El conocimiento de la realidad
Al nacer el hombre abre los ojos y se encuentra enfrentado a la inmensidad del Universo como ante una clave arquetípica con lo cual surge la eterna pregunta que todos nos hemos formulado desde los albores de la existencia humana; la eterna pregunta que no por su singular expresión deja de implicar una pluralidad de elaboraciones acerca de "¿Quién soy?"; "¿Qué hago aquí?"; "¿Qué es esto?" ;"¿Dónde estoy?" entre otras interrogantes.
Los últimos estudios astronómicos calculan la edad del universo entre 10 y 20 mil millones de años y un diámetro aproximado de 20 a 40 mil millones de años luz (téngase presente que un año luz es una medida astronómica que significa la distancia recorrida por la luz al cabo de un año, viajando a una velocidad de 300.000 km/seg.). Pero de momento todos son intentos hipotéticos que, por cierto, aún no convencen por entero a la comunidad científica. Amén de esto, ninguna hipótesis científica se ha preocupado por preguntarse: ¿de dónde surgió todo esto?; ¿cómo se originó y porqué?; si el universo es algo en expansión, ¿qué había antes de que el universo ocupara ese lugar del espacio?.
Por otra parte, si bien todos los libros de texto y los recientes programas televisivos muestran que el cosmos se rige bajo la ley y el orden e incluso que ha de ser factible de ser considerado como un preciso sistema de relojería, las últimas investigaciones indican que el universo se comporta de un modo caótico, donde nada en él está determinado de antemano.
La más reciente teoría sobre la estructura del espacio proviene de la denominada "Lattice del espacio". De acuerdo a esta teoría "…la información de la totalidad del Universo, con todos sus detalles, se encuentra contenida en cada porción o punto del espacio. Por lo tanto, cada porción del espacio con la que interactuamos y que rodea a nuestro cuerpo contiene la información de todo el Universo… La primera característica de la estructura del espacio es entonces su capacidad de concentrar información en cada una de sus partes; es decir, que esta estructura es convergente… La siguiente característica de la estructura del espacio es que todos los puntos o posiciones del mismo están interconectados… Desde el punto de vista de la estructura del espacio para que ésta última sea capaz de hacer converger toda la información del Universo en cada uno de sus puntos y lograr la hazaña de la interconectividad total, debe poseer una conformación extraordinariamente compleja, capaz de vibrar a frecuencias prácticamente infinitas.
A la matriz, enrejado o celosía del espacio se le conoce como la Lattice del espacio, siendo ésta la denominación que la Física de frontera utiliza para llamar a la Estructura del Espacio… Pero lo más extraordinario del concepto de la Lattice es la posibilidad de que nuestro cerebro funcione normalmente como un mecanismo capaz de modificar la estructura de la Lattice a través de la creación de los denominados "campos neuronales" y que éstos, interactuando con la Lattice, son los responsables de nuestro funcionamiento perceptual. En otras palabras, que el cerebro es capaz de producir distorsiones de la Lattice, siendo éstas lo que llamamos la realidad que percibimos. Puesto que el Campo Neuronal se modifica también por nuestro pensamiento y emociones, es posible postular que no solamente nuestros actos y movimientos afectan la estructura del espacio, sino que también lo hacen nuestros pensamientos". (1)
Como alguna vez dijera Erwin Schrödinger: "No me gusta, y siento haber tenido alguna vez algo que ver con ello"; o haciéndonos eco de Sir Bernard Lovell: "Yo me siento como si de pronto me hubiese adentrado en una espesa barrera de niebla donde el mundo familiar ha desaparecido". Pero como dijera Hamlet en la homónima obra de Shakespeare: "Hay más cosas, Horacio, en el cielo y en la Tierra de las que sueña tu filosofía" y por eso es menester avanzar.
En algún momento de su vida Francis Thompson expresó:
"Por un inmortal poder,
todas las cosas
lejanas o cercanas,
están ocultamente ligadas entre sí,
de modo que no puedes arrancar una flor
sin perturbar las estrellas". (2)
Esto nos lleva a incursionar aunque someramente en los territorios de la Física Cuántica en este intento de develar, ¿qué es la realidad?.
