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A modo de Resumen: Los Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en la Ciudad de Rosario en el período de 1976 a 1983. Resumen histórico de una dura realidad que le tocó vivir a los argentinos y algunos testimonios de quiénes vivieron en aquellos años en la ciudad de Rosario.
Proceso de Reorganización Nacional – Centros Clandestinos de Detención – Detención y liberación – Lucha armada – Pactos de vida – Escasez creativa – Obediencia debida y Punto Final –
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Mate de por medio y algún que otro chisme porque hacia varios días que no nos veíamos comenzamos a tirar algunos nombres y posibles temas a investigar. Hablábamos de la Quinta de Funes, del Rockanfeller´s (no sabemos bien si se escribe así, y en verdad preferimos que sea así), de lo que pasó, de que estábamos en cuarto año de la carrera y era imperdonable pasar por la facu sin haber investigado, sin haber producido algo con tan importante pedazo de historia que marcó a nuestros viejos y que nosotros la mamamos a través de su dolor que quieran o no nos transmiten en sus recuerdos, anécdotas o silencios. Así empezamos a trabajar en el tema para el práctico final de la materia Medios I de la Escuela de Comunicación Social de la ciudad de Rosario. Al abordar la investigación nos dimos cuenta que el Proceso no está en la memoria, sino que está en todos los días, en todos las declaraciones, gestos, lágrimas, miradas y sensaciones que pueden transmitirnos los testimonios de aquellos que estuvieron de alguna u otra forma en él.
"Todo está guardado en la Memoria" susurra León Gieco en una de sus canciones que reflejan lo que fue el llamado Proceso de Reorganización Nacional que tanto nos marcó a todos los argentinos en las atrocidades cometidas por aquellos que se sentían con el derecho de poder decidir por todo un pueblo.
Paralelamente Jorge Fandermole piensa que no se puede confiar en la memoria colectiva, él ni siquiera confía en su propia memoria ya que muchas veces falla, y es por eso que entre otras cosas nos vemos en la necesidad de "hacer", de hacer cosas que mantengan el recuerdo en movimiento, el recuerdo en las personas, en el relato, en la cotidianeidad de vivir y convivir con un pasado triste y cruel, pero que solamente recordando podemos hacer que NUNCA MÁS se repita.
Es muy difícil resumir todo lo que sucedió del 76 al 83 en la Argentina, tomamos Rosario y sus alrededores, los Centros de Detención Clandestinos que funcionaron y en lo posible algunas de las cosas de cómo lo hicieron.
El 24 de marzo de 1976 se produce el derrocamiento de Isabel de Perón por un golpe de Estado encabezado por una Junta Militar integrada por los tres comandantes en Jefe: Jorge Rafael Videla (Ejercito), Emilio Eduardo Massera (Armada) y Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea). Se dijo que el objetivo principal del Proceso de Organización Nacional era derrotar la subversión y sanear la economía. Los sindicatos fueron ocupados y se suspendió la acyividad de los partidos políticos. En este período, la Argentina ganó el Campeonato Mundial de fútbol; Buenos Aires conoció las autopistas, y Guillermo Vilas era el ídolo de la Juventud.
El 24 de Marzo amaneció con sol, tanques y vehículos blindados rodeaban la Plaza de Mayo como así también, en los lugares estratégicos de todo el país. Ésta fue nuestra última intervención militar y la más violenta en la historia argentina.
El gobierno militar creó su propio sustento jurídico con cinco documentos institucionales, en los que se enumeraban los objetivos, como así también el papel que las Fuerzas Armadas tomarían en la administración del Estado.
Se depuso a las autoridades civiles, nacionales o provinciales, se clausuró el Congreso Nacional, se le pidió la renuncia a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y se señalaba como objetivo lejano la vuelta a las instituciones republicanas.
El 8 de septiembre de 1975 asumía en la ciudad de Rosario, el comandante Ramón Genaro Díaz Bessone , como comandante del Segundo Cuerpo del Ejercito. "Es un compromiso de Honor mantener muy alto la bandera que se me confía, conduciré a mis hombres guiándolos vigorosamente hacia delante en el resto del camino trazado por los Comandantes que me precedieron. Desde este momento me constituyo en el único responsable de las acciones de esta gran unidad de Batalla. Recalco bien, de las acciones, porque el Cuerpo del Ejército II no tendrá omisiones, cumplirá su misión" dijo Dìaz Bessone en su discurso, al asumir el mandato. Durante su período se produjeron 170 desapariciones entre 3 de septiembre del ´75 y el 12 de octubre del ´76.
Hacia finales del ´76 Leopoldo Fortunato Galtieri asume como titular del Comando de II Cuerpo de Ejercito y declaró: "Soplan nuevos y bravíos huracanes en el mundo que también tocan a nuestra tierra… Ha cerrado un ciclo de cien años y se abre otro de esperanza de cien años para la Nación y el pueblo argentino".
"En el ´76 comienza a ponerse álgido, y esta gente opera, y ahí es cuando empiezan directamente con los bombazos de muerte" expresaba Gustavo Francisco Bueno cuando se quebró y declaró minuciosamente cómo se manejaban los grupos militares y policiales, su accionar, sus planificaciones, los responsables de los operativos entre algunos de los muchos datos aportados.
Desde la instalación del Proceso, la represión contra las organizaciones guerrilleras se intensificó y exacerbó, a tal punto que a fines de 1978, éstas estaban prácticamente aniquiladas; se logró mediante juicios sumarios y penas de muerte por citar sólo las herramientas que podrían estar en su marco legal.
Recurrimos a los más diversos e importantes testimonios que pudiéramos recopilar, para poder reflejar de manera fehaciente lo que fue el Proceso militar en Rosario, entre ellos se encuentra el de Carlos Del Frade que, en una maratónica recorrida histórica nos dijo: "Cuando Leopoldo Galtieri estaba aquí en Rosario como comandante del Segundo Cuerpo del Ejercito entre 1976 y 1979, él le da asilo a los Coroneles Arce Gómez y García Mesa que un año después en 1980 cuando Galtieri se va de acá, da el golpe con el apoyo de Galtieri y él gana la interna por la cual termina siendo el tercer presidente militar con el apoyo económico que le dieron los generales bolivianos cuando se hacen cargo del gobierno en Bolivia, este gobierno es catalogado por la propia investigación de la justicia estadounidense como una narcodictadura y todo da a entender que la forma en que se pago esto fue con la habilitación de las primeras rutas, especialmente de cocaína y marihuana que pasaban por aquí y la habilitación de ese dinero era para que Galtieri, ganara la interna que lo hizo ser presidente después de Viola dentro del Proceso."
Hugo Papalardo sobreviviente que estuvo detenido tanto en la Jefatura de Policía como en la cárcel de Coronda nos dijo:"Hubo un problema del 76 en adelante, los que estaban afuera no estaban informados, o sea, la sociedad estaba presa y desinformada, dentro de la cárcel se agudizaba el problema, los que venían de afuera no tenían información.". Sumado a esto, Ana María Ferrari, sobreviviente de "el pozo" y de la cárcel de Deboto expresó: "En algunas cosas teníamos mayor cantidad de información nosotros, por ejemplo mis viejos desconocían la existencia de centros clandestinos de detención y nosotros la conocíamos".
