- Introducción
- Recursividad Interminable y Frenesí Cósmico de Datos
- Sueño Inalcanzado: Producción Industrial de Software
- Surgimiento de una Innovación Anunciada
- Informática y Modernización en la Era del Conocimiento
- Era de la Información, Rediseño de la Revolución Industrial
- Vuelta al Futuro, Crónica de la Utopía
- Vértigo Tecnológico y Paradoja de la Productividad
- Tecnología y Liberalización, Impulsoras de la Globalización
- La Revolución Tecnológica en Perspectiva Amplia
- América Latina e Internet: avances recientes
- Transformación cultural y tecnología de información
- Extraños en el Paraíso, Empresarios vs Burócratas
- Aprendizaje en la Economía Digital, ¿Caminito a la Escuela?
- ¿Mentes Indomables, Buenas, Bonitas y Baratas?
- Educación en el 2048, Mejor Profesorado y Tecnología
- Transformación Cultural en Puerta: la Generación Red
- Comercio Electrónico eje de la Era Digital
- Económico y Cultural, El Mayor Impacto de Internet
- El Canal como Línea de Producción Virtual
- Comercio Electrónico, Desde Ahora y Hasta la Eternidad
Introducción
Hay antecedentes en la computación que permiten ubicar logros y obstáculos en el ámbito internacional y en una perspectiva histórica; las tecnologías de información y comunicaciones, conjuntamente con el avance de la globalización, podrían elevar la productividad a un nivel único en la historia, como en su momento sucedió con la Revolución Industrial, y ampliar sus impactos; afrontar tales desafíos requiere, inicialmente profundizar en la complejidad de las interrelaciones de los sistemas tecnológicos junto con los sistemas naturales y los históricos (vida material, cultura, economía, capitalismo, sociedad y política).
Recursividad Interminable y Frenesí Cósmico de Datos
Las grandes transformaciones se inician con cambios pequeños, así lo han señalado muchos filósofos e historiadores, lo que en el caso del microchip ha significado una recursividad prácticamente interminable a través de reiniciar, desde bases materiales cada vez más pequeñas, nuevas estructuras de civilización que originaron lo que algunos han denominado la era de la información, o del conocimiento, en tanto que otros la llaman el siglo del estado sólido, o del transistor.
El descubrimiento del transistor, el 16 de diciembre de 1947, por John Bardeen y Walter Brattain, en los laboratorios Bell de AT&T (1), inició una revolución científica y tecnológica que desembocó, entre otros aspectos, en el Valle del Silicio, la era espacial, el armamento de alta tecnología, las computadoras personales, los walkmans e Internet. El transistor devino en la célula nerviosa de la era de la información al existir casi un billón de transistores en la superficie de la Tierra; es decir, hay más transistores que hormigas, y por cada ser humano se dispone de 100 transistores (2) para tomar decisiones en la operación de productos que abarcan desde automóviles hasta lavadoras, juguetes y hornos de microondas.
Los logros como los mencionados han sido para el siglo XX lo que la máquina de vapor fue para el XVIII; y el telégrafo para el XIX; la máquina de vapor inició la era de la producción en masa y la del transporte ferroviario rápido; el telégrafo, la de la comunicación instantánea; y el transistor, la de la información, además de generar industrias como la de producción de chips que, si en 1990 representaba 50,000 millones de dólares, en 1997 significó 140,000 millones de dólares, y la que se espera logre empacar 250,000 millones de chips en una memoria hacia el 2012 (3).
El vínculo entre el hombre y el silicio, materia prima principal de los transistores, no es nuevo, pues nuestros antepasados más remotos en su proceso de hominización al construir y emplear herramientas de silicato, desarrollaron su inteligencia; sin embargo, no fue sino hasta la Segunda Guerra cuando las cualidades del silicio, en cuanto a semiconductor, o sea de regulación de flujo eléctrico, comenzaron a apreciarse en el control y amplificación de señales y en la detección de señales de radar, dando origen al transistor.
Después de que Shockley creó la primera empresa manufacturera de transistores en lo que hoy se conoce como el Valle del Silicio, tocó a Robert Noyce, de la empresa Fairchild, y a Jack Kilby, de Texas Instruments (4) descubrir independientemente uno del otro, cómo integrar varios transistores, y otros componentes eléctricos en segmentos de silicio, surgiendo el microchip, el caballo de fuerza de la microelectrónica moderna y de la computación personal.
Muchos consideran que estamos en la era de la información no tanto por la generalización del procesamiento de datos, sino porque es posible analizar de forma creciente casi cualquier problema como si se tratara de uno de manejo de datos, y contemplar el mundo como un frenesí de datos que aguarda ser dominado.
