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La anorexia nerviosa

Enviado por Melissa Gomez


  1. Historia
  2. Definición
  3. Causas
  4. Síntomas
  5. Tratamiento
  6. Origen de la anorexia
  7. Aumento de peso
  8. Diagnóstico
  9. Complicaciones
  10. Consecuencias de los trastornos alimentarios
  11. Web grafía

Historia

Según los escritos antiguos, es posible que el fenómeno de la emaciación, es decir, del adelgazamiento morboso, con anorexia en la mujer y sin causa orgánica aparente, ha sido observado desde el inicio de la medicina. Así, Soranos entre los años 98-138, describe la amenorrea y la anorexia en la mujer. Galeno, en el año 155, describe un cuadro de emaciación en el que la paciente es incapaz de comer (Saldaña, 1994).

En el siglo IX un monje de Monheim (Baviera) refiere la milagrosa historia de la joven Friderada, que se curó en el santuario de Santa Walpurgis de una extraña enfermedad. Tras un periodo de apetito voraz, Friderada rechaza los alimentos sólidos y vomita los productos lácteos que ingiere, al poco tiempo deja por completo de comer; llevada al santuario es curada milagrosamente por Santa Walpurgis (Habermas, 1986).

En el mundo árabe encontramos referencias relacionadas con la anorexia. En el siglo XI, Avicena hace la descripción de la enfermedad del joven príncipe Hamadham, que está muriendo por negarse a comer, preso de una intensa melancolía; esta descripción se considera la primera relativa a la anorexia en un texto médico, aunque probablemente sea secundaria a un cuadro depresivo (Sours, 1980).

Las primeras referencias escritas en términos clínicos corresponden al siglo XVI (Laudon, 1980), en esta época comienzan a aparecer datos sobre personas que presentan una importante inanición, sus conductas restrictivas con la alimentación son vistas como anómalas, socialmente alteradas, y sin justificación religiosa. Al parecer, la existencia de estas pacientes y los motivos por los que se da esta inanición despiertan la curiosidad del público, perplejo ante la posibilidad de que existan personas que pueden sobrevivir sin alimentarse (Turrón, 1997).

En 1667, Marthe Taylor, una joven de Debyshire presenta un cuadro de inanición autoprovocado. Es visitada no sólo por médicos, sino también por nobles y clérigos. El cuadro se inicia a los 11 años, cuando presenta una parálisis tras una caída, al poco tiempo se repite la parálisis, esta vez acompañada de melancolía y delirios. De nuevo recuperada presenta una persistente tos que le impide dormir y pasa las noches leyendo las Sagradas Escrituras. Más tarde, Marthe presenta amenorrea, restringe la alimentación y vomita lo poco que come. Según Robins en 1668 y Reynolds en 1669 (citados por Silverman, 1986), la paciente pasó más de un año subsistiendo con bebidas azucaradas. Se dijo que, en ese tiempo, miss Taylor no orinó ni defecó.

Richard Morton, socio del Real Colegio de Médicos de Inglaterra (1689), publicó el libro Phthisiologia, seu Exercitationes de phthisis, donde se realiza la primera descripción de la anorexia nerviosa con gran precisión (Silverman, 1985).

En los años posteriores se describen distintos cuadros anoréxicos y se catalogan como: atrofia nerviosa (Whytt, 1764) o delirio hipocondríaco (Marcé, 1860). Ambos autores son citados por Turrón (1997).

En 1873, Gull en Londres y Lassègue en París, consideran la histeria como causa del trastorno y la denominan: anorexia histérica (Lassègue) y apepsia histérica (Gull).

El cuadro descrito por Gull y Lassègue es muy parecido al que observamos en la actualidad, sin embargo, en los últimos cien años, la interpretación etiopatogénica ha sido bien diferente. Tras un periodo en el que la mayoría de los autores consideraban las causas de la anorexia de origen nervioso, Simmonds (1914) describe la caquexia hipofisaria y abre paso a las teorías que suponen la anorexia de origen panhipopituitario. Hay que esperar hasta 1938 para que Sheehan demuestre que la anorexia nerviosa es muy diferente a la caquexia hipofisaria, que es de origen isquémico.

Surgen a principios del siglo XX las hipótesis psicológicas, protagonizadas por el movimiento psicoanalítico, por las que según Freud, la anorexia se debía a una forma de neurosis relacionada con la pérdida de la libido, manifestándose a través de una conversión histérica.

