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Ciencia, Tecnología y Ética. Una conducta necesaria


    1. Introducción 2. Ciencia y Sociedad 3. La Honestidad: cualidad moral imprescindible 5. Casos anti-ética 6. Internet: un caso especial 7. Los virus. Un punto y aparte 8. Una propuesta de solución al problema 9. Principios 10. Conclusiones 11. Bibliografía

    1. Introducción

    La historia de Cuba, la historia de sus hombres y mujeres, ha estado preñada de acciones y actitudes ante la vida, las cuales han sentado las bases de nuestro sistema de ideas. Desde el prebístero Félix Varela, quien nos enseñó a pensar, José Martí, nuestro Héroe Nacional, hasta los próceres que durante el siglo XX han retomado esas ideas, este ideario ha sido caracterizado por un espíritu ético que ha trascendido a nuestros días como uno de los mejores legados del pueblo cubano. Con la Revolución este legado cobra su justa dimensión, puesto que esta ética se nutre de la igualdad, de la solidaridad, de la justicia social que es inherente a nuestro sistema social y que es orgullo de nuestra patria. Ética, (del griego h J s V : moral, carácter, costumbres) es la ciencia que trata de la moral, de su origen y desarrollo de sus reglas y, sobre todo, de las normas de conducta de los hombres, de sus deberes hacia la sociedad, hacia la patria y el estado. Es precisamente este hombre el que ha logrado que en los últimos años tanto la ciencia como la técnica hallan logrado un avance vertiginoso. Ello ha traído como consecuencia la aparición de un nuevo paradigma: La Tecnología de la Información (TI). Este vertiginoso desarrollo ha incidido de forma directa en las relaciones entre las personas y, por ende, entre los profesionales, así como en sus estrategias económicas y políticas. Debido a que son estos profesionales los autores de los sistemas que mueven las Tecnologías de la Información ellos juegan un papel determinante, pues de su actuación se deriva el aporte de beneficios o de daños, o la influencia en otras personas para que actúen como ellos, esto ha devenido en un problema que atañe a toda la sociedad. En nuestra sociedad, como en otras tantas, la formación de estos profesionales pasa por las manos de los profesores en escuelas y universidades, los que, de una u otra forma los modelan para entregarlos a la sociedad y que allí reviertan lo que se ha depositado en ellos. En el presente trabajo se aborda la profunda relación que existe entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, el surgimiento de esta nueva era y algunos ejemplos de los problemas éticos que trae consigo, todo lo cual demuestra el surgimiento de un problema social provocado por el desarrollo de la ciencia y la aplicación de diversas tecnologías.

    Al finalizar se exponen algunos de los principios esenciales que deben regir la actividad del profesional de las Tecnologías de la Información.

    2. Ciencia y Sociedad

    Es bien conocida la idea de que la ciencia es un sistema lógicamente estructurado de conocimientos verdaderos, y que su objetivo o propósito fundamental consiste en descubrir las leyes objetivas de los fenómenos y encontrar la explicación de ellos.

    Pero también se sabe que todo conocimiento, por teórico que sea, está en relación directa con todos los aspectos de la vida, en relación directa con las personas. Es irrefutable que este conocimiento que muestra la realidad también condiciona la posibilidad de influir sobre la misma. Por ello se puede afirmar que todo conocimiento científico tiene una relación directa con el hombre.

    Es por ello que la actitud frente a la ciencia, por necesidad, constituye una actitud frente al hombre y por ello involucra el aspecto moral.

    De ahí que toda actividad científica deba orientarse por el reconocimiento del individuo como valor supremo, pues es precisamente el ser humano, su vida, su bienestar y salud, su cultura, su libertad y progreso, quien le confiere sentido real a la ciencia. [López, 1994]. De no ser así el actuar del hombre de ciencia se convierte en un problema social.

    Para la ciencia las teorías científicas son fundamentales pero ello es sólo una parte de sus resultados. Esos resultados se alcanzan en virtud de una práctica social. Todos esos rasgos transparentan la naturaleza social de la ciencia, ya que son procesos y entidades sociales que sólo se pueden explicar en relación con el contexto social que los condiciona [Núñez, 1999].

    Con la tecnología sucede idénticamente. Esta es mucho más que una suma de aparatos cada vez más caros y sofisticados; sino que es una práctica social que involucra conocimientos, destrezas, recursos humanos y materiales, valores e ideologías [Núñez, 1999].

