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Nicolás Maquiavelo (página 2)

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Fue escritor, jurista, diplomático y político. Consagró su vida a la teoría y praxis política, la que dedujo de su observación y su experiencia directa de la confusión política. Su prestigio comenzó pronto, y a los veinticinco años se le nombró secretario del gobierno Dei Dieci. Se desempeñó, luego, en distintas legaciones en algunos estados de Italia y en Alemania, misiones éstas que hubo de comentar en sus escritos.

En 1502 contrajo matrimonio con Marietta Corsini, del mismo nacieron cinco hijos.

Sus actividades como embajador duraron hasta el año de 1512, en que se le dieron responsabilidades políticas y técnicas incluyendo la organización de una infantería nacional y de una caballería.

En el año 1513 es alejado del poder y comienza una época de persecución contra él. Los Médicis lo encarcelaron y fue sometido al tormento, acusándosele de conspirador. Ya había publicado para entonces obras filosóficas y literarias, pero luego de ser prácticamente desterrado de Florencia, desde su casa de campo, intensificó sus tareas; y gracias a la atracción que siempre experimentó el gran Lorenzo de Médicis, uno de los espíritus más representativos del Renacimiento por las artes y las letras, pudo Maquiavelo obtener su favor.

Muy distinguido también como tratadista y crítico militar, publicó obras muy notables de este carácter como "El arte de la guerra", "Ordenanza de la Infantería" y "Ordenanza de la Caballería". En otros aspectos, destacan su "Discurso sobre las Décadas de Tito Libio", "Discurso sobre la Lengua", "Historia Florentina", "Mandrágora" y "Discurso Moral".

En todas sus obras, revela Maquiavelo su gran cultura, un pensamiento ágil y profundo y dotes extraordinarias de escritor. Maneja el idioma con personalísimo estilo y suprema elegancia. Físicamente, era Nicolás Maquiavelo un hombre enjuto, de regular estatura y rostro anguloso, expresivo y sereno.

La obra fundamental del célebre filósofo florentino, la que ha perdurado a través del tiempo, dando siempre lugar a las más encontradas opiniones, es "El Príncipe", libro que encierra, cuanto de filosofía práctica y reglas de gobierno podría apetecer cualquier jefe de Estado de cualquier tiempo, dispuesto a no reparar en medio para alcanzar sus fines. Su índole moral es fundamentalmente recusable.

"El Príncipe" ha tenido apologistas entusiastas, como Gentile, Alfieri, Wicouefort, Gobineau y Nietzsche; y detractores implacables, a cuyo frente se hallan, en diferentes épocas, hombres como Saavedra, Fajardo, Voltaire, Federico de Prusia, Macaulay, Castelar, Tolstoi, etcétera.

Napoleón comentó el libro de Maquiavelo con discrepancia en algunos puntos, pero siempre con simpatía. En cuanto al príncipe que hubiera de tomar como modelo, para el diseño de su obra, se cita a Fernando El Católico y César Borgia.

Maquiavelo vivió algún tiempo en la corte del duque Valentinois, y en ella pudo ver muchos hechos y actitudes que aprovechó para la composición de su libro. Sea como fuere, lo cierto es que "El Príncipe" está considerado, con justicia, como una manifestación típica del espíritu del Renacimiento y una de las obras maestras de la literatura universal.

Murió el 22 de Junio de 1527, a la edad de 58 años, en Florencia. Sus restos fueron inhumados en Santa Croce.

Maquiavelo y Dios

Su pensamiento

Tener de amigo a Dios es un privilegio, decía el Florentino, que no puede tomarse a la ligera. Se supone que el amigo de los Dioses, escribe Platón en "la República", recibe de ellos lo mejor de las cosas. Moisés, escribe Nicolás, tuvo un gran preceptor en Dios mismo y recibía de él órdenes verbales. En ningún lugar, nuestro autor, examina por extenso su concepción de Dios. Pero diseminadas en sus escritos, hay muchas referencias a Dios. Reunidas, forman un retrato inconfundible. El Dios de Nicolás es el Creador, la Divinidad Principal, Providencial, Real, Universal; el de los muchos nombres, personal, invocable, agradecible, merecedor de reverencia; un juez, justo y clemente, que premia y castiga; aterrador, una fuerza trascendente, separada del mundo pero actuante en él.