Sueño Inalcanzado: Producción Industrial de Software
El pasado 21 de junio se cumplieron 50 años de la puesta en operación del primer programa almacenado en una computadora digital, por Tom Kilburn en la Universidad de Manchester, Inglaterra (5); posteriormente, programas como el mencionado se convirtieron en componentes vitales para la difusión universal del cómputo, configurando lo que se ha denominado la Era Digital. Este avance fue logrado por Kilburn en colaboración con el profesor Freddie Williams, un experto en radar, quien buscaba mejorar la tecnología de rayos catódicos (CRT) a fin de resolver la persistencia en la dispersión del eco en sistemas de radar; Williams se percató de que si bien dicha persistencia generaba problemas en la pantalla de radar, podría servir para almacenar y, más importante, recuperar información para fines computacionales.
Durante ese lapso, investigadores estadounidenses y británicos se orientaron hacia la utilización de tubos de mercurio para almacenar datos, cuyo acceso resultaba lento y difícil; al juzgar ventajoso emplear CRT como memoria de lectura/escritura (RAM, Random Acces Memory), Kilburn y sus colegas construyeron "Baby", la primera computadora con memoria electrónica, la cual tuvo como tarea inicial, mediante sustracciones sucesivas, encontrar el mayor factor propio de dos elevado a la potencia 18.
Baby (6) fue construida a partir de interruptores de control provenientes de radios de aviones Spitfire y de válvulas destinadas inicialmente a sistemas de radar; medía dos metros de alto y cinco de largo, más o menos el tamaño promedio de las computadoras de entonces; sin embargo, en 1949, el logro de Baby era tan prometedor que la revista Popular Mechanics se arriesgó a pronosticar que las computadoras en el futuro podrían llegar a pesar menos de tonelada y media. Ante el potencial del descubrimiento de Kilburn y Williams, el Gobierno británico desarrolló un proyecto conjunto con la empresa de computadoras Ferranti, la que en menos de tres años, con base en la Baby, desarrolló la computadora comercial Mark One (7), el ancestro de las Ferranti Atlas, de los 60, y de las mainframes ICL, de los 70.
A raíz de la innovadora integración de software y hardware creada por esos investigadores ingleses, surgió una prodigiosa mejora continua del hardware, el cual casi mensualmente se vuelve más rápido y barato, mejora que desafortunadamente no ha sido acompañada por un ritmo comparable con el avance del software; por ejemplo, a lo largo de una generación no han sido modificadas sustancialmente ninguna de las categorías básicas del software del cómputo personal, como son las interfaces gráficas de usuario, o programas caballitos de batalla, por ejemplo, procesadores de palabras y hojas electrónicas de cálculo.
Dichas categorías, más allá de las apariencias, son el mismo sistema de interfaces con base en ventanas, punteros y ratón, conocido como WIMP, Windows Interfaces and Mouse Pointers, desarrollado en Xerox Parc, en 1973, quedando aún como promesas pendientes sistemas de software orientados a objetos, o sea los que se desarrollan, prueban, mantienen y mejoran, como cualquier otro producto o servicio industrial.
Surgimiento de una Innovación Anunciada
Las computadoras digitales para tareas esenciales como entender el lenguaje o reconocer rostros son sólo hoy en día un poco mejores que hace 30 años, a pesar de haber incrementado la capacidad de procesamiento en seis órdenes de magnitud en ese lapso, afirmó Carver Mead, en la conferencia de prospectiva acerca de los próximos 50 años de computación, organizada en marzo del año pasado por la Association for Computing Machinery; inclusive, una mosca procesa información visual mejor que la más poderosa computadora digital; ésta no tiene nada que hacer frente a tareas perceptivas como oír o ver, en las que insectos y reptiles, por no mencionar los seres humanos, tienen una capacidad muy superior.
De ahí que investigadores como Mead desde hace más de quince años decidieron abandonar la exploración de eventuales posibilidades de circuitos digitales, y optar por estudiar el funcionamiento de las neuronas del cerebro humano a fin de reproducir el "pegamento eléctrico" de ese órgano en chips de silicio mediante comparar imágenes almacenadas con las obtenidas del mundo real.
Los chips neuronales, se espera sean factibles para algunos tipos de procesamiento hacia 2017 y 2027, al lograr vincularlos a chips digitales que aún entonces serán óptimos para el procesamiento matemático intensivo.
Por otra parte, Pattie Maes argumentó que lo que se ha manejado en las últimas cinco décadas como inteligencia artificial, es probable evolucione en los próximos 50 años hacia prótesis hombre-máquina que amplíen y superen deficiencias de la inteligencia humana.
