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Significado de la historia (página 3)

Enviado por martin soria


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El padre, ha de fijar su fe en los valores absolutos de la incondicionalidad, la justicia y el cumplimiento, pero son los hijos quienes deben realizar estos valores al unirse con los padres.

El curso de Jacob comienza con Adán, y desde Adán hasta Noé pasan 1600 años (cuatro periodos de 400 años) y 10 generaciones. Este periodo, fue un periodo de separación entre familias, tribus, y culturas; separación y sufrimiento por la ignorancia de los valores absolutos y por compartir valores egoístas, preferencias personales, individualidades fragmentarias. Pero fue un tiempo necesario para crear la necesidad de un ideal absoluto, único y eterno.

Abraham tenía 75 años cuando sale de la casa de su padre y 115 cuando ofrece a su hijo Isaac, lo que hace un tiempo de 40 años. (Periodo de separación y fe personal)

De Noé hasta Abraham pasan también 10 generaciones y 400 años. Este es un tiempo de fe, un tiempo en el que los descendientes de Sem, se mantienen unidos en la Fe de Noé. Desde que Abraham sale de Harán hasta que Jacob compra su primogenitura pasan 120 años de unidad familiar. A partir de ese momento se dividen Esaú y Jacob durante 40 años, hasta que Isaac bendice a Jacob. En ese momento, Jacob debe huir a la casa de su tío Labán y pasar allí 21 años cautivo, divididos en tres periodos de 7 años. 7 años trabajando por Raquel, pero Labán le entrega a Lea, a quien Jacob recibe pero no acepta como única esposa, y le propone a su tío trabajar 7 años más por Raquel y 7 años para adquirir ganado. Jacob cumple su tiempo y se escapa de la casa de su tío Labán sin despedirse de él, lo que enfureció a Labán. Además, le desaparecieron unos dioses que él tenía y por eso lo persiguió para castigarlo. Pero en sueños, su tío recibe la revelación de que Jacob había sido justo con él y cuando lo alcanzó le dijo a Jacob: "si me hubieras avisado de que te ibas, te habría hecho una fiesta. Labán lo bendijo. Esta unión con Labán facultó a Jacob para tener éxito en la unión con su hermano Esau.

Una vez ganado el corazón del tío Laban, Jacob establece el vínculo fraternal con su tío y sobre esa experiencia, Jacob puede asumir la tarea de recibir al hermano que le viene a matar. Saber que tu hermano te viene a matar no es algo fácil de asumir y mucho menos, después de conseguir los bienes del trabajo de veintiún años de sacrificio. Jacob debe luchar contra su miedo y vencerle en el vado de Peniel. Sobre esta victoria, luego de haber conocido a Dios cara a cara (reconociendo la naturaleza de lo Absoluto, lo Pleno, lo Justo y Cumplido, de la unidad) dispone de la confianza de enfrentarse a su hermano con la actitud correcta de un hombre maduro.

Jacob le ofrece sus bienes a su hermano y este, se enternece y se une con su hermano Jacob, restaurando así el vínculo fraternal. Sobre este fundamento de unidad intra-tribal, los descendientes de Jacob inician el proceso de restauración nacional. Y será José, la figura central que logrará establecer el fundamento para la unidad nacional.

Pero como en todas las ocasiones, la unidad se fundamenta en momentos de esfuerzo. La historia nos cuenta que vuelve a ocurrir la situación de rechazo entre hermanos hasta el punto de querer deshacerse del hermano, curiosamente se salva de morir y ha de seguir el mismo proceso de negarse por el bien del Todo al que respeta por sobre todo, incluso cuando se siente tentado por la esposa de su señor Putifar . José es despreciado por su entorno pero supera toda dificultad hasta lograr los bienes necesarios para la reconquista del vínculo filio-paternal y fraternal, a nivel nacional.

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Aquí se nos muestra cómo Jacob restaura primero la unidad fraternal externa Caín Abel, (fuera de su casa), Superando las mentiras de Labán, (Génesis 31:26-42 Reina-Valera Antigua- "y has mudado mi salario diez veces"), que debieron tentarlo a separarse de él, para, sobre este fundamento de unidad filial con su madre, poder restaurar también la relación fraternal interna con su hermano Esaú.

Sobre este fundamento, vuelve, para encontrarse con Esaú, pero antes de recibir la bendición de la unidad vincular fraterna con su hermano, Jacob debe superar la tentación del celo, debe superar el miedo, la justificación propia y el egoísmo. Jacob lucha con un ángel y le pide que lo bendiga «En adelante ya no te llamarás Jacob, sino Israel, o sea Fuerza de Dios, porque has luchado con Dios y con los hombres y has salido vencedor.»

Dice la historia que Jacob lucha en el vado de Yaboc con un ángel que le parte la cadera y que logra la bendición del mismo. ¿Qué fue lo que superó Jacob? Superó el miedo a perderse a sí mismo, miedo ante el hermano que lo quiere matar, y al entregarse por su hermano, restauró la incondicionalidad del afecto natural, transformándose él mismo en el modelo de incondicionalidad. Una vez superada la tentación, se acerca a Esaú quien lo viene a recibir con 400 hombres. Jacob divide en dos a su gente, primero las siervas y sus hijos, luego a Lea y a sus hijos, detrás Raquel y su hijo José y pasando él delante de ellos se postró frente a Esaú siete veces hasta que llegó su hermano. Esaú corrió a su encuentro, lo abrazó y se unió con él. Por primera vez, en ese momento se restaura a nivel familiar el autentico vinculo fraternal en el afecto incondicional.

Jacob restaura el amor fraternal incondicional; transforma el amor condicionado por el derecho a la primogenitura exigido por su hermano, en amor generoso al ofrecerle el beneficio de su propiedad en su totalidad al hermano, sobre la base del amor filial y obediente hacia sus padres, aceptando las dificultades en las que le puso su tío Labán, a donde su madre le envió. Este es el modelo para la restauración del vínculo, asumir y aceptar las dificultades que construyen la prudencia, firmeza y templanza necesaria para lograr la atención, interés y el atractivo del desconectado.

Aquí vemos restaurado el amor filial y el amor fraternal, pero aún nos queda por restaurar el amor conyugal y Jacob no aceptó a Lea en primera instancia. De haberla aceptado, habría restaurado el amor conyugal y en ese matrimonio podríamos haber visto nacer al hijo puro, al hijo verdadero, a la segunda generación producto de la incondicionalidad en el amor, pero Jacob, a pesar de sus bondades no supo reconocer la misión que tenía de aceptar incondicionalmente a quien Labán, desde la posición de padre espiritual, le entregara por esposa, para restaurar la situación de Adán de haber tomado a Eva para sí mismo sin la aprobación paterna, tentado por la actitud de Eva de requerir a Adán.

Afecto es darse por el beneficio del otro, afecto no es requerir al otro para el beneficio de uno. En ese sentido, Jacob debió aceptar a Lea y entregarse por realizarla. Pero, prefirió a Raquel. Ese pequeño gran error le impidió transformarse en el verdadero cónyuge y padre de la humanidad. Por ese pequeño "gran error" fue necesario que los israelitas sufrieran durante 400 años en Egipto hasta que Moisés asume la responsabilidad de liderar al pueblo de Israel para restaurar los vínculos tribal y nacional incondicional. Los Israelitas no sufrieron por algún tipo de maldición mágica, sufrieron las consecuencias que se derivan de las conductas irresponsables, de la ignorancia del ser humano y del enlace desvincular prematuro entre personas. Consecuencias lógicas del desorden.

Jacob debió aceptar a Lea por esposa. Lea le fue leal, incluso viendo que Jacob estaba trabajando por Raquel, Lea nombró a sus hijos con curiosos significados:

Ruben – significa "Dios ha visto mi aflicción".

Simeón – significa "Dios ha visto cómo me desprecia".

Leví – significa "Espero que Jacob me ame".

Judá – significa "Esta vez alabaré a Dios" (significando que Judá sería la ofrenda para la unidad con los Absoluto) Raquel era exigida por Jacob y lea era entregada voluntariamente. Aceptar a Lea exigía de la incondicionalidad de Jacob, pero este prefirió a Raquel condicionando así su decisión conyugal. El no aceptar a Lea, pospuso en 40 generaciones la posibilidad de encuentro entre un padre incondicional y su verdadero hijo incondicional. 40 generaciones desde Jacob hasta Jesús.

Pero, el Ideal Absoluto del Amor Incondicional, siempre está en potencia dispuesto a ser reconocido y realizado por el hombre y Judá, intenta el recorrido de la restauración, quizá sin ser consciente del mismo. Judá era el cuarto hijo de Lea y José era el primer hijo de Raquel. Los hermanos de José quieren matarlo, pero Judá se opone. Judá adopta la posición de ser leal a su padre, restaurando el vínculo filial y restaura así también el vínculo fraternal al salir en defensa de su medio hermano. Para restaurar el vínculo conyugal, debía unir a Tamar con el más joven de sus tres hijos. Pero debía aceptar la muerte de sus hijos para salvar el linaje incondicional, esta era su prueba a superar, (celo) pero no la cumplió. En ese tiempo se profetizó que de Judá nacería el modelo ejemplar Salvador.

