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El sector energético en América Latina y el Caribe: retos y perspectivas integracionistas tipo ALBA

Enviado por Elizabeth Castillo


Partes: 1, 2, 3, 4, 5

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Metodología
  4. El sector energético mundial: situación actual
  5. Sector energético en América latina y el Caribe: principales potencialidades y dificultades
  6. Avances perspectivas integracionistas en el sector energético latino-caribeño: el ALBA, una alternativa viable
  7. Conclusiones
  8. Recomendaciones
  9. Bibliografía
  10. Anexos

Resumen

La situación energética mundial actual es el resultado de la combinación de diversas tendencias económicas, políticas, tecnológicas, sociales y ambientales, que confluyen en un complejo panorama de crisis y ajustes caracterizado en los últimos años por una inestabilidad en los precios, sobre todo en los hidrocarburos y especialmente en el petróleo

El elevado consumo del petróleo como principal fuente de energía está concentrado en los centros de la economía mundial. Son estos los que a causa de su creciente nivel de producción industrial requieren cada vez más recursos energéticos, lo que ha desencadenado una lucha constante y cruel por obtenerlos a costa de cualquier precio. Los países menos avanzados han jugado un papel pasivo y permisivo frente al saqueo que han hecho las empresas transnacionales de sus recursos energéticos y hasta parte de ellos han llegado a apoyar las absurdas estrategias que buscan suplir la escasez de petróleo.

Para hacerle frente a esta compleja situación, el desarrollo de la cooperación energética regional constituye una alternativa necesaria y viable que permita a su vez contribuir al desarrollo socio-económico regional. El sector energético latinoamericano ofrece amplias posibilidades para convertirse en ese factor de cambio y de colaboración entre los países de la región en el marco de la integración de nuevo tipo que actualmente vive representado en la Alternativa Bolivariana para las Américas.

SUMARY

The current world energy situation is mainly the result of the combination of diverse economic trends, political, technological, social and environmental, that converge in a complex crisis panorama and adjustments characterized in the last years by an uncertainly in the prices, in the hydrocarbons and especially in the petroleum

The high consumption of the petroleum like main energy source is concentrated in the centers of the world economy. Those require more and more energy resources because of their growing level of industrial production what has unchained a constant and cruel fight to obtain them to coast of any price. The less advanced countries have played a passive and permissive paper in front of the looting that have made the transnational companies of their energy resources and until part of them they have ended up supporting the absurd strategies that look for to replace the shortage of petroleum.

To make him in front of this complex situation, the development of the regional energy cooperation constitutes a necessary and viable alternative that allows in turn contributing to the regional socio-economic development. The sector energy Latin American offers wide possibilities to become that factor of change and of collaboration among the countries of the region in the mark of the integration again type that at the moment lives represented in the Alternative Bolivariana for the America.

Introducción

El sector energético influye de manera estratégica en el desarrollo socio-económico de un país. Este sector incluye la extracción de crudo y gas, la refinación, la petroquímica, y la generación de electricidad. Los productos derivados de estos procesos se utilizan como insumos de otras industrias, de ahí la forma decisiva en que influye este sector para el desarrollo de otras ramas de la economía de un país. Además, las industrias energéticas usan en forma masiva bienes y servicios de otras ramas de la economía, con lo que se fortalece el mercado interno. En la actualidad, ninguna actividad económica moderna puede subsistir o competir sin el suministro de energía. Por esta razón, la posesión de las principales reservas mundiales de petróleo constituye un factor decisivo que ha motivado a lo largo de la historia el desarrollo de conflictos bélicos cuyo objetivo fundamental ha sido apropiarse de los principales recursos energéticos de los países que cuentan con ellos.

El mundo actual se caracteriza por el consumo indiscriminado de las fuentes no renovables de energías (petróleo, gas y carbón), siendo Estados Unidos el mayor consumidor de petróleo a nivel mundial, debido fundamentalmente al uso irracional que en esta sociedad de consumo se le da a este recurso energético. Además existen otros países como China que por el proceso de desarrollo en que se encuentran han incrementado de manera significativa su demanda de energía, lo cual ha influido también en el alto consumo energético mundial. El consumo desproporcionado de energía motivado por las propias empresas transnacionales y las grandes potencias que dominan la economía ha traído graves consecuencias para los más desfavorecidos, siendo los países subdesarrollados los más afectados.