Para Maes, los investigadores en ese campo, después de cerca de 50 años, tienen poco que informar acerca de cómo opera el cerebro y de cómo extrapolar dicho funcionamiento a aplicaciones prácticas. En cambio, mediante técnicas de inteligencia artificial más convencional, pronto se contará con "agentes de memoria" con capacidad GPS (Geographical Positioning System) para rastrear lugares visitados por una persona, recordar con quién habló, y mantener registros del correo electrónico recibido. Tales agentes proporcionarán información "justo a tiempo", que harán recordar al usuario nombres, información y correspondencia como ojos y oídos adicionales.
En mundos virtuales como los de Maes, las computadoras administrarán por nosotros la lista de compras, nos ayudarán a relacionar nombres con caras y a encontrar compañeros que compartan nuestros intereses, y que así ayuden a conectar puntos que en la vida de muchos tienden a estar desvinculados.
A pesar de todas las promesas tecnológicas anunciadas, quizáá lo que más sorprenda en los próximos 50 años a usuarios e innovadores de la computación, sea lo mismo que causó la mayor admiración en los primeros 50 de la computación: "la manera en que las masas (jóvenes/viejos y hombres/mujeres, entre otros) se involucran con las computadoras, al centrarse en ellas como dispositivos de comunicación, elemento éste fundamental en la construcción de comunidades", concluye Maes.
Informática y Modernización en la Era del Conocimiento
Innovaciones como las señaladas, a pesar de los obstáculos que experimenta la producción de software a escala industrial, permiten vislumbrar al filo del nuevo milenio una nueva revolución tecnológica, sustentada en innovaciones en las telecomunicaciones, la microelectrónica y la computación, dando lugar a la informática, tecnología que proporciona la posibilidad de producir y manejar información en volúmenes insólitos, así como de consultarla y transmitirla a través de enormes distancias en forma prácticamente instantánea.
La nueva tecnología también se distingue por su incidencia en la mayor parte de las áreas del conocimiento. Su amplio impacto ha influido en las ciencias, las artes, las estructuras de producción de la agricultura, la industria y el comercio, así como en la forma en que se prestan los servicios, tanto públicos como privados. Ha modificado el uso del tiempo y la forma de vida, penetrando de hecho en todos los aspectos de nuestra existencia.
Se ha constituido en la plataforma de lo que se empieza a denominar la Sociedad del Conocimiento, cuya evolución trae a nuestra memoria los efectos de la revolución industrial, cuando el desarrollo tecnológico heterogéneo entre las naciones redefinió los liderazgos del mundo de aquella época. En un futuro cercano, las sociedades que dominen las nuevas tecnologías serán las que ejercerán el liderazgo del próximo siglo.
"Hoy, en un dinámico entorno político, económico, social, científico y tecnológico, los gobiernos en el mundo tienen que responder a una ciudadanía más consciente e informada en la que participa, de manera creciente, la conversación universal al inicio de la era del conocimiento. Hoy, los gobiernos reflexionan, se evalúan a sí mismos, realizan un análisis profundo e instrumentan acciones para responder a las aspiraciones de la población para no rezagarse, y para cumplir con sus funciones públicas en este nuevo entorno", afirmó el doctor Carlos M. Jarque, presidente del INEGI, en la inauguración del Foro Gobierno Digital: Agenda para la Era de la Información.
Por eso no extraña que en diversas regiones exista una firme voluntad de los gobiernos para impulsar la modernización integral de la administración pública. Esta corriente es conocida como "Reinventar el Gobierno"; otros, la "Nueva Administración Pública", y algunos más, el "Rediseño del Gobierno". Independientemente de los términos, en general los grandes ejes del cambio se orientan a mejorar substantivamente los resultados y funciones del sector público, reformando incluso su estructura y operación.
No basta tomar las formas tradicionales de operar, y aplicar a ellas las ventajas de las herramientas informáticas. De hecho, una auténtica transformación y modernización gubernamental debe apoyarse en estas herramientas a partir de una verdadera reforma y adecuación de los servicios, procedimientos y estructuras, en el marco de una estrategia integral.
La tecnología que sirve de plataforma a la era del conocimiento, apoya por un lado, una operación más efectiva de los gobiernos al cierre del siglo XX, y por otro, impulsa nuevas demandas y nuevas formas de interrelación de los ciudadanos y de sus vínculos con los gobiernos ante la próxima centuria.
