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Fundamentos que sustentan la formación de gestores ambientales desde el autodesarrollo comunitario

Enviado por Roswel Borges


  1. Introducción
  2. Conocimientos como subsistema de la Formación de Gestores Ambientales
  3. Los valores en la formación de gestores ambientales desde el autodesarrollo comunitario para la conservación del medio ambiente
  4. Las actitudes como construcción y cognición social del mundo y su importancia para la formación de gestores ambientales
  5. Los principios metodológicos para el estudio de la motivación superior en relación con la Formación de Gestores Ambientales
  6. Bibliografía

Introducción

Antes del triunfo de la revolución se ha abordado la problemática ambiental, desarrollándose un trabajo minucioso con relación a la protección y educación del medio ambiente; siendo así que se aprueba en la Constitución de la República de Cuba el artículo 27 que postula lo siguiente:

"El estado protege el medio ambiente y los recursos naturales del país. Reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegura la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras. Corresponde a los órganos competentes aplicar esta política.

Es deber de los ciudadanos contribuir a la protección del agua, la atmósfera, la conservación de los suelos, la flora, la fauna y todo el rico potencial de la naturaleza".

A partir de este sustento se acuerda en la Asamblea Nacional de la República de Cuba la Ley No. 81 del Medio Ambiente que tiene como objeto, establecer los principios que rigen la política ambiental y las normas básicas para regulas la gestión ambiental del Estado y las acciones de los ciudadanos y la sociedad en general, a fin de proteger el medio ambiente y a contribuir a alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible del país. Además de brindar atención a la conservación y uso racional de los recursos ambientales, donde ha jugado un papel fundamental la educación ambiental desde las diferentes instituciones, dígase escuela, comunidad, familia y otros.

La educación, según refiere Jacques Delors "constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social".

Sin duda, es la educación la clave para renovar los valores y la percepción del problema desarrollando una conciencia y un compromiso que posibilite el cambio, desde las pequeñas actitudes individuales y la participación ciudadana en la resolución de los problemas, ante la adopción de estilos de vida más sanos.

Para ello, se debe potenciar la valoración crítica, modificar actitudes, valores y desarrollar comportamientos responsables hacia el medio ambiente y su entorno en especial, pues esto permite mejorar las relaciones humanas, la cultura y comprender las relaciones entre el hombre, la naturaleza y la sociedad.

La formación de gestores ambientales debe partir y tener en cuenta los principios en que se sustentan la gestión y la política ambiental cubana porque son las premisas para la transformación, desarrollo y educación ambiental. Entre ello se encuentra:

  • 1. Coadyuvar al desarrollo económico y social sobre bases sostenibles.

  • 2. Reconocimiento del derecho ciudadano a un medio ambiente sano, donde la elevación constante de la calidad de vida de la población constituye el centro del quehacer ambiental nacional.

  • 3. Constatación del deber social para con la protección del medio ambiente.

  • 4. Aprovechamiento al máximo de los mecanismos económico-financieros que apoyen el enfrentamiento de los principales problemas ambientales.

  • 5. Participación activa de todos los actores sociales, tanto a nivel central como local, sobre la base de una acción coordinada, fundada en la cooperación y la corresponsabilidad.

  • 6. Proyección de la ciencia y la tecnología cubana en función de contribuir a la solución de los principales problemas ambientales.

  • 7. Incremento de la conciencia ambiental, con énfasis en las acciones de educación, capacitación y comunicación ambiental.

  • 8. Sustentación del trabajo ambiental sobre la base de la concertación, la cooperación y coordinación intersectorial.

  • 9. Consideración de la territorialidad y la descentralización, como ejes de la gestión ambiental nacional.

  • 10. Aplicación del enfoque ecosistémico como elemento clave de la gestión ambiental cubana.

  • 11. Desarrollo de una adecuada política ambiental internacional, procurando niveles efectivos de cooperación y concertación de las acciones en esta esfera.

El gestor ambiental debe enfocar su labor en función de educar sobre una cultura ambiental y lograr conductas correctas hacia el entorno, es decir, se trata de educación sobre el medio, educación en el medio y para el medio.

El gestor tiene que ser una persona con un alto nivel de integridad, que garantice además de los conocimientos necesarios, el desarrollo de habilidades y la formación de valores que hoy exige nuestra sociedad para el cuidado y conservación de nuestro entorno.

