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Los travestis pinareños. Una aproximación al estudio de su Identidad Social

Enviado por Eufemia Herrera Pita


Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Capítulo de fundamentación teórica
  4. Diseño metodológico
  5. Análisis de los resultados
  6. Análisis integral de los resultados
  7. Conclusiones
  8. Recomendaciones
  9. Referencias Bibliográficas
  10. Anexos

"Los individuos necesitan tener un sentido firme de identidad grupal para tener y mantener un sentimiento de bienestar."

Kurt Lewin

Resumen

Se realizó un estudio exploratorio descriptivo a un grupo de travestis masculinos residentes en el municipio Pinar del Río, tomando como muestra a 12 sujetos del grupo, con el objetivo de caracterizar su Identidad Social. La presente investigación está sustentada en la metodología de la investigación cualitativa haciendo uso de la triangulación metodológica, y utilizando técnicas como Asociación Libre, Observación, Dramatización y Entrevista Grupal. La información registrada con la aplicación de estas técnicas, fue procesada a través del Análisis de Contenido a partir del diseño de indicadores creados luego de las aplicaciones y en función de la información develada. Entre los principales resultados cuentan el predominio de características negativas asociadas a la Identidad Social de este grupo, características que generan sentimientos de insatisfacción en los sujetos, el carácter conflictivo de sus relaciones interpersonales y el uso que sus miembros hacen de los accesorios femeninos. Permitió además el conocimiento de la actividad fundamental en la que los miembros del grupo se implican, el escenario donde se mueven, las características de la comunicación entre ellos y las problemáticas que afectan a los miembros del grupo, entre otros aspectos. Los miembros del grupo poseen rasgos, significados compartidos y sentimientos de pertenencia al grupo que aseveraron la presencia de una determinada Identidad Social o Colectiva, deviniendo el grupo para los sujetos en un espacio de socialización, de reafirmación de su identidad personal y de unidad ante el rechazo social.

Summary

A descriptive exploratory study was carried out to a group of masculine transvestite residents in the Pinar del Río municipality, taking as sample 12 subjects of the group, with the objective of characterizing their Social Identity. The present investigation is based on the methodology of the qualitative investigation making use of the methodological triangules and using techniques, such as Free Association, Observation, Dramatization and Grupal Interviews. The information registered with the application of these techniques was processed through the Analysis of Content, starting from the design of indicators created after the applications of those techniques and taking into account the discovered information. Among the main results was found the prevalence of negative characteristics associated to the Social Identity of this group, characteristic that generates feelings of dissatisfaction in the fellows another feature is the conflicting character of their interpersonal relationships and the use their members make of the feminine accessories. It also allowed the knowledge of the main activity in which the members of the group are implied, the scenery where they move, the characteristics of the communication among them and the problems that affect the members of the group, among other aspects. The members of the group possess features, shared meanings and feelings of ownership to the group that asserted the presence of a certain Social or Collective Identity, becoming the group for the fellows in a socialization space, of reaffirmation of their personal identity and of unit in the face of the social rejection.

Introducción

En la actualidad oímos hablar de identidades de todo tipo, siendo este tema ampliamente manejado por los expertos. Sin embargo, nos cautivó un estudio más profundo de una forma particular de identidad: la social o colectiva, clasificación que no ignora el carácter social de todas las identidades humanas, como ha abordado De la Torre (2001).

En este siglo XXI ser diferente a la mayoría aún puede ser considerado riesgoso, a pesar de especular que somos más desarrollados y por tanto más flexibles, sensibles y humanos. Seguimos categorizando a los sujetos, etiquetándoles conductas y valores por las apariencias externas, sin prestar atención a lo oculto en el interior de los individuos y grupos.

La sociedad cubana de nuestros tiempos expone toda una diversidad de identidades colectivas y los grupos que en ella existen buscan con toda fuerza expresar sus identidades sociales libremente, en los espacios particulares en los que estas se forman, desarrollándose no pocas luchas y conflictos en la esfera de las relaciones interpersonales; el respeto a las diferencias se ha puesto de moda como consigna pero aún no ha sido concientizado por todos.

Los travestis, por ejemplo, son uno de esos grupos de individuos, cuyos comportamientos se hacen objeto de valoraciones realizadas a partir de los estereotipos existentes en la sociedad, sobre lo correcto o no para el género masculino.

Con el fin de estudiar la Identidad Social de los travestis como grupo, desde el cómo son, sin verlo separado del cómo ellos se perciben a sí mismos, surgió esta investigación. La misma responde al propósito de encontrar resultados novedosos de los que se derivarán posteriores investigaciones y proyectos de intervención orientados a favorecer el crecimiento personal de quienes forman parte de este grupo; además de promover la aceptación social y el respeto a la diversidad sexual masculina de estos sujetos que frecuentemente se sienten excluidos por pertenecer a una minoría estigmatizada.

