- Entonces, lo central del debate germano
- Superación de la crisis de la modernidad, un libreto posible
- Claves para entender la tradición de la filosofía post clásica alemana en relación a la modernidad
- Bibliografía
En Marx se postula una teoría social crítica, en donde el valor mismo de la modernidad, se cuestiona desde una perspectiva en donde capital y fuerza de trabajo, confluyen en la construcción de una sociedad, en un mismo lugar y a la vez los intereses de cada uno de estos estamentos, como clase, son opuestos y antagónicos. Para Marx, todo lo moderno posee la cualidad de estar marcado por su propia precariedad, en cuanto a que lo que parece, no es. Todo lo que se cree como el curso natural de las cosas, tiene siempre una contradicción. El autor establece una crítica al capitalismo como una creación típica de la modernidad y en la cual se perfilan formas novedosas y distintivas de asociación humana. Estas formas de la sociabilidad moderna, incluyen lo que por primera vez es concebible como la economía y su contrapartida esencial el Estado.
El Estado moderno, sostiene Marx, pese a toda la inspiración democrática y universalista que lo anima, es en esencia una forma mediante la cual, los que poseen el poder social y económico se aseguran su dominio por sobre otros grupos sociales. El Estado se convierte poco a poco en una entidad aislada, que está más allá de la sociedad civil y es ajena a través de la emancipación de la propiedad privada respecto de la comunidad. De esta forma, el establecimiento del Estado político y la disolución de la sociedad civil se realizan en un mismo y único acto.(Jiménez Redondo, 1989) Ambas formas descansan en una transformación radical, del carácter de las relaciones sociales que Marx denomina, relaciones de dependencia personal y las define como todas aquellas relaciones impersonales mediadas por cosas tales como el dinero, la burocracia, el intercambio esto provoca el ocultamiento del sentido verdadero de las cosas, cuya consecuencia es la alienación total. La alienación que implica, que el sujeto se descentra de si mismo, como efecto de su desarraigo con el hecho mismo de la producción material, el trabajo.
El individuo de esta nueva sociedad es desgarrado de manera constante entre sus experiencias personales y sus identificaciones públicas. Esta incongruencia le permite reflexionar al autor, diciendo que es posible que el capitalismo no haya dejado otro nexo entre los hombres que el desnudo interés personal del pago pecuniario. (Therborn, 2007)
En Weber, existe también un cuestionamiento valórico de la sociedad y sus fines, para el autor, el destino social solo en base a medios acarrea desintegración social. Es necesario un camino con arreglo a fines, que proporcione a la sociedad un basamento y una construcción más ligada a las necesidades del grupo humano. Desde esta perspectiva, hace un análisis al fenómeno religioso protestante que engendró un tipo específico de subjetividad, una nueva individualidad singularmente adecuada a las normas racionales del capitalismo burgués, dándole al capitalismo una significación religiosa. Desde esta perspectiva la única forma aceptable para llegar a Dios (según el protestantismo) no solo consistía no en superar la moral mundana, mediante el ascetismo monástico, sino también mediante el cumplimiento de las obligaciones impuestas al individuo para obtener una buena posición económica en el mundo. (Sayer, 1995)
Esta es la moral perfecta para la clase media burguesa, donde la valoración pasa por la búsqueda de la riqueza y la abnegación al trabajo. A partir de esto, Weber sostiene la premisa que el individuo es un compulsivo y compelido hacia una nueva "moral laica", cuyo dios es la personificación de un hombre blanco, propietario y protestante.