Judá tomó por esposa a Sue, de la que nacieron tres hijos: Er, Onán y Sela. Judá era un hombre de fe, y estableció la condición de amar incondicionalmente a su hermano José con lo que restauró el amor fraternal incondicional. Con Sué su esposa restaura el amor incondicional conyugal y debía restaurar el amor paternal con sus hijos. Pero como Caín había fallado, luego Cam falló también y Jacob, a pesar de haber conseguido restaurar el amor filial, y fraternal, al rechazar a Lea, tampoco completó su responsabilidad conyugal, el tercer hijo debía restaurar la unidad incondicional con el padre. Judá tomó para su primer hijo a una mujer llamada Tamar. Er, no le gustó a Dios, es decir no cumplió con su responsabilidad y murió. Judá ofreció a Tamar a su segundo hijo Onán. Onán no le gustó a Dios y murió. Judá sintió miedo de ofrecer a Tamar a Sela su tercer hijo. Judá debió superar el miedo para restaurar el fallo del tercer hijo, pero tuvo miedo. Y Tamar que era justa a los ojos de Dios, para tener descendencia de Judá, se hizo pasar por ramera y tomó a Judá. Tamar le pidió un anillo, símbolo de la primera bendición (unión con la persona, persona en unidad), el cordón que une a la persona con el anillo, simbolizando la segunda bendición (unidad entre dos) y le pidió un tercer objeto, el bastón, simbolizando el dominio del hombre perfecto.

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Judá desde la posición de Adán es tentado por una buena Eva, Tamar. De este modo Tamar restaura a Eva, requisito necesario para la restauración del verdadero amor conyugal incondicional. De esta unión, nacen gemelos Fares y Zarat en la posición de Caín y Abel respectivamente. Pero tampoco puede nacer de esta relación un hijo verdaderamente puro en la incondicionalidad porque el padre Judá había sentido miedo de Tamar.

Judá fue un hombre justo, pero Tamar era más justa que él, y a pesar del esfuerzo de Tamar por restaurar la misión de Judá, no pudo establecer la condición necesaria para el nacimiento del ser sano en la incondicionalidad por el temor de Judá. El fruto sano proviene del gene sano y el gene se compone de elementos duales masculinos y femeninos, causales y consecuentes que deben de estar sanos. Tamar estableció la condición de unirse incondicionalmente y aún a causa de llegar a perder su vida en ello, para que de su linaje se continuara la misión de restaurar los valores absolutos necesarios para la llegada del Mesías, (modelo de persona vincular incondicional) pero no pudo establecerlo en su generación y por lo mismo, fue necesario el sacrificio en tiempo de 40 generaciones, hasta la llegada de Jesús.Como las condiciones de fe y de sustancia a nivel filial, y fraternal se habían establecido en la familia, aún sin completarse la restauración del amor conyugal y paternal, los descendientes de Judá, estaban posibilitados para establecer las condiciones de filialidad, y fraternidad a nivel de tribu, para extenderlo a nivel nacional.

Jacob tuvo 12 hijos y uno de ellos, José tiene unos sueños que sus hermanos interpretan como de grandeza, lo que despierta el celo extremo (recelo) y esto les conduce a la situación donde lo quieren matar. Rubén, el hijo mayor de Lea y Judá el hijo menor de Lea, se niegan a matarlo y proponen venderlo. Este negarse a matar al hermano los vincula con él en el espíritu fraterno de la incondicinalidad. Judá superó la tentación del celo fraterno y posibilitó la vida de José.

La historia de José es muy interesante de conocer.

En primer lugar es capaz de restaurar el vínculo fraterno con Putifar luego la esposa de Putifar lo tienta, pero él supera la tentación y ella lo traiciona y lo ponen en prisión, pero incluso en prisión establece el vínculo incondicional fraterno con el copero de palacio que también estaba en prisión, y por unos sueños que interpreta al Faraón, consigue restaurar el amor fraternal incondicional con el Faraón. Desde esa posición se reencuentra con sus hermanos y logra restaurar con ellos el amor fraterno al aceptarlos aún cuando ellos lo quisieron matar. José establece en sí mismo la condición de restaurar el amor filial y el amor fraternal a nivel individual, familiar y tribal. Sobre este fundamento aparece posteriormente Moisés, para restaurar el amor fraternal a nivel nacional.

En la familia de Abraham Isaac y Jacob, se restauraron los vínculos filiopatarnales, entre hijo y padre, Isaac obedece a Abraham. Se reestablecen los vínculos fraternales entre Esau y Jacob y se intenta la restitución del vinculo fraternoconyugal incondicional entre Jacob y Lea, pero no se establece en ese caso y se vuelve a intentar en la relación entre Juda y Tamar, pero con resultados negativos como hemos visto anteriormente. La tarea de la restauración fraternoconyugal y paternofilial quedó pendiente, mientras tanto, el fundamento de la familia de Abrahán seguía creciendo entre sus descendientes y las doce tribus de Israel se transforman en un pueblo, el pueblo judío descendiente de Judá. El pueblo crece perseguido por sus rivales y sometido al yugo de la voluntad faraónica en Egipto.

Cuatrocientos años después de Abraham nace un niño llamado Moisés. Moshe significa 'rescatado de las aguas".

Moisés asume el compromiso responsablemente de restaurar la condición de su pueblo y liderarlo para establecer con él un modelo de sociedad nacional valida siempre y para todos. El Canaán que mana leche y miel (nutrientes vinculares) Hagamos un repaso de la historia de la incondicionalidad en el afecto.

Adán y Eva caen en la tentación del celo (apetito intergenital prematuro) y pierden la posición y experiencia de transformarse en los Verdaderos Padres de la Humanidad.

Caín Abel y Set hijos, Caín el primero, desde la posición de ser el heredero, debió restaurar la tentación del celo no cumplida por su padre, pero cae en la tentación del celo y mata a su hermano.

Noé y su esposa restauran el vínculo incondicional en el afecto y se transforman en verdaderos cónyuges en la incondicional, pero no logran la experiencia de vincular a su hijo Cam.

Sem Cam y Jafeth. El segundo hijo Cam cae en la tentación del celo y se avergüenza de su padre.

Abraham y Sara- padres- restauran el vinculo incondicional fraterno-conyugal y paterno-filial con Isaac, pero pierden a Ismael.

Ismael Isaac y otros- hijos- Isaac el 2º hijo restaura el vinculo filio-paternal incondicional pero no logra establecer el vínculo con su hermano Ismael.

Isaac y Raquel –padres-, restauran el vinculo incondicional filio-paternal y fraterno-conyugal.

Esau y Jacob- hijos-, Jacob restaura el vinculo filio-paternal y fraternal incondicional pero cae en la tentación del celo y fracasa en restaurar el vinculo conyugal con su esposa incondicional Lea.

Jacob y Lea- padres- de Juda

Juda y Jose –hijos- Juda restaura el vinculo filio-paternal y fraternal con su hermano José, pero cae en la tentación del celo al temer por la vida de su hijo Sela.

Judá y Sue –padres-restauran el vínculo filio-paternal y fraterno-conyugal incondicional, pero no logran establecer el vínculo paterno-filial con su hijo Sela al caer en la tentación del miedo de perderlo.

Er, Onán y Sela

Tamar –hijos-intenta restaurar el linaje de Judá y lo tienta desde la posición de Eva restaurada, pero Judá tiene miedo de ella.

Judá y Tamar –padres-no pueden restaurar el vinculo fraternoconyugal porque Judá tiene miedo de Tamar. Pero tienen gemelos, Fares y Zarat.

Amram y Jocabet –hijos- Descendientes de Levi tercer hijo de Lea, restauran el vinculo filio-paternal y fraterno-conyugal incondicional y tienen dos hijos Aarón y Moisés con quienes restauran el vinculo paterno-filial familiar y tribal y por lo mismo, intentan lograr establecer el vinculo incondicional nacional entre su tribu liderada por Moisés y el pueblo de Israel.

Moisés Séfora–padres- Moisés establece el vinculo filio-paternal incondicional durante 120 años, siendo leal al ideal de su madre, y el vinculo fraternal incondicional con su hermano Aarón y el vinculo conyugal incondicional con Sefora, su mujer, de la que tiene dos hijos Gerson y Eleazar a quien viste con la ropa de su hermano Aarón, lo que denota su confianza en el vinculo incondicional paterno-filial.

