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Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones

Enviado por César Vieira


Partes: 1, 2, 3, 4
Monografía destacada
  1. Prólogo
  2. Introducción
  3. La ética como modo de vida
  4. ¿Por qué surgen los códigos de ética?
  5. La importancia del código de ética
  6. Principales características del código de ética
  7. La estructura del código de ética
  8. Pasos para la elaboración del código de ética
  9. El comité de ética
  10. Conclusiones y recomendaciones
  11. Bibliografía
  12. Agradecimiento

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Prólogo

La coyuntura que vivimos en el Perú se caracteriza por una débil institucionalidad que se manifiesta en una gran corrupción y carencia de valores en nuestra sociedad. Este es uno de los principales obstáculos que nos ha impedido alcanzar el ansiado desarrollo, no obstante el crecimiento económico de los años.

Nuestras principales autoridades se esfuerzan por perfeccionar y mejorar leyes que la mayoría de la población se ingenia para no cumplir, como consecuencia de la falta de valores y la ausencia de ética en una gran cantidad de sus decisiones. La debilidad ética de los principales agentes económicos es un reflejo de nuestra débil institucionalidad.

Es muy necesario que el Perú se incorpore a organismos internacionales, entre ellos la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que congrega a 34 países que son considerados como los más desarrollados. Sin embargo, para superar el proceso de evaluación para la aceptación de nuestro país, es necesario que alcancemos un conjunto de estándares y prácticas que mejoren la calidad de las políticas públicas y acorten el camino hacia el desarrollo económico, social e institucional, el buen gobierno y el fortalecimiento de la democracia.

Uno de los requisitos para ser miembros plenos de la OCDE está relacionado directamente con fortalecer la institucionalidad para mejorar la credibilidad y generar mayor confianza y un cambio de conducta de los agentes económicos en nuestro país.

Al respecto, la OCDE recomienda "la incorporación de la dimensión ética en el marco de la gestión directiva que asegure que la práctica directiva sea consistente con los valores y principios del servicio público… y la articulación de los principios de la dirección pública con los estándares de la conducta ética."

Precisamente, la ética es un tema relacionado directamente con la institucionalidad y uno de los principales factores a trabajar para poder acceder a ser integrante de la OCDE.

El libro Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones. Pasos para su elaboración y utilización contribuye positivamente con este propósito.

En este trabajo, el economista César Vieira Cervera, rescata el código de ética como un medio para gestionar la cultura organizacional y generar un cambio en las instituciones, sean públicas o privadas, así como para fortalecer el capital social y la institucionalidad de nuestro país.

El código de ética es un conjunto de principios éticos y normas de conducta que contribuye a la formación de buenos hábitos de comportamiento en las organizaciones y genera creencias positivas al interior. No obstante, tener un código de ética no es suficiente para la empresa o entidad, hay que vivirlo constantemente.

Basado en su experiencia como docente de ética en la función pública en la SUNAT y de Ética en los Negocios y Responsabilidad Social Empresarial en el Instituto de Comercio Exterior de ADEX, destaca la necesidad de elaborar y utilizar apropiadamente los códigos de ética, de modo que los integrantes de las organizaciones apliquen los principios éticos y los valores institucionales en el desempeño de sus labores diarias.

Otro aporte de César Vieira es que recomienda cuáles deben ser las características de un código de ética y sugiere una estructura para promover su lectura, interiorización y aplicación entre los integrantes de la organización. Asimismo, propone que su elaboración debe ser un proceso muy participativo, dado que ello impactaría positivamente en la cultura organizacional.

Se puede apreciar el esfuerzo de Vieira por generar una visión más amplia y útil de la ética en general y de los códigos de ética en particular. La relación que establece con conceptos como la cultura organizacional, la generación de valor, el aprendizaje colectivo y la revaloración del servidor público como medio para prevenir toda actuación que vaya contra la ética, es una evidencia de la puesta en práctica de los conocimientos enriquecidos durante su participación en el Máster de Factor Humano dictado en la Escuela de Postgrado de la UPC y la EOI de España.

Es muy singular el enfoque práctico que proporciona, a partir de ejemplos concretos y recomendaciones para su aplicación al final de cada capítulo. Esta parte es complementada con un glosario de términos y una relación de frases célebres para facilitar la lectura y la difusión del código de ética, luego de su elaboración. También recomienda la conformación de un comité de ética como una entidad complementaria e indispensable para garantizar el cumplimiento del código de ética y ejercer un liderazgo ético en la organización.

Este libro será de suma utilidad para aquellas empresas que deseen elaborar o mejorar sus actuales códigos de ética, para los estudiantes de educación superior como documento de consulta en cursos relacionados con la ética en los negocios y la responsabilidad social empresarial, y para todo aquél que desee tener una visión práctica y alternativa de la ética.

