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El Pintor de estrellas


Partes: 1, 2

    El pintor de estrellas

    La casa, es un viejo rancho de dos pisos en una esquina del mar, el agua salada se lame los cimientos que la mantienen en pié, las viejas escaleras de madera gimen con las pisadas del viento, cada oleaje trae un mar de espumas y conchas de coral, la casa ha estado sola durante años, fue la guarida del viejo Valerio y su mujer Herminia; Se dice que tuvieron muchos hijos, en cada temporada decembrina se reunían a la orilla del mar a cantar, a bailar y a beber hasta el amanecer, al sonar de las guitarras y tambores, pero a medida que los hijos se hicieron mayores y consiguieron mujer, los viejos se quedaron solos en la vieja casa, hasta que se cansaron de esperar el regreso de alguno de sus hijos con sus nietos, tejieron interminables redes de caracoles y corales, que aún hoy se mecen con la brisa y dejan escapar el sollozo de los viejos atrapado entre la vieja casa.

    Algunos habitantes del pueblo creen que hay fantasmas rondando en las playas y los jóvenes encienden fogatas cada noche en honor de las estrellas que siempre han estado en el azul del cielo, porque sus mayores les han dicho que de esa manera ahuyentan los fantasmas; En las noches unos niños aparecen en el dintel de las desvencijadas ventanas de la casa vieja y elevan cometas transparentes con aromas de barcos encallados en la arena, rebosantes de peces encantados, con algas verdeazules enredadas en sus agallas, por eso nadie se acerca por la casa abandonada de la playa de los muertos, como la conocen en el pueblo, pues temen ser atrapados por los niños de ojos de girasol y dientes como zarzas despidiendo fuego; Sin embargo, hay quienes creen que son unas historias inventadas por Neder Nereida, un indio viejo y solo que deambula entre los barcos olvidados en el antiguo puerto; dicen que sus dueños los abandonaron por temor a los fantasmas de los niños de ojos amarillos de girasol y dientes despidiendo fuego.

    Así lo repite en forma vehemente y con cierto temor el indio Neder a los pocos turistas que se atreven a pasar cerca de la casa vieja; él mismo no se atreve a entrar en ella por temor a ser convertido en estandarte de los viejos barcos bajo las estrellas, que transportan piratas y corales a distancias azules sobre el embravecido mar y bajo el cielo, hasta las islas donde viven las tortugas gigantes y las iguanas marinas, rodeadas de las espesas selvas del trópico, consumiendo los apetitosos manjares que les ofrecen los arrecifes coralinos donde la vida es una placentera sinfonía de colores y de luces cristalinas; donde el amor se ha convertido en una cotidiana sinfonía de infinidad de criaturas entre las profundidades del mar y bajo las estrellas.

    Cuando Nereida se fue, me quedé mirando la casa que parecía recién pintada y de sus ventanas caían flores rojas y amarillas, me atreví a subir las escaleras siguiendo el camino que hacen las hormigas con pedazos de hojas verdes a cuestas, en lo más íntimo de la casa tienen su castillo donde vive su maravillosa reina alada, rodeada de obreras y de zánganos para sostener su descendencia; a cada paso que doy cruje la madera de la antigua residencia de los Montaña, el viento se hace más fuerte y trae gotas de agua salada desde la orilla, depronto siento pasos a mi espalda, miro hacia atrás pero no veo a nadie y nada extraño, solo mis huellas sobre la madera crujiendo; siento el crepitar de las hojas secas bajo mis pies, en ese momento dudo un instante en seguir subiendo por las escaleras de madera añeja con olor a humo pero conservada; Ya no me parece una casa vieja, al contrario, sus cuartos aparentemente vacíos están repletos de emociones placenteras pintadas en las paredes de color marrón y sucias del tiempo, las paredes y los techos también están cubiertos de cuadros desvencijados y llenos de nidos de arañas, las camas recién tendidas despiden un olor a cuerpos jóvenes y activos, las telarañas inmensas brillantes cual centella, en la cocina aún hay fuego y se levantan olores frescos y agradables a los sentidos y al paladar.

    Es increíble lo que veo y siento, todo parece recién arreglado y limpio, unas gotas de agua cristalina caen a la alberca y un conjunto de pájaros cantan con rítmica alegría, construyendo relucientes castillo de alas por el viento. Recuerdo por un instante que la casa por fuera se veía vieja, abandonada y a punto de derrumbarse por la fuerte marea, se sentía como el recio viento la azotaba sin misericordia, al encontrarme en su interior siento que la conozco de toda la vida, de pronto pienso que estoy soñando, como en aquellos sueños donde uno es consciente de que sueña, depronto me llega un murmullo de voces y de risas de uno de los cuartos, un frío extraño me recorre por todo el cuerpo, mis manos sudan y mi corazón late con fuerza incontenible; me acerco a la puerta del cuarto de color azul y la empujo con fuerza queriendo atrapar a los intrusos, aunque el intruso en realidad soy yo, pero no hay nadie, sólo un lecho cubierto con flores de diversos colores recién abiertas y de sublimes perfumes que me embriagan, las sábanas aún tibias de la noche de placentera de los amantes que escaparon al amanecer, así como una infinidad de pinturas frescas regadas por todas partes y colgadas de las paredes sucias y con manchas blancas, digo frescas porque siento el olor de la acuarela y del óleo sin secar aún, en un rincón están los pinceles sin lavar y la ventana cubierta con una cortina de corales, miro a través de los cristales empañados y veo el mar, el cielo que ya se oscurece, a lo lejos logro ver una balsa de cañas de bambú vacía que se aleja cada vez más, hasta que se pierde en el verde mar de esmeraldas, como si hubiese sido tragada por las aguas de olas presurosas hacia las soledades en el fondo marino.

