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PERIODISMO EN EL SALVADOR: "EN CASA DE HERRERO CUCHILLO DE PALO". UNA FISCALIZACIÒN PENDIENTE


Partes: 1, 2

    "En casa de herrero cuchillo de palo" una fiscalización pendiente

    Indice1. Resumen 2. La imagen mediática, reconocimiento social 3. Proveedores De Información O Árbitros Públicos 4. Cambio De Cinta: Del Libre Ejercicio A La Información Veraz 5. Las "Irresponsabilidades" En La Cocina De Las Salas De Redacción 6. Responsabilidad, Compromiso Esencial 7. Corrección constitucional en favor de la información. 8. Fuentes consultadas

    1. Resumen

    Los medios informativos en El Salvador han cumplido un enorme y valiente trabajo al fiscalizar las acciones de las instituciones públicas y a sus funcionarios, con lo que van empujando el funcionamiento de la incipiente democracia. Sin embargo, por el enorme poder que da les da el manejo de la imagen mediática, y por los abusos que cometen o pueden cometer en contra de instituciones y personas, los periodistas deben realizar un trabajo más apegado a la ley y al respeto a los derechos humanos.

    Significa que el trabajo informativo requiere de una fiscalización intra e interinstitucional. La responsabilidad de garantizar este respeto a la humanidad y a la ley debe concretarse por medio de la procuración de la información al interior de los medios y como función del Procurador de los Derechos Humanos del país.

    Entonces, no basta plantearse el asunto de la libertad de expresión por sí misma como eje de la responsabilidad y calidad del trabajo periodístico, sino que es indispensable considerar el plano del derecho de información, que implica el derecho de informar pero también el de ser informado objetivamente, en el marco de la ley y del respeto a los derechos humanos. "Resulta curioso cómo los medios de comunicación de masas, que son tan agresivos para examinar el desempeño del resto de los actores sociales y políticos, no lo son con ellos mismos, menos aún existen pautas para evaluar sus efectos más allá de asuntos circunstanciales."( Raúl Trejo Delarbre: 1995:8)

    En los últimos años, como resultado de la apertura política posibilitada por los Acuerdo de Paz, los medios de comunicación social han estado dando muestras de un ejercicio más profesional y con mayores libertades políticas, especialmente la televisión y la prensa, a través de sus espacios de discusión o de sus suplementos dominicales, puestos que han sometido muchos temas de trascendencia nacional al debate público. Con este hacer pública la información sobre lo que ocurre, lo que ha ocurrido o lo que ocurrirá, los medios de comunicación social, desde su labor específica, han estado ejerciendo presión social y política para que las instituciones de gobierno funcionen normalmente. Ejemplos de presión informativa han sido los casos de Katya Miranda, Los Casinos, la explosión del polvorín en un cuartel de la Fuerza Armada, la delincuencia dentro de la PNC, el espionaje telefónico, etc. De no haber circulado públicamente la información sobre estos temas, quizá los temas o los problemas nunca se hubieran asumido seriamente en las instituciones competentes.

    Sin embargo, se manifiestan algunas informaciones cuyo contenido y enfoques llaman a la reflexión sobre el papel del periodismo en la sociedad, específicamente sobre los límites al derecho de informar y sobre quién debería fiscalizar a los medios de comunicación social, para que funcionen "como deben" en una democracia moderna. Se considera importante el punto porque no puede ser que los periodistas por sí mismos se atribuyan facultades omnipotentes al decir cualquier cosa sobre cualquier persona o institución con el pretexto de la libertad de expresión, sin importarles que en varios casos se destroza la vida de personas inocentes, se atropella injustamente el trabajo o la imagen de alguna institución o se somete a psicosis colectiva a la población con imágenes amarillistas o espectacularizantes.