El agotamiento de las fuentes no renovables de energía se ha hecho inminente en la actualidad y la preocupación por la búsqueda de fuentes alternativas ha crecido, lo que ha dado lugar a un papel más relevante de programas como es el caso de los biocombustibles, opción ésta que tiene como principal promotor a Estados Unidos aunque su uso se ha extendido a otras regiones como la Unión Europea, donde la producción se ha incrementado, así como en China y la India. La región latinoamericana desempeña el papel de productor y proveedor de los países industrializados para satisfacer su consumo, en contraste con las nefastas consecuencias que esto puede traer, lo que agrava el problema de la crisis alimentaria. Con el aumento en el uso de los biocombustibles los precios de los alimentos básicos se ven incrementados, lo cual afecta de manera directa y con mayor fuerza a las poblaciones que sufren de pobreza e inseguridad alimentaria.

Entre los atractivos energéticos de América Latina y el Caribe cabe señalar que la región en su conjunto es exportadora neta de hidrocarburos. En esta zona se localiza una parte importante de las reservas mundiales de petróleo con un gran peso en la producción del crudo que se extrae a nivel internacional, contando además con reservas de gas y carbón mineral, estas últimas suficientes para más de dos siglos de explotación y abundantes recursos renovables, como la hidroenergía de la que cuenta con casi 23% del potencial mundial.

En los últimos 30 años la región ha sido considerada como un área estratégica sobre todo para Norteamérica, debido a la cercanía geográfica y a la mayor estabilidad política en comparación con otras regiones exportadoras del área subdesarrollada. Esto ha movido a las grandes corporaciones transnacionales que han saqueado los recursos del sector energético latinoamericano con la anuencia de sus gobiernos y oligarquías nacionales obteniendo cuantiosas utilidades sin que la región reciba a cambio lo que por derecho le corresponde y aumentado la dependencia tecnológica y económica.

Sin embargo, América Latina y el Caribe se caracteriza por presentar un serio desequilibrio en el sector energético: una desigual distribución geográfica de los recursos energéticos, asimetrías en los niveles de desarrollo tecnológico y de infraestructura para la explotación y procesamiento de los mismos y diferencias en los intereses gubernamentales. A pesar de contar con grandes reservas de hidrocarburos, una gran parte de la población no tiene acceso a los servicios de electricidad, lo que se evidencia fundamentalmente en los sectores rurales y suburbanos.

En los últimos años la región latino-caribeña ha experimentado cambios favorables de gran relevancia en el enfoque que algunos gobiernos le han dado a las políticas públicas energéticas. El Estado ha venido desempeñando un papel protagónico, devolviendo los principales recursos energéticos a manos de la población a través de nacionalizaciones que se han llevado a cabo en países como Venezuela y Bolivia, con el fin de hacer un uso autónomo, soberano y racional de éstos.

En medio de esta compleja situación, el desarrollo de la cooperación energética regional continúa siendo una alternativa necesaria y viable para enfrentarla y a su vez contribuir al desarrollo socio-económico regional. Aunque existe una trayectoria reconocida en este campo, el marco de la integración de nuevo tipo ofrece nuevas alternativas que consolidan el proceso mismo y permite obtener los beneficios de la explotación y uso de los recursos energéticos a favor de la región, así lo demuestran los principales logros alcanzados hasta el momento.

Teniendo en cuenta los elementos anteriormente expuestos, planteamos como problema científico la siguiente interrogante:

¿Cuáles son los retos y perspectivas integracionistas tipo ALBA en el sector energético de América Latina y el Caribe?

El objetivo general de la investigación es el siguiente:

Analizar los retos y perspectivas integracionistas tipo ALBA en el sector energético de América Latina y el Caribe.

Para dar cumplimiento al objetivo general se establecen los siguientes objetivos específicos:

  • Caracterizar el sector energético a nivel mundial.

  • Caracterizar el sector energético latinoamericano.

  • Conocer los avances de la integración energética latino-caribeña.

  • Determinar el papel del proceso integracionista tipo ALBA en el desarrollo del sector energético en América Latina y el Caribe.

  • Explicar los principales logros alcanzados por la integración energética tipo ALBA.

Por tanto hemos formulado la siguiente hipótesis de investigación:

América Latina y el Caribe cuentan con abundantes recursos energéticos que han sido explotados por empresas transnacionales con el beneplácito de sus gobiernos sin que la región reciba los beneficios que le corresponden. La integración energética regional tipo ALBA es una de las alternativas para enfrentar la crisis del sector y las nuevas estrategias transnacionales, además de contribuir al fortalecimiento de la soberanía y seguridad energética y al desarrollo socio-económico de la región.