    En mis sueños por los cuartos y atravesando las paredes, sigo mi vuelo sobre los grandes parques donde los enamorados se cuentan sus últimas cuitas y se entregan en sus primeros deseos juveniles, sus besos se elevan hacia el viento ambarino enredándose entre las hojas y los restos de los nidos recién abandonados por los hijos de plumas nuevas que ahora vuelan hacia el infinito de las alturas del sol y de la luna que como esbelta manzana blanca resplandeciente espera ser mordida por los hijos alados de la tierra que en bandadas se acercan y sumergen sus picos en los senos de leche fresca. Vuelo sobre las azules montañas donde crecen infinitos árboles cubiertos de nidos y caminos de insectos matutinos, los frondosos árboles despiden sus hojas con alborozos y alegrías incontenibles, sus raíces se adhieren con fuerza a las entrañas de la tierra, succionando el elíxir de la vida desde lo más profundo del mundo terrestre para convertirlo en fragantes frutos y exquisitos manjares con el aroma de la tierra húmeda, que todo nos regala con el mayor placer y la máxima satisfacción del Universo.

    Nuestro sueño es la suma de todos los sueños y esperanzas, donde la vida pulula incesante y transparente como él líquido precioso que sostiene cada célula, donde el sistema universal es la suma de todos los sistemas de cada organismo con o sin sentimiento, provenientes de la misma fuente cristalina y pura de la vida; Surtimos los caminos de nuevos senderos donde el polvo se eleva por el viento y se unta del cristal de vida para producir nuevos seres y nuevas palabras que construyen los nuevos caminos y las altas ventanas por donde nos lanzamos al horizonte y atrapamos los espíritus extraviados que aún no conocen su preciosa residencia entre las nubes y las distancias soleadas que como antorchas milenarias dibujan misteriosos sueños en los miles de ojos de las mariposas que han surcado el continente durante siglos y aún perduran sus alados monasterios por el espeso y pululante viento.

    La luna semejando cuernos pende de la curvatura terrestre, a su lado la estrella compañera brillante y excitante en la distancia, la brisa violenta mece las hojas de las palmas legendarias y las empuja hasta la arena blanca de la playa solitaria, se levantan nubes de fina arena que chocan en mi rostro, depronto siento que se me queman los dedos, y al mirarlos veo un pincel entre mis manos; Levantas la mano y una fuerza incontenible te obliga a pintar sobre un lienzo cuidadosamente preparado, no lo habías visto antes pero está allí esperando por el pintor y las pinturas de arco iris, que como notas del violín, las guitarras y del piano en armonía, se unen a las voces para que las nuevas palabras y sus verbos florezcan a medida que escapan de los labios y los dedos.

    Los colores se hacen más fuertes con una intensidad de vida, el agradable viento tiene el olor de los pelícanos y el suave murmullo de las gaviotas sumergiéndose en las frescas aguas del mar para saborear los cardúmenes de peces y de algas con sabores exquisitos, un aletear de coloridos pájaros circundan la distancia, mientras aletean los colibríes sobre las flores olorosas a miel y frescas, con los nidos de luceros y los enjambres de estrellas vibrando en cada célula de mi ser, siento la sangre deslizarse entre los dedos sin dolor ni sufrimiento, hay una sensación de paz y soledad ardiente que va quedando plasmada sobre el lienzo, donde aparecen las nuevas mariposas de la primavera con sus alas de vuelo intermitente dibujando caminos de alabastros y guijarros dorados sobre la playa abandonada, el verde de las hojas brilla intenso ante la luz y la esperanza; la brisa mece mis ramas y siento su aliento entrar por mis hojas hasta mi raíz adherida a la tierra madre, mientras los pájaros construyen sus moradas en medio de mis venas y mi sangre en un rito de amor.

    El mar de verdes y azules transparentes, con sus espumas de leche salada que se desgranan de mis dedos en un fluir de besos y de rostros del amor que van tomando fuerza y vida, mis uñas rasgan los colores y la brisa en ráfagas me inunda los sentidos del corazón y del espíritu, mi piel se diluye e impregna el lienzo de húmedos sueños de ojos amarillos de girasol y sonrisas titilantes de estrellas enanas que despiden fuego, agujeros negros insondables y millones de estrellas que adornan la inmensidad del Universo, todas alineadas en perfecta simetría de vuelos geométricos, sosteniendo todos los sistemas e infinitos mundos de especies diferentes; tomo la tierra en mis manos y siento sus aromas de miel, su amor, su pasión y su alegría se quedan impregnadas en las figuras de peces y sirenas embarazadas que guardan en sus vientres cada huella de mis manos; miro la luna llena y plateada sobre el desierto y bajo la noche estrellada, la tenue figura del viento seco se nos va pegando a la piel, una piel de tierra que nos invade el sueño de gotas de agua cristalina y pura que resbala fresca en mi garganta, saciando mi sed de vida, saciando mi sed de nuevos conocimientos y esperanzas.