Josué y Caleb, -hijos-Josué era la décima generación desde José. Hijo de Nun, (9) hijo de Eliasana,(8) hijo de Amiud,(7) hijo de Laadan(6) hijo de Thaan(5) hijo de Thale(4) hijo de Beria(3) hijo de Ephrain(2) hijo de José(1), Otoniel hermano menor de Caleb logr{o vencer a Cusán-Risataim rey de Siria, y gobernó en paz a los israelitas durante 40 años. (Jue 3.6-10)

Revisemos los acontecimientos:

NOE Restaura el vinculo filio-paternal incondicional mediante su FE al mandamiento. Fraterno conyugal incondicional con su esposa, pero no logra la confianza de Cam

ABRAHAM logra restablecer el vinculo filio-paternal incondicional, mediante su FE al mandamiento, pero su fallo en la lealtad y obediencia tuvo que asumirla su hijo Isaac.

ISAAC asume la lealtad y obediencia necesarias para restaurar el vínculo filio-paternal incondicional, pero no restaura el vínculo fraternal con su hermano Ismael.

ESAU Y JACOB deben continuar la historia de la incondicionalidad afectiva restaurando el vinculo fraternal incondicional y Jacob lo logra, luego de establecer el vínculo filio-paternal incondicional al obedecer a su madre. Pero no logra establecer el vínculo conyugal con su esposa Lea. Y la tarea pasa a manos de su hijo JUDA. Quien tampoco lo logra con Tamar quien desde la posición de esposa, trata de ganarse la confianza de Judá para darle un heredero. Pero Judá tiene miedo, y no logra cumplir con su deber providencial. De los descendientes de su hermano (tercero de Lea) Leví – significa "Espero que Jacob me ame" nacería MOISES quien asume el compromiso de la restauración.

Los descendientes de Abraham crecen hasta el extremo y sus tribus se multiplican con tal fervor y unidad que el faraón de Egipto decide asesinar a los nacidos de israelitas ante la posibilidad de que se tomen Egipto (Ex 1.16).

De la tribu de Levi, el tercer hijo de Lea. (Num.26.59) La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana. De Exodo 6:20 deducimos que sería de mayor edad que su marido Amram, pues era su tía. Y Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, la cual dio a luz a Aarón y a Moisés). Un matrimonio así era prohibido entre los israelitas, lo que nos da a entender que Moisés nació de un modo no ortodoxo ante los hombres, pero necesario ante la incondicionalidad de la naturaleza providencial.

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Moisés inicia su curso de restauración del amor filial demostrando lealtad al pueblo israelita al matar al egipcio, pero no logra en primer lugar restaurar el amor fraternal con los israelitas, estos no lo reconocen como uno de los suyos, le temen y le preguntan si les va a matar también como mató al egipcio.

Pero Moisés logra restaurar por momentos el vinculo fraternal incondicional con el faraón.

Cuando le pide al faraón permiso para sacar a los israelitas de Egipto, el Faraón se niega y Egipto padece diez plagas. Finalmente logra sacar a los israelitas de Egipto pero estos dudan de él en varias ocasiones. Luego de varios ayunos y milagros (condiciones) logra que dos de sus 12 enviados a reconocer el terreno de Canaán confíen en él, Josué descendiente de José y Calé descendiente de Judá. Pero Moisés dudó de Dios al golpear la roca dos veces y los israelitas no se unieron completamente con Moisés, por lo que la historia hubo de esperar 400 años hasta que Samuel unge a Saúl rey.

Los jueces Gedeón, Sansón, Jefté, Helí y Samuel, guardaron la fe en los mandamientos de Moisés. El último de los mismos, Samuel ungió rey a Saúl, pero no fue agradable a Dios. David fue un gran rey pero pecó gravemente y el profeta Natán lo reprendió por orden de Dios, y Salomón quien construyó el templo, se dejó tentar por los dioses de sus concubinas.

Vamos a estudiar en detalle el proceso de la restauración de la nación elegida:

1) El primer curso de la restauración de Canaán. Restitución de los vínculos filio-paternales, fraterno-conyugales y paterno-filiales a nivel nacional.

(i) El fundamento de fe

El período de indemnización a nivel nacional que había surgido debido al fallo de Abraham en la ofrenda simbólica, terminó cuando los israelitas sufrieron 400 años de esclavitud en Egipto. Y, para que Moisés calificara como personaje central para restaurar el fundamento de fe, tenía que establecer alguna condición relacionada con el número 40 y que tuviera la misma connotación de separarse de la naturaleza caída. Con este fin, Moisés tuvo que pasar 40 años en el palacio del Faraón, el centro del mundo caído, para restaurar por indemnización el número 40, que Adán debió haber establecido como fundamento de fe.

Moisés puso fin a sus 40 años de vida en el palacio del Faraón donde recibió la educación de su propia madre, contratada en el palacio como nodriza. Esta educación desarrolló en él un profundo vínculo con Israel reconociéndola como nación elegida para la restauración de los vínculos afectivos absolutos y eternos. Con una lealtad y fidelidad inmutables al linaje de la nación escogida, luego de 40 años, dejó el palacio, prefiriendo sufrir con el pueblo elegido a disfrutar de los placeres de la casa del Faraón (Hb. 11:24-25). De este modo, Moisés pudo restaurar por indemnización el fundamento de fe.

Moisés es leal a la tradición de sus antepasados

Establece así el vínculo filio-paternal incondicional a nivel nacional.

Establece el vínculo fraternal incondicional con el faraón. Y conyugal con su esposa Séfora.

Pero no consigue el respeto ni la confianza del pueblo de Israel.

(II) El fundamento de sustancia.

Moisés desde la posición de Abel, establece la condición de fe al permanecer leal y obediente a su identidad israelita en el palacio del Faraón durante 40 años, y sobre ese fundamento, logra que el faraón le permita sacar a los israelitas de Egipto, estableciendo así el fundamento de unidad vincular incondicional fraternal entre Moisés y el faraón. Sobre este fundamento espera que el pueblo se una también con él en su proceso de establecer una nación modelo de incondicionalidad.

Los israelitas, que estaban en la posición de Caín, deberían haber obedecido con fe y sumisión a Moisés, que estaba en la posición de Abel porque recobró la experiencia vincular fraternal con el faraón y necesitaba de esa condición de unidad con su pueblo para lograr la experiencia vincular incondicional en la posición de líder, maestro y padre del pueblo de Israel.

Centrados en los Mandamientos de la Ley de Dios podrían haber restaurado el fundamento vincular interfamiliar a nivel nacional, estableciendo así la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída a nivel nacional. El período de tiempo que tardaran en salir de Egipto, siguiendo a Moisés, hasta llegar a Canaán sería el período en el cual los israelitas tenían que establecer el fundamento de sustancia y no debió superar los 21 días, pero no ocurrió así.

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La providencia para la partida se inició con el acto de Moisés de matar a un egipcio. Moisés, viendo que sus hermanos eran maltratados por el egipcio, no pudo contener su ferviente amor por ellos y lo mató (Ex. 2:12). Que los israelitas se unieran o no centrados en Moisés decidiría si podrían o no comenzar con éxito el curso de la instauración de Canaán, fundamento de sustancia en la unidad vincular, para eso debían cruzar el desierto asumiendo con lealtad la dirección y liderazgo de Moisés. Pero, reclamaron una y otra vez.

La razón por la que Moisés tuvo que matar al egipcio, fue porque al caer en la tentación del apetito intergenital prematuro los descendientes de nuestros antepasados habían dado origen a una tradición humana disfuncional en donde se perdió la posición y función del heredero. Por lo mismo, no se podía comenzar el curso de la restauración de Canaán, (una nación), a no ser que los israelitas confiasen en Moisés al mostrarles su patriotismo para convencer al pueblo de su condición de heredero. Aun así lo confundieron y tuvieron miedo de él.

Si los israelitas, al presenciar semejante acto de Moisés, se hubiesen conmovido profundamente por su patriotismo, y si respetándole y confiando en él le hubieran servido y seguido con más ardor, podrían haber establecido en Canaán una nación bendecida. Podrían haber establecido el fundamento de sustancia en el acto, la realización de la nación modelo. Habría sido un curso de 21 días que restauraría el curso de 21 años de Jacob en Harán.

«Cuando el Faraón dejó salir al pueblo, según dice la Biblia, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, aunque era más corto; pues se dijo Dios: "No sea que, al verse atacado, se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto"». El segundo curso de restauración de Canaán al nivel nacional, hubo de realizarse a través del mar Rojo y del desierto, para que no pudieran volver a Egipto si caían en la incredulidad cuando estuvieran en el camino de la restauración de Canaán.

(III) El fracaso del primer curso de la restauración de Canaán a nivel nacional

Si los israelitas, que estaban en la posición de Caín nacional, hubiesen entrado en la tierra de Canaán obedeciendo y sometiéndose a Moisés, que estaba en la posición de Abel nacional, habrían establecido la condición de indemnización a nivel nacional para eliminar la naturaleza caída, y habrían establecido el fundamento de sustancia uniéndose con Moisés. Sin embargo, cuando vieron que Moisés mató al egipcio, lo malinterpretaron y desgraciadamente difundieron el hecho, lo que hizo que se apartaran de él. Oyendo esto el Faraón buscó a Moisés para matarlo (Ex. 2:15). Entonces Moisés se vio obligado a escapar del Faraón, y dejando a los israelitas, huyó al desierto de Madián, donde permaneció 40 años de separación.

