La estructura institucional y la metodología establecidas por el Tratado de Asunción de 1991 y sus Protocolos se corresponden con un contexto político-ideológico que impulsaba un modelo de integración compatible con las políticas orientadas por los principios del Consenso de Washington.
Los hechos han demostrado que ese modelo, tanto a nivel nacional como del Mercosur, sólo ha sido funcional a los intereses de las grandes corporaciones, dejando a la gran mayoría de la población ausente de los beneficios de este esquema de intercambio comercial ampliado.
La crisis social, económica y política que, aunque no simultáneamente, afectó a la región planteó crudamente la necesidad de repensar estrategias innovadoras para hacer frente a una realidad que era dolorosa y que no daba lugar a paliativos momentáneos exigiendo la presencia de un Estado activo que formulara y ejecutara una política social innovadora, de más largo plazo, de verdadero desarrollo humano integral.
En este sentido, el Mercosur, creado sobre las mismas premisas de aquel Estado "prisionero del mercado" que eclosionó a fines de los 90 y principios del 2000, necesita ser repensado a la luz de las necesidades de nuestros pueblos.
En consonancia de gobiernos comprometidos con el desarrollo humano y social, se dotó a la región del marco apropiado para reconvertir un proceso asentado únicamente en perspectivas económicas-comerciales, ofreciendo una oportunidad histórica para reformularlo, sustentado en un compromiso social real y en acciones concretas.
Esto hace posible otorgarle un verdadero sentido de la integración: la complementación de acciones para elevar la calidad de vida de nuestros pueblos.
La complejidad del mundo actual -que se ve sobre todo en las zonas de frontera– se debe a que, más allá de los límites internacionales que demarcan soberanías, las problemáticas sociales no se detienen ante estas divisiones, sino que las atraviesan, tornando imperiosa la articulación de acciones entre los Estados.
Y es aquí donde junto con la dimensión económica, la dimensión social adquiere hoy centralidad en el proceso de integración como acción para la promoción de la persona y su realización individual en una sociedad inclusiva. De esta forma, está llamada a ser un eje articulador del proceso de integración a fin de constituir un espacio donde la persona, la familia, la comunidad -y no el mercado- sean los principales actores.
Tendremos entre otras importantes tareas la de generar un Plan Estratégico de Desarrollo Social coordinando las iniciativas que las reuniones y grupos de trabajo realizan en temas tan diversos como salud, juventud, mujer, medio ambiente, trabajo, entre otros.
También seguiremos trabajando en la instalación del Instituto Social del Mercosur. Iniciativa conjunta entre las autoridades sociales y la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, a partir de la necesidad de contar con una herramienta que potencie el trabajo, sistematice y actualice indicadores sociales regionales y colabore técnicamente en el diseño de políticas sociales regionales.
Asimismo, nos hallamos en camino de generar la primera política pública pluriestatal de economía social en zonas de frontera, espacios especialmente propicios para potenciar los procesos de integración y en los que se entrecruzan múltiples problemáticas sociales.
De esta forma, a la agenda de trabajo de construcción de indicadores comunes, de definición de ejes de trabajo, de cooperación horizontal, se le imprime un salto cualitativo.
Todos estos pasos se dirigen a cumplir lo que nuestros presidentes vienen enfatizando en sus discursos: el desarrollo de un Mercosur integral, en el que se tengan en cuenta, y al mismo nivel, los aspectos comerciales, económicos, productivos, sociales y culturales; la necesidad de un Mercosur al servicio de los pueblos, la única forma de dotar a los procesos de integración de la legitimidad que precisan como condición necesaria para garantizar su éxito. Y, finalmente, un Mercosur que sea capaz de generar una verdadera ciudadanía.
La creación de una pertenencia que se asemeje a la que sentimos por nuestra patria sólo es posible desde un Mercosur que sea capaz de construir ciudadanía.