En mayo de 1935, Einstein junto con sus colegas Podolsky y Rose formuló lo que se conoce como "la paradoja E.P.R.", debido a las iniciales de sus autores. Básicamente lo que la paradoja E.P.R. expresa es lo siguiente: imaginemos dos partículas subatómicas como pueden serlo un par de fotones, que salgan disparados en direcciones opuestas. Según propone la física, ambas partículas forman un sistema que se encuentra definido por una función de onda única (ésta es una ficción matemática que representa una función de probabilidad, de todas las posibilidades que pueden sucederle a un sistema observado cuando interacciona con un sistema de observación, es decir, nos permite establecer las posibilidades de que esto o aquello llegue a suceder).
Ahora supongamos que cuando estos fotones que viajan a la velocidad de la luz
(300.000 km/seg.), en el momento en que se han alejado lo suficiente del punto de origen decidimos realizar un particular experimento: en un punto del recorrido de uno de los fotones colocamos un campo magnético que haga que esa partícula que avanzaba en sentido ascendente ahora lo haga en forma descendente; en el mismo instante, el otro fotón, viajando a la velocidad de la luz capta la información y también invierte el sentido de su trayectoria, es decir, si viajaba a la inversa que la anterior ahora ajusta el sentido de su avance pasando de un sentido descendente a realizar un recorrido ascendente.
De acuerdo a Einstein y a lo comprobado experimentalmente, ninguna información puede viajar a una velocidad mayor que la luz, por ende, el cambio de la situación de una partícula no podría afectar a la otra, pues ambas viajan a la velocidad de la luz en sentidos opuestos, salvo que no exista una independencia real en cosas que se hallan espacialmente separadas entre sí (principio de las causas locales).
En 1964 un físico irlandés llamado John Bell estableció con respecto a la anteriormente mencionada "paradoja E.P.R.", lo que se ha dado en llamar "desigualdad de Bell" o "Teorema de Bell", el cual dice que no existe nada que pueda llamarse "partes separadas". Todas las "partes" del universo están conectadas previamente de manera íntima y directa.
Si mantenemos la suposición de que las "cosas" espacialmente separadas son independientes unas de otras (principio de las causas locales) (paradigma newtoniano de la física), los resultados de un experimento realizado en un lugar distante y separado espacialmente no debería depender ni tener relación alguna con un experimento que realizamos aquí.
Dado que los fenómenos son locales por naturaleza (y por sentido común), Einstein a partir del experimento comentado sostiene que necesariamente la teoría cuántica tiene un fallo serio. Recordemos que para la física cuántica se trabaja con predicciones estadísticas llamadas "función de onda" que son funciones probabilísticas. En este sentido no hay nada en el universo de las partículas que exista sino que todo muestra tendencia a existir. Si un cambio en la partícula A cambia la función de onda de la partícula B, entonces la información que provoca el cambio debe viajar a una velocidad superlumínica, lo que para Einstein es imposible. Como él mismo manifiesta: "Sólo puede uno escapar a esta conclusión (que la teoría cuántica es incompleta), presumiendo que las mediciones de S, (telepáticamente) cambian la situación real de Sz, o negando situaciones de independencia real, como tales, en cosas que se hallan separadas espacialmente entre sí. A mí, ambas alternativas me parecen enteramente inaceptables". (3)
En este sentido, el Teorema de Bell ha de demostrar que, o bien las predicciones probabilisticas afirmadas por la teoría cuántica son falsas o bien lo es el principio de las causas locales (independencia de los objetos espacialmente separados). No dice cuál de los dos es falso, sino solamente que uno de los dos debe serlo.
En 1972, Clauser y Freedman realizaron un experimento que probó la validez de las predicciones estadísticas de la teoría cuántica; por lo tanto, el principio de las causas locales tiene que ser falso.
Esto nos conduce a una serie de aplicaciones lógicas en cuanto al conocimiento de la "realidad".
