- Elementos generales para el análisis y comentarios de textos literarios
- La literatura como componente socio cultural en la enseñanza del español
- Anexos
- Bibliografía
UNIDAD N° I:
Elementos generales para el análisis y comentarios de textos literarios
¿Qué es la literatura?
Según lo describe Coloma. F (1993) "La literatura es la disciplina centrada en el uso estético o expresivo de la palabra escrita. Este término también hace referencia al conjunto de producciones literarias de una nación, una época o incluso un género, y al conjunto de obras que tratan sobre una ciencia o arte." (p. 54)
Origen de la literatura
Para Fernando Lázaro Garreter (1976) La literatura y la escritura aunque son disciplinas relacionadas, no pueden ser confundidas. Por esto mismo, los primeros textos considerados como literarios están datados siglos después de la invención de la escritura.
Otro factor a tener en cuenta es que la especie humana estaba extendida en regiones muy diversas del globo terráqueo, por lo que el desarrollo histórico de la literatura no ocurrió de forma uniforme en todo el mundo. Ejemplos muy antiguos de los primeros pasos de la literatura son el Poema de Gilgamesh del siglo XVII a. C., y el Libro de los muertos, escrito en el Papiro de Ani, fechado en el siglo XIII a.C.
A mediados del siglo XX a. C., se conoce la Historia de Sinuhé, un servidor de Sesostris I, de la literatura procedente del Antiguo Egipto. Hasta que se descifró la Piedra Rosseta en el siglo XIX, la literatura egipcia no fue incluida dentro de las primeras historias albergadas en la literatura.
Funciones Básicas de la literatura
Función estética: la literatura trasmite la belleza a través de la palabra, haciendo surgir en el lector el goce espiritual y la sensibilización tanto estética como social. Sirve como el gancho de introducción para que el lector continúe con la lectura y, posteriormente, vaya apropiándose de ese universo literario encontrando el significado de las otras funciones. (Coloma. F, 1993)
Lo expresa en 1993 Coloma que en la función social: la obra literaria es testimonio de una época, de ideales y del entorno histórico en los cuales se desenvuelve. Es un documento social de su tiempo, esto es, de costumbres, de política y de la psicología de un pueblo. La función social abarca no sólo época sino tiempo y clases sociales; es el resultado de las condiciones sociales de una época determinada. Mediante esta función, el lector se sensibiliza y toma conciencia de los problemas de la sociedad.
Función cultural: la literatura afirma y transmite los valores universales, comunes de la humanidad. Por lo tanto, crea conciencia en la gente para establecer su vida en sociedad. A través de la literatura así como del arte en general, el ser humano plasma sus ideales, sus costumbres, su cultura y sus anhelos. (Fernando L G, 1976)
Función musical: la organización de los elementos de la lengua están distribuidos de tal manera, que su armonía produce un efecto musical agradable. Lo manifiesta a través de las figuras literarias, de la rima y del ritmo, no sólo en la poesía sino en la prosa. Depende también de la lengua empleada; unas tienen un efecto musical más fuerte que otras. Está relacionado con la función estética; se complementan y, de esta manera, la literatura posee fuerza y vigor.
Función afectiva: el lenguaje literario tienen más carga emotiva que el lenguaje cotidiano, pues su principal preocupación es sensibilizar al lector con el contexto social de la obra. De esta manera, produce sugestiones de color, luz, sonido y no sólo percepciones sino que puedan ser sentidas y vividas. Esa evocación afectiva varía de lector a lector, así como de escritor a escritor. (Coloma. F, 1993)
Función simbólica: está ligada a la función poética, mediante la cual nos trasfiere a otro universo imaginativo, más allá del lenguaje directo de las palabras. Es la búsqueda de un significado connotativo, simbólico y personal. A través de los símbolos, la literatura logra comunicar ideas, sentimientos e ilusiones. Un símbolo puede convertirse en el eje de toda una obra. Su valor radica en la fuerza del mismo y en la manera como es empleado.