Indudablemente, este es un aporte que contribuirá a mejorar la institucionalidad de nuestro país.

Ricardo Alania Vera

Introducción

La ética se ha convertido en un tema de estudio apasionante por sus implicancias en los ámbitos público y privado.

La crisis económica originada por la "burbuja" hipotecaria en Estados Unidos en el 2007 y la crisis financiera griega en el 2010, en la que se pudo comprobar que el gobierno ocultó el verdadero valor de su deuda pública, han relevado la importancia de la ética en los negocios y en la gestión pública.

En nuestro país, los recientes casos de corrupción y los comportamientos éticos inadecuados, que involucran a representantes de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como el elevado nivel de tolerancia a la corrupción por parte de nuestra sociedad, han hecho que la ética pública y en los negocios sean temas de permanente referencia. Sin embargo, muchas veces estas menciones se realizan sin un mayor conocimiento sobre el significado de ambos términos.

Estos acontecimientos destacan la importancia de los códigos de ética como herramientas para orientar correctamente las conductas de los integrantes de las organizaciones privadas e instituciones públicas.

No obstante, paradójicamente, no se hace un uso apropiado de este conjunto de normas de conducta y esta es la percepción que tiene la ciudadanía. Según la Séptima Encuesta sobre la Percepción de la Corrupción en el 2012 de Proética, más del 70% de los entrevistados considera que solo algunas empresas fomentan las buenas prácticas empresariales y se rigen por códigos de ética.

Como docente de ética en la función pública en la SUNAT a partir del año 2009 y de Ética en los Negocios y Responsabilidad Social Empresarial en el Instituto de Comercio Exterior de ADEX desde el 2010, en muchos casos, pude comprobar que los códigos de ética se elaboraban solo por

cumplir, no eran difundidos apropiadamente y que las instituciones enfrentaban problemas para su elaboración.

Asimismo analice diversos códigos de ética, tanto de instituciones públicas como privadas, y me di con la sorpresa que variaban considerablemente entre sí, no tenían una estructura uniforme y su redacción era compleja. También noté que tenían un sesgo autoritario y sancionatorio, antes que estar orientados a generar una reflexión y motivación entre los miembros de la organización. Al parecer su objetivo principal era corregir los comportamientos incorrectos luego de cometida una infracción y no prevenir su ocurrencia a partir de una toma de conciencia del involucrado.

Durante la realización de los talleres de ética de la función pública pude verificar que algunas instituciones públicas utilizan el código de ética de la función pública y un código de ética institucional, que ha sido elaborado a semejanza del primero. Del mismo modo, al desarrollar casos prácticos en los talleres, me percaté que los servidores públicos tenían poca familiaridad con los principios éticos y normas de conducta allí establecidos.

Por otro lado, en el Taller de Ética en los Negocios y Responsabilidad Social Empresarial en el Instituto de Comercio Exterior de ADEX, los alumnos evidenciaban muchas dificultades para elaborar el código de ética de su empresa, lo cual era un requisito indispensable para la aprobación de su proyecto de empresa y la culminación de su carrera.

En el 90% de los casos mostraron una tendencia a elaborar un código muy parecido a un manual de infracciones y sanciones, pues utilizaban como referencia los códigos de empresas a su alcance y, en algunos casos, copiaban partes textuales de internet.

Frente a esta realidad, busque bibliografía apropiada para ayudar a mis alumnos a cumplir con la tarea final, comprobando que esta es escasa y tiene recomendaciones de carácter general.

Todos estos hechos contribuyeron a que naciera la idea de desarrollar una publicación que rescatara la importancia del código de ética para las organizaciones y que las pudiera ayudar a elaborar uno acorde con sus necesidades y su realidad.

En el 2012, el Instituto de Comercio Exterior de ADEX incluyó sesiones de tutoría en el sílabo del Taller de Ética en los Negocios y Responsabilidad Social Empresarial para la elaboración del código de ética. Precisamente, a partir de estas sesiones fue madurando la idea de elaborar esta publicación.

Por ello, me propuse la tarea de publicar un libro que, de una parte, precisara conceptos y revalorara el código de ética como medio para el fortalecimiento de la cultura organizacional y, de otra parte, mostrará en forma didáctica los pasos necesarios para elaborar un código de ética práctico, efectivo, fácil de entender y de aplicar.

Si bien esta publicación será útil para todo aquel que desee elaborar un código de ética como parte de un proceso de fortalecimiento ético en su organización, es importante precisar que se orienta principalmente a las pequeñas empresas y a las que recién se constituyen.

Esta es la génesis del presente libro denominado: "Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones. Pasos para su elaboración y utilización". El título sugiere que no basta con contar con un código de ética, sino que éste es parte fundamental de un proceso de formación ética.