Por la desconfianza de los israelitas el fundamento de sustancia no fue establecido y el curso de restauración de los israelitas a Canaán, centrados en Moisés, fue prolongado una segunda vez y finalmente una tercera vez.

(2) El segundo curso de la restauración de Canaán a nivel nacional

(I) El fundamento de fe

Debido al fracaso del primer curso de la restauración de Canaán a nivel nacional, causado por la incredulidad de los israelitas, los 40 años de Moisés en el palacio del Faraón que él había establecido como su fundamento de fe, fue invadido por la naturaleza caída. Por lo tanto, para que Moisés comenzase el segundo curso de restauración de Canaán a nivel nacional, tenía que establecer de nuevo el período de 40 años de su vida en el palacio del Faraón, que había sido anulado por la incomprensión y desconfianza de los israelitas, y restaurar así el fundamento de fe. Esta es la razón por la que Moisés debe estar 40 años en el desierto de Madián, después de escapar del Faraón. Durante este período de 40 años la nación israelita también llevó una vida miserable debido a su incredulidad en Moisés.

Moisés estableció de nuevo el fundamento de separación de la naturaleza caída, al permanecer 40 años en el desierto de Madián sin perder su fe; así pudo restaurar el fundamento de fe para el segundo curso de la restauración de Canaán a nivel nacional. Por esto, según la Biblia, Dios se apareció ante Moisés y le dijo: «Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado el clamor que le arrancan sus capataces; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios, y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los pereceos, de los ijeos y de los jebuseos. Así, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora, pues, ve; yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel de Egipto». (Ex. 3:7-10) Dios manifestó estos tres poderes para establecer la condición simbólica de indemnización que permitiera en el futuro a Jesús y al Espíritu Santo venir a los israelitas como los Padres Verdaderos de la humanidad, y restaurar a toda la humanidad como hijos suyos, restaurando así el fundamento original de cuatro posiciones arrebatado por la tradición humana derivada de la conducta del antepasado adolescente que cayó en la tentación del apetito intergenital prematuro.

Cuando Moisés pidió a Dios que alguien hablara por él (porque él no era elocuente) Dios le dio a Aarón, su hermano (Ex. 4:14), después a María la profetisa, su hermana (Ex. 15:20). Esto nos mostraba figurativamente (en imagen) que en el futuro vendrían Jesús y el Espíritu Santo, como la Palabra en sustancia, y restaurarían a los hombres, privados de la Palabra debido a la caída, convirtiéndolos en la sustancialización de la Palabra. Por ello, Aarón y María exaltaban la voluntad de Moisés que estaba en la posición de auténtico, en el curso de la restauración de Canaán, y cumplirían la misión de conducir al pueblo en lugar de Moisés. Esto nos mostraba figurativamente que en el futuro, Jesús y el Espíritu Santo exaltarían la voluntad de Dios en el curso de la restauración de Canaán a nivel mundial y cumplirían la misión del restablecimiento de los valores absolutos como modelo paradigmático del autentico biotipo humano .

Cuando Moisés iba a presentarse ante el Faraón, Yahvéh se le apareció en el camino y trató de matarlo. En aquel momento, Moisés salvó su vida gracias a que Séfora, su mujer, circuncidó a su hijo (Ex. 4:24-26). Al haber superado Moisés la prueba por medio de la circuncisión, su familia sobrevivió y por ello los israelitas pudieron salir de Egipto. Esto también predecía que, aun cuando Jesús vendría en el futuro, la providencia de Dios para la salvación no se realizaría si los israelitas no pasaban por el proceso de la circuncisión (cortar los lazos de sangre con la tradición caída o disfuncional).

Significado de la circuncisión. Los primeros antepasados humanos, al caer en la tentación del apetito intergenital prematuro, recibieron los nutrientes disfuncionales a través de su sangre, heredaron la tradición de la imprudencia, destemplanza y desorientación que les produjo las consabidas crisis de identidad, existencial y motivacional que padecemos las generaciones contemporáneas, crisis estas que se transmiten a través del prepucio. Por consiguiente, los hombres caídos para restaurar simbólicamente esa condición, comenzaron a circuncidarse, condición esta que representaba quitar la sangre disfuncional.

El significado fundamental de la circuncisión es, primeramente, la señal de derramar la sangre de muerte; en segundo lugar, la señal de la restauración del dominio del heredero; y en tercer lugar, la señal de la promesa de restaurar la posición de los hijos a la naturaleza original. El sentido de la circuncisión abarca tres grandes áreas: la circuncisión de la mente (Dt. 10:16), la circuncisión de la carne (Gn. 17:10) y la circuncisión de todas las cosas (Lv. 19:23). Los israelitas salvaron su patrimonio en Egipto gracias a la protección de Moisés frente a las calamidades derivadas de las 10 grandes plagas (Ex. 7:10 y 12:36). Labán engañó a Jacob 10 veces negándole el debido salario (Gn. 31:7). Del mismo modo, en el curso de Moisés, siguiendo el curso modelo de Jacob, debe superar la prueba del diez, representado en este caso por la negación del faraón y por las plagas.

El Faraón esclavizó a los israelitas, y los engañó 10 veces no cumpliendo su promesa de liberarlos. Consecuentemente se originaron estas 10 plagas que simbólicamente cobraron con su sangre la re-orientación de los israelitas. Estudiemos entonces qué predecían estas plagas. Hubo tres días de oscuridad en el lado de Egipto, mientras que en el lado de Israel hubo tres días de luz, mostrando que en el futuro cuando viniese Jesús habría oscuridad en el lado de los que caigan en la tentación del apetito intergenital prematuro, mientras que en lado de quienes superen la tentación y mantengan el dominio de las virtudes habría luz. Luego murieron los primogénitos de los egipcios, incluyendo las primicias del ganado, pero los israelitas pudieron salvarse de la plaga pintando con sangre de cordero las jambas de sus puertas. Hiriendo a los primogénitos se esperaba que los israelitas reconocieran que el segundo hijo debía restaurar el fallo del heredero. Debieron reconocer que Abel debía asumir la responsabilidad de controlar los extremos de su hermano mayor y vincularse con él en el afecto incondicional. Esta plaga también predecía que en el futuro cuando viniese Jesús restauraría la posición original del primogénito, ocasionando así el declive del lado disfuncional, que tomó la iniciativa en el curso de la providencia, y logrando así la salvación del lado celestial debida a la redención por la sangre de Jesús.

Moisés también sacó gran riqueza de Egipto (Ex. 12:35-36), y esto también predecía la restauración de todas las cosas, que Jesús debía realizar en el futuro. Cada plaga endurecía el corazón del Faraón (Ex. 10:27). La primera razón que justifica estas plagas era manifestar el poder de lo absoluto ante el Faraón y los israelitas (Ex. 10:1-2). La segunda razón era hacer que el Faraón liberara a los israelitas. Y la tercera razón era ayudar a los israelitas a cortar sus lazos con Egipto causándoles un sentimiento de hostilidad hacia el Faraón.

En el primer curso de la restauración de Canaán a nivel nacional, se llevó a cabo la «providencia para la partida» cuando Moisés mató al egipcio. Sin embargo, el pueblo desconfió de Moisés y este curso terminó en un fracaso, incluso antes de comenzarse. Pero la nación israelita, en el segundo curso, llegó a creer que Moisés era su verdadero líder, cuando vieron las tres señales y las diez plagas que posibilitaron la «providencia para la partida». Los israelitas, confiaron en el Moisés que había establecido la posición de Abel sobre el fundamento de fe a nivel nacional, y lo siguieron, haciendo posible que comenzase su segundo curso de restauración de Canaán a nivel nacional, (la nación elegida).

El simple hecho de que los israelitas obedeciesen y se sometieran a Moisés temporalmente, no era suficiente para restablecer la condición de normalidad en la funcionalidad vincular incondicional intrafamiliar e interfamiliar. Para realizar ese modelo de sociedad vinculada en el afecto incondicional, era necesario del ordenamiento jurídico, y educativo que estableciera la tradición moral, ética y estética durante al menos tres generaciones, orientadas en el establecimiento de la experiencia vincular intrafamiliar madura. La única posibilidad de establecer ese modelo de sociedad vincular madura, era que los israelitas se unieran fraternalmente en la confianza y obediencia absoluta con Moisés.

La «providencia para la partida» en el segundo curso de la restauración de Canaán fue parcialmente lograda mientras los israelitas obedecieron a Moisés, pero, debido a su incredulidad, la condición de indemnización que tenían que establecer en el segundo curso fue significativamente más dura que en el primer curso.