"El principio de las causas locales dice que lo que ocurre en un área no depende de variables sujetas al control de un experimentador situado en una zona separada espacialmente. Si esta explicación es correcta, en ese caso vivimos en un universo no-local ("la localización falla") que se caracteriza por conexiones superlumínicas (más rápidas que la luz) entre "partes separadas" aparentemente.
Sin embargo, hay otras formas de fallo para el principio de las causas locales. Este principio se basa en dos supuestos tácitos. El primero de ellos es que tenemos la capacidad para determinar nuestras propias acciones, es decir, que tenemos libre albedrío. El segundo supuesto tácito es que cuando elegimos una forma de hacer las cosas, en vez de elegir otra, lo "que podría haber sucedido si…" hubiera llegado a producir resultados determinados. Estos dos supuestos unidos son los que Stapp llama determinismo contrafactual.
El primer, supuesto (contrafactualidad) falla cuando nos conduce a un superdeterminismo que anula la idea de posibilidades de alternativa. Según este tipo de determinismo no es posible que el mundo jamás pudiera haber sido otro del que es.
Si el segundo supuesto (determinismo) falla, acabamos en la teoría de los Mundos Múltiples, en la cual el mundo se está dividiendo de manera continua en ramas separadas e inaccesibles entre sí, cada una de las cuales contiene distintas ediciones de los mismos actores realizando distintos actos al mismo tiempo en distintos escenarios que, de algún modo, están localizados en el mismo sitio.
Es posible que halla otras formas de comprender el fallo del principio de las causas locales, pero el hecho de que tenga que fracasar significa que el mundo, de algún modo, es profundamente distinto de las ideas que tenemos sobre él. (Quizás, de hecho, estamos viviendo en una caverna a oscuras).
…la opción "no es posible ningún modelo" es la Interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica. En 1927, el grupo más notable de físicos de la historia decidió que podría suceder que ni siquiera fuese posible construir un modelo de realidad, es decir, explicar la forma como son las cosas "realmente entre bastidores". Pese a la marea de "conocimiento" que nos ha invadido en el transcurso de treinta años, el Grupo de Física Fundamental, como los físicos reunidos en Copenhague medio siglo antes que ellos, se vio obligado a reconocer que tal vez no fuese posible construir un modelo de la realidad. Este reconocimiento es más que la admisión de las limitaciones de ésta o aquella teoría. Es un reconocimiento que se está abriendo paso en Occidente de que el conocimiento en sí es limitado. Dicho de otro modo, es el reconocimiento de la diferencia entre conocimiento y sabiduría". (4)
Llegamos así a la conclusión de que el conocimiento de "la realidad" sigue siendo una incógnita, una pregunta que espera ser develada.
""El mundo que la ciencia presenta ante nuestras creencias", escribió Bertrand Russell en el cambio de siglo nos dice que: "Ese hombre es el producto de causas que no tienen previsión del fin para el que fueron puestas en marcha; su origen, su crecimiento, sus miedos y esperanzas, sus amores y creencias no son otra cosa sino el resultado de la manera accidental en que se colocan los átomos; ni el entusiasmo, ni el heroísmo, ni la intensidad del pensamiento o de los sentimientos pueden conservar la vida individual más allá de la tumba; todos los trabajos realizados durante las diferentes épocas, toda la devoción, toda la inspiración, todos los luminosos mediodías del genio humano, están destinados a la extinción en la vasta muerte del sistema solar, y todo el templo de los logros conseguidos por el hombre debe ser enterrado inevitablemente bajo los escombros de un universo en ruinas.
"En un mundo tan extraño e inhumano" -se preguntaba él,"¿cómo puede una criatura tan impotente como el hombre conservar sus aspiraciones intactas?".