Norma Rios, es la secretaria en la delegación Rosario de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y hablando sobre las diferentes características del Proceso militar ella manifestó: "Lo del proceso no fueron cuatro loquitos que se pusieron a matar gente, había todo un plan preestablecido de terminar con todo tipo de militancia social, fundamentalmente, porque analizando en Rosario los grupos guerrilleros con presunto poder de fuego no llegaban a más de 82 o 85 personas y acá hay más de 320 desaparecidos contabilizados antes de empezar con el museo (…) y ahora cuando empezamos a trabajar con el museo hay más de 660… Durante el proceso yo era una militante social, trabajaba mucho más subterráneamente, trabajaba en una organización política, y uno de mis trabajos era juntar plata para la Liga Argentina por lo Derechos del Hombre, que era una de las organizaciones más viejas, se fundo en el 74. Yo era una militante social, se trabajaba en los barrios, mis tareas eran políticas y no tenían nada que ver con pertenecer a la Organización de Derechos Humanos…No éramos personas que salíamos a la superficie. Era un trabajo muy subterráneo porque en los 70 había dos cosas que buscaban mucho una era armas, cosa que era imposible en una organización de derechos humanos y la otra era como conseguían la financiación." y agregó: "No conocía a nadie de la lucha armada, si por supuesto sabía que existían. Las más conocidas eran Montoneros y el E.R.P, pero había otros pequeños grupos".
Los procedimientos, llevados a cabo por los diferentes grupos de represores estuvieron muy lejos de ser "procedimientos humanos". Cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban la manzana y entraban por la fuerza, aterrorizaban a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban, y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto del comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. 2
Los secuestrados en las localidades próximas a Rosario en gran parte confluían al C.C.D. del Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía Provincial, que centralizaba el accionar represivo. Por allí pasaron cientos de secuestrados. Dicho centro estaba dirigido por el jefe de policía, Comandante de Gendarmería Agustín Feced, quien, a tenor de los testimonios recibidos, secuestraba y torturaba en forma personal. 1
"Me detienen en octubre del 76 y permanezco en el servicio de informaciones hasta noviembre del 76, me trasladan a Deboto, estoy dos años y medio y después dos más con libertad vigilada y tenía que venir al servicio de informaciones a firmar una libreta, primero tres veces por semana, después dos hasta una vez por semana, a veces me hacían entrar a la sala de tortura y me hacían a firmar el papelito en la camilla de tortura, era muy terrible… en el mes ese estuve 15 días en lo que es la sala de torturas y los siguientes 15 días en el sótano. Había épocas en las que la represión es mucho más terrible, meses incluso en un mismo año que hay una gran variación en la caída de compañeros, dependía de cómo podían hacer los contactos… por ejemplo en junio-julio son los meses en los que fueron detenidos la mayoría de los compañeros de UES y J.U.P, a través de los contactos que pueden hacer o de los compañeros que durante la tortura dijeron algunas cosas o de los compañeros que pasaron a ser traidores, que colaboraban directamente con ellos, que son… yo siempre insisto en esto, en relación con la cantidad que caímos fueron muy pocos. Yo no considero traición a gente que durante las torturas dice algo, porque nadie sabe la resistencia que puede tener a la hora de la tortura, esto es parte de la condición humana; considero traición a los que aún después de la tortura siguen contando cosas e incluso salían a hacer operativos y colaboraban directamente, participaban en las sesiones de torturas, pero esto es una calificación propia, no significa que todos acordemos con esta definición". (Hugo Papalardo y Ana María Ferrari)
Desde el momento del secuestro, la víctima perdía todos los derechos. Privada de toda comunicación con el mundo exterior, confinada en lugares desconocidos, sometida a suplicios infernales, ignorante de su destino mediato o inmediato, susceptible de ser arrojada al río o al mar, con bloques de cementos en sus pies, o reducida a cenizas; seres que, sin embargo, no eran cosas, sino que conservaban atributos de la criatura humana: la sensibilidad para el tormento, la memoria de su madre o de su hijo o de su mujer, la infinita vergüenza por la violación en público; seres no sólo poseídos por esa infinita angustia y ese supremo pavor, sino, y quizás por eso mismo, guardando en algún rincón de su alma alguna descabellada esperanza.2
Con respecto a las torturas, lo dicho anteriormente constituye lo único que vamos a mencionar al respecto, porque si para los propios cuerpos que la sufrieron no es lo más importante, es sólo un detalle de la época, ¿Quiénes somos nosotras para decir lo contrario?, También entendemos que es algo que sólo alimenta el morbo, las atrocidades se conocen públicamente, ¿Para qué ahondar en detalles?.
Cuando le preguntamos a Hugo Papalardo sobre la lucha armada él nos dijo: "Hay una equivocación en la sociedad, porque justamente nos educan para una concepción individual, que se cree que los proyectos se asumen individualmente, o sea que el que estaba en la lucha armada era el que estaba con la pistola en la mano y en esa época la concepción nuestra no era esa, la concepción era que existían los movimientos políticos y movimientos sociales. Se apoyaba un movimiento político y se formaba parte de él sin importar si ibas con la pistola o repartías un volante. Esto lo compartíamos todos. Ningún compañero que iba con la pistola se vanagloriaba por esto, o creía que este acto de ejercer una justicia a través de la lucha armada era un acto individual donde él se estaba realizando, lo hacía porque era lo que le había tocado en el proceso histórico y en la división de tareas, y los demás que íbamos por la calle en movilizaciones multitudinarias gritando: F.A.R, F.A.P, Montoneros son nuestros compañeros! o ¡Viva los Montoneros que mataron a Aramburu!, los demás lo tomábamos que habíamos estado en esto éramos participantes políticos. Los movimientos de esta época no eran movimientos guerrilleros, Montoneros en el 73 tiene siete diputados nacionales, cinco gobernaciones, controla prácticamente todas la Universidades del país, moviliza a casi toda la juventud trabajadora, o sea que no eran organizaciones como las han catalogado internacionalmente, era un movimiento político".
Desde los primeros meses de la represión, los partidos revolucionarios perdieron a algunos principales ideólogos y líderes: Mario Roberto Santucho, líder del E.R.P. fue muerto el 19 de julio de 1976; el montonero Hugo Vaca Narvaja, y Norma Arostito fueron detenidos
Cuando fuimos a entrevistar a Fander, él nos aconseja entrevistar a Ma. de los Angeles "Chiqui" Gónzalez, ex subsecretaria de cultura de la ciudad y actual responsable de la isla de los inventos. Chiqui fue militante de la Juventud Peronista, es abogada y con sólo 20 años defendía a los presos polítcos que tomaba la dictadura. Entre tantas cosas nos expresó: "El peronismo de base estaba mas cerca de la Fuerzas Armadas Revolucionarias (F.A.R), en ese sentido este tenía una concepción más marxista.