Los espacios institucionales de debate de lo social en el Mercosur
Dentro de la estructura institucional del MERCOSUR existen tres órganos donde se debaten los temas de desarrollo social regional: a) el Foro Consultivo Económico y Social (FCES); b) el Foro de Consulta y Concertación Política (FCCP); y c) el Grupo Mercado Común (GMC) a través de sus diversos SubGrupos de Trabajo.
El FCES comienza a funcionar en 1996 y se constituye en el órgano de representación de los sectores económicos y sociales de los Estados parte, siendo su cometido principal pronunciarse a través de recomendaciones a consultas propias o que realice el GMC y otros órganos del MERCOSUR. Este órgano se compone de Secciones Nacionales, de nueve miembros titulares cada una, que poseen autonomía organizativa. Está integrado por representantes patronales, sindicales y un vago tercer sector donde los que tienen más peso son las cooperativas.
El FCES ha sido criticado desde diferentes sectores por constituir un espacio cerrado siendo que la sociedad civil es mucho más amplia que los sectores que principalmente la componen; asimismo este órgano ha sido escasamente consultado por el GMC y otros órganos decisorios en estos 15 a?os; y, además, cuando lo ha sido o ha dado su opinión ante temas comunitarios esta no ha sido tenido en cuenta.
Las actividades del FCCP recién empiezan a desarrollarse institucionalmente en el 2003, constituyéndose como un órgano auxiliar del CMC, y siendo integrado por Altos Funcionarios de las Cancillerías de los Estados miembros y los asociados. Es un órgano para consensuar posiciones políticas, incluso de política internacional, por parte del MERCOSUR.
Desde su creación el FCCP ha ayudado a definir posiciones políticas conjuntas, algunas de las cuales han tenido contenidos sociales. No obstante, el desarrollo de la dimensión social no ha constituido el centro de las preocupaciones de este órgano, ni se ha visto reflejado como producto central en sus trabajos y resoluciones.
Por último, el Grupo Mercado Común (GMC) a través de sus diversos SubGrupos de Trabajo, de los cuales algunos tienen una relevancia social importante como las Reuniones Especializadas de Derechos Humanos, de la mujer, de agricultura familiar, de cooperativas, medio ambiental, relaciones laborales, empleo y previsión social, entre otros.
En estos subgrupos, compuestos por funcionarios públicos de las diferentes áreas, es donde se han dado más avances respecto a la armonización de políticas sociales, consiguiendo adelantar en temas muy concretos como la convalidación de títulos universitarios, la formación profesional, la correspondencia entre los derechos de jubilación y la posibilidad de reconocimiento de aportes jubilatorios para recibir una pensión en el país de residencia, la obtención de residencia permanente en otro país, etc. No obstante existen avances puntuales, no han habido resultados significativos que logren reposicionar de manera más central a los temas sociales en la agenda del proceso de integración.
La integración social desde las organizaciones sociales
Quizás el actor social más relevante en la construcción del MERCOSURinstitucional haya sido la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS), que agrupa a las más importantes centrales de esta parte del continente. Como veíamos anteriormente, la CCSCS ha participado activamente desde los inicios del MERCOSUR y ha logrado avanzar en una agenda socio laboral y en la constitución de espacios de participación al interior del proceso institucional de integración.
Pero no ha sido el único actor que ha trabajado tanto hacia dentro de la institucionalidad mercosuariana como hacia fuera. Existen grupos de campesinos, de mujeres, de ambientalistas, de ONGs, de cooperativistas, de DDHH, entre otros, que han tenido un destacable accionar logrando articular a diferentes organizaciones en sus áreas, compartiendo experiencias, realizando intercambios, construyendo visiones de conjunto, proponiendo alternativas y recreando discursos y simbologías.
