Descargar

Fascismo y Nazismo (página 2)

Enviado por Soledad Rosales


Partes: 1, 2

Alemania: los nazis en el poder

El crac de 1929 afectó toda Europa, pero al que más afecto fue a Alemania. La República se disolvió. Surgieron las propuestas nacionalistas y obtuvieron apoyo; Hitler accedió al poder a través de métodos violentos y acciones parlamentarias. Guiado por ideas antisocialcitas y antisemitas, organizó grupos armados y estructuró una rígida disciplina, el PARTIDO NAZI. Luego este partido ganó en votos provenientes de personas afectadas por la crisis económica y en 1933 Hitler fue nombrado canciller. En pocos meses logró tener apoyo de todos los partidos nacionalistas y el partido católico y así disolvió el parlamento. Fue proclamado Jefe y obligó al Ejército a jurarle fidelidad. La dictadura de Hitler se transformo asi en un nuevo tipo de estado: el III REICH.

EL TERCER REICH CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN AUTORITARIO: Hitler encarnó una política de persecución y eliminación de toda oposición política y social. Se crearon las SS, escuadrones defensivos, para perseguir y capturar cualquier oposición ideológica. La propaganda estatal fue fundamental para convencer a los alemanes, de la necesidad de llevar adelante una "Purificación racial".

EL HOLOCAUSTO JUDÍO: El antisemitismo no era un fenómeno exclusivamente Alemán. El odio ¡hacia los judíos se había exacerbado entra algunos habitantes de otros países de Europa, coincidiendo con el auge de las ideas nacionalistas y del expansionismo colonialista.

El exterminio del pueblo judío fue planeado por el estado hitleriano. La eliminación de los judíos era parte de la ideología nacionalista, y se sustentaba en el supuesto de que entre los hombres existen razas superiores e inferiores. A su plan de exterminio de los judíos, Hitler lo llamo la solución final. Antes de consumir la matanza, los judíos fueron privados de sus derechos como ciudadano y obligados a vivir en guetos. A los judíos los tenían a vivir penosamente, hacinados y hambreados, y el paso siguiente era el campo de concentración: obligados a trabajar forzados y luego muertos en las cámaras de gas.

Los Nazis usaban el terror como manera de controlar a la gente. En 1933 el primer campo de concentración, Dachau, fue construído para encarcelar a aquellos que vocalmente se opusieran a los Nazis–principalmente los comunistas, socialistas y demócratas sociales. Las condiciones en el campo eran brutales, y Dachau servía como ejemplo amargo a los que se atrevían a oponerse al régimen nazi.

El Partido Nacionalsocialista en el Reichstag

El NSDAP ganó apoyo rápidamente y reclutó en sus filas a miles de funcionarios públicos despedidos, comerciantes y pequeños empresarios arruinados, agricultores empobrecidos, trabajadores decepcionados con los partidos de izquierdas y a multitud de jóvenes frustrados y resentidos que habían crecido en los años de la posguerra y no tenían ninguna esperanza de llegar a alcanzar cierta estabilidad económica. En las elecciones al Reichstag (cámara baja del Parlamento alemán) de 1930 los nazis obtuvieron casi 6,5 millones de votos (más del 18% de los votos totales emitidos), lo que suponía un gran ascenso en comparación con los 800.000 votos (aproximadamente un 2,5%) obtenidos en 1928. Los 107 escaños alcanzados en estas elecciones les convirtieron en el segundo partido del Reichstag, después del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que ganó 143 escaños. El KPD, con 4,6 millones de votos, también logró un considerable avance con la obtención de 77 escaños.

El partido nazi rentabilizó al máximo el agravamiento de la depresión económica (conocida internacionalmente como la Gran Depresión) entre 1929 y 1932. Los esfuerzos desesperados del canciller Heinrich Brüning por salvar la república democrática mediante decretos de emergencia no consiguieron frenar el creciente desempleo. Por el contrario, la ineficacia de su administración socavó la escasa fe de la población alemana en la democracia parlamentaria. Así pues, Hitler obtuvo un elevado número de votos en las elecciones presidenciales de 1932, aunque la victoria final fue para Paul von Hindenburg.