Conocí mucha gente que tomaba las armas, pero no era tan público ni tan abierto entre nosotros, había razones de seguridad bastante fuertes por lo cual… En política era muy fácil conocer a los líderes armados, fíjense que yo conocí a Firmenich en una manifestación, al único que no conocí es a Santucho. (…)Éramos la agrupación de abogados, yo era muy jovencita y lo conocí, tome un café con él, era muy fácil para nosotros estar con ellos en los actos públicos, en las movilizaciones tener acceso a los más altos lideres. En la toma de las armas, sí conocí, pero yo nunca estuve en la organización armada, por lo tanto no conozco los entrenamientos, conocí mucha gente que desapareció e incluso que estaba en la organización armada, pero no era una cosa, por lo menos a mi edad de confidencia directa sobre los que estábamos y trabajábamos en los centros populares, vecinales, barrios, villas. Tenían un entrenamiento militar y un fuerte entrenamiento logístico. Había ciertas operaciones que tenían más que ver con el E.R.P como la toma de cuarteles, que operaciones eran más propias de Montoneros que tenían más que ver con los bancos, con los secuestros.
Uno de los debates era la relación entre las organizaciones armadas y las organizaciones políticas, estaba el Partido Autentico dentro de una línea política del Partido Justicialista pero que estaba más cerca de la izquierda y después las organizaciones armadas tenían relación inmediata con las organizaciones de superficie J.U.P en todas las universidades y todas las agrupaciones sindicales antiburocráticas, le llamábamos burocracia sindical a toda la gente que estaba y gestionaba con Perón todo el tiempo, Lorenzo Miguel hasta los Rucci y todos los demás. En todas la fábricas y en todos los gremios había listas antiburocráticas que eran listas de la izquierda. Había partidos de izquierda que no tenían ninguna relación con las organizaciones armadas, partido mahoista. Había una conjunción muy grande de agrupaciones, pero ahora indudablemente la relación entre la lógica de las organizaciones armadas y las organizaciones de superficie, cualquier operación por supuesto dejaba muy al descubierto a toda la gente relacionada con la superficie porque estaba a la vista y porque no había participado en la operación, entonces el tema es el debate democrático quien decide las operaciones armadas, quien sostiene la relación con el pueblo, quien sostiene los lugares de la superficie, esta es una de las cuestiones que yo más interés le encuentro como debate profundo, pero no es un debate que yo voy a hacer con gente que no haya entendido el proceso, son esos debates que yo llamaría hoy fraternales … Todo lo que te digo es porque lo he leído de la prensa militante o por lo que escuchaba en los bares, etc., si estoy viva debe ser porque no tuve el grado de compromiso que tuvieron otros."
En cuanto a la sociedad, iba arraigándose la idea de la desprotección, apoderándose de unos el miedo sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror: "por algo será", se murmuraba en voz baja, como queriendo así propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando como apestados los hijos o padres del desaparecido.2
"Nosotros de alguna manera centralizábamos toda la información, pero la sociedad entera estaba desinformada completamente (…) Lo que nosotros teníamos antes y después de ser detenidos, era una ética que la llamábamos "Revolucionaria", es lo que se llama código, lo que pasa que la palabra código se presta más a las mafias, como si fueran pactos de conveniencia y lo nuestro no era una conveniencia, era una forma de vida" dijo Hugo.
En el delirio semántico, encabezado por calificaciones como, "marxismo-lenilismo", "apátridas", "materialistas y ateos", "enemigos de los valores occidentales y cristianos", todo era posible: desde gente que propiciaba una revolución social, hasta adolescentes sensibles que iban a villas miserias para ayudar a sus moradores. Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejoras de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esos amigos.
Gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo tortura. Todos, en su mayoría inocente de terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla, porque éstos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores.1
Entre algunos de los casos que Carlos Del Frade investigó se encuentra el de la casa de los ciegos, el nos señaló: "La casa de los ciegos estaba en Santiago 2815, es una casa que fue usurpada por el Comando del Segundo Cuerpo del Ejercito en septiembre de 1977 cuando vivía una parejita de ciegos constituida por Etelvino Vega de 33 años y la Cuqui Ravelo de 23, eran ciegos. Ese día el 17 de septiembre del 77, cuarenta efectivos policiales y parapoliciales le destruyeron la casa, tenían bombas de fabricación casera tipo de Montoneros pero eso no ameritaba hacer el procedimiento que se hizo que fue salvaje porque robaron hasta el perro lazarillo y el nenito de tres años "el piti" que después se lo terminaron entregando a una vecina. Estuvieron hasta el año 1994 usurpando la casa en nombre del Centro de Suboficiales Retirados de Gendarmería, pero la propiedad todavía estaba a cargo del matrimonio de los ciegos y nosotros encontramos toda esa documentación, lo demostramos y eso sirvió para la recuperación de la casa".
Hugo Papalardo, al contarnos su "experiencia" expresó: "A mí me detuvieron en el año 77, en ese momento era militante de la Juventud Peronista (J.U.P) ligado al espacio político de Montoneros, nosotros veníamos de varios años de persecución, vivíamos dentro de una sociedad donde no se podía hacer nada (…) fui detenido en la puerta del trabajo en calle Maipú y San Luis, me vendaron los ojos, me tiraron al piso de un auto esposado y me ingresaron al Servicio de Informaciones, estuve cuatro días como detenido desaparecido, nosotros consideramos que todas las personas que ingresaron al lugar fueron potencialmente desaparecidos, a muchos desgraciadamente confirmaron su situación de desaparecidos y a otros nos blanqueaban y dejábamos de estar en esa situación. Después de estos cuatro días me bajan al Pozo donde permanecí seis meses más, es un lugar donde no hay condiciones de vida, nada. Ahí me sacan las vendas y las esposas. Nosotros no hacemos principal hincapié en los relatos en la parte de las torturas, todas las personas que ingresaron al lugar fueron torturadas por distintos métodos, algunas un poco más, otras con cuestiones aberrantes. Del Pozo me trasladan a Coronda, una año allá donde eran otras las condiciones pero también infrahumanas y también todo organizado para la destrucción física y moral del detenido, después vuelvo seis meses más a la alcaidía de Jefatura y después me liberaron. Estuve detenido en total dos años. Vino mi viejo, mi vieja y me entregaron ahí en la puerta, el que nos liberó fue la policía común."