Max Weber sostiene que desde el enfoque económico, el capitalismo occidental moderno implica la concentración de los medios de producción en pocas manos y que el manejo de estos medios se vuelve ideológico y político. Esto representa un desprecio hacia la persona y la instrumentalización de las instituciones, lo que provoca una suerte de sobre valoración las deidades impersonales de la modernidad, tales como el dinero, el estado, el individuo, y donde el instrumento de la violencia política es precondición para los cambios y adaptaciones del poder. (Sayer, 1995)
Por otro lado, Nietzsche, se sirve de la filosofía especialmente por su función emancipadora para utilizarla como instrumento de crítica a la modernidad. Para él la modernidad pierde su posición de privilegio, ya que sólo constituye la última época en la historia de la racionalización. (Guadarrama, 2007)
Nietzsche desarrolla una crítica punzante a la razón, que se sitúa a sí misma fuera del horizonte de la razón. Pues para él, la modernidad no es el espacio de desarrollo y crecimiento del sujeto. Mas bien, un estado de ilusión que deriva en un sesgo pesimista acerca del si mismo. El autor es un escéptico que con diversos métodos antropológicos, psicológicos e históricos trata de desenmascarar la perversión de la voluntad de poder y el surgimiento de la razón centrada en el sujeto. (Guadarrama, 2007)
Las ideas expuestas por estos autores, ya perfilan una idea de sociedad y una forma de interpretarla, que requiere, a veces ver por debajo de lo aparente. En esta perspectiva, las ideas de Freud, también infieren al sujeto de la modernidad una herida narcisista. Freud dice que para lograr la productividad y progreso (principio de realidad) es necesario reprimir lo instintivo, la naturaleza, la libertad (principio del placer) incompatible con la sociedad civilizada. En efecto, se ha constituido sobre un enfrentamiento entre la cultura (sociedad civilizada) y la naturaleza (las necesidades instintivas). (Mimeo, 2004)
Es en este contexto, que para mantener el equilibrio que la represión actúa. Podría referirse a esto con las siguientes palabras "El instinto y la naturaleza, están sujetas a la represión para sublimarla como forma operada y transformada en cultura e historia. La historia del hombre, de este modo, es la historia de su represión, porque la cultura restringe la estructura instintiva. Y esta represión o restricción es precondición esencial para lograr el progreso. De este modo, el hombre actual "racionaliza" (controla, domina, ordena) el placer. Aprende a sustituir el placer inmediato, irreprimido, el gozo del juego, por el placer retardado, restringido, seguro que le proporciona vivir con otros en sociedad. Así, el hombre de nuestro tiempo llega a ser un sujeto consciente, pensante, racional (aunque la racionalidad le sea impuesta desde afuera, a la manera de una represión); llega a ser, paradójicamente, un sujeto "libre" en la medida de su represión". (Mimeo, 2004)
Entonces, lo central del debate germano
Para Marx, la mercancía que se transa en la sociedad moderna, se convierte en un fetiche que hace creer a los sujetos que lo que producen es externo. Es decir, esto externo, que son los objetos y la sociedad se cree que esta fuera de nosotros. Esto no es solamente aplicado al campo de la economía, sino al campo de la vida social. Marx descubre, que las relaciones sociales funcionan encubiertas, o la gente no sabe como funcionan, o tiene una falsa conciencia, por tanto un conocimiento ideológico.
Para decirlo de manera más clara, se produce una reificación o una cosificación del sujeto en la vida social de la modernidad, que apunta a la fragmentación del individuo. Al colocarlo en un lugar, que nunca es su lugar y que lo desarraiga de manera constante del self.
Desde Marx y Weber existe una reificación en la organización del mundo social, que hace que lo individual y lo propio de los seres humanos sea extraño y ajeno. Dentro de esta misma perspectiva, pero de la mirada de lo individual para Federico Nietzsche en el curso de la historia y su desarrollo se abren los cauces para diferentes formas sociales e individuales que siempre tendrán una trampa implícita y aun mucho más en la modernidad, es decir, la idea de lo que hoy conocemos como la verdad puede no serlo mañana, por lo tanto, el mundo de lo moderno es un espejismo en donde los sujetos creen ver los reflejos de su propia existencia, siendo tal vez los destellos de una ilusión. La vida en el mundo moderno, es una moneda con dos caras y la verdad desde ese punto de vista puede ser criticable.
