3. Las metáforas de la sociedad del conocimiento
En la actualidad, bajo la denominación de sociedad del conocimiento nos encontramos al menos con dos metáforas sociológicas que han intentado abordar el problema de la construcción del orden social —metáforas sociológicas forjadas sobre el principio de la diferenciación funcional y la caída de los metarelatos— (Luhmann, 1997). Me refiero, en primer lugar, a las sociedades de la reflexividad, aquellas que en el seno de la modernidad (sistemas e instituciones) cobijan un proceso reflexivo volcando sus intereses y objetivo en sus propias producciones, lo que da como resultado un efecto de consecuencias no queridas o el modelo responsable de las consecuencias de la sociedad industrial (el riesgo como consecuencia). Y en segundo lugar, a las sociedades de complejidad, las cuales nos presentan nuevos desafíos producto de la diferenciación de subsistemas de lo social (la contingencia como valor).
Los procesos que definen estas dos imágenes son el pliegue de los procesos sociales sobre sus propias acciones y el entrelazamiento y multiplicación de las posibles conexiones entre subsistemas de sentido. Se puede decir que ambas metáforas de lo social se encuentran en disputa por la interpretación de nuestros mundos contemporáneos y al mismo tiempo son producto de una mism
Pero lo que subyace a estas dos metáforas de lo social de manera fundamental, es el principio del operador simbólico, es decir, la idea de evolución en el procesamiento de información social a partir de la manipulación de los símbolos. Se puede constatar, en este sentido, que todos los sistemas, instituciones y formas estables de lo social, en la modernidad tardía, se esmeran por reducir la incertidumbre, pero el camino seguido por las dos metáforas expuestas implica un paso ulterior, la medida y cálculo de sus propios procesos de producción con el fin de reducir esta incertidumbre.
Este fundamento que opera para las dos metáforas propuestas implica un quiebre en las bases del pensamiento sociológico: la del origen simbólico de lo social. El camino trazado desde el don maussiano y la solidaridad durkhemiana a la función simbólica levistraussiana del intercambio, ha sustentado el análisis del origen simbólico social, pero hoy se asienta un nuevo giro que tiene por principio el cálculo de la arbitrariedad de lo simbólico. Se pasa de la noción de intercambio propiciada por la idea de función simbólica(Augé, 1979) a la de operador simbólico relacionado con la aparición de cálculo de símbolos. Lo que Durand (2000) denomina como el proceso de funcionalización simbólica.
4. La perspectiva del símbolo
Para aclarar aun más este aspecto es necesario desplegar el concepto básico en disputa. El concepto de símbolo proviene de sumballo, que a su vez tiene dos acepciones, una que significa emitir, tirar, echar, lanzar y una segunda que es la de poner, meter, reunir. A través de estos dos movimientos algo opuestos, la noción de símbolo se transforma en un operador de significados y relaciones, lo cual le impide apuntar en una sola dirección (1).
La definición más simple de símbolo y también más aceptada en ciencias sociales es la que lo considera como una cosa que permite representar a otra cosa en ausencia misma de esta cosa. Así, el símbolo sería excepcional en su capacidad de sintetizar en una expresión sensible (representación) todas las influencias de lo inconsciente y de lo consciente (y su construcción estaría influida por las diferencias culturales) así como de sintetizar contradicciones y armonías en el interior de cada hombre.
Pero podemos indicar que la idea de función simbólica resulta hegemónica respecto de la interpretación del símbolo en ciencias sociales. Una definición simple nos la presenta como la capacidad o poder humano de utilizar los símbolos (Scubla, 1998).
Ante la idea de función simbólica caben dos posturas: una parte de la conciencia del símbolo en su definición cotidiana, local, lo que implicaría partir del individuo para reconstituir el todo social (agregación psicológica, cognitivismo). Otra considera la función simbólica previa a los sistemas simbólicos como por ejemplo el estructuralismo levistraussiano que no puede dejar de poner la función simbólica en el espíritu humano. La forma de análisis más visible en este sentido es la escuela estructuralista, que prefiere describir las manifestaciones colectivas de la función simbólica, los sistemas simbólicos que están dados por supuesto en las sociedades humanas y a los cuales las actividades humanas estarían sujetos.