El objetivo de este trabajo es que el código de ética sea utilizado como un medio de consulta, preventivo y formador de buenos hábitos de comportamiento. Además, presenta cuáles son las características y atributos que debe tener un código para que sea efectivo, así como los pasos que se deben seguir para su elaboración.

Se trata que, una vez concluido este proceso, el resultado final debe ser un código de ética sencillo y práctico que pueda ser asimilado por los integrantes de la organización y que constituya una base para su formación ética.

Este libro consta de siete capítulos e incluye recomendaciones de aplicación práctica en cada uno de ellos. En el primer capítulo hago una explicación sencilla sobre el concepto de la ética desde una perspectiva práctica, como punto de partida para comprender la naturaleza y el objetivo de un código de ética. Asimismo, se discute qué es un dilema ético y qué implica su resolución.

En el segundo capítulo destaco por qué surgen los Códigos de Ética y cuál es su finalidad, tratando de romper el paradigma que es un medio para sancionar. Luego dedico el tercer capítulo a relevar la importancia del Código de Ética como medio para alinear los comportamientos a la filosofía de una organización y facilitar la resolución de los dilemas que se les presentan a sus integrantes en su vida laboral. De esta manera, puede contribuir a generar valor para la empresa privada y a luchar contra la corrupción en el caso de las instituciones públicas.

A continuación, en el cuarto capítulo, describo cuáles son las principales características que debe tener un código para que sea efectivo y cumpla con el objetivo señalado en los capítulos anteriores. En seguida, en el quinto capítulo propongo una estructura básica e incluyo ejemplos para cada una de las partes propuestas.

En el sexto capítulo hago énfasis en la metodología y recomiendo diversas pautas para elaborar un código con las características señaladas en el capítulo anterior, de modo que sea útil para alinear los comportamientos de los trabajadores y fortalecer la cultura organizacional.

Finalmente, el capítulo final está dedicado a la conformación de un comité de ética como la instancia encargada de garantizar la adecuada aplicación del código de ética y evaluar los casos de incumplimiento, destacando las características y competencias que deben tener sus integrantes para que puedan ejercer un liderazgo ético al interior de la organización. Adicionalmente, efectuó algunas recomendaciones para el proceso de conformación del referido comité con la finalidad de conseguir la aceptación de la organización en su conjunto.

A modo de complemento, como anexos, se incluye un ejemplo de código, un Glosario de Términos para facilitar la comprensión de su contenido y una relación de frases célebres que pueden ser usadas en su difusión.

Espero que este aporte sirva para promover un mejor uso de los códigos de ética y una mayor comprensión de su valor para las organizaciones y el logro de sus objetivos en beneficio de la sociedad.

Capítulo 1

La ética como modo de vida

Antes de abordar lo referente a la elaboración de un código de ética, debemos entender qué es la ética. No podemos construir un conjunto de principios y normas éticas sin una comprensión cabal de lo que significa este término.

Al respecto, podemos encontrar diversas definiciones de ética según diversos autores, razón por la cual el objetivo de esta parte es proporcionar una noción práctica de la ética y brindar luces sobre algunas confusiones que se presentan en su uso cotidiano.

Una aproximación al concepto

En Ética para Nicómaco, Aristóteles señala que la felicidad es la base de la ética y que la virtud de los hombres es el medio para alcanzarla. Asimismo, indica que la virtud proviene del hábito y no directamente del conocimiento. En consecuencia, la felicidad es una actividad y no un estado.

Por su parte, Fernando Savater sostiene que "… a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida… De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética."1

De otro lado, al referirse al pasaje de la Iliada en que Aquiles se ensaña con el cadáver de Héctor, Miguel Giusti indica: "la ética se refiere a esta experiencia de la mesura en la convivencia humana, y a la conciencia de los límites que no debieran sobrepasarse para poder hacerla posible. Naturalmente, no siempre se ha trazado el límite en el mismo lugar ni la conciencia se ha mantenido invariante en la historia. Pero lo que sí parece constante, y constitutivo de la ética, es la convicción de que la convivencia humana requiere de una conciencia y una internalización de ciertos límites, que habrán de expresarse en un código regulador de la conducta."2

A partir de estas referencias, con una finalidad práctica, podemos decir que "la ética es el criterio del que nos valemos para establecer una jerarquía de valor entre nuestras acciones… para establecer cuál es la mejor manera de vivir."3

En suma, para los fines de este trabajo, la ética es el criterio que nos permite decidir hacer lo correcto en una situación determinada, procurando el bien común. A partir de lo cual desarrollamos buenos hábitos de comportamiento y virtudes que a su vez nos llevan a tener una buena vida.

