Si hablamos de un nuevo proyecto civilizatorio, las propuestas económicas que surjan deben estar al servicio del ser humano y no del capital, no a los procesos de industrialización y contaminación ambiental. Los procesos de producción, deben estar enmarcados dentro de unas relaciones sociales fundamentalmente humanas, donde el trabajo sea el tiempo socialmente necesario en la producción, no de mercancías para llenar el mercado y convertirlo en dinero, sino en bienes que vayan a satisfacer las necesidades reales de la humanidad, como la comida, el vestido, la vivienda, la educación, servicios públicos y donde el empleo no puede convertirse en formas de esclavitud escondidas por el salario, negándole al trabajador o trabajadora el derecho al ocio. La agricultura debe ser cuidadosamente planificada y debe garantizar la alimentación de la población en igualdad de condiciones y evitar a como dé lugar la destrucción de bosques y la contaminación de ríos y quebradas. El desarrollo agropecuario debe ser sustentable en aras de tener soberanía alimentaria. La educación debe jugar un papel fundamental en la nueva civilización y debe ser una práctica constante para la libertad, donde el diálogo, la fraternidad, la convivencialidad, la solidaridad, el bien colectivo -entre otros valores– propios de los seres humanos, sea el camino a seguir en ese proceso ontocreador, que en términos de totalidad ha de nutrir la sociedad, para romper las cadenas de la dependencia tecnológica y científica. La nueva educación, de ese nuevo proyecto civilizatorio debe resumir el ideal educativo de nuestro Simón Rodríguez.
Es una educación no para amaestrar, sino para la comunicación, entendida esta como diálogo o como dice Freire: "educar es conocer; es leer el mundo para poder transformarlo", al mismo tiempo señala que ese diálogo está vinculado a la praxis concientizadora y transformadora. Se trata de llegar a producir conocimiento propio, entendiendo que ese conocimiento es una relación hombre-mundo para transformar una realidad, que no es otra cosa, que modelos de dominación, donde las relaciones de poder crea y consolida privilegios para unos pocos y exclusión para las grandes mayorías.
Esa educación, tiene que despertar en el educando curiosidad frente al mundo, para conocerlo en sus justas dimensiones y poder transformarlo, es una búsqueda constante, se trata de producir conocimiento propio, de inventarlo, de reinventarlo, en el marco de una crítica y autocrítica permanente sobre esa acción de conocer una realidad para transformarla
El planeta se exhibe al ser humano como "objetivación". Por ello, la educación posee como una de sus inquietudes básicas la adquisición de conciencia en el sentido de ubicar al hecho en un procedimiento de relaciones, es decir, de incluido en la totalidad de las relaciones sociales.
La problematización envuelve un regreso crítico a 1a acción, no puede desanudarse de la situación concreta, "no puede darse salvo en la praxis concreta, nunca en una praxis reducida a mera actividad de la conciencia. La concientización "jamás es neutra (…) como jamás puede ser neutra la educación"'.
Creo que dentro de estos postulados, podemos encontrar el deber ser, del nuevo sistema educativo, que aunado a otros pensadores latinoamericanos, que han trabajado el tema, encontraremos allí el camino formador necesario, que ayude a construir la propuesta civilizatoria que buscamos.
De otro lado, la figura tramposa de Estado, debe desaparecer -ya lo hemos dicho- en el nuevo plano societario que ha de nacer, producto de la voluntad colectiva de nuestros pueblos, donde las relaciones de mando vertical entre dominante-dominado, opresor- oprimido desaparezcan para siempre, en busca de un nuevo poder que descanse realmente en los colectivos populares, donde surja de manera jurídica la reapropiación social de la ley, para darle horizontalidad a ese poder que ha de descansar en las comunidades. En ese mismo plano jurídico político no podrá tener cabida la figura presidencial, a cambio ha de nacer una junta de administración elegida nominalmente (por ejemplo). Los partidos políticos tampoco tendrán cabida -serán eliminados-, de manera que el pueblo y sus expresiones genuinas sean los propios protagonistas de su historia y evitar que estos le roben los espacios de organización social a la población. Toda representación popular, no podrá tener privilegios económicos ni políticos, pues la nueva civilización, habrá de abrir los caminos para que esa democracia, sea realmente una práctica para la libertad inquebrantable, indisoluble, firme y sólida. Esa libertad, esa democracia, tiene que ser por naturaleza antiimperialista, que haga honor al legado histórico dejado por nuestros libertadores.