"…y el hombre ha sido creado sólo para bien y honor de Dios, quien le dio el habla para que pudiera alabarlo; le dio un rostro no inclinado hacia la tierra, como los animales, sino orientado hacia el cielo para que pudiera contemplarlo continuamente; le dio las manos para que pudiera construir templos, hacer sacrificios en su honor; le dio la razón y el intelecto para que pudiera especular y conocer la grandeza de Dios… Pensad por tanto cómo todas las cosas hechas y creadas, son hechas y creadas en beneficio del hombre…"

Carta de Maquiavelo a su amigo Vettori

Escrita en 1513

En mis tierras me estoy, y desde mis últimas desventuras no he permanecido, juntándolos todos, ni veinte días en Florencia… Me levanto con el sol y me voy al bosque mío que están talando, donde paso dos horas, inspeccionando los trabajos del día anterior y conversando con los leñadores, que siempre tienen algún pleito entre ellos o con sus vecinos…

Y dejando el bosque, me dirijo a una fuente, y de allí al sitio donde dispongo mis trampas para cazar pájaros, con un libro bajo el brazo: Dante, Petrarca, o uno de los poetas menores, como Tibulo u Ovidio. Leo de sus amores y pasiones que, al recordarme las mías, me entretienen sabrosamente en este pensamiento. Tomo luego el camino de la hostería, donde hablo con los pasajeros y les pido noticias de sus lugares, con lo que oigo diversas cosas y noto los varios gustos y humores de los hombres.

Llega en esto la hora del yantar, en el que consumo con mi familia los alimentos que puede dar esta pobre tierra y mi menguado patrimonio. Después de haber comido, vuelvo a la hostería, donde con el posadero están, por lo común, un carnicero, un molinero y dos panaderos. Con ellos me encanallo jugando a los naipes o a las damas, de lo que nacen mil disputas e infinitas ofensas y palabras injuriosas, y lo más a menudo se combate por un centavo, y hay veces que desde San Casciano se nos oye gritar. Y en esta piojería he de zambullirme para que no acabe de enmohecérseme el cerebro, y para desahogar esta malignidad de mi suerte… Al caer la noche, vuelvo a casa y entro en mi estudio, en cuyo umbral me despojo de aquel traje de la jornada, lleno de lodo y lamparones, para vestirme ropas de corte real y pontificia; y así ataviado honorablemente, entro en las cortes antiguas de los hombres de la antigüedad. Recibido de ellos amorosamente, me nutro de aquel alimento que es privativamente mío, y para el cual nací. En esta compañía, no me avergüenzo de hablar con ellos, interrogándolos sobre los móviles de sus acciones, y ellos, con toda humanidad, me responden. Y por cuatro horas no siento el menor hastío; olvido todos mis cuidados, no temo la pobreza ni me espanta la muerte: a tal punto me siento transportado a ellos todo yo – tutto mi trasferisco in loro -. Y guiándome por lo que dice Dante, sobre que no puede haber ciencia si no retenemos lo que aprendemos, he puesto por escrito lo que de su conversación he apreciado como lo más esencial, y compuesto un opúsculo "De Principatibus", en el que profundizo, hasta donde puedo, los problemas de este tema qué es: "la soberanía, cuántas especies hay, y cómo se adquiere, se conserva y se pierde".

A esta carta la tiene los especialistas por la mejor de su género de la literatura italiana; y fuera de estos méritos, sobre los que no nos toca pronunciarnos, consiste sin duda, en sus párrafos últimos, en un admirable documento de poder formativo y libertador de la cultura, de la cultura clásica sobre todo, tal y como la vivieron estos hombres del Renacimiento.

Maquiavelo nos enseña, por haberlo vivido él mismo, cómo siempre será posible, aun en las peores circunstancias, hacer de la sociedad de los grandes espíritus nuestro reino interior; un reino en el que somos invulnerables a todo lo que por el exterior pueda afectarnos, a los casos de fortuna o a la perversidad de los hombres.

Nicolás Maquiavelo

Cronología de su Vida

1469 – 1527

  • 1469

En una antigua familia toscana, nace Nicolás Maquiavelo, el 3 de Mayo.