Ética y Moral: Semejanzas y diferencias

La ética muchas veces se confunde con la moral y ambos términos se utilizan indistintamente como sinónimos. Esto se debe a que la ética y la moral tienen un lazo etimológico muy fuerte.

Según Miguel Giusti: "Moral" es la traducción castellana del término latino "mos, moris, mores", el cual, a su vez, proviene del griego "ethos, ethiké"; la palabra castellana moral no es, pues, otra cosa que la versión latina del griego ethos. Existe, sin embargo, en castellano también la palabra "ética". Ello se debe a que, ocasionalmente, algunas palabras griegas han obtenido, en castellano, una versión adicional a la que provenía del latín, pero esta vez por medio de la castellanización directa del griego. Es así que "ética" y "moral" resultan ser dos términos castellanos que se emplean para traducir una misma raíz griega: el "ethos".4

Algunos expertos señalan que no es necesario complicarse la vida tratando de establecer sus diferencias y que es válido usarlos como sinónimos. Así por ejemplo, Manuel Guillén señala: "El término ética procede precisamente de la voz griega "ethos", que significa uso o costumbre. Aquí se utilizará indistintamente como sinónimo de moral, cuyo origen es el término "mos- moris", algo perteneciente al carácter de la persona, o modo acostumbrado de obrar, acción o costumbre."5 Asimismo, Eduardo Schmidt manifiesta: "En la práctica, los profesionales no distinguen entre la ética y la moral. La mayoría de ellos usan estas dos palabras indistintamente para indicar lo que consideran como correcto en una situación determinada."6

Como se puede apreciar, la principal razón para este uso indistinto es que, desde un punto de vista etimológico, podemos decir que ambos términos son equivalentes porque provienen del vocablo griego: "ethos".

En las conversaciones cotidianas no se distingue entre uno y otro porque ambos conceptos se refieren a normas, conductas y comportamientos del ser humano que son correctos para la convivencia en comunidad y el logro del bienestar general.

No obstante, para fines de este documento, podemos determinar la diferencia. La moral es el conjunto de normas que establece una sociedad en una época determinada para orientar la conducta de sus miembros y asegurar la convivencia social. La moral varía entre las diferentes sociedades dependiendo de su cultura y en una misma sociedad, dependiendo de la época.

Por su parte, la ética se refiere a la concepción más subjetiva y propia del ser, que se comporta según la que considera la mejor escala de valores. Miguel Giusti dice que "es el criterio del que nos valemos para establecer una jerarquía de valor y límites a nuestras acciones"7.

Entonces, la moral y la ética se asemejan en que son normas o criterios para orientar la conducta humana hacia lo correcto con el objetivo de alcanzar el bienestar.

Asimismo, se diferencian en que la moral está más referida a normas socialmente aceptadas por la mayoría de los integrantes de una sociedad o colectivo, mientras que la ética está relacionada con los límites que cada persona establece a su propia actuación, teniendo en cuenta sus valores y anteponiendo el bien común a su interés personal.

Me explico. En un grupo social no todos los integrantes aceptan y aplican sus normas. Así por ejemplo, en nuestra sociedad hay temas muy controvertidos como el divorcio, el aborto o la eutanasia. Se puede dar el caso que una persona considere que lo correcto en una situación determinada es incumplir con la norma socialmente aceptada.

En ese sentido, la ética es la capacidad que tiene una persona para tomar la decisión que considera correcta en una circunstancia determinada, aceptando o no las normas morales, pero teniendo en cuenta el bienestar general por encima de su propio interés. Indudablemente, que la formación, los valores de la persona y el entorno en que se desempeña influyen en su comportamiento y en la decisión que adopte finalmente.

Ética: Teoría y Práctica

Otro aspecto importante está referido a que la ética es un término ambivalente, pues "se caracteriza por ser a la vez un saber teórico y un saber práctico. No se reduce a un conocimiento sobre lo que está bien o mal, sino que es un saber para, y un saber desde; esto es, un conocimiento para el gobierno o la dirección de las propias acciones, que ayuda a la persona a decidir cómo debe actuar para desarrollarse en plenitud, algo que todo el mundo busca y qué, desde la antigüedad clásica, se ha llamado "felicidad".8

De acuerdo con este criterio, la ética tiene dos concepciones. De un lado, es la forma en que una persona o grupo social concibe su sistema de creencias valorativas y, de otro lado, es la manera en que ellos se comportan en la práctica; es decir, si aplican o no dicho sistema de creencias y valores.