Los travestis masculinos históricamente han sido objetos de burla, rechazo social y discriminación, a partir de los roles genéricos femeninos asumidos por ellos, siendo hombres desde lo biológico. Su expresión grupal requiere ser estudiada desde la mirada de la Psicología.

El mayor porciento de personas viviendo con VIH en nuestra provincia está ubicado precisamente en el grupo de Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH) y dentro de ellos los más afectados son la comunidad de travestis. Estos últimos por lo general han adquirido el virus de forma intencional, de forma tal que como parte de su identidad aparece el hecho de vivir con VIH, teniendo en cuenta las implicaciones que esta enfermedad trae consigo no sólo para su salud, sino también para el desarrollo de determinadas actividades en las que como grupo se implican. Sus comportamientos sexuales de riesgo los sitúan a ellos y a las personas con las que tienen relaciones sexuales, en una posición de vulnerabilidad al contagio con la epidemia del SIDA. Esta peculiaridad refuerza el interés por caracterizar la Identidad Social de este grupo, como base para la realización de cualquier estrategia o proyecto de intervención que tenga dentro de sus objetivos la prevención del VIH/SIDA, sobre todo en este contexto grupal.

El ser sujetos con una orientación sexual homosexual dentro de una sociedad machista los hace vulnerables desde lo psicológico y desde lo social al rechazo, repercutiendo esto negativamente en su expresión individual y grupal, resultando necesario, por tanto, conocerlos para comprenderlos, aceptarlos e incluirlos en la sociedad de la que siguen formando parte aunque se intentara negarles. Son múltiples las vías que pueden ser utilizadas a fin de educar la Identidad Social de este grupo y esta investigación puede contribuir a ello.

En cuanto a la teoría, nos basamos principalmente en las revisiones teóricas y aportes de la doctora Carolina de la Torre sobre las identidades, quien aborda la Identidad Social a partir de la pertenencia a un grupo social determinado, el sujeto se define y se expresa como un nosotros, como colectivo o grupo, compartiendo rasgos, significaciones y representaciones, con una imagen de pertenencia al grupo, que incluye sentimientos asociados a la pertenencia e identificación con esos rasgos. Las personas del grupo, el grupo como tal se convierten en un sujeto colectivo con características propias que le permiten una identificación con el colectivo y una diferenciación con otros grupos humanos.

Teniendo como problema científico la interrogante: ¿Qué características tiene la Identidad Social de los travestis masculinos residentes en el municipio Pinar del Río?, se establece como objetivo caracterizar la Identidad Social de dicho grupo, siendo trazadas para su logro determinadas tareas científicas.

Para tales fines, nos auxiliamos de la metodología cualitativa por las posibilidades que brinda para estudios como el presente, deviniendo en importante herramienta que:

(…) implica a los propios sujetos que se relacionan en él, dando lugar a una situación de comunicación en el curso de la cual pueden aparecer indicadores relevantes para la construcción del conocimiento en cualquiera de los momentos concretos de la investigación. (González Rey, 1997, p.193)

El informe de investigación queda estructurado en un capítulo de fundamentación teórica, que aborda los referentes teóricos encontrados sobre el tema, un diseño metodológico que sustenta científicamente la investigación y un capítulo para el análisis de los resultados derivados de las técnicas aplicadas. Se incluyen además las conclusiones obtenidas, las recomendaciones propuestas, las referencias bibliográficas, la bibliografía consultada y una serie de anexos que le permitirán al lector enriquecer su visión del objeto de estudio de nuestra investigación.

Capítulo de fundamentación teórica

  •   1.1 Acerca de la Identidad

1.1.1. Definiciones de Identidad

Desde hace mucho se ha pensado en la identidad pretendiendo buscar para este término significados que se acerquen a definirnos como sujetos. Se habla de muchas identidades, acepciones filosóficas sobre el concepto y definiciones que sobre ella se han realizado desde las ciencias sociales y sobre todo, desde el ámbito de la Psicología donde el tema ha sido ampliamente estudiado.

Dentro de la Filosofía se ofrecen varias definiciones de la identidad, que están comprendidas en el diccionario de Abbgnano (1966, citado por De la Torre, 2001): Aristóteles, por ejemplo, concibe la identidad como unidad de sustancia; Leibniz como la sustituibilidad, o sea, las cosas que pueden sustituirse unas por otras son idénticas y F. Waismann la entiende como convención, lo que supondría declarar cuando se habla de identidad el criterio adoptado por quien hace la referencia.