En las elecciones al Reichstag celebradas en julio de 1932, el NSDAP recibió 13,7 millones de votos y consiguió 230 escaños de un total de 670. Se había convertido en el partido más fuerte, aunque no contaban aún con la mayoría absoluta, y el presidente Hindenburg ofreció a los nacionalsocialistas ingresar en un gobierno de coalición. Hitler rechazó esta propuesta y reclamó gobernar en solitario. Se disolvió el Reichstag y el NSDAP obtuvo únicamente 11,7 millones de votos (196 escaños) en las elecciones que se convocaron en noviembre para elegir una nueva asamblea. El SPD y el KPD obtuvieron en total más de 13 millones de votos, lo que les reportó 221 escaños; sin embargo, puesto que estos grupos eran rivales, los nazis, a pesar de su retroceso electoral, continuaron siendo la fuerza mayoritaria en el Reichstag. Hitler volvió a negarse a participar en un gobierno de coalición y la asamblea legislativa alemana se disolvió por segunda vez. Hindenburg finalmente nombró a Hitler canciller el 30 de enero de 1933, aconsejado por quien desempeñaba ese cargo hasta entonces, el dirigente del partido católico del Centro, Franz von Papen.

A partir de este momento se inició la creación del Estado nacionalsocialista instituido bajo un sistema de partido único.

A finales de febrero, cuando estaba a punto de concluir la campaña de las nuevas elecciones al Reichstag, el edificio que albergaba al parlamento fue destruido por un incendio y se sospechó que este acto había sido provocado. Los nazis culparon a los comunistas y utilizaron este incidente como un pretexto para reprimir a los miembros del KPD con una brutal violencia; la misma suerte corrió posteriormente el SPD. Ningún partido ofreció una resistencia organizada. Finalmente, todas las demás agrupaciones políticas fueron ilegalizadas, se consideró un delito la formación de nuevos partidos, y los nacionalsocialistas pasaron a ser la única organización política legal. Por la Ley de Poderes Especiales del 23 de marzo de 1933, todas las facultades legislativas del Reichstag fueron transferidas al gabinete. Este decreto otorgó a Hitler poderes dictatoriales por un periodo de cuatro años y representó el final de la República de Weimar. El 1 diciembre de 1933 se aprobó una ley por la cual el partido nazi quedaba indisolublemente ligado al Estado.

La Organización del Partido a partir de 1933

Desde ese momento, el partido se convirtió en el principal instrumento del control totalitario del Estado y de la sociedad alemana. Los nazis leales no tardaron en ocupar la mayoría de los altos cargos del gobierno a escala nacional, regional y local. Los miembros del partido de sangre alemana pura, mayores de dieciocho años, juraron lealtad al Führer y, de acuerdo con la legislación del recién instituido III Reich, sólo debían responder de sus acciones ante tribunales especiales del partido. En principio, la pertenencia a esta agrupación era voluntaria; millones de ciudadanos deseaban afiliarse, pero muchos otros fueron obligados a ingresar en ella contra su voluntad. Era preciso ser miembro del partido para ocupar un puesto en la administración pública. Se estima que el número de afiliados llegó a alcanzar los 7 millones en el momento de mayor auge.

La principal organización auxiliar del partido nazi eran las SA, designadas oficialmente como garantes de la revolución nacionalsocialista y vanguardia del nacionalsocialismo. Obtuvieron por la fuerza grandes cantidades de dinero de los trabajadores y campesinos alemanes a través de sus recaudaciones anuales de las contribuciones de invierno para los pobres; se encargaron de la formación de los miembros del partido menores de diecisiete años; participaron en la organización de un pogromo contra los judíos en 1938 (causante de la denominada Noche de los cristales rotos); adoctrinaron a los oficiales asignados a las fuerzas terrestres del Ejército alemán y dirigieron a las fuerzas de defensa nacional del Reich durante la II Guerra Mundial.

Otra importante formación del partido eran las SS, que organizaron divisiones especiales de combate para apoyar al Ejército regular en los momentos críticos de la contienda. Este cuerpo, junto con el Sicherheitsdienst (Servicio de Seguridad o SD), la oficina de espionaje del partido y del Reich, controló el partido nazi durante los últimos años de la guerra. El SD se encargó del funcionamiento de los campos de concentración, creados para retener a las víctimas del terrorismo nazi, y desempeñó un importante papel durante la etapa del conflicto bélico al permitir a Hitler controlar a las Fuerzas Armadas desde el Estado Mayor. Otra sección importante del partido eran las Hitler Jugend (Juventudes Hitlerianas), que formaban a jóvenes entre los 14 y los 17 años de edad para convertirlos en miembros de las SA, las SS o del partido. La Auslandorganisation (Organización para Asuntos Exteriores) se ocupaba de la propaganda nazi y creó, financió y dirigió las agrupaciones nacionalsocialistas de Alemania y de la población alemana residente en el extranjero.

La reorganización de la sociedad alemana

Hitler comenzó a crear un Estado nacionalsocialista eliminando la oposición de las clases trabajadoras y de todos los demócratas. El juicio del incendio del Reichstag sirvió como pretexto no sólo para suprimir al KPD y al SPD, sino para abrogar todos los derechos constitucionales y civiles y crear campos de concentración para confinar a las víctimas del terror nacionalsocialista.