Así, Weber volverá nuevamente y dirá que la sociedad moderna y capitalista se ha desarrollado de tal manera que lo que prima es la racionalidad instrumental y la sociedad instrumental lo que ha hecho es meterse así misma en una jaula de hierro, es una jaula que la propia razón se ha puesto y de la cual no saldrá jamás.
El sin sentido de la modernidad se debe a que históricamente y en un momento determinado la sociedad se ha gobernado por lo instrumental que crea una particular subjetividad a nivel de sujeto. Por tanto, y coincidiendo con Nietzsche la racionalidad que se formó en un momento determinado es posible que en otro tiempo se transforme en otro tipo de racionalidad. De ahí lo efímero y feble de los pilares modernos como visión de construcción societal.
Para Habermas, el discurso de lo moderno es siempre un discurso de lo nuevo, el presente y el porvenir. Lo moderno, es siempre una referencia a una nueva época y a la vez a la obsolescencia por el propio fin que persigue lo moderno. La vanguardia de la modernidad sea cual sea, dice el autor, emerge de un momento a otro y se cita a si misma como repetición (es también una vuelta a lo clásico).
El estatuto de la modernidad impulsado por el iluminismo se basa en el desarrollo de la ciencia objetiva, como punto de flecha de esta racionalidad, y a la vez de la moral universal que desemboca en el hombre pleno.
Por la Razón o la Fuerza, noble consigna de nuestro venerable emblema nacional es sin duda, la exaltación de la propocisión modernista o como diría el mismo Habermas "el terror administrativo que utiliza los medios proporcionados por las burocracias modernas" (Habermas, 1981).
El proyecto de la modernidad esta inconcluso, en su visión no se logró. No obstante, el autor no deshecha del todo esta construcción y piensa que a partir del arte (como uno de los posibles caminos) se abre una alternativa que descasará en las bases de la acción comunicativa.
Para Berman la modernidad perdió de vista sus propias raíces. Es un mundo de inestabilidad y cambio, lleno de triunfos en el arte y en el pensamiento, pero en el cual el sujeto siempre es un espectador ajeno, pero cómodo a fin de cuentas. Lo moderno se transforma en la promesa de la modernidad. Un universo que produce real, simbólico e imaginario, pero de lo cual no comprendemos. Siendo modernos dice Berman " nuestra concepción de las modernidad parece haberse estancado y retrocedido" (Berman, 1989).
Las visiones de lo moderno se desarrollan desde las particularidades de cada periodo y en donde la plástica, la literatura, el cine, el arte en general representan un tipo de vanguardia que define los principios sociales y políticos acerca de la modernidad que le toca vivir a cada cual. Siguiendo este argumento, en Berman, existe diversidad de modernismos, cada uno sujeto a un significado y un momento distinto. Para el autor la referencia necesaria a los viejos modernistas, aquellos que vivieron la génesis y la unidad de un primer momento nos puede dar luces para interpretar la complejidad y la fragmentación de lo moderno presente y futuro.
Superación de la crisis de la modernidad, un libreto posible
La idea de superación de la modernidad, en cada uno de estos autores, es una crítica de algunas o muchas de las premisas o supuestos que la vieron nacer. La asunción de la crisis de la modernidad, así como su explicación y justificación, se convierte sin duda en una condición necesaria para su superación y en relación a los pensadores que hemos revisado en este primer momento. Todos de alguna u otra manera, apuntan a una cierta fragmentación, o cierto halo que su propia comprensión implica. De ahí la impresión, individual y colectiva, de que todo es incierto y, en consecuencia, que es cambiante. La modernidad nace a partir de una transformación radical de las concepciones de mundo y hombre medievales en su origen y posteriormente su aspecto decisivo será la transformación en la concepción del hombre y de su lugar en el universo. Es esta transformación, de las concepciones de hombre, conocimiento y realidad la que se cuestiona y alrededor de la que se desarrolla la actual crisis y su discusión.