ero ¿puede la función simbólica por sí misma contener el principio de organización de lo social? El intercambio y la reciprocidad parecen categorías no suficientes para mostrar la estructura social; la función simbólica en Lévi-Strauss no lograría ser constituyente de la relación social. Ni el lenguaje, ni la reciprocidad es suficiente para reunir a los hombres en estructuras estables, habría algo más en lo simbólico que no es extraído por la noción de función simbólica. Ya la propuesta de Mauss indicaba que la lógica simbólica no depende sólo de la relación distintiva entre signos, ella también implica al contexto de uso, su dimensión pragmática. El símbolo, por tanto, es más vasto que la lógica del signo debido a que depende de las relaciones a partir de las cuales el hombre las utiliza.
De la revisión de la utilización del símbolo en diferentes áreas de conocimiento se van haciendo evidentes tres ideas que han introducido obstáculos a un posible análisis de la dinámica simbólica compleja y su potencialidad en la sociedad del conocimiento.
Cito someramente la primera de ellas la idea de energía-emotividad derivada de las propuestas más psicológicas. Así, el símbolo siempre implica una energía extra para el psiquismo, lo que se traduce en su exceso que se convierte en emotividad y afectividad violenta, sirviendo de combustible movilizador para la totalidad del psiquismo. Esto traducido al análisis sociológico, nos muestra al símbolo asociado a sus manifestaciones típicas como son la política y la religión, en las cuales aparece siempre cargado de emotividad y movilizador de pasiones. Como ejemplo de ello tenemos los análisis de la violencia colectiva que en su mayoría asumen este principio devastador y caótico del símbolo (Dupuy, 1999).
La segunda idea es la de asumir el símbolo como código, hipótesis cognitivista que se encuentra destacada en todas las fuentes del análisis simbólico antes señaladas. La forma de abordar el símbolo siempre implica el desciframiento de un ámbito que está por debajo de la conciencia humana, el vínculo que produce el símbolo ya no es buscado de forma directa sino indirecta en el inconsciente humano. Se analizan sistemas de símbolos, totalidades significativas que son necesarias de descifrar, el símbolo estaría cifrado por tanto en el inconsciente. La diferencia está en que mientras para el psicoanálisis el inconsciente siempre es pleno de libido (fuerza, energía) para el estructuralismo el inconsciente está siempre vacío y formalmente producido por las leyes estructurales. En ambos casos el símbolo mismo es siempre tomado como un aspecto, nunca llega a abordarse la relación desbordante y trascendente con lo simbolizado.
La tesis cognitivista del código define claramente que el símbolo opera a través de la representación en objetos, redes, formas culturales, con lo que es factible ser decodificado, interpretado a partir de un sistema de signos que descubra las relaciones existentes en esos elementos: la emergencia de los significados sociales o culturales se entiende por este ejercicio de recomposición (2). Esta es la proposición que toma los signos por símbolos en la comprensión de los significados, de ahí su posibilidad de manipulación, hipótesis central de este artículo.
En principio la idea del código parece promisoria, sin embargo, presenta algunos problemas. Una de las críticas más esclarecedoras la realiza Sperber (1994). A partir del problema de la comunicación el modelo del código define un sistema que empareja mensajes con señales haciendo que dos dispositivos de procesamiento de información puedan comunicarse. Una señal es una modificación del entorno exterior que puede ser producida por uno de los dispositivos y reconocida por el otro (3) y el mensaje no es otra cosa que la representación interna de esos dispositivos de comunicación.
Sperber plantea que el enfoque semiótico de la comunicación (o semiológico) es una generalización del código de la comunicación verbal. Si bien desde el punto de vista semiótico la existencia de un código subyacente es la única explicación posible de cómo se consigue la comunicación, también implica la reconstrucción de un sistema de símbolos subyacentes. Lingüistas, psicólogos, sociólogos y antropólogos se adhieren a este programa de estudio:
"antropólogos como Lévi-Strauss o teóricos de la literatura como Barthes hicieron valientes intentos por abordar el simbolismo cultural o artísticos en términos semióticos (…) nunca estuvieron cerca de descubrir ningún código subyacente en estricto sentido, es decir un sistema de parejas de señal y mensaje que pudiera explicar como los mitos y las obras literarias consiguen comunicar algo más que su significado lingüístico, y como los ritos y las costumbres consiguen comunicar algo en absoluto. No esta claro que el tipo de comunicación que se produce en estos casos pueda explicarse en absoluto mediante el modelo del código". (Sperber, 1994: 19)
Además, la defensa del modelo del código, implica demostrar de qué forma hablante y oyente llegan a tener no sólo un lenguaje común, sino también un conjunto de premisas comunes a las que aplican de forma paralela idénticas reglas inferenciales.