Además de las actividades al interior de sus redes o intraredes, se han realizado actividades regionales, como las Cumbres Paralelas que acompa?an tanto a la Cumbre de Presidentes del MERCOSUR como otras Cumbres similares (Américas, OEA, etc.) , donde se desarrolla una amplia participación de organizaciones buscando poner los contrapuntos necesarios a las integraciones oficiales y haciendo escuchar su voz en estos foros estatales de diversas formas. Estas Cumbres paralelas han ido facilitando el contacto a organizaciones y redes, han ido tejiendo confianzas entre organizaciones y han ofrecido otras voces para hacer entender que existen diversos tipos de integraciones y que no todas favorecen a los pueblos y sus ciudadanos/as.
También han existido campa?as regionales que han sumado a numerosas redes y organizaciones, como la Campa?a Continental contra el ALCA, contra la Deuda Externa, contra la Pobreza y la desigualdad, contra los Fundamentalismos, etc. Estas campa?as plantean una integración diferente y van construyendo una agenda común regional que acaba teniendo incidencia en los posicionamientos de los Estados. Un ejemplo claro de ello, fue el impacto que tuvo la Campa?a contra el ALCA en la decisión de los gobiernos de aplazar indefinidamente su puesta en marcha.
A nivel regional existen diversas iniciativas que buscan poner en contacto a los actores sociales para comenzar a construir una ciudadanía conosure?a. Uno de los más relevantes es el Programa MERCOSUR Social y Solidario (PMSS) que integra a 18 ONGs y más de 300 organizaciones sociales de los cuatro países más Chile. Este programa pretende lograr la incorporación de la dimensión social en el proceso de integración regional y, mejorar el ejercicio de la ciudadanía de los países de la región, privilegiando a los sectores y lugares en los que existe mayor necesidad de potenciar la participación ciudadana.
Otro espacio que plantea dar un impulso mayor a la participación ciudadana en los espacios institucionales de construcción del MERCOSUR es la iniciativa " Somos MERCOSUR" que " tiene el objetivo principal de implicar a la ciudadanía en el proceso de integración regional … Somos MERCOSUR se implementa a través de la articulación del Grupo Promotor del Somos MERCOSUR integrado por expresiones de fomento a la intervención ciudadana, tales como la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR, el Foro Consultivo Económico y Social (FCES), la Asociación Latinoamericana de Peque?as y Medianas Empresas (ALAMPYME), la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS), la Coordinadora de Productores Familiares del MERCOSUR (COPROFAM), y la Red Mercociudades, además de otras experiencias nacionales".Dicha idea surgió como iniciativa institucional de los Estados pero se plantea constituirse en un " embrión posible de un movimiento de agentes públicos y privados unidos por la idea de que el MERCOSUR no es el problema, sino la oportunidad, decididos a actuar de manera conjunta y coordinada para construir un MERCOSUR con los ciudadanos y para los ciudadanos".
Dicha propuesta deja ver las limitaciones del FCES para representar a los diferentes sectores ciudadanos y pretende constituirse en una " respuesta a la demanda de mayor participación en el proceso de integración regional expresada por organizaciones sociales y gobiernos locales".
La Dimensión Social del MERCOSUR
Las MERCOCIUDADES como agentes de integración social .
El 7 de marzo de 1995 en Asunción, Paraguay, se realizó el Seminario " MERCOSUR:
Opciones y Desafíos a las Ciudades". El resultado de esta reunión fue expresado en la
Declaración de Asunción, firmada por los Intendentes de Asunción y Montevideo y por representantes de Brasilia, Río de Janeiro, Buenos Aires y Santiago de Chile.
En la Declaración, se enfatizó la necesidad de crear una Red de Ciudades de los países que componen el Mercado Común del Sur, MERCOSUR, para dar a las autoridades municipales, elegidas democráticamente, la posibilidad de participar de las decisiones para la integración regional en temas de sus competencias.
De esta manera era fundada la red de Mercociudades, siendo uno de sus objetivos primarios hacer efectiva la participación de los municipios en el seno del MERCOSUR e impulsar, al mismo tiempo, el intercambio y la cooperación entre las ciudades de la región.