Era de la Información, Rediseño de la Revolución Industrial
La Era de la Información transforma no tanto el Gobierno y el hogar como en general el mundo del trabajo, desde el cual la tecnología revierte diversos efectos de la Revolución Industrial, afirma Michael Hammer (8); quien agrega que la Era Industrial fue la especialización del trabajo, más que la estandarización de partes o de la línea de ensamble.
La especialización condujo a que el individuo tuviera, en el mejor de los casos, sólo una idea reducida del proceso en el que se inserta su trabajo con base en la Revolución Industrial, la cual el empleado moderno, una persona que desempeña una tarea particular de acuerdo con un conjunto más o menos fijo de reglas o procedimientos, se valúa únicamente al desempeño del trabajador únicamente desde la estrecha perspectiva de dicha tarea. La otra cara de la moneda de tal situación es el gerente, quien dispone de la información de la que carece el trabajador, él es quien sabe qué hacen los otros trabajadores y cómo encaja el trabajo de cada individuo en la del conjunto, los objetivos de la empresa y el contexto en el que se desarrollan las tareas de cada empleado.
La especialización elevó significativamente la productividad a lo largo de los dos últimos siglos, al mismo tiempo que fragmentó los procesos hasta hacerlos irreconocibles; en un ambiente centrado en tareas, fragmentación que los aletargó y rigidizó, además de volver a los trabajadores, propensos a errores y elevar costos administrativos para controlarlos e integrarlos. Mientras parecía que la demanda de clientes fuera infinita, tales problemas pudieron ignorarse, sin embargo, en las nuevas realidades de la economía globalizada es imposibles pasarlos por alto. La tecnología de la información permite responder a las fallas de la Revolución Industrial al vincular tareas a procesos integrados.
Dicha tecnología facilita a cada uno comprender el todo al permitir compartir información, al proveer de conocimiento en la toma de decisiones autónomas y al apoyar cómo enfrentar situaciones nuevas o complejas en organizaciones que ya no son de empleados, sino organizaciones de emprendedores. Cuando éstos son responsables del trabajo, y asegurarse que se realiza correctamente, esas organizaciones al no ser de empleados, tampoco lo son ya de administradores. Los profesionales no requieren capataces o supervisores para asegurar que trabajen correcta e intensamente, necesitan entrenadores para apoyarlos y educarlos; en la Era de la Información, los empleados se convierten en profesionales y los gerentes en entrenadores "coaches", afirma Hammer (9).
Pasar de organizaciones centradas en tareas a centradas en procesos, mediante proliferación de equipo de cómputo y comunicaciones no sólo transforma cómo se trabaja, sino el lenguaje y el pensamiento; una organización rica en información y comunicación es democrática, es una en la que títulos y estatus tienen menor significación, pues todos se sienten y comportan como emprendedores.
La transición hacia una sociedad así genera muchas preguntas para las cuales no siempre hay respuestas; no obstante es una sociedad en la que los problemas técnicos son relativamente fáciles, no así sus consecuencias a pesar de que éstas deben ser anticipadas, tanto como sea necesario.
Vuelta al Futuro, Crónica de la Utopía
En los 80 predominó la idea en Estados Unidos, de que estaba en decadencia; igual que en cualquier nación tercermundista predominaban las visiones apocalípticas, los buenos empleos desaparecían, se incrementaba el índice de pobreza de los trabajadores y la criminalidad se salía de control, el ambiente tendía a deteriorarse cada vez más, el sistema educativo se colapsaba y lo único que formaba eran futuros pandilleros, o trabajadores prácticamente analfabetas para el sector de servicios, afirman Schwartz y Leyden, en su manifiesto ya clásico (10).
Hacia finales de los 90, ese panorama se había revertido en otro derivado de la expansión del mercado de valores y de una economía que desafiaba la teoría cíclica convencional; en esta nueva visión, el mundo es menos peligroso, las nuevas generaciones mantienen la esperanza de vivir bajo mejores estándares de vida, los cuales aún son privilegio exclusivo de unos cuantos, no más de la quinta parte de la población estadounidense; parecería que siguen siendo causas perdidas tanto paliar este ambiente de desigualdad social como mejorar el ambiente natural; sin embargo, predomina una visión optimista radicalmente diferente, derivada del inicio de una expansión económica global inédita.
Se habría ingresado a un periodo de crecimiento sostenido que eventualmente duplicara el producto mundial cada doce años, que beneficiando miles de millones de habitantes del planeta, la expansión económica que abarcaría hasta al 2020 contribuyendo a resolver problemas cada vez más complejos, como la pobreza, la distensión a escala mundial y la protección al ambiente.
