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PERIODISMO EN EL SALVADOR: "EN CASA DE HERRERO CUCHILLO DE PALO". UNA FISCALIZACIÒN PENDIENTE (página 2)


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6. Responsabilidad, Compromiso Esencial

La libertad de información como derecho fundamental estará mejor garantizada si los trabajadores de los medios "se esfuerzan por tener el más alto sentido de responsabilidad, y se hallan profundamente compenetrados en las obligaciones morales, de ser verídico y de buscar la verdad en el relato, en la explicación y en la interpretación de los hechos" (Código de la comisión de Derechos Humanos de la ONU) Sumariamente, dicho código contempla cinco artículos: Primer artículo: establece que el personal de prensa y de información debe hacer "todo lo que esté a su alance por asegurarse de que la información que reciba el público sea exacta en cuanto a los hechos" y debe comprobar sus fuentes. Segundo artículo: considera como no compatibles con una conducta profesional la "búsqueda de ventajas personales y la promoción de intereses privados contrarios al bienestar general", condena como delitos profesionales la calumnia, la difamación, el libelo deliberado, las acusaciones infundadas y el plagio. "Toda información publicada que resulta ser perjudicialmente inexacta debe ser rectificada en forma espontánea e inmediata", los rumores y noticias no confirmados deben ser indicados y tratados como tales.

El tercer artículo: sugiere que sólo sean asignadas por el personal de prensa e información, tareas compatibles con la integridad y dignidad de la profesión y quienes publiquen una información, asuman completa responsabilidad por ella, a menos que en su momento la hayan rechazado explícitamente. Esa identificación entre libertad de información y responsabilidad de los informadores, se llevará a cabo cuando se busquen garantía para la primera, o cuando se discutan obligaciones de los segundos. No basta con penalizar los abusos en su funcionamiento o el diseño y transmisión de los mensajes que ofrecen. Debe reconocerse la importancia de los medios y de quienes trabajan en ellos.. Si se reconoce que se han cometido errores profesionales, que han afectado a personas de carne y hueso, a instituciones públicas y a los usuarios de la noticia, debe asumirse con responsabilidad el compromiso de superar las dificultades, no dándose golpes de pecho sino superándolas con las acciones pertinentes y duraderas.

Respeto Por La Verdad: Reconocimiento Y Compromiso Como partes constitutivas y esenciales de las sociedades modernas, los medios de comunicación social no pueden concebirse como una suerte de "Semidioses" omnipotentes. Deben de regirse y estar regidos por las leyes establecidas y por las normas de la connivencia humana. Pero no se trata de revivir el viejo debate sobre si es pertinente o no la censura, el control legal o el libertinaje ( "que la mejor ley es la que no existe". Se propone ver el asunto en una perspectiva más realista y menos utópica o romántica. Según el Código de la comisión de Derechos Humanos de la ONU, formulado en 1952, por un grupo de intelectuales especialistas en la materia, la libertad de información como derecho fundamental estará mejor garantizada si los trabajadores de los medios "se esfuerzan por tener el más alto sentido de responsabilidad, y se hallan profundamente compenetrados en las obligaciones morales, de ser verídico y de buscar la verdad en el relato, en la explicación y en la interpretación de los hechos" Siguiendo el tenor del articulado de este código, los periodistas deben reconocer y asumir en la práctica los siguientes compromisos: Elaborar y difundir noticias exactas. Deben hacer "todo lo que esté a su alance por asegurarse de que la información que reciba el público sea exacta en cuanto a los hechos", "deben comprobar sus fuentes" y contar con la prueba material del hecho. Separar los intereses personales. Una conducta profesional no es compatible con la "búsqueda de ventajas personales y la promoción de intereses privados contrarios al bienestar general", Evitar los delitos profesionales. Por respeto a las leyes penales y a la honorabilidad de las personas, se debe evitar la calumnia, la difamación, el libelo deliberado y las acusaciones infundadas. Esta corrección debe hacerse tanto en el ámbito superficial como en el profundo. Reconocer y rectificar los errores. "Toda información publicada que resulta ser perjudicialmente inexacta debe ser rectificada en forma espontánea e inmediata". Aunque en el país existe legalmente el derecho de respuesta, en la práctica los medios se hacen del "ojo pacho". Debe ser un compromiso profesional hacer público la expresión del derecho a respuesta como las disculpas por la información difundida con imprecisiones. Nombrar correctamente el tipo de información dudosa. Los rumores y noticias no confirmados deben ser indicados y tratados como tales. Como he dicho ya, no basta, en una actitud Pilatos, con citar indiscriminadamente los famosos complementos adverbiales "según fuentes cercanas a la institución X…" o "según fuentes anónimas…", sino denominar adecuadamente la calidad de la información y la identidad de la fuente informativa, según la disponibilidad de datos probatorios y de las circunstancias de seguridad para la fuente.