POLÍTICA ECONÓMICA, INDUSTRIAL Y GUERRA: Para resolver los problemas económicos, el tercer reich impuso la intervención del estado en la economía. El objetivo era lograr la autarquía económica ( lograr que el país pudiera autoabastecerse y no necesitara comprar al exterior), y reestructurar el aparato productivo orientándolo a la industria bélica. Aumentaron la producción agrícola y favoreció la concentración económica. Redujo el desempleo y promovió el desarrollo de la industria automotriz. La intervención del Estado, la falta de oposición política y el apoyo de los grupos económicos permitió la rápida recuperación económica y se redujo el desempleo. Se estableció el servicio militar obligatorio. La política de Hitler fue uno de los factores desencadenantes de la Segunda Guerra Mundial.

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL:

EL EXPANSIONISMO NAZI:

El inicio de la segunda guerra mundial fue provocado por el expansionismo del Tercer Reich, su primer objetivo era unir Austria y el segundo era ocupar Checoslovaquia, para "Unir a todos los alemanes en una gran Alemania", la invasión nazi a Polonia provocó que finalmente Francia e Inglaterra entraran en la guerra acusándolo de violar el tratado de paz de Versalles. * La segunda guerra mundial provocó transformaciones en las sociedades y en las relaciones internacionales. Fue otra manifestación de " Crisis ínter imperialistas" y que no había sido resuelta completamente por los tratados de paz.

Fue una guerra total, los países intervinieron con su potencia militar económica y política, con fines más económicos. – Finalizada la guerra, los EEUU y la URSS se repartieron las zonas de influencia y representaron dos modelos opuestos. Europa quedó dividida en dos bloques y pasó a ocupar un segundo plano.

La Guerra Total:

La guerra relámpago para Hitler fue exitosa en primer momento. Alemania ya ocupaba Polonia, Checoslovaquia, Austria y Francia, y fue imposible penetrar en Gran Bretaña. En 1941 la guerra se generalizo, y se sumaron la Unión Soviética, Estados Unidos y Japón. Se establecieron 2 frentes, el Frente Ruso y la Guerra del Pacifico. La derrota alemana frente a la Unión Soviética y a Estados Unidos debilitaron de manera decisiva a Alemania.

El frente ruso: Hitler realizo una mala evaluacion del poderio sovietico y creyo oportuno atacar a la Union Sovietica. Los nazis justificaron el ataque con los argumentos del espacio vital y del anticomunismo. La intencuion de Hitler apoderarse de la zona petrolera del Cáucaso y tomar la ciudad de Stalingrado, por ser un centro industrial y de comunicaciones claves.

La guerra del pacifico:En 1942 las esperanzas japonesas de nuevas conquistas quedaron frustradas por la batalla de midway, pero el cambio de situación en el Pacifico solo se podía lograr mediante la ocupación metódica y completa de las islas. Los marines norteamericanos comenzaron esta fase con la conquista de guadalcanal: contra todo pronostico, aquel desembarco no ofreció dificultades excesivas, pero los combates en tierra duraron seis meses (agosto de 1942-febbrero de 1943) en un clima tropical extremadamente caluroso. Al mismo tiempo (agosto-octubre) tuvieron lugar las no menos sangrientas batallas navales de la isla de Savo, de las Salomon Orientales, el cabo Esperance y Santa Cruz. En 1943 el ritmo de las operaciones norteamericanas se mantuvo lento debido a la necesidad de constituir y concretar unidades tácticas aeronavales y tropas anfibias. El avance norteamericano se limito al archipiélago de las Salomon, donde se conquisto Nueva Georgia (julio), las Islas Treasury (octubre), Choiseul (octubre-noviembre) y Bougainville (noviembre-diciembre). Los norteamericanos actuaron, además, el lado de los australianos en la campaña de reconquista de Nueva Guinea y efectuaron tres sangrientas operaciones combinadas para la conquista de los Atolones de Makin, Apamama y Tarawa en el archipielago de Gilbert (noviembre). En el continente asiatico, a comienzos de 1943 Birmania regisro el avance Britanico en Arakan, se desencadeno la contraofensiva japonesa de Akyab y la primera incursion de las unidades espaciales mandadas por el general Wingate. Se efectuaron también otras operaciones en la frontera entre Birmania y China

EL FINAL DEL III REICH: En 1943 los aliados pasaron a la ofensiva Alemana debilitada por problemas económicos y crecía la resistencia de sus territorios ocupados. En Francia comenzaron a actuar los "Partismo"(grupos antifascistas). La derrota definitiva se produjo en Normandia y Berlin. Por el Oeste EEUU e Inglaterra liberaron Francia; Por el este la union Sovietica libero Berlin. El presidente de los Estados Unidos ordeno lanzar la Bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, Y cuando estas fueron destruidas, Alemania ya había sido derrotada. Estados Unidos se justifico diciendo que la bomba terminaría de convencer a Japón.