Tal como hemos mencionado, para la formación de gestores ambientales resulta imprescindible formar conocimientos, actitudes y valores, de forma tal que se propicie el desarrollo de habilidades en relación a la conservación del entorno. En este sentido, concibiendo la formación de gestores como sistema, abordaremos los conocimientos, actitudes y valores como subsistemas de la misma, necesarios todos para la calidad de la formación.

Conocimientos como subsistema de la Formación de Gestores Ambientales

En la actualidad existe consenso en reconocer la máxima complejidad del término medio ambiente como categoría especial que abarca la realidad física o inerte, biológica y social, introduciéndose en todos los ámbitos de la ciencia y disciplinas y por lo tanto, del conocimiento, los valores y el comportamiento humano. Por lo que podemos compartir el criterio de que estamos frente a una unidad de estudio muy compleja, quizás una de las más complejas que el hombre se ha planteado jamás. Por esto resulta necesario buscar al menos un enfoque lo más abarcador posible y a la vez racional y sintético, que permita su análisis estructural, funcional y ante todo sistémico.

Consideramos fundamental en la formación de todo profesional de las ciencias sociales, que pretenda accionar en las comunidades no perder el sentido holístico de los factores externos e internos de la propia comunidad que inciden y afectan el desarrollo de la misma. Un elemento el cual es motivo de interés, es la formación de gestores ambientales, lo que aprecio dicha labor, por el alto grado de relevancia que tiene hoy incidir sobre una problemática que se hace cada vez mas amplia y abarcadora de procesos desestabilizadores del desarrollo humano, y no solo esto; sino cobra mayor importancia pues puede provocar la destrucción de la humanidad.

Muchos son los factores que se necesitan integrar para alcanzar un nivel de conciencia crítica que nos permita revertir la situación. Para esto es imprescindible apropiarse de un conocimiento determinado, pues sobre esa base actuamos y dejamos de actuar, se forman los valores y principios durante todo el desarrollo de la personalidad humana; que traerá al traste la manera de actuar en incidir sobre el medio ambiente.

Edgar Morín, psicólogo francés, al respecto ha planteado que el conocimiento debe utilizar la abstracción, pero también debe procurar constituirse en relación con el contexto y por consiguiente, movilizar todo lo que el individuo sabe sobre el mundo. La comprensión de datos particulares solo puede ser pertinente para aquellos que ejercitan y cultivan su inteligencia general y cita a Marcel Mauss "Hay que recomponer el todo". Es imposible, desde luego conocer todo acerca del mundo, y de sus múltiples transformaciones. Pero por difícil que resulte, hay que intentar conocer los problemas claves del mundo.

El gestor ambiental debe nutrirse de una cultura general que les permita por difícil que parezca articular la esencia de las problemáticas del territorio donde se interactúa con la comunidad; y debe aglutinar un conocimiento que le permita identificar causas y consecuencias, además de identificarse con su entorno y su infraestructura cultural que lo caracteriza, Este conocimiento cobra un valor incalculable para el gestor ambiental en su labor de facilitador de procesos de autodesarrollo comunitario, pues contempla una labor formativa muy amplia, donde debe revertir el desconocimiento global que encierra hoy las comunidades sobre el deterioro ambiental, a una aprensión tal que tribute a una educación ambiental capaz de internarse en la conciencia de los sujetos miembros de una comunidad.

Existe una tendencia a encerrar la mayor parte de las actividades educativas a contextos académicos, a diferentes niveles, tienden a simplificar la realidad, a parcelarla y reducirla a explicaciones aisladas, a veces compartimentadas por los libros de texto, las asignaturas, etc. Todo ello entorpece el conocimiento integrado que permita comprender los problemas ambientales en toda su complejidad. Demasiadas veces dejamos a la intuición y posibilidades de los estudiantes la más difícil de las operaciones del aprendizaje, la de articular los conocimientos que reciben por separado. Ello exige un esfuerzo que debía ser cuidado y apoyado desde la tarea docente.