Conciliación Entre Libertad Y Reponsabilidad Informativas Como dice Delarbre, "esa identificación entre libertad de información y responsabilidad de los informadores, se llevará a cabo cuando se busquen garantía para la primera, o cuando se discutan obligaciones de los segundos". Cuando se aborda el tema de cómo garantizar la responsabilidad de los informadores, surge la no tan genial sugerencia "deben penalizar los abusos en el funcionamiento de los medios", para que "no se salgan del carril", y que deben establecerse controles férreos sobre el diseño y la transmisión de mensajes periodísticos, especialmente de los que son "amarillistas" como los publicados por CUATRO VISIÓN. La instancia que debe controlar esto es Unidad del Espectáculo Público, del Ministerio del Interior. Desde una perspectiva más seria y responsable, se puede afirmar que no basta con penalizar los abusos en el ejercicio periodístico con censuras estatales al estilo de la GESTAPO o de la KGB, propio de regímenes tiránicos. Esta afirmación lleva a otra pregunta: ¿Cómo hacer entonces para conciliar el libre ejercicio del periodismo con la responsabilidad de informar exactamente sobre los hechos, según las necesidades de los usuarios de la noticia, con respeto a las leyes penales y a la dignidad humana? Sin pretender agotar el tema, someto a consideración las siguientes acciones estratégicas: El reconocimiento del enorme compromiso social del periodismo. Los propietarios y los periodistas deben reconocer que los medios informativos tienen una importancia en el desarrollo del país, en la cultura y en la convivencia social. Esto supone admitir que se han cometido errores profesionales en el ejercicio de la labor informativa, que han afectado a personas de "carne y hueso", a instituciones públicas y a los usuarios de la noticia. Con base al reconocimiento, debe asumirse con responsabilidad el compromiso de superar las dificultades, no dándose golpes de pecho en rezos públicos, sino superándolas con las acciones pertinentes y duraderas. El otorgamiento de las condiciones básicas para el ejercicio. Internacionalmente hay consenso, "del diente al labio", que deben facilitarse las condiciones necesarias para garantizar la libertad de información. En el terreno de los hechos concretos no hay un acuerdo generalizado en el cómo posibilitar esas circunstancias favorables, para que los periodistas puedan ejercer sin las restricciones y limitaciones actuales su labor de trasladar la noticia veraz al público usuario. No hay visos cercanos de querer discutir el asunto, porque ofrecer esas condiciones básicas implica por lo menos: 1) Que los empresarios de los medios deberán reconocer la importancia social de la profesión con un salario adecuado al costo de la vida en El Salvador; 2) Que los políticos deberán asumir realmente que los periodistas deben ser profesionales independientes que tienen derecho a acceder a los datos relativos al manejo de la cosa pública; 3) Que, como parte garante de las dos anteriores, legalmente debe consignarse la libertad de información y la profesionalización de los informadores en la Carta Magna. Hemos dicho que la manera de conciliar el libre ejercicio del periodismo con la responsabilidad de informar exactamente sobre los hechos debe ser conforme al derecho, respetando la dignidad humana y dando respuesta a las necesidades de información de los usuarios de la noticia. Asimismo, que supone (re)conocer el deber social del periodismo y otorgarle las condiciones básicas en el orden socioeconómico a los periodistas para que desempeñen sus funciones profesionales dignamente. Además, para posibilitar esa conciliación, el gremio de periodistas debe pensar y ejecutar otras acciones de tipo estratégico como la asunción de reglas de garantía jurídicas y sociales, es decir, la promoción de una reforma constitucional referida al derecho de información y al establecimiento de la figura de un procurador de los derechos del usuario de la información.