Estructura de la investigación

La investigación está compuesta por tres capítulos en donde se tratan los objetivos propuestos. En el primer capítulo se expone lo relacionado con la situación actual del sector energético a nivel mundial refiriéndose a la demanda y oferta de hidrocarburos a nivel mundial, haciendo énfasis en el petróleo destacando aspectos como el comportamiento histórico de los precios de esta fuente de energía, así como los conflictos bélicos que se han desatado por la posesión de este recurso energético. Se tienen en cuenta también aspectos relevantes relacionados con las reservas, demanda y consumo de otros recursos energéticos como el gas y el carbón y el papel que en la actualidad desempeñan los biocombustibles como fuentes alternativas de energía. Finalmente de la misma manera se analiza el lugar y papel de las empresas transnacionales en el sector.

En el segundo capítulo, se abordan las principales potencialidades y dificultades del sector energético en América Latina y el Caribe, haciéndose referencia al petróleo como principal fuente de energía, sin dejar de mencionar los recursos gas y carbón y el papel de los biocombustibles en la región. Se hace un análisis del papel del Estado y las políticas energéticas en América Latina y el cambio de enfoque de las mismas en algunos países de la región como Venezuela y Bolivia. Igualmente se analiza el desempeño que han tenido las empresas transnacionales energéticas en la región.

El tercer capítulo y final se refiere en un primer momento a los acuerdos de cooperación e integración energética en América Latina y el Caribe liderados fundamentalmente por potencias extra-regionales. Se hace un análisis de la integración en el sector energético en el marco de procesos integracionistas propiamente latinoamericanos con enfoque neoliberal. Finalmente se expone lo relacionado con un nuevo tipo de integración energética haciendo referencia a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y sus proyectos en este campo como Petroamérica.

Metodología

La investigación se realizó utilizando el método teórico a través del análisis y síntesis del sector energético mundial y latinoamericano; y a través de la inducción con la recopilación de datos y el método empírico a través del análisis de documentos que nos proporcionaron la información necesaria para la investigación.

CAPÍTULO I.

El sector energético mundial: situación actual

El sector energético posee un gran potencial económico, es un sector crucial y estratégico para el desarrollo socio-económico de cualquier país o región. Su relevancia radica en que se extiende desde la extracción de crudo y gas hasta la refinación, la petroquímica y la generación de electricidad, los productos de estas industrias son insumos de otras, y, así, se va formando una gran cadena de valor económico. Por ejemplo, para la industria del acero o del cemento, el costo de los energéticos que necesita es muy alto y esta hace encarecer el precio final. Además, las industrias energéticas usan en forma masiva bienes y servicios de otras ramas de la economía, con lo que se fortalece el mercado interno. En la actualidad, ninguna actividad económica moderna puede subsistir o competir sin el suministro de energía.

La principal fuente no renovable de energía en el mundo actualmente es el petróleo, también se utilizan el gas, el carbón y el uranio pero en una proporción mucho menor, de ahí la importancia de este recurso para el desarrollo industrial de acuerdo a la tecnología actual. La industria, la electricidad, el transporte, la construcción, el turismo, la agricultura, la pesca, la ganadería, la minería, etc., son muy dependientes del petróleo, que también ha contribuido a los notables adelantos experimentados en medicina, al utilizarse en la producción de medicamentos, en el desarrollo de infraestructuras sanitarias como hospitales y ambulancias, y hasta en la construcción de las carreteras por donde circulan éstas, en fin, el petróleo está presente en los procesos de fabricación de prácticamente todos los bienes de uso común básicos en nuestro modo de vida actual, tanto en forma de energía como de materia prima.

No debe sorprender que, si el funcionamiento de la sociedad depende en tal medida del petróleo, cualquier incremento en su precio genere procesos inflacionarios que finalmente acaben por extenderse a todos los sectores económicos y por afectar a las economías de todos los países, golpeando primero y en especial a las de los más débiles.

Ahora bien, el elevado consumo del petróleo como principal fuente de energía está concentrado en los centros de la economía mundial. Son éstos los que a causa de su creciente nivel de producción industrial requieren cada vez más recursos energéticos, lo que ha desencadenado una lucha constante y cruel por obtenerlos a costa de cualquier precio. Por su parte, los países menos avanzados han jugado un papel pasivo y permisivo frente al saqueo que han hecho las empresas transnacionales de sus recursos energéticos y hasta parte de ellos han llegado a apoyar las absurdas estrategias que buscan suplir la escasez de petróleo.