En el marco del futuro, la retrospectiva del lapso entre 1980 y 2020 sería considerada como clave de una prodigiosa transformación; en las naciones desarrolladas occidentales, la nueva tecnología conduciría a incrementos de la productividad reflejados en un gran crecimiento económico, al mismo tiempo que el proceso sin pausas de la globalización, mediante la apertura de las economías nacionales y la integración de los mercados, impulsaría el crecimiento de una buena parte del resto del mundo. Ambas megatendencias, cambios tecnológicos fundamentales y el nuevo "ethos" de apertura, inducirán transformaciones hacia el inicio de una civilización global, una civilización de civilizaciones que florecerá en el próximo siglo.
El desarrollo de la computadora personal y el particionamiento del monopolio del sistema de comunicaciones de la Bell, iniciaron dos de las cinco grandes olas de cambio tecnológico que alimentarán la gran expansión que viene a lo largo de las próximas décadas; hasta ahora, la computadora personal, en una primera década de difusión, logró ser adoptada en los negocios; hacia los 90 comenzó a ingresar a los hogares, y el microprocesador a ser incorporado a muchos otros productos y herramientas, tales como automóviles. Hacia la vuelta del siglo, la capacidad que se duplica cada 18 meses de la computadora, hará que cualquier cosa incorpore un cerebro de silicio; hacia el 2010, Intel construirá un chip con mil millones de transistores, 100 veces más complejo que el circuito integrado más avanzado diseñado hacia finales de los 90. Para el 2015, la traducción simultánea tendrá grandes efectos en un mundo multilingüe (11).
Algo parecido a lo que sucede en la computación se presenta en el sector de comunicaciones, contribuyendo así al nacimiento de la economía en red, lo que a su vez repercutiría en ganancias espectaculares en la eficiencia y en la productividad.
Vértigo Tecnológico y Paradoja de la Productividad
El gasto anual corporativo estadounidense en hardware de tecnología de información fue superior a los 220,000 millones de dólares en 1997, con mucho el mayor segmento del presupuesto de gasto de capital, a pesar de sólo representar la punta del iceberg de costos de una función tecnológica que abarca software, ciclos implacables de reemplazo cada vez más cortos, y legiones de personal de soporte de los sistemas de información gerenciales (12).
Muchos creen percibir signos de recuperación en ese vértigo tecnológico; para no ir más lejos, señalan el milagro macroeconómico de 1997 y principios de 1998, que permitió a Estados Unidos obtener cuotas elevadas de crecimiento sin incurrir en inflación, ¿cómo podría haber ingresado la economía estadounidense a esa tierra de fábula del nuevo paradigma, si no fuera por un renacimiento de la productividad orientado por la tecnología? (13).
Esos milagros tecnológicos no sólo se relacionan con la aparente desaparición de la inflación, sino que están vinculados a la expansión de Internet, al surgimiento relacionado del comercio electrónico, y al advenimiento de la plataforma empresarial global completamente en red, como unas cuantas evidencias del poder de la recuperación norteamericana impulsada por la tecnología, la que inclusive conduciría posiblemente al fin de la pobreza y de las tensiones geopolíticas, de lo cual sería el eje un pretendido resurgimiento de la productividad (14).
La reciente expansión de la economía estadounidense tiene que ver más con la tenacidad de los gerentes por reducir costos que de forma sorprendente han beneficiado a un reducido sector de los actores económicos en dicha economía, y no con un supuesto resurgimiento de la productividad. Los cambios en las tendencias de la productividad cuando emergen, lo hacen con mucha lentitud; al respecto, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Alan Greenspan (16), afirma que dicho proceso es siempre más evolutivo que revolucionario, lo cual a su vez no debe sorprender, ya que si el crecimiento de la productividad en el ámbito agregado representa la sinergia entre el trabajo y el capital, no sólo involucra nuevas tecnologías incorporadas en el acervo de capital, sino un conjunto de habilidades de los trabajadores incorporadas en esfuerzos productivos crecientes (15).
Muchos mencionan la paradoja de que contradictoriamente, mientras más se ha gastado en tecnología de información, TI, menor ha sido el incremento del acervo de capital, disparidad representada en ciclos sumamente cortos de reemplazo, de ahí que cerca del 60% del gasto en TI se oriente al reemplazo de equipo obsoleto en un proceso cada vez más acelerado de actualizaciones, o sea que la evidencia de acumulación de capital asociada con un crecimiento de la productividad ha sido aparente (17).
Algo parecido sucede con la acumulación de capital humano, ya que se constata que no se ha incrementado significativamente, como lo evidencia el que los logros educativos de los trabajadores estadounidenses no se hayan desarrollado manifiestamente en años recientes, como sería de suponer si su contribución hubiera alcanzado un nivel superior en la productividad (18).