Compromiso Profesional, Un Deber De Todos Se trata de contar con pautas que permitan un desempeño profesional orientado por normas consensuadas por todas las organizaciones de periodistas existentes y asumidas individualmente por todos o la mayoría de los periodistas, asociados o no. De no ser así, cualquier "intento" por desarrollar profesionalmente el periodismo en el país "caerá en saco roto" o, como diría Don Marquis, "… tirar un pétalo al Gran Cañón y esperar a que suene el eco". En esa dirección, conviene optar por una normativa profesional, cuyas reglas no sólo "cacareen" el libre ejercicio del periodismo o el etéreo "deber ser", sino que se comprometa a respetar las leyes, los principios penales y los derechos humanos. Esto debe estar contemplado en un código deontológico moderno, en el que se contemple el respeto al ser humano, al principio de inocencia y a la sostenibilidad de naturaleza, y que promueva los derechos individuales y colectivos, el bien común, la cultura, los principios democráticos, desde una perspectiva salvadoreña y desde una enfoque de nación. No conviene al país, desde ningún punto de vista, seguir con el pleito inútil entre los discursos de "oposición" y de la "burguesía", de "cultura hegemónica" y "cultura popular", de "periodismo revolucionario" y "periodismo burgués", porque es una discusión estéril que nada aportó en la época de contención política, ni aportará al entendimiento crítico de la realidad del periodismo en estos momentos de distensión. Tampoco ha beneficiado a los trabajadores de la información que, dicho sea de paso, siguen con su angustia existencial diaria del "salario que no alcanza" y de "la inseguridad laboral en los trabajos". El poder de una profesión en un Estado _su dignidad, su responsabilidad y su legitimidad sociales_ no se alcanza con discursos "ideologizados", sino con la capacidad de entender y orientar su trabajo en un terreno democrático. De lo que se trata es de competir a través de las ideas y de la inclusión, no de las demagogias prometéicas y exclusionistas. Su esfuerzo debe encaminarse a "examinar el poder y superarlo, de instigar, empujar y también de proponer creativamente, tiene que ser tan impertinente con el poder como consigo mismo", como dice Todd Gitlin refiriéndose al paradigma de la crítica social (CIC, No.3, julio de 2000) Esto supone políticamente superar la debilidad y la fragmentación actuales del gremio, profesionalizarse en términos cualitativos, encontrar su identidad social honesta y sin prepotencias y vivezas mezquinas, negociar pragmáticamente y establecer alianzas con otros actores sociales relacionados con la información y crear propuestas viables de políticas formativas para los colegas, informativas para los medios y culturales para una nación hambrienta de propuestas, en beneficio de toda la nación y con respeto de los derechos ajenos.

Cimientos De Un Estilo Periodístico Vigoroso En este nuevo milenio, me supongo que los medios de comunicación salvadoreños cuentan con un libro de estilo bien definido (expresión de la política informativa y concreción de una manera de pensar y de decir adecuadamente lo que pasa en la sociedad salvadoreña. Sin embargo, con toda modestia y respeto me permito sugerir los siguientes ejes de contenido de la reglamentación profesional del trabajo periodístico: La determinación de los hechos que se abordarán: previsibles y no previsibles, históricos y de actualidad, finitos y de seguimiento, enfoques, dimensiones y otros. Definición de lenguajes con que se designarán los hechos, en los que se establezcan las normas básicas en el uso de términos referidos a la geografía, a la traslación o transliteración de lenguas extranjeras, la designación de fuentes y otros. Contrastación de fuentes informativas y establecimiento de políticas de democracia informativa, para superar las "ruedas de caballitos", que muchas veces no responden a los intereses informativos del público sino que son convenientes a los intereses de determinados grupos de poder.