    El cuadro es cada vez más real, siempre me han gustado el dibujo y la pintura artística, la escultura y la poesía; soy feliz haciendo lo que más me gusta, esto me ha permitido soportar los horrores de la humanidad, la atroz realidad del mundo moderno lleno de presiones, engaños, odios y venganzas; he logrado vencer el tedio y el olvido de muchos hombres y mujeres, que solo viven para el negocio sucio y absurdo de la muerte vil. Son miles los humanos, llamados racionales que hacen víctimas a millones de seres inocentes con las estúpidas guerras sin razones valederas, no se salvan ni los embriones en gestación, mucho menos los niños ya nacidos, los adultos y ancianos sinceros y leales. Los humanos han hecho de la vida una mísera condición sin redención donde deambula la muerte en los corazones vacíos y abandonados de miles de niños y de niñas que recorren las calles del mundo pidiendo una moneda para tomar un poco de agua, porque hasta este líquido vital es extraño a sus entrañas miserables y sucias que se alimentan de las sobras que encuentran en las alcantarillas de las grandes ciudades de cemento, hierro y vidrios ahumados, donde su casa es una esquina desolada y su cobija un montón de estrellas desconocidas para ellos; solo consiguen ser violados y violadas por los más irracionales y lascivos personajes que como dementes acechan en las calles y las cloacas de sus vidas estúpidas y vacías, o son convertidos en el negocio inescrupuloso de sus propios padres o de extraños que los someten a la fuerza, mientras la sociedad se hace la ciega e inerme al igual que las autoridades, quienes se lavan las manos diciendo que no es culpa de ellos, ¿entonces de quién?

    La sociedad de consumo a convertido a los seres humanos en una simple mercancía con precio y valor vulgar, donde el amor es engañado y la inocencia es torturada por la maldita envidia y el egoísmo traicionero, el placer efímero de unos individuos sin valores y sin ética de ninguna clase; dónde los gobernantes y políticos en su mayoría son unos mentirosos, desleales, ególatras y hasta bandidos los muy ladinos, cuando llegan al poder, por las buenas o por las malas, olvidan cínicamente las promesas o las supuestas razones por las que llegaron al podio, y si tienen que vender a su pueblo por míseras prebendas de brillo deslumbrante para llenar sus barrigas, no les importa un ápice, torturar o matar a su propia familia da lo mismo, ¡lo que nada nos cuesta volvámoslo fiesta!

    Han hecho de la guerra sucia su propia conveniencia, son los causantes de la violencia de las masas al presionarlos por hambre, vestido, educación, salud, y si consiguen trabajo la paga es miserable, más del 70% de la población mundial esta sumida en la pobreza extrema, la enfermedad, el dolor, el desplazamiento y la desaparición forzosa que alimentan miles de fosas comunes, fomentan la ignorancia de los pueblos convirtiéndola en la peor epidemia, sin embargo ellos dicen que esto es mentira, pero la educación se hace cada vez más inaccesible para la población más pobre, la cual es más del 85% de la población del mundo, los instigadores del caos solo esperan defender su propia clase dominante, son unos batracios y unos cerdos asquerosos, parásitos sin entrañas que vuelven malvadas a las personas, les enseñaron a violar, secuestrar, extorsionar, asesinar a niños y ancianos, ¿es culpa de quién, vuelvo y pregunto? Es simple, de los sistemas de gobierno, políticos y militares, y de otros tantos corruptos que se escudan diciendo que están luchando por los pobres del mundo. Los politiqueros, terroristas, guerrilleros y los otros especímenes, son el verdadero opio de los pueblos porque son salvajes, mitómanos, vándalos e hipócritas.

    Categorizan por clases a los individuos para situarse ellos en la cúspide y los de abajo reciben todo el peso de la ley, llamados los de ruana y alpargatas, crean una sociedad enferma y desahuciada, con una virulencia cada vez mas crónica, donde la prostitución y el vicio entre la juventud y los adultos de las distintas capas sociales es un lucrativo negocio, cimientan los grandes cinturones de miseria de los pueblos y ciudades, tumban todo lo verde y siembran cemento frío y desolado, no se salvan ni las orillas de los grandes ríos contaminados de aguas venenosas y sus cauces ya marchitos, en estas cloacas modernas no prosperan ni las bacterias, y no falta quienes coman sapos y tomen arsénico a cambio de pan y agua por obra y gracia de los dueños del poder.

    Solo les interesan los dólares y los euros, lo demás a la bacinilla, las mayorías silenciosas tratan de sobrevivir en casas de cartón, plástico o paja, cubriendo sus figuras con pedazos de harapos agrios de la mugre; nos tocó convertirnos en actores, actrices y modelos dispuestos a todo, pero olvidamos la historia y repetimos los mismos errores. Sin embargo, hay naciones ricas en el mundo donde los problemas son menos agudos, incluso en algunos de estos países se puede decir entre comillas que todos sus habitantes tienen garantizada la satisfacción de todas sus necesidades primarias, en muchos casos la mayoría de sus problemas son de tipo emocional y psicológico, pero se han desbocado por el sexo, la droga y las ansías de poder desmesurado, que los lleva a cometer grandes errores y atroces homicidios, actuando con un cinismo más peligroso y premeditado que la misma guerra sin razón ni justicia.