Por ello, la reducción del concepto de comunicación a un intercambio recíproco de señales es algo que conduce a error. Supone una racionalidad implícita al modelo en la práctica. Recientes investigaciones en biología (4) descartan el modelo del código para el análisis de los fenómenos complejos relacionados con la cultura.
La tercera idea hace mención a un par de asociaciones, lo tradicional-simbólico, lo moderno-signo. En el proceso de simbolización en las sociedades de la tradición es el individuo el que desarrolla el camino hacia lo colectivo. En cambio, en las sociedades modernas el individuo se mantiene reflexivo sobre lo colectivo en un esfuerzo por significar constituyendo una lucha política por los significados y signos respecto a otras formas de entender el mundo.
El estudio de la organización social y sus expresiones culturales resulta más accesible en sociedad primitivas, los dioses, espíritus y fuerzas sagradas se consideran (como decía Durkheim) el espejo subyacente de la organización social. Pero en nuestras sociedades los dioses han muerto o son producto de psicologías individuales. Este camino de análisis ha generado una idea evolutiva del símbolo, así las sociedades tradicionales estarían dirigidas por el movimiento simbólico de reciprocidad (propuesta de Mauss), en cambio el principio moderno sería el del intercambio (a partir de Lévi-Strauss).
Esta evolución del conocimiento en la época de transformación industrial, permitió el incremento de sistemas de signos a los cuales se prestará más atención en cuanto determinantes del conocimiento, es decir, de la sujeción de la tríada cognoscitiva objeto – medio (signo) -conciencia interpretante. La crítica del comportamiento simbólico se ha desarrollado como crítica del lenguaje (en filosofía idealismo–materialismo) "hasta que la confusión de signos en los Estados altamente industrializados sugirió la reciente consideración de lo simbólico no sólo en las primitivas poblaciones asiáticas, africanas o norteamericanas, sino también en la moderna sociedad industrial" (Pross, 1980: 29)
Con todo, queda demostrado que la lógica del símbolo no es una prelógica científica en términos evolutivos, si bien la formalización de esta última ha permitido un mayor control de los propios objetivos de la ciencia, la lógica simbólica coexiste y es parte del contexto significativo que la ciencia tiene en lo social (5).
Nos dirigimos, a partir de las anteriores constataciones a dar cuenta, de una manera científica, de aquellos sistemas no formalizados pero altamente eficaces y significativos socialmente para nuestras sociedades y de cómo se organizan en esquemas de procesamiento de información. Para comprender este nuevo giro simbólico en la sociedad del conocimiento, se reconoce que en la textura propia del símbolo existen características que pueden ser trabajadas como principios de complejidad social.
5. La complejidad de la sociedad del conocimiento
Volviendo la mirada a las metáforas iniciales puede verse que las sociedades de reflexividad y las sociedades de complejidad presentan las siguientes situaciones sociales:
Se mantiene la acción colectiva externa al individuo, simbolizante, generadora de referencias de significado;
Permanece la representación individual consciente (sígnica), que condensa significados en la lucha por el orden imaginado (política);
Emerge una reflexividad en la organización de lo social y una flexibilización de las formas modernas-clásicas de las instituciones sociales.
En principio, las sociedades de la reflexividad y complejidad han resuelto este escollo a través de una tecnología política del significado, diseño que liga y fija la arbitrariedad del símbolo como piedra base de sus procesos.
Esta apropiación tecnológica de la arbitrariedad del símbolo es una nueva fase que se instaura entre los dos polos de producción de lo simbólico: por un lado, analogar símbolo a signos y significados a códigos; por otro, la esoteria del símbolo, ese "algo" que lo empuja a producir logrando comunicar más de lo que aparentemente dice. La complejidad del símbolo contemporáneo habita este espacio de movilidad.