En el primer curso, habrían sido conducidos directamente a través del país de los filisteos a la tierra bendecida de Canaán en 21 días, número que representa el período del curso de Jacob en Jarán. Sin embargo, en su segundo curso, como está claramente descrito en la Biblia (Ex. 13:17), Dios estaba preocupado por la posibilidad de que el pueblo se volviese a Egipto si eran llevados a través de la tierra de los filisteos y que, por miedo a una posible guerra, cayeran así de nuevo en la incredulidad, como en el primer curso. Por esta razón, Dios no los llevó por este camino, sino que hizo que entrasen en Canaán después de cruzar el mar Rojo y atravesar el desierto, empleando en esto 21 meses.

Cuando el Faraón permitió que los israelitas ofreciesen el sacrificio, Moisés engañó al Faraón y obtuvo tres días de permiso para salir de Egipto aludiendo que los egipcios podían molestarse y apedrearlos si realizaban su ofrenda dentro de su territorio :

"¿No nos apedrearían los egipcios si ofreciéramos ante sus ojos un sacrificio que para ellos es abominable? Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahvéh, nuestro Dios, según El nos ordena» (Ex. 8:22-23) y así sacó a los israelitas de Egipto.

Este curso modelo de tres días, similar al período que necesitó Abraham para ofrecer a Isaac y similar también a cuando Jacob salió de Harán engañando a su tío Labán donde pasó tres días de separación de su naturaleza caída (Gn. 31:19-22). Del mismo modo, Moisés, antes de comenzar su curso de la restauración de Canaán, tuvo que pasar el período de tres días de separación, engañando al Faraón y teniendo así libertad de acción. Esto también nos mostraba que más tarde Jesús tendría que pasar tres días ante su resurrección para establecer así la condición de separación de la naturaleza caída, antes de que pudiese comenzar la providencia espiritual de la restauración. De este modo, salieron de Ramsés 600.000 israelitas (la mayoría jóvenes) el quince de Enero (Ex. 12:6-37, Num. 33:3). Y pasaron 40 años en el desierto (Num 33,38).

Una vez que los israelitas hubieron llegado a Sukkot, establecieron aceptablemente el período de tres días (Ex. 13:21). Moisés dividió el mar Rojo con su vara y lo cruzó como si fuera tierra firme, pero los carros egipcios que los perseguían se ahogaron todos (Ex. 14: 21-28).

Moisés ante el Faraón simbolizaba al poder de lo absoluto (Ex. 7:1), y la vara en la mano de Moisés simbolizaba a Jesús, que tenía que manifestar el poder de los valores absolutos.

Esta señal nos muestra que la naturaleza disfuncional del ser humano, tentaría y perseguiría a los creyentes que siguiesen la voluntad original de Jesús a través del curso de la restauración de Canaán a nivel mundial. Y que Jesús debía conducirlos con la vara de hierro, firme en la determinación del establecimiento vincular maduro en la incondicionalidad del afecto natural.

El pueblo de Israel cruzó el mar Rojo y llegó al desierto de Sin, en el día quince del segundo mes desde que salieron de Egipto (Ex. 16:1). 12 días después de los 3 días de separación. Dios alimentó al pueblo de Israel con maná y codornices hasta que llegaron a la tierra habitable (Ex. 16: 35). Esto nos muestra que más tarde Jesús alimentaría a sus 12 discípulos, en el curso de la restauración de Canaán a nivel mundial, con su carne (maná) y su sangre (codornices), que eran los elementos de vida para sus seguidores. Por esta razón, la Biblia dice: «Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron; … Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; … si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros» (Jn. 6 :49-53) Cuando el pueblo de Israel dejó el desierto de Sin y acampó en Refidim, Dios mandó a Moisés golpear la roca en Horeb, para que el agua brotase de ella y el pueblo bebiese (Ex. 17:6). Moisés golpeó la roca dos veces y la respuesta de Dios fue: "Ya que golpeaste la roca en vez de hablar con ella, no liderarás al Pueblo Judío en su entrada a la Tierra de Israel" (N 20:11-12)

  • (III) La providencia de la restauración centrada en el tabernáculo

Primer intento.- Después de haber triunfado en la lucha contra Amalec, (superación de los instintos y el celo) llegaron al desierto del Sinaí al comienzo del tercer mes (Ex. 19:1). Luego, subió Moisés al monte Sinaí con setenta ancianos y se encontraron con Dios (Ex. 24:9-10). Llamó Dios a Moisés a la cima del monte Sinaí y Moisés ayunó durante 40 días y 40 noches, para poder recibir los Diez Mandamientos escritos en las tablas de piedra (Ex. 24:18). Mientras ayunaba en la montaña, recibió instrucciones de Dios acerca del arca y del tabernáculo (Ex. 25:31). Cuando hubo terminado el ayuno de 40 días, Moisés ofreció los Diez Mandamientos escritos en dos tablas de piedra (Ex. 31:18).

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las tablas de piedra y fue al pueblo de Israel, estaban adorando al becerro de oro que habían hecho construir a Aarón, como el dios que les sacó de Egipto (Ex. 32:4). Viendo esto, Moisés se encendió en cólera, y arrojó las tablas al suelo y las rompió a los pies de la montaña (Ex. 32:19).

Segundo intento.- Dios se apareció de nuevo a Moisés y le dijo que labrase dos tablas de piedra como las primeras, para que El pudiera escribir en ellas los Diez Mandamientos que estaban en las primeras tablas que había roto (Ex. 34:1).

Cuando Moisés terminó el ayuno de 40 días y 40 noches por segunda vez, conforme a las palabras de Dios, Dios le dio de nuevo los Diez Mandamientos escritos en las tablas (Ex. 34:28). Cuando Moisés apareció ante los israelitas con las tablas de piedra, el pueblo le sirvió; y entonces, ellos construyeron el arca y el tabernáculo (Ex. 35:10-12).

a) El significado y el propósito de las tablas, del tabernáculo y del arca de la alianza

¿Qué significan las tablas de piedra? El hecho de que Moisés recibiese las dos tablas de piedra con las palabras escritas en ellas, quiere decir que la era providencial para el fundamento de la restauración, en la cual los hombres, debido a la caída, se ponían en contacto con Dios sólo a través de ofrendas, había pasado; y que ahora habían entrado en la era providencial de la restauración, en la cual podían relacionarse con Dios a través de la palabra restaurada.

Como ha sido ya explicado, si Adán y Eva, que habían sido creados por la Palabra, (ley), se hubiesen perfeccionado, habrían llegado a ser como rocas, la sustancialización de la Palabra (ley). Sin embargo, debido a la caída perdieron la Palabra (ley). Entonces, el hecho de que Moisés recibiese las dos tablas de piedra con las palabras escritas en ellas durante el período de 40 días de separación de la naturaleza caída, significa que Adán y Eva, se restauraban como la encarnación simbólica de la Palabra.

Por consiguiente, las dos tablas de piedra con las palabras escritas en ellas eran los símbolos de Adán y Eva restaurados, (Moisés y Sefora), simbolizando también a Jesús y al Espíritu Santo, que vendrían más tarde como la encarnación de la Palabra. Por la misma razón, la Biblia simboliza a Jesús con una piedra blanca (Ap. 2:17), y dice que la roca era Cristo (1 Cor. 10:4). ¿Cuál es el significado del tabernáculo? Jesús comparó al templo de Jerusalén con su cuerpo (Jn. 2:21). Además, designó a los santos que creyesen en él «templos de Dios» (1 Cor. 3:16). Por lo tanto, el templo es la representación en imagen del mismo Jesús.

Si los israelitas centrados en Moisés, hubieran tenido éxito en su primer curso de la restauración de Canaán, se habrían preparado para recibir al Mesías construyendo el templo, tan pronto como hubieran entrado en la tierra de Canaán. Sin embargo, debido a su infidelidad, ni siquiera comenzaron el primer curso.

En su segundo curso, construyeron un tabernáculo en lugar del templo, porque tenían que vagar por el desierto, después de haber cruzado el mar Rojo. Por ello, el tabernáculo era la representación simbólica del mismo Jesús. Por esta razón, cuando ordenó Dios a Moisés que construyese el tabernáculo, dijo: «Me han de hacer un Santuario para que yo habite en medio de ellos» (Ex. 25:8).

El tabernáculo se componía de «El Santo» y «El Santísimo» (el santo de los santos). El santísimo era el lugar donde solamente podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para ofrecer sacrificios. En él estaba el arca, y era el lugar donde Dios se hacía presente. Por lo mismo, El Santísimo simbolizaba al Espíritu de Jesús.

El Santo era el lugar donde se entraba ordinariamente, y simbolizaba al Cuerpo de Jesús.

Puede decirse también que el Santísimo simbolizaba al mundo substancial invisible, mientras que el Santo simboliza el mundo substancial visible.

Cuando Jesús fue crucificado, el velo que separaba el Santísimo del Santo fue rasgado en dos de arriba abajo (Mt. 27:51), queriendo decir que por el cumplimiento de la providencia de la salvación espiritual por medio de la crucifixión de Jesús se abrió el camino de comunicación entre el espíritu y el cuerpo físico, y entre el cielo y la tierra, entre la realidad vincular y la realidad del enlace, entre la realidad absoluta y la realidad relativa del valor.