El Estado florentino es una República, donde los Médicis, de hecho, ejercen la soberanía.

  • 1469-1470

A la muerte de Pedro de Médicis, le suceden sus hijos Lorenzo y Julián.

  • 1478 (ABRIL) En Florencia: conjuración de los Pazzi contra Lorenzo y Julián, que es muerto.
  • 1492 (ABRIL) Muere Lorenzo de Médicis, llamado el Magnifico. Lo sucede su hijo Pedro II.
  • 1494

Expedición de Carlos VIII a Italia. Pisa se sacude el yugo de Florencia.

Los Médicis son expulsados de la ciudad. Se proclama la República.

Savonarola es omnipotente en Florencia.

  • 1497

Excomunión de Savonarola.

  • 1498 Suplicio de Savonarola.

(19 DE JUNIO) A los 29 años, Maquiavelo ingresa en la Cancillería florentina como secretario.

(14 DE JULIO) Además, entrará al servicio de los diez magistrados encargados de la guerra y de los asuntos extranjeros.

  • 1499 (MARZO) Maquiavelo es enviado en misión ante el Señor de Piombino. Ante Catalina Sforza en el mes de julio, ante el ejército que tiene sitiada Pisa.
  • 1500 Primera legación de Maquiavelo en Francia.
  • 1502 Maquiavelo es enviado en comisión a Arezzo. Acompaña a Urbino, para negociar con César Borgia, a monseñor Soderini, obispo de Volterra y futuro cardenal, hermano de Soderini, que pronto será gonfalonero vitalicio.

Legación de Maquiavelo ante César Borgia en Imola en el mes de octubre.

Maquiavelo presencia el asunto de Sinigaglia.

  • 1503 Legación de Maquiavelo en Roma, después de la muerte de el Papa Alejandro VI.
  • 1504 Segunda Legación de Maquiavelo en Francia. Misión a Piombino.

Maquiavelo publica un poema de 500 versos: LA PRIMERA DECENAL.

  • 1505 Misión de Maquiavelo a Mantua. Misión ante el ejército florentino que sitia Pisa.
  • 1506 Diversas misiones de Maquiavelo sobre el territorio de la República.

Segunda Legación de Maquiavelo ante el Papa Julio II, al que seguirá en su expedición guerrera.

  • 1507 Misión de Maquiavelo a Piombino, a Siena, a Bolzano.
  • 1509 Misión de Maquiavelo ante el ejército que sitia Pisa. Legación en Mantua, en Verona. Maquiavelo publica LA SEGUNDA DECENAL.
  • 1510 Tercera Legación de Maquiavelo en Francia. Legación en Siena.
  • 1511

Misión de Maquiavelo ante Luciano Grimaldi en Mónaco.

Cuarta Legación de Maquiavelo en Francia.

Maquiavelo es comisionado para reclutar tropas en el territorio de la República.

  • 1512 Misión de Maquiavelo en Pisa.

Regreso de los Médicis a Florencia y destitución de Maquiavelo.

  • 1513 Maquiavelo es aprisionado y es liberado después de meses.

Es exiliado de Florencia a su casa de campo en San Casciano.

Sostiene una activa correspondencia con su amigo Francisco Vettori.

Escribe "DE PRINCIPATIBUS" y trabaja al mismo tiempo en los "DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA DECADA DE TITO LIVIO".

  • 1514 Gran actividad literaria de Maquiavelo.

1516 Ofrece a Lorenzo, duque de Urbino, el Tratado de El Príncipe.

  • 1518

Maquiavelo asiste regularmente a las reuniones literarias en los jardines de los hermanos Rucellai en Florencia. Lleva adelante su actividad literaria.

  • 1519 Maquiavelo es encargado por el cardenal Julio de Médicis, futuro Clenmente VII, de escribir la Historia de Florencia. Termina su libro "EL ARTE DE LA GUERRA".
  • 1521 Misión confiada a Maquiavelo por el gobierno de los Médicis, ante los Hermanos Predicadores de Carpi.
  • 1525 Legación de Maquiavelo a Venecia.
  • 1526 Numerosas misiones de Maquiavelo ante el ejército de la Liga.
  • 1527

Toma de Roma por las tropas imperiales mandadas por el condestable de Borbón.