Fascismo

Sistema ideológico y político creado por Benito Mussolini, de carácter radicalmente antidemocrático y antisocialista, a favor del militarismo y de un nacionalismo extremo, organizado en Italia con un sistema de extrema derecha, jerárquico-autoritario, fundamentalmente opuesto a la democracia y al liberalismo.

Fascismo, forma de totalitarismo del siglo XX que pretende la estricta reglamentación de la existencia nacional e individual de acuerdo con ideales nacionalistas y a menudo militaristas; los intereses contrapuestos se resuelven mediante la total subordinación al servicio del Estado y una lealtad incondicional a su líder. En contraste con los totalitarismos de izquierdas identificados con el comunismo, el fascismo basa sus ideas y formas en el conservadurismo extremo. Los regímenes fascistas se parecen a menudo a dictaduras —y a veces se transforman en ellas—, a gobiernos militares o a tiranías autoritarias, pero el fascismo en sí mismo se distingue de cualquiera de estos regímenes por ser de forma concentrada un movimiento político y una doctrina sustentados por partidos políticos al margen del poder.El fascismo hace hincapié en el nacionalismo, pero su llamamiento ha sido internacional. Surgió con fuerza por primera vez en distintos países entre 1919 y 1945, sobre todo en Italia, Alemania y España. En un sentido estricto, la palabra fascismo se aplica para referirse sólo al partido italiano que, en su origen, lo acuñó, pero se ha extendido para aplicarse a cualquier ideología política comparable. Del mismo modo, Japón soportó durante la década de 1930 un régimen militarista que presentaba fuertes características fascistas. Los regímenes fascistas también existieron en periodos variables de tiempo en muchos otros países. Incluso democracias liberales como las de Francia e Inglaterra tuvieron movimientos fascistas importantes durante las décadas de 1920 y 1930. Después de la derrota de las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokyo en la II Guerra Mundial, el fascismo sufrió un largo eclipse, pero en los últimos tiempos ha reaparecido de forma más o menos abierta en las actuales democracias occidentales, sobre todo en Francia y en Italia.

Italia después de la guerra: La primera guerra mundial acentuó el nacionalismo de los italianos en la medida en que sus reivindicaciones territoriales no fueron satisfechas por el tratado de Versalles. La región de Fiume, por ejemplo, que los italianos reclamaban, le fue entregada a Yugoslavia. Además, las potencias de la Entente

no reconocieron los esfuerzos de Italia en la guerra en la que había perdido 650.000 combatientes y sufrido la devastación de Venecia y otras regiones. El frustrado pueblo italiano achacó al gobierno liberal italiano su debilidad frente a Francia e Inglaterra culpándolo además de la generalizada crisis económica del país que afectaba principalmente a obreros y campesinos.

Las rebeliones rurales y urbanas se generalizaron, produciéndose saqueos de comercios y ocupación de fábricas alentados por los partidos de izquierda: Socialista y Comunista.El principio esencial de la doctrina fascista es la concepción del Estado. Para el fascismo, el Estado no es lo absoluto, ante el cual los individuos y los grupos no son sino lo relativo. El estado fascista es una voluntad de poder y de dominación. Para el fascismo, la aspiración al Imperio, es decir, a la expansión de las naciones, es una manifestación de vitalidad; s u contrario, el espíritu casero, es un signo de decadencia. Loa pueblos que nacen o que resucitan, son imperialistas, los pueblos que mueren son los que renuncian. El imperio exige la disciplina, la coordinación de esfuerzos, el deber y el sacrificio. En este momento más que nunca, los pueblos tienen sed de autoridad, de dirección y de orden. Si cada siglo tiene su doctrina, mil indicios muestran que la de este siglo fue el fascismo.

ITALIA: El ascenso del Fascismo:

Luego de la guerra, Italia se vio afectada por tensiones sociales, frente al gran numero de desocupados que impulso la actividad sindical. Los años 1919-20 se llamaron "Viena Roja" por la manifestación de huelgas, ocupaciones de fabricas y tierras organizadas por el socialismo. Los sectores de la burguesía industrial se vieron amenazados, sus ingresos disminuían y veían que los obreros ganaban más que ellos. La alta burguesía y los sectores medios, querían mantener el orden capitalista. Así emergió Benito Musollini quien creo una organización que proponía frenar el avance político de los socialistas. Entre 1922-25, Musollini llego a controlar el poder, Mantuvo la monarquía pero destruyo las instituciones democráticas e instalo un régimen autoritario. Los partidos políticos opositores, fueron destruidos, se estableció: La censura de la prensa. Pena de muerte. Se persiguió a la oposición.