¿Cuál es el significado del tabernáculo? Jesús comparó al templo de Jerusalén con su cuerpo (Jn. 2:21). Además, designó a los santos que creyesen en él «templos de Dios» (1 Cor. 3:16). Por lo tanto, el templo es la representación en imagen del mismo Jesús.

Si los israelitas centrados en Moisés, hubieran tenido éxito en su primer curso de la restauración de Canaán, se habrían preparado para recibir al Mesías construyendo el templo, tan pronto como hubieran entrado en la tierra de Canaán. Sin embargo, debido a su infidelidad, ni siquiera comenzaron el primer curso.

En su segundo curso, construyeron un tabernáculo en lugar del templo, porque tenían que vagar por el desierto, después de haber cruzado el mar Rojo. Por ello, el tabernáculo era la representación simbólica del mismo Jesús. Por esta razón, cuando ordenó Dios a Moisés que construyese el tabernáculo, dijo: «Me han de hacer un Santuario para que yo habite en medio de ellos» (Ex. 25:8).

El tabernáculo se componía de «El Santo» y «El Santísimo» (el santo de los santos). El santísimo era el lugar donde solamente podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para ofrecer sacrificios. En él estaba el arca, y era el lugar donde Dios se hacía presente. Por lo mismo, El Santísimo simbolizaba al Espíritu de Jesús.

El Santo era el lugar donde se entraba ordinariamente, y simbolizaba al Cuerpo de Jesús.

Puede decirse también que el Santísimo simbolizaba al mundo substancial invisible, mientras que el Santo simboliza el mundo substancial visible.

Cuando Jesús fue crucificado, el velo que separaba el Santísimo del Santo fue rasgado en dos de arriba abajo (Mt. 27:51), queriendo decir que por el cumplimiento de la providencia de la salvación espiritual por medio de la crucifixión de Jesús se abrió el camino de comunicación entre el espíritu y el cuerpo físico, y entre el cielo y la tierra, entre la realidad vincular y la realidad del enlace, entre la realidad absoluta y la realidad relativa del valor.

Entonces, ¿qué era el arca? El arca simbolizaba la alianza del hombre con Dios, que tenía que estar guardada en el Santísimo (los valores absolutos). En ella estaban las dos tablas de la Ley, simbolizando la verdad absoluta y eterna y la verdad relativa al momento y fragmento. Las tablas eran de piedra, simbolizando la firmeza y valor de Jesús y el Espíritu Santo.

En el arca había maná, que había sido el alimento de vida para los israelitas en su curso en el desierto y que simbolizaba los nutrientes derivados de la experiencia modelo ejemplar que establecería Jesús, lo que tradicionalmente se ha entendido como el Cuerpo de Jesús.

El maná estaba contenido en una urna de oro, que simbolizaba la gloria y bendición de los valores absolutos. También figuraba en ella la vara de Aarón que había florecido, la cual mostraba a los israelitas el poder de lo absoluto (Hb. 9:4). El arca, en su totalidad era el cuerpo condensado del universo moral.

El propiciatorio estaba encima del arca, y Dios dijo que tenían que hacer dos querubines de oro labrado que cubriesen los dos extremos del propiciatorio. Entonces, El se encontraría con ellos allí, entre los dos querubines, y les hablaría dándoles todos los mandamientos para el pueblo de Israel (Ex. 25:16-22). Entre los dos complementos del afecto se establece la reciprocidad vincular.

Esto nos muestra que, más tarde, cuando viniesen Jesús y el Espíritu Santo, y redimiesen a los hombres a través de cambiar sus corazones, los valores de plenitud, justicia y cumplimiento se aparecerían en el propiciatorio, en la reciprocidad afectiva; al mismo tiempo significa que, el querubín (celo) que había bloqueado a Adán el camino que llevaba al Árbol de la Vida en el Jardín del Edén, se separaría en dos al ser reconocidos, (celo – recelo) uno a cada lado, a la derecha y a la izquierda, y todos disfrutarían de la oportunidad de acercarse a Jesús como Árbol de la Vida, y recibir la ley y los principios de la creación.

¿Cuál fue, entonces, el propósito de Dios, al darles las tablas de piedra, el tabernáculo y el arca? Los israelitas, después de haber terminado el período de 400 años de indemnización necesarios a causa del fallo de Abraham en la ofrenda simbólica, castigaron a los egipcios con las tres señales y las diez plagas; al dividir en dos las aguas del mar Rojo se ahogaron innumerables soldados y carros egipcios que iban en su persecución, y después se abrieron camino en el desierto. Los israelitas habían dejado Egipto con mucho resentimiento y hostilidad. Por lo tanto, los israelitas, que estaban en una situación que les obligaba a continuar su camino sin poder volver a Egipto, tenían que seguir el curso inevitable de la restauración de Canaán a toda costa. Por esto, Dios realizó muchos milagros y señales en la «providencia para la partida» e hizo cruzar a los israelitas el mar Rojo, poniéndoles así en una situación en la que no pudieran volver.

Sin embargo, los israelitas cayeron todos en la infidelidad. En último término, existía el peligro de que incluso Moisés pudiese actuar con infidelidad. Por ello, Dios tuvo que establecer un objeto de fe firme, que nunca cambiase, aunque el hombre lo hiciese. Es decir, siempre que hubiera un solo hombre con fe absoluta, Dios podría hacer que este hombre se hiciera cargo del servicio al objeto de fe, realizando así gradualmente la voluntad de Su providencia.

¿Qué era lo que debería el hombre establecer como objeto de fe? Era el tabernáculo, que simbolizaba al Mesías, conteniendo el arca con las tablas de piedra dentro. Por lo tanto, la construcción del tabernáculo significó que el mérito para el Mesías simbólicamente ya se había establecido.

Consecuentemente, si los israelitas centrados en Moisés, hubiesen exaltado el tabernáculo como al Mesías con profunda lealtad y obediencia se hubiesen restaurado en la tierra bendecida de Canaán, y se habría realizado en aquel tiempo el fundamento de sustancia a nivel nacional.

Si todos los israelitas hubieran caído en la infidelidad, aunque sólo Moisés hubiera permanecido al cuidado del tabernáculo, la nación podría establecer de nuevo la condición de indemnización y podría restaurarse sobre ese fundamento centrado en Moisés, al servicio del tabernáculo. Además, aunque Moisés cayera en la infidelidad, si un solo hombre de Israel hubiera custodiado el tabernáculo hasta el final, en lugar de Moisés, Dios podía obrar de nuevo en Su providencia de restaurar toda la nación que había caído en infidelidad, centrándose en la única persona que quedase.

Si los israelitas no hubieran caído en la infidelidad en su primer curso de la restauración de Canaán a nivel nacional, la familia de Moisés podría haber desempeñado el papel del tabernáculo. Moisés podría haber sustituido a las tablas de piedra y al arca de la alianza, y la ley familiar de Moisés podría haber sido el sustituto de la ley celestial. Así, podrían haber entrado en la tierra de Canaán sin necesidad de las tablas de piedra, del Arca ni del Tabernáculo; y allí podrían haber construido el Templo. Dios dio a los israelitas las Tablas de piedra, el Tabernáculo y el Arca para salvarlos una vez que cayeron en la infidelidad. El Tabernáculo, que era la representación simbólica de Jesús y el Espíritu Santo, era lo que necesitaban hasta la construcción del templo. El templo, que era la representación en imagen de Jesús y el Espíritu Santo, era lo que necesitaban hasta la venida del Mesías, que venía a ser el templo substancial.

b) El fundamento para el tabernáculo

Así como el fundamento para recibir al Mesías debe ser realizado para poder recibirlo, el «fundamento para el tabernáculo» debe ser establecido para poder recibir al tabernáculo, que es el símbolo del Mesías.

Por lo tanto, no hay duda que tenían que establecer el fundamento de fe y el fundamento de sustancia para el tabernáculo. Entonces ¿qué deberían haber hecho los israelitas, centrados en Moisés, para establecer estos dos fundamentos ?

Si Moisés establecía de manera aceptable el período de 40 días de separación de la naturaleza caída por medio del ayuno y la oración, obedeciendo a las palabras de Dios para el tabernáculo, quedaría establecido el fundamento de fe para el tabernáculo; y la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída para el tabernáculo podía establecerse, si los israelitas obedecían en sumisión y fe a Moisés, que había realizado el ideal del tabernáculo. Por consiguiente, el fundamento de sustancia para el tabernáculo quedaría también establecido. Aquí el tabernáculo se refiere al conjunto, incluyendo las tablas de piedra y el arca de la alianza.

