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El docente como promotor social para el desarrollo comunitario actual


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Recomendaciones
  6. Bibliografía

Resumen

La investigación continúa siendo la piedra angular para tiempos actuales y venideros, toda táctica, acción promocional en su planificación, ejecución y evaluación debe ir sistemáticamente acompañada de esa perspectiva indagatoria, de búsqueda y de las mejores alternativas para responder a expectativas culturales múltiples en territorios y comunidades.El presente estudio demuestra que entre islas de certezas en mares de incertidumbres se construye hoy el conocimiento y se trabaja superando las fronteras estériles entre saberes, para fomentar espacios de interacción que fertilizan las experiencias de las diversas culturas, como modos de aproximación contemporánea a la satisfacción de las necesidades humanas.

El Consejo Universitario Municipal realiza dentro de su misión una labor encaminada al desarrollo comunitario lo que hace que cada docente se convierta en un promotor social que coordina el trabajo mancomunado de los actores sociales cuya incidencia articulada dinamiza las relaciones y favorece el desarrollo comunitario y local. El objetivo central del trabajo es: Fortalecer la labor de los docentes del CUM Ranchuelo como promotores sociales en el trabajo comunitario.

Introducción

La Cultura, como realidad en construcción y categoría en permanente redefinición, convoca y desafía, porque los seres humanos estamos en el deber de seguir trabajando en su inevitable y necesaria configuración.

Así emerge la figura del promotor cultural en las dinámicas sociales orientadas al desarrollo humano, como alternativa para propiciar la coordinación de los procesos de articulación entre factores y agentes que hacen posible ese desarrollo.

El promotor cultural, por el papel que le está confiado, se define como componente necesario de los procesos de desarrollo sociocultural, pues ha de ejercer en ellos una función dinamizadora, y de hecho ha de ser portador de esos procesos como fortalezas que aseguran su competencia para tales desempeños.

De cualquier manera la indagación, el conocimiento y ambiente como factor determinante, en tanto entorno que define en el análisis de la realidad y sus demandas y los modos de comportamiento humano que en tales circunstancias se reconocen, pueden hacer una importante contribución en el camino hacia el desarrollo sociocultural.

En la formación de los promotores culturales es la Gestión Cultural una de las áreas del conocimiento que exige mayor actualización y profundización, por ser entendida como noción que integra elementos que matizan la concepción más contemporánea de Cultura, al considerar su extensión a todos los ámbitos en que hoy se le reconoce, sus vínculos con el desarrollo, su necesaria relación con las políticas que identifican campos de expresión más allá de lo artístico, lo tradicional y lo patrimonial, abriendo así el lugar que merecen a las dinámicas de acción social a niveles comunitario y local y legitimando la inevitable relación con el campo de la economía.

La Gestión Cultural plantea un modo de actuación ante los continuos cambios que se producen en el mundo de relaciones que definen la Cultura, de tal suerte que su evolución no dependa exclusivamente de factores externos, sino que puedan ser intencionalmente provocados, en función de las necesidades e intereses que marcan el compromiso social con el desarrollo humano.

De este modo se trabaja, entre otras, en la Gestión del Conocimiento, la Gestión de la Calidad, la Gestión por Competencias y la Gestión de Proyectos, áreas donde se ha avanzado en la sistematización de experiencias interculturales, como formas de asumir y concretar la Gestión Cultural.

Pero todas y cada una de ellas puede ser implementada sólo a partir de un exhaustivo trabajo de contextualización, que tendrá su génesis en el diagnóstico de necesidades que arroje que es esa, y no otra, la forma de acceso a la transformación de la realidad que desde la Cultura resulta conveniente y posible intentar.

La metodología predominante para llevar adelante este estudio es el paradigma cualitativo, el investigador tiene un papel de inclusión, desenvolvimiento e interacción con el contexto objeto de estudio, mediante métodos humanísticos no estandarizados, que le permite explicar las formas diversas en que se desarrolla su objeto de estudio.

En el caso de los métodos empíricos más útiles para llevar adelante el estudio se encuentran, la encuesta, la entrevista, el análisis de documentos y la observación.