El Estado "fascista" impulso un "sistema corporativo" impulso en "la colaboración de las clases". El estado fue el "arbitro" de los conflictos entre obreros y empresarios. Finalmente en 1939 se termino de formar el régimen cuando se suprime la cámara de diputados asumido luego por "cámara de fascios y corporaciones".

Los fascistas en el poder: El partido fascista fue creado por Benito Musscolini, a poco de terminar la guerra. Agrupó inicialmente a individuos partidarios de detener la expansión izquierdista que se venía operando en Italia y para lo cual no vacilaban en propiciar el uso de la violencia. El fascismo fue ganando el apoyo de sectores vinculados con los militares, la burguesía y la clase media italianos, quienes alarmados por el auge de los izquierdistas, vieron en esta fuerza un medio para detener las agitaciones sociales.Ante lo que calificaban de pasividad del gobierno, grupos fascistas armados realizaron frecuentes atentados contra líderes socialistas y comunistas así como en las sedes de esos partidos y de sindicatos. En octubre de 1922, cincuenta mil fascistas, los llamados camisas negras (fasci de combatimento, distinguidos precisamente, por vestir camisas negras), realizaron una marcha sobre Roma y exigieron al rey Victor Manuel II la formación de un nuevo gobierno liderado por Musscolini.

El rey cedió y los fascistas llegaron al poder.Musscolini instauró una dictadura que no vaciló en recurrir a todos los medios coercitivos, aún el secuestro y el asesinato de destacados líderes opositores. Fue declarado Duce (guía, conductor, caudillo) y todo el poder se concentró en él.Con el fascismo en el poder, se terminaron las libertades públicas en Italia. Se disolvieron los partidos políticos y todas las organizaciones hostiles al gobierno; sólo subsistió el Partido Fascista; toda oposición fue destruida.Desde el gobierno se propició un nacionalismo extremo que derivó hacia prédicas militaristas e imperialistas, creándose un fuerte ejército y una poderosa escuadra. Con la intención de poner fin a los enfrentamientos entre empresarios y trabajadores, los fascistas concibieron un Estado corporativo basado en las corporaciones (representaciones mixtas de patrones y obreros).En el orden económico se apoyó la iniciativa privada y se planteó una política de pleno empleo propiciándose grandes obras públicas y estimulándose la producción de la agricultura y de la industria. Las reservas del Banco de Italia se incrementaron y la lira (moneda italiana), aumentó su valor.Bajo el lema "Creer, obedecer, combatir", se estructuró un Estado que se fundamentó en la Cámara de los Fascios y las Corporaciones, ambas convertidas en instrumentos incondicionales del gobierno. El fascismo afirmó la primacía del Estado, encarnado en el Duce, jefe todopoderoso. La expresión "il duche ha siempre razione" (el Duce siempre tiene razón) envolvió a Musscolini con un hálito de infalibilidad indiscutible.En 1929, Musscolini llegó a un acuerdo con el Papado con quien firmó el Tratado de Letrán, por el cual se reconoció al Papa su soberanía sobre la pequeña región del Vaticano.

El Estado Fascista

En la Estructura del Estado Fascista Italiano es característico el mantenimiento de ciertas formas institucionales tradicionales y al mismo tiempo la existencia de instituciones paralelas que, sin suprimir a aquellas, las vacían de contenido. Continúan el Rey, el Parlamento y el Ejército, pero el poder está en el jefe del Estado, en el Gran Consejo, en el Partido Fascista y en las Milicias. Existía un verdadero culto al jefe, muy visible en las grandes manifestaciones a las que Mussolini aportaba sus naturales actitudes para dirigirse de modo efectista a las multitudes y provocar en éstas verdaderas explosiones de entusiasmo. La prensa, la radio y el cine se encargaban de mantener este estado de pasión colectiva. La fórmula "Mussolini siempre tiene razón", artículo octavo de los diez mandamientos de las milicias fascistas, es altamente representativa. La Ley Electoral de 1928 también es ilustrativa. Establecía las "listas de confianza", o sea, un proceso previo de selección de candidatos, a cambio del Gran Consejos y a propuestas de las confederaciones nacionales de corporaciones, lo que significaba que el electorado no tenía opciones entre listas sino que debería simplemente aceptar o rechazar así elaborada. El partido fascista decidido por la consigna "creer, obedecer, combatir", constituyó la elite dirigente del gobierno y de la sociedad. En 1932 recibió nuevo estatuto que determinaron su estructura jerárquica. Su base eran los "fascios", que se agrupaban en cada provincia en una Federación. En cuanto a la acción fascista de encuadramiento de la población, ella se manifestaba muy claramente en las manifestaciones juveniles, en la prensa, en la enseñanza y en la política cultural.