Entre los C.C.D que figuran en el "NUNCA MÁS" de Sábato, se encuentra el de Ibarlucea, con el testimonio de Carlos Pedro de Awydowyz, agente de la sección mantenimiento de los vehículos empleados por el servicio de informaciones desde 1976 a 1978, y dice lo siguiente:" … en el año 1977, aproximadamente, fueron sacadas siete personas del Servicio de Informaciones… y se los traslada hasta Ibarlucea bajo el pretexto de que serian trasladados a Coronda. Éstos individuos no eran legales, estaban por izquierda; no estaban asentados en ningún Libro de Entradas, ni nada por el estilo, habían sido detenidos dos o tres días antes. Una vez en Ibarlucea se los hace descender cerca de la comisaría, más o menos 150 metros antes y los acribillan a balazos. En esa oportunidad estaba Feced, que comandaba todo y les gritaba a los empleados que estaban dentro de la comisaría y el mismo balea todo el frente del edificio con una ametralladora a los fines de hacer creer que era un intento de copamiento de la seccional. Yo estaba presente en esa oportunidad y pude ver todo lo que pasó…"
En 1978, el presidente de facto el General Videla se retiró del servicio activo del Ejército, pero aún conservaba el cargo presidencial. En su reemplazo, se ubicó al General Roberto Eduardo Viola a cargo de la comandancia de la Armada. Fue difícil el tránsito hacia la sucesión de Videla, que sólo culminaría en marzo de 1981, tras pasar por muchos obstáculos, algunos de ellos presentados por el almirante Massera. El país presenciaba una pujante negociación de poder entre las tres fuerzas, que concluyó con la designación de Viola en la presidencia el 29 de marzo de 1981.
Viola asumiría el gobierno por poco tiempo ya que fue imposible contener las apetencias políticas del comandante en Jefe del Ejército, General Leopoldo Galtieri. A los cuatro meses de su asunción las Fuerzas Armadas desembarcaron en Las Malvinas. Así fue como se inició una guerra que precipitó la claudicación militar y del gobierno.
Entre el 8 de febrero del ´79 y el 9 de diciembre del ´80 Luciano Jáuregui sucede a Galtieri como Comandante del II Cuerpo del Ejército, al cual se le denunciarán más tarde 13 desapariciones.
Ana María quien por ese año aún permanecía detenida nos señaló: "Yo salí en el año 79 y cuando salgo en libertad mi compañero sigue detenido, o sea iba a la cárcel a visitarlo y estaba con libertad vigilada y eso significaba venir…, implicaba seguir cerca de la represión, porque vos tenés que venir tres veces por semana a la Jefatura. Yo ya tenía un bebé cuando fui detenida.(…) sentí mucho el aislamiento social cuando salí, durante el primer año lo sentí muchísimo; yo vivía en Alberdi con mis viejos, y algunos amigos hasta nos cerraban la puerta en la cara, yo eso lo he sentido. Los vecinos cerraban las ventanas cuando uno pasaba, pero esto me pasó durante el primer año, cuando me mudo a Villa Gobernador Gálvez todo cambia porque la situación social cambia porque, socialmente no es lo mismo Alberdi que Villa Gobernador Gálvez (…)"
Otro C.C.D fue La Calamita, quinta ubicada en Granadero Baigorria y que hoy por hoy se encuentra en venta. "Se dice que en La Calamita, la gente de allí aparentemente no quedó con vida, porque cuando vino la comisión de derechos humanos de la O.E.A allá por el 79, hubo una orden de matanza, una orden de desembarazarse de los centros, aparentemente sería uno de los motivos por los cuales hay muy pocos datos de sobrevivientes. Se que formaba parte de toda una estructura donde tenían alguna relación, entre ellos Masera, de tratar de seducir y lograr que gente que estaba en la toma de las armas como forma de lucha contra los militares, fuera acercándose a él y formando algún grupo o proyecto, el mismo que la Quinta de Funes, creemos que estaban todos ligados, La Rivera o La intermedia son zonas que estaban todas bajo un mismo control operativo, esto no escapaba al ejercito, no escapaba a Feced", nos decía Carlos De la Torre, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y ex miembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).
En el testimonio de Gustavo Bueno podemos ver las siguientes declaraciones: "Guerrieri decía que iba a comprometer a todos, que ninguno se iba a escapar, o sea que estábamos todos en el mismo barco, sino este barco se hundía (…) Empiezan realmente las operaciones ahí, empiezan los quilombos internos, gente que no quería saber nada, se hablaba de una quinta, todo el mundo escuchaba hablar de una quinta, que esta noche a la quinta y que hay que hacer guardia en la quinta. La quinta, una casa quinta en las afueras de Rosario, hacia el lado de Granadero Baigorria, cuidada por Gendarmería Nacional".
Asimismo, no podemos dejar de nombrar al Batallón de Comunicaciones Comando 121 ubicado en el barrio de Saladillo. En el informe de la CONADEP encontramos la siguiente descripción: Se ingresa al Batallón a través de una barrera, previa autorización de la guardia. Después de un trecho, hay otra barrera controlada. Al centro clandestino de detención propiamente dicho se entra por una puerta que da a un recinto, dentro del cual otra puerta de vidrio comunica a un pasillo de unos 30 ó 40 pasos de longitud. Sobre cada lado de este pasillo dan unas 14 ó 15 celdas. Al inicio del mismo, un baño con una puerta cortada en la parte de arriba y en la de abajo. Dentro del baño, un barrote adosado a la pared, al cual se unía una de las anillas de las esposas del detenido. Las celdas miden unos 5 pasos de ancho por 10 de largo. El techo es muy alto. La separación entre las celdas es de paredes de unos 2 m de altura. La puerta de cada una de ellas, de madera maciza, con cerradura. A la derecha de ésta, un ventanal con postigos antiguos, atados desde el exterior con alambres. Estas aberturas daban a un patio interior que tenía el mismo largo del pasillo.
Los datos marcan la profunda irracionalidad que tenían los actos represivos, la planificación sistemática tenía una lógica particular. Carlos Del Frade afirmó: "La lógica de la represión en Rosario tenía que ver con las bandas, había muchas bandas que trabajaban, en le servicio de información de la policía se trabajó de una manera, en La Calamita de otra, eso tenía que ver con la estructura interna de cada patota que secuestraba e interrogaba a la gente. Había 3000 personas, decía Feced, en Rosario, así que imagínate que eran grupos de cuarenta, por lo tanto estamos hablando de unas 20 o 30 de esas patotas; todos ellos militares, policías y civiles".