Pues bien, la modernidad ubicaba al hombre –mejor aun, al sujeto– en un lugar de privilegio, desde donde conoce y se vuelve omnisciente. No cabe duda, visto desde nuestra posición, que la modernidad se fundó sobre una consideración distorsionada de la subjetividad y de la racionalidad; en donde la primera se reduce a la segunda; (y las dos invenciones de la modernidad) o que una vez identificadas se las asumió como el fundamento de lo real, verdadero. Esta ubicación desde el real, el simbólico e imaginario se desprende necesariamente a partir del puesto y papel otorgado al sujeto.
La superación a partir de las premisas de los autores examinados, consistirían en una nueva forma de ver al sujeto y concebirlo de manera menos limitante y unilateral de lo que lo concibió la modernidad desde sus inicios.
La concepción del sujeto es radical y dificulta la mirada de una modernidad desgarrada en sus propios conflictos. Para Marx, es el sujeto alienado el que debe de dar vuelta a su destino, para ser conciente de si. Sin embargo, esta concepción no está completa, ya que sus escritos de 1848, no se encuentran hasta casi 80 años después, por tanto, existe un desfase entre sus primeros planteamientos y esta visión, que no llegará incluso a América Latina, solo hasta los años 60, a través de la vía Althuserina y por encargo de nuestra conocida Marta Harkneker. Serán estas concepciones, las que pasando por un filtro de ideas Nietzschanas, las que propondrán la superación un sujeto de la ideología, predominante de la modernidad, en donde él vive la ilusión de la libertad, la autonomía, la decisión pero que no es más, que el sujeto producto de una falsa conciencia. En Habermas, la teoría de la acción comunicativa, se vuelve el instrumento de intercambio entre los sujetos, que son los que negocian sus propios significados y desde donde el mundo y el conocimiento siempre estarían reflejando las muchas estructuras, del organismo que esta en juego en el intercambio social. En base a estas conversaciones, que mantienen con ellos mismos, se asumen los compromisos en el acto de la negociación. Los quiebres fundamentales que hacen patentes estos autores, serán tarea de la sociedad actual afrontarlos en forma efectiva, para incluso provocar nuevos quiebres en el núcleo de la modernidad que permitan abrir nuevas posibilidades de acción.
Claves para entender la tradición de la filosofía post clásica alemana en relación a la modernidad
"Auto comprensión de la modernidad de si misma"
La modernidad como hito histórico, toma conciencia que representa un cambio a medida que se construye y auto construye. La modernidad a si misma, se ve como el tiempo histórico que rompe con las formas antiguas y precedentes de asociarse y agruparse en los grupos humanos. Es una nueva forma de organización humana y desconoce lo anterior, lo divino, lo trascendental, lo mágico en el universo y en las cosas.
La voluntad de esta conciencia, será liberadora y constructora de su propia emancipación. Con lo moderno, los límites de lo dado por la vía cósmica, decaen para dar paso a la posibilidad del orden social transado. Con lo moderno, todo depende del sujeto, pero que al final siempre estará sujeto a sus propios significados. Esta auto comprensión, es también el escenario de las ilusiones del hombre moderno, con sus sueños de autonomía y decisión.
"Crisis de la razón"
El debilitamiento progresivo de la explicación teológica del mundo, las exigencias que una serie de transformaciones económicas y sociales, que marcaron el nacimiento de la modernidad, dieron como resultado el surgimiento y consolidación de la razón como sistema de comprensión del mundo. Esta forma responde al nuevo orden social burgués y al control de la naturaleza por parte del sujeto. (Empirismo – Racionalismo).