Hoy en día, en nuestra sociedad, se puede observar cada vez con mayor frecuencia que muchas personas, especialmente políticos y autoridades, exigen más ética en el ámbito público y privado, pero viven de un modo contrario a pesar de los conocimientos que poseen. Este es el caso del ex Congresista Urtecho, que fuera miembro de la Comisión de Ética del Congreso de la República del Perú y referente para opinar sobre la ética pública durante varios años. En diciembre del 2013, el referido congresista fue destituido e inhabilitado por diez años. Actualmente está con arresto domiciliario y enfrenta un juicio por los delitos de concusión y apropiación ilícita por haber recortado las remuneraciones de los trabajadores de su despacho congresal. Mucha teoría, poca práctica.

No obstante, también se dan excepcionalmente casos ejemplares opuestos. Uno de ellos es el del joven Kevin Arango que sin tener un conocimiento teórico de la ética, actuó correctamente al devolver S/. 100,000 que había encontrado en su centro de labores en diciembre del 20109. Otro ejemplo es el del suboficial de la Policía Nacional, Joel Aldez Alcántara, que devolvió 20,000 nuevos soles que se le habían caído a un cambista al bajar de su auto10.

En consecuencia, la ambivalencia de la ética explica porque hay personas sin mucho conocimiento teórico que destacan por su comportamiento intachable y, al mismo tiempo, individuos muy instruidos que actúan de manera reprobable.

Por ello, en la antigua Grecia, los filósofos advirtieron que la ética no se puede enseñar únicamente desde un punto de vista teórico, como las otras ciencias, sino principalmente con la práctica por medio del desarrollo de buenos hábitos. Explicaban que si la ética se enseñaba solo como un saber teórico, entonces era mucho más probable que las personas supieran que es lo correcto, pero hicieran lo opuesto.

El arte de "vivir bien"

De acuerdo con lo anterior, la ética está relacionada esencialmente con nuestro modo de vida y su concepción práctica es predominante para tener un comportamiento correcto. Esto nos ayuda a comprender porque hay personas sin instrucción que a lo largo de toda su vida han resuelto sus dilemas adecuadamente y han obtenido el reconocimiento como buenas personas por sus familiares, amigos, vecinos y compañeros de estudios o trabajo.

En "Etica para Amador", Fernando Savater nos ayuda a comprender mejor esta idea concepto. El indica que somos "libres para responder a lo que nos pasa" y "que ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente"11. Asimismo, la libertad no es sólo decidir sino darnos cuenta de lo que estamos decidiendo.

Desde una perspectiva ética, el comportamiento humano debe ser entendido "como una tarea de construcción personal, de desarrollo creativo de una vida armónica con uno mismo y con el entorno, de la búsqueda de la excelencia, de la mejora continua, que requiere un proceso de aprendizaje."12 Como personas nos debemos comprometer a incorporar los valores en nuestra vida hasta convertirlos en parte nuestra. Al hacerlos parte de nuestro diario actuar, estaremos desarrollando virtudes que nos hacen mejores personas.

Entonces, los seres humanos podemos decidir tener una "buena vida" y, para ello, debemos desarrollar un proceso de aprendizaje que nos transforme positivamente. Este es "un proceso que connota la repetición de actos libres, que generan hábitos. Cuando el hábito es positivo, como decir la verdad, actuar con justicia, u obrar con lealtad, hablamos de virtudes éticas, pues éstas son acordes a bienes humanos. Cuando el hábito moral adquirido es negativo se habla de vicios, como los son el engañar, estafar o el humillar."13

El problema surge en que todos no entendemos los mismo por "una buena vida". Aquí es donde radica la confusión de muchas personas, pues confunden tener calidad de vida con nivel de vida.

Por nivel de vida entienden tener una vida con la mayor cantidad de bienes materiales, dinero y comodidades. Entonces, para ellos tener una buena vida será obtener un mayor nivel de vida antes que una mejor calidad de vida. En ese sentido, en sus actos, le darán prioridad al beneficio personal, sin importar si afectan las normas de convivencia social y los derechos de otras personas.

En esta explicación, podemos encontrar una de las causas de la corrupción, "la existencia de una cultura carente de valores, donde prima el interés personal por encima del bien común y la justicia."14 Los corruptos interpretan erróneamente lo que es una buena vida y priorizan su interés personal por encima del bienestar general. No les importa afectar al resto de la sociedad, siempre que ellos obtengan un beneficio económico.

Al respecto, es importante entender lo material como un medio y no como un fin en sí mismo. El fin es tener una buena vida y lo material es importante en la medida que nos ayudará a tenerla, pero no lo es todo. Hay personas que tienen mucho dinero y posesiones, pero que no son felices y son rechazados por su propia familia y comunidad. ¿Es eso una buena vida?