El primer fundamento para el tabernáculo

El hombre es un ser substancial (encarnación) de la Palabra, creado en el sexto día (Jn. 1:3). Por lo tanto, con el fin de realizar la providencia de dar al hombre las Palabras de la recreación para la restauración del hombre caído, Dios tenía que santificar el número seis correspondiente al período de la creación invadido por la naturaleza caída. Por esto, Dios santificó el monte Sinaí, cubriéndolo con nubes en la gloria de Yahvéh durante 6 seis días. Apareciéndose en medio de las nubes al séptimo día, llamó a Moisés (Ex. 24:16). A partir de entonces, Moisés ayunó durante 40 días y 40 noches (Ex. 24:18). El motivo de ayuno fue que Dios quiso que Moisés estableciese el fundamento de fe para el tabernáculo, que era el Mesías simbólico, por medio del período de 40 días de separación de la naturaleza caída; porque los israelitas habían caído otra vez en la infidelidad, después de haber cruzado el mar Rojo.

Como ya hemos visto, la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída en el curso de restauración a Canaán, no se cumpliría por la mera confianza y obediencia temporal de los israelitas en Moisés, sino permaneciendo en este estado hasta que ya en Canaán hubieran construido el templo y recibido al Mesías. De la misma forma, para el establecimiento de la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída en el fundamento de sustancia para la construcción del tabernáculo, los israelitas deberían haber confiado, servido y obedecido a Moisés, hasta que acabase de erigirlo. Sin embargo, los israelitas cayeron en infidelidad mientras Moisés ayunaba y oraba. Hicieron que Aarón les construyese un becerro de oro y lo adoraron diciendo que era su dios, el que les había sacado de la tierra de Egipto (Ex. 32:4). De este modo, los israelitas fracasaron en establecer la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída, que tenían que cumplir para recibir el tabernáculo, fracasando también en el establecimiento del fundamento de sustancia para el tabernáculo.

Dios conducía a los israelitas con señales y milagros. Sin embargo, ni siquiera Dios podía intervenir en sus acciones durante el período en el cual el hombre mismo tenía que restaurar la Palabra por su propia parte de responsabilidad, porque fue el mismo hombre el que había perdido el fundamento de la Palabra apartándose de la ley o de la normativa natural de las especies.

Moisés ardió en cólera al ver al pueblo bailando ante el ídolo, arrojó las dos tablas de piedra al pie del monte y las rompió (Ex. 32:19). Como consecuencia, la naturaleza caída, el celo extremo, el recelo, invadió el fundamento de fe para el tabernáculo que había establecido Moisés por medio del período de 40 días de separación.

Las dos tablas de piedra, como ya aclaramos antes, simbolizaban al segundo Adán y la segunda Eva, Jesús y el Espíritu Santo. El hecho de que Moisés rompiese las dos tablas de piedra, símbolos de Jesús y del Espíritu Santo, a causa de la infidelidad de los israelitas, nos mostraba simbólicamente que más tarde, cuando Jesús viniese, Jesús y el Espíritu Santo podrían fracasar en realizar la misión original dada por Dios, de restaurar los vínculos filiopaternales, fraternoconyugales y paternofiliales incondicionales, siendo Jesús crucificado si el pueblo judío caía en la incredulidad.

La infidelidad de los israelitas frustró la providencia de la restauración, que tenía el propósito de que estableciesen el fundamento para el tabernáculo. La providencia de establecer el fundamento para el tabernáculo fue prolongada una segunda y una tercera vez, a causa de la continua infidelidad de los israelitas.

El segundo fundamento para el tabernáculo

Los israelitas centrados en Moisés cayeron en la infidelidad a la providencia de la restauración. Ya que estaban aún sobre el fundamento de haber bebido el agua de la roca en Refidim, que era la raíz de las tablas de piedra (Ex. 17:6), se justificó el hecho de que Moisés pudiera reanudar su curso aun después de haber roto las tablas de piedra, y talló dos tablas como las primeras para que pudiera escribir en ellas la palabra escrita en las primeras tablas (Ex. 34:1).

Pero Moisés no podía restaurar el tabernáculo centrado en las tablas de piedra, sin restaurar antes el fundamento de fe para el tabernáculo, estableciendo de nuevo el fundamento de 40 días de separación de la naturaleza caída. Por lo tanto, Moisés pudo restaurar el ideal del tabernáculo y las segundas tablas de piedra con la Palabra (ley) Diez Mandamientos escritos en ellas, sólo después de los segundos 40 días y 40 noches de ayuno (Ex. 34:28). El hecho de que las tablas de piedra, una vez rotas, fuesen restauradas por el ayuno y oración durante 40 días y 40 noches, nos mostraba que Jesús, aunque fuera crucificado, podría volver de nuevo y comenzar la providencia de la salvación sobre este fundamento, siempre que sus seguidores, creyendo en él, estableciesen la condición de separación de la naturaleza caída en un tiempo similar al periodo de 40. Como ocurrió con posteriormente (Hec 1,3)

Durante el período de los 40 días de separación de la naturaleza caída, o de superación de la tentación del celo y los instintos, Moisés restauró por segunda vez el ideal del tabernáculo centrado en las tablas de piedra, en este curso, los israelitas no sólo obedecieron y se sometieron a Moisés, sino que también construyeron el tabernáculo según la dirección y las instrucciones de Moisés; esto ocurrió el primer día del primer mes del segundo año (Ex. 40:17).

De este modo, el pueblo escogido de Israel erigió el tabernáculo sobre el fundamento que habían establecido restableciendo el fundamento de sustancia para el tabernáculo, después de haber hecho la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída.

Sin embargo, como previamente hemos estudiado, el fundamento de sustancia en su segundo curso de restauración a Canaán a nivel nacional no fue establecido simplemente por erigir el tabernáculo. Deberían haber exaltado y honrado a Moisés y al tabernáculo con constante ardor hasta que entraran en Canaán, y construyeran el templo y recibieran al Mesías.

En el día 20 del segundo mes del año segundo, los israelitas partieron del desierto de Sinaí, centrados en el tabernáculo, bajo la dirección de la columna de nube (Num. 10:11-12). Sin embargo, Dios incendió airado su campamento, porque el pueblo cayó otra vez en la infidelidad y profirió quejas en contra de Moisés (Num. 11:1). Los israelitas no tuvieron en cuenta la voluntad de Dios y continuaron teniendo resentimientos hacia Moisés, quejándose de que no tenían pescado ni frutos, excepto el maná, y que echaban de menos la tierra de Egipto (Num. 11:4-6). Por consiguiente, el fundamento para el tabernáculo fue invadido por la naturaleza caída de los israelitas, y la providencia para restaurar este fundamento tuvo que ser prolongada una vez más.

El tercer fundamento para el tabernáculo

El segundo fundamento de fe para el tabernáculo fue invadido por la naturaleza caída de los israelitas al caer de nuevo en la infidelidad. No obstante, debido a la fe y lealtad inmutables de Moisés, el tabernáculo se mantuvo firme sobre el fundamento de fe establecido por Moisés.

Los israelitas se mantenían sobre el fundamento de haber bebido el agua de la roca en Refidim (Ex. 17:6); la roca era la raíz de las tablas de piedra, que eran el centro del tabernáculo, sobre este fundamento, si los israelitas hubieran establecido el fundamento de fe, sobre la base de la unidad en el periodo de los 40 días de separación que estableció Moisés con su ayuno, y si hubiesen obedecido completamente a Moisés, centrados en el tabernáculo, habrían restaurado por indemnización el fundamento para el tabernáculo, por tercera vez. Para ello, se estableció el escenario del período de 40 días de exploración.

Moisés envió a la tierra de Canaán a doce personas que El había escogido, una de cada tribu de Israel, en la posición de jefes de tribu (Num. 13:1), e hizo que explorasen la tierra durante 40 días (Num. 13:25). Sin embargo, al regresar, todos, excepto Josué y Caleb, presentaron informes desalentadores. Informaron que los israelitas no podían destruir ni a las ciudades ni a la gente de allí, diciendo que el pueblo que habitaba la tierra era poderoso y que las ciudades estaban fortificadas (Num. 13:28). Dijeron además que la tierra devoraba a sus habitantes y que todos los hombres que vieron en ella eran de gran estatura, al lado de los cuales parecían saltamontes (Num. 13:32-33). Los israelitas, oyendo este informe, murmuraron contra Moisés y lloraron lamentándose, diciendo que escogerían un capitán y volverían a Egipto. Los exploradores y los israelitas cayeron en la tentación del celo y tuvieron miedo. Y la condición para la restauración del vínculo se perdió de nuevo.