    De ahí que los cambios tecnológicos, experimentos sociales en sí, requieren de control social. Por ende la visión que deben tener los actores de la ciencia y la tecnología necesita ser educada en principios que respondan ante la sociedad, es decir, éticos.

    La ciencia y la tecnología aparecen y se desarrollan gracias a la actividad práctica de los hombres, a su relación social. La educación de los profesionales, de todos en general y, específicamente de aquellos que manipulan las Tecnologías de la Información, debería fundarse en la idea de que ciencia y tecnología son procesos sociales, y no verdades y aparatos al alcance de todos. Se plantea, pues, ante la humanidad un problema que nos involucra a todos. Su parte más oscura reside en criterios que intentan fundamentar teóricamente una actitud evasiva por parte de la ciencia y los científicos en relación con la responsabilidad por el uso de sus resultados. De esta forma se plantea que no se puede pensar en la existencia de algún gran descubrimiento científico que en principio no pueda tener una u otra aplicación con fines inhumanos. O sea, que un mismo resultado científico, puede tener diversos destinos, utilizarse para el bien del hombre o para su destrucción. La historia de la física, la química y la biología pueden aportar ejemplos.

    ¿Qué decir ante tamaña excusa? Sería totalmente injusto culpar hoy a Einstein, a Mendeleiev o Pasteur por la bomba atómica, las armas químicas, o la guerra bacteriológica. Pero también sería inadecuado, sobre esta base, exonerar totalmente de responsabilidad al científico y a la ciencia cuando esta es guiada de antemano por una finalidad antihumana, como ocurre en el caso de la actividad científica vinculada a la gran industria de guerra imperialista, en la aplicación de guerras bacteriológicas, de la cual hemos sido testigos, en la utilización de proyectiles con uranio empobrecido y en toda una serie de acciones que día a día se aplican en el mundo contemporáneo.

    La ciencia carecerá de sentido si no se fundamenta en el principio del humanismo, pues ella debe reconocer al hombre como valor supremo.

    Es precisamente el hombre, su vida, bienestar, salud, cultura, libertad y progreso, quien le confiere sentido a la ciencia [Clark, 1999]. El desarrollo de las TI es de tal envergadura que las invenciones nuevas hacen prácticamente obsoletas los existentes hasta hoy. Se vislumbra, una nueva era. Este vertiginoso y ascendente movimiento de las TI, ha motivado el cambio del paradigma tecnológico, el que deja de tener como base al petróleo y es entonces la información quien viene a situarse en su núcleo.

    Es así como las relaciones interpersonales cada vez son menos cercanas, al tener la posibilidad de, a través de una computadora, poder recibir diferentes servicios (teletrabajo, telecompra, educación a distancia, correo electrónico). Igualmente al tener una interrelación con sus compañeros de trabajo a través de la computadora, cada vez la confrontación personal es menor y se pierde el concepto de colectivo laboral.

    No se quedan atrás las relaciones interprofesionales. Con un mayor uso de estas tecnologias las relaciones del profesional de las TI se amplian cada vez más, lo que conlleva a que su actividad se diversifique y penetre, con una profundidad nunca antes vista, en otras profesiones.

    Ni que hablar entonces de su estrategia tanto económica como política ya que cada vez más las TI inciden en la prestación de servicios, que es a la vez el sector que produce los mayores dividendos en las producciones económicas nacionales de los países desarrollados, e incluso de otros que no lo son, y, como es harto sabido, si se tiene el dominio de la economía se logra el dominio político.

    Y todo esto producto de que, dado el uso de las TI, no hay enfrentamiento personal, cara a cara, y, escudándose tras una tecnología, se miente, se tergiversa, se aplasta si es necesario, a su interlocutor, si así se le puede llamar, rompiendo con los más elementales principios de la ética. ¿No es esto acaso un problema social de considerable envergadura?

    3. La Honestidad: cualidad moral imprescindible.

    Teóricamente, todo lo que obstaculice el conocimiento de la verdad, la altere o impulse premeditadamente hacia la mentira, resulta amoral y, por ende, no ético. Por otro lado, la valentía en la oposición al engaño, a la falsedad, al prejuicio, debe primar en la conducta y actividad profesional del científico, unido a la sabiduría y objetividad en la expresión de la verdad. Esto, a su vez, exige del científico asumirla como valor principal que guíe su actividad. En este sentido, la honestidad hacia sí mismo y hacia los demás, deviene en cualidad moral imprescindible para la eficacia científica y, en definitivas, para su quehacer profesional, lo cual demuestra una actitud ética ante su actividad.