La manipulación simbólica opera como una escritura automática del mundo zanjando el problema de "lo real", del objeto y del sujeto; esta opción no "crea" como las sociedades tradicionales que formulan, ni tampoco es "subversiva" como las sociedades modernas que proponen (Beck-Giddens-Lash, 1994), sólo recrea, remarcando los limites de la propia manipulación. Es un operador que sobrescribe lo ya escrito, que sobrecarga de energía, afectividad, subjetividad, lo ya subjetivo y normalizado por la historia y las instituciones (6).
La característica de lo simbólico en las sociedad del conocimiento está basada en las ansias de calculo de la arbitrariedad, la metáfora del "ordenador" y del "gen" se imponen sobre lo que entiendo es un objetivo más importante: la necesidad de esclarecer las formas en las cuales nuestras sociedades procesan información significativa socialmente. Es decir, cómo a partir de una serie de relaciones sociales, sintetizan y organizan la información del medio, generando objetos y sistemas claramente complejos.
Es necesario intentar dar con los procesos simbólicos que implican, por ejemplo, el ruido y la ruptura, como lo plantea Cassirer (1976) cuanto más se iguale el sonido a aquello que quiere expresar, cuanto más es ese otro mismo, tanto menos capaz es de significarlo (7 ). Esa distancia entre el objeto y sus múltiples referencias instituidas por el símbolo, permite estabilizar la imagen del mundo, asimetría compleja que produce ordenes sociales emergentes.
Así tenemos en lo definitorio de la sociedad del conocimiento la existencia de relaciones entre naturaleza, cultura y sociedad basadas en el cálculo de la arbitrariedad del símbolo. En este sentido es evidente que sin la recepción de una reserva de conocimiento los individuos carecen de ubicación y orientación adecuada para sobrevivir, pero también es verdad que, sin la función simbólica, no podrían materializarse los procesos que llamamos conocimiento.
Existiría por tanto una base equivoca para la comprensión de la sociedad del conocimiento referida a dos esfuerzos de síntesis de lo simbólico. Una es la del símbolo en cuanto a la manipulación de su arbitrariedad, cuya salida es la referencia a sistemas de símbolos físicos. La otra es la idea de la sociedad como un sistema inteligente que aprende de sí misma, que es capaz de replicarse, que es coherente con sus errores y que es eficaz en su movimiento. Pero son estos mismos esfuerzos de síntesis los que producen variabilidad de formas y capacidades de procesamiento de información en la sociedad de la tardomodernidad.
El objetivo del análisis social es la comprensión de las formas de organización y procesamiento de información que el medio social propicia, formas complejas de lo simbólico que como plantea Bateson (1987), no llegan a ser ni completamente mecánicas ni totalmente sobrenaturales. La compleja cartografía del símbolo se extiende entre el plan consciente y el plan inconsciente de la acción social.
En este intermedio estarían las formas de procesar información social, utilizadas en contextos sociales significativos, son estas las que debieran ser propias del análisis de la complejidad de las sociedades del conocimiento.
La textura del símbolo se descubre como herramienta conceptual propia del análisis de la complejidad social en las sociedades del conocimiento, tomare el caso Hackers, sacado de una pequeña investigación de campo para intentar visualizar esta textura simbólica de la sociedad del conocimiento.
6. El Hacktivismo
La "comunidad del hacktivismo", implicada en una relación directa con las tecnologías de la información, intenta deconstruir lo que ellos denominan el código clásico de tecnología-naturaleza, es decir, plantean la tecnología como parte de una naturaleza extensiva, moldeable por el hombre y flexible en la consecución de objetivos diversos, que en este caso son las redes libre, el software libre, la no monopolización de la red por empresas, y el derecho a experimentar en estas nuevas tecnologías. Se plantean varios niveles de acercamiento en virtud de la propia organización de las tecnologías de redes e Internet, tales como las comunidades locales wireless (sin cable), las listas de distribución, la reutilización de ordenadores y las redes comunitarias paralelas a Internet.
Este tipo de grupos genera niveles de participación y organización basados en principios individuales de motivación pero con imaginarios de comunidad, su principal actuación se constituye en la búsqueda de nuevas formas de la sociedad del conocimiento, es el caso de las actividades desarrolladas por los HackLab y las comunidades Wireless.