Pero dentro del marco de este espacio, hay que tener claro, que para llegar allí, se hace necesario, no un proceso electoral a los que nos tienen acostumbrados las clases que dominan, sino hechos constituyentes que rompan con la funcionalidad de los conflictos, del cual ya hemos hablado y que nos puedan conducir a una constituyente originaria y no derivada del poder constituido, para plasmar allí en colectivo, el proyecto de nación que aspiramos.
No es que estemos negando los procesos electorales, lo que sostenemos es que esos procedimientos electorales tal y como están planteados, responden a situaciones manipulables, desde todo punto de vista, ya que las mismos tienen como finalidad impedir cualquier proceso de cambio que requiera la sociedad, desde el punto de vista estructural, que beneficie el colectivo. Colombres, al respecto nos indica: "Ese vasto sector indiferente, neutralizado y conducido a la total indiferencia por la cultura de masas y la desinformación, es que el impide que por la vía electoral se produzcan en nuestras sociedades los cambios urgentes que necesitan. La desinformación busca convertir una información falsa en una información verdadera, creíble, que llevará al que la recibe a actuar en un sentido que le es desfavorable. ¿Puede considerarse un legítimo ejercicio de la democracia esta actitud que no defiende el viejo ethos social ni propugna la vigencia de nuevos paradigmas más perfectos y justos?
La democracia es el gobierno del pueblo, no del hombre masa. Del pueblo, que es el hombre organizado, pensante, creativo, que defiende como algo muy valioso los lazos morales y de solidaridad". (COLOMBRES, Adolfo. "América como civilización emergente". Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2004. pp.204).
Todas estas generalidades, pueden ser parte del inicio de una discusión permanente, que se puede plasmar en un proyecto, en un acuerdo dentro de los desacuerdos, es cuestión de tomar las iniciativas necesarias, en aras de seguir pensando y actuando, para salir de esta encrucijada que aprisiona cualquier propuesta que se pueda alejar de la lógica de la dominación.
EN UN CEREBRO ALIENADO,
NO HAY ESPACIO PARA LOS SUEÑOS
Hoy día, requerimos procesar y repensar la información, el conocimiento y las teorías transformadoras, para recrearlas, esto implicaría la elaboración de un corpus teórico propio. Que surja de realidades concretas en el tiempo y en el espacio, partiendo de lo que fuimos socioculturalmente a comienzos del poblamiento de este nuestro continente latinoamericano. Buscar y encontrar en este legado histórico-concreto nuestra razón de ser, existir y vivir.
Hallar en esas áreas culturales nuestro modo de ser indiano, latinoamericano, nuestra espiritualidad, nuestra religiosidad, nuestros valores, ética, filosofía, creencias, en otras palabras, nuestra cosmogonía del mundo.
En el marco de estas reflexiones y de otras posiciones que vienen sosteniendo verdaderos movimientos revolucionarios, que nada tienen que ver con la izquierda celestina electorera, es donde hay que buscar el modelo civilizatorio que queremos, para evitar repetir los errores de otros pueblos y no entramparnos nuevamente en malas interpretaciones y fusiones que nos puede conducir al fracaso tan frustrante y castrador de los mal llamados "socialismos reales" y del capitalismo neoliberal y globalizado.
Es obligatorio reunificar los esfuerzos, robustecerlos, ampliarlos, fortalecer las utopías de nuestros pueblos y al propio movimiento revolucionario, para impulsar y fortalecer la lucha insurgente de la nación latinoamericana.
Es plantearnos el enfrentamiento, en la unidad de nuestras gentes, que conduzca al derrocamiento de las oligarquías, de las burguesías, de las clases políticas, tanto de la derecha como de la mal llamada izquierda del sistema dominante, para que de paso a la ejecutoria de un programa mínimo de contenido patriótico, nacionalista y de auténtica participación de las muchedumbres, con carácter antiimperialista y antiglobalizador.
Esos procesos de cambio y transformación deben expresar un profundo amor por la Humanidad y la Tierra. Se trata de construir una ética que implique un respeto profundo por los derechos humanos y del medio ambiente natural. Construir un lugar para la convivencialidad en la cual el hombre viva en armonía con la naturaleza, un espacio para la práctica de la libertad que conlleve a valorarnos como seres humanos, a elaborar una deontología y una axiología con convicciones críticas y comprometidas, que rechace toda actitud, comportamiento y acción que intente agredir y violentar la dignidad humana. Es unir la solidaridad, la reciprocidad y el amor por la humanidad y la tierra para construir un nuevo modelo civilizatorio que nos lleve a fundar una nueva sociedad, un proyecto civilizatorio sin relaciones de poder y por lo tanto, sin oprimidos y sin opresores.