    El rigor profesional en las TI está unido indisolublemente a la honestidad personal del profesional. El respeto a la propiedad intelectual debe convertirse en principio rector de su atención. Copiar programas, base de datos y atribuirse su creación, así como su venta ilícita son actitudes deshonestas y poco profesionales. La creación científica sólo es legítima cuando surge como resultado del esfuerzo investigativo, de la autosuperación y el trabajo constante.

    4. Responsabilidad individual y social

    En los marcos del actual paradigma de la información el profesional de las TI asume una gran responsabilidad, no sólo individual, sino social. La sociedad pone en sus manos las más avanzadas tecnologías de la manera más racional y eficaz posible. Es su deber lograr un producto de óptima calidad y altamente fiable para contribuir de manera eficiente a la toma de decisiones, lo cual implica una exigencia en grado sumo de la responsabilidad que debe asumir ante estos retos. La ineficiencia, la alteración de datos, la indiscreción en la manipulación de información, no sólo atentan contra la seguridad social, sino que constituyen actos éticamente reprochables desde el punto de vista profesional. Del mismo modo, el uso inadecuado de la información o la desinformación con fines nocivos, egoístas, individualistas o subversivos, nada tiene que ver con la profesionalidad y denotan un alto grado de irresponsabilidad hacia los deberes de cada profesional.

    5. Casos anti-ética

    La no observancia de reglas, deberes y derechos por parte de profesionales, ha dado lugar a que no pocos se hayan visto involucrados en graves problemas éticos en que ha tenido un rol protagónico las TI.

    Se cuestiona el riesgo que representa la utilización de las TI en lo que concierne a la vida privada y la libertad de las personas, ya que mediante ellas se puede tener acceso incontrolado a datos e informaciones de las personas, poniendo en conocimiento de extraños, cuestiones tales como su estado de salud, situación financiera o familiar, opiniones de cualquier tipo y hasta sus hábitos de consumo, reflejados en la computadora del supermercado [Clark, 1999]. Es decir que dentro de las TI la vida privada será un lujo. Si estuviéramos dispuestos a renunciar a la privacidad a cambio de comodidad, nuestra vida cibernética nos hará añorar el anonimato del pasado [Cerf, 2000]. Un ejemplo se tiene en el uso de las tarjetas de los clientes de las cadenas de tiendas. El cliente al poseer esta tarjeta obtiene determinados beneficios "gratuitamente", tan solo llenando una planilla con los datos personales e información de la cantidad y edad de los integrantes de su núcleo familiar. Estos datos se registran en una computadora, de esta manera cada vez que la persona compra, la cadena conoce los hábitos de consumo de cada uno de sus clientes, lo cual puede ser manipulado por las tiendas para el ofrecimiento de productos que, de antemano, sabe que serán adquiridos por este consumidor, violando así su privacidad.

    ¿Acaso estos ejemplos no nos muestran una total falta de ética en el uso de las TI, constituyendo un problema para la sociedad?

    6. Internet: un caso especial

    Un caso especial lo constituye Internet. Empresas, medios de comunicación, entidades gubernamentales, universidades, partidos políticos, personas, etc. colocan sus páginas de información, las cuales se difunden en el mundo entero. Ante este nuevo reto se necesita una política inteligente que permita al país los beneficios de esta tecnología, que mantenga, ante cualquier adversidad, una actitud ética en su accionar. Un ejemplo de cómo se influye negativamente en otras personas se presenta en PC MAGAZINE, la prestigiosa revista de Informática, donde se ofrece propaganda sobre programas y juegos por computadora de tipo erótico. Esto pone de manifiesto falta de ética profesional en esa revista.

    La tesis esgrimida de la libertad en el flujo y en el tipo de información solapa la realidad de una moral basada en intereses de tipo comercial y donde los valores y la ética profesional son pasados por alto.