Desde los años sesenta, y sobre todo desde los setenta, se han multiplicado los trabajos sobre la anorexia, lo que demuestra un notable interés de los investigadores sobre el tema y las líneas terapéuticas se han diversificado. Así, Hilde Bruch (1973; citado por Turrón, 1997) destaca la importancia de los trastornos de la imagen corporal y las dificultades de interpretación de los estímulos metabólicos. Russell (1977) intentó simplificar y concertar las tendencias más biologistas, que ponían énfasis en el papel del hipotálamo en la génesis de la enfermedad, con las psicológicas y sociológicas. A partir de estos trabajos autores como Garfinkel y Garner (1982), entre otros, consideran la anorexia nerviosa como un trastorno diferenciado de patogénesis compleja, con manifestaciones clínicas que son el resultado de múltiples factores predisponentes y desencadenantes.

Siguiendo la línea de trabajo propuesta por Garfinkel y Garner (1982), en la actualidad se tiene una visión pragmática y heterodoxa del problema, considerando que en la génesis del trastorno deben influir una serie de factores concatenados, psicológicos, biológicos y sociales, que en un momento determinado desencadenan el trastorno.

Definición

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo que puede conducirle a un estado de inanición, es decir una situación de gran debilidad ocasionada por una ingesta insuficiente de nutrientes esenciales.

Su definición establece como característica principal la pérdida auto-inducida de peso, provocada por una preocupación anómala por la forma y el peso del propio cuerpo, que más tarde se manifiesta mediante el control excesivo de la ingesta de alimentos.

Estos Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.

Causas

Se desconoce la causa exacta de la anorexia nerviosa, pero se han detectado factores físicos, mentales y ambientales comunes al rechazo del propio cuerpo, que se sugieren como posibles disparadores de la misma.Los factores culturales han demostrado ser los de mayor peso en cuanto a las causas determinantes de este trastorno. La constante influencia de los medios gráficos, en la cultura, ha generado en las últimas décadas una presión extra en el mundo adolescente, quienes buscan un ideal basado en lo que medios como la TV, o las revistas parecen imponerles.

Síntomas

Rápida pérdida de peso a lo largo de varias semanas o meses

Continuar haciendo dieta a pesar de estar delgado o con el peso muy bajo

Tener un interés inusual en la comida, las calorías, la nutrición o en cocinar

Temor intenso a subir de peso

Extraños hábitos o rutinas alimenticias, como por ejemplo, comer en secreto

Sentirse gordo incluso cuando se tiene bajo peso

Inhabilidad de calcular realísticamente el peso de su propio cuerpo

Esforzarse por lograr la perfección y ser muy autocrítico

Excesiva influencia del peso y forma del cuerpo en el autoestima de la persona

Depresión, ansiedad o irritabilidad

En las mujeres, períodos menstruales infrecuentes o irregulares

Usos de laxantes, diuréticos o píldoras para dieta

Enfermedades frecuentes

Usar ropa suelta para esconder la pérdida de peso

Hacer ejercicios compulsivamente

Sentir que uno no vale la pena o sentirse sin esperanzas

Retiramiento social

Los síntomas físicos que se desarrollan a lo largo del tiempo, incluyen: poca tolerancia al clima frío, cabello y uñas quebradizas, piel seca o amarillenta, anemia, estreñimiento, articulaciones hinchadas y un crecimiento de nuevo pelo fino sobre el cuerpo

Tratamiento

El tratamiento de la anorexia nerviosa es hacer que la persona reconozca que tiene una enfermedad. La mayoría de las personas que sufre este tipo de anorexia niega tener un trastorno alimentario y, con frecuencia, ingresan al tratamiento sólo cuando su afección es grave.

Los objetivos del tratamiento son primero restaurar el peso corporal normal y los hábitos alimentarios. Un aumento de peso de 1 a 3 libras por semana se considera una meta segura.

Se han diseñado muchos programas diferentes para tratar la anorexia. Algunas veces, la persona puede aumentar de peso:

•Incrementando la actividad social.

•Disminuyendo la actividad física.

•Usando horarios para comer.

Muchos pacientes comienzan con una estadía corta en el hospital y siguen en control con un programa de tratamiento diario.

Se puede necesitar una hospitalización más prolongada si:

•La persona ha perdido mucho peso, como estar por debajo del 70% de su peso corporal ideal para su edad y estatura. Para la desnutrición grave y potencialmente mortal, la persona puede requerir alimentación intravenosa o una sonda de alimentación.