7. Relaciones Local-Global
Los Hackers debido a que su organización tiene un claro componente reivindicativo y de movilización social, la relación entre lo global y lo local produce tensiones. Sin duda las que más crispación provoca son las referidas a temas propios de la política más clásica, un ejemplo es que con motivo de una reunión Hackers se planteó diseñar unas camisetas con leyendas alusivas a los objetivos Hackers. El problema surgió debido a la traducción de las leyendas, específicamente con la traducción al euskera. La relación euskera territorio, es una referencia clásica de tensión política donde la reivindicación debe tener una representación física. El euskera se asume como un valor que distingue y por lo tanto se debe aprender, y es un acto político el de poner las camisetas en euskera. La discusión continuó por el lado de la reivindicación, donde este tipo de argumentación lleva a proponer que el euskera no es efectivo porque las leyendas deben entenderse nueva tensión. Sin embargo, en este punto la discusión toma el camino en dirección a lo global, esto debido a que la reivindicación, en este caso, tiene componentes que desbordan la temática específica de la lengua, se trata de una reivindicación de acceso a redes y utilización tecnológica.
Finalmente se produce una separación clara entre lo local y lo global haciendo evidente que la problemática de la lengua, euskera en este caso, obedece a conflictos locales y que el evento específico de Hackers tiene otra dimensión. Resulta particularmente interesante que una vez asumida la distinción local-global, el euskera que antes era motivo de tensión política, aparezca como un recurso de distinción y de juego de palabras para ser más efectivo en el mensaje, su resolución final estuvo argumentada por la línea del diseño y la efectividad del mensaje. Así la relación que se potencia a partir de la distinción entre lo local-global es la de volver sobre los conflictos específicos y locales permitiendo un ensamble más robusto con las nuevas tecnologías.
Otra dimensión donde se plasma la relación local-global en el caso de los Hackers es en las diferentes acciones de tipo tecnológico que realizan. Una de ellas fue la participación como colectivo desde lo local, en la organización de una contra-cumbre de la Sociedad de la Información.
Otro diagnóstico que los Hackers realizan del ámbito global es que los organismos clásicos reivindicativos como ONGs o movimientos sociales o sociedad civil no logran resolver los problemas emanados de la globalización. La exigencia del movimiento Hackers va más allá que unos derechos a la información, comunicativos o digitales, su interés se centra en la creación de espacios paralelos de discusión y colaboración técnica, es decir de construir otro tipo de globalizaciones basadas precisamente en redes locales, espacios paralelos de relación local-global. En el ámbito de las acciones desarrolladas y que relacionan lo local con lo global es de destacar la intención de unir acciones locales tales como criticas y quejas de organizaciones, amplificándolas y difundiéndolas en contra-cumbres
Se puede decir que la lógica que une local-global y viceversa es la de recopilación y difusión de información a nivel local y la socialización en la tecnología libre a nivel local de tal manera que se pueda amplificar la conexión de diferentes colectivos. Es un momento de transmisión realizado en conjunto donde se produce el efecto colectivo, por este mismo acto la elaboración e integración de redes de organizaciones locales y movimientos sociales.
Estos cuatro movimientos implican el paso de lo local a lo global realizando una especie de transformación que va de lo individual (organización, red local), a lo colectivo efecto o interfaz que surge de la representación en la red global. Todo ello bajo una filosofía de coordinación en red que deja atrás la centralización y la jerarquización.
En conclusión, dos movimientos generales se producen en la relación local-global. De lo local a lo global, la puesta en escena de identidades múltiples y la disolución de tensiones políticas locales. De lo global a lo local, la posibilidad de generar nuevas redes que produzcan mundos de conexión paralelos a la utilización monopolizada de Internet. Entre lo local y lo global la especialización tecnológica y las formas de utilizar y experimentar la tecnología son los objetivos fundamentales.