    En muchos casos se genera adicción a sitios dedicados a la pornografía, incluso en niños, esto lacera lo más hondo de los sentimientos humanos, cuando en vez de educar se deforma, conscientemente, el futuro de la humanidad, violando el más elemental sentido de la ética y trayendo consigo problemas sociales de alcance incalculable. En un estudio reciente en el que participaron unas 200 personas que se conectaban por primera vez en Internet; los resultados revelaron que cuanto más tiempo pasaban las personas conectadas, menos tiempo dedicaban a sus familias, su círculo social se reducía y comenzaban a sentirse cada vez más solos y deprimidos [Shapira, 2000].

    La cultura de la pantalla es un mundo de flujo constante, de sonidos infinitos, de cortes rápidos e ideas a medio madurar. Es una corriente de rumores permanentes, de titulares de noticias y de primeras impresiones volátiles. Las nociones no son autónomas, están masivamente interconectadas con todo lo demás. La verdad no sale de la boca de los autores y autoridades: el público se encarga de crearla, tergiversando los códigos que aparecen en pantalla, cosa que no pueden hacer con la ley. Sin embargo, el código influye en el comportamiento tanto como la ley, o incluso más [Kelly, 2000]. Es preocupante la gran cantidad de dinero que se destina al desarrollo de la alta tecnología y lo poco que se destina a estudiar cuál es su efecto en las personas. [Shapira, 2000].

    En resumen, de Internet podemos decir que no es el resultado científico el que está diseñado para, por ejemplo, atacar a un estado soberano o difundir pornografía, sino que el hombre, falto de la más elemental ética, aprovecha esas posibilidades en beneficio propio y le impregna al resultado científico su propia ética personal.

    Una solución para esta problemática no parece estar muy cercana. Cuando en 1992 la actual administración norteamericana habló de que un paso ineludible en el desarrollo seria la creación de las "autopistas de la información" quizás imaginaba que podría controlar las mismas. Sin embargo, como ya se explicó, Internet es una entidad sin límites. De manera que se necesitará un gran esfuerzo para que el trabajo de la misma esté dentro de normas que no puedan servir a intereses egoístas, se reafirma con ello cada vez más que se torna complejo y constituye un problema social provocado por el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

    7. Los virus. Un punto y aparte

    Un punto aparte lo constituyen los virus informáticos. Los virus informáticos, son el resultado del trabajo mal orientado de especialistas sin ética profesional que corrompen y destruyen no sólo valiosas informaciones, sino también destruyendo valores éticos y morales, que pudieron haber sido sembrado en ellos alguna vez. Teniendo en cuenta la cantidad de estos programas malignos, que han tenido un vertiginoso aumento, es evidente el peligro que se corre si no se toman medidas al respecto. Se planteaba al principio que el problema radica en personas sin ética profesional, pero ya en estos casos no se trata de la mala manipulación de la ciencia por una persona, sino, que en estos momentos los creadores de estos programas malignos desarrollan programas para "generar virus", de manera que cualquier aprendiz sea capaz de crear un virus. Un aspecto de interés en el caso de los virus informáticos, es que estos pueden diseñarse incluso para afectar directamente a terceros, lo cual es la muestra más evidente de la importancia de la ética de la profesión. En otro orden del desarrollo de la ciencia y la tecnología, se están abriendo, cada vez más, nuevos horizontes hacia la nanotecnología. Desde que en 1959, Richard Feynman, quizá el físico teórico más brillante desde Einstein, predijo en una conferencia que un día sería posible construir máquinas tan diminutas que estarían formadas de sólo unos pocos miles de átomos, la carrera en pos de alcanzar la supremacía en este campo es cada vez mayor . Mediante la nanotecnología sería posible construir las cosas más diminutas imaginables, usando moléculas e incluso átomos, en lugar de ladrillos. Esto, a su vez, ofrecería la posibilidad de construir prácticamente cualquier cosa.