•La pérdida de peso continúa a pesar del tratamiento.

•Se presentan complicaciones médicas, como problemas de frecuencia cardíaca, confusión o niveles bajos de potasio.

•La persona sufre una depresión grave o piensa cometer suicidio.

Origen de la anorexia

Su causa es desconocida, pero hay una serie de factores causantes de la anorexia que son una combinación de elementos biológicos (predisposición genética y biológica), psicológicos (influencias familiares y conflictos psíquicos) y sociales (influencias y expectativas sociales). La pérdida de peso conduce a la malnutrición, que a su vez contribuye a los cambios físicos y emocionales del paciente y perpetúa el círculo vicioso que se sintetiza en el modelo psicosocial de la anorexia nerviosa.

La vulnerabilidad biológica de la adolescencia y los problemas familiares y sociales pueden combinarse con un clima social determinado para originar la conducta alimentaria típica de los anoréxicos. La sociedad occidental está muy influenciada por la noción de que la obesidad es insana y poco atractiva, mientras que se percibe la delgadez como algo deseable.La mayoría de los niños prepúberes tiene conciencia de esta actitud social, y se calcula que cerca del 50 % de las niñas prepúberes siguen una dieta o adoptan medidas de control de su peso. Cerca del 95 % de los enfermos son mujeres. En zonas donde existe escasez de alimentos es prácticamente desconocida.

Aumento de peso

En los países en los cuales el tratamiento se realiza bajo internación, la realimentación es la primera intervención terapéutica. Luego, el propósito es ayudar al paciente a tolerar y mantener un peso normal. Esta es la estrategia preferida para los niños y adolescentes jóvenes, cuando la disminución ponderal afecta el crecimiento y desarrollo normales. La realimentación en el hospital puede exponer al enfermo a complicaciones como las infecciones y a una cultura "pro anoréxica" al acercarlo a otros pacientes con esta enfermedad. Una estrategia alternativa consiste en la aceptación temporaria del bajo peso si éste es estable y puede evaluarse con regularidad. Los pacientes y sus familiares deben responsabilizarse de la realimentación. Es recomendable brindar asesoramiento nutricional además de psicológico. El aumento ponderal será más lento en comparación con la estrategia anterior, pero se mantendrá más eficazmente. Además, esta estrategia permite evitar los riesgos iatrogénicos. De todos modos, el profesional debe tener acceso a los servicios de emergencias.

Diagnóstico

Dado que la paciente anoréxica no tiene conciencia de enfermedad y tiende a negar y ocultar sus síntomas y conductas es probable que no consulte por su propia voluntad y que su actitud no sea cooperadora. Por lo general son los padres quienes manifiestan preocupación y aportan información relevante. De ellos se puede obtener una descripción detallada de la conducta alimentaria de la hija, en que situaciones come, cual es su actitud en esos momentos, qué tipo de alimentos acepta, cuáles rechaza. También pueden haber observado sus ejercicios físicos y quizás han captado que oculta o vomita comidas.

El diagnóstico clínico de la anorexia nerviosa se basa en la clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM IV).

Rechazo a mantener el peso corporal por encima de un valor mínimo para su talla, edad y sexo. (Peso/talla menor 85% para la edad). Aunque el DSM IV sugiere un peso/talla menor 85% para la edad este criterio puede no ser han rígido. Si el adolescente cumple con todos los otros criterios de anorexia nerviosa y tiene un peso/talla de 90%, el diagnóstico de anorexia nerviosa aún puede ser hecho.

Miedo intenso a ganar de peso, incluso si éste está claramente por debajo de lo normal. Aunque los pacientes con anorexia nerviosa tienen por definición un peso por debajo de lo normal, ellos están convencidos que si dejan de hacer los esfuerzos para controlar su peso y actividad física se convertirán en obesos.

Alteración en la percepción de la imagen corporal. Los pacientes con anorexia nerviosa generalmente se ven a sí mismas o a partes de su cuerpo como muy gordas (muslos, abdomen, mamas o glúteos)

Ausencia de menstruación por más de 3 meses consecutivos en adolescentes post menarquia. Este criterio no es aplicable en adolescentes hombres.