  • Escenario energético mundial

La situación energética mundial actual es el resultado de la combinación de diversas tendencias económicas, políticas, tecnológicas, sociales y ambientales, que confluyen en un complejo panorama de crisis y ajustes caracterizado en los últimos años por una escalada de precios, sobre todo en los hidrocarburos y especialmente en el petróleo.

La elevación de los precios del petróleo desde comienzos de este siglo, ha reforzado el cuestionamiento del modelo energético basado en los combustibles fósiles (petróleo, carbón mineral y gas natural). Los límites de este modelo vigente se han observado tanto en el orden económico (altos precios de la energía), como en el plano social (inequidad y pobreza energética) y ambiental (implicaciones adversas para el entorno).

En pleno siglo XXI, persiste un modelo energético asimétrico y excluyente con consecuencias negativas para las poblaciones más pobres del planeta, que no tienen acceso a los combustibles modernos para cubrir sus necesidades básicas, de igual manera, resulta extremadamente limitado el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables y existen enormes reservas no utilizadas de ahorro y eficiencia energética.

La inequidad en el acceso a la energía se evidencia en el hecho de que los cerca de mil millones de personas que viven en los países desarrollados consumen alrededor de la mitad de la energía primaria total, mientras que dos mil millones de personas pobres – residentes en países subdesarrollados – no tienen acceso a fuentes de energía sostenible. En las regiones subdesarrolladas, América Latina y el Caribe y el Medio Oriente muestran un nivel de cobertura de electricidad que supera el 89% de sus poblaciones, mientras que en África, sólo el 34% de la población total tiene acceso a la misma, lo que resulta ciertamente preocupante.

Según las últimas estadísticas disponibles, los combustibles fósiles representan alrededor del 80% del consumo global de energía primaria, distribuidos de la siguiente forma: petróleo, del 33% al 35%; carbón, 24% y gas natural, 21%. El consumo restante está repartido entre las fuentes renovables (17%) y la energía nuclear cerca del 6%. El porcentaje de las fuentes renovables se divide a su vez entre las tradicionales de la biomasa (9%), la hidroelectricidad a gran escala (6%) y las llamadas nuevas fuentes renovables con apenas 2%. (Anexo 1)

También son evidentes las grandes disparidades en cuanto al acceso de los distintos países a la energía comercial. Aunque el consumo percápita de energía a nivel mundial es de 1.6 toneladas de petróleo, en países como Estados Unidos este indicador alcanza las 7.9 toneladas, y un total de 2298 millones de toneladas, en la Unión Europea el consumo percápita es de 3.7 toneladas y en Japón 4 toneladas, mientras que en el conjunto de países subdesarrollados el promedio es de apenas 0.6 toneladas. (Anexo 2)

  • Dinámica del consumo y la oferta de energía

La composición del balance de energía comercial en el mundo durante los últimos 30 años ha mostrado variaciones en dependencia, básicamente del comportamiento de los precios internacionales de los hidrocarburos. Se pueden identificar tres períodos fundamentales:

  • Período entre 1973-1985. Durante este período los precios del petróleo se caracterizaron por ser elevados, lo que produjo una reducción de la participación del petróleo en el balance mundial de energía comercial al pasar de 48% a 39%, como resultado de la sustitución petrolera por fuentes alternativas, principalmente la energía nuclear y el gas natural.

  • Período entre 19852000. En este período predominaron niveles de precios relativamente estables y moderados. La sustitución petrolera se estancó, el gas natural fue la fuente más dinámica – en los países subdesarrollados, al disminuir los precios, la proporción del petróleo aumentó de 35% a 40%, acompañado de un aumento paralelo del gas natural de 10% al 14% -, el carbón fue la fuente que más retrocedió

  • Período entre 2000-2005. Es un período de altos precios en el que se destaca un retroceso del petróleo, así como una recuperación del carbón, sobre todo en países subdesarrollados de Asia (China e India). El consumo de petróleo en los países subdesarrollados pasó de 40% a 33%. En los países industrializados, la participación de las principales fuentes de energía comercial se mantuvo prácticamente igual.

Según la opinión de organismos dedicados al estudio de la energía, los combustibles fósiles continuarán siendo en las próximas décadas la fuente dominante de energía primaria a nivel global contribuyendo en un 83% al incremento de la demanda total de energía entre el 2004 y 2030. El petróleo continuará representando más del 30% de la matriz energética mundial, seguido por el carbón y el gas.