El incremento de la productividad, que fue de 2.4% anual entre 1870 y 1960 (19), pasó a 1.9% entre 1960 y 1973, se redujo a 0.1% entre 1973 y 1979, y únicamente aumentó a 0.6% entre 1979 y 1997 (20). El incremento de los rendimientos en las ganancias corporativas tiene que ver más con políticas de reestructuración y "downsizing" que con el incremento de la sinergia de operar más eficientemente con más capital y con más trabajo, como sería el caso con un nivel mayor de productividad; de ahí que se argumente que la próxima recesión, la primera de la era digital, pondrá bajo severo escrutinio la bondad de invertir compulsivamente en tecnología de la información para finalmente obtener más de muchos en beneficio de unos pocos, concluye Roach (21).
Tecnología y Liberalización, Impulsoras de la Globalización
Esta década, más que la del fin del milenio, podrá ser conocida en el futuro como la del impulso decisivo a la globalización, o la de la gran depresión. De cumplirse las promesas de la globalización, se impulsarán la productividad y los niveles de vida en muchos lugares del planeta; en caso contrario, se reeditarán en el próximo siglo algunas estructuras del siglo que pronto concluirá.
Si como sucedió con la corriente globalizadora durante los 40 años previos a la primera guerra mundial (22), es factible que la actual corriente globalizadora naufrague ante escollos insalvables, como en aquélla fueron la guerra, y el feroz proteccionismo que le siguió, durante y después de la gran depresión, la actual tendencia globalizadora quedaría revertida (23).
A la fecha, las actuales tendencias globalizadoras han enfrentado obstáculos como los de las crisis monetarias europeas en 1992 y 1993, la de México en 1994 y 1995 y la del Sureste Asiático en 1997 y 1998 (24), si esta última crisis afecta con más intensidad a Japón, y luego América Latina (25), se habría generado un tsunami que rebase los diques de contención establecidos (26), y que conduzca al predominio de la visión pesimista de los críticos de la globalización (27), en el próximo siglo.
Otro escenario más factible, es el de que las fuerzas impulsoras de flujos crecientes de bienes y dinero, tales como las tecnologías que reducen aceleradamente costos de comunicación y computación, prosigan abatiendo las barreras de tiempo y espacio que separan a los mercados nacionales, y que continúe el proceso de liberalización que, entre 1980 y 1996, condujo a que el crecimiento promedio del producto fuera duplicado por el del comercio, triplicado por el de la inversión directa, y multiplicado por diez por el del comercio transfronterizo de acciones y bonos (28).
Aunque la tendencia hacia la globalización es innegable, su extensión puede ser exagerada (29), ya que una medida de la integración de los mercados de productos es el coeficiente de dicho comercio al producto, el cual no obstante haberse incrementado con intensidad a partir de 1950, muestra que Gran Bretaña y Francia están tan sólo ligeramente más abiertas al comercio hoy que en 1913, mientras que Japón está hoy menos abierto que entonces (30).
Otra medida del grado de integración del mercado de productos es la magnitud en la que los precios convergen en diferentes países; en teoría, el libre mercado debería tender a igualar los precios en la misma medida en que la competencia fuerza a que productos costosos disminuyan sus precios, sin embargo, diversas investigaciones muestran divergencias de precios, amplias y persistentes (31).
La integración de los mercados financieros y de trabajo, y la inversión extranjera directa, en cierto sentido son hoy menores que las alcanzadas antes de 1914 (32), lo que no significa que la globalización sea un mito, pues en formas nuevas y diferentes la economía mundial se está integrando internacionalmente más que como lo fue previamente; en principio, partes enormes del mundo no participaban en la economía global previa a 1914, hoy más economías que antes han abierto sus fronteras al comercio y a la inversión; no solamente naciones desarrolladas, sino en desarrollo, en Asia y América Latina, han emprendido reformas amigables al mercado.
Otra diferencia es que mientras la globalización del siglo pasado fue impulsada por el abatimiento en el costo de los transportes, ahora es impulsada por el hundimiento de los costos en las comunicaciones, creando nuevas formas de organización empresarial en el ámbito global, con una integración internacional más estrecha que en el pasado; una diferencia adicional es que aunque los flujos netos de inversión pueden ser menores que en el pasado, los flujos financieros internacionales brutos son mucho mayores (33).
Tanto la nueva tecnología como los nuevos tipos de instrumentos financieros y los cimientos institucionales más firmes del libre comercio, permiten esperar que esta vez la globalización sea más perdurable, ¿qué opinarán de esto los ciudadanos del 2020? (34).