Después de la Segunda Guerra Mundial se dan las contribuciones de Erikson (1959), psicoanalista pionero en el estudio de las identidades, quien ofrece una de las primeras definiciones de la identidad en el ámbito de la Psicología y hace alusión a ella planteando que "el término identidad expresa una relación mutua que connota a la vez una persistente conciencia de mismidad y una persistente capacidad de compartir caracteres esenciales con otros." (p.109)

Este concepto de Erikson se ilustra en lo que Béjar y Capello (1990) refieren como "sentido de mismidad y continuidad que experimenta un individuo en cuanto a tal." (p.42)

De la Torre (1995), teniendo en cuenta las anteriores definiciones refiere que si llegara a perderse la conciencia de mismidad, la identidad de una persona, por ejemplo, sería como la identidad de un objeto y esta aseveración refuerza lo planteado por Fitzgerald (1993) al expresar la idea de que la identidad es aquello esencial que transforma a las criaturas biológicas en seres humanos.

Estos autores hacen referencia a la identidad como conciencia de mismidad, al igual que De la Torre, a quien tomamos como referente teórico para la comprensión de la identidad, concibiendo a la persona portadora de una determinada identidad como la misma a lo largo del tiempo (pasado, presente y futuro) lo cual no significa que la identidad sea estática, por el contrario, es concebida como proceso dinámico.

Como ha sido referido, la identidad es entendida desde diferentes posturas de análisis, unas comprenden más o menos las otras, aunque existen definiciones que excluyen los criterios referidos en este abordaje. Los contextos en que el término se utiliza son diversos y para evitar ambigüedades vamos a clarificar el sentido en que va a ser utilizado en la presente investigación, siendo adoptado la definición de De la Torre (2001) sobre las identidades humanas, vistas como identidades de sujetos individuales y colectivos, considerando ambas identidades como socialmente construidas y totalmente enlazadas, al plantear:

Cuando se habla de la identidad de un sujeto individual o colectivo hacemos referencia a procesos que nos permiten asumir que ese sujeto, en determinado momento y contexto, es y tiene conciencia de ser el mismo, y que esa conciencia de sí se expresa (con mayor o menor elaboración o awareness) en su capacidad para diferenciarse de otros, identificarse con determinadas categorías, desarrollar sentimientos de pertenencia, mirarse reflexivamente y establecer narrativamente su continuidad a través de transformaciones y cambios. (p.82)

Las identidades y sobre todo las identidades colectivas (también manejadas como sociales), las que constituyen el objeto de la presente investigación, han sido estudiadas desde varios puntos de vista, que según la citada autora se encuentran más o menos comprometidos con los que se han denominado enfoques subjetivos u objetivos.

Salazar (1987) refiere la diferenciación entre las características objetivas que le son propias a una identidad y las formas en que el individuo se concibe a sí mismo, o sea, su autopercepción. Este autor nos aclara las diferencias entre lo objetivo de las características de un grupo y la subjetivización que el grupo hace de ellas.

Se habla entonces de un primer enfoque objetivo más antiguo, multidisciplinario y manipulador por la cuestión de "lo realmente objetivo", centrado en las características que diferencian a un grupo social de otro. Estos enfoques objetivos hacen énfasis en las determinaciones estructurales, así como en las historias compartidas, la transmisión de valores y estilos de vida de generación en generación.

Sin embargo, un estudio objetivo acerca de la Identidad Social de un determinado grupo precisará también ofrecer información sobre la autopercepción que de él tienen sus miembros. El punto de vista subjetivo da lugar a enfoques perceptivos, basados en la autoimagen, heteroimagen, autopercepción y representaciones sociales; así como a enfoques de pertenencia.

El enfoque de pertenencia, de gran utilidad para la comprensión de las identidades sociales o colectivas fue especialmente desarrollado por Tajfel (1974 y 1984), quien entiende la Identidad Social como una parte del autoconcepto del sujeto relacionado con la pertenencia a un grupo social, con la conciencia y la autovaloración sobre dicha pertenencia. Se desprende de esto la importancia que tienen los sentimientos de pertenencia a un grupo por parte de las personas que forman parte de él, en términos de Identidad Social.

Pero al decir de De la Torre (2001), para comprender la identidad no se pueden separar las diferentes aristas que la estudian. Unos y otros enfoques se complementan.

La intención de esta investigación no es estudiar la Identidad Social o Colectiva, desde la defensa de uno u otro enfoque, sino que se propone el estudio de la Identidad Social de un grupo de travestis masculinos residentes en el municipio Pinar del Río a partir de una visión integrada de ambas propuestas.