    2. La imagen mediática, reconocimiento social

    No considero a los medios de comunicación social como entidades omnipotentes, capaces de cambiar opiniones o comportamientos de las personas mecánica y unidereccionalmente; pero sí creo que actualmente los medios son parte constitutiva de la cultura y que son capaces de determinar los márgenes de discusión en la sociedad. Como dice Rodrigo Miquele Alsina, prestigioso académico catalán, los medios son capaces de imponer su agenda en el proceso de construcción social de la realidad (1989) Pero, ¡gracias a Dios!, no deciden cómo debemos pensar y actuar en la vida cotidiana. En este margen de posibilidades de los medios, como fuentes para la construcción del ambiente público, disponen del poder necesario para favorecer el bien común y procurar el respeto de los derechos individuales y colectivos; además, pueden maniobrar discursivamente para estropear o dañar los derechos individuales y colectivos, en el espacio público. Como he dicho en otras oportunidades, la imagen mediática, es decir, la representación que crean los medios en la sociedad es una viñeta imborrable. Ante los ciudadanos, el imputado aparecido en la televisión o en los periódicos no es "presuntamente ladrón", sino "ladrón al que hay que temerle porque de lo contrario los dejará sin cartera". Por esta característica imperante de la imagen de los medios, con la disculpa o el perdón no se puede resarcir el daño. Queda una mancha social imborrable. Pero también, la imagen que crean los medios de comunicación social puede beneficiar a los sujetos o instituciones sociales. En este sentido, la información de los medios puede promoverlo al estrellato o lanzarlo para que se estrelle. Por esta razón mediática, los actores sociales o políticos piensan sus acciones desde la comunicación pública; más que pensarlas desde el punto de vista de la pertinencia y beneficio para la nación. Ver su información en el espacio público es sinónimo de éxito de sus actividades.

    Entre Prioridades, Lo Primero Es Comerciar En la actualidad a los medios de comunicación colectiva se les reconoce, además de las de entretener, informar y orientar, otras tres funciones claves en la sociedad posmoderna: la de comerciar, la de fiscalizar y la de arbitrar socialmente. Indudablemente, en el país, la función de comerciar también es la que determina en primera y última instancia a los medios de comunicación social.

    El negocio en las comunicaciones es clave en la medida que se constituye en el sustento de las empresas y el que posibilita la independencia comunicativa. Un medio de comunicación cuya función comercial ande mal tiene pocas posibilidades de subsistir en la competencia comunicacional. Los medios subsidiados tienen menos oportunidades de independencia profesional. En ambos casos, se cierran los espacios que permitan ofrecer productos comunicacionales, pertinentes cultural, moral y técnicamente hablando. En el caso contrario, los medios que abusan del componente comercial, cometen el pecado de inutilizar las otras posibilidades o de subyugar la información, la orientación, la fiscalización o el arbitraje social. Esta degeneración lleva al amarillismo informativo, al desequilibrio en el contenido redaccional y publicitario, al amarre de la información a los intereses mercantilistas de algunos anunciantes.

    Empujando A Las Instituciones Públicas La función de fiscalizar, en sociedades como la nuestra, se torna imprescindible, en la medida que sirven para diagnosticar permanentemente el funcionamiento de las instituciones públicas, con la finalidad de posibilitar de que trabajen adecuadamente en pro de la instauración de la democracia. Se trata de aquella información a través de la cual los medios de comunicación social dan cuenta del funcionamiento y la gestión social de las instituciones del Estado. Por ejemplo: manejo de los fondos públicos, el servicio médico hospitalario del ISSS, la emisión fraudulenta de títulos en algunas universidades privadas o estatales, aprobación de leyes en la asamblea legislativa, los cuestionables servicio en todas las instituciones del gobierno. Etc. En esta dirección es loable el trabajo de muchos medios, especialmente en el área de prensa y televisión, con la fiscalización mediática en los sonados casos: FINSEPRO e INSEPRO, Katya Miranda, casinos, espionaje telefónico y otros. Tal ha sido el beneficio proveído que, sin la intervención de los medios informativos, las instituciones responsables de solucionar los problemas no hubiesen actuado como lo han hecho en cada uno de ellos.

    3. Proveedores De Información O Árbitros Públicos

    Además, los medios han estado actuando como intermediarios entre los sectores sociales como proveedores de información. Significa que la información se constituye como en un espacio donde los actores sociales o políticos se informan, dialogan, discuten, actúan, modelan y se promueven políticamente. Sobre esto es frecuente oír de los funcionarios públicos: "yo no lo sabía; me he dado cuenta a través de los medios…" Asimismo, las instituciones privadas o públicas obtienen de ellos la referencia sobre lo que ocurre no sólo en su entorno social sino en su propio ámbito de acción, a partir de la cual pueden pulsar la calidad el servicio que están ofreciendo, diagnosticar los problemas de su competencia para luego ofrecer soluciones o alternativas viables, etc. Un caso ejemplar fue lo del estallido del polvorín en un cuartel de San Salvador: mucha de la información que situó a la Fuerza Armada y a todo el gobierno provenía de la información periodística. Del buen ejercicio del arbitraje social de los medios de comunicación social se benefician todos los sujetos que tienen que ver con los problemas del país. Sin embargo, como todas las esferas de la vida cotidiana, el trabajo periodístico es una actividad humana, en la que se pueden cometer errores, que pueden ser benéficos o nefastos para los sujetos o las instituciones sociales.