Función evasiva: la literatura sirve como medio de evasión de problemas sociales o personales; se convierte en una terapia por medio de la cual el autor expresa sus emociones y conflictos internos, así como los problemas colectivos de una sociedad. Es un medio de evasión para trasmitir problemas religiosos o éticos. (Fernando L G, 1976)
7. Función de compromiso: la literatura confiere al escritor una responsabilidad muy grande: la de reflejar el contexto histórico y, a la vez, los ideales y principios del autor. Descubre las características de su sensibilidad, compromiso e ideología. De esta manera, el autor se ve plenamente comprometido con su sociedad, con sus valores y costumbres presentes en su producción. No hay obra literaria ajea a lo mencionado; siempre se halla inmersa dentro de este contexto histórico y social. (Coloma. F, 1993)
Teorías de los géneros literarios
En entradas anteriores nos hemos ido aproximando al concepto de «género literario» y ahora seguimos avanzando en un intento de definición del mismo[1]. Para ello, continúo acarreando algunos materiales y citas de estudiosos que se han ocupado de estas materias. Así, por ejemplo, Fernando Lázaro Carreter, en un trabajo publicado en 1976 titulado «Sobre el género literario», escribía lo siguiente:
Me atrevería a afirmar algo quizá escandaloso, y es la escasa fecundidad que, a efectos críticos, ha tenido algo tan permanentemente traído y llevado por los siglos como son los géneros literarios. La suma de especulaciones sobre este problema y la innegable agudeza y profundidad de muchas de ellas, apenas han tenido efectos operativos, si se descuentan sus aplicaciones en el período clásico y neoclásico, que dieron como resultado el desprestigio de la noción misma de «género». En efecto, tomados como baremos normativos, revelaron constantemente su insuficiencia para medir las obras concretas, y se justificó la reacción romántica de Croce negando a dicha noción cualquier tipo de validez que rebasara lo meramente didáctico. (p. 5)
Tras comentar que «en este terreno, los esfuerzos siguen siendo muchos y los resultados magros», señala que son pocos fecundos los intentos recientes de salirse de la triada clásica de Épica, Lírica y Dramática incluyendo, como hace H. Seidler, la Didáctica, añade:
Una red más tupida de géneros no va a facilitarnos la empresa de aprehender con mayor facilidad la obra concreta, que siempre hallará un agujero por donde escurrírsenos. No parece que deban producirse por ahí los intentos para proporcionar fecundidad crítica al concepto de «género», porque lo máximo que podemos alcanzar con él es una clasificación aproximada. Y ese parece pobre objetivo para el crítico. (p. 6)
Y a continuación aporta las siguientes reflexiones:
Esta conclusión conduce inexorablemente a otra: ¿no será mejor renunciar a aquel evanescente concepto, y asumir la perspectiva idealista de la unicidad irreductible de la obra concreta? Pero contra esta posibilidad conspira el hecho de que el lector menos dotado de habilidades clasificadoras halla afinidades y diferencias entre unas obras y otras; y de que el propio mercado editorial conoce muy bien el interés o el desinterés por cierto «género» de obras.
La historia literaria, nacional o comparada, reconoce, por su parte, la fuerza expansiva de ciertos modelos, desde la oda o la sátira horaciana al drama pirandelliano o a la novela de hechos simultáneos inventada por Sinclair Lewis. Y hasta el mismo escritor muchas veces sitúa explícitamente su creación en unas coordenadas genéricas, llamándola «oda» o «sátira» o «comedia de costumbres». Pero aun en el caso de que no lo haga, actúan sobre él las fuerzas de la historia literaria y sus manifestaciones actuales, de modo que no puede evadir su acción aunque sea para contrariarlas.
Las recibe en forma de propuestas u opciones, y con ellas van, justamente, los géneros literarios, no como meros estímulos del ánimo, que le mueven a escribir desde un temple espiritual dado y a adoptar la primera persona (lírica), la tercera (narrativa) [ ] o la primera y la segunda alternantes (dramática), sino como configuraciones estructurales bien determinadas, de las cuales sólo podrá zafarse mediante un golpe de genio. (p. 76)
Por su parte, Angelo Marchese y Joaquín Forradellas, en la entrada «Géneros literarios» de su Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, nos recuerdan en primer lugar las palabras de Maria Corti en sus Principi della comunicazione letteraria:
Un género literario es, pues, una configuración histórica de constantes semióticas y retóricas que es coincidente en un cierto número de textos literarios. Estas constantes forman un sistema cuyos componentes son inteligibles por la relación que establecen entre sí. Este «modelo estructural», como lo llama Lázaro Carreter, puede ser definido también de un modo no inmanente, si lo colocamos en presencia y oposición con otros géneros y discursos de los que selecciona, integra o altera ciertos estilemas o procesos. A la disciplina que estudia los géneros se le llama genología. (Coloma. F, 1993)
Los géneros literarios: una cuestión compleja
Para Hidebrand (20015) expresa que Planteábamos en la entrada anterior que la consideración teórica de los géneros literarios constituye una cuestión bastante compleja, y aludíamos a la confusión terminológica que se produce ya que a veces los críticos denominan géneros a los grandes grupos de obras literarias (los grupos "mayores", a saber, la narrativa, la dramática y la lírica, si optamos por la tradicional clasificación tripartita, aunque ya quedó indicado que a veces se añade un cuarto género, el didáctico); pero también se refieren con esa palabra a las subcategorías o grupos "menores" que cabe establecer dentro de cada uno de ellos, esto es, a los subgéneros literarios.