Complicaciones

La disminución de la ingesta conduce a una desnutrición crónica que pone en marcha los mecanismos fisiológicos compensatorios frente a un ayuno prolongado-descenso del metabolismo basal y modificaciones hormonales, además de alteraciones cardiovasculares, renales, gastrointestinales, hematológicas y del sistema inmunológico (tabla 2). Estas últimas dependen de la duración y severidad de la restricción dietética, del grado de disminución del peso corporal y de la velocidad de disminución de peso. En general, descensos del peso corporal del 25% (P/T menor 75% para la talla) o un IMC menor P 5 de las curvas de Must et al conducen a estas manifestaciones.

Los exámenes de laboratorio de rutina incluyen electrólitos plasmáticos, gases venosos, glicemia y hemograma. En general los electrólitos plasmáticos están normales salvo en los casos de consumo de diuréticos o laxantes, cuando puede haber una hipokalemia con un aumento de bicarbonato. La hipoglicemia es frecuente en éstos pacientes pero es usualmente sintomática. El hemograma habitualmente presenta leucopenia que puede asociarse además a neutropenia, anemia y trompocitopenia. En pacientes con amenorrea por más de 6 meses es necesario solicitar un densitometría ósea con el fin de evaluar la presencia de osteopenia.

Trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son enfermedades crónicas que se caracterizan por el hecho de padecer alteraciones graves de la conducta alimentaria. Estas enfermedades pueden manifestarse a través de numerosos síntomas entre los cuales se encuentra la distorsión de la auto imagen corporal, el pánico a subir de peso y una serie de auto-lesiones que pueden llegar a producir graves secuelas. Los trastornos alimentarios más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, aunque también existen otros trastornos alimentarios menos conocidos como el trastorno por atracón.

La ansiedad que le provoca el hecho de estar con un peso superior al deseado le provoca al sujeto una ansiedad que se traduce en dejar de comer, provocarse el vómito, tomar laxantes, hacer regímenes aún estando por debajo del peso que le corresponde y en hacer todo lo que sea posible para seguir perdiendo peso de manera que la pérdida de peso y el terror a recuperarlo son las principales fuentes de preocupación de estos sujetos, su mundo gira alrededor de este hecho.

La alteración de la imagen corporal va seguida de los siguientes síntomas: Notable insatisfacción con el cuerpo y un rechazo a si mismo, negación de la delgadez aún siendo extrema delgadez, comentarios y quejas entorno a lo "gordo" que uno se siente, emociones y reacciones negativas sobre su cuerpo, esconder o disimular zonas del cuerpo que cree que son demasiado gordas, baja auto-estima ligada a la idea de sobre-peso, etc. El cuidado y el trabajo de la imagen corporal son de vital importancia tanto en la prevención como en el tratamiento de los trastornos alimentarios y es por esta razón que los expertos insisten en la importancia de su cuidado.

Manejo del riesgo físico

En el momento del diagnóstico es importante evaluar el nivel de riesgo físico. No existen indicadores seguros respecto del índice de masa corporal. Se informó que si el peso bajo logrado a fuerza de ayuno se mantiene estable, la muerte del paciente es infrecuente. En cambio, es más probable ante fluctuaciones rápidas o a causa del uso indebido de sustancias o métodos de purga. El tratamiento es obligatorio ante emergencias agudas en las cuales el paciente rechaza la atención. Esto incluye la internación forzosa en un hospital hasta que la vida del paciente no corra peligro. Una vez alcanzado este objetivo, la responsabilidad legal resulta menos clara.

En la práctica, los sujetos de alto riesgo generalmente aceptan ser tratados. Esto es especialmente posible si el profesional tiene experiencia en el manejo de la anorexia nerviosa y puede entablar una relación de cooperación con el paciente. El lugar apropiado de tratamiento no siempre es evidente, pero generalmente se prefiere evitar las instituciones psiquiátricas.

Consecuencias de los trastornos alimentarios

Por lo que se refiere a las consecuencias, las personas con trastornos de la conducta alimentaria suelen presentar una serie de alteraciones de tipo físico, cognitivo, conductual y aspectos psicopatológicos, que en ocasiones pueden ser los primeros signos que hacen sospechar la presencia del trastorno y otras veces, se manifiestan como consecuencia de la evolución del mismo (Caballero y Garcés de los Fayos, 2002).