    Información Periodística, Abanico De Posibilidades Sociales Como hemos señalado anteriormente, la imagen que difunden los medios de comunicación se constituye en un reconocimiento social, que en el espacio público tiene dos posibilidades favorecer el bien común o atentar contra los derechos individuales o colectivos; que su prioridad no es necesariamente informar a la población para servirla sino comerciar como cualquier negocio; que tiene suficiente poder público en su función social de fiscalización para empujar a las instituciones públicas en el cumplimiento de su función constitucional; y que, modernamente, se han convertido en una suerte de proveedores de información en la sociedad, con lo que se han constituido en el espacio predilecto del debate político o el soporte de datos necesarios para que dichas instituciones diagnostiquen y actúen socialmente.

    En ese abanico de posibilidades sociales que tienen los medios de comunicación social a través de la información periodística, en unos casos pueden actuar responsablemente a favor de los intereses comunes de la sociedad, como cuando se presiona políticamente para ejercer, agilizar y procurar justicia, por ejemplo en la cobertura de la niña Katya Miranda; en otros, por su propia naturaleza, pueden actuar irresponsablemente en contra de intereses colectivos y en beneficio de pocos, como cuando se acusa, se culpa y se condena a los sujetos, a las instituciones o a sectores sociales, por ejemplo, en la cobertura del movimiento social de los médicos, a los cuales se los responsabilizó subrepticia o abiertamente como los malos de la película sobre la crisis del sistema de salud en el país, o de las muertes que ocurrieran durante la duración del movimiento laboral. Por sobre estas posibilidades de la información periodística, es necesario aclarar teóricamente y situarlas en su justa dimensión en el debate público, de tal forma que, si es necesario normar el ejercicio informativo, particularmente creo que es una necesidad, se lo haga considerando la complejidad del asunto y se beneficie a todos los involucrados y a la sociedad en su conjunto.

    Ley De La Selva Periodística, Un Quebranto Social Algunos reporteros, bastantes editores y muchos propietarios de medios creen, como fieles devotos de la tesis de la SIP, que "la mejor ley que existe para regular el ejercicio periodístico, es ninguna ley…" Al revisar todos los factores que configuran la práctica periodística en este país, esta postura no se sostiene teóricamente por las siguientes razones: Se trata de un planteamiento falaz. Cuando en lógica se niega algo se afirma en tanto que se trata de negar algo que existe o se supone que existe: "La mejor ley es la que no existe" es porque "existe" o "posiblemente existe". Más parece que con esta tesis se está tratando de negar una realidad por conveniencia comercial o política. Podría ser también por desconocimiento del tema. Se niega un derecho humano fundamental. Implícitamente se propugna por un argumento bastante grotesco en tiempos de pos-modernidad: la ley de la selva. En la sociedad actual se tiende y se pretende actuar conforme a derecho. Tratándose de una actividad humana, con enormes responsabilidades sociales y políticas en una sociedad dominada por la información, la práctica periodística no puede estar exenta de las normativas legales. Incluso en la selva se respeta una normativa.

    Se trata de una postura parcializada. De entre los sujetos que participan en el proceso informativo (las fuentes, los medios, los periodistas y los usuarios), en este planteamiento se privilegia la visión de los empresarios de los medios, quienes, aún cuando son un importante sujeto en el proceso de comunicación, no pueden tener toda la potestad de juzgar a quienes quieran porque sí, apriorísticamente, sin posibilitarles a los imputados mediáticos el derecho de defensa o el de presunción de inocencia. Se irrespeta a los derechos universales. Todos los salvadoreños, cualquiera que sea su condición social, su posición política o su situación jurídica, constitucionalmente tienen el derecho a que se los presuma inocentes hasta que se les demuestre lo contrario. Por otra, cada uno de nosotros tiene el derecho universal a que se nos informe profesionalmente con apego a la verdad y de acuerdo con las necesidades informativas de toda la población; no sólo a las necesidades de los empresarios de la información.