  • Petróleo

El petróleo es el combustible más comercializado – 60% del petróleo producido se comercializa internacionalmente- lo que produce que el comportamiento de sus precios tenga un impacto significativo en el comercio y las finanzas internacionales. Igualmente, esta fuente no renovable de energía es el principal componente del balance energético comercial global. Por regiones, representa el 40% del consumo de Norteamérica, el 32% de Europa y Asia y el 53% de Oriente Medio. En otras regiones geográficas el peso energético del petróleo es el siguiente: Sudamérica y América Central 44%, África 41%.

El petróleo apareció en el siglo VIII cuando las calles de Bagdad fueron pavimentadas con alquitrán derivado del petróleo por medio de destilación destructiva. En el siglo IX se llegaron a explotar campos petroleros en el área cercana a Bakú, en Azerbaiyán, para producir nafta. Estos campos fueron descritos por al-Masudi en el siglo X, y por Marco Polo en el XIII, que calificó a la producción de esos pozos petrolíferos como de cientos de naves. El petróleo también fue destilado por al-Razi en el siglo IX, produciendo compuestos químicos como el keroseno en el alambique. Este producto fue utilizado para la iluminación gracias a la invención paralela de las lámparas de keroseno, dentro de la industria de las lámparas de aceite.

La Revolución Industrial generó una necesidad cada vez mayor de energía, la cual se abastecía principalmente de carbón. Por otro lado, se descubrió que el keroseno podía extraerse del petróleo crudo, y que podía utilizarse como combustible. El petróleo comenzó a tener una fuerte demanda, y para el siglo XX se convirtió en una de las principales materias primas del comercio mundial. A la llegada del siglo XX, la producción de crudo del Imperio Ruso, que procedía casi íntegramente de la península Abseron, representaba la mitad de la producción mundial y dominaba los mercados internacionales. En 1884 ya se habían puesto en marcha casi 200 pequeñas refinerías en los suburbios de Bakú. Por otro lado, y como efecto secundario de este temprano desarrollo de la industria petrolera, la península de Abseron emergió como uno de los casos más antiguos y graves a nivel mundial de negligencia medioambiental. En 1878, Ludvig Nobel y su compañía Branobel revolucionaron el transporte de crudo mediante la fabricación y puesta en funcionamiento del primer petrolero en el mar Caspio.

En el primer cuarto del siglo XX los Estados Unidos superaron a Rusia como productor de petróleo más grande del mundo. Por la década de l920, ya se habían puesto en funcionamiento campos petrolíferos en muchos países del mundo, incluyendo Canadá, Polonia, Suecia, Ucrania, Estados Unidos y Venezuela. En 1947, la compañía Superior Oil construyó la primera plataforma petrolífera marítima en la costa de Louisiana, en el Golfo de México. Durante la década de los años 60, compañías multinacionales tales como Mobil, BP y Shell tuvieron acceso a más del 80% de las reservas globales de gas natural y petróleo.

En la actualidad la industria petrolera se estructura en cinco secciones, Upstream (exploración, desarrollo y producción de crudo y gas natural), Downstream (buques, refinerías, vendedores, detallistas y consumidores), transporte por oleoducto, transporte marino y proveedor y servicio.

1.1.1.1.1. Demanda mundial de petróleo

El consumo actual en el mundo es de 76 millones de barriles diarios y de ellos un poco más de 30 millones son extraídos por los miembros de la OPEP. Se estima que la humanidad ha consumido en tan sólo cien años aproximadamente la mitad del petróleo que se había ido formando a lo largo de millones de años bajo el subsuelo de diferentes áreas de nuestro planeta. Por ello, la generación de comienzos del siglo actual, habrá de enfrentarse al momento en que se alcanzará la cumbre de la producción mundial de petróleo, a partir del cual su disponibilidad comenzará a decaer.

Se estima que en el período 2005 al 2030 la demanda primaria de petróleo crecerá a un promedio anual de 1,3% superando los 116 millones de barriles diarios en el 2030, en comparación a los 84 millones de barriles demandados en el 2005. Más del 70% de este incremento provendrá de países en desarrollo, con promedio anual de 2,5%, donde China e India son los países que registrarán los mayores incrementos. La demanda de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), se incrementará apenas en 0,6% promedio anual.