Disposición del material probatorio para poder difundir informaciones delicadas jurídica, política, moral y socialmente. Diferenciación entre intereses personales, institucionales y periodísticos dentro de una noticia de modo manifiesto o velado para evitar los compadrazgos políticos o económicos entre medios y/o periodistas y sectores sociales o políticos. Identificación de valores noticiables más apegados a la dimensión cívica de la información -como la seguridad social, la memoria histórica, la identidad cultural, la necesidad de orientación social o educativa, la educación sexual, los servicios básicos, la democracia participativa, los derechos humanos, la solidaridad, la historia mediata y otros- y menos a la dimensión exageradamente comercial y espectacular de la noticia, como los chambres políticos, la sangre corriendo por los arriates, el despedazado brutalmente o el accidentado espectacular. En todo caso habría que equilibrar. Establecimiento de la independencia profesional de las salas de redacción, en el sentido de posibilitar toda la libertad y las condiciones de trabajo necesarias para la elaboración técnica de la información de acuerdo con las necesidades informativas. Esto evitaría las posibilidades de corrupción y de conflicto de intereses.

7. Corrección constitucional en favor de la información.

Si no hay una norma constitucional que asegure específicamente la libertad de informar y de ser informado exactamente, en este país no se podrá hablar de otras perspectivas profesionales que garanticen otras acciones en favor del desarrollo del ejercicio periodístico honesto y profesional. La Constitución Política debe reformarse, para ubicarla en el concierto de las sociedades modernamente democráticas, de tal manera que ese "ambiguo" y "confuso" artículo 6 sea superado por otro u otros jurídicamente más precisos, en los que se reconozca el libre acceso a las fuentes informativas, la profesionalidad del empleo, el respeto a los derechos constitucionales por parte de los periodistas y la garantía socioeconómica de los mismos. Como se ha establecido en su oportunidad, actualmente la legislación salvadoreña adolece de vacíos, imprecisiones y de ambigüedades con relación a la información periodística. Por ejemplo, el artículo 6 de la Constitución se refiere sólo a la libertad de expresión, término amplísimo que no puede ni debe confundirse con el libre ejercicio periodístico; es más el mismo artículo está redactado en un estilo cantinflesco del "Sí, pero no". Lo que se contempla en la normativa penal existente, más que posibilitar la información exacta y profesional, es un retraso para un trabajo profesional, que, por la excesiva discrecionalidad otorgada al juez, en casos "extremadamente etéreos de seguridad nacional", puede llevarlo a cometer arbitrariedades en contra del periodista y del derecho ciudadano a estar debidamente informado. Solamente con una ley fuerte, precisa y específica de la profesión, que posibilite y facilite el libre ejercicio periodístico y la elaboración de una información veraz, se puede generar un periodismo más profesional y responsable. Con ambigüedades jurídicas no hay posibilidad de nada en favor del gremio de periodistas y de los usuarios de la información.

Procurador De Los Derechos De La Información Se trata de una figura jurídica y concreta que proteja los intereses del usuario de la noticia, con el propósito de garantizar una información exacta y respetuosa de las necesidades informativas de la población y de los derechos de la fuente de información. En estos momentos, todos los usuarios de la información noticiosa no tenemos ninguna posibilidad y el espacio de reclamar a los medios por nuestros derechos. Sin ningún contrapeso en el proceso informativo, los usuarios de la información periodística no podemos solicitar o demandar informaciones diarias de acuerdo a nuestras necesidades, no podemos reclamar para que por lo menos haya disculpas públicas por los errores en el manejo de datos o por el tratamiento de los temas. Completamente, los medios informativos deciden, a partir de una suerte de "sabiduría periodística" o de "olfato propio", como suelen llamarle, qué debemos consumir en las noticias. Las cartas al director o los espacios para que la comunidad opine, y en raros casos los sondeos de opinión, están bien como posibilidades válidas; pero deben crearse otros espacios más constantes y más seguros donde se esté fiscalizando social y profesionalmente a los medios informativos. Así como existe en el país un procurador de los Derechos Humanos que, supuestamente, defiende los derechos de los salvadoreños frente a los abusos de poder del Estado, debe incorporarse una procuración de los derechos de los usuarios y de las fuentes informativas frente de a los abusos de los medios de comunicación social.

Planteo la medida de la instauración de la figura del Procurador de los derechos de la información en dos direcciones: Una parte que sea asumida por la Procuraduría de la Defensa de los Derechos Humanos, en donde por medio de una unidad especializada se procuren los derechos de los usuarios de la noticia frente a los abusos de los medios de comunicación, por medio de consulta permanentes a la población sobre el servicio informativo que ofrecen y, además, la administración de quejas y procuración de justicia. Otra parte que sea asumida por el propio medio de comunicación, en cuya estructura organizativa se cree la figura del procurador, quien administre las quejas de los usuarios y procure justicia informativa. Esto supone que este procurador interno, además de cumplir con la idoneidad profesional en el ramo, debe contar con independencia, con un espacio para publicar información sobre su procuración.