Otro aspecto que se ha venido a tomar en cuenta en las llamadas sociedades del conocimiento es el discurso experto, pero para el caso Hackers este discurso no emerge como una distinción de formas de vida a lograr o conseguir, más bien se da por supuesto la experticia en lo tecnológico, estamos hablando que en su mayoría son personas cercanas a las ingenierías, telecomunicaciones o la informática que no ven con agrado sus salidas profesionales o sus trabajos pero que valoran las tecnologías de la información como especio de realización personal no comercial. Su problema es como difundir el conocimiento sin que se cobre o se lucre por ello nadie, en este sentido la necesidad de amplificar las redes de conocimiento y difusión de la información les lleva a pensar en formas que plantean invariablemente niveles de experticia en el conocimiento.
Así la preocupación primera en el objetivo de configurar redes de conocimiento que permitan compartir información y crear más conocimiento, es la red en términos físicos, ello implica un nivel de especialización que esta en la base del movimiento Hackers.
Tal vez, uno de los indicadores más claros del conocimiento experto dado por supuesto por los Hackers, son los niveles de reflexividad propuestos para organizar actividades. En este caso, también se asume ese nivel para los grupos de organización social que participan de las redes de información alternativas. Así, el conocimiento experto surge de una red de saberes ya instalados y no de una diferenciación saber-poder. No habría un conocimiento experto, sino un conocimiento específico que se consigue a través de la experimentación, para ello es necesario tener la mayor cantidad de información disponible, lo que se transforma en otro de los objetivos fundamentales Hackers. También se plantean varios niveles de información en virtud de las capacidades de acercamiento a la tecnología y su manipulación, como por ejemplo en los cursos presentados en reuniones de Hackers o en actos públicos.
La difusión de información y conocimiento se asume haciendo o convirtiendo a personas en expertos, dos son las posibilidades: "el cacharreo", es decir, montaje e grupo de hardware antiguo en maquinas que tengan alguna funcionalidad actual, y la creación y manipulación de software, es decir, creación de programas o aplicación de programas a tareas nuevas o asociadas a otro hardware. Esta posibilidad de experticia se transforma en más desarrollos asociados. De todo este conocimiento experto sobre las nuevas tecnologías, se deriva una de las palabras más utilizadas, gestión (de contenidos, de redes, de información, de coordinación). La tendencia es cada vez más a generar una especie de núcleo duro de personas que tienen mayor manejo de la tecnología produciendo la diferenciación con los que se incorporan más tarde.
Otro paso en la especialización del conocimiento se produce cuando se crea una herramienta o maquina que puede comenzar a operar como producto de mercado, ahí la intencionalidad es clara, aun cuando exista financiación pública o privada, el objetivo final de la creación es su difusión y reproducción como forma de conocimiento no capitalista. Un ejemplo de ello fue una propuesta realizada a una lista de distribución Hackers, que implicaba la involucración de expertos de un software libre para una iniciativa de empresa. Las características de esta proposición eran muy similares a las del grupo Hackers en lo que respecta a sus objetivos y motivaciones, pero tenía una fuerte componente empresarial y de proyecto personal de trabajo, esta iniciativa no tuvo eco en la lista de distribución debido a que implicaba directamente el vender servicios de producción opuesto a la idea del software libre.
Del análisis de los discursos y prácticas expertas, concluimos que el discurso Hackers tiene asumida una base de conocimientos tecnológicos por parte de sus integrantes, pero ello no implica especialización diferenciada de saberes. Más bien, el intento es la reproducción en otros lugares y con otros formatos; su intención es la experimentación de nuevas formas de conocimiento, aspecto que no permite la emergencia de discursos expertos autónomos.
8. Socialidad como proyectos de vida
Muy diferente es la socialización que se produce en los grupos de Hackers, si bien es cierto también utilizan el medio para comunicarse, intercambiar información y aficiones además de asistir a encuentros y reuniones tipo congreso, las características de los mismos son muy diferentes. Existe una clara intencionalidad de socializar la tecnología y de compartir la información, lo que exige altos grados de especialización y una mística definida por una "filosofía Hacker", la intención es crear comunidades con capacidad de difundir y conectarse de forma paralela a los soportes comerciales que existen actualmente en Internet y que monopolizan su utilización. Se valora como elementos socializadores tanto el intercambio de información como la relación experiencial, entendida como traspaso de experiencias relativas a la transformación de la tecnología, es decir, conocimiento. En este sentido optan por tomar las diversas oportunidades del medio como recursos para conseguir su objetivo, el instalar redes y crear comunidades.