La Revolución Tecnológica en Perspectiva Amplia
Si la globalización supera obstáculos como los mencionados, y las tecnologías de la información y las comunicaciones a la postre comienzan a contribuir efectivamente al incremento de la productividad general en el largo plazo (35), quizá se logre que hacia finales de la segunda década del próximo siglo, nuestra generación (o las inmediatamente posteriores) se ubiquen en la cúspide de la mayor revolución tecnológica que ha enfrentado la humanidad, comparable "con la difusión de la imprenta de Gutenberg, o con la revolución industrial, sin embargo, la actual revolución tecnológica cuando se haya desplegado plenamente se verá que tuvo el mayor impacto en el planeta que cualquier otra que le precedió; las aplicaciones de las transmisiones electrónicas han comenzado sólo a ser percibidas… la amplitud y la profundidad de lo que en el futuro subyace; dónde y cómo nos educaremos, trabajaremos, viviremos y cuidaremos de nuestra salud; cuáles y cómo serán nuestras tiendas, nuestras lecturas, nuestro tiempo libre…; ninguna parte de la aventura humana quedará al margen, inclusive nuestras nociones de soberanía y gobernabilidad serán profundamente afectadas" (36).
Con objeto de ubicar esa visión en una perspectiva histórica más amplia, quizáá sea útil recordar que la revolución agrícola en la era Neolítica hace más de 10,000 años, ha sido a la fecha el evento más importante en la historia de la humanidad (a la postre separó la prehistoria de la historia); antes de dicha revolución, el homo sapiens, era otro mamífero mayor, un poco más omnívoro, con un herramental más sofisticado, y con medios más impresionantes de comunicación que otras bestias contemporáneas de tamaño semejante, pero en lo esencial sobreviviendo mediante buscar y comer lo que la naturaleza le proporcionaba, por lo que en este sentido no se diferenciaba de otros depredadores (37).
Todo lo que la civilización ha producido en esos más de diez milenios, está marcado por la agricultura, en una modificación deliberada de los ecosistemas que condujo a desarrollar plantas y animales que la humanidad pudiera comer (o emplear de otras maneras), provocando una multiplicación por mil en la población del planeta, y permitir que grandes cantidades de individuos se especializaran en tareas no directamente relacionadas con su alimentación (38).
Dicha revolución en las últimas centurias del milenio que está por concluir, al combinarse con tendencias climáticas, demográficas, agropecuarias y técnicas, y bajo determinados encuadramientos culturales, económicos, capitalistas, sociales y políticos, propició el desarrollo de la Revolución Industrial, que marcó un segundo hito en la historia (39).
Entre los antecedentes de la Revolución Industrial se puede mencionar el impulso demográfico atribuible a cambios climáticos, el cual a su vez retroalimentó una evolución de larga duración, milenaria, la productividad agrícola en cereales como el trigo y en su articulación con la ganadería, no sola, sino en combinación con revoluciones técnicas como la navegación de altura, la difusión de cultivos como la papa y el maíz en el nivel mundial, además de encuadramientos culturales que definieron el lujo como moda (ésta como vivir de acuerdo con la actualidad), la evolución de otras técnicas, principalmente las relacionadas con fuentes de energía, un impulso capitalista multisecular y Estados permisivos (40).
La Revolución Industrial retroalimentó el crecimiento demográfico y la productividad agrícola a nuevos niveles, así como la productividad de la industria y los servicios, generando nuevas formas económicas y capitalistas entre otras novedades. El industrialismo, después de la Segunda Guerra Mundial, comenzó a propiciar lo que algunos han denominado la Sociedad del Conocimiento, la Era de la Información, la Era Digital o la Sociedad Postindustrial (41).
Esta novedosa estructura social no sólo podría afectar en mayor grado que el de sus predecesoras la sustentabilidad del planeta, su variedad genética y cultural (42), sino profundizar las asimetrías económicas, sociales y políticas existentes, no obstante elevar a un nivel sin parangón la productividad de los habitantes del planeta.
Esta nueva revolución tecnológica, igual que otros avances técnicos en otros periodos, es parte de un complejo de profundos cambios en las estructuras de larga duración de la vida material que nos ha tocado vivir; estas estructuras a veces han impulsado, y otras veces han sido impulsadas no sólo por las instituciones del intercambio y del capitalismo, sino por encuadramientos culturales, sociales y políticos, en lo que habría que profundizar, si se desea afrontar mejor los desafíos que nos corresponden.