    4. Cambio De Cinta: Del Libre Ejercicio A La Información Veraz

    Cuando empresarios de los medios de comunicación o los periodistas hablan sobre el tema de "la libertad de prensa" o de "la libertad de expresión", tratan de entender a toda costa que el ejercicio libre del periodismo está marcado, en los fundamental, por la presencia de restricciones y limitaciones a los periodistas y a las empresas. Se ha entendido durante mucho tiempo que la actividad periodística es unidireccional, pues la empresa encarga a los periodistas la búsqueda y recolección de las noticias, con el propósito de trasladársela al público receptor. En este sentido, las empresas, más que los periodistas, han decido qué se difunde, cómo se difunde, dónde se difunde y cuándo se difunde. Los criterios de esas decisiones no devienen del reconocimiento de las necesidades informativas del receptor, sino en función de vender más ejemplares o captar más públicos. Como consecuencia de estos criterios, los medios en su tratamiento informativo diario se han centrado en el escándalo –político, económico y social-, o en pasiones del ser humano. Con base a esto, se puede afirmar que el periodismo actual, con especial en el salvadoreño, vive en su lógica cotidiana del espectáculo, de la calamidad y de la desgracia de las personas y de la sociedad en general. En esta perspectiva, José María Casasús (1992:42-43) reflexiona sobre la creciente desvinculación del trabajo de los periodistas con respecto a las necesidades de los receptores y respecto a las cuestiones que afectan a su cotidianidad. Se trata esto de los llamados "eventos periodísticos", cuya relevancia procede de haber sido construidos como relevantes por el propio discurso periodístico, como ocurrió la información sobre la Guerra del Golfo, en enero de 1991, en la cual se simuló o se virtualizó el discurso noticioso, modelado por las ficciones audiovisuales.

    Otro ejemplo de la creación de realidades ficticias, desvinculadas de lo cotidiano, es la cobertura el Fin del Milenio y el inicio anticipado del siglo XXI. Sin ser cierto, orquestaron y reiteraron en sendos espacios y tiempos el espectacular hecho histórico del cierre de milenio y del inicio de otro decenio. Se ha llegado al extremo que los medios informativos crean sus propias noticias. Se trata de la contratación directa de sus propias encuestas de preferencias electorales. Los periódicos con mayor tiraje y los telenoticieros con mayor cobertura patrocinaron en las últimas dos elecciones sondeos de opinión electoral, que a todas luces se trataba de una intromisión parcializada en el proceso político. Se cree que los usuarios de la información (televidentes, radioescuchas, lectores) pasivamente tienen la obligación de exponerse a cualesquiera de esos temas y con cualquier enfoque según cualquier idea que se les ocurra a los empresarios o a los periodistas, o, en primera instancia, de las genialidades de los publicistas y los anunciantes. En el país algunos sectores involucrados ( gremios o grupos de periodistas, defensores de los derechos humanos, asociaciones de empresarios de medios) no comprenden que el ejercicio profesional del periodismo conlleva en su esencia garantizar al público receptor el derecho de estar debidamente informado. El problema de las restricciones y las limitaciones al ejercicio periodístico, es un problema que le incumbe al receptor de la información periodística, en tanto que pueden constituirse en obstáculo para que esa información sea veraz, precisa y libre. Además de que la información sea veraz, satisfaga el interés general y no viole el ejercicio de otros derechos humanos fundamentales, tales como la vida privada, el honor, la reputación, la imagen y el principio de presunción de inocencia. Sin embargo, en pleno siglo XXI, plantear la información como derecho de recibir información periodística en forma veraz, conlleva limitar el poder de las empresas y exigir que la información no sea manipulada, distorsionada y ocultada.

    Las Presiones Contra La Información Veraz Hemos establecido que el problema del ejercicio informativo no sólo debe plantearse como asunto de restricciones y limitaciones desde la perspectiva de los empresarios de las comunicaciones, o desde el enfoque de periodistas "ofensivos" de instituciones políticas y sociales, sino a partir de una concepción que implica a los demás sujetos involucrados en el proceso informativo. Nos referimos a las fuentes, a los periodistas, a los propietarios de los medios y a los usuarios de la información. Verlo desde otra perspectiva es limitar la realidad del periodismo. En este sentido, la discusión debe pasar del "cacareado" libre ejercicio del periodismo al tema de la información veraz. En nuestro país la información no acaba de ser del todo profesional, precisamente por las exacerbadas ataduras, condicionamientos o presiones exógenos que ejercen una serie de sectores sobre el contenido noticioso de los medios de difusión. Esta situación invita a reflexionar sobre qué hacer para atenuarlas en beneficio del desarrollo de la profesión y de los usuarios de la información periodística. Entre otras, se encuentran las siguientes presiones fundamentales:

    La "Cherocracia" política Todavía privan las estructuras de poder de manera directa y sustancial por medio del sistema tejido de "compadrazgos" partidarios, sectoriales o personales sobre el compromiso de servir a la población con noticias rigurosas. Refiriéndose al periodismo de investigación en El Salvador, Mario Ernesto Morales y otros( 1999:91) recogen el testimonio de varios periodistas en el que se patentiza la determinación de "los compadrazgos" sobre el ejercicio periodístico: "cuando se realiza una investigación, en la que se implica a sectores afines al medio de comunicación, se cancela de inmediato". Incluso se percibe en los periodistas "mecanismos de defensas" o "estrategias" -para usar el término utilizado por Gaye Tuchman (julio de 2000), prestigiosa investigadora de fenómenos periodístico-, con los cuales actúan rutinariamente para evitarse complicaciones con "esas amistades de los jefes o de los dueños de los medios", como dice un reconocido periodista del medio escrito. Saben entonces sobre quién no hablar en contra, sobre quiénes elogiar y a quiénes desprestigiar para coexistir en este ambiente de "compadres". Esto es nocivo para la democracia y para la veracidad de la información que se trabaja diariamente.

    "Fuerzas económicas"

    Los medios de comunicación social están determinados por los rasgos distintivos del funcionamiento del mercado de las comunicaciones en nuestro país: existen enormes presiones precisamente debido a la orientación exageradamente "mercantilista" de algunos medios de comunicación masiva. Esta característica resulta de la limitada concepción del mercado de la información periodística, que reduce el contenido del medio de comunicación a los tópicos publicitarios de modo indiscriminado, y margina, consecuentemente, a la función informativa a un plano de "segunda categoría". En primera y en última instancia, la razón económica es la que posibilita los "compadrazgos políticos" y determina las rutinas informativas. Para convivir con esta razón "omnipotente", los periodistas han aprendido a "cundundiar" diariamente a las empresas o a los políticos que más invierten publicitariamente en el medio, es decir, hacen de los actos publicitarios de grandes empresas "hechos noticiables". Las empresas o los políticos esperan que los periodistas los "cundundeen". Contradecir esta regla en el país significa "un suicidio" para el medio o un "fracaso para la carrera profesional" de cualquier periodista. Coexistir con ella, una actitud de inteligencia para sobrevivir en el ambiente, o "andar en la jugada", como dicen los periodistas más experimentados.. Asumirla a plenitud como buen guerrero, una de las mejores razones existenciales "para dejar de ser maceta" y "alzar vuelo" a la condición humana de la comodidad, como dicen los periodistas que fueron entrevistados.

    5. Las "Irresponsabilidades" En La Cocina De Las Salas De Redacción

    Hablando de ataduras también las hay endógenas, aquellas que se cuecen en la cocina de las rutinas productivas de las salas de redacción, devenidas de criterios que pueden fundamentarse en la falta de formación profesional, en la amistad, en la costumbre, en la experiencia vital de saberse "guardar las espaldas" en la estructura organizativa al interior del medio y de otras "prácticas cuestionadas", las cuales van perdiendo vigencia, por "seductoras" que parezcan en esta profesión generalmente tan mal remunerada. Se trata de las siguientes:

    Acusaciones porque sí. Amparándose en la "objetividad", en la "neutralidad", en varias ocasiones se les da cobertura a "hechos", en los que se culpa a personalidades o a instituciones, porque a los "conferencistas convocantes" -de "esos poquitos pero bullistos" que andan por allí-, se les ocurre "acusar a medio mundo" de no pensar o de no hacer las cosas como ellos. Los medios difunden esas declaraciones, sin disponer de los datos que las consoliden. Sin duda, estos tienen intereses políticos o personales, a partir de los cuales acusan, muchas veces, sin tener pruebas contundentes. Sin contrastación o verificación se publican las declaraciones, por supuesto con los entrecomillados correspondientes. Aun cuando tradicionalmente en la práctica periodística se ha justificado esta forma de producir la noticia argumentando que es responsabilidad de las fuentes. Me parece que sólo entrecomillar las declaraciones no es la evidencia probatoria de sus noticias.