Esta utilización instrumental es uno de los componentes característicos de la propuesta Hacker, respecto a formas de conseguir dinero, a materiales, a aportaciones, a medios de actuación. Sin embargo, esta forma de acción se pone en tensión cuando entran en escena los proyectos locales o personales, un ejemplo de ello es el de la comunidades Hackers asentada en espacios o relacionadas organizativamente con grupos de expresión política más clásicos. Existen un conjunto de prácticas de socialización en la movilización más tradicional, movimiento okupa por ejemplo, que se utilizan en las actividades Hackers, en este sentido hay un claro traspaso de experiencias acumuladas. De la misma forma, el flujo de las prácticas puede invertirse, es decir, prácticas tradicionales de movilización dispuestas en medios tecnológicos de Internet.
Sin duda que el medio de socialización más utilizado son las listas de distribución, en formato mails, son espacios donde circula la información que cada integrante entrega a través de un correo personal. La característica fundamental es que se recuperan los mensajes anteriores se responden y al mismo tiempo le llegan a cada integrante de la lista.
La lista de distribución surge como elemento socializador para cualquier iniciativa individual o colectiva. Un ejemplo de la importancia de la lista de distribución son los niveles de fricción y discusión que en ella se pueden dar mostrandose como un claro indicador de confianza y utilidad para el grupo.
Por otra parte, existe una clara disidencia respecto a las argumentaciones propias de la movilización social tradicional: el carácter instrumental del Hacker, permite que el objeto de sus reivindicaciones no sea la lucha contra las instituciones, o el capitalismo en todas sus formas. Su objetivo es la distribución de la información y la oposición al monopolio de los medios. Surge por tanto un desplazamiento en los objetivos y en los valores que permiten y dan cabida a los proyectos personales incluyendo el trabajo. Se detectó una tensión de las antiguas formas de representar lo individual/colectivo en su organización política, con las nuevas formas que propician la utilización de la tecnología y el objetivo de la libre circulación de la información que es lo que propone la filosofía Hackers.
El análisis del material nos aclara que para algunos jóvenes, debe existir una distinción entre intereses colectivos (que son lo de los Hackers) e individuales, y que su mezcla resulta peligrosa. Para otros, por el contrario, es la iniciativa individual relacionada con el trabajo y dinero lo que debe asumirse como medio para conseguir el fin. Todo ello plantea la pregunta de para qué se interviene en la tecnología, si no es para permitir abaratar los costos y producir una difusión y amplitud de su utilización.
9. Pragmatismo en la relación Individual/Colectivo
El movimiento Hackers desarrolla un pragmatismo con los objetos de su acción, como son la creación de una asociación, dar un servicio a un ayuntamiento o empresa, lo que se ve con buenos ojos siempre y cuando permitan expandir la comunidad, las redes y la utilización de software libre. En este sentido la idea de un mundo paralelo posible como real/virtual permite operar una estrategia política, una estrategia real de asociación y otra paralela de por ejemplo wireless. La tecnología para el Hacker es concebida al mismo tiempo como su objeto y su acción política. La construcción de redes paralelas con contenidos creados por las comunidades es un ideal, una especie de realidad social espontánea que se busca en el intercambio entre comunidades.
La reivindicación en el movimiento Hacker suele ser evidente y en una primera mirada puede confundirse con formas más tradicionales de movilización y participación política. Sin embargo, sus discursos y prácticas contienen un nivel alto de reflexividad, es el caso de una de las leyendas de pancartas en un Hackmeeting "Reality Hacking: por el derecho a experimentar libremente". Esto que pareciera ser un juego de palabras sin trascendencia, contiene un interesante contenido discursivo y una práctica política novedosa. El concepto de Reality Hacker implica la separación de lo real y lo virtual, y además la vuelta desde lo virtual a lo real, como en una especie de simulación solidaria con lo real, que son en este caso, los conflictos políticos locales. También la construcción de nuevos mundos posibles encuentra en la tecnología una base y un modelo para volver sobre los mundos posibles en lo real.
