi idioma y se preocupa por conectarme con otras comunidades y con el mundo moderno, la que conoce, aunque sea superficialmente mis problemas, se preocupa por mi salud y por el desarrollo de mi gente a nivel general, y, sobre todo, estando lejos de mí, hace lo posible por hacerme sentir parte de la gran familia aymará".

Por eso, algunos radialistas aymarás, tomando una anterior clasificación, dicen que ahora existen "radios para aymarás y radios de aymarás".

Esta diferenciación es importante porque no solo habla de la propiedad de los medios sino del sentimiento que expresan los aymarás sobre el personal que dirige y trabaja en las emisoras.

Otro aspecto esta referido a la identidad. Mientras la emisora regional le da a su audiencia una identidad aymará y nacional, la radio local ofrece una identidad más local llámese machaqueña, sorateña, aiquileña, cuzqueña, etc.

PERSONAL DE LAS EMISORAS.-

En los primeros años las radios mineras contaron con personal externo, principalmente recluta de las emisoras comerciales de La Paz, Oruro o Cochabamba. "Para su administración, los sindicatos trajeron al principio productores y locutores de las ciudades pero en cuanto los voluntarios locales aprendieron el negocio, el equipo externo resulto innecesario. Los propios mineros se volvieron radialistas y su manera de trabajo fue en sí misma democrática. Preguntaban a la gente acerca de sus preferencias para estructurar la programación y exigían sinceras opiniones sobre ellos también". (9)

En cambio, en las emisoras comunitarias el personal está compuesto por un promedio no mayor de cuatro personas que realizan labores múltiples de reporteros, locutores, operadores o técnicos, trabajo que en muchos casos apenas es retribuido con pequeños ingresos por la publicidad de contenido personal, familiar o comunitario.

PARTICIPACIÓN DE LAS AUDIENCIAS.-

En las radios mineras, los radialistas salían permanentemente de los estudios para acompañar y transmitir las diferentes actividades de los sindicatos, problemáticas de la población en general o eventos deportivos y culturales. Además, las emisoras contaban con auditorios donde adultos, jóvenes y niños podían participar en festivales musicales, radioteatros o concursos de toda índole.

En cambio, hay que diferencia las audiencias entre radio locales y regionales comunitarias. Las emisoras regionales están destinadas a públicos heterogéneos que lo único que tienen en común es el idioma y la cultura (aymará o quechua), en cambio las radios locales tienen la ventaja de conocer más a fondo a sus audiencias, esto le permite armar su programación de acuerdo a los gustos, necesidades e intereses de sus oyentes.

"Bajo una diversidad de maneras de operar, imposible de listar por su diversidad, la voz, la palabra, el rostro y las imágenes de hombres y mujeres forman, en los noventa, parte natural del paisaje de la producción massmediática".(10)

También podemos hablar del nivel de profesionalización de sus locutores y personal en general. Los programas de las radios regionales son mejor elaborados, por tanto, con mejor calidad discursiva, frente a las radios locales donde los locutores son en su mayoría empíricos.

La participación de la gente varia entre ambas emisoras. En las emisoras regionales la participación es más general de aymarás o quechuas, mientras que en una radio local la audiencia se constituye verdaderos interlocutores en la medida que participa no solo en la audición de mensajes, sino en la elaboración de éstos, por lo que la participación es altamente superior.

Otra situación interesante está referida a los oyentes infantiles. Los niños (11) identifican la radio no por su nombre, sino más bien por aquello que a criterio de los niños más la caracteriza. Ellos dicen que: Radio Mar "es la radio de cumbias", radio Chaka "la radio del programa de matemáticas", San Gabriel "es la radio de los cuentos", radio Tutuca "la radio donde se saludan y felicitan", panamericana "la radio del informativo", Radio Fides "donde llaman por teléfono para pedir canciones", radio Sariri "la radio donde da el programa del negrito" (radionovela El Zambo Angolita" y por último radio Metropolitana "la radio de avisos de problemas".

A MANERA DE CONCLUSIÓN.-

Transcurridos casi 50 años de la instalación de las emisoras sindicales y 30 de las emisoras comunitarias, principalmente campesinas, podemos concluir que ambas experiencias comunicacionales juegan un rol importante de atención y seguimiento a los problemas y necesidades de poblaciones y audiencias específicas del país.