Podemos entender la ética como el intento racional de tener una buena vida, que es incompatible con algo que perjudique o ignore a otros seres humanos. Una buena vida significa tener la conciencia de ejercer nuestra libertad, de elegir lo correcto y, a veces, dejar de lado lo que es conveniente solo para nosotros. Una buena vida no debe ser entendida como pasar el tiempo de la mejor manera, sino como aprovechar el día (carpe diem), ser personas excelentes, trascender y aportar a la vida en común.

Por tanto, supone también dejar de ser un imbécil moral15; es decir, no utilizar una justificación (bastón) para tener un comportamiento incorrecto o mostrar indiferencia ante el comportamiento indebido de otros. Esto ocurre cuando consideramos que "nada va a cambiar" a pesar de que nos comportemos con ética.

Entonces podemos considerar que la ética es el arte de "vivir bien". Si las personas comprenden cabalmente lo que es una buena vida y orientan permanentemente sus acciones para tenerla, estarán incorporando valores y desarrollando el hábito de actuar con ética. La generalización de este tipo de comportamiento en las relaciones con otros seres humanos es el camino para construir una cultura basada en valores, que nos permitirá solucionar muchos problemas, como la corrupción, y construir un mejor lugar donde vivir.

En nuestra vida diaria se nos presentan frecuentemente dilemas entre el interés personal y el bien común que debemos resolver. En la medida que los resolvamos correctamente teniendo en cuenta el bien común antes que el interés personal, nos estamos formando buenos hábitos de comportamiento y, con ello, generamos impactos positivos en todos nuestros ámbitos de actuación: familiar, amical, laboral, profesional y social.

Nuestro ejemplo es la mejor forma de educar y, actuando con ética, podemos generar un efecto multiplicador en nuestro entorno. Al generalizarse este comportamiento ético en un grupo social, los hábitos se transforman en costumbres y se construye una cultura fuerte en valores.

Precisamente esta es una de las razones por la cual, el presente libro pone un mayor énfasis en la enseñanza práctica de la ética.

La resolución de dilemas

Un inconveniente para alcanzar dicho objetivo es que no siempre coinciden las concepciones éticas de las personas y pueden existir tantas como personas hayan en un grupo, comunidad u organización. Visto de otro modo, pueden existir diferentes posiciones frente a las normas morales aceptadas por ese colectivo, así como varían los criterios de las personas para establecer una jerarquía de valor y límites a sus acciones.

Por ejemplo, un principio y norma de comportamiento aceptado por todos es "siempre decir la verdad." Sin embargo, si a un amigo nuestro lo están buscando varios sicarios y nosotros sabemos dónde se esconde. ¿Qué hacemos si los sicarios se acercan a nuestro grupo y nos preguntan por él? En este caso, nos enfrentamos a un dilema: ¿decir la verdad o mentir?

Probablemente, no todos los del grupo lo resolverán de la misma manera, aunque la mayoría esté dispuesta a proteger a su amigo aun a costa de poner en riesgo su propia vida.

Generalmente, los dilemas que se nos presentan son algo más sencillos, pues debemos optar entre el interés personal o el bien común. Por ejemplo, atender a un amigo sin que haga la cola para quedar bien con él o hacerlo esperar y respetar a los que llegaron antes que él, aunque nos califique de "sobrado" o "mala gente".

Sin embargo, también hay otros dilemas que son más complejos, como los dilemas éticos. En este caso, ambas opciones están sustentadas en valores y pueden ser consideradas correctas. Por ejemplo, un militar es el único sostén de su madre y le declaran la guerra a su país. Está obligado a defender a su país y a cuidar de su mamá. ¿Qué hace?

En consecuencia, la decisión que tome dependerá de su jerarquía de valores y de su formación ética; es decir, del código de comportamiento que considera como el apropiado para tener una vida de calidad.

Para una mejor comprensión, analicemos el caso siguiente:

Javier es albañil, pero hace tres meses que no trabaja por un accidente. Ha sido notificado del colegio de sus hijos que no podrán ingresar si no cancela la deuda que mantiene. Por suerte, su nuevo vecino lo contrata para hacer una habitación en el patio de su casa. Cuando está haciendo una zanja, encuentra una lata con cincuenta billetes de S/. 100. El está a solas en el patio.

¿Qué debe hacer? ¿Llevarse el dinero a escondidas o decirle a su vecino que encontró el dinero?

¿Qué haríamos en su lugar? A diferencia de los animales, los hombres somos seres racionales y tenemos la capacidad de analizar la situación y el dilema que se nos presenta (ver Cuadro N° 1).

En primer lugar, revisemos las normas morales. A partir de los valores como la honestidad y la honradez, nos han enseñado desde niños: "Hay que devolver lo que no nos pertenece". Sin embargo, frente a este principio moral, diferentes personas tomarán diversas posiciones; es decir, algunos lo aplicarán y otros no.