En buena medida es imposible". (5)
Esta es una postura propia del cientificismo positivista de la modernidad occidental, pero no resuelve, ni siquiera se aproxima a atisbar una rendija que arroje algo de luz al problema del conocimiento de la realidad. En el libro "Mente de Zen, mente de principiante" de D. T. Suzuki, en la introducción su alumno Baker Roshi escribió: "La mente del principiante está vacía, libre de los hábitos del experto, dispuesta a aceptar, a dudar, y abierta a todas las posibilidades…"
Habiendo así arribado a esta encrucijada en cuanto a dilucidar la eterna incógnita de qué y cuál es la realidad, y cómo conocerla, es tiempo de dar cuenta de dos intentos, dos formas de aproximarnos a la realidad tal cual la conocemos y la concebimos: la hermeneútica y el cientificismo positivista.
Hermeneútica vs. Positivismo
Incursionaremos ahora en cada una de ambas concepciones, comenzando por la "prima donna" de la sociedad occidental, el cientificismo positivista, para posteriormente considerar a la Hermenéutica.
El cientificismo -que no la ciencia-, comienza a partir de una profunda transformación en la forma de concebir al mundo y a los hombres que comienza en el siglo XVI. Si el paradigma anterior creía en la existencia de un orden natural, divino, al cual el hombre al igual que la sociedad debía adaptarse, con la revolución científica renacentista y post-renacentista, se comienza a considerar al hombre como centro del universo, en tanto representa la máxima creación natural y poseedor de la llave que abre las claves del Universo: la razón.
Es así como a partir de ese momento se genera una dualidad disociadora, que conducirá a la sobreacentuación de uno de los "polos" del ser humano, con la consiguiente fragmentación tanto de la forma de percibirnos y concebirnos así como del pensamiento general y también del desarrollo de nuestras disciplinas académicas y la tan extendida actitud reduccionista en el campo de la ciencia. La división fundamental a la que hacemos referencia es a la que separaba (separa), dos dominios: la mente por un lado y la materia por el otro -"res cogitans" y "res extensa" de Descartes– subordinando la segunda a la primera. A partir de este momento se comienza a considerar al universo desde una perspectiva materialista, es decir, como una máquina, la que como tal funciona de acuerdo con las leyes mecánicas de causa-efecto. Todo en el mundo podría ser, a partir de ahora, explicado según la disposición y movimiento de sus partes componentes.
Como dijera el matemático francés Pierre Simon Laplace: "Un intelecto que en un momento dado conociese todas las fuerzas que actúan en la naturaleza, y la posición de todas las cosas de las que se compone el mundo -suponiendo que dicho intelecto fuese lo suficientemente vasto como para someter al análisis estos datos abrazaría en la misma fórmula los movimientos de los cuerpos más grandes del Universo y los de los más ligeros átomos; nada seria incierto para él, y el futuro, como el pasado, estaría presente ante sus ojos".(6) "Cuando Laplace presentó la primera edición de su obra ("Mécanique Céleste") a Napoleón -así cuenta la historia-, Napoleón observó: "Monsieur Laplace, me dicen que usted ha escrito este gran libro sobre el sistema del Universo, y nunca ha mencionado a su Creador". A esto Laplace respondió de modo terminante: "No tengo necesidad de tal hipótesis"." (7)
Desde el punto de vista epistemológico se establece una aproximación a la naturaleza, basada en el método analítico-deductivo de razonamiento, mediante el desmenuzamiento de los conceptos y problemas en una serie de fragmentos, los que serán reordenados de acuerdo a la lógica (a una cierta lógica). Por cierto que dicha aproximación es la que ha posibilitado el montaje y avance de todo el dispositivo tecnológico del que nos servimos al tiempo que somos sus víctimas.
El abordaje cientificista o positivista es un modo de conocer la realidad que se fundamenta en la confianza del método, de un método, el "científico", para llegar a la "verdad". Método se entiende acá como un procedimiento operacionalmente definido, comprendido y aplicado en forma similar por todos los que de él se sirven y que por ende permite obtener resultados coincidentes. Así se constituye en un abordaje objetivante, es decir, donde se cosifica la realidad, entendiéndola así como "algo" sobre lo cual el hombre puede dirigir su "razón" mediatizada a través de un método, o mejor dicho, de "el" método.