La Opera Nazionale Balilla controlaba los movimientos juveniles, organizándolos con base en la preparación física y militar, así como en la fanática obediencia al jefe. De los cuatro a los ocho años, los niños permanecían a los "hijos de la loba"; a los ocho años pasaban a las "Balilla"; a los catorce años eran "Avanguardisti"; finalmente a los dieciocho años pasaban a las "Juventudes Fascistas".

Los adultos eran organizados en asociaciones profesionales y sindicatos. También fue destacada la organización dependiente del Partido, la Opera Nazionale Dopolavoro, encargada de organizar vacaciones viajes, y diversiones colectivas de los obreros.

El Ministerio de Prensa y Propaganda tenía el control total de la prensa.

La enseñanza estaba sujeta a normas estrictas: "El gobierno exige que toda la escuela en todos sus grados, en toda su enseñanza eduque a la juventud italiana a comprender el fascismo y a vivir en el clima histórico creado por la revolución fascista". Los profesores de la Universidad estaban sometidos a la obligación de prestar juramento de fidelidad al régimen.

En 1925 fue fundado el Instituto Nacional Fascista de Cultura, destinado a impulsar la política cultural del régimen y desplazar la cultura tradicional.

Sociedad fascista:

El fascismo suprimió las libertades sindicales y prohibió las huelgas y los sindicatos de clase como contrarios a la unidad y a los intereses nacionales. A raíz de la aprobación de la Ley de Relaciones Laborales de 3 de abril de 1926, obra de Rocco, de la creación del Ministerio de las Corporaciones (2 de julio de 1926) a cuyo frente estuvo Giovanni Bottai, el ideólogo del corporativismo, y de la publicación de la Carta del Trabajo, debida también a Bottai y Rocco, el fascismo fue configurándose como un "Estado corporativo" en virtud del cual los intereses privados, organizados en confederaciones patronales y obreras, quedaban integrados unitariamente bajo la dirección del Estado al servicio de los intereses de la colectividad. Corporativismo y acción social del Estado eran, así, las alternativas del fascismo al capitalismo liberal y al socialismo obrero. En la práctica, ello supuso, en primer lugar, un alto grado de dirigismo estatal en materia laboral. El Consejo Nacional de las corporaciones, organismo consultivo creado también en 1926 bajo control del ministro del ramo, coordinaba las actividades de los distintos sectores económicos y regulaba las relaciones laborales, elaborando directamente los convenios colectivos o arbitrando, mediante decretos obligatorios, los conflictos.

La acción social del Estado se concretó ante todo en la Opera Nazionale Dopolavoro (Obra Nacional de Descanso), creada el 1 de mayo de 1925 bajo la tutela del Ministerio de Economía y luego (1927), de la secretaría del partido Nacional Fascista. El Dopolavoro consistió básicamente en la organización de actividades recreativas para los trabajadores: casas de recreo, viajes, vacaciones, piscinas, instalaciones deportivas, centros de cultura, salas de cine. Fue un éxito innegable. Ofreció a millones de obreros, campesinos y empleados modestos -en torno a los 4,600.000 inscritos en 1940- una amplia variedad de posibilidades de recreo y esparcimiento, tal vez sin equivalente en la Europa de su tiempo. Con razón pudo decir Achille Starace (1889-1945), el secretario del Partido de 1931 a 1939 y principal artífice del culto al , de la ritualización totalitaria del fascismo, del desarrollo del deporte, de la organización Balilla y del propio Dopolavoro, que éste explicaba la adhesión pasiva al régimen de una parte considerable de la población italiana. Con todo, fue en el ámbito económico donde el dirigismo estatal fascista se hizo más evidente.

Desde 1925-26, se dio por finalizada la etapa liberal y la economía italiana quedó sujeta a un creciente control del Estado en razón de las concepciones nacionalistas y autárquicas del fascismo. En 1925, el régimen lanzó, con el respaldo de toda su formidable maquinaria propagandística, su primera batalla, "la batalla del trigo", con el doble objetivo en palabras oficiales de "liberalizar a Italia de la esclavitud del pan extranjero" (las importaciones de trigo en 1924 se habían elevado a 2,3 millones de toneladas) y de aumentar para ello sensiblemente la producción nacional mediante la extensión de la superficie cultivada y la modernización de las técnicas de cultivo (fertilizantes, tractores, simientes, silos, etcétera). El gobierno impuso, así, una fortísima elevación arancelaria para los trigos extranjeros y favoreció por distintos métodos el cultivo nacional, por ejemplo, subsidiando los precios de la nueva tecnología agraria. El resultado fue notable. Las importaciones cayeron drásticamente y la producción de trigo italiano aumentó de la media de 5,39 millones de toneladas anuales de los años 1921-25 a una media de 7,27 millones de toneladas anuales para los años 1931-35. El éxito tuvo graves contrapartidas, pues se hizo a costa del abandono de pastos -que arrastró a la ganadería vacuna y a la industria láctea- y de cultivos de exportación esenciales a la economía italiana como el viñedo, los cítricos y el olivo. Pero ello quedó oculto por la propaganda oficial. En 1927, vino la "batalla de la lira" y en 1928, "la batalla de la bonificación".