  • Los Médicis son echados de Florencia. Maquiavelo en misión en Civita-Vecchia ante el almirante Doria.

Regresa enfermo, a Florencia. Muere a los 58 años, el 22 de junio.

Es inhumado en Santa Croce.

  • 1532 Publicación de "EL PRINCIPE", de "LOS DISCURSOS" Y de "LA HISTORIA DE FLORENCIA".

Obras de Nicolás Maquiavelo

  • (1504) Primer decenal.

Crónica en versos de los acontecimientos en Florencia y en Italia en el decenio 1494 a 1504.

  • (1514) Segundo decenal.

Crónica sucesiva que abarca los años 1505 a 1509; inconcluso.

  • (1513 – c. 1515) De Principatibus.

Tratado de política.

  • (1513 – 1517) Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio.

Escritos sobre política utilizando, principalmente, los diez primeros libros del historiador romano Tito Livio.

  • (1517) Belfagor, o El diablo que tomó esposa.

Fábula.

  • (1517) El asno.

Fantasía inconclusa en tercia rima sobre la metamorfosis.

  • (1517) Andria.

Comedia, La muchacha de Andros, del dramaturgo romano Terencio, traducida al vernáculo.

  • (1518) La Mandrágora.

Obra de Teatro.

  • (1520) La vida de Castruccio Castrani

Biografía Corta.

  • (1520) Discursus ó Discursos sobre los asuntos públicos de Florencia después de la muerte de Lorenzo el joven.

Propuesta para una nueva constitución.

  • (1521) Arte de la Guerra.

Libro en forma de dialogo.

  • (1520 – 1525) Historias Florentinas.

Historia desde 375 a 1492.

  • (1525) Cliza.

Comedia basada en Casina del dramaturgo romano Plauto.

  • (1525 – 1527) Exhortación a la penitencia.

Sermón para una cofradía.

NICOLÁS MAQUIAVELO

"EL PRÍNCIPE"

Si en la antigüedad, Constantinopla logró convertirse en una de las ciudades más importantes por su actividad cultural y comercial, Florencia logró un lugar excepcional por ese mismo aspecto durante los siglos XV y XVI.

Esta ciudad se encontró envuelta en la difusión de las nuevas ideas de la revolución renacentista. Se puede afirmar que esa urbe se constituyó en el epicentro del nuevo sistema político y cultural. Maquiavelo estuvo ligado desde muy joven a la administración política de esa ciudad y participó como arquitecto de la política exterior de la república.

El vínculo más decisivo de Maquiavelo con su lugar de origen fue su indeclinable y permanente decisión de defender la libertad de la república. Bajo ese deseo logró modelar su obra y ligar su vida al destino político de Florencia, aportando de manera sólida sus conocimientos de gran valor histórico.

El Príncipe es una obra, que a mi entender, refleja un esfuerzo de comprensión histórico por parte de Maquiavelo, sobre las realidades políticas de la Italia del siglo XV y XVI. Ya que ésta, se encontraba totalmente dividida, tanto por motivos políticos, como por la corrupción y alianzas de todo tipo, que evitaban la unión de Italia.

Su tiempo histórico es real y corresponde al proceso de tránsito de la Europa medieval a los tiempos modernos, sobre cuyas bases surgió posteriormente el modelo capitalista de organización de la economía.

La libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo apartaba de dogmas, para enfrentar de manera más creadora la realidad material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos XIV, XV, XVI.

Si nos circunscribimos a la visión histórica sobre el Renacimiento, conformada por el investigador Jacques Pirenne en su libro "Las grandes Corrientes de la Historia", podemos admitir que ese sistema permitió en Europa el surgimiento de una civilización anclada en el individualismo.

La liberación de la individualidad en el Renacimiento contrastó con el estancamiento de la economía y de la persona, disuelta en el marco del grupo feudal. Durante el Feudalismo las artes, el pensamiento y el comercio alcanzaron un nivel de estancamiento extremo. La individualidad logró sobrevivir a través del misticismo. Éste fue el único escape de las ansias de pensamiento y acción.