La entrevista con Hugo Papalardo y Ana María Ferrari la realizamos en cercanías al Centro Popular de la Memoria "EL POZO", que se encuentra en una de las alas de la Jefatura de Policía, lugar donde estuvieron detenidos. "Ellos tenían lugares donde estaba la gente detenida y todavía no legalizada, donde todos estaban vendados y no podían hablar entre sí, por lo tanto ninguno sabía que iban a salir de ahí, y los que ya íbamos abajo ya no podíamos ver a los de arriba, o sea que no había forma de aviso, después los traslados, eran las épocas más embromadas, por ahí demoraba 30 días y después te metían en Coronda donde estabas otras dos o tres semanas en una situación de aislamiento, por lo tanto lo que vos podías decir después no les afectaba. Tampoco había un lugar donde ir a denunciar esto, lo único era avisar a la familia pero después no había como denunciar porque los jueces donde ibas después avisaban a la policía. Mira, el poder judicial por un lado, podemos decir que es cómplice pero por otro lado directamente ni existía, todas las detenciones eran sin órdenes de detención por supuesto, sin fallo judicial, te podían tener tres meses, cuatro acá y, si algún día se dignaban te iniciaban una causa. Existían los juicios militares que el juez era militar, el fiscal era militar y el defensor también era militar y cuando te defendía te embarraba más que el fiscal. Se llamaban "Consejos de Guerra", te lo hacían acá mismo o te llevaban al Comando, esposado y con los ojos vendados. Terminaban dándote fallos irrisorios como 100 años de condena, 98 años de condena, y vos firmabas cualquier cosa. Ellos decidían quienes tenían el juicio, como para darle formalidad a una detención pero eso sucedía después de todas las torturas (…)" nos dijo Hugo, y luego agregó: "yo salí en el año 80, en plena dictadura, o sea que actividad política en ese momento no tuve, conseguí trabajo pero había un fuerte aislamiento en la sociedad, había mucha influencia del terrorismo de Estado, así que me reintegre a mi vida familiar y estuve como una año haciendo una vida casi exclusivamente familiar y después fui elegido delegado en la empresa donde trabajaba y empecé con todo el trabajo sindical y en lo político seguí trabajando que gente que fue saliendo de las cárceles y que eran de la Juventud Peronista (J.U.P)"
La Fábrica de Armas "Domingo Mathéu" ubicada en calle Ovidio Lagos al 4800 (actualmente sería 5220), también funcionó como Centro Clandestino de Detención y en Nunca Más se describe el lugar de la siguiente forma: se ingresa por un portón que se abre desde adentro. Por un escalón se llega a una puerta; algunos pasos al frente de ésta, otros tres peldaños llevan a una superficie plana (posiblemente un descanso) y luego 5 ó 6 escalones conducen a una habitación grande, la que por una puerta se comunica con la sala de torturas. La sala de torturas tenía piso de cemento, paredes color amarillo sucio, techo blanco y una ventana que daba al patio, que tenía persianas americanas de plástico. En esta habitación había cuatro elásticos o "parrillas". Una mesa con comandos eléctricos emitía música; sobre ella había un reflector. Otra puerta comunicaba con una pileta de cemento con canillas y ganchos para colgar a los detenidos. Una puerta metálica daba a un patio interno. Tres de las paredes de este patio estaban formadas por rejas de unos 5 ó 6 metros de largo donde daban las celdas, que eran entre 20 y 30, cada una de las cuales tenía una puerta practicada en esa reja, la que llevaba un candado. Las celdas tenían aproximadamente 1,50 m de largo 0,80 m de ancho -y 1,80 m de alto. El piso era de cemento y las paredes eran de ladrillo encalado. El piso del patio central era de lajas sucias y desparejas, y tenía en el centro cuatro postes clavados en el suelo, cada uno de ellos con una argolla a un metro de altura. El edificio donde se encontraba la sala de torturas tenía forma de torre. 1
"Adriana Arce y Juan Rivero estuvieron detenidos en la Fábrica de Armas. El caso de Adriana Arce esta en el Nunca Más, donde cuenta que el General Galtieri hablaba con ella y le dice que le va a perdonar la vida porque se llamaba Adriana igual que su hija, era el hombre que manejaba la vida y la muerte, se sentía dios." apuntó De la Torre
"Hacia fines de junio viene al lugar Galtieri, ese día nos dieron mate cocido con azúcar y nos hicieron bañar. El comandante entrevistó a cada uno personalmente. A mí me preguntó si sabía quién era él; me dijo que era la única persona que podía decidir sobre mi vida (…) nos dijeron que teníamos un número y que cuando llegara la persona que venía a vernos y nos llamasen por ese número, teníamos que responder. Esa noche vino el Segundo Comandante Jáuregui" (Adriana Arce) 1
Todo el sistema, toda la metodología, desde su ideación, constituyó el gran exceso; lo aberrante fue práctica común y extendida. Los actos "especialmente" atroces se cuentan por millares, son los "normales". Las autoridades militares del proceso de reorganización nacional denominaron "excesos" a los delitos perpetrados por efectivos militares o policiales con fines particulares, sin autorización de sus superiores, al margen del accionar represivo. 1
Ana María recuerda: "Yo salí en el año 79 y cuando salgo en libertad mi compañero sigue detenido, o sea iba a la cárcel a visitarlo y estaba con libertad vigilada y eso significaba venir…, implicaba seguir cerca de la represión, porque vos tenés que venir tres veces por semana a la Jefatura. Yo ya tenía un bebé cuando fui detenida. (…).
(…) sentí mucho el aislamiento social cuando salí, durante el primer año lo sentí muchísimo; yo vivía en Alberdi con mis viejos, y algunos amigos hasta nos cerraban la puerta en la cara, yo eso lo he sentido. Los vecinos cerraban las ventanas cuando uno pasaba, pero esto me pasó durante el primer año, cuando me mudo a Villa Gobernador Gálvez todo cambia porque la situación social cambia porque, socialmente no es lo mismo Alberdi que Villa Gobernador Gálvez (…)"
"En el año 1979 hubo cosas, claro que hubo, agarraron gente, pero había mucha pifiadas porque agarraban y soltaban, agarraban y soltaban y los llevaban a la quinta de Baigorria" dijo Bueno en sus declaraciones expresando lo que varios años más tarde sería el comienzo de la declinación del poder militar.
En los ochenta Juan Carlos Trimarco estuvo a cargo del Segundo Cuerpo del Ejercito, siendo el responsable de las 7 desapariciones sucedidas entre el 9 de diciembre del ´80 y el 2 de julio del ´82. Con este cargo también fue el titular del Comando con jurisdicción sobre las 6 provincias del litoral: Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Chaco y Santa Fé.
Carlos de La Torre nos relató: "En Moreno y Córdoba funcionaba el centro de operaciones militares, la inteligencia militar funcionó ahí; cuando allanamos vimos que había dos caras una el piso que está sobre superficie o sea la planta baja…, y cuando allanamos vimos todo el sótano porque toda esa esquina que es un sótano inmenso estaba organizada en función de la inteligencia militar; porque estaban todavía (tiempo después cuando esto ya demuestra que tenían una terrible impunidad y pensaron que nunca nadie les iba a pedir cuentas), estaban los pizarrones con los nombres de las agrupaciones por ejemplo de los Montoneros, del E.R.P y de otras organizaciones y tenían el esquema de lo que ellos consideraban que eran las formas orgánicas de funcionamiento, algunos con cruces y fechas de asesinatos."
Sumado a lo anterior De la Torre remarcó: "Nosotros todos los allanamientos que hicimos acá y en otros lugares del país los hicimos acompañados no sólo por cuerpos jurídicos y jueces sino también por arquitectos y diputados y también se pedía a cualquier especialista que se necesitara si había que hacer alguna información, por ejemplo de las líneas telefónicas. Y los arquitectos detectaban rápidamente donde había habido un movimiento de pared, donde se había tapado algo, o donde estaba el piso alterado."