1.1.2 Lo individual y lo colectivo como identidades humanas

"La continuidad y la ruptura son dos dimensiones

básicas de las identidades individuales y colectivas, en

las cuales siempre están ocurriendo cambios observables"

Carolina de la Torre

Partiendo de concebir las identidades individuales y colectivas como igualmente sociales, nos acercamos a una comprensión más cercana de nuestra condición como seres humanos. De esta forma, al referirnos a las identidades colectivas como identidades sociales no se ignora que las identidades personales son igualmente sociales, pues "el autoconcepto es tan socialmente construido como la pertenencia". (De la Torre, 2001, p.86) o como cuando expone: "Existen identidades individuales y colectivas, ambas son igualmente sociales y están relacionadas de forma absoluta."(p.83)

Esta autora aborda que en el proceso de construcción de la identidad, se hace significativa la interacción entre los sujetos y la conciencia de compartir caracteres similares con otros así como algunas diferencias con ellos, aspectos que van permitiendo al individuo el logro de su sentido de identidad, la cual es históricamente constituida, dinámica y enriquecida por la existencia de los grupos sociales. La identidad personal se conforma y se consolida a partir de la pertenencia a grupos sociales, desde el mismo momento del nacimiento.

La familia es el primer grupo al que pertenece el individuo, en ella se apropia de las costumbres, las creencias y la cultura de la sociedad, a la vez que le facilita al sujeto la interacción con otros agentes socializadores como la escuela e iguales. De la familia por lo general se obtiene afecto, valores, recursos que le facilitarán al sujeto la interacción social, a la vez que aprende roles y se hace centro de las expectativas de los padres u otros familiares.

El grupo de amigos, influye también en la conformación de la propia identidad personal viéndose esta favorecida en mayor o menor grado, por la coincidencia de objetivos e intereses, entre otros elementos, por parte de los miembros del grupo y por las características que adopte el proceso de diferenciación entre ellos.

En relación a esa influencia de la cultura, el medio y los otros, son muchos los aportes que Vigostky (1987) ofrece en su Enfoque Histórico Cultural, favoreciendo el análisis de la influencia que tienen los citados grupos para el desarrollo de la subjetividad de las personas y aplicando esto a la presente investigación, a las identidades humanas, o sea, de las personas y los grupos, no es posible concebir a las personas aisladas del medio social donde están insertas desde el nacimiento, ni de sus relaciones sociales, pues el medio según nos dice Vigostky, influye sobre los sujetos al tiempo que ellos reproducen, crean y modifican esa realidad externa.

De esta forma las identidades personales son formadas a partir de la influencia de las identidades colectivas, manejadas en este estudio como grupales, las que están culturalmente definidas en un espacio social e histórico determinado y que pueden ser modificadas por la acción de los propios individuos en la cotidianidad de sus interacciones, ya sea para su modificación o para la creación cultural de nuevas identidades colectivas a raíz de las necesidades individuales de los sujetos.

La idea de que la identidad no es estática, con lo cual estamos de acuerdo, es abordada por Mohanty (1994) al plantear que "la identidad no está pre-dada, sino que tiene que ser continuamente restablecida (…) La identidad de una persona nunca está cerrada, fijada de una vez por todas. (p.34)

El hecho de que la identidad no es estática está relacionado con el papel activo que los sujetos asumen durante la conformación de dicha identidad, tanto para las personales como para las colectivas, y nos remite a la obra de Giddens (1984), quien considera las identidades colectivas como recreadas continuamente por los individuos siendo estos actores en el proceso identitario. Su afirmación nos ayuda a comprender que una identidad colectiva es el medio a la vez que es también el resultado de las identidades individuales a las que recursivamente la identidad colectiva organiza.

De la Torre (2001) plantea además, la necesidad vital que para la formación de una identidad grupal representan los sentimientos de pertenencia al grupo por parte de sus miembros, pertenencia que incide significativamente en la expresión de la identidad personal de ellos.

Estamos en condiciones de plantear como lo ha abordado esta autora que las identidades individuales y las colectivas se necesitan entre ellas y se condicionan; no pueden verse de forma aislada, las identidades personales dependen de las colectivas y estas últimas para su formación y desarrollo necesitan de las personales. Sin embargo, existen diferencias entre unas y otras, el carácter colectivo no puede ser considerado como la suma de caracteres psicológicos individuales de los miembros de un grupo determinado, sino como emergente social producto de la interacción de estos con el medio y entre sí, aunque los rasgos grupales estén presentes en muchos sujetos individuales, o sea, los miembros del grupo social.

Al ser seres sociales estamos constantemente interactuando con otras personas por lo que en el cómo nos percibimos influye el cómo nos perciben los otros, mediando ambos aspectos en la conformación de las identidades individuales y colectivas. El sujeto en el proceso de construcción de su identidad personal internaliza las expectativas de los otros con los que interactúa respecto a él, otros que en este caso particular, serían los miembros de un grupo social.