Comenta Kurt Spang que, a la hora de enfocar esta cuestión de los géneros, al intentar abarcar «el polifacético cúmulo de fenómenos y formas [literarias]» la tarea resultará más fácil si se diferencian cinco niveles distintos de observación y de abstracción. Son, por decirlo con sus propias palabras, los siguientes:
las manifestaciones verbales en general;
la literatura en su totalidad (según la amplitud de enfoque: la literatura española, la literatura occidental o la universal, que naturalmente también tienen sus géneros no habituales en las occidentales);
la forma fundamental de presentación literaria o género teórico del que forma parte (en este caso: la narrativa);
la obra literaria individual (p. ej. Cinco horas con Mario).
Y, con respecto a la utilización indistinta de la palabra género para referirse tanto a las categorías mayores como a los subgrupos, esto es, a los subgéneros que cabe deslindar en cada uno de los tres grandes géneros literarios, escribe el mismo crítico hispano-alemán:
Una ya tradicional y muy obstinada confusión terminológica, originada probablemente por la tendencia temprana al mero inventario sin indagaciones ontológicas, es el causante de la utilización del marbete «género» tanto para los fenómenos que se observan en el nivel de abstracción que llamamos formas de presentación literarias o géneros teóricos (nivel 3), es decir, la narrativa, la dramática y la lírica, como también a las posibles subdivisiones de estas formas en el nivel de los grupos (nivel 2), por ejemplo, la novela, la comedia, la elegía, etc. Es más, se llaman igualmente géneros —añadiéndoles un especificativo— las subdivisiones de estos últimos fenómenos, de modo que se habla de novela policíaca, de comedia de capa y espada, del soneto amoroso, etc. y, finalmente, distinciones genéricas que obedecen a otros criterios, como, por ejemplo, la procedencia social tal como lo observamos en etiquetas del tipo novela cortesana, bucólica, drama burgués, etc.
Al mismo tiempo Coloma. F, (1993) dice que En fin, con relación igualmente a la gran complejidad de la consideración teórica de los géneros literarios, quiero traer también esta cita de Julio Matas, quien en las palabras preliminares de su estudio La cuestión del género literario comenta lo siguiente:
Ante «la cuestión del género literario», el crítico (y también el escritor que se la plantee) —al contrario de lo que, por lo común, sucede con el teórico o sistematizador de la literatura— experimentará, hoy, sobre todo, perplejidades. La primera (en el sentido, asimismo, de radical) se le presentará ante el dilema entre la afirmación convertida en axioma, de estirpe aristotélica, de la existencia de tres tipos o géneros fundamentales de la literatura, épico, lírico, dramático —que Goethe llegó, por su parte, a considerar «formas naturales de la poesía»—, y la negación, favorecida por los románticos, de la posibilidad de distinguir género alguno en las artes, refrendada, para complicar aún más las cosas, por la venerable autoridad de Benedetto Croce.
Por lo que toca a la consideración y el desarrollo histórico de los géneros literarios, asunto igualmente complejo, cabe destacar que se produce un radical cambio de perspectiva según nos situemos antes o después del movimiento romántico. De forma muy esquemática —en próximas entradas podremos desarrollar este asunto con más detalle—, tenemos que:
Hasta el siglo XVIII incluido (Aristóteles, Platón, Horacio, preceptistas medievales, renacentistas, barrocos y neoclásicos ), prevalece un enfoque eminentemente normativo, preceptivo (el género como modelo teórico, previo, para el escritor), tal como certeramente resume Jorge Puebla Ortega:
En cambio, después del triunfo del Romanticismo, movimiento estético-cultural que pone el énfasis en el genio del escritor, en la personal originalidad creadora de cada uno de ellos, se impone un enfoque no normativo, sino libre y abierto; por decirlo con palabras del mismo crítico:
Esta concepción normativa fue desechada en el siglo XIX. Actualmente los géneros se consideran modelos abiertos y flexibles que no gobiernan sino que orientan al escritor en la elaboración de la obra, al público en su interpretación, al estudioso en su análisis y al crítico en su valoración.
Y hay que recordar, como ya comentábamos en la entrada anterior, que Benedetto Croce y otros críticos en su línea interpretativa propugnan directamente la no existencia de los géneros literarios.
En fin, terminaremos las reflexiones de hoy con esta consideración de otro notable estudioso de los géneros literarios, Miguel Ángel Garrido Gallardo, quien destaca la importancia y la utilidad que sigue teniendo, a día de hoy, esa institución literaria que son los géneros:
¿Qué son los géneros literarios?