    Qué no decir de los famosos narcotraficantes, terroristas, paramilitares y las fuerzas estatales que supuestamente son creadas para defender a las personas de bien, estas personas resultan ser en su mayoría de las clases dominantes, porque los dominados siempre son tratados como plagas; el caso es que todos los de arriba viven en sus quintas y palacetes, donde exhiben sus trofeos de animales extinguidos por ellos mismos y las cajas fuertes llenas de frutos del dolor, la muerte y la inanición de los desposeídos, los arrastrados como reptiles sobre el desierto mendigando una gota de agua para pasar el trago amargo que les toca vivir, y no obstante alguien dirá: Que así lo quiere Dios; nada más absurdo e indignante para el mismo Dios.

    Él sólo nos ama y jamás querría el sufrimiento para sus hijos, el pueblo no puede seguir pregonando que lo que ocurre al hombre sobre el mundo es por obra de la supremacía divina, y entonces se quedan aplastados como marmotas planeando como conseguir más billetes; Lo que le ocurre a diario al hombre y la mujer es culpa de ellos mismos o de otros individuos que se creen los de arriba, que los acribillan por vicio o por maldad y las ansias insaciables de poder que les carcome los sentidos y los convierte en marionetas de los poderosos de otras latitudes.

    Que no decir de los dueños del capital y de los medios de producción que se ufanan de explotar a las masas trabajadoras, creando una nueva forma de esclavitud, porque son millones de personas las que deambulan por el mundo buscando un trabajo aunque sea mal pago para sostenerse y sostener a sus famélicas familias, las cuales son cada vez más desprotegidas por la mayoría de los estados tercermundistas, pero sus gobiernos se llenan la boca diciendo que hacen lo imposible para lograr equidad, pero en realidad la equidad se queda entre las llamadas clases sociales altas, quienes hacen más grande la brecha entre ricos y pobres con la aquiescencia de los legisladores de turno, estos también toman un pedazo del pastel para sus barrigas nauseabundas y deformes, la mayoría olvida como llegaron arriba y de que manera, solapados y escondidos entre bambalinas para que no descubran sus verdaderas intenciones.

    Prefiero seguir pintando un mundo distinto a lo real y sangriento del mundo actual, para poder soportar este caos y esta barbarie; poder plasmar todas mis sensaciones con la delicadeza que exige la naturaleza viviente, con la sutil fragancia del amor invadiendo mi esperanza; al fin he penetrado en el paisaje y doy vida a los colores, el mar se estrella contra los acantilados y los peces esparcen sus silencios sobre las sombras espumosas de los mares infinitos, la vida vibra intensa en cada gota de rocío, los pétalos del viento corren sobre las praderas en veloz carrera de alazanes con sus jinetes de vestidos blancos que durante los días y las noches recorren los desiertos y llanuras hasta las montañas donde crece la dulce hierba hija del sol, donde no existen odios ni venganzas, solo el amor a la vida terrena que nos ilumina en todos los caminos hacia una nueva vida, una nueva vida donde la realidad sea justa, sincera y leal, donde el amar a todos los seres del Universo se convierte en la consigna verdadera, porque en Nosotros está el que alcancemos los verdaderos caminos de la justicia, los que solo encontraremos en el interior de nuestro espíritu, cuando comprendamos que en nuestro interior reside la verdadera verdad de la luz.

    Los pinceles como mágicos aromas desprendiéndose de mis dedos, tejen un enjambre de nuevas ilusiones que caen como música de alta vibración, las notas del poema del amor que nos inducen a despreciar el temor. Las voces de ángeles se escuchan mientras el vientre de la tierra se hincha y brota en manantiales de infinitas vidas que sin pedir nada a cambio mantienen el equilibrio de los seres y las cosas, porque la naturaleza todo nos lo regala sin importarle que los hombres la desprecien y la expriman, todo es placidez hasta que aparecen ciertas alimañas depredadoras de la belleza, que con el cine, la radio, la televisión, la Internet y la prensa amarillista en manos de ciertos comunicadores tendenciosos y sus monopolios, han hecho de las sociedades modernas su comidilla repugnante que corroe la verdad y anula los sentidos del derecho hasta que pierdes tu consciencia, o te suben a los cielos, o te entierran en el infierno.

    Quieren demeritar tu trabajo y las palabras que has construido desde los orígenes de tu nacimiento, en todo este tiempo has conocido el horror de la muerte que anula el sentimiento de los amigos, amigas, padres, hijos, esposos y esposas, amantes, hermanos y hermanas, todos como mansos corderos han caído uno a uno en holocausto sangriento y despreciable a través de la historia humana, desde que el hombre se conoce sobre la faz terrestre solo ha hecho de la vida un sueño inaccesible porque todo lo valora por el oro únicamente, el espíritu para ellos es una quimera fraudulenta.