El Consejo Universitario Municipal de Ranchuelo, en la actualidad realiza esfuerzos encaminados a que los docentes cumplan su función como promotores sociales. Los agentes que se involucran en la promoción cultural como ya sabemos son diversos, su labor es complementaria y aun considerando las especificidades de las tareas de cada uno, la resultante en cuanto a integración de esfuerzos es la que asegura esa visión de futuro que ha dado en llamarse Cultura General Integral: aspiración máxima en tanto alternativa de ser todos favorecidos de disfrutar de los mejores productos culturales nacionales y universales. De cualquier modo el abordaje del tema supone avances y retrocesos, experiencias y fabulaciones, realidades y deseos, aproximaciones y salidas, frustraciones y proyectos, para llegar a un punto de bifurcación donde caen en crisis nuestras capacidades predictivas y los resultados pueden ser inimaginables.

La situación anteriormente planteada permite enunciar el siguiente problema científico:¿Cómo los docentes del CUM Ranchuelo pueden fortalecer su labor como promotores sociales en el trabajo comunitario?

El objetivo general de esta investigación es: Fortalecer la labor de los docentes del CUM Ranchuelo como promotores sociales en el trabajo comunitario.

Desarrollo

La Cultura, como realidad en construcción y categoría enpermanente redefinición, convoca y desafía, porque los seres humanosestamos en el deber de seguir trabajando en su inevitable y necesariaconfiguración.

Así emerge la figura del promotor cultural en las dinámicas sociales orientadas al desarrollo humano, como alternativa para propiciar la coordinación de los procesos de articulación entre factores y agentes que hacen posible ese desarrollo.El promotor cultural, por el papel que le está confiado, se define como componente necesario de los procesos de desarrollo sociocultural, pues ha de ejercer en ellos una función dinamizadora, y de hecho ha de ser portador de esos procesos como fortalezas que aseguran su competencia para tales desempeños.

El promotor cultural que ejerce su profesión en la diversidad de contextoestá convocado a:

-propiciar la participación democrática en los procesos de desarrollo cultural que se producen en las dimensiones comunitaria y local, coordinando la realización de actividades que estimulen el protagonismo, la creatividad y el compromiso individual y colectivo

– desarrollar y promover la participación de los seres humanos, que habitan en los espacios sociales en que actúa, en acciones de apreciación y creación artística y literaria para potenciar su realización espiritual y humana

– participar y promover la participación en investigaciones socioculturales orientadas al rescate, conservación y revalorización de costumbres populares y tradiciones patrimoniales, que conforman las identidades y caracterizan, desde la perspectiva sociohistórica, a las comunidades y regiones en que labora

– atender y potenciar la satisfacción de las necesidades de crecimiento espiritual de la población, mediante la gestión de proyectos de desarrollo sociocultural con enfoque participativo

– propiciar el conocimiento y la comprensión de las políticas culturales que signan los límites de acción en las circunstancias comunitarias y locales, en su relación con los espacios nacionales, como fortalezas en tanto dominios para la solución de los problemas que caracterizan sus dinámicas;

– coordinar, desde el liderazgo, el trabajo mancomunado de los actores sociales cuya incidencia articulada dinamiza las relaciones y favorece el desarrollo comunitario y local;

– potenciar la participación de las personalidades de la cultura, las ciencias y otras áreas del saber humano, cuya obra goza de reconocimiento, en las actividades de desarrollo comunitario y local como expresión de su compromiso y responsabilidad social.

– fomentar la educación en valores como sello distintivo de su misión esencialmente formativa, lo que pone de manifiesto el carácter eminentemente educativo de su misión.

Para cumplir con estas funciones, cuyo alcance va más allá de instituciones y espacios tradicionales, para abarcar prácticamente la totalidad de las circunstancias de vida contemporánea, se hace necesario trabajar con sumo rigor en laformación permanente de estos profesionales que se identifican no solo como trabajadores del sector de la cultura, pues aparecen reconocidos, en su denominación y tareas asignadas, en muchas otras esferas de la arquitectura social.

Como áreas en que ha de expresarse su labor profesional se pueden las siguientes:

– Dimensión investigativa, dimensión educativa, dimensión política, dimensión administrativa, dimensión artística, dimensión comunicativa, dimensión de liderazgo, dimensión directiva, dimensión creativa, dimensión humanística, dimensión ambientalista.