Es atrevernos a plantear la utopía en los saberes creadores del pueblo, en ese conocimiento que han tratado de aplastar en la relación dominante-dominado, para evitar la rebelión de los saberes populares y que resisten a pesar de toda la violencia que han ejercido contra nuestro continente Abya Yala. ¿Qué esto es imposible? Simplemente respondo: En un cerebro alienado no hay espacio para la utopía y los sueños.
Lo que estamos planteando es algo distinto, se trata de romper con las estructuras mentales de la dominación, de crear un modelo socio-económico diferente a los que hemos conocido, donde se generen modos de producción más humanizados, relaciones sociales de producción solidarias y un proceso productivo acorde y armónico con nuestros ecosistemas donde el objetivo no sea capitalizar el "Estado", pues éste tiene que desaparecer.
Nos estamos rebelando frente a las ideologías del capitalismo y el socialismo real, donde sus clases políticas se han hecho propietarias del planeta e incluso hoy día se han fusionado, constituyéndose en una especie de hibrido para impulsar el libre mercado dentro del paradigma del mundo globalizado.
Sé, que dentro del marco de éste planteamiento, que viene tomando cuerpo lentamente en nuestro continente, estamos todavía en desventaja, pues el común denominador de nuestros pueblos, las ideologías dominantes hacen que nuestras gentes se carguen de apatía, escepticismo, confusión, desesperanza, inhibición, incredulidad y resignación. Más sin embargo, en éste continente se abren espacios muy significativos que se convierten en íconos que reivindicaran la fe, el entusiasmo y la alegría para seguir izando las banderas que enarbolaron nuestros libertadores en la lucha por la independencia y la emancipación total de la patria, para decirle al mundo que si hay futuro para la utopía Abya Yala. Tendremos ese mundo que soñamos y por la cual luchamos, poco a poco iremos abriendo el camino para una sociedad donde vamos a estar todos sin distingos de raza, clase social, credo o religión y en colectivo tendremos la patria que tanto hemos anhelado sin relaciones de poder.
Comencemos entonces a caminar, cargando en el morral nuestros sueños y esperanzas hacia la nueva civilización, es una caminata colectiva que lleva consigo una responsabilidad histórica y de ruptura creadora, implica alentar a quien se canse -es decir- entregar la confianza en el otro y hacer que el otro entregue la confianza en ti.
Vayamos pues, con firmeza, alegría y entusiasmo al encuentro de la patria justa, buena, digna y llena de oportunidades en igualdad de condiciones para todas y todos, para que cuando salga el sol, nadie pero absolutamente nadie se quede en la oscuridad y para no quedarnos en esa oscuridad, hay que caminar la noche, vigilantes, atentos, con paso firme y como una sola patria, para poder ver brillar el sol en la mañana.
En medio de éste panorama, planteamos nuestra discusión, la unidad Abya Yala, la unidad de nuestra patria grande, la unidad de nuestro continente indiano, mestizo y negroide para recorrer el camino de la libertad, de los sueños, la justicia, la solidaridad, convivencialidad, la esperanza -en otras palabras- la realización y materialización de la utopía posible: La utopía Bolivariana, donde el sol se ocupara de darnos los primeros destellos que alumbraran los caminos que habremos de recorrer, caminos que no tendrán fin, por aquello de la dialéctica y que caminaremos con fe, alegría y optimismo, como lo dijera en su oportunidad nuestro Argimiro Gabaldón, en búsqueda de la perfectibilidad de la sociedad y que nada tenga que ver con los modelos socio-económicos conocidos hasta el momento.
Ello implica una política de pensar como nosotros y no como ellos, implica escucharnos y de hablar escuchándonos, para construir el discurso necesario, la propuesta imperiosa que ha de darle al colectivo la creatividad y la imaginación precisa para plasmar y ejecutar la utopía creadora, para que llegue a las pasiones invisibles para que desaliena a los cerebros incrédulos al pensar que la utopía no es posible, para que de esta manera puedan romper con la lógica del reprimido y del dominado.
Hay que entender, que no se trata solamente de organizarnos para el combate, sino que el estudio y la investigación de nuestra propia realidad, ha de llevarnos a la construcción teórica en ese camino o caminos que ya muchos pueblos comenzaron a transitar de manera lenta pero segura contra esa figura perversa llamada ESTADO y todas las instituciones que representa el mismo y donde las clases dominantes se esconden para perpetrar sus crimines contra quienes los adversan.
INVENTAMOS O ERRAMOS. Bibliografía
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SITIOS WEB
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Autor:
Enrique Contreras Ramírez
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