El sector transporte será el de mayor incidencia en el incremento de la demanda petrolera. En los países de la OCDE este sector contribuirá al incremento de su demanda en un 63%. La mayor parte del incremento de la energía en sectores distintos al transporte será cubierto por el uso del gas y del carbón, energías renovables y electricidad. En el caso de los países no miembros de la OCDE el petróleo será también el principal impulsor de la demanda, pero los otros sectores, especialmente la industria, también tendrá un peso preponderante en el incremento de la demanda.

La demanda energética de los países desarrollados es muy superior a su oferta, lo cual implica que su creciente consumo sea abastecido por países en desarrollo. La mayoría de las proyecciones sobre el consumo de combustible coinciden en señalar que todas las regiones importadoras netas de este recurso energético incrementarán su consumo en las próximas dos décadas.

El principal consumidor de petróleo es Estados Unidos con el 24% del total mundial y con una proyección de consumo para el año 2030 de 25%. La Unión Europea es el segundo consumidor mundial, en el año 2007 registró un 19% del total mundial del consumo y sólo participa del 4.5% de la producción mundial y posee 0.7% de las reservas probadas, sin embargo tiene 16% de la capacidad mundial de refinación del crudo. China ocupa un lugar importante en el consumo de petróleo, haciendo el análisis por países sin tener en cuenta a la Unión Europea, tiene el segundo lugar al consumir el 9% del total mundial, mientras Japón se posiciona en el tercer lugar con el 6%.

El petróleo consumido por la Unión Europea se importa fundamentalmente de dos países europeos, Noruega y Rusia, que en conjunto proveen 45% del consumo europeo. Los países de la OPEP proveen el 25%, dentro de los cuales Irak provee poco más del 3%. Las reservas petroleras de la Unión Europea podrían producir 25 años. A los niveles actuales de consumo, estas podrían durar un tiempo aún menor.

Los países asiáticos, principalmente China e India son los que tendrán las mayores tasas de crecimiento en el consumo de petróleo en las próximas décadas. Las importaciones netas de energía, en proporción del consumo total de energía, han aumentado en gran parte de Asia-Pacífico y algunos países lo han hecho de manera importante. La demanda asiática de energía puede crecer aún más en el futuro, pues el consumo percápita de los países asiáticos en desarrollo es tan sólo de 1.7 barriles, (China registra menos de 1.6), mientras los países del G-7 consumen actualmente 18.6 barriles de petróleo percápita (Japón consume16 y Estados Unidos más de 25).

Según la Agencia Internacional de Energía, el incremento sería mayor en los países emergentes de Asia, donde las importaciones pasarían de un nivel de 48% en 2004 a 73% en 2030. En los países de la OCDE, Europa es la región cuya dependencia de las importaciones crecerá mas rápidamente, al pasar de un nivel de 58 a 80%, debido tanto a un incremento de la demanda como a una disminución de la producción total. La OCDE en su conjunto importará dos tercios de sus necesidades en el 2030, en comparación al nivel de 56% registrado en el 2007. Se prevé una concentración de la oferta en los países del Medio Oriente, región altamente vulnerable en términos geopolíticos.

El considerable crecimiento de las economías asiáticas ha dado lugar a una mayor demanda de energía en esta región. China e India han dado cuenta de alrededor del 40% del crecimiento de la demanda mundial de petróleo desde 1990. El consumo de petróleo en China, ya el segundo del mundo, se sitúa en 7,6 millones de barriles diarios y sigue creciendo, así como el de India. El conjunto de Asia fue responsable de aproximadamente 75% de dicho aumento de la demanda mundial. (Anexo 3).

América Latina por su parte, consume sólo el 5% del petróleo del total mundial y se proyecta para el año 2015 un casi imperceptible incremento de 0.6%. Para 2030 se estima que el consumo petrolero de la región alcanzará un 7%.

1.1.1.1.2. Las perspectivas de oferta y reservas de petróleo en el mundo

Después de la guerra en el Golfo Arábigo-Pérsico en 1990-1991 se abrió un nuevo período en las relaciones entre los principales productores y consumidores de petróleo, que favorece sobre todo a los países petroleros con grandes reservas de crudo, a las grandes compañías petroleras y a los principales importadores de este producto, es decir, países altamente industrializados.

El lugar reservado para los países subdesarrollados importadores de petróleo en este contexto ha sido totalmente marginal y dependiente. Estos países sólo han recibido los efectos de lo que acontece en el mercado, como resultado de la acción -muchas veces concertada- de los mayores exportadores de crudo, las grandes compañías transnacionales y los principales consumidores de hidrocarburos del mundo industrializado. De mantenerse estas tendencias, es de esperar una marginación aún mayor de amplios sectores de la población del tercer mundo, que ya enfrentan serias limitaciones para acceder a la energía requerida para satisfacer las necesidades más elementales.