Sostiene Pirenne que, "durante el Renacimiento los hombres se liberaron de la opresión de grupo, la náutica revigorizó el comercio y las florecientes burguesías urbanas reivindicaron su emancipación económica-social, al borrar la noción de dependencia jerárquica; abriendo así, el campo a la emancipación de la conciencia y a la reaparición del pensamiento. Así fue como se esbozó la era de la civilización occidental, en la que la emancipación de la persona humana correspondía a la expansión de la economía urbana".

No toda Europa logro ser cobijada por ese movimiento espiritual y económico renovador. En la Europa central el Feudalismo se mantuvo por varios siglos más.

El desarrollo de la ciencia permitió la libre investigación de los problemas humanos y de la naturaleza. La realidad se confronta a partir de la razón y de la experiencia concreta con el mundo, desmitificando el método escolástico. Maquiavelo constituye desde esa perspectiva una de las síntesis mas reveladoras del nuevo espíritu burgués, caracterizado esencialmente por una mentalidad profana e inquisitiva para la cual, la realidad inmediata y sensible es la fuente del conocimiento.

El historiador argentino José Luis Romero, en su penetrante ensayo: "Maquiavelo Historiador", afirma que la mentalidad burguesa imaginó al hombre instalado de forma inevitable en la realidad sensible: "la criatura humana dejó de ser pensada como una abstracción para ser vista como una realidad de carne y hueso, como un microcosmos real, anhelante de explayar su personalidad dual, como un individuo que se realizaba en el mundo terreno. La nueva imagen del hombre fue también un derivado de la experiencia".

Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir, que los valores y la moral tradicional, cimentados por la iglesia católica, no se ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en la Europa renacentista.

La Edad Media, había creado en Europa un sinnúmero de principados feudales, fraccionados y dispersos. Todos ellos operaban como factores adversos a la necesidad de centralización del poder, requerido por las nuevas clases sociales en su camino de expansión comercial.

La amplia experiencia acumulada por Maquiavelo en las cortes europeas, como representante de la cancillería florentina, su contacto con príncipes, y su observación de las decisiones gubernamentales, le brindaron una visión excepcional sobre el carácter de los hombres de Estado, y los alcances de sus actos políticos.

El ensayista inglés Quentin Skinner, autor del libro "Maquiavelo", y quien aporta novedosos datos sobre el desempeño de éste, como consejero de príncipes, afirma de los estadistas de este tiempo: "lo que todos ellos se negaban a reconocer, era que habrían tenido mucho más éxito si hubieran intentado acomodar sus personalidades respectivas a las exigencias de los tiempos, en lugar de querer reformar su tiempo según el molde de sus personalidades. Con el tiempo Maquiavelo colocó este juicio en el autentico corazón de su análisis sobre el caudillaje político en El Príncipe".

En "El Príncipe", se complementan de forma extraordinaria el creador literario, el investigador histórico y el analista político. Con esas ventajas, esta obra pudo situarse entre las más bellas construcciones de la prosa italiana del siglo XV y de la literatura universal de todos los tiempos. El hombre, que se sumerge en los hechos, y que vive intensamente los acontecimientos políticos de su época, no riñe con el observador que luego los mide y los confronta con su visión del Estado y de la naturaleza humana.

El poder, considerado como uno de los ámbitos de realización del espíritu humano, y el fenómeno político, visto como la expresión suprema de la existencia histórica que involucra todos los aspectos de la vida, es en mi humilde opinión, lo que impulso a Maquiavelo a escribir "El Príncipe".

El esquema general de la obra es el siguiente:

  • Los nueve primeros capítulos, responden a la pregunta de cómo se crea y se forma un principado y analizan el proceso de variada constitución de los principados.