Es un error encerrar la educación ambiental a escenarios meramente académicos, pues a pesar que en ellos se forman valores y se tributa a ampliar un sistema de conocimientos fundamentales para combatir desde los espacios individuales el desorden ambiental, no es suficiente para alcanzar la transformación necesaria. Considero que cada profesional debe ser un gestor ambiental, capaz de tributar independientemente de la rama científica de formación a una educación ambiental saludable.

Me apoyo en el concepto de Carlos Álvarez cuando en términos de educación me refiero; enfocándolo como proceso integral de formación de todos los rasgos de la personalidad, entonces considero que no existen métodos cerrados capaces de lograr este cambio.

El gestor ambiental debe ser un profesional comprometido, con un conocimiento de causa tal que pueda adentrarse en el corazón de las comunidades por difícil que sea, debe ser capaz de educar, de formar a un individuo que logre transformar su realidad, en una actividad colectiva de concientización y producción de proyectos. Las pretensiones de educar son difíciles, pero alcanzables, y a esto me refiero, a un autodesarrollo auténtico de transformación ambiental.

Los valores en la formación de gestores ambientales desde el autodesarrollo comunitario para la conservación del medio ambiente

Un factor importante en la formación de la personalidad son las actitudes y valores que se forman y desarrollan hasta llegar a constituir su núcleo regulador y orientador, nivel superior de desarrollo de la personalidad que tiene en su base las tendencias orientadoras que le dan al sujeto el sentido de su vida y crean con estabilidad su actividad conciente.

Hoy emerge la necesidad de un saber ambiental, donde la concientización de la complejidad del medio se convierta en un punto de partida para asumir su dimensión vuelve impostergable el replantear las coordenadas de la ciencia, con la intención de que la vida y el propio lenguaje puedan ajustarse a las nuevas problemáticas que la degradación ambiental presenta, vinculando el mundo científico y académico a una practica cotidiana que urge ser transformada.

Se hace obligatorio el reconocimiento del fenómeno de la subjetividad en la relación entre la formación de gestores ambientales y el proceso de la educación en valores que trae ello consigo, como aspecto que nos permite comprender los intereses y necesidades de los individuos en la relación de lo personal y lo social en el proceso de socialización si se quiere su abordaje desde la concepción del autodesarrollo comunitario.

Se trataría entonces de educar para desarrollar la capacidad de valorar, asumir la necesidad de elegir entre opciones abiertas en diversos ámbitos de la vida humana y su relación con el medio ambiente, y para desarrollar la autonomía en el juicio sobre los aspectos valorativos, sustentada por la justificación racional de cada elección. Desde la psicología, el énfasis radica en la formación de la personalidad y sí es importante un criterio objetivo de valoración, en este caso vinculado con los efectos de la acción del hombre sobre el medio ambiente.

La educación ambiental es el espacio propicio para crear valores que orienten la necesidad de estilos de desarrollo dirigidos a la protección y conservación del medio ambiente, la vía para guiar al individuo hacia un intercambio razonable con la naturaleza. El saber transmitir mediante la educación ambiental se articula desde una base ética ambiental. Una ética que se define como urgencia, como coordenada de reflexión a los desequilibrios provocados en los diferentes ecosistemas. Su actividad se construye desde las relaciones individuo-sociedad-ecosistema, vinculando las estructuras internas de sus componentes, fundamentando la acción moral del individuo con valores renovadores que apuntan hacia la consolidación de esta relación ética ambiental esta llamada a realizar un análisis de todos aquellos valores que median la actividad de intercambio individuo-naturaleza, a internacionalizar, en toda su amplitud, la sostenibilidad.

En el marco de la Educación Ambiental, la educación de los valores debe en primer lugar permitir a la persona que pueda revelarse a si misma, en los elementos de su propio sistema de valores y en segundo lugar clasificar sus principales componentes. Seguidamente deberá poder justificar mejor su apego a ciertos valores, que ya son más fáciles de expresar. Como consecuencia de este proceso se va dibujando un sistema de valores, actitudes, comportamientos, del que cada cual es responsable.

Para esto, la educación ambiental mediante la formación de gestores ambientales deviene clave toda vez que se precisan renovaciones desde los valores y la propia percepción del problema, desarrollando una conciencia y un compromiso que posibilite el cambio desde las pequeñas actitudes individuales y desde la participación e implicación ciudadana en la resolución de los problemas, ante la adopción de estilos de vida más sanos.