    ¿Qué sucedería si alguien decidiera crear un arma nanotecnológica?, una dantesca posibilidad que, en comparación, haría que los virus actuales de las computadoras fueran un juego de niños. La nanotecnología podría convertirse en la tecnología dominante del siglo XXI [Lemonick, 2000]. Las posibilidades que brinda son enormes, pero está en el actuar del hombre, en su responsabilidad y ética, que los frutos que se recojan de ella sean para su beneficio y no para su destrucción. Para regular la conducta moral de los distintos profesionales en su quehacer y en sus relaciones surge el Código de Ética Profesional, que es un conjunto de principios, normas y exigencias morales adoptadas en un medio profesional determinado [López, 1994]. Puesto que representa el consenso de la profesión en cuestiones éticas, es un medio para educar, tanto a los futuros profesionales como a la sociedad. En este campo se han dado algunos pasos y en la actualidad ya existen en el mundo asociaciones de profesionales de las TI que cuentan con su código de ética. Se han creado, además, Comités de Ética, que tienen como objetivo controlar su cumplimiento. En Cuba, es muy común ya que cualquier cuadro administrativo, al tomar posesión de su cargo, se adhiera al Código de Ética de su profesión, lo cual es expresión del progreso moral alcanzado por los profesionales en nuestro país.

    Pero esto no basta. Como es conocido las TI son aplicables en cualquier campo, sea del arte, la ciencia, la tecnología, la medicina etc., y, por el impacto que las mismas tienen a nivel mundial y la importancia dada por las máximas autoridades nacionales, se hace necesaria la aplicación de un Código de Ética en el cual se comprometan todos y cada uno de aquellos que hagan uso de las TI, de forma tal, que sea inherente de su actuar, sea cual fuere el campo profesional en que se mueva el individuo, ante el cual deba responder, si es necesario ante la justicia, al comprobar que se ha infringido dicho Código.

    A los profesionales de la educación nos corresponde un papel primordial en la formación de los profesionales del mañana. Por ello estamos ante el deber ético de ir sembrando, desde las aulas, esta responsabilidad y esta conducta en los estudiantes que conformarán mañana ese ejército de profesionales que tendrán en sus manos las TI.

    El profundo conocimiento de una tecnología en las manos de profesionales que consideren su trabajo desde el punto de vista moral como neutro, es decir, que el resultado de su trabajo no se asocie al hombre, conduce inexorablemente a una degradación del producto resultante de este trabajo, profundizándose más el problema social que resulta del desarrollo de la ciencia y la tecnología, cuando no se aplica éticamente.

    8. Una propuesta de solución al problema.

    La división social del trabajo y el proceso de especialización de los individuos, en actividades concretas no sólo dio origen a las profesiones, sino al establecimiento de un sistema de relaciones entre sus miembros. A esto se le conoce como ética de la profesión. Con este concepto se refleja, sobre todo, la medida en que las nociones morales de determinado grupo profesional se corresponden con los juicios, valores y valoraciones morales de las masas.

    Para regular la conducta moral de los distintos profesionales en su quehacer y relaciones surge el código de ética profesional que es un conjunto de principios, normas y exigencias morales adoptadas en un medio profesional determinado [López, 1994].

    Es bueno aclarar que dicho código no está simplemente orientado a identificar la naturaleza de los actos cuestionables, sino que también tiene una función educativa. Puesto que representa el consenso de la profesión en cuestiones éticas, es un medio para educar, tanto a la sociedad como a los futuros profesionales, acerca de las obligaciones éticas de dichos profesionales [Gotterbarn, 1999]. Desde luego que una única solución no existe para los problemas tratados aquí. Es por ello que planteamos una serie de principios, en los cuales se basarían los códigos de ética que se implanten en cada instancia:

    9. Principios

    Cuales serían, en parte, los principios que debieran conformar este Código de Ética se proponen a continuación: [Miranda y Ruiz, 1999].