Con mayor detalle aún:

  1. Los capítulos del II al V, examinan la conquista de nuevas provincias por un Estado ya formado y organizado.
  2. En los capítulos del VI a IX, se estudia la formación de un nuevo principado (como los de Francesco Sforza y César Borgia).
  • El capítulo X, trata de la capacidad general de lucha de un Estado contra el enemigo exterior.
  • El capítulo XI, está dedicado al peculiar tipo de principado que es el Estado de la Iglesia, para el cual no valen las reglas que rigen la vida de los demás Estados.
  • Con los capítulos XII al XIV, se pasa a las grandes cuestiones generales de la vida interna del Estado que se resumen en una sola: el ordenamiento de las fuerzas armadas.
  • En los capítulos del XV al XXIII, dedicados exclusivamente a la figura del príncipe, el análisis de Maquiavelo llega al máximo de realismo.
  1. Tiene plena conciencia de decir cosas de las que nadie ha osado nunca hablar, cuando, en el capítulo XV, arremete contra los filósofos y escritores que han hablado de política.
  2. He aquí la normativa del capítulo XVI: mejor es ser considerado parsimonioso, y no disipar las riquezas del Estado liberal, para luego gravar con impuestos a los súbditos.
  3. Y los preceptos del capítulo XVII: más vale ser cruel a tiempo que inútilmente misericordioso; mejor es ser temido y respetado, que amado y no lo bastante respetado.
  4. Y sobre todo, he aquí los muy famosos del capítulo XVIII, el más discutido y criticado de toda la obra maquiavélica: la necesidad del príncipe de no observar la fe (la palabra ) dada cuando tal observancia se le vuelva en contra o se hayan extinguido las causas que la hicieron prometer.
  • Finalmente, los capítulos XXIV al XXVI, ofrecen la vinculación abierta del tratado con la situación italiana del momento. El tratado concluye con los versos de la oda "Italia mía", de Petrarca.

El Renacimiento había dado inicio a la separación del poder eclesiástico del civil en el mundo, y las cuestiones religiosas quedaban restringidas al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había despojado al hombre de su armadura teológica y le había devuelto la voluntad de organizar su existencia, sin temores o esperanzas de compensación espiritual en una vida ultraterrena.

El Estado también empezaba a concebirse como un poder civil, no ofrecido a los individuos por derecho divino sino por intereses económicos, de clases, o por ambiciones personales.

Fue esa gran mentalidad la que permitió la obra de Maquiavelo y de la que derivó su concepción del poder y de la política.

Maquiavelo no es ajeno a la moral. Y supo intuir antes que sus propios contemporáneos, que era imposible organizar un Estado en medio del derrumbe social de Italia.

Las opiniones posteriores sobre su obra, en lo concerniente a su política de maximizar los medios frente a los fines, en el ejercicio del poder, ignoran que el escritor florentino fue un ardiente partidario de la libertad. Y lo demostró con sus escritos, defendiendo las instituciones republicanas que fueron destruidas con la invasión de Francia y España a Italia; lo mismo que contra la corrupción, a la que consideraba una amenaza contra la libertad, virtud sin la cual ningún pueblo puede construir su grandeza.

"La experiencia muestra que las ciudades jamás han crecido en poder o en riqueza excepto cuando han sido libres", dijo Maquiavelo.

"El fin justifica los medios", no es una sentencia carente de moral y ética como han pretendido demostrar los críticos de Maquiavelo, sencillamente es una reflexión en la que reconoce que, de las mismas circunstancias que enfrenta "El Príncipe", él debe extraer las premisas necesarias para desenvolverse en un mundo cambiante.

El éxito de un soberano radica en tomarle el pulso a las situaciones, valorarlas y armonizar su conducta con la dinámica inherente a ellas. Son las necesidades las que impondrán una respuesta. Y con ello, Maquiavelo demuestra, que los hombres se miden con el mundo y actúan sobre él. Premisa infalible, que se había olvidado durante la Edad Media.

Ello significa, que la ambición de Maquiavelo de ver una Italia unida, expuesta de forma precisa en los consejos que en 26 capítulos sugiere al magnífico Lorenzo de Médicis, no constituyen un espejismo político, sino que puede llevarse al práctica en la realidad material a través de la lucha por el poder, y estimulando en los italianos los sentimientos comunes que configuraban la identidad cultural de ese país. Existe una circunstancia concreta: Italia invadida por fuerzas extranjeras, y una necesidad real: la liberación nacional y la construcción de la unidad política. El medio para lograrlo, es la guerra y el fin, adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos, organizándose como estado nacional.

Para Maquiavelo los fines políticos eran inseparables del "bien común".