En cuanto a la oferta petrolera, el Medio Oriente y los países del norte de África continuarán albergando el 62% de las reservas, de los veinte países con mayores reservas petroleras, siete están ubicados en dicha región. Las reservas probadas, incluso el petróleo no convencional pueden sostener los actuales niveles de producción por un período de 42 años, estas se han incrementado continuamente durante los últimos años, en términos de volumen, pero han permanecido relativamente estables en la relación reservas-producción. (Anexos 4 y 5).

Las tres zonas que concentran la producción mundial son Oriente Medio, la antigua Unión Soviética y Estados Unidos; en torno al 70% del crudo del mundo procede de ellas. Sin duda, la región más importante es la de Oriente Medio. Arabia Saudí, con casi el 12% de la producción total, es el mayor productor del mundo. La Organización de Países Exportadores de Petróleo, tiene un importante papel en la producción de petróleo. El grupo produce aproximadamente el 40% de la demanda mundial que sobrepasa los 86 millones de barriles diarios, y aporta casi dos de cada tres barriles del crudo que se comercializa internacionalmente.

Estados Unidos, pese a beneficiarse de una producción muy alta, le resulta insuficiente para satisfacer su consumo interno, siendo así uno de los principales importadores de petróleo, además de utilizar estrategias bélicas como método para obtener este recurso. La tercera zona en la discordia, los territorios que formaban la antigua URSS, extrae suficiente crudo como para cubrir sus necesidades e incluso para exportarlo, sin embargo, no hay que olvidarse de otros países clave en el mapa del oro negro: Venezuela, México y China. Cada uno aporta casi el 5% de la producción mundial.

América Latina y el Caribe concentran cerca del 11% de las reservas probadas de petróleo a nivel mundial. Sin embrago sólo Venezuela y México concentran cerca del 80% de las reservas de la región, mientras que Brasil, Ecuador, Argentina y Colombia participan del resto. Brasil concentra importantes reservas de petróleo, la tercera de la región, pero el país es uno de los grandes consumidores mundiales. Se estima que el consumo se incrementará a una tasa promedio anual de 2,4% hasta el año 2025 y su gran reto es poder autoabastecerse.

En el año 2006 quedaban en el mundo entre 990.000 millones y 1,1 billones de barriles de crudo por extraer. Esto significa que al ritmo actual de consumo mundial estas reservas se agotarían hacia el año 2043, fecha que podría ser más cercana si el consumo de energía aumentara, como se prevé que ocurra por parte de los países en vías de desarrollo. Sin embargo, estas previsiones no incluyen el hallazgo de nuevos pozos o la posibilidad de extraer petróleo de zonas naturales y, por lo tanto, no perforables.

En cuanto a la producción tanto de petróleo crudo, líquidos de gas natural (LGN) y petróleo no convencional, los países de la OPEP incrementarán su producción, así como su participación mundial pasando de un nivel actual de 40% a 48%. El incremento de la producción petrolera en estos países se explica porque poseen vastos recursos y sus costos de producción son generalmente más bajos. Arabia Saudita continuará siendo el mayor productor de petróleo crudo y LGN y es el país donde tendrán lugar los mayores incrementos. De igual forma, habrá aumentos importantes en Irak, Irán, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Libia y Venezuela. (Anexo 6).

En promedio, la producción petrolera de los países no miembros de la OPEP también se incrementará, aunque a un ritmo menor. En el largo plazo, sólo Rusia, Asia Central, América Latina y el África Subsahariana, lograrán un incremento significativo en la producción de petróleo convencional.

1.1.1.1.3 Los precios del petróleo

El precio del petróleo sigue siendo una variable clave en el funcionamiento de la economía mundial debido, entre otras cosas, a que este producto es el más comercializado a nivel internacional, tanto en términos de volumen como en términos de valor.

La razón principal de la subida de precios del petróleo hay que buscarla en el tradicional juego de la oferta y la demanda. Al tratarse de una energía agotable cuyo consumo es más intenso en momentos de "boom" económico, la demanda presiona sobre la oferta y sube los precios. A la ley del mercado hay que añadirle la presión de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)[1], que reducen o aumentan la producción de crudo según sus intereses. Y para complicar más la comprensión del mercado de este combustible, resulta fundamental seguir de cerca la fluctuación del dólar: en esta moneda cotiza el crudo y con ella se expresa el valor del barril. En los momentos de crisis económica y en los períodos de guerra es cuando más se evidencia la fluctuación de los precios del petróleo.