    • Aceptar la completa responsabilidad de su trabajo.
    • Ejercer su profesión sobre la base de la subordinación de los intereses individuales a los sociales.
    • Considerar el servicio a la sociedad no sólo como derecho, sino como un deber y una responsabilidad.
    • Poner sus conocimientos y habilidades en función tanto del desarrollo del país como del bienestar social.
    • Comportarse, en todo momento, con sencillez, modestia, honestidad y lealtad.
    • Garantizar la calidad de la obra que realice o el servicio que preste.
    • Velar por su autosuperación y actualización constantes.
    • Investigar constantemente y esforzarse por la introducción de sus resultados.
    • Mantener una elevada profesionalidad y una actitud creadora ante el proyecto o la obra que realiza.
    • Confrontar constantemente sus ideas, perfeccionarlas y darlas a conocer.
    • Defender sus criterios con valentía profesional, objetividad y respeto a los demás.
    • Asumir una actitud crítica y autocrítica ante los errores como instrumento de una constante autorregulación moral.
    • Mantener una actitud solidaria, de cooperación y ayuda mutua.
    • Sostener como principio el respeto a la propiedad intelectual.
    • Combatir el robo de cerebros.
    • Aceptar los puntos de vista, así como las experiencias de otros especialistas, que contribuyan al desarrollo del profesional y de la profesión misma.
    • Velar por la calidad y seguridad de la obra que ejecute o el servicio que preste, teniendo en cuenta que su principal usuario es la sociedad.
    • Advertir con profesionalidad la inviabilidad de un proyecto cuando no lo considere factible.
    • Abstenerse de brindar información compartimentada que pueda acarrear perjuicios sociales o profesionales.
    • Actuar en correspondencia con las leyes, regulaciones y normas que rigen su trabajo y las del país en general.
    • Conservar el medio ambiente garantizando el uso sostenible de los recursos naturales.
    • Estudiar y evaluar los posibles impactos que su acción pueda producir al entorno natural y social.
    • Velar por el ahorro de recursos, tanto renovables como no renovables, teniendo en cuenta que unos se agotan y los otros necesitan recuperarse.
    • Transmitir, teórica y prácticamente una educación que permita comprender la dimensión ambiental de las TI.

    Estos principios, unidos a otros que se le adhieran en áreas especiales u otros que también puedan ser de aplicación global, deben ser aceptados, no sólo por los cuadros administrativos, sino por cada uno de aquellos profesores, estudiantes, técnicos, amas de casa, etc., que, de una forma u otra, tengan contacto con las TI.

    10. Conclusiones

    Los cambios tecnológicos son experimentos sociales que requieren proyección y control social. Sus actores, los profesionales de la ciencia y la técnica, precisan de una mentalidad y una visión social que necesita ser educada. Esta educación debería fundarse en la idea de que ciencia y tecnología son procesos sociales, y no verdades y aparatos al alcance de todos.

    Los problemas sociales aquí tratados, aunque no son los únicos, nos permiten concluir que sólo una nueva concepción de la sociedad basada en principios humanistas, que sustente su desarrollo en una esmerada educación de sus profesionales, traerá consigo un conjunto de normas a seguir que podría resultar en nuevos códigos de ética profesional.

    Las TI deben contribuir a crear el futuro, tarea que sólo compete al hombre, de manera que se pueda optar por un porvenir alternativo de paz, justicia y progreso social y no poner fin a la aventura humana.

    11. Bibliografía

    Cerf, 2000

    Cerf V.: "¿Qué reemplazará a la Internet?". TIME. CNN, junio 2000.

    Clark, 1999

    Clark I.: "Ciencia, tecnología y sociedad. Desafíos éticos", Tecnología y sociedad. Colectivo de autores GEST, Ed. Félix Varela, 1999.

    Kelly, 2000

    Kelly K.: "¿Daremos la vuelta a las páginas?". TIME. CNN, junio 2003.

    Lemonick, 2000

    Lemonick M. D.: "¿Serán robots diminutos los obreros del futuro?". TIME. CNN, junio 2003.

    López, 1994

    López L.: "La ética del científico. Mínimo enfoque de un gran problema", Problemas sociales de la ciencia y la tecnología, GESOCYT, Ed. Félix Varela, 1994.

    Miranda y Ruiz, 1999

    Miranda L. Y Ruiz M.: "Apuntes para un código ético", Tecnología y sociedad. Colectivo de autores GEST, Ed. Félix Varela, 1999.

    Núñez, 1994

    Núñez J.: Problemas sociales de la ciencia y la tecnología. Colectivo de autores GESOCYT, Ed. Félix Varela, 1994.

    Rosental y Iudin, 1964

    Rosental M. Y Iudin P.: Diccionario filosófico abreviado. Ed. Política, La Habana, 1964.

    Ruiz y Miranda, 1998

    Ruiz M. y Miranda L.: "Valores humanos y contemporaneidad. Ética e Informática", Tecnología y sociedad. Colectivo de autores GEST, Ed. ISPJAE, 1998.

    Shapira, 2000

    Shapira N.: "Advierten que el uso excesivo de Internet promueve el aislamiento y la depresión". WebMD. CNN, junio 2002.

     

     

    Autor:

    MsC. Walfrido Novas Orama

    Dpto. Informática