Nietzsche y otros autores, apuntan a una crisis de la razón a partir de una reflexión filosófica que se hace acerca del sujeto y su permanencia en el mundo y fundamentalmente del cómo conoce. En este sentido, una situación que claramente caracteriza el quiebre, es que las formas de pensar de la burguesía y los procedimientos técnicos de producción, se encuentran disociados y en contradicción con el sistema de relaciones sociales que los hombres establecen. La razón, no da las respuestas a la experiencia que acontecen en el mundo del sujeto, más bien, esta razón se transforma en el mundo de la explicación y no en el de la experiencia inmediata que le da sentido a su existencia emocional, laboral, familiar, académica, etc.
"Experiencia moderna de espacio y tiempo"
Para muchos autores la denominación de "experiencia moderna de espacio y tiempo" corresponde a la modernización y sus establecimientos en el marco de la sociedad contemporánea próxima, es decir, el mundo que nos toca vivir y en el que vivieron nuestros abuelos posiblemente. Se da esta experiencia, como el producto de la sociedad industrial y posteriormente tecnológica que se observó como los grandes adelantos en el arte y en el pensamiento y las vicisitudes del siglo XX, referido a hechos tan diversos como las guerras mundiales o los grandes descubrimientos a nivel científico.
Esta relación de espacio y tiempo, es en consecuencia el mundo del sentido común y la etapa histórica que nos toca vivir. Es un mundo con sólidas bases, desde el punto de vista del despliegue de la sociedad capitalista, pero con profundas contradicciones e inestabilidad, fundamentalmente en cuanto a la vigencia de los cuerpos sociales llámese familia, religión, cultura, etc.
"Desfase entre modernización y cultura"
Existe una modernización de la sociedad, que tiene que ver con el desarrollo del capitalismo, con el desarrollo de la economía, con el crecimiento del modelo. Esta modernización, cuadra de manera significativa con el espíritu de la modernidad y que Berman ubica acertadamente, como origen, a principios del siglo XVI y fines del XVIII y posteriormente con la década revolucionaria de 1790. Coincidente con el despliegue del escenario moderno. No obstante, y paralelamente a este desarrollo, se viene gestando una cultura que alimenta una visión critica de esta misma modernización una cultura que desobedece y no comulga drásticamente con el ideario propuesto.
Para Habermas, este desfase se produce cuando la modernización gobernada por una racionalidad económica penetra la acción comunicativa, provocando anomalías que son capturas y traducidas de manera cultural por el sujeto, es decir contra cultura.
BIBLIOGRAFIA
Habermas, Jurgen "El discurso filosofico de la modernidad" "Versión castellana de M. Jiménez Redondo, Taurus, 1989.
Habermas, Jurgen. Conciencia moral y acción comunicativa. Península, Barcelona, 1985.
Derek Sayer "Capitalismo y modernidad". 1991 EDITORIAL: Losada S.A. Edición Argentina. 186 páginas.
www.Instituto de Ciencias, Artes y Literatura Alejandro Lipschutz. "Vida y muerte de la filosofía: Nietzsche y Marx (I parte).Por: Dr. Pablo Guadarrama González, 2007
Göran Therborn "Dialécticas de la Modernidad: Acerca de la Teoría Crítica y el Legado del Marxismo del Siglo XX" Editorial Puerto. 2001
http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/miguez/modernidadpracticas.pdf. Freud "La modernidad y las practicas sociales" Universidad Nacional. De La Plata Mimeo,2004.
Carlos Mark. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844(publicada póstumamente en 1932)
Carlos Mark. El capital, volumen I (1867)
Pablo Guadarrama González, América latina: marxismo y postmodernidad (UNINCCA, Bogotá, Colombia & UCLV, Santa Clara, Cuba, Agosto 1994, 230 págs.)
Berman, Marshall (2008). Todo lo sólido se desvanece en el aire. Siglo XXI. ISBN 978-968-23-1509-1. p. 1. (Berman, 1989).
Autor:
Roberto Mallea