Este modelo positivista, cientificista, científico-natural o como se le guste denominar, es netamente abusivo, y ello por varias razones. A mi entender lo fundamental -y coincidiendo en esto plenamente con Gary Zukav-, es la falta de respeto, la total falta de respeto con que la criatura humana, enceguecida por la vanidad, dialoga (si a esta forma de conocer la realidad se la puede tratar de "diálogo"), con la Creación. "Nuestra conducta y nuestros valores se encuentran tan marcados por percepciones que carecen de respeto, que hemos llegado a no saber qué significa la palabra respeto". (8)
¿Qué es el respeto?. "El respeto se encuentra en un estado de compromiso con la Vida y en un contacto tan profundo con ella que va más allá de la superficie y penetra hasta su misma esencia.
Respeto significa contacto con la esencia de cada cosa, y de cada persona, y de cada planta, y de cada pájaro y de cada animal. Significa contacto con el interior de su condición de ser. Incluso aunque no se pueda llegar a sentir el interior, es suficiente saber que la forma, la superficie, es únicamente un estado exterior, y que, por debajo de ella, se encuentra presente el auténtico poder y la esencia de lo que es una persona, de lo que es una cosa. Es eso precisamente lo que se honra con el respeto.
El progreso se honra con el respeto. El desarrollo de la vida, el proceso de maduración, el proceso de crecimiento y de alcanzar la propia puesta a punto, es todo ello una clase de proceso al que debe uno aproximarse con respeto". (9)
"El respeto es una actitud de honrar la vida
Que una persona sea respetuosa depende esencialmente de que acepte el principio de sacralidad de la Vida, sin importar como defina ella lo sagrado.
Respeto es también sencillamente la experiencia de que toda la Vida, por sí misma, tiene un valor". (10)
A partir de esta fundamental limitación del abordaje científico-natural se derivan otras. Por un lado, este abordaje prejuzga sobre el carácter de lo que significa "conocer" y hasta de lo que significa la palabra "verdad". Por otro lado, desconoce que al interior de ella existen momentos de interpretación y de comprensión como ser la interpretación del significado de las fórmulas matemáticas.
Pero, por otra parte, es innegable el amplísimo espectro del desarrollo tecnológico del cual la humanidad ha sido, es y será testigo y que ha sido posibilitado por la ciencia. En 1875 el director del Patent Office norteamericano envió su dimisión al Secretario de Estado para el Comercio. ¿Por qué seguir? decía en sustancia; ya no queda nada que inventar. Menos de cien años después el hombre pone el pie en la Luna, piensa en la construcción de ciudades en el espacio sideral y en la colonización de otros mundos dentro y fuera del Sistema Solar.
En sí el problema no radica en la ciencia y en el método científico en sí, sino en la existencia de una ciencia sin conciencia, una ciencia sin respeto, una ciencia prejuiciosa de sus propios prejuicios al decir de Gadamer. El conocimiento científico debe reconocer que es un método y no el método.
"… encontramos a THOT, portador del corazón que concibe y de la voz que crea y ordena, inventor de las "palabras de dios". THOT, al que también se atribuye el origen del TAROT, llamado por tanto, en ocasiones, "el Libro de THOT" o "el Libro de Hermes", pues HERMES fue como llamaron los griegos a este dios singularisimo, voz que nos llegará, a través del legendario HERMES TRIMEGISTO, como representación máxima del "saber hermético", mostrando así, en el más remoto origen de los tiempos, ese hilo conductor que nos trae el valor de la palabra mágica desde la garganta de los dioses primigenios al conocimiento de los grandes iniciados de la edad moderna".(11)