El Acta Fundacional establecía que Mercociudades estaría integrada por «ciudades capitales, metropolitanas o que por su ubicación, interés integracionista o perfil internacional pueden contribuir a la red», siendo requisito básico para la participación,
que sus autoridades de gobierno hubieran sido elegidas democráticamente.
Desde entonces, la Red ha venido ampliándose e incorporando nuevos miembros, y a poco más de una década de su nacimiento, hoy cuenta con la participación 161 ciudades asociadas de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia, donde viven más de 75 millones de personas.
De esta manera, Mercociudades constituye la principal red de municipios del MERCOSUR y un referente destacado en el proceso de integración regional ya que al objetivo inicial se suman la vocación de la red por la promoción de un ámbito institucional para las ciudades en el seno del proceso, desarrollando el intercambio y la cooperación horizontal entre las municipalidades de la región.
Las Mercociudades por la integración social
A partir de la creación de las Unidades Temáticas, instancias de trabajo técnico entre las que se destacan las de Desarrollo Social, Cultura, Desarrollo Local, y Juventud, la Red de Mercociudades fue ocupando un espacio importante en la profundización de lo que constituye la dimensión social del proceso de integración.
Este último representa uno de los objetivos primarios de la creación de la red y el espíritu central de su misión; entendiendo que esta dimensión social comprende al conjunto de aspectos, temáticas, problemáticas, necesidades y respuestas que debe proveer a sus ciudadanos el estado en general y los gobierno locales en particular.
En este sentido, mediante la labor cotidiana de cada una de las unidades temáticas, a partir de intercambio de experiencias, el debate, la discusión y la puesta en común de los diferentes abordajes que los Estados locales realizan de problemáticas comunes, se pone de manifiesto la importante tarea que se desarrolló a fin de reforzar la participación de las ciudades y, por consiguiente, de los ciudadanos dentro de la integración común.
En un mundo donde la integración regional juega un papel fundamental a la hora de limitar el avance de los criterios globalizadores y de mercado más regresivos y excluyentes, la red de Mercociudades tiene también entre sus pilares favorecer, apoyar y construir positivamente, una integración con contenido humano y social que contribuya al equilibrio de las sociedades de la región. Desde los gobiernos locales, desde lasdiferentes ciudades que la conforman, la red pretende contribuir a este proceso de integración regional.
Constituye ésta una de sus misiones centrales, ya que particularmente la red se encuentra presente, actúa y se desenvuelve en uno de los rincones del planeta más injustos desde el punto de vista social: de mayor regresión en la distribución del ingreso, que impacta acentuando las diferencias y profundizando la inequidad intergeneracional, a la vez que reproduce la pobreza. Esta situación fue definida por Bernardo Klisksberg en la Xª Cumbre de Mercociudades como " pobreza paradojal" ya que es pobreza en medio de la riqueza potencial.
En este sentido, la desigualdad social en términos de distribución del ingreso ha sido y es un rasgo característico de América Latina, en promedio, en los países de la región los individuos más ricos reciben la mayor proporción del ingreso. De esta forma el 40% del total nacional lo recibe el 10% más rico, al tiempo que el 30% más pobre sólo alcanza el 7,5 % del ingreso total.
Por ello la red adopta una clara posición conceptual en el sentido de entender el proceso de integración como una herramienta, un espacio y una oportunidad de construir mucho más que un ámbito de libre circulación de bienes con coordinación arancelaria y aduanera, por el contrario, pretende cimentar una comunidad de pueblos, países y ciudades comprometidas y activas en pos de desterrar desigualdades.
¿El Tratado de Asunción considera aspectos sociales y laborales?
En general, debido al origen de los acuerdos de integración regional o según sus objetivos inmediatos, los aspectos sociales y laborales no son jerarquizados desde el inicio.