Las declaraciones brindan un amplio panorama de lo vivido por aquellos años, y no dejan de sorprender los diferentes datos que van emergiendo a medida que avanzan nuestras charlas. "Uno que casi nunca se menciona y fue un centro clandestino es el que está a la entrada de Villa Gobernador Gálvez, entrando a la izquierda hay un campo del ejercito pegado al arroyo, donde esta la vieja antena de Radio Nacional, ahí nunca entro nadie, hemos hecho denuncias y pedidos históricos para entrar y revisar esos campos, ahí se plantea que puede haber cadáveres o cuerpos de compañeros enterrados ahí", señaló De la Torre.
Entre los recuerdos de Chiqui apareció el siguiente relato: "Una vez estando de gira con "nosotros los de entonces" en la ciudad de Santa Fe fuimos a comer a un bodegón y un mozo, todo traspirado y gordo se paró al lado mío cuando hizo el pedido, estábamos toda la compañía y dijo: hola chiquitina, a mi me decían chiquitina mi padre y un novio mío que era obrero con el que yo me estuve por casar, yo le dije: ¿cómo sabe usted mi nombre?, yo se muchas cosas, se rió, que se yo; y cuando nos trajo la comida se me paro al lado, todo transpirado, secándose así me dijo: a mi me jodieron, y te quiero decir una cosa vos eras una de mis preferidas, yo te espíe durante cinco años y empezó a decirme a que casa iba, que noche salía, que novio tenía, en que bar estudiaba, todo absolutamente todo. Yo empecé a sentirme mal, y siguió diciéndome: y vi también que un amigo tuyo que sacaron del bar Blanco y que lo mataron, también a Alberto lo seguí y el chico ese no se merecía que lo fusilaran". Chiqui terminó diciéndonos: " y fíjate que yo no tenía gran participación de nada, imagínate los que estaban más comprometidos".
Con el retorno de la democracia y la lucha por la justicia hubo uniones y fragmentaciones entre las distintas personas que en su diferencia (valga la redundancia) reclamaba, clamaba y exigía lo mismo: Justicia. Pero las contradicciones hacen también a la naturaleza humana y Ana María y Hugo nos dijeron: "Creo que las organizaciones de derechos humanos se manejaron con intereses muy…, creo que cada organización pasó a ser propietaria de un espacio de la memoria… La lucha de Madres yo la separo, porque merecen un respeto distinto, porque en general son mujeres que no estaban cerca de ningún tipo de militancia política, en su gran mayoría; son mujeres que desde la cocina o de sus vidas pequeño burguesa salen a pelear por sus hijos, que es absolutamente legitimo, valiente, creo que fueron las primeras que impulsaron la pelea y entonces esto tiene un respeto que supera las diferencias que yo pueda tener. En el caso de otros organismos de DDHH en los que los intereses políticos… ellos terminan fragmentando la lucha, porque es cierto, se lucha muchas veces por un interés determinado y es lógico: busco a mi hijo, busco a mi padre, busco a mi hermano… Nosotros a la lucha la veíamos desde una cosa mucho más amplia que tiene que ver con el cambio de la sociedad… Todo esto no implica que no pueda criticar desde mi posición como se manejo la cuestión de los derechos humanos y de los juicios, porque se transformó en el requerimiento de un sector de la sociedad cuando los derechos humanos son una cuestión muchísimo más amplia que nos abarca a todos socialmente, no a un sector que fue el destinatario principal de la represión, la represión nos incluyó a todos a los que estuvimos detenidos y a los que quedaron afuera, por algo todavía seguimos sintiendo las consecuencias… hay cosas que dan miedo porque todavía sigue instalado el miedo".
Tenemos el deber de mencionar que cada uno de nuestros entrevistados se brindó plenamente sin resquemores y ni siquiera pudores que pudieran interferir en el relato, ya que, por decirlo de alguna manera el múltiple común de ellos, es creer que tienen la obligación moral de difundir y nunca callar lo sucedido.
"(…) cuando me mudo a Buenos Aires me busca un chico que sentía que el hermano había estado detenido con migo en la Jefatura, le habían llegado comentarios y el sentía que yo algo sabía. Él hizo todo el recorrido que había hecho el hermano, desde el primer lugar al que había sido llevado…, cuando me encontró le conté que estábamos juntos abajo en el pozo, vendados y en el momento que se lo llevan el se tropieza conmigo y se cae…, sabíamos que no nos íbamos a volver a ver, y nos despedimos agarrados de la mano y diciendo: hasta la victoria siempre" es un relato siempre presente en la memoria de Ana María. "En 1984/ 85, la época de la CONADEP, vuelvo a vivir a Rosario porque había que armar todo el tema de los juicios, trabajé con la gente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos (APDH), y trabajaba en el armado de las causas sobre todo, tomando testimonios e ir haciendo lo que nosotros decíamos era el trabajo del armado de la memoria y que requiere de muchísima reflexión porque a veces una pavada, una cosa que uno considera una pavada como el color de unos zapatos si ese color de los zapatos lo había visto alguien y si otro había visto el color de los zapatos más la persona que los llevaba significaba armar un compañero desaparecido o un torturador" expresaba. Corresponde mencionar que Ana María Ferrari fue una de las testigos del Juicio de la Junta Militar.
"A lo largo del tiempo, se han conjugado y concatenado una serie de resoluciones legislativas, administrativas judiciales y políticas, tendientes a cerrar toda alternativa de investigación para conocer la verdad de los detenidos desaparecidos tanto durante el proceso como con los gobiernos elegidos por el pueblo. Es decir, se ha intentado impedir y –en cierto modo se ha logrado hasta ahora- que éstos crímenes a los cuáles podemos definirlos como de lesa humanidad queden impunes. Los crímenes de lesa humanidad no sólo aquellos que atentan contra una o varias personas, sino contra la conciencia general de la humanidad" manifestó el Juez Federal Digerónimo en una entrevista a Carlos Del Frade.
Dentro del marco de institucionalidad de las leyes de impunidad, y a 19 años del robo de los Tribunales Provinciales de Rosario, Digerónimo resolvió la inconstitucionalidad de las leyes 23.492, de punto final, y 23.521, de Obediencia Debida. Lo hizo a partir de las demandas de Alicia Gutiérrez, Eduardo Toniolli y Cecilia Nazábal de Dussex que querellaron a los responsables del Centro Clandestino de Detención de la Quinta de Funes, que estaba bajo la supervisión del Comando del II Cuerpo del Ejército.
La denuncia de los familiares de Toniolli y Dussex se encuentra en la denominada causa Feced la 47.913 iniciada en abril de 1983 por el Concejo Supremo e las Fuerzas Armadas y recién tomada por Cámara Federa de Apelaciones de Rosario en 1986.
"Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida dejan sin castigo alguno la muerte de miles de ciudadanos argentinos y extranjeros en un período de tiempo cierto –desde 1976 a 1983- y sólo por éste, y establece, en sus consecuencias, una especial categoría de personas que no tienen el derecho a la protección del más sagrado de los bienes, la vida humana" expresaba el juez Digerónimo.