Pero habrá de construir su propio modelo de gestión, de acuerdo con sus conocimientos, sus recursos y las demandas que las condiciones contextuales le imponga, considerando los factores y dinámicas que en los terrenos político, económico, jurídico y de todo tipo determinan su realidad de vida, de mantenerse en constante actualización en los dominios de conocimientos que tradicionalmente aportan al estudio de los procesos de la Cultura, en las nuevas áreas del conocimiento que emergen de las sinergias entre ellos y en los avances de las técnicas y las tecnologías que apoyan el desarrollo de tales saberes, lo que implica, por supuesto, la aproximación creciente al manejo de los recursos al servicio de la información y las comunicaciones, todo ello atravesado por la impronta que establece una postura de eticidad que debe caracterizar su actuación en cada momento.

Lamentablemente en la mayoría de las investigaciones en las Ciencias Humanas el centro de atención -estudio, investigación- se ha desplazado de la cultura (sociología, historia,…) a la conciencia (psicología, educación,…),utilizándose mutuamente como marcos referenciales y se ha dedicado poca atención al ambiente, desconociéndolo como oportunidad para el encuentro entre estos niveles, en su condición de interface dinámica e inestable, susceptible de indagación.

La capacitación de todos los actores sociales convocados para la construcción de un referente común en los planos teórico, metodológico y práctico sobre el objeto de la transformación y desde las experienciasque en tal sentido la ofrecen los procedimientos de la Investigación-Acción-Participativa, la Educación Popular y otras fuentes de saberes legitimados por las vivencias de los protagonistas, de cuya interacción emergen las más genuinas soluciones a los problemas del desarrollo sociocultural.

Una de las principales líneas de acciones en el campo de la Promoción Cultural lo constituye la intervención sociocultural comunitaria, de ahí la necesidad de que el docente convertido en promotor y teniendo en cuenta lo planteado con anterioridad sea capaz de llevar a la práctica este proceso,como agentes dinamizadores de las estrategias de desarrollo local.Es indispensable saber y tener herramientas para lograr avanzar y llegar.

La intervención está constituida por los procedimientos que el profesional realiza para facilitar el proceso de identificación de contradicciones y búsqueda de soluciones en pos de la emancipación y dignificación de los sujetos necesitados de la acción profesional.

En el caso de Cuba, la idea de formar un hombre nuevo ha recorrido el mismo trecho y de la mano, que el pensamiento cubano más revolucionario de cada etapa histórica de la nación. En ella se han imbricado las tesis marxistas referidas a la enajenación y al humanismo con el pensamiento revolucionario emancipatorio cubano, fundamentalmente de Varela, Luz y Caballero, Martí, Che y Fidel, entre otros.Ese hombre nuevo al que se aspira, y cuyos valores se van formando en correspondencia con el ideal de sociedad que se pretende construir, es al mismo tiempo expresión del nivel de desarrollo de las relaciones económicas y socio-políticas existentes en la sociedad de la cual él emerge y que se caracteriza por un conjunto que contradicciones que condiciona su movilidad.

Por rol del profesional del trabajo social comunitario entendemos el conjunto de derechos y obligaciones que devienen de normas y expectativas aplicadas a esa posición particular de la estructura social. Por función, las características objetivas observables que favorecen el ajuste en la relación profesional TSC-destinatario de su labor: la comunidad.

Estos elementos no tienen por qué ser excluyentes, entre ellos existe hoy cierta distancia, pues el rol del profesional no propicia en la medida necesaria el ajuste antes mencionado.

En condiciones sociales como las de Cuba hoy en las que el poder pretende representar cada vez más los intereses y necesidades populares, esta representación requiere de vías y mecanismos institucionales que deben ser perfeccionados para servir mejor a tal pretensión. De ahí la importancia de una acción profesional comunitaria que considere las insuficiencias (y también deficiencias) a la hora de realizar una valoración del estado actual de ese asunto.