Sin embargo, como la integración impacta de forma ineludible sobre ambos aspectos, tarde o temprano se enfrenta la necesidad de prever, analizar y si es posible resolver los problemas que en este sentido se van presentando.
El Tratado de Asunción apenas refiere en su texto de forma muy genérica a los aspectos sociales. Es así que en su preámbulo plantea como objetivo "acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social", "a fin de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes".
A pesar de este vacío relativo, debe considerarse al Tratado de Asunción como un primer paso, un tratado marco que es y será complementado y profundizado en diversos aspectos.
De hecho al inicio del proceso, no se consideró la creación de un ámbito específico para el tratamiento de los temas sociales y laborales. Fue bajo el influjo de las Administraciones del Trabajo y de los sectores sindicales de los cuatro países, que se constituye el Sub Grupo Nro. 11 dedicado a las Relaciones Laborales, Empleo y Seguridad Social. Se asumía así el tratamiento de "las ineludibles cuestiones laborales y sociales que traerá consigo la puesta en marcha del ".
¿Qué situación está planteada frente a las migraciones de trabajadores dentro del MERCOSUR?
El Tratado de Asunción establece como objetivo la libre circulación de los factores productivos y entre ellos naturalmente se incluye la mano de obra. La construcción de un Mercado Común implica de hecho garantizar la libre circulación de personas en el espacio integrado. Para evitar que esta libertad provoque desequilibrios o efectos negativos, es indispensable regular la Admisión de los trabajadores de los otros países, desde la supresión de trámites migratorios, la unificación de la documentación de identidad, facilidades para establecerse con la familia, con sus bienes etc., todo ello bajo el principio de igualdad de trato que se constituye en el requisito esencial de la libre circulación. En cualquier caso, lo que debe evitarse es que este aspecto presente en toda construcción de una comunidad ampliada, positivo en tanto le permite al ciudadano de cada país convertirse en ciudadano de la región que se trate, con todos sus derechos y obligaciones, sea utilizado para aprovechar ventajas desleales desplazando de un país a otro trabajadores que, en busca de empleo sean peor pagados que los nacionales, o se les desconozcan los beneficios establecidos en el país de residencia.
Esta realidad ya existe hoy, tiene origen en décadas atrás y no es a raíz de la libre circulación ni del MERCOSUR como tal.
Se trata pues que mientras se reglamenta esta libertad, en cada país debe garantizarse el cumplimiento de la normativa laboral, entendiendo en ella las condiciones de trabajo (salarios, jornada, descansos), seguridad e higiene, normas protectoras con importantes aplicaciones en áreas de empleo, seguridad social y bienestar de los trabajadores. La competencia entre las empresas, sectores e incluso entre los países debe basarse en la calidad de los bienes afectados, la tecnificación de la producción, la mejora de los procedimientos de comercialización y no a expensas de los trabajadores reduciendo los beneficios adquiridos, o con la aplicación de prácticas de "dumping" como las ya aludidas. El tratamiento de estos temas es motivo de diversos análisis y negociaciones entre los países, en particular a nivel del Sub-Grupo de Trabajo Nro. 11 del Grupo Mercado Común.
Conclusión
El MERCOSUR es una alternativa valida para nuestro país, para logar a objetivos superiores en los campos de integración regional económica, cultural y sociopolítica. Ya que la tendencia mundial es la de unir a los países en bloques regionales fuertes para llegar a metas que representen mejores niveles de calidad de vida de los ciudadanos de estos países.
Como ideal de integración de países del MERCOSUR hay muchas distancias que se tienen que superar, porque de lo contrario nos veremos en la expectativa de meras retóricas. Porque la integración no es real ni efectiva a la hora de la verdad, ya sea en los pasos fronterizos, en el respeto de los tratados internacionales y en la asimetría económica de sus integrantes.
Autor:
Claudia Eliane Camé Fernández
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