"Ningún país de Latinoamérica juzgó a nadie, creo que el juicio a la junta fue ejemplar, creo que fue extraordinario el NUNCA MÁS de Sábato y toda su gente. La obediencia de vida y el punto final fueron terrible, era como terminar con la historia, en ese momento también se vivía el debate de hasta que punto aquel hombre (Alfonsín) podía llevar adelante una democracia insipiente con los golpes de semana santa, con los Seineldin, de todas maneras es Ménem el que da el golpe final del indulto, pero también debo destacar como abogada, como militante, como artista, que la historia siempre, siempre, encuentra un resquicio. Si fueron juzgados, por supuesto los crímenes de lesa humanidad no tienen prescripción, pero (…) la historia encontró la forma de volverlos a juzgar con la desaparición de bebés, ellos no pensaron que iba a haber 20 años después, que iba a haber 5 años después una organización como Abuelas de Plaza de Mayo, como la fuerza también de Madres de Plaza de Mayo, nunca pensaron. Ni nosotros inmersos en la defensa de presos pensamos, que cuando todo estuviera juzgado si no hubiera un parlamento verdaderamente progresista que anulara y proscribiera todas esas leyes, que aún con la cosa juzgada, íbamos a encontrar un delito que nunca fue juzgado, que era el robo de bebés y todos estos hombres iban a volver a ser juzgados por ese resquicio. La historia nunca olvida y siempre hay un resquicio legal para volver a abrir una herida que no esta cerrada, una herida abierta en la memoria y en la conciencia de los argentinos." Termina diciéndonos Chiqui González.
Los medios de expresión en la Dictadura
La censura a los medios de comunicación y expresión se desarrolló desde el primer día en que la Juta Militar tomó por la fuerza el poder. El mismo 24 de marzo de 1976 se difundió el comunicado Nº 19 de la Junta Militar que establecía penas de diez años de reclusión "al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare, noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar a actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales". Algunos medios y particulares aceptaron este régimen, otros (como por ejemplo Rodolfo Walsh) mantenían publicaciones clandestinas corriendo el riesgo de que en cualquier momento alguien golpeara su puerta violentamente.
En la entrevista realizada a Jorge Fandermole, pudimos acercarnos un poco a lo que fue esa sensación de no poder decir y tener que callar por temor a lo que fuera a suceder:
"En esa época la actividad real que había era muy escasa. Los que se quedaron, los que no tuvieron que irse y pudieron seguir llevando adelante su actividad, hicieron lo que podían en el lenguaje que cada uno estaba llevando adelante".
"Mucho fue silenciado, incluso lo que a nosotros nos llegaba de la trova cubana por ejemplo, nos llegaba clandestinamente, porque obviamente todo eso no se vendía era imposible, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, eran cassettes que venían gravados por ahí, y que a nosotros nos gustaba mucho pero al mismo tiempo nos daba mucho miedo".
"Todo lo que se venía generando hasta ese momento en lo que se llamó inicios del rock nacional, en lo que algunos llamaron música acústica argentina, desde el folklore lo que se llamó el nuevo cancionero los diferentes intentos de canto popular Córdoba, canto popular Rosario, toda esa actividad, comenzó a ocultarse, o sea, y el gran movimiento creativo que de los diferentes estratos de la música o de la poesía que se habían venido generando en los sesenta y la primera mitad de los 70´ , desapareció; eso es lo importante, que cuando uno dice que pasó y todos sabemos quienes se murieron, que algunos se saben donde están y que otros no se supieron nunca, quienes sobrevivieron y que hizo cada uno (…) yo en aquella época no era un artista profesional que se dedicara sólo a eso, yo era un estudiante de una carrera biológica que nada que ver, pero sí era músico y te puedo decir cuanto se silenció en esa época, porque del 70 al 74/75 a los que nos gustaba el folklore y cierta parte de la música urbana, sabemos que se generó un repertorio riquísimo dentro de la música argentina y después del 76 en adelante no hubo más nada, eso es lo importante, el silencio creativo que se produjo. Hay un agujero creativo del 75 al 83 en que lo que se hizo, fue muy poco".
"En los lugares que no eran públicos, uno inclusive debía comportarse como si fueran públicos, …se trataba de hacer lo que se podía en los lugares en que se podía, pero siempre con mucho temor …
"Si hubo 30.000 muertos o desaparecidos todos los que vivimos aquella época somos sobrevivientes".
A Partir del Testimonio del represor Gustavo Francisco Bueno alias "Germán Venegas", pudimos confeccionar un listado de nombres, y en algunos casos conocer los cargos que ocupaban, las funciones y apodos que tenían muchas de las personas que participaron en la época del Proceso.
Comandantes del II Cuerpo del Ejército (Todos Generales)
- Díaz Bessone, Ramón Genaro
- Galtieri, Leopoldo Fortunato
- Jáuregui, Luciano Adolfo
- Trimarco, Juan Carlos Ricardo
- Espósito, Eduardo
- Ferrero, Andrés Aníbal
- Sexton, José Luis
- Guerrieri, Pascual Oscar
- Mazzeo
- Lucena
Órganos de Inteligencia
Destacamento de Inteligencia 121
- Noviembre 1975 Coronel Sotera, Alfredo
- Noviembre 1976 Coronel Pozzi, Edgardo Aquiles Juvenal
- Octubre 1979 Coronel Roig, Jorge Aníbal
- Septiembre 1981 Coronel Guerrieri, Pascual Oscar
1976
- Feced, Agustín (Jefe de la Policía Rosarina – Ex – comandante de Gendarmería)
- Fariña, Rubén alias "Sebastián"( SIDE – Teniente Coronel – Torturó Gente en "La Calamita", "Quinta de Funes" y "Fábrica Militar")
- Amelong, Daniel alias "Halcón", "Águila" o "Cóndor" (Responsable de la Quinta de Funes y de La Ribera: "La Intermedia")
- Álvarez, Enrique (SIDE)
- Constanzo, Eduardo alias "Tucu", "Tucumano" (Torturador)
- Pagano, Walter alias "Sergio Paz" (Torturador)
- Rebecci, Eduardo alias "Rébora" (Torturador)
- Roscoe Walter alias "Ricardo Ríos" (Torturador)
- González Roulet, Hernán Enrique (Encargado del Departamento de Enlace y Registro del Comando de Cuerpo Ejército II – Estaba encargado de lños interrogatorios y del Consejo de Guerra)
- Sfulcini, Carlos alias "Carlos Bianchi" o "Carlitos" (Abogado, Operaba en La Quinta de Funes y en La Calamita)
- Guerrieri, Oscar Pascual alias "Roca", "Pascualito" o "Guerrucho" (Teniente Coronel que comandaba "La Calamita")