Un ejemplo de esto lo constituyen los altos precios del petróleo que se manifestaron en el período de 1973-1985. El alza de precios de comienzos de los años 70, decretada por la OPEP y dirigida a recuperar parte de la renta petrolera que hasta ese momento pasaba a las arcas de las empresas transnacionales y de los gobiernos de los países industrializados, estremeció las estructuras neocolonialistas y sentó un justo precedente en la lucha del Tercer Mundo por su independencia económica. Los principales consumidores mundiales de hidrocarburos, o sea, los países industrializados se ajustaron con gran rapidez a la nueva situación, transfiriendo los altos precios de la energía al exterior por la vía de las exportaciones.

Los principales productores del Tercer Mundo, agrupados en la OPEP, acumularon grandes excedentes financieros, los cuales fueron reciclados en gran medida hacia los países industrializados para asegurar una colocación rentable en los mercados financieros internacionales. Consecuentemente, esos recursos lejos de coadyuvar al desarrollo de las economías de los países subdesarrollados exportadores de petróleo, como se esperaba, contribuyeron a la abundancia de capitales existente en la segunda mitad de la década del 70, lo cual aceleró el proceso galopante de endeudamiento externo del Tercer Mundo, que alcanzó su mayor dinamismo en ese período.

Para las naciones subdesarrolladas importadoras de hidrocarburos, el alza de los precios del petróleo tuvo un impacto sumamente negativo, que se adicionó al ya preocupante deterioro de los términos de intercambio con los países industrializados.

Ante esta situación, los países subdesarrollados importadores netos de hidrocarburos optaron, en la medida de sus posibilidades, por la explotación de las reservas petroleras nacionales y, en algunos casos, por el desarrollo de otras fuentes energéticas. Estos programas fueron financiados en parte con préstamos externos, obtenidos en aquella época con relativa facilidad, los cuales se tradujeron en más elevados niveles de endeudamiento de estas economías.

Estas tendencias, sin embargo, comenzaron a sentirse con mayor fuerza después de la escalada de precios ocurrida en 1979-81, también conocida como segundo " shock" petrolero. Esta nueva elevación de precios se explica, en gran medida, por la interrupción temporal de la oferta petrolera internacional, derivada de la convulsión política en el Medio Oriente durante esos años.

En los países altamente industrializados, principales consumidores de hidrocarburos, la demanda de petróleo, después de crecer a un ritmo promedio anual de 7.5% en 1966-73 y de 0.5% en 1973-79, se redujo en más de un 3% en el período 1979-85.

La sobreoferta creada por el aumento de la producción petrolera fuera de la OPEP, en condiciones en que el consumo mundial de hidrocarburos registraba una marcada tendencia decreciente, aceleró el deterioro de las posiciones de esta Organización en los mercados internacionales, a pesar de sus esfuerzos por mantener el control de dichos mercados. Entre 1979 y 1985 el aporte de la OPEP a la producción mundial de petróleo cayó de casi 50% a 30%, mientras que en las exportaciones mundiales de crudo la reducción fue de 88% a 64%. Esta pérdida de terreno se tradujo en una acelerada disminución de sus ingresos petroleros, cuyo monto en 1985 fue menos de la mitad del registrado en 1980.

Entre 1987 y 1997 los precios oscilaron entre 17 y 20 dólares por barril, antes de desplomarse en más de un 30% en 1998. Los precios relativamente bajos, que predominaron durante la mayor parte del período 1986-98, afectaron en sentido general a todos los productores de crudo, pero el grado de afectación varió en función de las condiciones de producción y de la dependencia en que se encuentran esas economías de los ingresos petroleros.

A partir del segundo trimestre de 1999 se dejaron de sentir los efectos de una elevación considerable en los precios del petróleo, los cuales llegaron después de caer en unos 13 dólares por barril en 1998, pasaron a unos 18 dólares por barril en 1999 y se ubicaron en torno a los 27 dólares por barril, como promedio, en el 2000. En ocasiones, durante ese último año, los precios llegaron a superar los 35 dólares. Este incremento de precios se explica por una combinación de factores entre los que cabe mencionar el recorte productivo adoptado por la OPEP y otros productores de crudo.

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