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Sobre el sistema financiero en El Salvador. Enfoque general e inicial

Enviado por carlosevaristo


    1. Un contexto teórico para el sistema financiero en El Salvador
    2. Un contexto histórico para el sistema financiero en El Salvador
    1. Introducción

    Podría tipificarse este trabajo como una investigación exploratoria; sin embargo, el término de exploratoria no quiere decir que el esfuerzo por realizarla haya tenido poca intensidad. Algunas de las reflexiones expresadas tienen considerable tiempo de estarse examinando, especialmente las relacionadas con la búsqueda de alternativas económicas y sociales. Esperamos que sea de utilidad al menos inquiriendo sobre nuevos planteamientos.

    Este trabajo es la primera parte de una investigación realizada en los años año 2000-2002, auspiciada por el Centro Internacional de Política Económica, CINPE, de la Universidad Nacional de Costa Rica, a través de un programa de investigación denominado SUDESCA (Sustainable Development for Central America Countries) a su vez patrocinado por la Universidad de Aalborg, Dinamarca. Además del Desarrollo Sostenible, eran categorías inherentes al proceso de investigación, las de Innovación y Tecnologías Limpias. Participaban en el esfuerzo de la investigación, entre otras entidades centroamericanas, la Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador, en donde trabajamos como docentes-investigadores.

    Paralelamente, en este período en que participamos en la investigación de SUDESCA, apoyabamos la elaboración, evaluación, gestión y desarrollo de proyectos de la Fundación para el Desarrollo Económico y Social de Centroamérica, FUNDESCA. Y teníamos un largo período de preocupación por el descubrimiento de alternativas económicas que favorecieran a los sectores depauperados de nuestra población; una de estas preocupaciones se concentraba en las temáticas de formas de financiamiento alternativas para la microempresa, y estudiamos, por ello, un proyecto de FUNDESCA para el financiamiento de la microempresa de los mercados de San Salvador, con el patrocinio de SUDESCA.

    Ubicamos el estudio realizado para SUDESCA en dos dimensiones: un esfuerzo de examen básico macrosociológico sobre el contexto teórico e histórico del sistema financiero salvadoreño y otro intento de estudio microsociológico, que trató de reseñar e identificar los principales problemas para la concreción de un sistema financiero altenativo al tradicional, para la microempresa de los mercados de San Salvador, capital de la República de El Salvador, en América Central. En SUDESCA, nos recomendaron que omitiéramos la parte general del trabajo para concentrarnos en la parte específica, es decir, en el estudio de la innovación que implicaba el proyecto de sistema de financiamiento alternativo para la micro empresa de los mercados de San Salvador. Esto era explicable pues se trataba de aplicar la teoría del desarrollo sostenible elaborada en SUDESCA. Sin embargo, debido a nuestros intereses teóricos, que datan desde 1987, sobre el modelo económico alternativo, nosotros concentramos algunos esfuerzos teóricos en examinar, así fuera general e inicialmente, los rasgos de un sistema financiero alternativo y producto de dicho examen, son estas anotaciones. De manera que este trabajo solamente contiene los aspectos macro sociales, es decir, los referidos al examen inicial, socio-histórico del sistema financiero salvadoreño.

    Los planteamientos y deficiencias del presente trabajo son solamente responsabilidad nuestra. Con todo, este estudio contiene un considerable esfuerzo de investigación, que nos parece, debe darse a conocer; tenemos la esperanza de que, al menos, indique preocupaciones teóricas relacionadas con los sistemas financieros alternativos.

    2. Un contexto teórico sistema financiero alternativo en El Salvador

    2.1. Esquema histórico-lógico del desarrollo del sistema financiero

    Se sabe que el sistema financiero es la expresión más acabada del desarrollo de la economía de mercado. Toda economía de mercado produce mercancías, es inimaginable una economía de mercado sin mercancías. La mercancía es un bien o servicio que se destina al intercambio, a la venta y consecuentemente a la compra. En ése proceso de compra-venta, surge una nueva categoría, el precio, que es la expresión monetaria del valor de la mercancía. El precio expresa, concretando las circunstancias del intercambio, tanto el valor-trabajo como el valor-utilidad de la mercancía. Surge el sistema de precios que acompaña al sistema de intercambio; el sistema de precios se convierte en un indicador fundamental del comportamiento de la economía de mercado, que se convierte en economía de mercado plenamente dominante, cuando se ha constituido el mercado de mano de obra, es decir, cuando la mano de obra se convierte en mercancía, cuyo precio es el salario. Que prácticamente la totalidad de la población funcione de manera asalariada, significa que prácticamente todo se compra y se vende, es decir, que prácticamente todo es mercancía; la población vende su fuerza de trabajo y con el pago que es su precio, el salario, compra los bienes necesarios para su subsistencia. Todo el mundo compra o vende algo, aunque los salarios sean bajos.

    Asociada a la categoría de precio, surge otra categoría, que es la concreción del precio: el dinero. El dinero es una mercancía también, es una mercancía que sirve para intercambiar mercancías. La humanidad ha experimentado con diversas formas de dinero: ganado, sal, metales preciosos, entre los que se destaca el oro, hasta llegar a la moneda, papel moneda y dinero plástico. El dinero tiene su precio también, el precio del dinero es la tasa de interés.

    Como sabemos por la síntesis histórico lógica del desarrollo del dinero, las relaciones de mercado o mercantiles, comienzan con el trueque o el intercambio de unas mercancías por otras; a medida que la producción para el intercambio aumenta y por ende, aumentan las transacciones de compra y venta, surge la necesidad de identidad de todas las mercancías en una sola, que facilite el intercambio y de esta manera surge el dinero, como la mercancía que sirve para el intercambio de mercancías. Con el tiempo y el aumento a gran escala de la producción de mercancías, la posesión de dinero como medio para obtener mercancías se convierte en finalidad y podría decirse, en obsesión, el dinero expresa riqueza y poder económico y partiendo del poder económico, todas las demás dimensiones del poder: político, social, cultural.

    El dinero, concebido como principio y finalidad, supedita como mercancía mediadora a la fuerza de trabajo, a la que impulsa a generar valor en forma de mercancías, hasta llegar a la forma financiera generalizada, que se expresa en el funcionamiento apariencial de entidades del sistema financiero: dinero que hermafrodíticamente engendra dinero. Parece, como decimos en El Salvador, como si "el pisto, llama el pisto". Pero el dinero aunque es una abstracción real del proceso de intercambio por ésa dimensión real ejerce, a través del sistema financiero un papel rector del proceso económico: de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios.

    Recordando viejos conceptos de Economía Política, puntualicemos el esquema histórico lógico, que nos pone en la dimensión del análisis del sistema financiero como punto de llegada o de máximo desarrollo del sistema de economía de mercado.

    MÛ M

    v

    MÛ DÛ M

    v

    DÛ MÛ D*

    v

    DÛ M…P…P*…M*Û D*

    v

    DÛ D*

    El esquema anterior nos parece fue uno de los principales aportes sintéticos de Marx. Nosotros hemos incorporado en el esquema signos de doble implicación. Los verticales para señalar que aunque existan avances en el proceso de intercambio, siempre se conservan las formas anteriores de intercambio, aunque supeditadas, por ejemplo, la existencia del trueque en el mundo globalizado. Los signos de doble implicación horizontales indican la duplicidad de la transacción, en el caso del capital financiero DÛ D* indica, por ejemplo, el retorno del capital dinero prestado además de los intereses.

    En un intento de simplificación explicativa del esquema, se puede decir que en un principio, la economía de mercado consistía principalmente en el intercambio de unas mercancías por otras, M-M; pasado el tiempo, surgió una mercancía, el dinero, que expresaba el valor de las demás, D. El dinero, D, se convirtió de medio en fin D* por las siguientes razones: porque técnicamente, era portable, fragmentable, expresaba el valor de los bienes y servicios de manera cuantificable y porque teniéndolo, se podía comprar y/o vender cuando se quisiera y lo que se quisiera si se tenía dinero en suficiente cantidad, se podía comprar barato y vender caro, se tenía poder de pago y los poderes de control y presión social asociados a ello, se podía atesorar y acumular poder económico y social.

    El dinero pasa de ser un medio para la circulación de la riqueza a ser una finalidad, una concreción de la acumulación de la riqueza, por un lado y derivado del poder de condensar la riqueza y de sus propiedades como medio de cambio, en el facilitador principal de la asignación de recursos escasos para la producción de más riqueza. Con el tiempo, el dinero expresado institucionalmente en el sistema financiero, se convierte en el conductor de la economía nacional y mundial.

    El sistema capitalista, tiene en el sistema financiero, el rector de la economía que sigue las indicaciones del mercado. Es un rector condicionado y determinado por el funcionamiento del mercado, pero, valga la aparente redundancia, incide también determinando y condicionando el funcionamiento del mercado. Por ejemplo, las crisis bursátiles, provienen tanto de crisis de sobreproducción, de períodos recesivos de los ciclos económicos, como de expectativas racionales e irracionales, económicas y no económicas, de banqueros y empresarios, de fenómenos políticos que ocasionan contracciones o expansiones en mercados de productos, trabajo y capitales.

    2.2. Sistema financiero "excluyente" e "incluyente"

    El mercado, es decir, la producción generalizada de mercancías tiene un funcionamiento contradictorio: por un lado, democratiza el consumo de mercancías, pero al mismo tiempo, por otro lado, monopoliza lucrativamente los beneficios extendiendo la pobreza.

    La pobreza no se puede erradicar, es consustancial al funcionamiento del sistema de economía de mercado capitalista; existe una tendencia general a la expansión de la oferta paralelamente a la reducción de la demanda, como expresión del desarrollo tecnológico que desplaza a la mano de obra en el proceso productivo profundizando el desempleo y consecuentemente la pobreza. La pobreza se puede atenuar; se atenúa desarrollando políticas económicas que eleven el consumo, no el consumismo de la población, ampliando la capacidad adquisitiva. La experiencia histórica muestra que aplicando este tipo de políticas, en ciertos países, se ha incluso llegado a condiciones en las que la atenuación de la pobreza ha significado la solución de los problemas básicos para que el ser humano lleve una existencia material y espiritual digna elemental, en términos históricos.

    De manera que existen políticas públicas y privadas, que se basan en concepciones tendencialmente incluyentes o tendencialmente excluyentes con relación a la capacidad adquisitiva de la población.

    Si intentáramos distinguir un elemento básico de la tipología de los países ricos y los países pobres, se podría mencionar que en los países ricos se ha logrado atenuar significativamente la pobreza, se han impulsado políticas incluyentes que procuran generar recursos monetarios basados en el trabajo productivo en el conjunto de la población. En los países pobres, se practican políticas excluyentes: limitan y reducen la capacidad adquisitiva de la población, la capacidad empresarial y de inversión de sectores populares, promueven bajos salarios, baja inversión en investigación y desarrollo, reducen recursos financieros para el sistema educativo y de salud, mantienen un sistema público con funcionarios corruptos e impunes, entre otros problemas. El sistema financiero expresa, se adapta y desarrolla estas características del mercado.

    El sistema financiero alternativo, surge como una necesidad histórica para desarrollar métodos de financiamiento alternos, usualmente novedosos e innovadores, para darle continuidad a los aspectos positivos del financiamiento del desarrollo y contribuir a minimizar y probablemente a erradicar los efectos negativos del funcionamiento del sistema financiero excluyente.

    2.3. Oligopolio financiero y dependencia financiera, problemas estructurales

    El funcionamiento del mercado financiero, tiene también dos limitaciones de carácter estructural, en los países periféricos:

    1. Estructura de competencia imperfecta en el mercado, altamente concentrada. Además, se basa en atrasadas formas de competencia (proteccionismo político, mercado financiero cerrado, tráfico de influencias, poco riesgo, altos intereses, mercado protegido, etc.)
    2. Dependencia financiera internacional subordinada, excluyente de niveles de competencia multidimensional (estatal, institucional, económica, empresarial, social, política, militar, cultural, educativa, tecnológica, mental, etc.).

    En El Salvador el sistema financiero tradicional, usualmente excluyente, contribuye a la consolidación de estas limitaciones, en tanto que el sistema financiero alternativo, tendencialmente incluyente, deberá propiciar condiciones para superarlas.

    En este marco, el desarrollo sostenible se presenta también como un desarrollo alternativo.

    En general, el sistema capitalista, se desarrolla en forma creativamente destructora, como analizaba Schumpeter. Para crear nuevas mercancías el sistema destruye recursos naturales, financieros y humanos. Y si bien se eleva el bienestar con la producción mercantil, también se eleva el malestar. Se produce riqueza generando pobreza.

    En la tendencia excluyente del desarrollo capitalista, la finalidad de lucro, concretada en la ganancia que se obtiene al momento de la venta o realización de la mercancía, se constituye en la brújula que guía el camino de todos los actores económicos y sociales, que emprenden actividades en el sistema. La fuerza de atracción del polo de la ganancia, es tan poderoso en el sistema, que no se escatiman costos, ni sacrificios, ni destrucciones, para crear una mayor ganancia. Y en la parte destructiva del proceso, se llega, incluso a atentar en contra de la misma reproducción mercantil, deteriorando hasta poner en peligro de extinción recursos naturales y hasta poner en condiciones de rebelión social a los recursos humanos, especialmente en los países periféricos.

    2.4. Sistema y modelo económico y social alternativo: relación con el sistema financiero

    En el nivel del análisis sociológico, nosotros establecemos diferencias conceptuales entre Sistema y Modelo Económico y Social.

    El Sistema esta constituido por las leyes generales del funcionamiento de la economía, determinadas histórica y estructuralmente. El modelo económico está constituido por el modo de funcionamiento específico, espacial y temporal, de las leyes generales del funcionamiento de la economía. En la sociedad contemporánea, y sobre todo durante el siglo XX, han existido dos sistemas económicos y sociales principales: el sistema de economía de mercado, o capitalista y el sistema de economía planificada, o socialista. Los modos de funcionamiento o los modelos de estos sistemas pueden distinguirse por razones espaciales o geográficas y por razones temporales, de tiempo, o históricas. Así, por ejemplo, distinguimos en el sistema socialista los modelos Chino y Soviético, básicamente; y en el sistema capitalista los modelos de Estados Unidos de América y de Alemania.

    Algunos modelos económicos, tienen nombre específico. El modelo económico de Alemania, sostenido después de la II Guerra Mundial, es conocido como Modelo de Economía Social de Mercado, aunque muchas veces se usa indistintamente, de manera errónea a nuestro juicio la palabra "sistema de economía social de mercado". La economía social de mercado es un modo de funcionamiento, un modelo del sistema capitalista. Al modelo de la República Popular de China, se le designa también como Modelo Socialista de Mercado, que es una expresión del Sistema Socialista o de Economía Planificada.

    El cambio del modelo económico y social es inevitable. La perdurabilidad de los modelos económicos depende de la resolución de dos problemas económicos centrales: la producción y la distribución, el crecimiento y la equidad. En Alemania y la República Popular de China, con dos sistemas económicos diferentes, los modelos implementados han resuelto en gran medida y en ciertas condiciones históricas, los problemas de crecimiento y equidad. De ello depende a nuestro juicio, la perdurabilidad de sus modelos; en el caso de Alemania, el modelo de economía social de mercado tiene ya más de medio siglo de implementación sin modificaciones sustanciales. El de la República Popular de China, lleva ya casi 3 décadas.

    Existe una ley de la alternancia de los modelos económicos y sociales, ligada al desarrollo histórico de las fuerzas productivas. La temática del desarrollo y cambio de los modelos económicos a nivel de la economía mundial, puede ser todo un campo de estudio. En el caso salvadoreño, distinguimos los siguientes modelos económicos como modos de funcionamiento que ha tenido la economía de mercado, en la historia de El Salvador:

    1. Modelo Agroexportador. Se constituye la economía de mercado capitalista en El Salvador, el eje es la agroexportación, especialmente del café. Se inicia a mediados del siglo XIX y adquiere configuración jurídica con las leyes de extinción de tierras ejidales y de las comunidades indígenas, que fueron dedicas principalmente al cultivo del café, a principios de la década del 80 del siglo XIX. El modelo se extiende hasta la década del 30 del siglo XX, cuando se reforma después de las repercusiones de la crisis de 1929-30.
    2. Modelo Agroeportador Reformado. Surge después de la crisis mundial de 1929-30, que en El Salvador se expresó con un violento movimiento social, después de cuya represión se impulsaron reformas para atenuar las deterioradas condiciones de vida de la población. El modelo finaliza a mediados de la década del 40, cuando el desarrollo de las fuerzas productivas urbanizadoras e industrializantes, agotaron las formas económicas y políticas limitantes del modelo Agroexportador Reformado.
    3. Modelo de Sustitución de Importaciones, también conocido como Modelo de Integración Centroamericana o Mercado Común Centroamericano. Desarrolla bases institucionales en la década del 40, especialmente a partir de la segunda mitad; en la década del 50 además del afianzamiento de las bases institucionales se desarrollan bases infraestructurales para un creciente proceso de urbanización e industrialización. Las relaciones de dependencia con Estados Unidos se habían atenuado por la participación de esta potencia en la II Guerra Mundial. El momento estelar del Modelo de Sustitución de Importaciones es la década del 60, que culmina con la Guerra de las 100 Horas entre El Salvador y Honduras.
    4. Modelo de Zonas Francas. Impulsado en la década del 70. Tuvo una relativa aplicación, pues la convulsión social residual dejada por el proceso de industrialización y consecuentemente de proletarización perférica del Modelo de Sustitución de Importaciones se expresón en tensiones sociales y expresiones cada vez más violentas del movimiento de masas. El modelo culminó a finales de la década del 70 del siglo XX, con el derrocamiento del último régimen dirigido por militares, quienes prácticamente habían ejercido el poder político, por casi medio siglo.
    5. Modelo Reformista Contrainsurgente. Es un modelo que combina reformas económicas y sociales en función de procesos militares contrainsurgentes. El propósito es restarle base social a la insurgencia. Se desarrollaron las Reformas Agraria, Bancaria y del Comercio Exterior y la guerra civil que culminó con los Acuerdos de Paz en 1992.
    6. Modelo Neoliberal. El fracaso de las medidas reformistas económicas y sociales impulsadas por el Estado en el Modelo Contrainsurgente y el prolongado conflicto militar condujeron al replanteamiento de la forma de funcionamiento del modelo de desarrollo. Se puso fin al conflicto militar a través de una solución política y se redefinió el modelo privilegiando nuevamente el papel de la función privatizadora, desestatizante y desnacionalizante. Este modelo es el primer modelo implementado a escala mundial, de manera uniforme podría decirse y es la consecuencia lógica del debilitamiento y la disolución del sistema socialista, que hacía énfasis en el papel del Estado en la economía planificada. La disolución culminó a finales de la década del 80 del siglo XX.

    De manera que un sistema financiero puede sufrir cambios, debido a cambios del modelo económico, por ejemplo, tal como sucedió en El Salvador con la nacionalización y la reprivatización del sistema financiero, en el contexto de los modelos contrainsurgente y neoliberal.

    Nuestra conceptualización diferenciada de Sistema y Modelo, a nivel económico y social posibilita, la observación de la relación entre mercado, Estado y sistema financiero desde el punto de vista histórico coyuntural y el afinamiento de conceptualizaciones como la de "agotamiento del modelo económico" y necesidad de un modelo económico alternativo.

    Cuando sostenemos que el modelo neoliberal esta en un proceso acelerado de agotamiento, queremos decir que un modelo que se basaba en la liberación de precios, las privatizaciones, las exportaciones no tradicionales, el rol subordinado del sector público al sector privado en el proceso económico y social, confronta indicadores crecientes y sostenidos de inestabilidad económica y social, como son el lento ritmo de crecimiento de la economía, el desempleo y el deterioro del bienestar de la población.

    El agotamiento del modelo neoliberal impone la búsqueda de alternativas a nivel del modelo económico y social. No es lo mismo la búsqueda de alternativas a nivel de modelo económico y social que a nivel de sistema económico y social. El cambio del modelo no implica necesariamente el cambio del sistema, pero puede también implicarlo dependiendo del tipo y profundidad, pero sobre todo de la necesidad de las medidas que el modelo intente transformar. Identificar las medidas necesarias, tipificarlas por su esencia transformadora de la situación económica y social, graduar y dirigir su intensidad y movilizar la fuerza política y social en su apoyo, son procesos cruciales del cambio social. Por ello decimos también que existen momentos históricos en que lo dominante es el cambio del modelo y otros momentos históricos en que lo dominante es el cambio del sistema.

    En términos históricos, los cambios del modelo pueden o no propiciar cambios de sistema y ello es válido tanto para el capitalismo como para el socialismo, pero además ningún sistema evoluciona sin un modelo, sin un modo de funcionamiento específico. Y todo sistema y modelo económico tiene su propio sistema financiero. El sistema financiero es otro nivel de concreción del sistema y el modelo económico y social. Un sistema financiero no es un sistema ni un modelo económico y social, es una subcategoría o un subconjunto de ellos.

    En el caso salvadoreño se observan tres sistemas económicos:

    1. Indígena Primitivo o Pre Colonial. Consiste básicamente en relaciones comunitarias en el proceso de producción y distribución. Las relaciones de mercado no son dominantes. Los comerciantes ocupan un lugar relativamente bajo en la escala social. Las formas comunitarias centralizadamente dirigidas, de cultivo de la tierra son la forma principal de producción, el "calpulli" es la unidad principal de producción.
    2. Colonial. Primera fase de integración al mercado mundial a través de la exportación, principalmente del añil. Las relaciones laborales son transformadas violentamente por el proceso de conquista y colonización. Surge la propiedad privada de la tierra y las encomiendas y repartimientos de indios, que incorporan elementos de regímenes de esclavitud y servidumbre. La hacienda colonial es una unidad económica principal.
    3. Capitalista Dependiente. Segunda fase de integración al mercado mundial a través de la exportación, principalmente del café. Se crea una extendida economía de mercado, expandiendo gradualmente relaciones salariales, extinguiendo formas de tenencia de tierra comunitaria entre los indígenas y en los poblados. Se extiende gradualmente la mano de obra asalariada y como contrapartida la economía de mercado capitalista.

    Y como dejamos dicho se observan seis modelos económicos a través de los cuales ha funcionado el sistema económico y social en El Salvador: agroexportador, agroexportador reformado, sustitución de importaciones, zonas francas, reforma contrainsurgente, neoliberal. (Véase: EL SALVADOR. ESQUEMA BASICO DE LA EVOLUCION DEL SISTEMA Y MODELO ECONOMICO Y SOCIAL Y EL SISTEMA FINANCIERO).

    EL SALVADOR. ESQUEMA DE LA EVOLUCION DEL SISTEMA Y MODELO ECONOMICO Y SOCIAL Y SU SISTEMA FINANCIERO

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     2.5. Sistema Financiero Alternativo

    El sistema financiero no necesariamente tiene que ser alimentado por conflictos sociales para acentuar su funcionamiento democrático. Puede ser producto de una planificación financiera y el desarrollo de una política concientemente elaborada. Las formas de financiamiento alternativo como formas de conducción colectiva, pueden ser exitosas como en el caso de las cooperativas financieras Desjardins, de Quebec, Canadá las que pertenecen alrededor de 5 de los 7 millones de quebequenses. Y pueden ser también un catalizador de equilibrio en el poder financiero mundial. En El Salvador, las cooperativas financieras de FEDECACES (Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito de El Salvador) se distinguen del resto del movimiento cooperativo por su rentabilidad, solvencia y la función social de intermediación financiera que desempeñan. Y aunque esto no quiere decir que este sea el sistema financiero alternativo, si quiere decir que las cooperativas financieras son componente importante de un sistema financiero alternativo.

    El sector financiero, es una parte del sector terciario de la economía (los otros son el primario: agricultura y el secundario: industria). Por dos motivos el sector terciario, se desarrolla, en perspectiva, con mayor incidencia que los otros dos sectores:

    1. Porque la tendencia del sistema de producción mercantil, es a privilegiar, con una función coordinadora del proceso económico al sector financiero.
    2. Porque el proceso de diferenciación y diversificación inherente al desarrollo de la economía de mercado capitalista, contiene una ley de población, que impele al crecimiento de la población económicamente activa ocupada en el sector terciario, debilitando la participación en los otros dos sectores.

    El funcionamiento del sistema de economía de mercado capitalista siempre arroja un segmento de la población que demanda crédito en condiciones de no ser sujeto del mismo crédito. Esta situación social se produce no por el hecho de que este segmento social esté al margen del mercado, sino por el contrario, por el hecho de que las leyes mismas del mercado, especialmente el mercado de trabajo, empobrecen a vastos sectores de la población que integran este segmento social. El sistema financiero alternativo eleva los niveles de desarrollo de las relaciones mercantiles y profundiza la democracia económica desarrollando políticas de ampliación de la capacidad adquisitiva y de la condición de ser sujetos de crédito de sectores empobrecidos de la población. Los esfuerzos por concretar alternativas de financiamiento, forman parte de la historia del sistema financiero en El Salvador.

    3. Un contexto histórico del sistema financiero alternativo en El Salvador

    3.1. Elementos de un sistema financiero nacional

    El concepto de "sistema financiero nacional" ha sido relevado por Lindgaard, como una de las más importantes condiciones institucionales para el proceso de innovación.

    La importancia de las finanzas en los procesos de innovación es doble. Por un lado, en la sociedad moderna, capitalista, es inimaginable un proceso de innovación sin financiamiento, aunque pueda existir alguno, excepcionalmente. Las finanzas son el motor en el desarrollo capitalista y ellas penetran el resto de sectores (sector 1: agricultura, sector 2: industria y sector 3: comercio y servicios) impulsando y orientando, en el funcionamiento del mercado, el proceso de innovación. Por otro lado, en sí mismas (los "servicios financieros" como actividad económica, forman parte del sector 3: comercio y servicios) las finanzas desarrollan procesos innovadores, como resultante del propio grado de desarrollo de sus contradicciones, de las relaciones con otros sectores o de los cambios operados en el intorno y el entorno.

    La función económica principal de las finanzas, es la intermediación financiera. En su acepción más simple, la intermediación financiera consiste en la canalización de recursos financieros, especialmente dinero, de un sector social superavitario en dinero, hacia otro sector social deficitario de dinero.

    Por dejar de usar el dinero propio, se recibe un pago y por usar el dinero ajeno, se realiza un pago. Este pago es el precio del dinero, que se llama interés, en su definición más elemental. El negocio en la intermediación financiera es pagar un tipo de interés menor a quienes les sobra el dinero y cobrar un tipo de interés mayor a quienes necesitan el dinero. Cuando se aplica a quienes proveen el dinero, se llama tasa de interés pasiva y cuando se aplica a quienes usan el dinero, se llama tasa de interés activa. La diferencia entre la tasa de interés activa y la tasa de interés pasiva, constituye el "margen de la intermediación financiera", es decir, la ganancia en las finanzas.

    A las personas, naturales o jurídicas, que tienen dinero de sobra (lo que no quiere decir que no les sea útil, obviamente) se les denomina "depositantes" pues "depositan" sus fondos en el intermediario financiero, para que éste se tome el trabajo de canalización. Este trabajo de intermediación financiera, es cobrado a través del "spread", o la diferencia entre las tasas activa y pasiva de interés. A las personas que usan los recursos financieros, se les denomina "usuarios", "prestatarios" o "inversionistas". En el proceso financiero se presentan dos categorías inherentes: crédito y préstamo. Por definición, la intermediación financiera, se realiza a través de créditos y /o préstamos; corrientemente la palabra crédito se asocia al usuario y préstamo al intermediario. El banco por ejemplo otorga un préstamo, el cliente recibe un crédito. En ambos casos, el proceso consiste en la transferencia de recursos financieros por los cuales se paga un tipo de interés.

    La canalización de recursos financieros hacia los usuarios tiene dos finalidades principales: el consumo y la inversión. Lindegaard puntualiza que la finalidad del sistema financiero, es la canalización hacia la inversión. "Financial systems can be defined as institutional arrangement for the transformation of saving or credit to investments, and for advising firms".

    Naturalmente, que la canalización del ahorro hacia la inversión es preferible en términos económicos, que la canalización hacia el consumo. La inversión esta directamente relacionada con la reproducción ampliada de la economía profundizando y expandiendo la producción y circulación, incluso el consumo de mercancías, en tanto que el crédito para el consumo fenece en la satisfacción de las familias y de los individuos que consumen.

    En otras palabras el ahorro puede canalizarse hacia el consumo improductivo o hacia el consumo productivo. El consumo improductivo, es el consumo personal, individual o familiar, y el consumo productivo es la inversión.

    No obstante lo anterior, en donde la inversión aparece claramente como el motor del desarrollo económico, es necesario puntualizar que el consumo es también un motor de la inversión. En la ecuación de la demanda agregada (DA=C+I+X-M), Demanda Agregada es igual al Consumo más la Inversión más las Exportaciones menos las Importaciones) se presenta matemáticamente la situación en que dada una demanda agregada, un aumento en el consumo puede incidir en la disminución de la inversión o del saldo externo (Exportaciones menos Importaciones) pero al final aumenta la Demanda Agregada.

    La Demanda Agregada por el supuesto real de la tendencia dicotómica equilibrio-desequilibrio en la Ciencia Económica tiende coyuntural y permanentemente, en medio de convulsiones económicas y sociales e inestabilidades fluctuantes del crecimiento económico, a equilibrarse o desequilibrarse con la Oferta Agregada (DA=OA).

    La Oferta Agregada reacciona ante los cambios de la Demanda Agregada y ello ocasiona cambios en los precios, en el capital, en la mano de obra, en la tecnología como componentes de la Oferta Agregada, fomentando así la inversión y la innovación. De esta manera el Consumo, aún el improductivo o personal, se convierte en motor de la inversión.

    En la concepción de Lindegaard, lo financiero es un sistema y es nacional. Se trata de estructuras, en la connotación sociológica, que tienen dimensiones históricas, culturales, geográficas y organizacionales, que se materializan en relaciones de información (con canales de aprendizaje interactivo) y confianza (en el marco de relaciones de competencia y competitividad) en procesos de vinculación entre prestamistas y prestatarios.

    De manera que un sistema financiero nacional, podría definirse como aquellas estructuras de intermediación financiera, especialmente de dinero, que se ubican en un espacio y tiempo determinado, definidas geográfica, histórica, jurídica y políticamente en un Estado Nación.

    Toda nación moderna, capitalista, tiene un sistema financiero y éste constituye el eje central de la reproducción de la Economía.. Y este sistema financiero, posibilita o imposibilita en diversos grados y modalidades un sistema de innovación propio y de otros sectores de la economía y la sociedad. Estas posibilidades o imposibilidades de innovación tienen estrecha relación con la conformación histórica del sistema financiero.

    3.2. Momentos cruciales en la historia del sistema financiero de El Salvador

    3.2.1. Mercado mundial y sistema financiero nacional

    Hasta la década del 30, las emisiones monetarias, prácticamente en todo el mundo y desde luego, en El Salvador, tenían que estar respaldadas por las reservas en oro, este requisito de respaldo, fue conocido como el "patrón oro". Dos momentos históricos han sido cruciales en el abandono del "patrón oro":

    1. La crisis mundial de 1929-30
    2. El "shock" de oferta del petróleo de 1972

    La crisis mundial de 1929/30, puso en evidencia que "ni todo el oro del mundo" podía salvar a la economía capitalista de su comportamiento recesivo: entró en su primera crisis el patrón oro.

    La humanidad tardó milenios, en descubrir un metal precioso, el oro, que encarnara generalizada y mundialmente, el valor de las diferentes mercancías y que por ello, además de otras características, sirviera en un proceso histórico, como medio de cambio, de atesoramiento y acumulación y de respaldo a la emisión monetaria. Pero es reciente (a principios del siglo XIX) el descubrimiento, que se debe a los economistas clásicos (que son clásicos por este descubrimiento) de que es el trabajo humano el que crea el valor que puede materializarse en el oro o en cualquier otra mercancía.

    La segunda crisis del "patrón oro", fué producto de los "shocks de oferta" de los precios del petróleo de 1972: los aumentos en el precio, concertados por los oferentes de petróleo, hicieron recordar a la humanidad que el atesoramiento del oro, era solamente un medio y no una finalidad. La división mundial del trabajo, había elevado a la categoría de un motor fundamental de la producción al petróleo y los países que lo poseían en forma natural, se vieron enriquecidos como por milagro, aún sin tener grandes reservas de oro.

    La revolución industrial post clásica y científico-técnica, elevó la importancia económica del petróleo a tal grado que se le denominó el "oro negro" y en cierto modo se consideró el petróleo como una categoría superior a los metales preciosos. El petróleo, combustible necesario en casi todos los medios de transporte, energía, materia prima, etc. en el mundo, podría considerarse que funciona como una especie de respaldo material real de los llamados petrodólares (dólares provenientes de la exportación del petróleo).

    El petróleo cambió la macroeconomía y la política monetaria introduciendo el fenómeno de la inflación por el lado de la oferta, como proceso constante, generalizado y conmocionador del aumento de los precios, como protagonista estelar de la economía. Por primera vez en la historia de la humanidad desde principios de la década del 70 la inflación crece sistemáticamente, de manera superior que el crecimiento del Producto Interno Bruto en todo el mundo, reflejando el impacto de la elevación de los precios del petróleo en el aumento generalizado y constante del nivel general de precios. La nueva fuerza motriz del proceso de trabajo mundial, el petróleo, hace la diferencia.

    En este contexto, aunque no exclusivamente por ello, entró en su segunda crisis, la definitiva, el patrón oro. Desde mediados de la década del 70 prácticamente en todo el planeta, la emisión monetaria no tiene que estar respaldada por las reservas en oro.

    Existen dos acontecimientos de singular importancia para el sistema financiero salvadoreño, derivados de los dos momentos históricos cruciales mundiales, antes señalados:

    1. En el contexto de la crisis de 1929-30, se fundó el Banco Central de Reserva en 1934. El Banco Central de Reserva unificó la dispersa emisión monetaria al interior de El Salvador y relacionó el manejo de la política monetaria nacional con el manejo internacional, a fin de prevenir, en esta dimensión, problemas recesivos y asegurar el financiamiento requerido para el crecimiento de la economía.
    2. El shock de oferta del petróleo de 1972, repercutió en la creación de la Junta Monetaria en 1973. Uno de los propósitos fundamentales de la Junta Monetaria fue el control de la inflación a través de los instrumentos de la política monetaria: la masa de dinero en circulación y el tipo de interés y de cambio.

    En la actualidad, la economía capitalista en los países centrales ha logrado atenuar la regularidad e intensidad de las crisis y su comportamiento en profundidad y amplitud; sin el aporte de economistas como J. M. Keynes esto no hubiera sido posible, así como la constitución de políticas monetarias y organismos financieros internacionales. Otro elemento que contextúa el presente comportamiento del sistema financiero es que como resultante del proceso de globalización mundial, desarrollado intensamente en la segunda mitad del siglo XX, se asiste al proceso de globalización financiera y a pasos acelerados en el caso de El Salvador a la integración entre el mercado y dinero nacionales con el mercado y dinero internacional, especialmente el dólar de los Estados Unidos de América. El sistema financiero con el impulso de la llamada Ley de Integración Monetaria, aprobada en el 2001, ha convertido el dólar de los Estados Unidos de América de una moneda mundial a una moneda nacional, y ha debilitado la formulación de una política monetaria nacional prácticamente erradicando las funciones de política monetaria, como son la determinación de la masa monetaria y la tasa de interés, por parte del Banco Central de Reserva. Se asiste pues, a un proceso creciente de desnacionalización de instrumentos y política monetaria.

    En este contexto resaltan más la dependencia financiera interiorizada en el funcionamiento propio de la economía periférica de El Salvador. Sin embargo, es necesario tener siempre presente que en el funcionamiento de la economía periférica se funden cada vez más fenómenos internacionales con fenómenos nacionales para conformar los escenarios del desarrollo y de las crisis y los ciclos económicos, políticos y sociales. Por ejemplo, la guerra civil de la década del 80 en El Salvador no se debió como en 1930/32 a una crisis de la economía de los Estados Unidos de América, sin embargo, es inconcebible la guerra civil de la década del 80 sin la participación de los Estados Unidos de América. La guerra civil de la década del 80 en El Salvador se originó principalmente por el empobrecimiento y proletarización generalizada que engendró el proceso de industrialización del modelo de sustitución de importaciones. En la insurrección obrero, campesina e indígena de 1932 operaron conjuntamente el grado de polarización social ocasionado por la conformación altamente concentrada de las tierras dedicadas al cultivo del café, combinada con el detonante de la crisis de demanda de café ocasionada por crisis mundial de 1929-30.

    La Junta Monetaria en El Salvador, se disuelve a principios de la década del 90 y el Banco Central de Reserva pierde prácticamente su esencia de organismo generador, impulsor y regulador de la política monetaria prácticamente una década después de la disolución de la Junta Monetaria, en el 2001, cuando se impone el dólar de Estados Unidos de América como moneda nacional. Y, a finales de la década del 80, el contexto nacional, regional e internacional marcaba la crisis de los sistemas y modelos que hacían énfasis en la participación del Estado en el manejo de la política monetaria y social, para regular la inflación y el tipo de cambio, propiciar el crecimiento económico y ampliar el bienestar social. Hacen crisis los modelos de Reforma Contrainsurgente en El Salvador, el Modelo Sandinista en Nicaragua y los modelos y sistema socialista en Europa del Este. Aunque por su contenido político y de clase social, se diferencien el Modelo Contrainsurgente de los demás, que apoyaban la insurgencia, el punto es que se percibe que los modelos y sistmas sociales que propician la participación del Estado son disfuncionales para la resolución de los problemas del crecimiento económico y la reducción de la pobreza. En este contexto se refuerza la imposición nacional, regional y mundialmente, de modelos de conducción neoliberal en el sistema capitalista, en donde se supone que el "libre" juego de las fuerzas del mercado y la reducción del papel del Estado, es el mejor antídoto contra procesos inflacionarios y para garantizar el crecimiento de la economía que por reacción en cadena o por rebalse, beneficiará al resto de la población.

    Con lo dicho hemos querido señalar que los fenómenos monetarios internacionales tienen un contexto y se internalizan en nuestra economía capitalista dependiente; pero también la economía de mercado capitalista dependiente en El Salvador, tiene su propia dinámica, que, a su vez, le imprime ciertas características a la evolución del sistema financiero nacional.

    3.2.2. Nacionalización y reprivatización del sistema financiero en El Salvador

    Existen otros dos momentos cruciales en la dinámica interna del sistema financiero en El Salvador:

    1. La nacionalización del sistema financiero en 1979.
    2. La reprivatización del sistema financiero en 1992.

    El Salvador continúa siendo uno de los países latinoamericanos con una de las más agudas concentraciones del ingreso. Esta situación de inequidad social se ha sedimentado en el sistema de economía capitalista dependiente salvadoreña y en los diferentes modelos económicos por los que ha tenido sus mutaciones este sistema. El Salvador en sus orígenes capitalistas agrarios, para seguir una definición tradicional y simple, se construyó con un "estilo prusiano dependiente" de desarrollo agrario, con un alto grado de concentración de la tierra. A diferencia de Costa Rica, que se construyó como Estado Nacional con una vía "farmer periférica", con una predominante composición campesina pequeña y mediana, que es la base de una extendida clase media, en el período capitalista. La crisis mundial de 1929-30 tuvo repercusiones sociales profundas en El Salvador y desembocó en la primera insurrección con contenidos socialistas en América Latina. Ninguna mutación de los modelos económicos transformó los rasgos altamente concentrados de la economía salvadoreña y en el fondo del drama económico y social, la polarización social entre propietarios y no propietarios de medios de producción. La polarización social sostenida desde los orígenes del sistema de economía de mercado capitalista dependiente, fue la causa de la crisis de la década del 80. Después del Golpe de Estado de octubre de 1979, las principales plataformas programáticas políticas y económicas del nuevo Gobierno fueron la Ley de Nacionalización del Sistema Financiero, del Comercio Exterior y la Reforma Agraria.

    Mirando en retrospectiva, las reformas contrainsurgentes fueron una forma real, de lograr la supervivencia del sistema capitalista dependiente. Fueron las reformas, como en la década del 30, un mecanismo para contener la insurgencia, con la diferencia de que en la década del 80 se hicieron antes de que la confrontación bélica se generalizara, en tanto que en la década del 30 las reformas se hicieron después y con otras connotacionses, correspondientes a la época. En la década del 30, en lo financiero se fundó el Banco Central de Reserva con carácter privado, centralizador de la emisión y política monetaria; en el Comercio Exterior se siguió una política de no endeudamiento; en lo agrario se creó el Instituto de Colonización Rural y el Banco Hipotecario para proteger financieramente a los cafetaleros. En la década del 80 se "nacionalizaron" o "estatizaron" las entidades financieras privadas; se estatizó el comercio exterior del café y la Reforma Agraria, afectó considerablemente a las grandes explotaciones de café.

    En la década del 80 las reformas se hicieron con el claro propósito de contener la insurgencia ascendente, en la del 30 las reformas se hicieron para prevenir en el futuro el resurgimiento de una insurgencia descendente. Por ello en la década del 80 al modelo económico incluso oficialmente, se caracterizaba como de "reforma contrainsurgente". Pero este modelo también, intentó afrontar la situación de tendencia a la recesión de la economía que se evidenciaba a finales de la década del 70 (el Golpe de Estado que inauguró el modelo de reforma contrainsurgente se produjo en Octubre de 1979, como se dijo antes). Las fuerzas ciegas de la economía de mercado habían llevado a finales de la década del 70 a la ampliación de la oferta con la restricción de la demanda al grado de que se expresaba esta contradicción sociológicamente con movimientos de masas de campesinos proletarizados y empobrecidos, con extensión de los asalariados urbanos y el desempleo, con niveles urbanos más altos de pobreza y marginalidad, la ruptura del Estado de Derecho, la desobediencia civil y la correspondiente violencia institucional y de la sociedad civil.

    El modelo nacionalizador -de reformas contrainsurgentes-, se agotó a finales de la década del 80, enmedio de la guerra en la que no se pudo contener a la insurgencia; por determinaciones tanto nacionales como internacionales se neutralizaron las perspectivas de un cambio de sistema de economía de mercado capitalista dependiente y oligopolico, por uno de economía planificada socialista. Fué considerable el gasto militar, político y civil que ocasionó la contienda militar de la década del 80 en El Salvador; y la mutación del modelo de reforma contrainsurgente en el modelo neoliberal ha dejado intactas las causas económicas y sociales de confrontación social. Persiste la inequidad en la distribución de los beneficios del crecimiento económico, aunque las contradicciones sociales que tal inequidad genera, no han madurado en la nueva etapa que lleve a una nueva confrontación militar. En la dimensión de lo necesario y lo posible y de períodos de resolución pacífica de los conflictos sociales, se requiere de un modelo económico y social alternativo en este período histórico en El Salvador.

    El sistema financiero fue nacionalizado contrainsurgentemente, desde principios de la década del 80. Insistimos en que tal política de "nacionalización del sistema financiero" tenía el propósito principal de contener la insurgencia más que el propósito de hacer un negocio de intermediación con viabilidad financiera y social dirigido por el Gobierno. El sistema financiero nacionalizado contrainsurgentemente en El Salvador, concluyó la década del 80 en estado de insolvencia, quebrado, al punto del colapso financiero total, deformadamente politizado en el otorgamiento de préstamos y créditos sin garantías y costos de operación excesivos. Pero había cumplido la misión de contribuir a evitar que colapsara el sistema de economía de mercado capitalista dependiente y oligopólico, como un todo. El sistema financiero nacionalizado quedó listo para la reprivatización. Esta reprivatización se extiende a lo largo de la década del 90.

    Da la impresión que, como fenómeno social, existe una especie de ley socio-económica en el sentido de que los procesos socio-políticos de las nacionalizaciones encuentran vigencia en períodos de recesión y los procesos de privatización y reprivatización, en los períodos de expansión y auge del ciclo económico.

    El movimiento insurgente se inició a mediados de la década del 70. Ya no se trataba de brotes aislados de violencia social, sino de una concreción gradual de estrategia política y militar encaminada a la toma del poder, de manera sostenida. Esta tendencia se mantuvo desde sus formas simples e inmediatas de protesta social, como huelgas y manifestaciones combinadas con el aprovisionamiento financiero y de armamento de la insurgencia a través de acciones militares. Desde formas embrionarias gradualmente se llegó a la generalización del conflicto político y militar que culminó en la Guerra Civil de la década del 80.

    Para finales de la década del 70, la presión social, política y militar de la insurgencia era tal, que obligó a cambios drásticos en el modelo. La economía de mercado capitalista dependiente salvadoreña, privatizada desde mediados y finales del siglo XIX, con instituciones estratégicas del sistema financiero como el Banco Central de Reserva al servicio de oligopolios privados, entre otras, tuvo que dar paso a la nacionalización del sistema financiero en el último cuarto del siglo XX con la pretendida finalidad de "democratización del crédito". Este no solamente fué un paso necesario sino que fué un paso obligado, forzando o intentando convertir un sistema financiero comercial altamente concentrado y de corto plazo en un sistema financiero de desarrollo, de largo plazo, que en un primer momento arrebatara banderas de democratización a la insurgencia y en un segundo momento propiciara el desarrollo capitalista por vías menos concentradas. Que la meta no se logró no quiere decir que la intención era errónea; y tampoco quiere decir que la nacionalización es la única forma de democratizar el crédito, pero sí quiere decir que el sistema financiero salvadoreño, concentrado, es fuente de contradicciones sociales.

    El sistema financiero nacionalizado en el marco del modelo económico contrainsurgente significó para El Salvador, un sistema financiero politizado deformadamente. Pero … ¿qué se entiende por deformación política del sistema financiero?. Intentemos una explicación general de este punto. El trabajo se considera improductivo económicamente cuando no genera valores de uso (aunque sirva o sea imprescindible, para asegurar la generación de valores de uso) de bienes y servicios, transables y que constituyen riqueza. Uno de estos trabajos considerados improductivos, sin una connotación ética sino desde el punto de vista económico, es el trabajo político. Esta función improductiva del trabajo político se acentuó en El Salvador en la década del 80 pues con propósitos político-militares de contención de la insurgencia se distorsionó la función financiero en la década del 80. La fuente de recursos financieros que deben canalizarse hacia trabajo productivo (del trabajo que se aplica en la creación de los bienes y servicios) se condujo con criterios que privilegiaban lo político en lugar de lo financiero, y como resultado se otorgaron créditos que transgredían los criterios de sanidad financiera relacionados con la rentabilidad y las garantías.

    La reprivatización de la década del 90 precisamente se apoyó en las debilidades del sistema financiero nacionalizado contrainsurgentemente; la reprivatización se sostuvo en planteamientos vinculados a la despolitización del sistema financiero. Bajo el argumento de la despolitización del sistema financiero, se impulsó el retorno y más bien el reforzamiento de características de alta concentración del sistema financiero salvadoreño, que nunca se perdieron, aunque se atenuaron, durante el período de aplicación del modelo de reforma contrainsurgente.

    Con la reprivatización del sistema financiero a principios de la década del 90 del siglo XX, y que se mantiene hasta hoy, en el 2003, se ha retornado al sistema financiero de bajo riesgo, de corto plazo, concentración oligopólica, privilegios políticos y administrativos por parte del Estado.

    El modelo neoliberal, dominante desde finales del siglo XX hasta la fecha, en lo internacional, regional y nacional, reafirma los planteamientos de Adam Smith, el padre de la Economía Política, en lo vinculado al libre juego de las fuerzas del mercado y la reducción del papel del Estado. Este fue el marco en el que se inició en 1991 el proceso de reprivatización del sistema financiero salvadoreño. Una diferencia sustancial entre el sistema financiero nacionalizado contrainsurgentemente y el reprivatizado provino del otorgamiento de créditos bajo criterios financieros oligopolizados y no político contrainsurgentes, debido que los criterios de política contrainsurgente ya no se necesitaron a partir del proceso de solución política del conflicto bélico en El Salvador, que culminó con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Y, nos parece, la causa fundamental de reprivatización del sistema financiero obedece a que la economía inició un nuevo proceso de expansión del ciclo económico. Después del período recesivo de la década del 80 se presencia uno expansivo en la del 90 del siglo XX.

    En lo que al sistema financiero se refiere, gran parte del problema de convulsión socio-política-económica con que se desenvuelve el desarrollo nacional a pesar de y gracias a los Acuerdos de Paz, se debe a que la Banca es estructuralmente comercial y funcionalmente de desarrollo cuando la potencialidad del país, cuantitativa y cualitativa, demanda una banca que orgánicamente, estructuralmente, incorpore el funcionamiento como Banca de Desarrollo.

    Con esto no se quiere decir que la Banca Comercial salvadoreña es débil, limitada en términos generales: los análisis y los estándares de rentabilidad como se dijo antes, la ubican como una de las mejores de Latinoamérica. Lo que se quiere decir es que es limitada y débil en relación con la capacidad productiva y empresarial, y de equidad en la distribución de los recursos financieros, que tiene El Salvador como Nación.

    El explotar las potencialidades de los recursos nacionales en un proceso de reproducción ampliada de la economía requiere de un talento estratégico económico y social especial, que proyecte el desarrollo sostenido, el crecimiento con equidad, por 25, 50 o 100 años. Y ello no se observa en El Salvador. Y se requiere una capacidad táctica no menos especial para ir adecuando las condiciones de la Banca Comercial, para que sin dejar de serlo, incluso asegurando su funcionamiento comercial ampliado en el largo plazo por la estabilidad social, incorpore e integre en el proceso de competencia del mercado financiero, elementos trascendentes de una Banca de Desarrollo. El Estado en esta dirección de aseguramiento de la estabilidad social por medios económicos, tiene un papel central y no accesorio, como sucede en la actualidad en el marco del modelo neoliberal.

    El papel del sistema financiero como factor del desarrollo no es solamente una opción, es una necesidad. Una necesidad que proviene de una realidad: la competencia bancaria mundial, requiere, en el entorno de la globalización, de una Banca de Desarrollo. En el intorno social y económico de cada país, las energías políticas que emanan del conflicto basado en la inequidad económica y social deben ser catalizadas y canalizadas en la reproducción ampliada de la economía con el soporte del sistema financiero vinculado al desarrollo económico y social o de lo contrario soportar conflictos sociales que refuerzan el gasto improductivo, político y militar, en el largo plazo. Del carácter sostenido del financiamiento del desarrollo, depende la estabilidad económica y social, la alternabilidad política, la socialización del crecimiento y la distribución de la riqueza, el progreso y la inserción competitiva en el mercado mundial y la catalización de las confrontaciones sociales.

    3.2.3. Muestras coyunturales de problemas estructurales del sistema financiero salvadoreño.

    El tipo de comportamiento oligopólico de la economía salvadoreña conlleva una serie de problemas estructurales que afloran en sucesos que muestran comportamientos sociales disfuncionales del sistema financiero. En relación con el sistema financiero estos sucesos se han puesto de relieve con los fraudes financieros de 1997, cometidos por reconocidas personalidades de estratos altos del mundo social, empresarial y político del país. Algunas de estas personas forman parte de las ya periodísticamente acuñadas y famosas catorce familias, que en El Salvador del siglo XXI, intersectadas con otras familias, dominan oligopólicamente la economía y las finanzas del país.

    • El caso de la defraudación bancaria de FINSEPRO-INSEPRO. Personas pertenecientes a reconocidas familias de empresarios oligopólicos, respaldadas por sus relaciones sociales, económicas y financieras, estuvieron involucradas en un proceso de fraude en donde se propiciaron depósitos con altas tasas de interés pasivas para luego defraudar a los depositantes. Este suceso revela anomalías del sistema judicial y financiero, pues aún cuando algunos de los principales responsables guardaron prisión por algún tiempo en condiciones similares al resto de reclusos, fueron liberados posteriormente, sin deducir responsabilidades ni encontrar culpables. Fué una defraudación bancaria por más de un mil quinientos millones de colones, alrededor de 170 millones de dólares al cambio de 8.75 colones salvadoreños por un dólar de los Estados Unidos de América. Muchos de los depositantes perdieron los ahorros de toda la vida e incluso la vida algunos de ellos, que fallecieron de infartos, debido al impacto moral y monetario que les causó la defraudación.
    • Un caso más que conmovió la opinión pública, es el de CREDISA, en donde según señalamientos de parte de autoridades monetarias, se otorgaron en esta entidad financiera, préstamos hacia personas y empresas relacionadas, se sobre valuaba y elevaba el costo de activos fijos en los informes financieros y se incumplían normas de llamamiento de capital por 60 millones de colones o 7 millones de dólares USA. Con estos argumentos se decretó la quiebra oficialmente de CREDISA y compraron los activos y la cartera de la entidad quebrada, los principales bancos oligopólicos del país; posteriormente el Banco Central de Reserva eroga cerca de 1200 millones de colones o sea casi 137 millones de $USA, para saneamiento de la entidad que fue decretada su quiebra por el no cumplimiento de un llamado a capitalizarse por 60 millones de colones o 7 millones de $USA. Cuesta 137 millones $USA el entierro de la entidad cuando la cura de la enfermedad costaba 7 millones de $USA.
    • Otro caso más es el del Banco de Fomento Agropecuario. La defraudación financiera es de alrededor de 20 millones de dólares. Se otorgaron préstamos sin garantías, venta de activos subvaluada y compra sobrevaluada. De igual manera aparecen relacionadas en esta defraudación a un Banco concebido como "de Desarrollo", con una formal y clara función pública, nombres de personas vinculadas a familias que han dirigido política y económicamente al país.

    El sistema financiero salvadoreño, reprivatizado tiene debilidades importantes:

    1. Se afirma que el proceso de reprivatización con la venta de acciones no fué procesado conforme a lo legalmente establecido. Las acciones quedaron concentradas nuevamente en círculos financiero-familiares. Se conocieron noticias de una gran cantidad de "prestanombres".
    2. La banca salvadoreña medida en términos de banca de desarrollo y de inversión no solamente en su aspecto comercial (en donde los márgenes de rentabilidad son obtenidos debido a un comportamiento imperfecto de la competencia en el mercado oligopólico y políticamente protegido) es una banca atrasada de poco riesgo.
    3. El funcionamiento de normas del sistema financiero es manipulada a través del tráfico de influencias con funcionarios, que conllevan a la transgresión en el cumplimiento de requisitos legales e institucionales. No existe por parte de los sectores usuarios una confianza en el funcionamiento impersonal del sistema.

    Este "arrastre" de debilidades pueden ocasionar potenciados, limitaciones estructurales en el sistema financiero. Una nueva mentalidad y modalidad del financiamiento, alternativa, se hace necesaria en El Salvador.

    Incluso en sucesos recientes como la "dolarización", se atisban medidas que favorecen este tipo de banca concentrada y oligopólica. No se permite la real competencia de bancos del exterior sino es con mediación oligopólica de la banca doméstica. En el fondo las divisas son privatizadas y dirigidas hacia estos bancos que tienen las empresas más fuertes de transferencia de remesas del exterior especialmente de los Estados Unidos.

    Se mantienen las condiciones limitantes de préstamos para los sectores de la pequeña, mediana y gran empresa no oligopólica. El dólar como moneda de curso legal en El Salvador, no significa que las relaciones sociales están "norteamericanizadas" de manera que los asalariados terminan "pagando como estadounidenses y cobrando como salvadoreños" y con políticas financieras limitantes del desarrollo pues se ha prácticamente eliminado la posibilidad de actuar en política monetaria con la llamada "dolarización".

    La "dolarización" ha contribuido a la elevación de la tasa de inflación y paradójicamente, a la limitación del crecimiento y aumento del desempleo. Se ha puesto de relieve la necesidad de cambios profundos en el modelo económico y en el sistema financiero.

    3.2.4. Hacia algunos antecedentes del financiamiento alternativo

    Desde la década del 60 del siglo XX, se inicia de manera sistemática una modalidad de financiamiento alternativo fortaleciéndose las cooperativas de ahorro y crédito e instituciones de apoyo crediticio a la pequeña empresa. El contexto político en que se dieron estas expansiones crediticias fue el de una medida de atenuación de condiciones sociales y económicas propicias a revoluciones sociales como la de Cuba que triunfó en 1959. El contexto económico, fue la necesidad de expansión de relaciones mercantiles, derivadas del aumento del comercio interno y regional centroamericano, con una economía estadounidense fortalecida en la II post guerra mundial.

    Se desarrollaron y surgieron entidades para el financiamiento industrial regional como el Banco Centroamericano de Integración Económica y nacional, como el Instituto Salvadoreño de Fomento Industrial, INSAFI. El incremento del comercio intraregional llevó incluso a la necesidad de constituir la denominada Cámara de Compensación Centroamericana, una entidad que equilibraba los tipos de cambio en la región y aún más, se llego a la constitución teórica de una unidad monetaria regional, equiparada con el dólar de los Estados Unidos de América, llamada "peso centroamericano"; esto último, sin duda, puede ser considerado como uno de los antecedentes del actual proceso de "dolarización" en El Salvador.

    El Modelo de Integración Centroamericana se agotó a finales de la década del 60, después de una década de acelerado desarrollo, a tal grado que fue considerado un ejemplo de integración en América Latina. El modelo se agotó con el corolario de una guerra de 100 horas entre El Salvador y Honduras por disputas de poder de mercado entre las elites empresariales dominantes en cada país.

    La década del 70 en El Salvador, se inició con el ensayo de un Modelo de Zonas Francas y Transformación Agraria; este modelo, en lugar de atenuar, contribuyó a incubar las contradicciones sociales polarizadas, resultantes del agotamiento del modelo integracionista. En la década del 70 la inversión extranjera decrece, las huelgas y manifestaciones aumentan, se interviene militarmente a la Universidad de El Salvador, aumenta la represión. Como se dijo antes, a finales de la década del 70 se agota el Modelo de Zonas Francas y se inicia el Modelo de Reforma Contrainsurgente que dura prácticamente toda la década del 80. El Modelo de Reforma Contrainsurgente, tenía entre sus puntos principales la Nacionalización del Sistema Financiero. Este intento de "democratización del crédito" fracasó, como se mencionó anteriormente, por la distorsión política contrainsurgente que se impusieron a los servicios crediticios, que valga la aclaración, continuaron siendo oligopólicos.

    En la década del 90 se dio una finalización política a la guerra civil y fueron firmados los Acuerdos de Paz en 1992. En los Acuerdos de Paz explícitamente se omitió la discusión del Modelo Económico; se entiende que ello fue así porque adquirieron papel protagónico en la agenda aspectos políticos y militares. El modelo económico que emergió en la década del 90 fue el Modelo Neoliberal; en respuesta a la concepción de reprivatización del sistema financiero que contenía el modelo neoliberal, se desarrollaron concepciones de financiamiento alternativo, por entidades financieras que focalizan su esfuerzo en sectores que tradicionalmente no son sujetos de crédito, es decir que son pobres y no ofrecen garantías seguras, que no están formalmente integrados en el mercado y que necesitan asistencia técnica además de la crediticia. Entre las entidades que dirigen su actividad al financiamiento alternativo pueden mencionarse, especialmente a las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs).

    3.2.5. Una división funcional del sistema financiero salvadoreño

    El sistema financiero comercial tradicional salvadoreño tiene una funcionalidad dividida; esta se conoce como banca corporativa, que apoya las necesidades financieras de grandes empresas, especialmente las empresas oligopólicas y la banca popular que suple los recursos financieros al resto de sectores, grandes empresas no oligopólicas, medianas, pequeñas y micro empresas y otros usuarios. Se conoce que las necesidades financieras de sectores no oligopólicos estan supeditadas a las de sectores oligopólicos, la banca popular esta supeditada a la banca corporativa, aunque funcionen de manera diferenciada.

    Los dos bancos principales del país, el Banco Cuscatlán con predominio en la banca corporativa y el Banco Agrícola Comercial con predominio en la banca popular, lideran esta división funcional, aunque ambos bancos ejercen funciones en los dos tipos de banca, la corporativa y la popular. Y se mantiene sujeto el sistema crediticio en su conjunto, a las expectativas de ganancia de poco riesgo, es decir no incorporan funciones de banca de desarrollo.

    La llamada banca de desarrollo nacional es sumamente débil. El Banco de Fomento Agropecuario, por ejemplo, tiene altas tasas de interés relativas y cartera de clientes reducida con altas tasas de mora y ha sido sujeto de defraudaciones por parte de los directivos y funcionarios regularmente designados por intereses políticos ajenos a viabilidad financiera y social de la institución como lo comprueban las recientes noticias sobre los gastos superfluos e innecesarios e incluso, simplemente robos de donaciones materiales como abonos, y también defraudación financiera.

    De manera que en este marco, el financiamiento alternativo para sectores de bajos recursos se convierte en una necesidad.

    3.2.6. Un esquema básico del sistema financiero actual de El Salvador

    El sistema financiero salvadoreño tiene dos divisiones fundamentales: el sistema financiero formal y el sistema financiero informal.

    El sistema financiero formal, esta constituido por personas jurídicas o naturales, que tienen formalizada jurídicamente su función de intermediación financiera. Existen prestamistas y agiotistas, que no tienen formalizada jurídicamente su función de intermediación financiera y que constituyen el sistema financiero informal.

    El sistema financiero formal tiene dos subdivisiones: el sistema financiero oficial y el sistema financiero no oficial.

    El sistema financiero oficial está supervisado y/o regulado por la Superintendencia del Sistema Financiero y en alguna medida, por el Banco Central de Reserva, que limitó su función reguladora del sistema financiero a partir del año 2001, con la entrada en vigencia de la Ley de Integración Monetaria, conocida popularmente como "dolarización". El sistema financiero no oficial, no esta supervisado por la Superintendencia del Sistema Financiero. El Sistema Financiero no oficial, está sujeto a regulaciones de Superintendencia de Sociedades Mercantiles y el Ministerio del Interior (en el caso de las ONG`s).

    El Sistema Financiero Formal Oficial, tiene a su interior un sistema bancario, que se diferencia de otras entidades, como las financieras, que no son bancos. El sistema bancario se divide a su vez en público y privado. Acuden al sistema bancario público y privado, los sectores de la micro, pequeña, mediana y gran empresa que califican como sujetos de crédito, para lo cual tienen que llenar una serie de requisistos. Gran parte de sectores que necesitan crédito, pero que no califican como sujetos de crédito en el sistema bancario privado o público, recurren a formas alternas de financiamiento. Tienen un papel central, para ampliar la oferta crediticia hacia sectores vulnerables y depauperados, las cooperativas de ahorro y crédito y otras entidades financieras, pero especialmente las ONG’s.

    En el sistema financiero formal no oficial, está constituido por entidades privadas que no dan crédito alternativo, sino solamente a quienes califican como sujetos de crédito, tal es el caso de las empresas mercantiles que usan las tarjetas de crédito.

    (Véase: ESQUEMA BÁSICO DEL SISTEMA FINANCIERO EN EL SALVADOR)

    ESQUEMA BASICO DEL SISTEMA FINANCIERO DE EL SALVADOR

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    Carlos Evaristo Hernández