La moral, para el diplomático florentino, radica en los fines y la ley, constituye el núcleo organizador de la vida social. Todo lo que atenté contra el bien común debe ser rechazado y por ello "la astucia, la hábil ocultación de los designios, el uso de la fuerza y el engaño, adquieren categoría de medios lícitos, si los fines están guiados por el idea del buen común; noción que encierra la idea de patriotismo, por una parte, pero también las anticipaciones de la moderna razón de Estado" (Romero).

Las simplificaciones de las que ha sido víctimas Maquiavelo, no han logrado minimizar esa nueva dimensión ontológica sobre el poder, genialmente concebida por el estadista florentino.

Para Maquiavelo está claro que, a diferencia de los países europeos, en Italia no había sido posible construir el Estado-nación. El soberano que fuese a enfrentar este reto histórico, necesitaría de una suma de poder, que lo convirtiera en un monarca absoluto. Esa empresa, solo es posible si el gobernante dispuesto a llevarla a cabo, arma a los ciudadanos para liberar a su patria de las fuerzas extranjeras. Cumplida esta tarea, procurará ofrecer al pueblo leyes justas; y éste a su vez , asumirá la defensa y seguridad de la nación.

El interés de Maquiavelo se centra, a través de toda su obra, en la política como "arte de conquistar el poder".

La política es, por tanto, el arte del príncipe o gobernante en cuanto tal. Y el príncipe, en cuanto conquistador y dueño del poder, en cuanto encarnación del Estado, está por principio (y no por accidente) exento de toda norma moral. Lo importante es, que tenga las condiciones naturales como para asegurar la conquista y posesión del poder, "que sea astuto como la zorra, fuerte como el león"… ("El Príncipe" Cáp. VIII)

Dice Maquiavelo que, "el príncipe que quiere conservar el poder debe comprender bien que no le es posible observar, en todo, lo que hace mirar como virtuosos a los hombres, supuesto que a menudo para conservar el orden de un Estado, está en la precisión de obrar contra su fe, contra las virtudes de la humanidad y caridad, y aún contra su religión"… ("El Príncipe" Cáp. XVIII).

Para Maquiavelo, la razón suprema no es, sino la razón de Estado.

El Estado (que identifica con el príncipe o gobernante), constituye un fin último, un fin en sí, no solo independiente sino también opuesto al orden moral y a los valores éticos, y situado de hecho, por encima de ellos, como instancia absoluta.

El bien supremo no es ya la virtud, la felicidad, la perfección de la propia naturaleza, el placer o cualquiera de las metas que los moralistas propusieron al hombre, sino la fuerza y el poder del Estado y de su personificación el príncipe o gobernante.

El bien del Estado no se subordina al bien del individuo o de la persona humana en ningún caso, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren.

El sentido de la vida y de la historia, no acaba para los hombres si ellos prosiguen en la tarea de perfeccionar la sociedad, sobre bases racionales que los trasciendan más allá del simple plano individualista o de atomización social en el que viven dentro de las sociedades contemporáneas de finales del siglo XX.

La permanente transformación de la política, como la soñó Maquiavelo, puede ser el camino para la humanización del poder y la sociedad.

CONCLUSIÓN

Leer a Maquiavelo o su obra "El Príncipe", es enfrentarnos al triunfo del espíritu renacentista sobre la religión, como también al lado más creador y sombrío de los hombres por obtener el poder, conservarlo y expandirlo en las justas proporciones que podamos gobernarlo y protegerlo, en la ardua e inconclusa tarea de manejar el poder ante la sociedad.

Generalmente se afirma que la historia es el registro de los actos de los hombres a través del tiempo. Desde esa interpretación, Nicolás Maquiavelo ve la disolución de una era y/o del mundo medieval, y el nacimiento de una nueva realidad en la que el hombre, vuelve a ser la preocupación esencial de todas las cosas: el Renacimiento.

Si la política debía ser el arte de lo posible, para Maquiavelo, ello significaba que ésta debía de basarse en realidades. Las necesidades de cambio que él formuló, para su tiempo, fueron extraídas de su observación del mundo material y del estado de ánimo colectivo de sus compatriotas.

Sin embargo, en "El Príncipe", también se encuentra la reivindicación del Estado moderno como articulador de las relaciones sociales y la necesidad de que los hombres vivan en libertad.

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