La metodología del autodesarrollo comunitario, por supuesto que no discrepa con estas necesidades, sino que aporta herramientas que permiten el análisis que nos comprende, en la comprensión de las subjetividades en virtud de sus expresiones objetivas respecto a la conservación medioambiental desde la emancipación como eje rector en la diversidad vincular que ello trae consigo.

Hablamos así, de elementos que inciden en el abordaje de la formación de gestores ambientales mediante el desarrollo de una conciencia crítica desde el análisis de las formas de pensar e interpretar las realidades que nos rodean; cuestión esta que considera el reactuar y la distinción entre saber, pensar y actuar y suponiendo ello tener una actitud positiva e integradora de aquellos valores que requieren ser reforzados de acuerdo a las necesidades actuales.

Los gestores ambientales no pueden perder de vista que debido a la relación hombre–naturaleza, heredada en ocasiones, los valores ambientales dejan de operar en el sistema de necesidades del grupo social sobre el que incide el programa educativo. Esta respuesta está fundamentada sobre la respuesta de un nuevo saber que necesita de tiempo de asimilación, apropiación y concientización por parte de la comunidad a la cual se le propone la necesidad del cambio, de la incorporación de un nuevo saber con relación al medio.

El propósito de formación de conciencia ambiental estaría ambientado en la formación de una educación ambiental, entendida esta como un proceso de aprendizaje y comunicación en las cuestiones relacionadas con la interacción de los seres humanos con su medio ambiente, tanto global como natural, y del creado por el hombre del cual les permite participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los problemas ambientales. De esta forma estarían implicados no solos los actores sociales de la comunidad sino que se verían, en igual compromiso de formación los organismos e instituciones gubernamentales, los medios de comunicación, las organizaciones sociales, sus interrelaciones y el papel integrador que las fusiona en la sociedad.

Se debe recordar siempre que la educación es preparar para el mundo de la vida, ello implica tener presente dos dimensiones de acción o de comportamiento: el mundo de la vida individual y el mundo de la vida social. La subjetividad se abre a las dos dimensiones, la individual o el autoconocimiento y la autoestima personal y la subjetividad colectiva o el autoconocimiento y la autoestima como, parte de un todo, desde los diferentes niveles de interacción social.

La educación es un ejercicio socializador en el que nos incorporamos a un torrente de un mundo ya existente cargado de contenidos y jerarquías y esto hace volver al conocimiento psicológico y retomar el concepto Proyecto de Vida [1]como un sistema principal de la persona en su dimensionalidad esencial de la vida, es un modelo ideal sobre lo que el individuo espera o quiere hacer y ser, que toma forma concreta en la disposición real y sus posibilidades internas y externas de lograrlo, definiendo su relación hacia el mundo y hacia si mismo, su razón de ser como individuo en un contexto y tipo de sociedad determinada.

Las actitudes como construcción y cognición social del mundo y su importancia para la formación de gestores ambientales

A principios del siglo XX comienza a definirse el concepto de actitud social por Thomas y Znamiecki. Posteriormente, Lapiere investiga el concepto y se gesta el dilema sobre actitud, en torno a una gran polémica que se extiende hasta la actualidad sobre la funcionalidad o no del concepto. El cuestionamiento fundamental es si realmente la actitud regula la conducta. Esto resulta un tema esencial para la formación de gestores ambientales, en tanto es imprescindible desarrollar actitudes que favorezcan la protección medioambiental y de este modo se propicia que, al asumir estas actitudes, las personas se formen como gestores ambientales.

G. N. Allport (1954) considera la actitud como una posición, una relación consciente hacia un objeto; como relación valorativa de aceptación o rechazo. Concibe la actitud como movilizadota de la conducta de manera efectiva, por lo que atribuye a la actitud una función reguladora del comportamiento.

Para Eagly y Chaikan (1993), en tanto, la actitud es una tendencia psicológica que se expresa mediante la evaluación de una entidad u objeto concreto con cierto grado de favorabilidad o desfavorabilidad.

En relación con la Educación Ambiental, consideramos que la actitud se forma, tiene que haber una organización y preparación anterior, de forma que resulte una actitud tan elaborada que la persona necesite sólo ejecutarla. En relación con su sistema de valores, si la conciencia ambiental, entendida como proceso de aprendizaje y comunicación en las cuestiones relacionadas con la interacción de los seres humanos con su medio ambiente, tal como hemos referido al abordar el tema de valores, se revela y expresa en la persona, será más favorable la formación de actitudes coherentes que propicien el desarrollo personológico como gestores ambientales.