Recuento Del Enorme Reto Profesional El "cambio de cinta" (pasar de la discusión del libre ejercicio a la información veraz), en el marco del reconocimiento de la trascendencia de la práctica periodística en la sociedad salvadoreña (pasar de la razón comercial de la noticia a la razón social de la proveeduría o del arbitraje social de la información), supone un cambio estratégico en la actuación de los medios y de los periodistas del país. Superar las presiones externas contra la información ("la cherocracia", los sobornos económicos y la todavía presente intolerancia política), las irresponsabilidades en el manejo de las nociones de "objetividad" en la elaboración de la noticia ( acusaciones infundadas, las faltas de evidencia probatoria, el abuso de las "prominencias", las descontextualizaciones, las ficciones informativas y la marginación de los públicos usuarios), para establecer un ejercicio realmente profesional, implica la búsqueda y consolidación, por una parte, del poder de la unión del gremio y, por otra, el establecimiento de una política informativa más moderna.

Asumir el compromiso de seguir un código deontológico integral y realista como un proyecto personal (en el cual se concilie la libertad de informar con la responsabilidad de hacerlo profesionalmente y con apego a las leyes), así como facilitar las condiciones básicas a los periodistas (en las que puedan ejercer "con el estómago lleno y el corazón contento" y con el futuro asegurado), supone que todos y cada uno de los miembros del gremio opten personalmente por ser honesto en cada una de las acciones del proceso productivo de la noticia. Además, se necesita que las autoridades pertinentes (Asamblea Legislativa y todo el sistema judicial) establezcan normativas esenciales (crear normativas para el ejercicio profesional en condiciones adecuadas) para garantizar la ejecución de la ley cuando se trate de abusos en el manejo de la información periodística. Solamente así se puede establecer un estilo periodístico vigoroso, de acuerdo con las normas profesionales y con respeto a los derechos humanos de los implicados y de acuerdo con las necesidades informativas de la población salvadoreña.

El cumplimiento de esas opciones, compromisos y responsabilidades, sin duda alguna, requiere de un control y autocontrol de la práctica por medio de una procuración interna y externa del trabajo informativo, de acuerdo con las exigencias informativas de la población salvadoreña. Obliga, también, a disponer de una legislación pertinente y a respetar los derechos humanos de los implicados en los hechos. Reconociendo nuestra idiosincrasia en las relaciones sociales ( popularmente se dice que, además, de "mentirosos" y "mala paga", somos "incumplidores de las promesas"), se necesita de una normativa encaminada a garantizar el acatamiento de esos compromisos informativos.

De Una Cultura De La Anarquía A Una Cultura Profesional Lo anterior habría que concebirlo de modo que sea un proyecto que perdure en el ejercicio periodístico. Pienso que supone, por los menos las siguientes acciones a largo plazo: Adecuación de los planes de estudio en las instituciones de educación superior. Debe buscarse la introyección y asunción del respeto a los derechos humanos, del conocimiento de la legislación pertinente, y, además, simularse su práctica en la producción periodística profesional. Estos supone "descapsularse" y abrirse a modificaciones curriculares más modernas, que ubiquen la amplitud de la profesión periodística a formas de producción, distribución y consumo de la información, y al manejo de los lenguajes de los medios y de sus nuevas tecnologías. Además, tienen el compromiso de superar el modelo teórico de la profesión como un simple amanuense o leedor de noticias, o preparador de excursiones. Significa ubicar la profesión desde la perspectiva trasdisciplinar, en donde se expliquen todas sus características desde las diferentes ciencias humanas, políticas, éticas y económicas.

La modernización de las universidades, en esta área profesional, requiere la búsqueda de los estándares de eficiencia académica. Esto supone establecer el rigor científico tanto al profesorado como a los estudiantes. Sólo así se pueden acercar al vasto conocimiento acumulado por las ciencias de la comunicación y por los niveles de complejidad que supone comprender el fenómeno comunicativo.