- Bueno, Gustavo Francisco alias "Germán Venegas" (Represor que se quebró y declaró)
- Orefice, "Tito" (Trabajó en Informaciones)
- Arévalo (Sargento Jefe de Gustavo Francisco Bueno)
- Escuño ( Mayor – Trabajó en Informaciones, establecía contactos o enlaces de informaciones con áreas de comunidad informativa, también la SIDE, Gendarmería Nacional, Policía Federal, Delegación Local, Unidad Regional II, Policía de Rosario y Prefectura de Rosario)
- Paladino, Otto Carlos (Oficial Superior de Inteligencia del Cuadro "A")
- "El Coronel" (Operaba en Urquiza y Santiago)
- Fantini (Oficial de uno de los grupos operativos de la Policía de Rosario )
- Nasa, César alias "El Ronco"
- Guzmán alias "El mudo Guzmán" (Jefe del Servicio de Informaciones)
- Mur alias "Dipi"
- Wais alias "La Bruja" (Oficial de la Policía Federal)
- Brandazza alias "Pajarito"
- Silabra, Francisco alias "Silver" (Oficial del Servicio de Inteligencia)
- Perez Blanco, Walter alias "Doble V", "Walter", "Wes" (Oficial del Servicio de Inteligencia – Fue echado del Colegio Militar de la Nación)
- Arrue, Roberto (Teniente Primero)
- Arce (Estaba bajo las órdenes de Arévalo)
- González, Héctor Marino alias "Pepe" (Encargado de la Primera Sección del A.E.I. –Actividades Especiales de Inteligencia)
- Romel (Mayor de la Policía Militar, Batallón 121)
- Marcote, alias "Caramelo"
- Verdaguer (Teniente Coronel)
- Caracoche, Hugo (Teniente Primero retitado por invalidéz del Ejército y con puesto de trabajo en el personal Administrativo de Inteligencia de Rosario)
1977
- Guerrieri, Oscar Pascual alias "Roca", "Pascualito" o "Guerrucho" (Teniente Coronel que comandaba "La Calamita", segundo Puesto en la 2º Jefatura del Destacamento de Inteligencia 121)
- Pozzi, Edgardo Aquiles Juvenal (Coronel, Primer Jefe en la 2º Jefatura del Destacamento de Inteligencia 121)
- Lucero ( Coronel del Comando II del Cuerpo del Ejército)
- Cristeler, Ana Rosa alias "Anita" (Ex – integrante de la SIDE, forma el grupo femenino AS – Fuerte contacto con Guerrieri)
- Marengo, Cacho (Represor – Vigilancia y Guardia)
- Formación de la O.E.I (Operaciones Especiales de Inteligencia) con Fariña a la Cabeza y supervisado por Guerrieri
-"Sebastián" (Organiza las operaciones)
-Isach, Carlos alias "Carlitos"
-Isach, Hermano (Policía de San Lorenzo)
-Letto
-Armando (Conductor de Camiones en operativos Especiales – Le realizaron una Lobotomía para que olvidara)
-Vega (Sargento Ayudante)
-Constanzo, Eduardo alias "Tucu", "Tucumano" (Torturador)
-Roscoe Walter alias "Ricardo Ríos" (Torturador)
-Pagano, Walter alias "Sergio Paz" (Torturador)
-Amelong, Daniel alias "Halcón", "Águila" o "Cóndor"(Responsable de la Quinta de Funes y de La Ribera: "La Intermedia", digitaba todo junto con Guerrieri y "Sebastián")
- Barba (Realizaba los interrogatorios, trabajaba en la compilación de datos, manejaba la base de información)
- Retamar, alias "El Tío"
- María (Había sido Oficial de Montoneros, cocinaba en "La Calamita" junto con "El Puma")
- Cardozo, Hugo alias "Hugo"
- Nieto, Salvador "Nilsen" (Compañero de Gustavo Francisco Bueno)
- Bonfip (Jefe de Radio operadores del Departamento de Comunicaciones del Destacamento de Inteligencia)
- Fulgueiras (Jefe Segundo)
- "Coco" (Jefe de Servicio de Inteligencia)
- "El Tordo" (Médico con grado de Capitán de la Quinta de Funes)
- Juan ( Teniente Jefe de Guardia de la Quinta de Funes)
El Proceso de Reorganización Nacional tuvo una gran infraestructura para llevar a adelante las técnicas de represión, la misma estuvo constituida por los Centros Clandestinos de Detención, que en la Ciudad de Rosario son los siguientes:
Centros Clandestinos de Detención
- II cuerpo del Ejército (Moreno y Córdoba)
- Jefatura de Policía de Rosario (San Lorenzo y Dorrego) – Dependencia del Servicio de Informaciones
- Fábrica Militar de Armas "Domingo Mathéu" (Avenida Ovidio Lagos al 5000)
- Fábrica Militar de Armas Portátiles (Avenida Ovidio Lagos 5.220- antes 4.800)
- Batallón de Comunicaciones 121 (Barrio Saladillo, Zona Sur)
- Quinta de Funes "La Poderosa" (Intersección de calle San José y Ruta 9) – Dueño: Flía Fedele)
- Quinta "La Calamita" (Zona Oeste de Granadero Baigorria, a 300 metros de la autopista a Santa Fe y en Cercanías de las viejas vías del Ferrocarril Belgrano)
- La Intermedia (La Ribera)
- "Casa de los Ciegos" (Santiago 2815)
- Chalet de Granadero Baigorria
- Escuela Magnasco (Avenida Ovidio Lagos y Cevallos)
- Quinta de San Lorenzo
- Quinta de Fisherton
Otros Domicilios
- Perez Blanco (Santiago y San Lorenzo)
- Urquiza, entre Sarmiento y San Martín (Se encontró material, documentos sobre el proceso)
- Familia Melero (Urquiza y Santiago – Lugar de la SIDE)
Bibliografía
- Entrevista a Norma Ríos ( Prensa y Relaciones Políticas de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, miembro de la Comisión Directa del Museo de La Memoria, Vocero de la Comisión de Escrache de Rosario)
- Entrevista a Carlos del Frade (Periodista)
- Entrevista a Carlos de la Torre (Presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos)
- Entrevista a Ana María Ferrari (Sobreviviente de la época del Proceso)
- Entrevista a Hugo Papalardo (Sobreviviente de la época del Proceso)
- Entrevista a Jorge Fandermole (Músico)
- Entrevista a Chiqui González (Directora de la Isla de los Inventos)
- Testimonio de Gustavo Francisco Bueno (Represor en la época del Proceso)
- www.Postalesdelsur.com
- www.nuncamas.org
- www.lacapital.com.ar
- Archivo de diarios "La Capital"y "Rosario 12"
- Revista Gallo Rojo
- Comunicados de Prensa de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
- Documentos de escraches de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
- "Memoria y Dictadura" un espacio para la reflexión desde los Derechos Humanos – APDH y Dirección General de DDHH del Gobierno de Buenos Aires-
- Informe oficial sobre la justicia negada en Argentina "La impunidad condenada" –Informe 28/92, Comisión Interamericana de DDHH, Organización de Estados Americanos, 2 de Octubre de 1992
- La Historia Visual de la Argentina Contemporánea – CLARÍN, Tomos 42, 43, 45, 56 y 48
- La Argentina en el Siglo XX – LA NACIÓN
- Historia Constitucional Argentina – Petrochelli
Trabajo Realizado por :
Claudia Martínez
Adriana Molina Collado
Estudiantes de la carrera de Comunicación social (4º año) de la Facultad de Ciencias Políticas y RR. II
de la Ciudad de Rosario.
Categoría Sugerida: Historia