    Las grandes multinacionales han hecho del mundo real de la naturaleza su más perversa acción en contra de la justicia y el amor, la exprimen al máximo sin la más minina consideración, solo les importa el capital que les pueda producir sin importar las vidas humanas que esto pueda arrasar, para ellos no hay otro dios diferente al dinero, y mientras este exista a ellos que le importa lo de más, todo lo hacen con la venia y la complacencia de los gobernantes de turno en cada estado, sobre todo en las naciones de mas bajo desarrollo en el ámbito industrial y por ende económico del mundo; hoy en día la llamada globalización de la economía solo ha servido para hacer mas rico a los poderosos y mas pobres a los desposeídos, y no nos pueden venir a decir que esto es beneficioso para los pueblos tercermundistas, porque además es una consecuencia de que el mundo ya no es tan extenso, ya que la aldea global cada vez esta mas cerca de los individuos, claro de los individuos que tienen acceso a los medios de comunicación, los que aún siguen siendo una minoría ante las grandes mayorías de desamparados y vilipendiados.

    Si la naturaleza siempre nos ha dado todo lo requerido para una existencia digna, así mismo no podemos negarle el derecho que tienen las próximas generaciones de vivir armónicamente en un mundo sustentable, sostenible y seguro, donde la soledad del pensamiento sea una instancia sutil de acercarnos a la obra de la creación, porque de nuestra tierra no tenemos que huir ni mucho menos, es este nuestro paraíso que nos regalaron sin necesidad de consentimiento previo. Nuestra tierra o nuestro paraíso es el más grande premio que se le haya dado a la humanidad desde la creación, donde todo es una perfecta armonía entre los animales, los vegetales y los elementos que forman la materia terrestre, la que procede del polvo de estrellas en armonía con los elementos del agua y del aire.

    Es increíble la majestuosidad del mar que ven mis ojos y siente mi piel, su ferviente movimiento de aguas y de peces de todas las clases, tamaños y colores, además de todos los diversos organismos del fondo marino que con su belleza danzan en constante equilibrio, a pesar de toda la basura que le echamos a sus casas submarinas, donde la perfección de la creación universal se manifiesta en cada una de sus criaturas, todas cumpliendo con la misión de sostener el origen del mundo terrestre, sin importar la desventurada manipulación y explotación de los seres humanos, los mayores depredadores y aniquiladores de la vida acuática y terrestre, con el mayor cinismo y alevosía, patrocinados por los mismos gobiernos imperialistas y monopolistas. Nos hemos convertido en la mayor amenaza para la estabilidad del planeta y nos hacemos los desentendidos, porque supuestamente todo lo que existe es para nuestro provecho sin la más mínima consideración con las futuras generaciones de seres humanos, animales, plantas y toda clase de organismos que hacen posible esta maravillosa vida llena de esplendidez y lozanía.

    Para que el hombre conviva en armonía con la naturaleza debe tener un cambio de actitud hacia lo positivo y adaptarse a una nueva ética de cultura por la vida, donde la tolerancia y el perdón sean una constante natural sin llegar al libertinaje desmedido y solapado, el medio nos traza el sendero, nos encamina hacia la conservación de ella y de nosotros, de eso depende el equilibrio del planeta, necesitamos de los árboles y de todas las plantas para poder respirar y alimentarnos, del agua para que nuestro organismo y en especial nuestro cerebro funcione en perfecta condición; para que la vida sea justa necesitamos vivir en convivencia con los demás seres naturales, es el enlace de la vida con el cosmos, así lo humano, lo animal y vegetal permanece vivo y para ello, la naturaleza y la sociedad debe ser un sistema armónico en un ciclo indefinido, en equilibrio constante y pertinente.

    No podemos seguir siendo los ciegos y egoístas de siempre, debemos amarnos a nosotros mismos, amarnos de verdad pero sin llegar a la egolatría, ese amor debe darse a todas las criaturas conocidas y por conocer, en especial a nuestros semejantes, entendiendo que todo ha sido construido con el mayor desinterés por el provecho propio, porque el mundo terrestre no es de particulares, es de toda una comunidad universal, donde el beneficio de uno debe ser el beneficio de todos, de lo contrario estaríamos haciendo gala del caos y el vandalismo miserable del demonio.

    En medio de todo este caos de voces angustiadas unas y felices otras, de sangres calientes que están en permanente efervescencia, me llega el roce de tu piel canela mi mujer amada, y el sabor de almíbar de tus labios y tus senos en mis labios jadeantes; te recorro intenso y llego hasta el centro de tu cuerpo delirante, penetro en tus entrañas al rítmico placer del palpitante corazón, bebo de tu boca y de tus pezones que como rosas recién abiertas y deliciosamente perfumadas brotan la pasión que succiono hasta embriagarme, tu corazón palpita entre mis manos y después de tomar tu vida, tus anhelos y tus sensaciones, descanso la cabeza en tu regazo antes de que se nos escape el aliento de la fresca y sensual lluvia, con sus infinitos alfileres de cristal acariciando nuestros cuerpos febriles y cansados del amor y el vino de las uvas, fruto de los infinitos elementos de la tierra y de la savia de la naturaleza verde y tiritante que fluye de la luz.