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¿De qué dependerá? De la perspectiva analítica de cada uno, de su propia valoración de la vida y de los límites que establezca a su actuación; es decir, lo resolverá según su concepción ética.

Probablemente, algunos consideran que lo principal para tener una buena vida es lo material y confunden calidad de vida con nivel de vida. Entonces, si bien apropiarse del dinero es incorrecto y las normas morales dicen que no se debe hacer, se quedarán con el dinero porque es difícil que lo descubran y además lo más probable es que no sea de su vecino, que no tiene la menor idea de su existencia. Por si fuera poco, el necesita pagar la deuda del colegio de sus hijos y, de otra parte, si sus amigos se enteran que devolvió el dinero, lo considerarían un tonto o un loco por hacerlo.

Otras personas consideran que más importante que obtener un beneficio personal es hacer el bien y tener el reconocimiento de los demás. Para ellos, eso es lo fundamental para tener una buena vida. Su formación, sus creencias y sus valores le dicen que debe devolver el dinero, aunque no haya posibilidades de que sea descubierto si se lo queda, a costa de las burlas eventuales de sus amigos y principalmente porque no sería justo para el vecino porque lo encontró en su propiedad

Inclusive, también hay personas que no dudarían un instante en devolverlo porque ya tienen el hábito de no quedarse con lo que no les pertenece; es decir, tienen desarrollada esa virtud y son excelentes personas, como el caso del joven Kevin Arango mencionado anteriormente.

En consecuencia, lo que haga Javier dependerá de su formación ética, de los valores que haya interiorizado y de los límites que ponga a su actuación para tener una vida de calidad. En la decisión que adopte, reflejará cuáles son sus valores predominantes o la ausencia de ellos.

En conclusión, es importante para las organizaciones, independientemente de que sean públicas o privadas, que sus integrantes resuelvan correctamente sus dilemas y especialmente aquellos de carácter ético, pues ello les genera valor y contribuye a mejorar su reputación. Entonces, ¿cómo hacen las organizaciones para contribuir a que sus integrantes se comporten acorde con los valores institucionales, ayudarlos a resolver sus dilemas éticos, a mejorar su calidad de vida y a que sean excelentes personas?

Es aquí donde aparecen los códigos de ética como medios para el alineamiento de los integrantes de una organización a los valores institucionales.

Capítulo 1 | AplIcacIón práctIca

La ética como modo de vida

Análisis de Caso

Jorge Pérez Chávez tiene cincuenta años de edad y es un reconocido profesional en el campo de las comunicaciones. En 1982 concluyó los 10 semestres de la carrera de Comunicaciones para la Empresa en una reconocida universidad, pero nunca se preocupó por obtener la licenciatura. Actualmente está sin trabajo por un tema coyuntural y tiene obligaciones que cumplir, especialmente el pago de la universidad de sus dos hijos. Por sus relaciones, lo han invitado a participar en un concurso para la plaza de gerente de imagen institucional en una importante empresa minera, que ofrece una remuneración de 144,000 dólares anuales más bono de productividad y utilidades.

Jorge sabe que tiene la capacidad y la experiencia para desempeñar dicha labor y cumplir con las exigencias de la empresa. Como parte del proceso, le han pedido que envíe su Curriculum Vitae y ello le ha generado un dilema, pues uno de los requisitos es que los candidatos tengan el título profesional de licenciado. Si es honesto y coloca que no tiene título universitario, es probable que ya no lo convoquen para la entrevista. Por su experiencia en diferentes empresas, sabe que es muy poco probable que verifiquen su historial universitario.

¿Qué debe hacer? ¿Debe poner que es licenciado en comunicaciones o solo bachiller? ¿Debe mentir para obtener el trabajo y estar en capacidad de cumplir con sus obligaciones familiares? ¿Sería ético?

¿Qué pensará el amigo que lo recomendó si descubren que no fue honesto? ¿Qué le aconsejaría?

Fuente: Disyuntiva Ética. ¿Es inmoral amoldar el currículo? Comportamiento Organizacional. Stephen Robbins. Pág, 517.

Actividad sugerida

Recuerde una situación personal en la que hubiera realizado, presenciado o le hubieran contado una "viveza" o "criollada".

Responda: ¿Qué comportamiento tuvo cada protagonista? ¿Obtuvo un beneficio el protagonista principal? ¿Alguien fue perjudicado? ¿Hay valores ausentes? ¿Alguno de los protagonistas tuvo un comportamiento ético?

¿Por qué? ¿Qué recomienda para que este tipo de situaciones no se repita en nuestra sociedad?