No obstante, Josué y Caleb protestaron diciendo que no debían revelarse contra la Providencia, que debían atacar sin miedo al pueblo que habitaba la tierra. Proclamaron que la providencia estaba centrada en los israelitas y que los cananeos serían su presa, ya que les había sido retirada toda protección (Num. 14:9). Pero la congregación trató de apedrear a Josué y a Caleb (Num. 14:10). Entonces la gloria del Señor se apareció a todo el pueblo, y el Señor dijo a Moisés

«¿Hasta cuándo me va a despreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo van a desconfiar de mí, con todas las señales que he hecho entre ellos?». (Num. 14:11)

Josué y Cale asumen la responsabilidad de continuar la providencia, estableciendo así el fundamento de fe y lealtad a Moisés y sus mandamientos (vinculo filiopaternal incondicional). Juntos en la confianza establecen el vinculo fraternal incondicional.

http://www.megavideo.com/?v=KGT5X2KT ver este documental

edu.red

Ante las súplicas del pueblo al ya anciano juez Samuel para que nombrara un rey que los librara de los invasores filisteos, aquél, aunque creía que Dios debía ser el único soberano de Israel, consultó a Yahveh y ungió a Saúl, de la tribu de Benjamín. Saúl, hombre de gran valor y gigantesca estatura, se mostró al principio un rey firme, que derrotó a amonitas, moabitas y filisteos, y estableció su capital en la ciudad liberada de Yábes-Galaad.

Con el paso del tiempo, sin embargo, Saúl se envaneció y pretendió usurpar las funciones del sacerdocio. Sus transgresiones religiosas motivaron la cólera de Dios, que ordenó a Samuel que consagrara secretamente a David. Éste marchó a la corte de Saúl como arpista, pero los continuos triunfos militares que sucedieron a su victoria frente a Goliat provocaron los celos al rey, que intentó matarlo. Sólo gracias a la ayuda de su esposa Mical, hija de Saúl, pudo huir.

La narración bíblica sobre Saúl describe que éste, poseído por la ira ante la admiración del pueblo y de su propia familia por David, perdió paulatinamente la razón. Desesperado por sus continuas derrotas en el campo de batalla, evocó el espectro de Samuel, que profetizó su muerte y la de su estirpe. Al día siguiente, los filisteos destrozaron el ejército israelita en la Batalla del monte Gilboah y Saúl, para evitar su captura, se dio muerte junto a sus hijos.

Saúl en la posición de Caín pierde su lealtad (Fe incondicional) a lo absoluto al pretender usurpar las funciones del sacerdocio y siente celos de David en la posición de Abel y lo quiere matar. Perdiendo así la posibilidad de restaurar el vinculo fraternal incondicional . La hija de Saúl en la posición de Eva (hermana) protege a David en la posición de Adán restaurando el vínculo fraternal.

Samuel nació por obra del misterio.

Elcaná tuvo dos esposas una de ellas era estéril se llamaba Ana, Elcaná la amaba por sobre la otra esposa a pesar de que no podía concebir, ella rogaba Dios un hijo durante años, pero no pasaba nada. Ana hizo una ofrenda a Dios diciéndole que si le concedía un hijo ella lo ofrecería a Su servicio y quedó embarazada de Samuel (1 Samuel 1.20), Samuel quedó a las órdenes del sacerdote Elí.

Elí había juzgado a Israel durante 40 años (Samuel 4,18) 4000 Israelitas murieron frente a los filisteos. Los Israelitas se unieron para luchar contra los filisteos, pero después de su derrota se dividieron y el arca fue tomado por los filisteos quienes lo pusieron junto a su dios Dagón, pero se les cayó su dios y se llevaron el arca a Gat, pero su gente moría por tumores y pensando que el causal era el arca lo trasladaron a Ecrón, pero siguieron las muertes por tumores y lo devolvieron a los Israelitas.

El Rey Saúl debe establecer el fundamento vincular, a nivel nacional. Es el tercer intento. José, Moisés y Saúl. El rey Saúl, a nivel nacional, repite el proceso seguido por Abraham en su fundamento vincular a nivel familiar. Abraham falló en su intento de restaurar los periodos matemáticos necesarios para asumir el fundamento de fe establecido por Noé, cuando se olvidó de cortar las aves de su ofrenda. Este fallo prolongó de nuevo el curso matemático de 120 años, 40 años, 21años y 40 años. La Necesidad Natural debió extenderse: Abraham, Isaac, Jacob.

Saúl, como figura central de la restauración vincular a nivel nacional, inicia el tercer intento.

El Rey Saúl debió construir el Templo para unir a los israelitas y restaurar de ese modo los periodos de 120 años, 40 días, 21 días y 40 años, establecidos en el curso de Moisés, pero el Rey Saúl falló en su intento de unir a los israelitas con el Templo.

Con el fin de restaurar horizontalmente el curso matemático que debió ser restaurado verticalmente por Saúl, la Naturaleza Vincular debe prolongar el curso matemático de 120 años, 400 años, 210 años y 400 años en la historia.

Moisés 40 años X 3= 120 años. Moisés sobre el fundamento de separación de los 400 años de esclavitud en Egipto, estableció con sus 40 años de su vida en el palacio del Faraón, el fundamento de fe. Entonces intentó erigir el Templo en Canaán. Pero debido a la infidelidad de los israelitas, ese curso fue prolongado 40 años donde Moisés debió mantener su fe en Madián y luego, el periodo de 40 años en el desierto.

El Rey Saúl 40 años X 3 veces = 120 años. El Rey Saúl, sobre el fundamento de separación del periodo de 400 años de jueces, estableció el fundamento de fe en su reinado de 40 años. Entonces él debió erigir el templo, pero debido a su infidelidad el periodo establecido fracasó y debió ser restituido por los reyes David (40 años) y Salomón (40 años)

Jacob fue padre de Judá

Tamar, la nuera de Judá tuvo de él a Peres y a Zéraj. Los hijos de Peres fueron Jesrón y Jamul.

Los hijos que tuvo Jesrón fueron Ierajmeel, Ram y Quelubai.

Ram fue padre de Najsón.

Najsón fue padre de Salmá

Salmá fue padre de Booz

Booz fue padre de Obed

Obed fue padre de Jesé

Jesé fue padre de David.

De Moisés Saúl pasan 10 generaciones y 400 años

David fue nombrado rey de los israelitas pero fue ilícito con Betsabeth quien quedó embarazada y David tiene que matar a su esposo para ocultar el adulterio. Este adulterio desmoronó su vida. Dios maldijo a David y a sus descendientes, fue traicionado por su hijo y murió solo y aislado. David y Salomón durante 40 años respectivamente, intentaron la reconciliación entre el rey y el pueblo en los vínculos incondicionales, pero no lo lograron. Lograron eso si, la devoción al arca, a los mandamientos y a ley judaica que posibilitó el nacimiento de Jesús.

Salomón fue el segundo de los hijos que tuvieron el rey David y Betsabé. En la Biblia, el profeta Natán informa a David de que Dios ha ordenado la muerte a su primer hijo como castigo por el pecado del rey, quien había enviado a la muerte a Urías, marido de Betsabé,

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El segundo libro de Samuel (11:1 a 12:25) cuenta la historia del adulterio de David y Betsabé, y el subsecuente asesinato de Urías para ocultar su culpa. Su plan fracasó cuando Dios envió al profeta Natán a denunciar a David por medio de una parábola. David cayó en ella diciendo al final "El hombre que hizo esto merece morir!" sólo para recibir por respuesta de Nathan: "Tú eres ese hombre".

En el Evangelio de San Mateo (1:6), Betsabé figura como ancestro de Jesús. De ser así Jesús proviene de una relación adultera, la de Betsabé con David.

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Ni David ni Salomón lograron restaurar la incondicionalidad en los vínculos filiopaternales, fraternoconyugales o paternofiliales.

David logró mantener la unidad en su reino, pero no logro establecer la unidad familiar al asesinar a Urías, esposo de su mujer Betsabé. Su segundo hijo Salomón estuvo en la posición de reestablecer los errores de su padre, pero a pesar de su enorme sabiduría y poder, no fue capaz de restaurar el amor con su hermanastro Adonías quien quiso apoderarse del reino de su padre y posteriormente cayó en la tentación de adorar a dioses ajenos a lo absoluto.

El poderío del Rey Salomón se centró en la construcción del Templo, pero Salomón se fue debilitando en sus convicciones y cayó en la tentación de adorar a los dioses de sus concubinas de las que tuvo más de 900, entre ellas la hija del Faraón

Se dice que Salomón tuvo "mil cuatrocientos" carros (1 Reyes 1:26). Esto representa un ejército prodigioso según los cánones antiguos, y el cual sólo pudo haber sido reunido en un largo periodo de tiempo por una civilización estable. A pesar de eso, se nos dice que sólo cinco años después de la muerte del gran rey Salomón, el faraón egipcio Sisak y sus aliados invadieron Judá y capturaron sus ciudades fortificadas con poca o ninguna resistencia militar (2 Crón. 12). La Biblia añade que la misma Jerusalén fue perdonada sólo después de entregar a Sisak la totalidad de las riquezas acumuladas por el rey Salomón.

El reino de Salomón perdió su unidad y se dividió entre sus dos hijos y hubo guerra constante entre Roboam rey de la tribu del sur Judá, Benjamin y Jeroboam. rey de las 10 tribus del norte, Israel, pero Israel desvió su corazón a dioses falsos y fue invadido por sus vecinos. Y Judá permaneció leal a los valores absolutos.

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