Siguiendo el trabajo de Rubio y Sebastián (1999), en la Anorexia Nerviosa podemos encontrar las siguientes alteraciones:

Físicas: Índice de Masa Corporal (IMC) menor de 17,5 o pérdida de peso de origen desconocido, malnutrición secundaria, detención del crecimiento (en prepúberes), amenorrea, alteraciones dérmicas, aparición de vello (lanugo), piel seca y descamada, uñas y cabello frágiles, estreñimiento, hipotensión, bradicardia, arritmias, hipotermia, intolerancia al frío, acrocianosis distal.

Conductuales: Negación o nula conciencia de la enfermedad, dietas hipocalóricas sin grasas ni hidratos de carbono, alteraciones en las formas de comer, hiperactividad, aislamiento social, irritabilidad, aumento de las horas de estudio, conductas excesivas, ejercicio excesivo, se convierten en expertas en cuestiones dietéticas y se preocupan de que el resto de la familia esté bien alimentada.

Cognitivas: Pensamientos irracionales con relación a la comida, peso y figura, interés excesivo en su figura y el peso, no se aceptan como son. Anteponen el sentirse a gusto con su cuerpo a la opinión de los demás sobre su peso y figura. Evaluación errónea de las dimensiones de su cuerpo, pensamientos erróneos relacionados con los conceptos delgado o grueso, negación de las sensaciones corporales y no valoran la gravedad de su estado, resistiéndose a la recuperación.

Psicopatológicas: Síntomas depresivos, ansiedad, rasgos obsesivos, alteraciones del sueño, dificultades de aprendizaje y concentración.

En el mismo trabajo de Rubio y Sebastián (1999), también se detallan las alteraciones que se pueden encontrar en la Bulimia Nerviosa:

Físicas: Signo de Russell (callosidad en el dorso de las manos como consecuencia de los vómitos), vómitos y diarreas, subidas y bajadas de peso, hipertrofia de las glándulas parótidas, esofagitis, pérdida del esmalte dental, piorrea, edemas en las extremidades, debilidad muscular, calambres y parestesias, signos de malnutrición con indicadores inmunológicos y endocrinos, hipopotasemia y estreñimiento/distensión abdominal.

Conductuales: Conductas desordenadas, no sólo con la comida, sino en todas las áreas, conductas purgativas, periodos de ayuno entre crisis, formas de comer y frecuencia de comidas anormal, falta de habilidad para enfrentarse a problemas o situaciones estresantes, supeditación de sus conductas al estado de ánimo y condiciones ambientales, absentismo escolar o laboral/disminución de su rendimiento y robo de comida, dinero u otros objetos.

Cognitivas: Pensamientos erróneos en relación comida-peso y figura, conciencia de enfermedad pero ocultación por vergüenza, desconfianza hacia los demás y, a veces, un acercamiento pueril, razonamiento empobrecido y dificultades para concentrarse o prestar atención, baja autoestima tanto personal como física, fijación de metas por encima de su capacidad y preocupación excesiva por el peso y la figura.

Evaluacion de los trastornos alimentarios

La gravedad, complejidad y multicausalidad de estos trastornos obliga a reunir en su evaluación todos los datos relacionados con los distintos factores implicados en estos trastornos. Se ha de obtener información acerca de los factores genéticos y biológicos, psicológicos, cognitivos, familiares y socioculturales. Esta información se consigue a través de múltiples técnicas de evaluación e instrumentos que hagan referencia a los criterios diagnósticos de esos trastornos y a la presencia de psicopatología asociada al trastorno. Hay que realizar una exploración médica, una evaluación conductual para recoger la información del peso, conducta alimentaria, los métodos de control de peso empleados y la presencia de alteraciones en la imagen corporal, los niveles de ansiedad, depresión, déficit de habilidades sociales, baja autoestima, comportamiento obsesivo-compulsivo e impulsividad (Saldaña y Tomás, 1998).

Web grafía

http://es.wikipedia.org/wiki/Anorexia_nerviosa

http://salud.metropoliglobal.com/anorexia_causas.html http://my.clevelandclinic.org/es_/disorders/anorexia_nervosa/hic_anorexia_nervosa.aspx .http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000362.htm http://www.tuotromedico.com/temas/anorexia.htm http://escuela.med.puc.cl/paginas/ops/curso/lecciones/Leccion09/M3L9Leccion.html http://www.cbp-psicologos.com/anorexia-trastorno-por-anorexia.htmhttp://www.bulimarexia.com.ar/todo.html#notro http://www.dietafitness.com/trastornos-alimentarios-anorexia.html http://www.bago.com/BagoArg/Biblio/psiqweb516.htm a

 

 

Autor:

Melissa Gomez