Lecturas recomendadas

  • Ética y Negocios para América Latina. Eduardo Schmidt. Capítulo

II. Lima, Universidad del Pacífico, 1995.

  • Ética para Amador. Fernando Savater http://ficus.pntic.mec.es/~igop0009/ amador/index.htm

  • El Sentido de la Ética. Miguel Giusti. En Debates de la Ética Contemporánea.

http://textos.pucp.edu.pe/pdf/707.pdf

Video

Entre vivos y plebeyos. En: www.youtube.com/watch?v=zwpn7Axlmz4

Note que el deterioro del capital social, la falta de ética y la cultura de la "viveza criolla" trasciende a los tres estratos socioeconómicos de nuestro país.

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Película

El hombre del año (Man of the year)

El hombre del año es una película estadounidense de 2006, escrita y dirigida por Barry Levinson. Protagonizada por Robin Williams, Christopher Walken, Laura Linney, Lewis Black y Jeff Goldblum en los papeles principales.

En esta comedia, Williams representa a Tom Dobbs, un popular cómico, presentador de talk-show, que es animado por su audiencia para postular a la presidencia. Llega a ser Presidente de los Estados Unidos por un error informático y enfrenta un gran dilema cuando se entera de la verdad. La empresa encargada del cómputo electoral hace todo lo posible por evitar que la verdad se sepa.

Analice el comportamiento de Tom Dobbs y de la empresa encargada del sistema de cómputo.

Capítulo 2

¿Por qué surgen los códigos de ética?

Como analizamos en el capítulo anterior, dos o más personas pueden actuar de manera diferente frente a una misma situación que le plantee una disyuntiva de comportamiento. La decisión que adopten dependerá en gran medida de su formación ética.

Para las instituciones públicas y privadas es importante que sus integrantes resuelvan correctamente sus dilemas y desarrollen buenos hábitos de comportamiento porque ello tiene un impacto positivo para el logro de sus objetivos.

Con esa finalidad, desarrollan un conjunto de principios éticos y normas de conducta, denominado código de ética. El objetivo es alinear los comportamientos de sus integrantes a los valores institucionales y contribuir a que resuelvan sus dilemas de manera correcta.

Antecedentes

Los antecedentes más remotos de un código de ética se presentan en antiguas culturas desarrolladas antes de Cristo. Por ejemplo, destacan el Código de Hammurabi que en el siglo XVIII a.c. estableció los principios que debían tener en cuenta los que desempeñaban un cargo público en Babilonia, los Principios chinos sobre conducta pública del sabio Confucio en el siglo V a.c. y Los principios del Rey Asoka de la India en el siglo III a. c.

En el ámbito privado, desde fines del siglo pasado, muchas empresas se preocuparon por desarrollar formas de autorregulación complementarias a la normativa legal vigente como consecuencia de diversos casos emblemáticos de fraudes comerciales y bursátiles ocurridos a fines del siglo pasado, que dejaron en evidencia que las leyes no fueron suficientes para impedirlos.

Así es que "a partir de algunos casos emblemáticos de fraude del siglo XX, como Enron, Arthur Andersen, Worldcom, Tyco, Q West, se generó un debate sobre las actuaciones de las empresas y sus directivos frente a la corrupción, los casos de fraude y el abuso de confianza con sus accionistas o a la influencia que ejercen sobre las políticas de algunos países."16 Como consecuencia de este debate surgió la necesidad de establecer normas de conducta empresarial por medio de los códigos de ética.

El Caso ENRON

Uno de los casos más emblemáticos fue el de Enron, empresa que surgió de la fusión de las empresas Houston Natural Gas e InterNorth de Nebraska en 1985. Se convirtió en una corporación dedicada al transporte de gas natural, la electricidad, Internet y los mercados financieros, con operaciones en más de 30 países. Llegó a ser considerada la séptima corporación más grande de los Estados Unidos, pues controlaba el 25% del mercado de la energía. Fue designada como la empresa más innovadora durante cinco años consecutivos y la mejor en calidad de gestión17.

Sin embargo, a fines del año 2000, ENRON atravesó dificultades financieras por la pérdida de su ventaja competitiva ante el ingreso de otras empresas a su mercado y por la caída del precio de la energía por la recesión mundial. Entonces, sus directivos no tuvieron mejor idea que utilizar un equipo de ejecutivos para esconder miles de millones en deudas mediante artificios contables, la creación de entidades de propósito especial y 881 subsidiarias en paraísos fiscales, la elaboración de informes financieros pobres e inexactos y lograr que la empresa auditora Arthur Andersen obviara estas acciones.

Llamó poderosamente la atención que la sociedad de auditoría y contabilidad Arthur Andersen fuera cómplice de esta fantasía contable, siendo una de las cinco más grandes del mundo en ese momento y teniendo asignado de manera permanente un equipo de auditores en las instalaciones de ENRON.

Partes: 1, 2, 3, 4
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