Los principios metodológicos para el estudio de la motivación superior en relación con la Formación de Gestores Ambientales

Si bien resulta necesario comprender la importancia del conocimiento, valores y actitudes en el proceso de educación ambiental desde el paradigma del autodesarrollo comunitario, es imposible, desde el postulado psicológico, no abordar la temática de la motivación.

El estudio de la motivación humana no puede ir orientado a la simple determinación de la existencia o ausencia de determinados motivos en la personalidad, pues la existencia de un motivo no permite explicar una serie de importantes fenómenos en el campo de la motivación, como son los siguientes:

  • 1. La efectividad del motivo en su expresión conductual.

  • 2. El lugar que el motivo ocupa en la jerarquía de motivos de la personalidad.

  • 3. El potencial consciente del motivo para responder a objetivos situados en una perspectiva temporal distinta.

P.M. Yakobson refiere que la motivación se incluye en las formaciones psicológicas que pueden influir sobre la conducta y los actos del hombre, pero el hecho de enumerar estas formaciones no descubre en qué forma psicológica actúan todas estas en el hombre cuando motivan su conducta.

Precisamente comprender de la forma psicológica en que actúan las formaciones motivacionales de la personalidad debe constituir un punto esencial para comprender la importancia de la motivación en la formación de gestores ambientales, teniendo en cuenta que llegar a conocer las regularidades psicológicas del proceso motivacional facilitaría influir en la conducta.

Si definimos los sistemas motivacionales por la participación mediata de la conciencia en la regulación motivacional, un principio metodológico debe ser la determinación de las necesidades y motivos que integran estos sistemas motivacionales mediante las manifestaciones conscientes de la personalidad.

Esta identificación de motivos constituye un complemento esencial para la comprensión del proceso de educación para la formación de gestores ambientales desde el postulado psicológico.

En resumen, tal como hemos comprendido los conocimientos, actitudes, valores y motivación como subsistemas del proceso de Educación Ambiental, en la interrelación de todos ellos radica, desde nuestro postulado psicológico, la esencia de la calidad del proceso de formación de gestores ambientales. El reto, desde nuestra posición, radica en integrarlo de manera coherente con los principios de participación y cooperación, pilares del autodesarrollo comunitario.

Bibliografía

  • 1. Andreieva, G (1975) Psicología Social. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.

  • 2. Foladori, Guillermo y González Edgar (2001) "En pos de la historia en educación ambiental", en Tópicos en Educación Ambiental, núm. 8, vol. 3, México, Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pp. 28-43.

  • 3. Geiwitz, James. (1977) Teorías no freudianas de la personalidad. Ediciones Marova. Madrid, España.

  • 4. González Rey, Fernando (1983) Motivación moral en adolescentes y jóvenes. Editorial Científico-Técnica. La Habana, Cuba.

  • 5. Ley 85. Asamblea Nacional del Poder Popular. 21 de julio de 1998.

  • 6. Ley 81. Ley del Medio Ambiente. Asamblea Nacional del Poder Popular.

  • 7. Santos Abreu, Ismael (2009) Educación Ambiental: interdisciplinariedad o necesidad. Universidad Pedagógica Félix Varela. Villa Clara, Cuba

  • 8. Sauvé, Lucie (1999) "La educación ambiental: entre la modernidad y la postmodernidad: en busca de un marco de referencia educativo integrador", en Tópicos en Educación Ambiental, núm. 2, vol. 1, México, Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pp. 7-25.

  • 9. Scott, William y Christopher Oulton (1999) "Educación ambiental: un debate desde múltiples perspectivas", en Tópicos en Educación Ambiental, núm. 2, vol. 1, México, Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pp. 37-43.

 

 

Autor:

Lic. Roswel Borges Castellanos

Lic. Miguel Ángel Ortiz Rodríguez

[1] D’ Ángelo, O. Proyecto de Vida como categoría básica de la interpretación de la identidad individual y social. En: Revista Cubana de Psicología Vol.17, No.3 U. H. La Habana, 2000. pp. 36.