La identidad colectiva o grupal influye en la conformación de las identidades personales de sus miembros, a la vez que sería imposible la existencia de una identidad colectiva o grupal sin la presencia de sujetos individuales y sus identidades personales que lleguen, después de determinados procesos a pensarse como "un sujeto colectivo", al decir De la Torre (2001), influyendo las identidades colectivas en las identidades personales y viceversa.

Queda claro a partir de lo expuesto que para la formación de ambas identidades juega un papel fundamental la existencia de otros sociales, es decir, personas con las que se interactúa. Esta idea puede ser ilustrada a partir de la frase "nuestra autoimagen total implica nuestras relaciones con otras personas y su evaluación de nosotros." (Gerth y Wright, 1964, p. 80)

El hombre en la medida que comparte su vida con los otros en sociedad, va identificándose y comprometiéndose con múltiples identidades sociales, apropiándose de una u otras. Se forman concientemente determinados grupos, determinadas identidades colectivas, en los que su identidad personal por lo general, se ve favorecida. Allí podrá sentirse a gusto, desinhibido, pensar, desarrollar los recursos que necesita como persona no sólo para vivir, sino para hacer mejor su existencia, sobre todo si en ese espacio social encuentra el afecto y la aceptación que necesita.

1.1.3. El grupo dentro de las colectividades

La identidad se va a empezar a conformar desde el momento mismo del nacimiento, en el devenir constante de los procesos de identificación – diferenciación con el medio que nos rodea. Poco a poco se va a ir enriqueciendo y organizando a medida que aumentan los círculos donde el niño se inserta y las personas con las que se relaciona. (Dilla, 1996, p.143)

Partiendo de lo anterior se puede considerar la identidad no como algo innato predeterminado, sino más bien como un proceso social dinámico, cuya formación implica a los grupos, a partir de considerar que desde el nacimiento formamos parte de ellos.

La identidad grupal, según De la Torre (2001) requiere de los siguientes elementos:

  • Características objetivas que distinguen a unos grupos identitarios de otros.

  • Elaboraciones subjetivas acerca de las características comunes.

  • Sentimientos y representaciones que están asociados a la pertenencia al grupo y que permiten a los miembros autocategorizarse como tales.

  • Procesos discursivos que permiten no sólo nombrar, sino identificar, expresar un sentido y construir permanentemente espacios sociopsicológicos y culturales de pertenencia. (p.203)

Según nos dice esta autora, durante la formación de la identidad de un grupo social, los individuos comparten similitudes relacionadas a la religión, el género, la sexualidad, la nacionalidad, las preferencias, la orientación sexual, los roles sociales asumidos, entre otros elementos con una fuerte carga cultural, que se hacen comunes para todos los miembros, contribuyendo a establecer el sentido de identidad tanto para el sujeto individual como para el grupo como sujeto colectivo.

De esta forma la cultura influye decisivamente en la formación de la identidad grupal, sobre todo porque las personas y grupos vivimos en sociedad, nos apropiamos de la cultura existente a la vez que la trasformamos, creamos nuestra propia cultura durante la interacción social.

Es importante que cada sujeto que forma parte de un grupo tenga conciencia de que es parte de él. Los sentimientos de pertenencia deben estar presentes en cada uno de sus miembros como parte de su identidad personal, la historia, las creencias, los rasgos y costumbres del grupo, son también suyas como fruto de la creación de este. Esos rasgos identifican al grupo, lo diferencian de otros grupos sociales por su originalidad y singularidad, de la misma forma que el sujeto al construir su identidad personal, se diferencia de otras personas, aunque comparta características similares con algunas de ellas, al decir de la autora citada.

La Psicología se interesa sobre todo por el estudio de los grupos reales donde la interacción entre los sujetos es directa. Estas personas llegan a sentirse parte del grupo, con sentimientos asociados a la pertenencia, elemento que influye decisivamente para la formación de una determinada identidad colectiva.

A partir de lo anterior y considerando además los aportes de Bello y Casales (2003) podríamos entender a las interacciones de los miembros de un grupo como esencialmente necesarias, al expresar que los grupos surgen a partir de la necesidades objetivas de cooperación y de la necesidades subjetivas de interacción de las personas.

Todos los miembros del grupo pueden participar en el proceso de construcción de la identidad grupal, partiendo de considerar que el grupo atraviesa por lo general, diferentes etapas en su devenir histórico.