"Por un lado, si bien el hombre nomina con originalidad, es decir, nombra por el carácter particular del suceso al que se refiere … lo hace aplicando la rememoración de un mecanismo ya sin efecto y un verbo carente de poder. Por otro lado, los nombres personales no provienen ya de un acto nominativo que dota de identidad. Son nombres dados por el hombre con ese mismo verbo destruido, nombres que se repiten, y no representan precisa y exactamente aquella particularidad, aquello que de único cada ser tiene… La distancia con respecto a Babel se va volviendo infranqueable y el hombre, carente de una identidad automáticamente adquirida y armónica con todo lo creado, deberá hacer por conseguirla. Esa será, a partir de ahora, la máxima aspiración de todo ser humano: adquirir la identidad conciliadora que la pérdida del nombrar original le quitó. "Hacerse un nombre" en la vida. Como dice THIEBAUT: "Pero al repetir un nombre (… ), el texto, la razón y el sentido del nombre se hacen ya no inmediatos. La identidad de quien tiene ese nombre no aparece ya en el relato de su nombrar, sino en el ejercicio que de su identidad pueden hacer su vida y sus actos. Y, como veremos, al carecer de texto originario hemos de realizar otra forma de textualidad: demostrar, como don Quijote, con nuestros actos que somos quienes decimos ser. El decir antiguo ha sido ya roto en fragmentos". (12)
"En el seno de un lenguaje esencial, en el que el verbo es en sí mismo creador, no puede darse otra cosa que una absoluta identidad entre el nombre y lo nombrado, pues la denominación alude a la misma esencia de aquello que nomina … Tras el episodio de BABEL, pierde el hombre el conocimiento del lenguaje esencial, que pasa de nuevo a ser monopolio de los dioses". (13) "No pierde el Universo sentido, sino que es el hombre quien pierde la clave del mismo, de su comprensión, quedando sumido en la ignorancia de lo que le rodea, en la ignorancia de su propio destino" (14) (el subrayado es mío). Y la Hermenéutica, es -en su sentido más pleno- la recuperación de la clave que permita al hombre volver a la Sabiduría.
En lo referente a la Hermenéutica, si consideramos a Hans-Georg Gadamer vemos que no discrimina el hecho de que hay varias ciencias sino que las trata como a una, como ciencia natural sustentada e instrumentalizada a través de una determinada metodología. Es menester además, dejar claramente explicitado que Gadamer no crítica a la metodología científica in toto, sino a las extrapolaciones que la misma realiza hacia campos cognoscitivos que escapan del alcance de sus instrumentos y de sus parámetros de legitimización del "conocimiento". Como él mismo expresa: "Esto no excluye en ningún sentido que los métodos de la moderna ciencia natural tengan también aplicación para el mundo social. Tal vez nuestra época esté determinada, más que por el inmenso progreso de la moderna ciencia natural, por la racionalización creciente de la sociedad y por la técnica científica de su dirección. El espíritu metodológico de la ciencia se impone en todo… Lo que tenemos ante nosotros no es una diferencia de métodos sino una diferencia de objetivos de conocimiento.
La cuestión que nosotros planteamos intenta descubrir y hacer consciente algo que la mencionada disputa metodológica acabó ocultando y desconociendo, algo que no supone tanto limitación o restricción de la ciencia moderna cuanto un aspecto que le precede y que en parte la hace posible". (15)
En cuanto a esto concordamos plenamente con éste filósofo en cuanto que -y siguiendo el pensamiento existencialista heideggeriano-, "la comprensión es un modo de ser del hombre, ES el mundo, pero además, el mundo es un otro que se nos presenta como interpelación y como obstáculo".(16) Como recién mencionamos, la comprensión en tanto modo de ser del hombre en la historia requiere el tener muy presente el hecho de que la historia es algo que nos precedió y de lo cual no podemos escapar (historia efectual), y que por ende, nuestros constructos o cosmovisiones de la realidad están condicionados -más no determinados-, por la fuerza operativa de la tradición, la que nos "otorga" una serie de prejuicios con los cuales "enfrentarnos" al mundo. Es así que de la misma manera en que no podemos poner entre paréntesis a la historia tampoco podemos poner entre paréntesis a los prejuicios. ""Prejuicio" no significa pues en modo alguno juicio falso, sino que está en su concepto el que pueda ser valorado positivamente o negativamente". (17)
"¿Estar inmerso en tradiciones significa real y primariamente estar sometido a prejuicios y limitado en la propia libertad? ¿No es cierto más bien que toda existencia humana, aún la más libre, está limitada y condicionada de muchas maneras?"(18) "…el comprender debe pensarse menos como una acción de la subjetividad que como un desplazarse uno mismo hacia un acontecer de la tradición, en el que el pasado y el presente se hallan en continua mediaci6n". (19)