En el Proyecto de Programa de Trabajo Comunitario Integrado en Cuba se expresa "el problema cardinal del trabajo comunitario podría ser definido en términos de: cómo articular de manera coherente los diferentes factores existentes en función de dinamizar las potencialidades de la comunidad encaminada al logro progresivo de su autogobierno" y señala que la respuesta practica a este problema encuentra hoy en día múltiples obstáculos materiales, objetivos y subjetivos entre los que se destacan la existencia de una cultura centralista-verticalista-consumista; multiplicidad de programas institucionales que actúan simultáneamente, pero sin un proceso de articulación de sus objetivos y métodos, con carácter poco diferenciado entre si y respecto a las especificidades de cada comunidad, además, el personal encargado de ejecutar los programas no está lo suficientemente preparado en relación con el trabajo comunitario, particularmente en lo concerniente a técnicas participativas y en algunas dimensiones importantes tales como de la actividad económica, los problemas ambientales y habitacionales.La Revolución ha creado un marco jurídico y un sistema institucional que potencializa el trabajo comunitario, al cual es necesario darle mayor utilización.

La función básica del profesional del trabajo social comunitario, en síntesis, debe estar marcada esencialmente por el compromiso de éste con su pueblo, lo que significa contribuir a la concienciación de sus necesidades, ofreciéndole al mismo tiempo las herramientas necesarias que faciliten su autonomía y protagonismo.

En el trabajo comunitario, la salud de la población se potencia a través del aprendizaje y este se va construyendo en el vínculo intersubjetivo y la comunicación. Lo importante es que la comunidad logre ir elaborando saberes a partir de las herramientas que el profesional pueda brindar como producto de la sistematización que este haga de los elementos que la propia comunidad aporta.El saber social es la cantidad de conocimientos que tiene una población (incluidos los del profesional) acerca de su situación. Construir el saber significa no solo poseer conocimientos, sino obtener los de los otros, sin esos saberes no puede formularse un diagnóstico real. La comunidad tiene un saber y eso le da un poder, sin construcción del saber no hay adecuado trabajo comunitario, pues no hay participación.

El docente como promotor social debe mirar más allá del aquí y del ahora, de la escuela y del presente, demostrar continuamente con hechos su capacidad de ser y de hacer, trascender en el tiempo y en el espacio. Un promotor social audaz enciende la llama de la utopía genuina, concentra su mirada y su acción en el futuro, sin olvidar que ese futuro lo tiene en cierta forma entre sus manos.

En educación, el promotor social conforma la columna vertebral de cualquier institución para ejercer las funciones que le corresponden como miembro activo dentro de la comunidad en el que está inmerso. Un buen rol docente demuestra sus habilidades en pro de un cambio de actitud en sus alumnos (as), no sólo les enseña el contenido programático sino que reafirma los valores que le faciliten el desenvolvimiento dentro de la sociedad contribuyendo con su formación integral.

El docente del nuevo Milenio debe reunir el perfil y competencias propias para desempeñarse en un nivel, modalidad o área de conocimiento, factores determinantes de la personalidad del educador de excelencia.Su rol será el de un organizador que prepara el espacio, los materiales, las actividades, distribuye el tiempo, adaptando los medios de que dispone el grupo y a los fines que persigue.Es él un motivador y estimulador del desarrollo en sus distintas facetas tanto en el plan individual como social.

Con relación al rol de líder, se puede afirmar que está íntimamente relacionado con el rol de promotor social, por cuanto del conocimiento, carisma y facilidad comunicativa que tenga el docente con la comunidad, ayudará a crear un puente entre estas instancias.Por ser la Educación un servicio público social, la educación debe ser el medio más idóneo para modificar o reforzar conductas que vayan en beneficio de la sociedad y muy particularmente en aquellas que conviertan a los ciudadanos responsables con sus obligaciones.

Es una necesidad de contar con docentes poseedores de una visión de la riqueza de su entorno y mejor preparados para adecuarse a la solución de las nuevas necesidades que se presentan, porque los docentes deben estar involucrados en casi todos los aspectos de la vida comunitaria. El docente es un agente de cambio y debe adecuarse en forma democrática a las nuevas filosofías de la educación, formando al alumno en niveles técnicos, científicos y culturales que le permitan proyectarse y proteger el país.