Las interacciones de los sujetos individuales con el resto de los miembros del grupo a lo largo del tiempo, o sea, en el decursar de sus vidas cotidianas, dejarán huellas en la conformación y modificación de las identidades personales de estos sujetos a la vez que la identidad grupal se ve consolidada, modificada acorde a los sucesos que vive el grupo, al decir de De la Torre (2001).

Esto le concede especial relevancia al estudio de la Identidad Social del grupo tomado como muestra para la presente investigación, el que históricamente ha vivenciado sucesos degradantes con implicaciones emocionales, resultando necesario el conocimiento de sus características propias.

Mesa (2003) quien hizo una investigación para conocer si travestis, transexuales y trasformistas constituyen un grupo de Identidad Social en Cuba, afirma que:

"Constituyen un grupo de Identidad Social por toda una serie de factores que han venido a confluir para reunir a estas personas y conformar una identidad con la que pueden identificarse y presentarse ante el otro social."(p.146)

Según esta autora la Identidad Social de ellos se desarrolla a partir de una serie de vivencias compartidas e historias que como grupo los legitiman y que les brindan un lugar emergente, comparten la marginación y el rechazo social, así como el portar una imagen femenina como norma.

Cada grupo posee cualidades propias que le otorgan un sello particular y por tanto, la posibilidad de distinción de otros grupos sociales dentro de una misma nación o espacio sociocultural. La presente investigación se centra en el estudio de las características de la Identidad Social (grupal o colectiva) de un grupo de travestis masculinos del municipio Pinar del Río.

Los grupos sociales, según Garduño y Pavón (2006) se caracterizan por la existencia de una identidad compartida, los integrantes creen tener algo en común. Estos sujetos conviven y se relacionan regularmente. Estas autoras agregan además que en el grupo existe una estructura social a través de la interacción formal o informal y que para la coordinación de las actividades que realizan se establece una estructura de roles y status.

La existencia de una identidad grupal le permite a los sujetos identificarse con el grupo, sobre todo cuando son congruentes las metas individuales con las grupales o por cuestiones de afecto, entre otras tantas. La filiación a un grupo social determinado ofrece la posibilidad de hacer frente ante la exclusión o rechazo que la sociedad maneja como sanción ante la expresión de determinadas características de la identidad de alguien que no se corresponde con los rasgos o preferencias de la mayoría de los individuos con los que se relaciona.

En la sociedad cubana actual existe una gran variedad de grupos sociales, unos diferentes de otros, con características particulares con las que sus miembros se identifican, y que exhiben con más libertad cuando desarrollan actividades dentro del grupo. El individuo, que en otro espacio social se sienta rechazado ahora habrá encontrado un espacio que fortalezca su identidad personal, que le brinde seguridad, obteniendo un mayor disfrute de su vida.

Un ejemplo típico de lo planteado pudiera ser el grupo de travestis masculinos del municipio Pinar del Río, espacio social donde interactúan sujetos que se identifican con roles genéricos femeninos, elemento que desde lo cultural está asociado al sexo femenino, colocando a sus miembros en un grado mayor de vulnerabilidad ante el rechazo social.

1.1.4. Identidad Social: concepto, teoría y componentes

Como fue abordado en epígrafes anteriores y según las definiciones de la doctora De la Torre (2001) las identidades individuales y colectivas son igualmente sociales por su origen, pero en este estudio nos estamos refiriendo a las identidades colectivas solamente y hacemos la acotación, porque coincidimos con esta autora en no obviar el carácter social de las identidades individuales, quien define la Identidad Colectiva como:

Se puede decir que se ha formado una identidad social o colectiva, que un grupo humano se ha constituido en grupo identitario para los otros y para sí, cuando este logra pensarse y expresarse como un "nosotros" y de alguna u otra manera, más o menos sólida, más o menos consciente, puede compartir rasgos, significaciones y representaciones, una imagen de las mismas y sentimientos asociados a la pertenencia e identificación con esos rasgos. (p.203)

Como teoría, la Identidad Social fue abordada por Tajfel y Turner (1979) y contiene dentro de las ideas centrales a la categorización, la identificación y la comparación.

La categorización comprende que el ser humano incluye a las personas en categorías y de esta forma puede comprender el entorno social donde se desarrolla. Estas categorías suelen ser diversas y al categorizar a los individuos, el propio sujeto puede encontrar la categoría a la que pertenece tomando de ella actitudes propias. Las personas buscan al categorizarse hacerse una identidad positiva a partir de la valoración en correspondencia a los aspectos relacionados con esa categoría.

Otra de las ideas principales de la teoría, la identificación, está referida a que los sujetos se identifican con los grupos a los que consideran pertenecer y en ocasiones cuando se expresa un "nosotros" representando a los miembros de un grupo, se está aludiendo a una Identidad Social.