Las prácticas de movilización tienden a mezclar actos tecnológicos con acciones artísticas, la performance pasa a ocupar el lugar de la manifestación política, por ser más efectiva y más divertida. Una de las características del pragmatismo Hacker es su capacidad de utilizar los medios informativos como recurso de su mensaje, sin reparar en el contexto significativo, facilmente se puede encontrar cobertura de sus postulados en medios queen apariencia no tienen relación con su ideología, como por ejemplo reportajes en la Interviu. Esta flexibilidad también sirve para prácticas políticas más "serias" una de ellas fue la propuesta de Hackers para la contra-cumbre, en ella se muestra claramente la relación que se busca entre lo local y lo global, la intención era realizar un HighNoon conectando a todo el planeta en directo y vía satélite con todos los medios disponibles, emitiendo imagenes, voces, textos de las luchas locales que permiten, a decir del movimiento, contruir miundos paralelos de conexión solidaria.
La especialización y profesionalización tecnológica se consideran como un recurso que se pone a disposición de otros colectivos, el punto clave para los Hackers no esta ni en la emisión del material o producción de contenidos, ni en su interpretación final, está más bien en la mediación, en la producción de la forma de la información desarrollado en un acto "tecnopolítico". Incluso su producción de software es considerada una acción política, al potenciar la utilización del software libre. Producto de que el trabajo fundamental de un Hacker es la gestión, su pragmatismo político está circundado por una planificación muy precisa: distinciones entre proyecto y acción, hablan de una planificación a corto y mediano plazo. Sus relaciones con las instituciones se producen siempre y cuando permitan expandir el objetivo Hacker –no tienen problemas a la hora de recibir subvenciones para lanzar el software libre, aunque ello implique un logo de ayuntamiento u otra institución. Sin embargo, se recela de instituciones que se encuentran demasiado cercanas a las fuentes de financiación, intermediarios, o con esquemas jerárquicos, como el ejemplo las ONGs.
Se puede apuntar como conclusión que en el centro de la representación individual/colectiva del Hacker se configura una lógica en la cual el objeto y la acción política son lo mismo, ello potencia una relación de gestión y coordinación con cualquier institución que le permita reproducir sus objetivos. Su pragmatismo es mediático, gestionando sus relaciones como recursos y su utopía es la comunidad autodirigida y emergente como idea de colectivo. Esta es la característica de sus nuevas formas de acción y participación política. Característico de ello son sus formas de representación en público directo, a través de performances como salir a la calle y mostrar páginas web, sin cables y libre de pago, los llamados Hacking in the street, otras que potencian el software libre con un pingüino Linux [programa representativo del software libre] preguntando en grandes tiendas por ordenadores y la posibilidad de instalarles Linux en lugar de Windows y muchas otras
También están los talleres, charlas o cursos que se representan el espacio a través de la construcción física de redes de conexión, lo que les da una fisonomía entre laboratorio y taller artesano. En la construcción de redes se da además una lógica territorial: la necesidad de cobertura de redes paralelas a Internet hace que el logro de conseguir nodos para extender sus posibilidades sea muy celebrado.
Las formas de representación espacial de los Hacker, se realizan en espacios on-line y off-line. Las primeras, relacionadas con formas de representar la identidad y por tanto espacios imaginados, y la segunda, dominada por acciones y performances. De la misma manera no se pueden dejar atrás las apropiaciones de espacios de antiguas socialidades convertidos en laboratorios tecnológicos y el imaginario territorial de las redes físicas de comunicación.
Las nuevas formas de identidad en los Hackers esta dada por su división organizativa o por el objetivo específico de su grupo, en esto suelen ser muy especializados y referidos a tareas técnicas, tales como los ocupados por las redes wi-fi (sin cables) o la elaboración de software libre, o los que trabajan en laboratorios de hardware.
Podemos comentar que las nuevas formas de identificación y construcción de identidad que tienen como mediación los nuevos soportes tecnológicos, implican un camino que va desde una alta flexibilidad y permanente cambio de identidad a una construcción de identidad más colectiva que llega en su extremo a un proyecto político basado en la tecnología. No obstante esta emergencia de lo colectivo esta basada en la cooperación en red de múltiples agentes con niveles altos de especialización tecnológica, lo que sin duda le da a este proceso una textura diferente.
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"Este artículo es obra original de Andrés Gomez y su publicación inicial procede del II Congreso Online del Observatorio para la CiberSociedad: http://www.cibersociedad.net/congres2004/index_es.html"
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