Por la primera, Italia, en parte por razones de prestigio ante la caída de su moneda, en parte por combatir la inflación, revaluó la lira hasta la llamada "cuota noventa" (paridad 1 libra: 90 liras, frente al valor anterior de 1 libra: 150 liras) y procedió paralelamente a elevar los tipos de interés, a reducir la circulación monetaria y los costes salariales (los salarios fueron reducidos en un 20 por 100 en 1927), medida ésta compensada por la reducción de la jornada laboral y por la concesión de distintas formas de beneficios sociales para las clases modestas como subsidios a familias numerosas, vacaciones pagadas, paga extraordinaria de Navidad y mejoras en los seguros de enfermedad y accidentes (además del Dopolavoro). La "batalla de la lira" produjo una gran estabilidad de precios y hasta una disminución del coste de la vida, estimada en un 16 por 100 entre 1927 y 1932. Lógicamente, perjudicó al comercio exterior, pero con todo, el Producto Interior Bruto creció notablemente, y determinados sectores –construcción, electricidad, química, metalurgia– registraron altas tasas de crecimiento.

La Italia fascista tuvo, además, suerte. Las medidas de 1927 harían que el país aguantara bien la gran crisis internacional de 1929 o que, al menos, le afectara de forma menos dramática que a otros países. Sufrieron ciertamente algunos sectores, como el agrícola y el manufacturero. El empleo industrial, por ejemplo, disminuyó en un 7,8 por 100 anual entre 1929 y 1932 (si bien se recuperó notablemente desde ese año). Pero otros sectores, como la construcción, la industria eléctrica, los transportes y el comercio, continuaron prosperando. La balanza de pagos italiana se cerró con superávit en 1931 y 1932. La "batalla de la bonificación", o desecación de grandes zonas pantanosas de la Toscana y de la región del Pontino, cercana a Roma, para su conversión en tierra arable y su colonización -mediante la creación de poblados, construcción de carreteras y pantanos, y repoblación forestal-, fue en cambio un fracaso pese a lo que dijera la propaganda oficial y aunque tuviera beneficiosas consecuencias sanitarias. Los resultados quedaron muy por debajo de los objetivos oficiales: no se alcanzó ni siquiera el 10 por 100 de lo previsto. Se desecaron sólo unas 250.000 hectáreas (y no las casi 5 millones planeadas) y apenas si se asentaron unos 10.000 campesinos. El diseño económico fascista se completó con grandes inversiones públicas en obras de infraestructura y con la creación de un gran sector público tras la constitución en 1933 del IRI (Instituto para la Reconstrucción Italiana), que hizo del Estado en muy pocos años el principal inversor industrial. Las inversiones se concentraron en la construcción de pantanos -elemento sustancial para la electrificación del país y para la renovación de la agricultura- y en el trazado de autovías. Milán y Turín, Florencia y el mar, Roma y la costa, quedaron unidos por grandes autopistas, únicas en Europa. El fascismo electrificó la red ferroviaria prácticamente en su totalidad. La producción italiana de energía eléctrica, dominada por la empresa Edison, pasó de 4,54 millones de kilovatios-hora en 1924 a 15,5 millones en 1939 (cinco veces más, por ejemplo, que la de España). La producción de acero, a favor de las grandes obras del Estado y del proteccionismo arancelario, subió de 1 millón de toneladas en 1923 a 2,2 millones en 1939.