Pues "…sólo en la Ilustración adquiere el concepto del prejuicio el matiz negativo que ahora tiene. En sí mismo "prejuicio" quiere decir un juicio que se forma antes de la convalidación definitiva de todos los momentos que son objetivamente determinantes". (20) En este sentido el prejuicio opera a título de una anticipación de sentido históricamente "determinada", ergo, si consideramos así al prejuicio como "anticipación de la perfección" (Heidegger), nos damos cuenta que: "Una comprensión llevada a cabo desde una conciencia metódica intentará siempre no llevar a término directamente sus anticipaciones sino más bien hacerlas conscientes para poder controlarlas y ganar así una comprensión correcta desde las cosas mismas". (21)
"El que quiere comprender un texto tiene que estar en principio dispuesto a dejarse decir algo por él … Pero esta receptividad no presupone ni "neutralidad" frente a las cosas ni tampoco autocancelación, sino que incluye una matizada incorporación de las propias opiniones previas y prejuicios. Lo que importa es hacerse cargo de las propias anticipaciones con el fin de que el texto mismo pueda presentarse en su alteridad y obtenga así la posibilidad de confrontar su verdad objetiva con las propias opiniones previas". (22) Y ese "texto" puede ser tanto "La Biblia"; como "Verdad y método" de Gadamer; como una película de James Bond; como la Galaxia Mesier 81 de la constelación de la Osa Mayor; como el discurso de un esquizofrénico; como las costumbres de apareamiento del oso polar; como …
De acuerdo a Gadamer podemos hablar -como hemos ya manifestado- del mundo y de nosotros de múltiples maneras, el problema es que lo que se dice queda en una manera predecible, pero no en una definida relación con lo dicho, es decir, el núcleo de su planteo con respecto a la Hermenéutica como modo de conocer la realidad, implica que tener lenguaje es tener la comprensión de nosotros como seres finitos en la realidad infinita, que es la alteridad (yo me pregunto aquí, como Gadamer puede hablar de algo in-finito desde su peculiar finitud humana, en una palabra, como lo finito puede dar cuenta de la no finitud de algo, pero este es ya otro cantar). Para él el mundo es el todo que se contruye con palabras y que está dado por ellas, y es en el lenguaje que el yo y el mundo aparecen en su unidad ordinaria.
En este sentido, es la lingüisticidad de nuestra experiencia humana en el mundo la que nos permite comprender y/o interpretar la alteridad en tanto que otroidad.
Pero debemos ser conscientes que en tanto que el lenguaje es una construcción simbólica con distintos niveles de abstracción, producida por el sujeto humano, y en tanto que producida, objetivada, difícilmente este instrumento nos pueda brindar la clave última del conocimiento que condujo a Sócrates a decir: "Sólo sé que no sé nada".
Dice Benjamín Lee Whorf: "Disecamos la naturaleza de acuerdo con las líneas trazadas por nuestra lengua materna". (23)
"Para un barrio, la realidad, o el mundo que todos conocemos, no es más que una descripción.
Con el fin de validar dicha premisa, don Juan no ahorró esfuerzo alguno en conducirme hasta la plena convicción de que mi imagen mental del mundo en que vivimos no es más que una mera descripción de dicho mundo, machacada en mi cerebro desde el momento de mi nacimiento.
Hizo hincapié en el hecho de que todo aquel que entra en contacto con un niño es un maestro que le describe incesantemente el mundo, hasta el momento en que el niño llega a ser capaz de percibirlo tal como se le ha descrito. Según don Juan, no recordamos ese portentoso momento, simplemente debido a que carecíamos de todo punto de referencia que nos permitiera compararlo con algo…
Por consiguiente, para don Juan la realidad cotidiana de la vida consiste en un flujo interminable de interpretaciones perceptuales que los individuos que compartimos una asociación específica hemos aprendido a realizar en común" (24) (el subrayado es mío). ¡Y eso que don Juan no leyó "Verdad y método" de Gadamer!.