Según De la Torre (2001), en el caso de las identidades colectivas, vistas también como identidades sociales será siempre vital que el sujeto se exprese como un nosotros. El grupo es un sujeto colectivo.

La tercera idea principal de la teoría de la Identidad Social es la comparación, según la cual para autoevaluarnos a nosotros mismos, nos comparamos con otras personas similares a nosotros. La comparación social concibe al sujeto en un proceso donde estaría comparándose constantemente con los otros con los que interactúa.

Es importante referir, para una mejor comprensión de las identidades sociales, tres componentes que han sido establecidos para el estudio de la identidad y que forman parte de ella, componentes que Díaz y Pino (1999) citan en su Tesis de Diploma siendo los cognitivos, los afectivos y conductuales.

El componente cognitivo está concebido en las representaciones sociales y en el conjunto de rasgos o significaciones que tienen los miembros de un grupo sobre su pertenencia a este. Para Jodelet (1988) las representaciones sociales son:

(…) el conocimiento espontáneo, ingenuo, de sentido común o pensamiento natural, en oposición al científico. Este conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y trasmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social. (p.477)

Es por ello que la representación social es entendida como un conocimiento socialmente construido y compartido puesto que permiten que la comunicación social fluya, transformando el pensamiento científico en un pensamiento común. A través de ellas los individuos intentan explicar lo habitual que les sucede.

El componente cognitivo de la identidad y más específicamente, las representaciones sociales, nos permiten entender lo intercambiado por los miembros de un grupo sobre su pertenencia a este, estructurando y viabilizando el conocimiento social. Estas representaciones constituyen una guía para la acción concreta y para la sistematización de saberes prácticos.

Al concebir este componente cognitivo no debemos olvidar que la identidad tiene también lo afectivo y lo comportamental, que van a reforzar al componente cognitivo en la constitución de una determinada Identidad Social o Colectiva.

El componente afectivo está referido en el caso de las identidades sociales, a los sentimientos que existen respecto a la pertenencia a un determinado grupo social, que sin lugar a dudas tienen un importante papel en la conformación de la identidad, subjetivamente construida por las personas que forman parte de él, permitiéndole al grupo y sus miembros pensar y sentirse como un sujeto colectivo, con la sensación de orgullo, deleite, aceptación o los contrarios.

El componente conductual, relacionado a los dos anteriores, comprende la participación activa de los sujetos en las actividades sociales y culturales del grupo, manifestándose en las conductas o comportamientos de ellos en el contexto histórico social en que ese grupo existe.

Desde lo anteriormente expuesto, podemos concluir que "en función de las representaciones y vivencias que alrededor de un grupo social se tengan, así será el compromiso, la implicación y la participación de cada individuo en las prácticas sociales y culturales propias del mismo y así será también el grado en que cada uno asuma las actitudes y formas de vida acorde al mismo". (Díaz y Pino, 1999, p.36)

1.1.5. Cubanidad e Identidades Sociales

La identidad de un grupo está vinculada estrechamente al contexto nacional donde el grupo existe, esta idea se refuerza con lo planteado por Ortiz (1939, citado por Suárez, 1996) quien expone que los propios criterios que permiten dibujar los contornos de una identidad, las fronteras, que permiten diferenciar una cosa de otra solamente pueden ser entendidos en los propios contextos en que esos atributos han sido construidos, o sea, objetivados y definidos.

A partir de esta idea podemos entender la importancia que tiene para la entender las expresiones de la identidad de un grupo determinado, las referencias del contexto nacional histórico y cultural en el que está inserto, pues ningún grupo o individuo puede verse independiente de la cultura ni del contexto social del que forma parte. Para ilustrar lo expuesto citemos a De la Torre (1995) al plantear:

"Las identidades personales y grupales obedecen a diferentes influencias de la cultura sobre los sujetos, pero la cultura está en las personas como mismo las subjetividades son resultados culturales." (pp. 111-115)

Aplicando este análisis al ámbito de lo nacional y lo grupal sería necesario considerar las influencias culturales para la expresión de las características identitarias de grupos sociales como el estudiado. Veamos resultados de algunas investigaciones que tributan al conocimiento de tal influencia, sobre todo, investigaciones relacionadas a lo que desde la sexualidad se asume o se espera de ser cubanos.

García, M. (1997) cita el resultado de investigaciones como las de Cabrera y Cherisían (1993) y Rojas (1995) informando que en temas de sexualidad los cubanos se consideran como sujetos activos, ardientes, fogosos, atractivos, extrovertidos, cariñosos, con prejuicios hacia la mujer y los homosexuales.