    Las pinturas tienen a cada instante una incesante vida; como garzas y cisnes recorriendo el viento y las miles de distancias sobre las aguas del mar, los ríos y las lagunas llenas de peces y corales multicolores, almejas y cangrejos; como leones y tigres tras sus presas las hermosas gacelas que saltan sobre la llanura hirviente hasta sus guaridas en la selva tropical; como toros de lidia resoplando sobre la arena y embistiendo el horizonte con pinceladas precisas, sus pieles untadas de sudor y sangre, los toreros y el público gozan con esta barbarie, no digo nada pero me confundo; como focas, delfines, morsas, ballenas y tiburones consumiendo plantón, ostras y calamares; como cóndores, águilas y halcones devorando los restos de los jabalíes, chimpancés, los gorilas y los simios perdedores en la lucha; como panteras, leopardos y jaguares persiguiendo las jirafas y elefantes que se les enfrentan como rinocerontes e hipopótamos hambrientos lidiando con los grandes caimanes de los pantanos; como pumas y guepardos persiguiendo las cintas blancas de las cebras que se escapan presurosas en las torrenciales aguas de los rios caudalosos; como veloces alas de palomas blancas, turpiales, sinsontes y tucanes escapando furtivos de la vil metralla del cazador malvado.

    Las pinturas germinan entre las luces y los pinceles de mis dedos como tenebrosas serpientes del desierto siendo devoradas por las anacondas tropicales; como los caribús atravesando las estepas hasta llegar al ártico; como osos y lobos despedazando sus presas al amanecer; como renos arrastrando los trineos durante miles de kilómetros a través del hielo y de la nieve; como albatros alimentado sus crías durante meses en temperaturas bajo cero, esperando que llegue la primavera y puedan volar más allá del mar; como pingüinos o pájaros bobos sumergidos entre el agua cual peces alados; como hojas al viento los ciervos y venados danzan en los atardeceres de lluvia de soles naranja al comienzo de la noche, sus sentidos alerta otean las distancias y perciben el olor de las fieras escondidas sobre la planicie, se escapan veloces sobre el lomo ardiente de las místicas praderas, levantando polvo y acumulando soledades; como abejas, hormigas y avispas laboriosas que cuidan de sus reinas y sus crías con el mayor cuidado y la más solícita premura; como montañas de blanca nieve derretida que se deslizan en avalanchas sobre las extensas llanuras de los alazanes y sus jinetes cantores; como exprime el hombre sin misericordia a la tierra que solo lo ama intensamente; como los amigos que cultivan su amistad como un principio del amor que les produce bienestar y placer.

    Mientras tanto, un concierto de pájaros cantores nos saludan desde el sol y los almendros jugosos, celebrando nuestra unión amorosa y sincera en el lecho de la arena blanca, entre juncos, lirios, azaleas, heliconias, jazmines y tulipanes de pétalos dorados, tejiendo con nuestros ojos nuevos sueños y nuevas esperanzas para vencer el tedio de las horas tristes y las palabras silenciosas, donde construimos palacios entre las islas de palmeras flameantes, sobre el mar y sus orillas, en la nieve, las montañas y los arenosos desiertos llenos de los amores y los placeres con innumerables caminos hacia la libertad; como los hermosos atardeceres llenos del regocijo del deber cumplido y del aroma de las flores recién abiertas bajo la lluvia que nos baña y nos produce pasión sin sufrimiento; como los ánsares hindúes que graznando al unísono atraviesan las nieves perpetuas sobre los Himalayas llevando sus crías hasta los nuevos y suculentos manjares al comienzo de la primavera; como los amaneceres de luces diminutas salpicando los cristales de tu ventana y diciéndote al oído con voces de susurros que ya es hora de iniciar otra jornada, que ya te esperan los nuevos caminos y las nuevas palabras donde la sonrisa es una esperanza.

    Me da vergüenza de mí mismo y lástima que los bosques y los ríos sigan desapareciendo por el ansia de maldad de ciertos hombres y mujeres insignificantes, me avergüenza ser de su especie porque la supuesta capacidad racional de los humanos ha exterminado más de las dos terceras partes de la fauna y la flora; sólo queda un cementerio de árboles heridos en las orillas, clamando al universo por su triste suerte, sus legendarios troncos se resisten a caer, a pesar del fuego que los quiere convertir en carbón y el hacha que los vuelve escombros, a pesar del abandono permanecen de pié añorando sus alegres hojas, los nidos de los pájaros con sus cantos y sus alas de colores, allí están sin gritar y en silencio milenario, a su lado yacen sus amigos los innumerables animales de todos los tamaños que hacían parte del sistema, mirando impotentes como corren los hilos de agua contaminada, arrastrando veneno, sangre y tedio.

    Como besos de machetes y de rocas los seres sienten la cálida mirada del sol sobre el cerebro que no deja de tejer enjambres de sueños y de palabras silenciosas, el cristal púrpura se enciende en llamaradas que rompe la monotonía de las vidas sin sentido y sin verdadero placer que nos heredaron en esta tierra en ruinas; llevo el aliento preñado de ilusiones en busca de un rescoldo de paz y de esperanza donde la fe me permite continuar por las intrincadas murallas de precipicios insondables donde solo el viento se atreve a acercarse y a oler el nauseabundo rescoldo dejado por la muerte insulsa y pestilente. Los cristales rompen el hechizo de esta oscuridad hacia la soledad y recuerdo tus quejas y percibo tus risas en las madrugadas, cuando las primeras brisas de la mañana nos arropan con su velo transparente y húmedo, dejando en tu mirada cálida y suave la candidez de las primeras juventudes, la sobriedad de los primeros deseos y los primeros anhelos del amor y la pasión, sin rencillas ni asperezas, con la mayor delicadeza, sin prejuicios infundados, sin intrigas; solo con la esperanza entre las manos y el corazón henchido del amor filial de los hermanos, los padres y los amantes en todas las naturalezas cósmicas.

    Como ciervos que se pierden veloces en las llanuras de la verde esperanza, escapando de las fauces voraces de leones y de tigres que se beben las distancias; como águilas y halcones que se elevan por el viento llevando entre sus garras la presa que alimentará sus hijos, el alimento de los dioses de los vientos; como delicados pétalos de las flores del invierno que se llenan de los olores aromáticos de la vida, la que se derrama ubérrima por nuestra piel frondosa; como ánsares que cruzan soñando los empinados penachos de las altas montañas cubiertas de nieve y de hielo, más allá del aliento de sus las y graznidos; como peces de infinitos colores bailando entre las aguas, mientras las grandes criaturas marinas los observan y deleitan sus hambrientos deseos; como vestigios de los barcos hundidos en alta mar, cobijando entre sus restos a miles de criaturas de las profundidades azules, donde el oxígeno escasea pero la vida sigue intermitente por los siglos; como los recuerdos de los besos del ayer hoy presentes como huellas indelebles, que nos marcan el camino del amor y la esperanza.

    Como lagartos y serpientes con sus fauces devorando el aliento de otros seres, tragando con avidez ignota todo resquicio de la vida extinta; como ardientes gacelas escapando del fuego de las praderas, las que consumen los helechos y los sueños inconclusos de las semillas que aún no germinaron; como osos dormitando entre el frío en sus polos y los pingüinos en sus gélidos escondites sobre la nieve, recibiendo el beso helado de los días que suceden imprevistos, mientras crecen sus hijos con el olor de los mares a los lejos; Como rastros de gigantes chimpancés sobre la hojarasca fresca de la selva, donde han dejado el rastro de sus nidos con sus gritos y sus entregas amorosas; como hojas en blanco que se llenan de palabras y de sueños, las que vibran en cada suspiro de tus ojos y los míos, las que sientes subir por tu garganta y salir gritando por tu boca, como una cascada cristalina de agua pura naciendo de las entrañas de la tierra extraña; como alas de los mil pájaros del viento, que nacen en los mil amaneceres y anochece con los retoños de una nueva vida entre sus picos, llenas de canciones y de juegos primorosos; así siento la vida palpitar en mi corazón, así siento el amor surgir de mi conciencia, como valientes seres que se arrojan a la vida sin pedir permiso a la insolencia y a los miedos.

    Te recuerdo cuando llegabas en medio de la noche y tocabas la puerta del olvido, te abrían los sueños ansiosos y perversos que te había esperado tiempo atrás, yo escuchaba tus quejas de la muerte y alabanzas de la vida, escondido entre las tinieblas de la madrugada, estallabas en sollozos y escupías tus maldades mientras acariciabas la extraña ración de carne putrefacta de los seres muertos en batalla, imaginabas que eran bellas amapolas de vestidos relucientes y de besos extraviados, imaginabas unos bellos senos henchidos de leche y pasión, te atrevías a jurar que les hacías el amor a cada instante de tu vida y antes de tu muerte y de sus muertes, pero en realidad todo lo imaginabas en unos sueños mórbidos y malsanos, porque estabas solo, en medio de la nada, porque ni siquiera yo existía, era solo el reflejo de tu rostro en los cristales ahumados de la media noche alumbrado por la luna, porque ni siquiera tu existías, eras solo el recuerdo en el cerebro de tu madre, que ya tampoco existe porque se ha ido al comienzo de la madrugada, sin decir nada y con solo una sonrisa en la mirada.

    Eras el reflejo de la luz en los cristales, plenos de la soledad, donde construyes un nuevo camino a la esperanza, donde remiendas la piel herida y reparas cada neurona del cerebro, con tal delicadeza y precisión, que pareces un dios creando lo increado, que pareces un ángel a la sombra de la sabiduría, recibiendo la esplendidez de las alturas y te llenas con lo insondable del abismo universal. Eres un raro espécimen lleno de angustias y vacíos, que reverberas infinito y sin futuro en las fauces de tu propia muerte, nadie te conoce, ni antes te habían visto, de pronto apareciste de la nada y te hiciste creer por lo que eres: te dibujaste una cara de traidor y mentiroso, te vestiste con lujosos harapos y comías como bestia, bebiéndote la sangre y deleitándote del sexo, en una orgía sin final, donde hiciste del sufrimiento tu mejor partida, donde escondiste entre tinieblas las pocas verdades que existían, porque te daba miedo darte cuenta de lo solo que te encuentras, desarrapado de los dioses y los hombres.

    Los malvados hombres rubicundos de miradas hirsutas y plebeyas, se creen dueños de lo que no les pertenece, constantemente arrasan a la desventurada tierra, la cual inerme solo les ofrece vida y armonía, los hombres y mujeres hablan de razón pero actúan con más irracionalidad que los mismos animales salvajes, se creen reyes del mundo ajeno y trabajan como sanguinarios parias sin consciencia, tienen el cerebro repleto de porquerías, viven como idiotas oprimiendo a sus hermanos, a los que despellejan con la más vil infamia, aunque muchos a duras penas sobreviven y los otros solo vegetan. No son pocos los demonios que deambulan por el mundo, capaces de matar y comer de sus semejantes, con una sevicia y alevosía horrorizante que aturde los sentidos, destruyen las razones para convertirlas en verdades falaces: convirtieron los ríos en estercoleros y alcantarillas malolientes, hicieron del mar un relleno epidémico o basurero antiecológico, donde esconden sus mentiras y el estiércol de sus vientres.

    No conocen la pasión del espíritu de su corazón y la razón, solo la de los sentidos caprichosos y limitados de sentimientos, tienen sucia su consciencia y la emborrachan junto con sus cuerpos, todo lo quieren sanar con bañitos de agua tibia y un poco de formol con alcanfor, embalsaman los espíritus, se disfrazan de corderos y de palomas blancas, manchados de sangre inocente, pero en realidad son los coyotes y los lobos, los cercenadores del sentido de la luz verdadera, hacen del hombre y la mujer, unos seres indefensos y celosos sin razón, las parejas no se entienden ni se encuentran, solo crean resentimiento y frustración, caminan demenciales por las selvas inhóspitas del miedo y el desamor, donde el derrame de la inocencia es cotidiana y traicionera, como los bandidos insatisfechos y sin pudor, deshojando niños y niñas sin temor y sin prudencia, como dementes y lascivos personajes del demonio y el deseo impuro.

    No quiero el llanto en tus ojos, no lo mereces, no es justo contigo ni conmigo, es una pena que no confíes en mí por culpa de esos infelices y mediocres tramposos en el amor, no pueden ver a los demás felices porque la envidia malvada los consume y construyen viles murallas del infortunio. Te prefiero en las noches llenas de lluvia, callada y acurrucada en mis brazos descansando de los destellos del acto de amor sobre el reflejo del plumeo vuelo marino, en la dadivosa transición del efecto astral, hasta la perenne ofrenda natural en el preámbulo de los ocasos, donde florece el agua y escapa en vaporosos sueños al amanecer, rumorosa y complaciente con olores a nostálgicos placeres, te prefiero reluciente en primaveras de soles y colores que se arremolinan en las calles sobre las orillas de las casas y las madrigueras plenas de la vida y del amor.

    Las selvas verdes y las aguas cristalinas de nuestra tierra tropical han sido destruidas desde hace siglos, primero fueron los bárbaros europeos con sus inocentes caballos, sus arcabuces y espadas sangrientas, que venían de naciones supuestamente poderosas, con supuestos reyes poderosos porque oprimían a los pueblos, como hacen los del norte, cualquier parecido con la realidad es pura fantasía, arrasaron con seres humanos inocentes que sí amaban la naturaleza, crucificaron inocentes criaturas por el mero placer de verlos sufrir, porque su lasciva pasión por el poder los ennegrecía y los sigue ennegreciendo en lo más profundo de sus espíritus; Perdieron la luz de la verdad y ahora buscan alumbrarse con teas artificiales bajo el sol, les robaron sus riquezas y sus almas porque los consideraron peores que animales, nos enseñaron a ser nuestros propios lobos sedientos de sangre caliente, donde lo humano se pierde y solo queda lo bestial, la razón no razonable, solo huellas de mustios cadáveres, nos enseñaron que la vida es una rifa a la ruleta, donde gana el mejor postor y sanguinario.

    Con su herencia pestilente nos convirtieron en rapaces, voluptuosos y superfluos, que hicimos de la paz un negocio repugnante, se decía que los indios, negros, mulatos y los pobres no tenían alma, que simplemente eran otros animales diferentes, que hablaban y a veces sonreían; pero los desalmados son ellos, los dueños del "poder" económico, político y militar, que solo les sirve para llenar sus panzas nauseabundas, estos si han perdido sus espíritus para siempre, ya no les queda más que los rescoldos de espíritus pusilánimes colgados de las vigas del infierno, donde los buitres hacen sus más grandes orgías y bacanales de huesos y cerebros vacíos.

    Miro mis dedos llenos de pinceles y untados de colores húmedos floreciendo y me alejo de la náusea, libero mi espíritu de las cadenas y grillos del bastardo demonio, los cristales del tiempo caen hechos trizas, untados de tu sangre y de la mía, tengo los ojos preñados de una nueva vida que no permite la consciencia vandálica y oscura; las pinturas siguen cayendo de mis manos como cataratas de espumas en vibrantes colores que se pegan a las paredes de mi cuerpo y de mi sangre caliente. Mis alas despliegan el sutil suspiro de la noche y volamos tan alto como las estrellas, atrás quedan los abismos, los odios, las intrigas y todas las falsas palabras pronunciadas con saña despiadada; suturamos las heridas más profundas y no dejamos rastro del dolor ajeno, porque todo se lo ha consumido el viento y la distancia, de la angustia ya nadie se acuerda, aquí no hay lugar para la duda, no hay lugar a la nostalgia ni para los sueños inconclusos, aquí todo es pasión y viva pululante en cada rincón de nuestra casa, cada pincelada del pintor es una nueva fragancia de palabras y de risas que alimentan la esperanza.

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