También, como parte de sus funciones, las universidades deben convertirse, por medio de la ejecución de políticas serias de investigación de las comunicaciones en el país y la socialización de los resultados, en proveedoras de información científicas a la comunidad profesional; obviamente, esto se convierte en algo así como en una conciencia crítica del funcionamiento de los medios y una fuente de propuestas para superar las dificultades profesionales. En esta misma dirección, el Ministerio de Educación está llamado, ¡No imponer un único modelo educativo!, a incorporar en la ley de Educación Superior ejes fundamentales sobre los conocimientos y habilidades que debe poseer un comunicador, desde la perspectiva científico-profesional. Y, por supuesto, dejar la libertad de enfoques y de mercados objetivos, como ocurre en la educación superior de España. En nuestro país actualmente varios planes de estudio adolecen de conocimientos básicos necesarios para un profesional de la comunicación, hasta el extremo de ofrecer libertades para cualquier tema como "conocimientos culinarios" y "prácticas de asados de carne y promoción de excursiones". Incorporación en las rutinas productivas de los periodistas. En el "día a día" del ejercicio periodístico supone concretar las siguientes acciones: buscar la identidad de la profesión y propugnar por el respeto de los colegas en las relaciones intra e interorganizativas como en las relaciones con las fuentes informativas. La identidad de la profesión y el establecimiento de las condiciones básicas para ejercer cómoda y honestamente el trabajo no se consiguen con unas relaciones laborales donde el peor enemigo es el propio compañero: "el pone dedo", "el trinquetero", "el lambiscón", "la serpiente", "los prepotentes pavos reales", etc. Debe buscarse la cohesión el gremio: un conjunto de profesionales que desempeñan una misma profesión, con los mismos problemas y con las mismas expectativas, solidarios en las buenas y en las malas, cooperadores para el bien común, como miembros de una misma familia. Esto implica ser autocrítico del propio trabajo y crítico del trabajo de los demás, con sentido propositivo en la consecución de la libertad de informar y del derecho de ser informado verazmente. Adecuación jurídica. Potenciar y consolidar las libertades en el ejercicio periodístico supone la obligación de ser veraz con la información ofrecida. Para establecer esta coherencia entre la libertad y la obligación, las fuentes y de las instancias judiciales deben actuar decisivamente, desde un cambio de mentalidad hasta la actitud de promover una legislación adecuada y moderna. Instancias como la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio de Justicia y la Asamblea Legislativa deben involucrarse en la solución de la problemática: discutir, consensuar y aprobar un planteamiento jurídico encaminado a definir correctamente en nuestra legislación primaria y secundaria el derecho a informar y el derecho a ser informado adecuada y profesionalmente. Esta participación activa conlleva la formación de leyes modernas, la profesionalización de abogados expertos en el tema y la vigilancia por el cumplimiento de los derechos relacionados al ejercicio periodístico.

8. Fuentes consultadas

El Código de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (1952), citado por Martínez de Souza, José (1981): Diccionario general del periodismo, Madrid. Trejo Delabre, Raúl (1995): De la Crítica a la ética. Medios y Sociedad. El nuevo contrato público, MéxicoK Alsina, Rodrigo Miquele (1989): La Construcción de la noticia. Barcelona. Piados. Casasús, José María (1992)": Set hipòtesis de treball sobre història de la recepció del text periodistic", ANÀLISI, nº14, pp 33-46. Tuchmann, Gaye (2000): "La objetividad como ritual estratégico: una análisis de las nociones de objetividad de los periodistas"; en CIP DIGITAL, No.4., España. Gitlin, Todd (2000): "La política de la comunicación y la comunicación de la política", en DIGITAL, No.3, España-

 

 

Autor:

Mario Alfredo Cantarero

Master en comunicación social por la universidad autónoma de barcelona, investigador, profesor de metodología de la investigación y coordinador de postgrados e investigaciones de la escuela de ciencias de la comunicación. De la universidad "dr.. José matìas delgado", el salvador, centroamérica. Además, ex – director de la escuela de periodismo de la universidad de el salvador y periodistas del año 1998 en la rama de artículo otorgado por la asamblea legislativa.

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