Calviño (1995, citado por Mesa, 2003) plantea que el cubano es depositario de una representación social tanto nacional como internacional en la que asoma como gran artífice del amor, de una fogosidad lujuriosa, especialista en contiendas sexuales, de lo que es una hembra o un macho de forma remarcada, y que según este autor si lo es o no, no es tan primordial como cuánto se lo crea y logre hacérselo creer a los demás. Agrega además, que para el cubano la sexualidad liberada de toda sobreexigencia es un valor y un modo asumido de su identidad. Esta sexualidad es homofóbica como cuestión evidente, su modo de concebir y vivir la sexualidad supone que esta sólo puede ser "hetero", concibiendo la homosexualidad como una aberración corrupta e inadmisible en el plano ético, mientras que se considera en el plano médico una enfermedad, en el político, una desviación del camino correcto y en el estrictamente sexológico, un desperdicio.

Para entender las expresiones de la identidad de un sujeto, no se pueden negar las de su sexualidad, y las expresiones de su sexualidad están presentes en los comportamientos que asume dicha persona en sociedad.

Tomando como base las ideas expuestas por los autores citados y considerando los patrones culturales del cubano referentes a la sexualidad donde el hombre debe comportase acorde a lo pautado para el género masculino, nos tocaría valorar la influencia que tiene para los sujetos estudiados la pertenencia a un grupo social que les permite desarrollar su identidad personal con todo lo que integra desde el punto de vista de su sexualidad, identificándose con roles genéricos femeninos, roles por lo general rechazados en el contexto nacional y que junto a su vestuario y apariencia personal contradicen lo estimado tradicionalmente como correcto.

Desde lo social los travestis pueden convertirse en objetos de la burla de los otros, de irrespeto a la diversidad y de distintas reacciones sociales de la mayoría heterosexual, considerando que la homosexualidad no es aceptada en nuestro contexto nacional.

En el grupo pueden estar presentes una serie de dificultades económicas y sociales, las primeras manifestadas en el acceso a las modas, vestuarios y accesorios utilizados por los travestis para modelar sus cuerpos, así como otras referidas por Mesa (2003). El grupo estudiado puede constituirse en un espacio para refugiarse de la crítica de la que son objetos sus miembros por portar características femeninas siendo biológicamente hombres y asumiendo roles asociados social y culturalmente al sexo femenino.

A propósito de la cubanía en el grupo estudiado, de su condición de ser cubanos a la vez que son travestis, salta a la publicidad que los sujetos no siempre adoptan los rasgos que desde el punto de vista de la sexualidad se esperan en un contexto cultural y nacional como el nuestro, específicamente en relación a los roles genéricos asumidos. Esta situación puede ser conflictiva para los miembros de dicho grupo y fuerza el interés por el estudio de las características que definen su Identidad Social.

1.2. A Propósito del Travestismo

1.2.1 Antecedentes y definiciones

Según Mesa (2003), en el S XIX los sexólogos desde Richard Von Krafft-Ebing hasta Magnus Hirschfeld, abordaron el tema del travestismo mezclándolo con la homosexualidad, la bisexualidad y el hermafroditismo así como con lo que más tarde se conocería como transexualismo.

Pérez, N. (2001, citada por Mesa, 2003) refiere lo relacionado a la descripción del travestismo como obra de Wesphal, quien en 1876 publicó el caso de un sujeto arrestado por el robo de objetos femeninos, estando vestido con prendas de mujer sin ser homosexual.

El Diccionario de términos, conceptos y personalidades en Psicoanálisis ofrece otra referencia, relacionada esta a "la enfermedad de los escitas". Los escitas eran habitantes de la Escitia, región de Europa, al norte del Mar Negro, los cuales eran hombres que cuando fracasaban en sus relaciones heterosexuales y comprobaban su fracaso en el sexo en más de una ocasión, creían haber cometido alguna falta contra la divinidad a la cual le atribuían la causa de su fracaso, travistiéndose con ropas de mujer y desarrollando junto a ellas las mismas actividades.

Más tarde, en la década de 1960, se conocería el caso de Bernard Boursicot, empleado de la embajada francesa en Pekín por Shi Pei Pu, quien representaba papeles femeninos como la Madame Butterfly de Puccini, creyéndose una mujer, según lo extraído de la Biblioteca Encarta (2009).

Para la segunda mitad del siglo XX comienzan a aparecer otros estudios sobre el tema siendo considerado por varios autores como un fenómeno que se presenta en ambos sexos, no es exclusivo de los hombres aunque en ellos ha sido más común visualizarlo, según expone Sommer en http://litart.mforos.com/1082391/6488212-travestismo/. Sin embargo los sujetos que componen la muestra de la presente investigación son únicamente travestis masculinos.

Partes: 1, 2, 3
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