    De cara al "reconocimiento social" de la imagen que difunden los medios y al principio constitucional de "presunción de inocencia", esta costumbre profesional es atentatoria contra los procesos legales establecidos en las leyes penales de la República, y violadores de los derechos humanos fundamentales. Débiles evidencias probatorias. Hay noticias que no presentan las evidencias complementarias para sostener un "hecho" noticiable. En muchas ocasiones, se le da vuelo a cualquier "rumor" o "chambre" que se diga de parte de esos prominentes sujetos públicos que aparecen todos los días en los medios como "expertos de todos los temas habidos y por haber". ¿Qué ha pasado con las personas que fueron imputadas, procesadas, encontradas inocentes y liberadas, sobre cuyos casos los medios difundieron públicamente sus imágenes e identidades? ¿Quién resarce su honorabilidad mellada por aquellas noticias difundidas? ¿Tienen derecho los medios a divulgar indiscriminadamente cualquier información? ¿Quién debe normar el ejercicio profesional para no caer en esa suerte de irresponsabilidad legal?

    Abuso de las "prominencias". Sin que muchas "organizaciones de la sociedad civil" representen a la sociedad civil, los medios informativos les ofrecen demasiada representatividad política, como ocurre con algunos gremios de medio ambientalistas, de defensores de los derechos humanos, de los consumidores, etc. Así los espacios informativos o de opinión se constituyen, como dicen algunos periodistas entrevistados, en "Ruedas de caballitos". Es común encontrar noticias difundidas que no presentan las opciones de verdad en conflicto, sino que solamente publican las versiones de los "todólogos" especialistas de la realidad nacional. Parece ser que las nociones de "prominencia de las fuentes informativas personales" imperantes entre los periodistas en las salas de redacción se limitan a dos condiciones que deben cumplir las personas proveedoras de datos sobre determinados acontecimientos noticiables: 1) que las apadrine una institución de siglas conocidas; mientras más "famosas", mejor; y 2) que tenga la capacidad de organizar financiera y comunicacionalmente la convocatoria. Las excepciones a estas nociones se ubican en el lindero del espectáculo o del accidente espectacular. "Los desconocidos", "los no apadrinados" y "los que no convocan a conferencia de prensa" no existen ni pueden existir como sujetos noticiables.

    Descontextualizaciones. Por desconocimiento técnico en el manejo del discurso de las fuentes o muchas veces por mala fe o por encomienda, las declaraciones de la fuente se sacan de las circunstancias sociales donde se emitieron, con lo cual se le crean sentidos diferentes a los datos ofrecidos por los sujetos entrevistados. Creación de ficciones. Por el tradicional criterio periodístico de que la muerte y el espectáculo venden periódicos y, en consecuencia, publicidad, en muchos casos se "crean las noticias" o se "espectacularizan hechos", como son: Los patrocinios de reiteradas encuestas en épocas de elecciones y la "deificación" de la selección nacional de fútbol en las eliminatorias mundialistas,"las noticias de los movimientos tectónicos". Sin duda, "la virtualización" de la realidad atenta contra el desarrollo de la historia de una manera "irresponsable". Marginación de los públicos en los hechos importantes. Rara vez se consulta la opinión o la declaración de los sectores sociales en general o de los involucrados en especial sobre temas de trascendencia nacional, en los cuales todos están involucrados, como ocurre con los casinos, el funcionamiento del PARLACEN, los aumentos de salarios de los diputados, el funcionamiento de la "Promocionada Reforma Educativa", la seguridad ciudadana, el sistema de salud, etc.

    Duros Con Los Demás, Blandos Internamente Tanto por presiones externas y ataduras internas en el propio proceso de producción de la noticia, los periodistas cometen una serie de "acciones irresponsables", que de no superarlas en la práctica cotidiana parecería que se acepta que los medios de comunicación están por encima de la sociedad y de cualquier entrega de cuentas. Es de reconocer que en muchos casos los medios han asumido posiciones críticas, reflexivas y, varias veces, inquisidoras sobre acontecimientos importantes en este país. En esta dirección, me parece muy responsable la posición del Diario de Hoy, al que se le han sumado otros, sobre "el despilfarro de los dineros de todos los contribuyentes en salarios injustificados a "cuestionados asesores técnicos" de algunos diputados. Posturas sin las cuales la población no se hubiera dado cuenta de los usos que están haciendo de su dinero, ni políticamente no se estuvieran actuando sobre ellos. Sin embargo, generalmente los medios de comunicación no son autocríticos. Al respecto, Raúl Trejo Delarbre (1995:8) dice: "Resulta curioso cómo los medios de comunicación de masas, que son tan agresivos para examinar el desempeño del resto de los actores sociales y políticos, no lo son con ellos mismos, menos aún existen pautas para evaluar sus efectos más allá de asuntos circunstanciales."

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