Riordan, Michael, The Incredible Shrinking Transistor, Technology Review, November/December 1997
Davidson, Keay, The Transistor Age Booted up 50 Years Ago, San Francisco Examiner, San Francisco, Cal, 16/XII/97
Davidson, op. cit.
The Economist, Science and Technology, The middle age of the transistor, 03/I/98, p 77
San Jose Mercury, First digital computer is 50 years old, Cal, USA, June 19, 1998
San Jose Mercury, op. cit.
Ibidem
Hammer, Michael, Reversing the Industrial Revolution, Forbes, 7/I/97
Hammer, op. cit.
Schwartz, Peter y Peter Leyden, The Long Boom: a History of the Future, 1980-2020, Wired, 5.07, VII/97
Schwartz, op. cit.
Roach, Stephen S., The Boom for Whom: Revisiting America's Technology Paradox, Special Economic Study, Morgan Stanley Dean Witter, January 9, 1998
Roach, op. cit.
Schwartz, op. cit
Roach, op. cit.
Alan Greenspan, en su momento tampoco dejó de coquetear con la idea de un "Nuevo Paradigma" económico impulsado por las tecnologías de la información y las comunicaciones; al igual que economistas de la Casa Blanca, véase Pesek, William, Estados Unidos se Aboca a "Nueva Economía"; Crecer sin Inflación: Clinton, Exc., Sec. Fin., 11/II/98
Roach op. cit.
Ibidem
Según datos de Roach y Maddison, Angus, Crecimiento económico de Occidente, Fondo de Cultura Económica, México 1966, p 68
Organization for Economic Cooperation and Development, OECD Economic Outolook 63, Paris, France, June 1998, p 284
Roach, op. cit.
Veánse Guillén Romo, Héctor, Movimientos Internacionales de capital y crisis en América Latina, Comercio Exterior, México, junio de 1998, p 502; así como, Wolfensohn, James D., Remarks at the Economic Strategy Institute's Seventh International Trade Conference, "Whither Globalism: A World in Crisis?", Washington, D. C. USA, May 6, 1998
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Ejemplificada por artículos como Globalization Bye-bye borders, Wired Magazine's, Encyclopedia of the New Economy, Part I, March 1998
Véanse Levinson, Marc, Thinking about globalization, Popular Myths and Economic Facts,The Economist, Schools Brief, Trade winds, 8/XI/97, p 85
Véanse Levinson, …, One World?, Capital Goes Global y Workers of the World, 1/XI/98; en la serie de artículos editados por Levinson, se afirma que, por ejemplo, los precios de las computadoras lap top y jeans Levi son consistentemente más baratos en Estados Unidos que en Europa o en Japón, debido a una diversidad de factores tales como diferentes gustos, costos de transporte, impuestos, eficiencias en las redes de distribución y barreras a las importaciones
Véanse las obras citadas de Maddison, Guillén Romo, y Levinson.
Levinson op. cit.
Si se toma la fecha final del lapso descrito por Schwartz y Leyden
Como se deduce de resultados de investigación de A. T. Kearney, 1998, Global Survey; en los dos últimos años una mayoría de ejecutivos estadounidenses están de acuerdo en que la tecnología de la información, TI, juega un papel mayor en las actividades de las empresas, habiéndose convertido en el "factor crítico de éxito en los negocios -más importante aún que el crecimiento de los ingresos, el desarrollo de productos y que la reestructuración corporativa, de ahí que los proyectos tecnológicos atraigan crecientemente la atención de la dirección, además de despertar mayores expectativas".
Johnston, Donald J., prefacio al informe Sacher, Electronic Commerce: Opportunities and Challenges for Government, OECD, Paris, 1997
The Economist, The origins of agriculture: Bringing home the harvest, 15/IX/97, p 88
Ibidem
Braudel, Fernand, Civilización material, economía y capitalismo, Siglos XV-XVIII, 3 t, Alianza Editorial, Madrid, 1984
Braudel, Fernand, op. cit.
Bell, Daniel, The coming of Post-Industrial Society, Basic Books, Inc., New York, 1973
Maffi, Luisa, Conference Report, Endangered languages, endangered knowledge, endangered environments, Berkeley, California, 25-27 October 1996
América Latina e Internet: avances recientes
Resumen: se reseñan antecedentes de Internet en el ámbito latinoamericano, así como elementos de su prospectiva, con objeto de ubicar algunos de sus efectos en el desarrollo postindustrial de la región.
Ing. Juan José‚ Carreon Granados
Profesor Titular Definitivo de Economía, División de Ciencias Sociales y Humanidades, adscrito al rea de Interfaces Inteligentes, Departamento de Computación, División de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ingeniería, UNAM
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