Las radios sindicales, que se desarrollaron en un momento histórico particular de Bolivia, respondieron a las demandas de la clase trabajadora, movilizada gracias al resultado de la Revolución de Abril cuando los mineros, especialmente, eran la vanguardia del proletariado y por lo tanto líderes del movimiento sindical hasta agosto de 1985 cuando se implanto el modelo neoliberal.

En cambio, las emisoras comunitarias surgen en otro momento histórico en el que los campesinos e indígenas comienzan a reclamar sus derechos, a movilizarse por demandas básicas de propiedad de la tierra, atención a requerimientos de salud y educación, así como a una nueva toma de conciencia sobre su identidad aymará o quechua. Las radios son la voz a través de la cual pueden expresar libremente en los idiomas nativos aymará y quechua toda esta problemática.

En el campo comunicacional cabe distinguir algunos rasgos de ambas expresiones.

Las emisoras sindicales desde un principio estuvieron politizadas y respondiendo a lineamientos de los diferentes partidos políticos con presencia en las minas. Anualmente cuando se realizaban elecciones sindicales, el grupo triunfante pasaba a controlar la emisora y por lo tanto a transmitir sus puntos de vista, especialmente, a través de los programas de opinión. En muchas emisoras se producían cambios anuales, que representaban la salida desde el director hasta el ultimo empleado de la emisora, que pasaba a ser controlada por otro grupo político. En cambio por el carácter comunitario de las emisoras rurales este nivel de politizacion y cambios de dirección no se ha dado hasta el momento. Mas bien, en muchos casos, la política partidista esta alejada de las emisoras. Los directores, que en parte, son propietarios de las mismas, realizan una labor menos politizada y más de atención a la comunidad en la que se encuentran.

Otro aspecto importante es el referido a la potencia de los equipos, porque en la época que se organizaron las emisoras mineras habían equipos de Amplitud Modulada y de Onda Corta lo que les permitió tener una cobertura amplia y que en momentos críticos les facilito la organizaciones de Cadenas Radiales entre todas las emisoras, en cambio las comunitarias transmiten en FM con alcance limitado y por lo mismo en trabajo más solitario.

Si las emisoras mineras tuvieron impacto político y social por la combatividad de los trabajadores sindicalizados, las comunitarias que están agrupadas en dos Asociaciones logran unirse a la hora de transmitir programas similares de carácter educativo, cívico o de concientización social.

CITAS.-

1.- Informe de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, 16 de octubre de 2000; Santiago de Chile, octubre de 2000-10-17

2.- Viezzer, Moema: Si me permiten hablar…, testimonio de Domitila una mujer de las minas de Bolivia; Editorial Siglo Veintiuno; México; 1977; pag 204

3.- Merino, Jorge: Comunicación, Popular, Alternativa y Participatoria CIESPAL1988; pag. 58

4.- Beltran, Luis Ramiro y Reyes, Jaime: Radio Popular en Bolivia: la lucha de

obreros y campesinos para democratizar la comunicación", en Dia-Logos No. 35, p.17)

5.- Viezzer, Moema: Si me permiten hablar…, testimonio de Domitila una mujer de las minas de Bolivia; Editorial Siglo Veintiuno; México; 1977; pag 201-202

6.- López Vigil, José Ignacio: Una mina de coraje; Edición ALER, 1985; página 252

7.- Aguirre A., José Luis: Radios aymarás del altiplano boliviano una propuesta de democratización de la palabra con identidad cultural, un caso dentro de las

radios comunitarias rurales de Bolivia; mimeo; mayo de 2000

8.- Sotomayor C., Carlos Enrique: La radio local aymará frente a la transmisión de emisoras regionales en aymará; tesis de la Carrera de Comunicación Social de

la UCB, 1998.

9.- Ibidem. Beltran, Luis Ramiro y Reyes p. 19

10.- Pasten T., Sergio Horacio: El consumo cultural de la radio y su influencia en la práctica bilingüe de los niños escolares del área rural del Departamento de La

Paz; tesis de la Carrera de Comunicación Social de la UCB; 1998.

11.- Pinilla G.; Helena: Periodismo y participación cívica; en Contribuciones Nr. 2; CIEDLA; Buenos Aires – Argentina; 1996; Página 53-54

Ronald Grebe López

Comunicador social boliviano, consultor en comunicación en el Instituto Prisma, La Paz-Bolivia.

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