Por ello, el docente debe comprender y asumir la educación como un compromiso social, desde una actitud crítica y reflexiva, consciente de su importancia como componente central del desarrollo personal y de la transformación social y cultural. En un contexto complejo, con desafíos tecnológicos y científicos permanentes, con transformaciones económicas y sociales, con diversidad de condiciones socioeconómicas en las regiones, con crisis en los valores, se hace necesario repensar la educación y también la formación.

Para esto es necesario implementar estrategias de intervención socioculturales, a partir de ellas se podrá influir y transformar en alguna medida, siempre para bien el trabajo en organismos, organizaciones, instituciones, consejos populares etc. Se sugiere entonces un grupo de acciones que deben desarrollarse para que el docente juegue el verdadero papel de promotor sociocultural en su municipio, desde su CUM.

  • Visita sistemática a Instituciones u organismos que le sean asignados, previa distribución por parte de la dirección.

  • Desarrollar acciones de superación como: Entrenamientos, postgrados, conferencias o intercambios de acuerdo a las necesidades de los solicitantes.

  • Asesoramiento para el desarrollo de trabajos de investigación o temas específicos que se soliciten

  • Talleres relacionados con el trabajo comunitario, la intervención sociocultural, la animación, la comunicación, la prevención social, divulgación, promoción, dirección y otros seleccionados de acuerdo a las necesidades de los atendidos.

  • Participación activa en actos, eventos, consejos de dirección u otras actividades que propicien la ayuda del docente del CUM.

  • Interrelación con la Sede de Ciencias médicas del municipio, participando en sus reuniones de padres con temas necesarios, impartiendo docencia.

  • Apoyo y asesoramiento a los Consejos populares del municipio, asistiendo a reuniones del delegado, impartiendo talleres a los presidentes de los mismos, proponiendo acciones que puedan aunar fuerzas y mejorar el entorno y las condiciones higiénicas de cada lugar.

  • Apoyo, asesoramiento y atención a estudiantes del municipio que se encuentran estudiando en la UCLV, como vía para facilitarles su formación en su lugar de residencia.

Siguiendo este proceder y trabajando unidos y con el sentido del deber cumplido se podrá lograr que los docentes de los CUM traspasen las fronteras de sus sedes y lleven oportunidades a todos los que en sus municipios precisen de sus capacidades, habilidades y preparación pedagógica.

Conclusiones

  • Un buen rol docente demuestra sus habilidades en pro de un cambio de actitud en sus alumnos (as) y la comunidad que lo rodea, no sólo les enseña el contenido programático sino que reafirma los valores que le faciliten el desenvolvimiento dentro de la sociedad contribuyendo con su formación integral y desarrollo.

  • En la sociedad actual la participación en el proyecto común rebasa ampliamente todos los ámbitos y el papel del docente como promotor social se hace determinante y necesario.

  • El educador debe tener relaciones interpersonales efectivas, abiertas, positivas, responsables y participativas; es necesario que maneje herramientas creativas posibles de utilizar en el proceso educativo y fuera de este en el ámbito social como impulsor de la comunidad.

Recomendaciones

  • Para lograr una destacada labor del docente del CUM como promotor social se debe contar con el apoyo de entes relacionados con esta tarea desde las diferentes instancias.

Bibliografía

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Maestría no publicada. UPEL-IPB.

La Torre A. Del Rincón D. Arnal J. Bases metodológicas de la Investigación Educativa.

Barcelona. Edit. Experiencia. 2003

Martín, A. (2010). Promoción cultural. Una nueva mirada. Selección de lecturas. Compilación. Centro Nacional de Superación para la Cultura. Colección Punto de Partida. La Habana, 2010.

Piedra , M. (2002). Manual de Relaciones Públicas. La Habana:

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Vásquez, M. M. I. (2006). Fortaleciendo capacidades institucionales. Documento

en línea. Disponible en: http://www.ort.edu.uy/ie/pdf/CUAD_5.pdf.

 

 

Autor:

MSc. Pedro Luis Pérez Martínez

MSc. Ana Marlén Vázquez Ramos

MSc. Juana María Suárez Cruz