"Como han señalado Korzybski y los semánticos, nuestras palabras, símbolos, signos, pensamientos e ideas son meros mapas de la realidad, no la realidad misma, porque "el mapa no es el territorio"."(25)
Por su parte, Heidegger establece una estructura de orden circular para la comprensión hermenéutica, a la que denomina "círculo hermenéutico". Partiendo de una comprensión previa o pre-comprensión o, por que no, prejuicio que nos orienta en el estudio de algo, es que se hace posible la comprensión de aquello que se estudia. Es decir, en el proceso de comprender, no se parte de nada, sino que se apoya en aquello que ya se ha comprendido o admitido como válido y/o cierto. Dice este autor: "El círculo no debe ser degradado a círculo vicioso, ni siquiera a uno permisible. En él yace una posibilidad positiva del conocimiento más originario, que por supuesto sólo se comprende realmente cuando la interpretación ha comprendido que su tarea primera, última y constante consiste en no dejarse imponer nunca por ocurrencias propias o por conceptos populares ni la posición, ni la previsión ni la anticipación, sino en asegurar la elaboración del tema científico desde la cosa misma". (26)
De esta manera, entendemos la Hermenéutica como una actividad de reflexión en el sentido etimológico del término, es decir, una actividad interpretativa que permita la captación plena del sentido de los fenómenos.
La Hermenéutica en tanto conocimiento reflexivo de la realidad opera a título de instrumento que nos permita recuperar la clave perdida de la sabiduría universal, la llave del "Liber Mundi" de los alquimistas medievales, y que en tanto reflexivo, ya nos está indicando cuál es la operación que debemos llevar a cabo para lograr lo que ya hemos logrado, pero que por ignorancia no sabemos que ya lo hemos logrado antes de lograrlo. Resumen de esta perogrullada es: "Sólo sé que no sé nada". "TAT TUAM ASI".
- GRINBERG-ZYLBERBAUM, Jacobo: "La estructura del espacio"; págs. 48-52 – Revista "Espacio y Tiempo" – Febrero 1993.
- HERNANDEZ, Abelardo: "Ciencia y Conciencia"; pág. 87 – Biblioteca Básica de Espacio y Tiempo – 1992.
- ZUKAV, Gary: "La danza de los maestros del Wu Li"; pág. 285 – Plaza & Janés Editores S.A. – 1991
- Ibid.: págs. 299-300.
- ZOHAR, Danah: "La conciencia cuántica"; pág. 19 – Plaza & Janés Editores S.A. – 1990
- CAPRA, Fritjof: "El Tao de la física"; pág. 69 – Luis Cármaco, Ed. – 1992.
- Ibid.; pág. 70.
- ZUKAV, Gary: "El lugar del alma"; pág. 45 – Plaza y Janés Editores S.A. – 1990.
- Ibid.; pág. 46.
- Ibid.; pág. 47.
y Tiempo – 1991.
- NAVARRETE, Javier: "El poder de la palabra"; pág. 17 – Biblioteca Básica Espacio
- Ibid.; pág. 38.
- Ibid.; pág. 29.
- Ibid.; pág. 30.
- GADAMER, Hans-Georg: Op. Cit.; pág. 11.
- Ibid.; pág. 337.
- Ibid.; pág. 343.
- Ibid.; pág. 360.
- Ibid.; pág. 337.
- Ibid.; pág. 336.
- Ibid.; pág. 335-336.
- Ibid.
1982.
- WALSH, R. Y VAUGHAN, F. Comp.: "Más allá del Ego"; pág. 61 – Ed. Kairós S.A. –
- WILBER, Ken: "El proyecto Atman"; pág. 49 – Ed. Kairós/Troquel S.A. – 1990.
- WILBER, Ken. "La conciencia sin fronteras"; pág. 46 – Ed. Kairós S.A. – 1989.
- GADAMER, Hans-Georg: Op. Cit.; pág. 332.
Lic. Germán H. PASTORINI