El régimen fascista hizo del IRI la pieza fundamental del Estado corporativo y lo presentó como uno de los grandes logros de la dictadura. Lo que el IRI hizo fue nacionalizar, mediante la compra de acciones, muchas de las grandes empresas industriales y proceder luego, merced a la intervención del Estado, a modernizarlas y hacerlas eficaces y competitivas. En 1939, el IRI controlaba tres de las grandes siderurgias del país -entre ellas, los altos hornos de Terni-, algunos de los mejores astilleros (como los Arnaldo), la telefónica, la distribución de la gasolina -para lo que se creó la AGIP, Agencia Italiana de Petróleos, con grandes refinerías en Bari y Livorno-, las principales empresas de electricidad, las más importantes líneas marítimas -cuya flota se renovó con barcos de gran lujo como el Rex- y las incipientes líneas aéreas. El Estado controlaba así los centros neurálgicos de la economía nacional. Italia parecía a punto de conseguir un altísimo grado de independencia económica, uno de los viejos sueños del nacionalismo italiano que el fascismo veía, además, como condición esencial para la realización de la política internacional imperial y de prestigio que ambicionaba para su país (y a lo que se encaminaba la política de construcción de armamentos y material de guerra impulsada por el gobierno). Cuando en 1935 la Sociedad de Naciones ordenó el "bloqueo internacional" contra Italia como castigo por la invasión de Abisinia (2 de octubre), el país parecía disponer de los recursos económicos para resistir. Es más, Italia respondió elevando las cuotas a la importación, impulsó una política de substitución de importaciones -que favoreció sobre todo a las grandes empresas tanto privadas como del IRI- y reforzó los controles estatales sobre la economía nacional (precios, salarios, circulación monetaria): la autarquía, hasta entonces aspiración ideológica del fascismo, pasó a ser una realidad. Las realizaciones económicas y sociales del fascismo no fueron, por tanto, en absoluto desdeñables. Ciertamente, ello se hizo a costa de un gigantesco gasto público y de enormes déficits. El proteccionismo favoreció los monopolios de las grandes empresas tradicionales (Fiat, Pirelli, etcétera) y la supervivencia de empresas pequeñas, poco competitivas y de producción de ínfima calidad: la II Guerra Mundial pondría de relieve la impreparación, pese a todo, de la industria italiana. El fascismo poco o nada hizo respecto al gran problema económico italiano, el problema del Mezzogiorno, el atraso secular del Sur. La política del trigo benefició principalmente a los grandes latifundistas; las desecaciones y nuevas colonizaciones, como se ha indicado, fracasaron. La "ruralización de Italia" que el fascismo prometió en 1925 fue otro eslogan vacío más. La población rural siguió sin otra alternativa a la pobreza que la emigración: unas 500.000 personas emigraron durante los años 1922-1940 hacia Milán, Turín, Génova y Roma (que dobló su población entre 1921 y 1941); otras 650.000 lo hicieron a Francia, y millón y medio a Estados Unidos, Argentina, Brasil, África, Australia y otros países. Pero así y todo, se habían hecho grandes obras de infraestructura. La Italia urbana se había electrificado. El país tenía a su disposición un gran sector público, por lo general eficiente. El PIB registró un crecimiento sostenido anual de un 1,2 por 100 entre 1922 y 1939 -crecimiento muy superior al de la población- y la producción industrial había crecido en el mismo tiempo al 3,9 por 100 anual. Todo ello, más la política asistencial del fascismo, la estabilidad de los precios, la seguridad pública impuesta por la policía- que incluso logró grandes éxitos contra la Mafia siciliana-, explicaría el alto grado de consenso nacional que la dictadura y Mussolini habían conseguido.

La caída del fascismo:

En 1943, los aliados invadieron el sur de Italia y se apoderaron de Sicilia. Entre las fuerzas armadas italianas tomaron fuerza los partidarios de la paz: Mussolini fue depuesto y encarcelado y el nuevo gobierno se rindió a los aliados. Los alemanes no aceptaron esta capitulación; siguieron la lucha, liberaron a Mussolini (quien se instaló en Milán al frente de un gobierno débil) y se hicieron fuertes en Roma.Para esa época tomó fuerza la resistencia italiana integrada por partisanos que enfrentaron a alemanes y fascistas. Mientras tanto proseguía el avance de los aliados que entraron triunfalmente en Roma. Mussolini intentó huir pero, sorprendido por miembros de la resistencia italiana, fue fusilado.

Conclusión

Para finalizar esta monografía, podemos concluir que realizando este trabajo logramos entender por que causa los países europeos llegaron al punto de tal crisis en todos los aspectos que decidieron votar y seguir la doctrina fascista y nazista, siendo esta tan perjudicial para ellos a medida que se desarrollo.

Debido la investigación realizada aprendimos de cómo era la vida de los Italianos y Alemanes cuando cada partido asumió el mando, como era el estado, la sociedad, y cuando fueron derrotados, etc.

Bibliografía

  • Encarta 2002
  • M. Alomo, R. Elizalde y E. Vásquez, Historia Argentina y El Mundo Contemporáneo, Aique, libro de Edición Argentina.
  • Edwin Black, JBM y el Holocausto, Editorial Atlántida 2001.
  • Fnancois Fures y Ernst Nolte, Fascismo y Comunismo, 1999.
  • Emilio J. Corbiére, Esteban entre nosotros, editorial Letra Buena. S.A, 1992.
  • Historia del mundo contemporáneo Editoriales Aique; A-Z; Estrada; Santillana.

 

Soledad Rosales

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente