Introducción
Una continuación de la ruta del caminante, que contempla desde la séptima a la décima horas, dentro del proceso de evolución del caminante.
LA SÉPTIMA HORA: A RESOLVER PROBLEMAS
Lenguaje del caminante
Abuelo, a pasado muchísimo tiempo desde que me obsequiaste aquel libro de la vida. Lamento decirte, que tal como lo presuponías, me sería difícil comprenderlo, pues para mí está en un lenguaje que no acierto a desentrañar.
Hijo, tienes toda la razón del mundo. Has de saber, que una realidad se mueve dentro de un cierto lenguaje y quienes no comprenden ese lenguaje, no podrán acceder a esa realidad. Para poder alcanzar tal realidad, sería necesario traducirla a un lenguaje comprensible para ti. Recuerdo como hablaba Jesús para ser oído y comprendido mediante parábolas y ejemplos de la vida cotidiana. Ahora bien, creo que debemos buscar un lenguaje que sea aprehendido por ambos, en el sentido de darle el mismo significado a las palabras que utilicemos.
¿Cuál sería ese lenguaje?, dijo el nieto.
Ese mismo, responde el abuelo.
No entiendo, señala el nieto.
Entonces el abuelo acota:
La pregunta es el lenguaje del cambio de conciencia, de la comprensión, de la sabiduría. Cuando existe una pregunta, surge la creación de algo inexistente: la respuesta. El milagro de la creación de una respuesta, es el origen de una pregunta. Muchas veces no hay creación porque no se ha hecho la pregunta o por desconocimiento de cuál sería la pregunta. El gran misterio de los descubrimientos e inventos, es que alguien se hizo la pregunta adecuada que generó la respuesta creativa. Lo que sucede cuando hay una pregunta, es que la mente trasciende el espacio-tiempo en búsqueda de la respuesta. Muchos o tal vez todos los fenómenos de sincronicidad (PES) suelen ser el resultado de haberse efectuado una pregunta (consciente o inconsciente, directa o indirectamente).
Pero ante todo hijo, debes hacerte tú la pregunta en forma sincera y no que otro intente arrebatarte una respuesta mediante la invasión a tu conciencia. El camino no es que te hagas preguntas de otros, pues tu mente ya lo sabe que no son creaciones propias de tu espíritu. Si lo hicieras, tus respuestas serían de memoria.
Como verás –hijo- para descubrir tu verdad, debes hacerte tus propias preguntas con tu propio lenguaje y así obtendrás respuestas creativas. Es como una oración, en que te encierras en tu interioridad provocándote una transformación y cambio de conciencia desde un nivel externo hacia un nivel superior de quietud mental.
De todas formas, aunque solo uno deba preguntarse a sí mismo, te dejaré una interrogante que para mí me ha dado siempre más de una respuesta:
¿Qué pregunta debo preguntar?
Esta pregunta nos indica que puede haber más de una pregunta para resolver un problema, que a su vez pueden originar igual cantidad de respuestas a la solución.
Es interesante saber que cada pregunta nos sitúa en un nivel específico de conciencia y que pueden ser resueltas normalmente en el mismo nivel o en forma especial en otro estado específico de conciencia. Es como el idioma en que se hacen las preguntas y respuestas en el mismo lenguaje para ser comprendido. Sin embargo, a veces una pregunta es contestada en otro idioma por un intérprete, lo que se asemejaría a estar en dos estados de conciencia simultáneos.
Desde el punto de vista de un modelo de cambio de estados específicos de conciencia podemos diseñar un tetragrama de conciencia que permita resolver un problema mediante la formulación de las siguientes preguntas:
1. ¿Qué impide la acción?
2. ¿Cómo lo resolvían tradicionalmente otros?
3. ¿Qué efectos produce este cambio en la comunidad?
4. ¿Cómo lo resolvería creativamente uno?
Los cambios de estados específicos de conciencia originados por estas preguntas permiten generar diversas soluciones hacia el encuentro de una respuesta creativa y novedosa.
La primera pregunta nos sitúa en un estado pasivo de inactividad, pues somos solo conscientes de que algo está obstaculizando nuestro accionar, no sabiendo qué actitud tomar y permaneciendo incapacitados para reaccionar.
Si pasamos a la segunda pregunta, aquí se nos presenta una gama de alternativas de respuestas que tradicionalmente se han ensayado en otras ocasiones a problemas similares.
Si bien puede haber muchas respuestas, esto no significa que puede haber una solución mejor no contemplada en este nivel de conciencia.
La tercera pregunta intenta ver el efecto de la respuesta elegida en el punto anterior en la comunidad a la cual se aplica la solución.
La cuarta pregunta nos impone a romper esquemas y paradigmas, modificando los enfoques tradicionales con una nueva visión que requiere de nuevas soluciones.
Si bien los niveles de conciencia superior darán las mejores respuestas, es conveniente pasar por las cuatro preguntas del tetragrama de la conciencia para asegurarse efectivamente que se ha elegido la respuesta adecuada.
La segunda y tercera pregunta están orientadas al lenguaje lineal del hemisferio cerebral izquierdo; en cambio, las otras dos se corresponden con el lenguaje holístico del hemisferio derecho. De ahí que, el empleo del tetragrama de la conciencia para la resolución de problemas, contribuye a la percepción de ambos puntos de vista: percepción secuencial y simultánea. A su vez el tetragrama contribuye a integrar la dimensión temporal en una unidad: el pasado lo resuelve la pregunta 2, el presente las preguntas 1 y 3, en cambio el futuro se resuelve en la pregunta 4.
Hemos visto que el tetragrama nos permite tener un conjunto de alternativas y percepciones de la realidad para la resolución de problemas. También nos presenta las respuestas en un instante del tiempo, del pasado, presente y futuro, que nos permite hacer mejores predicciones.
En primer lugar, el tetragrama de la conciencia con la pregunta ¿Qué impide la acción? orientada al funcionamiento hemisférico cerebral derecho nos faculta para establecer el contexto en que se centra el problema. A continuación se incorpora el funcionamiento lineal del hemisferio cerebral izquierdo: memoria de situaciones similares que puedan responder la pregunta ¿Cómo lo resolvían tradicionalmente otros? El contenido de las respuestas a esta interrogante puede dar por concluida la búsqueda de otras alternativas a menos que la siguiente pregunta ¿Qué efecto produce este cambio en la comunidad? en su evaluación demuestre que no existe un consenso lo que implicará que hay que imaginar y crear nuevas formas de solucionar el problema planteado en la pregunta ¿Cómo lo resolvería creativamente uno?
Si bien aquí hemos presentado paso a paso la secuencia del funcionamiento cerebral en la solución de un problema (contexto, contenido, evaluación y creación), en realidad el proceso es simultáneo, no distinguiéndose en la práctica las etapas. Es posible que una vez comprendido el contexto, pueda saltarse instantáneamente a la etapa de creación, aunque seguramente el hemisferio cerebral izquierdo procesó todas las etapas intermedias (contenido y evaluación) sin estar conscientes de tal función.
Una forma de resolver un problema, por ejemplo hacer una síntesis de una historia, sería ir paso a paso analizando los componentes del relato de modo de ir destacando los hechos relevantes y desechando los superficiales, hasta llegar mediante un proceso de división en partes del relato, a una síntesis de él. Este método favorece el funcionamiento cerebral hemisférico izquierdo, centrando las respuestas en el contenido.
Otra forma sería pedirle al sujeto que responda la pregunta ¿Cómo resumiría el relato en media página? Facilitando con ello el funcionamiento hemisférico cerebral derecho apto para la creación.
Ahora bien, vista la creación como un proceso de desidentificación, un medio para facilitarla sería emplear la imaginación como un cambio en la identificación mediante el uso de personajes arquetípicos (maestro, sabio, abuelo, padre, etc.) que producen en el sujeto un proceso y efecto de transmutación personal de identificación-desidentificación necesarios para la creación como sucede en una representación teatral, por ejemplo. Así para responder la pregunta ¿Cómo lo resolvería creativamente uno?, es más fácil responderla si se integra en una historia o cuento en que participen personajes arquetípicos, aunque en última instancia son identificaciones de uno mismo, solo que ahora son un recurso, un valioso recurso para la emergencia de la potencia creadora. Es como disponer de una lámpara maravillosa para extraer la sabiduría de nuestro interior y que los sabios de todos los tiempos han sabido usar para la solución de sus problemas.
Es necesario advertir, que el verdadero despertar de la conciencia deviene más allá de la desidentificación del ego y de la representación arquetípica que ayuda a liberar la potencialidad interior, pues este mismo estado de desidentificación puede transformarse en otra identificación de nosotros mismos en ellos, pasando a constituirse en otro problema de identidad, problema que quizás sea solo un invento propiamente nuestro. Esto nos lleva al siguiente capítulo del caminante.
LA OCTAVA HORA: A TRASCENDER LOS PROBLEMAS
EL PROBLEMA DEL CAMINANTE
Abuelo, he aprendido mucho contigo durante todo el proceso de la vida en que hemos estado juntos. Me has enseñado muchas cosas del proceso de cambio personal. Tus historias me han dado esperanza de que todo puede cambiar; que basta modificar los conceptos autorreferenciales para percibir el mundo de otra forma; que uno se realiza y transforma, solo si existe el encuentro con los demás; que solo nosotros somos actores responsables de nuestro cambio y que la búsqueda, en sí misma es la finalidad para el encuentro consigo mismo. También aprendí de cuáles son las aptitudes psicológicas necesarias para la transformación, las características de la trascendencia, las etapas de transformación, las actitudes del proceso creativo, la experiencia de transformación, del origen del genio y de la evolución. Por último, me diste una visión futura del proceso de cambio, describiéndome al hombre del mañana en el sentido de lo que debe hacer, de cómo lo debe hacer y para qué lo debe hacer.
Ahora abuelo, tengo un problema y no sé cómo resolverlo; quisiera que esta fuera la última vez que te pida un consejo.
Hijo, has de saber, que muchas veces realzamos lo negativo, aumentando con ello el problema y afectando así nuestra actitud para resolverlo. Esto nos lleva a hacernos la siguiente pregunta:
¿Es un problema inventado por el hombre?
Trataremos de construir una realidad que intente explicar la interrogante señalada mediante la búsqueda de un significado a nuestros problemas cotidianos.
A menudo percibimos que los problemas se originan por factores externos a nosotros. Sin embargo, si partimos de la hipótesis de que un problema no es más que una creación de nosotros mismos, paradojalmente se dan situaciones que refuerzan y alimentan los factores que inciden en la percepción del problema como tal. Y, entonces, todo comienza a parecer (no siéndolo) problemático. Es como si un problema se subdividiera en múltiples pequeños problemas, hasta el infinito (fractales). Algunos factores que contribuyen a reforzar un problema serían, por ejemplo, los pensamientos negativos, tales como: Ya me lo suponía; estaba seguro que me iría mal; etc., que reaccionan en la conciencia del individuo como una profecía autocumplida.
Muchas veces puede existir un problema del cual no somos conscientes. La conciencia del problema solo se inicia cuando el individuo percibe un efecto de coacción que limita su libertad de acción, sintiéndose como un virtual objeto pasivo para el cambio personal. Luego el individuo comienza un proceso psicológico de relacionar y asociar su estado con otras situaciones similares a través de un proceso referencial. Recuerda a personas, textos o experiencias en que se ha producido algo similar.
Dado que el individuo pertenece a una comunidad, sabe cómo reaccionarían los integrantes de ella frente a un problema similar. Por lo tanto, él se mueve en la realidad de la comunidad y percibe el problema en una estructura consensual de comportamiento.
Hasta el momento hemos visto que el individuo se siente afectado por factores externos (coacción, referencias y consenso comunitario), además que sabemos que solo el individuo puede realizar el cambio, pero dada la situación especial en que se encuentra, proceso vivenciado como una invasión de su conciencia por agentes externos, incapacitándolo para resolver por sí mismo el problema, es necesaria la ayuda externa de un tercero, como guía para el cambio personal. Sin embargo, para que la ayuda sea efectiva, es imprescindible que se efectúe de tal modo que no implique la negación del otro, sino más bien le otorgue la responsabilidad del cambio aunque no se disponga de los recursos para él. De nuevo estamos frente al proceso de evolución y cambio de conciencia, que en este caso particular contempla:
Tomar consciencia del problema y de la necesidad de efectuar un proceso de cambio.
Darse cuenta que el cambio se da solo dentro de un marco de referencia de una cultura a la que pertenece el individuo.
Tomar consciencia que el individuo está inserto en una estructura de comunidad que le permite establecer un modelo consensual de comportamiento.
Sentirse actor y partícipe del cambio, por la propia experiencia y no en el hecho de acumular y memorizar instrucciones de otros.
Darse cuenta que el acto creativo deviene como resultado de la búsqueda y del encuentro de la libertad e independencia del individuo.
La comprensión de este proceso lleva a una mayor y mejor calidad de vida, reflejada en un mejoramiento de las relaciones humanas, en las actitudes positivas, en una mejor percepción de la realidad, en los pensamientos y acciones creativas para la resolución de los problemas. En una palabra, contribuye a darnos una mayor felicidad.
Ahora, respecto de las relaciones humanas dadas en la solución de un problema, se manifiestan relaciones de aceptación o rechazo a las condiciones impuestas. De ahí que pueden darse tres formas de salvar un problema. En primer lugar, podemos por nosotros mismos resolver el problema sin ayuda externa, responsabilizándonos y experimentando una emoción y sensación de dominio e independencia de sí mismo.
Otra forma de resolver el problema, es recibir ayuda de alguien quien puede actuar de dos modos: dar apoyo condicionado a un estricto control que implica una dependencia al quitarnos la libertad de elegir, decidir y responsabilizarnos, en todo, en el tiempo que dure el proceso de solución del problema. Otro camino, es dar el apoyo sin condiciones algunas, incentivándonos al autocontrol tanto en la elección, decisión y responsabilidad de los actos. Solo en el primer y último caso, el sujeto salva su integridad como un ser plenamente activo.
LA NOVENA HORA: PERCEPCIÓN DEL CAMBIO
LA CONCIENCIA DEL CAMINANTE
Abuelo, creo que ya no tengo nada más que pedirte para conocer el proceso de cambio personal. Solo me asalta una duda: ¿Cómo sabré que estoy cambiando?
Hijo, no puedo contestarte esta pregunta, pues si así lo hiciéramos estaríamos dividiendo la conciencia en diversas partes, sabiendo que es una sola unidad. Sin embargo, para darte una idea de cómo has cambiado recorreremos el camino de tu propio proceso de cambio.
El primer nivel lo experimentas en todas aquellas ocasiones en que recibes información directa de un maestro, quien dispone de recursos, y es responsable de tu aprendizaje, que es básicamente asociativo-memorístico.
El segundo nivel es lo que hemos estado haciendo cuando recibes pasivamente mis relato, historias y cuentos, que nos sirven de referencias para el cambio personal.
Abuelo, no entiendo mucho la diferencia entre ambos niveles, pues en ambos casos recibo información externa.
Hijo, existe una diferencia muy sutil, pero la hay. En el primer caso recibes información de una forma un tanto mecánica, como sería aprenderse un reglamento, una norma o instrucción; en cambio en el segundo nivel empiezas a emplear más tu imaginación, lo que facilita recordar tal aprendizaje. Es como la diferencia entre la prosa y el verso. En el segundo nivel comienzas a involucrarte más al participar tu imaginación.
Ahora, el tercer nivel es el que más se ha dado entre nosotros, pues hemos estado continuamente intercambiando sentimientos mutuos vía el diálogo que nos lleva a un encuentro y aceptación de sí mismo y de los demás. Ambos somos responsables del aprendizaje y aprovechamos los recursos de todos los participantes.
El cuarto nivel lo experimentas cada vez que meditas o preguntas, pasando a ser así actor del proceso de cambio y creador del aprendizaje, comenzando a sentirte un auténtico ser humano.
El último nivel, es aquel que contiene a todos los demás niveles. Así, puedo decirte que nunca has estado separado de él y que solamente no eres consciente de este hecho. Lo paradójico es que, si lo buscas, es probable que no lo encuentres pues no es un acto voluntario. Es como el ojo que no puede verse a sí mismo, pues si lo hiciera, dejaría de ver. De ahí que la realidad ordinaria ya es estar en ese nivel, aunque aún no lo creas y también la búsqueda es el encuentro que te mantiene vivo. Ya lo comprenderás.
Hijo, otra forma de ilustrarte acerca de los niveles de conciencia sería recurrir al efecto que tienen la comunicación y el respeto en las relaciones humanas.
Es interesante comprobar que la pérdida en la comunicación y del respeto están dados por una alteración de los niveles de conciencia. De ahí que, es factible predecir y modificar el estado de conciencia para mejorar estos aspectos de las relaciones humanas.
A menudo sucede que una buena relación de comunicación y respeto mantenida por mucho tiempo, de repente comienza a deteriorarse y transformarse en una actitud totalmente opuesta. Lo que en un principio era armonía, se convierte en una pesadilla de todos los días impidiendo la posibilidad de un encuentro entre las partes involucradas.
La pregunta que habría que hacerse es ¿Cómo se llegó a esta situación y quién o qué es culpable de ello?
Responder la interrogante puede llevarnos a descubrir que en realidad no hay culpables y puede llegar al comienzo de un encuentro y aceptación del otro y reconocimiento mutuo de que ambos son personas distintas con puntos de vistas diferentes y valederos.
Abuelo, pero qué tiene que ver la comunicación y el respeto con los niveles de conciencia.
Se puede decir que el desarrollo de la conciencia es un proceso de cambio que tiene por objeto asumir la responsabilidad de nuestras acciones, la cual antes pertenecía a otros.
Para graficar el proceso de cambio en las relaciones personales (y de niveles de conciencia) recurriremos a un ejemplo típico que es la disolución de una sociedad. En este caso se produce un fenómeno de involución de la conciencia, pues se desciende en los niveles a medida que transcurre el tiempo.
Durante el inicio de la formación de una sociedad, existe una relación de comprensión mutua en que todos estamos a la disposición de los demás sin el ánimo de posesión y manipulación alguna. Tampoco existe una lucha de poder, pues claramente se coopera y ayuda sin egoísmo. Es un acto de entrega y unión fraternal. La responsabilidad se comparte y también los recursos. La comunicación es fluida y existe un respeto a los demás.
Con el tiempo es factible que la responsabilidad se transfiera hacia alguno de los asociados produciéndose así un cambio en la relación, que incentiva la separación entre las partes pues se deteriora la comunicación, se disminuye el respeto, se incentiva una lucha de poder y actitud competitiva.
Al final se llega a un estado tal de confusión entre las partes que ya no es posible mantener una relación estable. La ruptura es violenta. Se corta la comunicación y no existe el respeto mutuo. Cada uno le echa la culpa al otro de la situación y, por tanto, ya no hay sociedad.
Lo anterior no significa que pueda haber sociedades que lleguen a un encuentro perdurable entre las partes en raras ocasiones, sino que muestra la forma como se va deteriorando la relación por efecto del cambio de conciencia. Tener esto presente puede contribuir a mejorar la relación mediante la comprensión del significado del cambio.
LA DÉCIMA HORA: CON LOS DEMÁS
LA SOCIEDAD DEL CAMINANTE
Abuelo, creo que he comprendido cómo es el caminante y cómo llega al encuentro consigo mismo. Sin embargo, tengo la duda de cómo el caminante que se conoce a sí mismo, puede encontrarse con los demás, sabiendo que la sociedad donde pertenece, no está hecha para él. Quisiera que me orientaras acerca de estos problemas y de los cambios necesarios para lograr una sociedad "buena" para el caminante.
Hijo, tienes razón al pensar que existen dos grandes problemas. Primero cómo debe ser un caminante y segundo cuál es la sociedad del caminante. El primer problema ya lo has resuelto durante todo el proceso que hemos ido descubriendo juntos. Ahora bien, el hecho de que te plantees la necesidad de cambiar la sociedad, supone que bajo la actual estructura social se presenta un problema. Entonces –hijo- me parece que puedes resolver este problema con todo lo que has aprendido con el caminante. Esa es tu misión ahora.
Tienes razón abuelo, eso intentaré o mejor haré desde este momento. Pero antes diré que sociedad para mí es cualquier agrupación de individuos hacia el bien común.
Para llegar a resolver el problema de la sociedad del caminante, se requiere, en primer término, de un proceso de comprensión y toma de conciencia de que así como cada individuo percibe y actúa en su propia realidad, para modificar tal realidad él debe transformar y cambiar su forma de percepción hacia ella. Entonces, esa realidad llamada sociedad es diferente para cada individuo según su forma de actuar y vivir en esa agrupación que por perseguir el bien común la denominamos comunidad. Es así, que si esperamos que cambie nuestra percepción de la comunidad, debemos efectuar todos los cambios en nosotros mismos, para que cambie nuestra sociedad.
Todos estos cambios se van aprendiendo y desarrollando en esta nueva forma de educación humanista: Ser y Vivir en Comunidad.
Y, ¿Cómo puede ser nuestra experiencia personal en grupos comunitarios?
Creo que todos nosotros poseemos una sabiduría innata y natural acerca de cuál debe ser el funcionamiento de una comunidad auténtica. A medida que vamos conociendo y comprendiendo los principios y valores en que se sustenta una comunidad, percibimos que nuestro comportamiento paradojalmente actúa en ese sentido sin buscar conscientemente ese efecto. De ahí que, para deducir cual sería la forma en que debe construirse una comunidad bastaría reflexionar respecto de nuestras relaciones con los demás. En ocasiones, también, aparentemente actuamos en sentido opuesto al de la formación de una comunidad. Sin embargo, intuitivamente pienso que estamos haciendo algo contrario a lo correcto debido a nuestra tendencia hacia la integración comunitaria.
Si bien para lograr el desarrollo del individuo es imprescindible alcanzar la independencia y autonomía de los demás, esto no significa que debamos abandonar todo acercamiento y comunicación con otras personas, sino al contrario, se deberá establecer un sentido de vida en comunidad, de tal modo que en toda relación personal, sea esta de carácter familiar, religioso, educacional, laboral y en cualquier forma de agrupación social, impere una forma de vida en que se experimente la expresión característica del Ser, elementos analizados anteriormente.
Es necesario distinguir, la diferencia existente, entre aquellos grupos (unidad fraccionada) pertenecientes a un sistema de educación autoritaria de los formados en una situación educativa humanista. Solo en esta última, se da la conformación de los grupos en un sentido comunitario. En la generalidad de los casos, en nuestra vida cotidiana, se dan preferentemente la gestación de grupos fraccionados. De ahí que, sería adecuado conocer los elementos que involucran la formación de una comunidad auténtica.
Dado que la comunidad, en sí, es una agrupación de individuos, adopta por ende los principios, actitudes y valores de sus componentes, actuando en conjunto como un organismo vivo colectivo que, en definitiva percibe, piensa y actúa como una sola unidad.
Quien no haya experimentado los beneficios de una comunidad (la mayor parte del mundo), no sabe o no reconoce cual o cuales son las ventajas de vivir este proceso. Desconoce, por ejemplo, la forma creativa en que funciona una verdadera comunidad. Tampoco percibe el sentimiento que embarga a quienes participan de esta experiencia: tranquilidad y alegría de pertenecer a este grupo especial que funciona también de manera especial.
Debemos recordar que, dado que en toda comunidad existe una diversidad de personas con distintos intereses, motivaciones, experiencias, etc., esto producirá necesariamente momentos de desacuerdos. Sin embargo, el reconocimiento y aceptación de tales obstáculos originará, tarde o temprano, un acercamiento y respeto por las opiniones disímiles. Así, el individuo empieza a comprender que las diversas realidades de las personas frente a un hecho, en las comunidades se presentan a cada instante. Entonces, en la comunidad es donde se da la unión del sujeto-objeto más claramente al darse una multiplicidad de realidades para cada uno de los participantes en ella.
Al analizar algunos aspectos de experiencias en grupos comunitarios podemos ver en qué medida el proceso de la comunidad es similar al proceso de desarrollo personal del individuo: cómo percibe la realidad este grupo especial; cuáles son los elementos o factores que inhiben la expresión o formación de la comunidad; hacia donde se dirige esta conformación; qué es la comunidad; cuáles técnicas o ejercicios emplea para su evolución; cuál es el sentido de la meditación e iluminación comunitaria; qué referencias existen respecto al sistema educativo regido por ella; por último, frente a la participación en comunidades, adoptar un sentido de desidentificación de la propia comunidad con el fin de alcanzar la auténtica libertad de Ser y Vivir en comunidad, sin sentirse sometido aunque sí ligado a ella, produciéndose una unidad "entre" participantes (Buber) con sentimientos mutuos de dar y recibir sin egoísmos, asumiendo actitudes de vulnerabilidad sin temores y ansiedades en donde esté presente la sinceridad, el amor y respeto de los comunitarios, traspasando aun estos valores los límites de la propia comunidad. De ahí, podemos decir, que la formación de una comunidad va a tener efectos no tan solo para los propios actores de la misma, sino que además actúa como un sistema abierto, a pesar de ser aparentemente un sistema grupal cerrado. Sus efectos trascienden las fronteras de la comunidad misma.
Aun siendo una comunidad, una agrupación de individuos, no hay distinción ni predilección entre ellos, el amor se comparte por igual, se escucha a cada uno de ellos estimulándolos a que se expresen y activen su participación personal, haciendo que todos se sientan líderes. Tampoco se establecen reglas, estructuras ni tiempos que limiten la expresión creativa de los participantes.
Abuelo, he comprendido que nuestra percepción de una sociedad determina en qué sociedad somos y vivimos, pero tengo duda respecto a cómo podemos enfrentarnos a los obstáculos que naturalmente se presentan entre el individuo y la sociedad.
El abuelo guardó silencio esperando que su nieto resolviera su problema por sí mismo. Entonces, este último recordó uno de sus sueños de cambios: un viaje de aventuras hacia los cambios del futuro personificado por Changer, educador del carácter productivo.
Changer, aparentemente era como todos los demás, sin embargo, algo hacía que al parecer sin esfuerzo por parte de él, se le facilitaba resolver los problemas cotidianos.
Para enfrentarse a los obstáculos al desarrollo del Ser, Changer empleaba todos sus recursos y poderes interiores.
Así, para poder evitar las situaciones burocráticas de la Sociedad, Changer programaba mentalmente sus actividades, de tal modo que se dieran relaciones sinérgicas y de sincronicidad-serendipidad que facilitaban y agilizaban el proceso de atención personal como situaciones presentadas bajo coincidencias significativas. De este modo, este factor de entropía tenía poca influencia en el comportamiento de Changer. Él actuaba con tal seguridad de que no se le dificultaría el camino, que a menudo, sin siquiera programar una actividad, las condiciones se presentaban favorables a sus necesidades, de tal modo que se convertían en necesidades sinérgicas con las necesidades de las demás personas. Más aún, pareciera que mientras más desatendiera o evitara la programación consciente, mayores eran los efectos de coincidencia significativos.
La segunda valla que plantea que con solo el razonamiento intelectual puede resolver los problemas ha caído en desuso por su propio peso, pues con el avance de la ciencia, que ha aplicado de preferencia el razonamiento cognoscitivo, se reconoce ahora que esta facultad del ser humano no permite por sí sola reconocer toda la verdad del conocimiento, sino que el usar esta facultad limita en parte la percepción de la realidad, pues existen otras formas intuitivas y holísticas que permiten comprender y aprehender la realidad o una aproximación a ella, lo que no se podría obtener solo con el razonamiento intelectual. De ahí que, para Changer este problema no presenta grandes obstáculos para su propio desarrollo, pues él emplea la diversidad de percepciones: intuitiva, racional, estética, corporal, sensorial, holística para la aprehensión del mundo de la realidad.
Cierto obstáculo al desarrollo del Ser, serían los mecanismos de control del comportamiento del individuo aplicados en la sociedad actual. Para terminar con esta valla, Changer no requiere hacer nada, pues los propios mecanismos de control, en algún momento se darán cuenta de la inutilidad y alienación de esta "sumisión", cuando lleguen a comprender la naturaleza humana y ver la pobreza de esa actitud de control y que en última instancia, ellos mismos (los que controlan) son los creadores del proceso de control. Entonces ya no se requerirá de control al ser responsables de sí mismos y experimentar un cambio de paradigma en la educación del Ser. En principio creerán que es una utopía la falta de control, pero cuando perciban la realidad del Ser, comprenderán la falacia de tal afirmación.
Otro obstáculo es el temor al cambio. En principio casi todos tememos el cambio y nadie lo desea. Para Changer esta valla no tiene mayor fuerza pues su forma de vida es un constante proceso de cambios; ha superado el temor al cambio, más aún, busca el cambio; comprende que el cambio cumple una finalidad que si bien en un momento pueda desconocerse, después se aclarará su razón de ser; se da cuenta que la única verdad o constante absoluta es el cambio y que siempre habrá cambios como una danza que permite percibir la figura del fondo. Nos damos cuenta de que si no existiera el cambio, seríamos ciegos para percibir la realidad, pues todo sería la misma cosa uniforme y donde no se daría la diversidad que permite la distinción y el cambio de percepción de la creatividad.
Un obstáculo más para el cambio, Changer lo define como que "todos creen tener la razón", despreciando la opinión de los demás. Aquí se encuentran los creyentes y especialistas que se oponen a todo cambio que signifique sacarlos de su modelo cerrado de pensamiento y acción. Lo que ellos dicen, "debe ser verdad", así lo creen y lo divulgan en imágenes o explícitamente. Para Changer, estos individuos los observa con tristeza, pues comprende que están cegados por un marco de referencia cerrado, que nubla sus pensamientos y no les permite percibir más allá de su campo de acción y, por tanto, no es posible que puedan aprehender la realidad o una aproximación más cercana a ella. Los especialista, se dice conocen mucho de algo, pero Changer cree que más bien conocen algo de mucho, pues su esquema mental de fragmentación del conocimiento no les permite percibir la realidad en forma intuitiva-holística. Además, por esta visión parcial que desarrollan habitualmente se les dificulta, por no decir, se les atrofia la creatividad en el sentido de desarrollar y descubrir cosas nuevas y relacionar elementos que escapan a una visión parcializada. De ahí que, las conferencias que proclaman la participación de "especialistas en la materia" no pueden ni podrán ser jamás un avance verdadero del conocimiento, sino más bien, será una presentación quizás profunda de un tema particular del conocimiento disgregado. En cambio, es cosa de ver la historia de grandes inventos y descubrimientos en que los inventores y descubridores destacaron en otros campos, distintos a su especialidad. Otro problema que se percibe, es que en las conferencias, libros y artículos del avance de la ciencia y de sus proyecciones se da énfasis solo a los elementos tecnológicos no considerando los aspectos fundamentales del cambio humano, de su comportamiento futuro y de sus relaciones con los demás, y esto sucede así, porque erróneamente se supone que las relaciones humanas se mantendrán similares a como se dan actualmente o se desconoce cómo se presentarán en el futuro, por lo que se prefiere ignorarlas.
Trascender las tradiciones de la sociedad, no era mayor problema para Changer, pues éste actuaba de forma plenamente autónoma, sin perturbar ni participar de ellas, dado que su actitud estaba orientada, hacia el crecimiento personal más que a mostrar una falsa imagen; hacia lo novedoso antes que la rutina de los hábitos; hacia la libertad antes que al control; hacia la cooperación en vez de la competición; hacia lo ecológico más que la explotación; hacia la integración más que lo dicotómico; hacia lo holístico en vez de la fragmentación; hacia la descentralización en vez de la centralización; hacia lo cualitativo antes que lo cuantitativo; hacia la disolución del poder frente a la jerarquía; hacia la experiencia vivencial antes que el conocimiento intelectual; hacia la diversidad frente a la uniformidad; hacia lo concreto en vez de lo abstracto; hacia el cambio en vez de lo estático.
Sabiendo que el individuo (consciente o inconscientemente) da realce a aquellos elementos que enmarcan sus creencias y presuposiciones, buscando con ello ratificar estos conceptos y desechando de su mente todo aquello que no se encuadre con su modelo de la realidad, además de integrarse solo con otros individuos que posean ideas y un pensamiento similar, esto hace que se formen grupos de sociedades cerradas que no dejan espacio a nuevos puntos de vista que se traduzcan en cambios de paradigmas de la realidad. De ahí que, la formación de sociedades refleja en gran medida el carácter de los individuos que la integran y puede suceder que jamás se entrecrucen dos sociedades disímiles, aunque sean referidas a un mismo individuo que pertenezca a dos o más sociedades en oportunidades diferentes. Así, por ejemplo, un padre ejemplar a su vez era un siniestro carcelero en los campos de concentración, adoptando ambos roles totalmente diferentes debido a que él asumía el carácter de la sociedad a que pertenecía en ese instante, no provocándole una crisis emocional alguna a su conciencia humanitaria frente a una conciencia despiadada en su rol de guardia de un campo de concentración. Virtualmente este individuo tiene dos personalidades que actúan en sus propias sociedades. Entonces esto nos demuestra que podemos vivir y ser en tantas sociedades como tengamos la capacidad de identificarnos con cada una de ellas, tratando de "cumplir el deber" de la mejor forma que creamos se deba actuar en esas sociedades.
Así como cada individuo tiene su propia realidad, así también hay tantas sociedades como las vivimos en nuestra propia percepción: para unos es una sociedad enferma, para otros es sana; sociedad ignorante o sociedad educativa; sociedad guerrera o en paz; sociedad de muerte o de vida. Y, lo más increíble, es que todas estas sociedades existen y actúan simultáneamente, actuando en la percepción y forma de vida de sus integrantes en cada una de ellas. Son como mundos paralelos que afectan solo a quienes forman parte de ellas. De ahí que, para modificar nuestra sociedad, debemos actuar sobre nuestro sistema de creencias y percepciones acerca de cómo es y debe ser la sociedad a que pertenecemos.
Entonces, vano es buscar en el futuro una sociedad que se adecúe a nuestra forma de vida, sino que ahora ya estamos en la sociedad que queremos, y solo debemos percibirla así. La idea es darnos cuenta que ya estamos en la sociedad buena. Tomar conciencia que los cambios no debemos efectuarlos en la propia sociedad ni en los demás, sino en nosotros mismos y así, si en algún momento fuimos hacia la búsqueda de un cambio del mundo, al final hemos llegado al propio encuentro consigo mismo y con los demás.
Autor:
Omar Peña