No es fácil contestar a tal pregunta o, por lo menos, la respuesta resulta bastante compleja, en parte porque existen numerosas e importantes discrepancias entre los autores que se han ocupado de los géneros literarios, desde la Antigüedad grecolatina hasta nuestros días[1]. Y, por supuesto, existe abundante bibliografía tanto sobre la teoría de los géneros como sobre los distintos géneros y los varios subgéneros que se pueden deslindar dentro de cada uno de ellos. (Iriarte T 1936)
Pero las cosas no son tan sencillas como pudiera parecer en primera instancia. La definición exacta y la delimitación de los géneros literarios dependen, claro está, en primer lugar de qué entendamos por literatura y de qué criterios sigamos para establecer la clasificación genérica. Evidentemente, cuanto más amplio sea el concepto de literatura que maneje el crítico, mayor será el número de géneros (y de subgéneros) que pueden establecerse. (Iriarte T 1936)
Otra dificultad viene dada por el hecho de que la palabra género la aplicamos tanto para referirnos a esos grandes grupos mayores de obras literarias con características y convenciones afines como a las distintas subcategorías o modalidades que cabe deslindar dentro de ellas, es decir, se usa la palabra género como sinónimo de subgénero: nos referimos, así, al género de la novela histórica, o al género de la comedia palatina, cuando quizá fuera más exacto hablar en estos casos de subgéneros(que forman parte del género —o "contenedor", valga decirlo así— mayor de la narrativa). Seguramente por una cuestión de economía lingüística, aceptamos género como sinónimo o equivalente de subgénero. (Iriarte T 1936)
En fin, todavía podemos dar una vuelta de tuerca más y preguntarnos: ¿Existen los géneros literarios? La pregunta no es baladí, porque desde los estudios de Croce (su Estética data de 1902), él y otros críticos han negado la existencia de los géneros literarios. Al comienzo de la primera parte de su libro Los géneros literarios, «Planteo del problema», Delfín Leocadio Garasa, tras recordar que
«Benedetto Croce y otros doctos tratadistas han proclamado la inexistencia estética de los géneros literarios», escribe lo siguiente:
Estas vacilaciones e inconsistencias harán quizás añorar a más de uno la feliz época de la Retórica y la Preceptiva, en cuyo dominio todo estaba resuelto en paradigmas tan rígidos como especiosos. Las obras literarias se adjudicaban ineludiblemente a algunos de los géneros vigentes: al género lírico —expresión de los sentimientos del alma—, al género épico —relato en verso de hechos heroicos o maravillosos—, al género dramático —representación de la vida en acción—, al género didáctico — que imparte enseñanzas de diversa índole, al género pastoril —pintura de la vida rústica sometida a diversas estilizaciones—, al género oratorio —cuya finalidad es convencer o persuadir sobre tópicos académicos o causas forenses—, al género histórico —relato veraz de cosas sucedidas—, y finalmente al género novelesco, cuya materia cambiante e imprecisión formal ocasionaba cierto escozor. Así podía dictaminarse sin asomo de duda: «Esa fábula pertenece al género didáctico»,
«Aquella crónica no reúne los requisitos del género histórico». Sin embargo, esta clasificación tan rígida, en que la noción de género confluía con las de "tema", "estilo", "tono" u otros rasgos diferenciadores de la obra literaria, también suscitó controversias pese a la apodíctica suficiencia de los dómines
El plano de la composición
El plano Es el recorrido de una línea en movimiento.
Características del plano. Dimensión: define el tamaño, es decir el lugar físico que ocupa la representación gráfica en una composición. La dimensión está regida por tres ejes dimensionales: X (ancho), Y (alto), Z (profundo).
Color: nos transmite las características de la forma. Tiene aspectos físicos y psíquicos. Nuestro ojo define las formas a través de los colores que reflejan. Textura: es la "piel" de las formas, puede ser lisa, rugosa, brillante, opaca, etc. Junto al color termina de caracterizar y hacer visible a la forma.
La composición, Distribución o disposición de todos los elementos que incluiremos en un diseño o imagen, de forma perfecta y equilibrada. La distribución se realiza a partir del formato utilizado y de acuerdo con la intención semántica o estética que pretenda el autor. Ordenar los elementos de la obra o imagen de modo que las unidades similares se perciban como un conjunto por dimensión, forma, colocación, orientación, movimiento, tamaños o colores, mediante reglas de "gramática visual"
(busca una intención en el orden visual y en la percepción del observador). (J. O Urmson, 1962)
Finalidad es lograr la unidad, los elementos se colocan según su importancia. Existe una jerarquía de las formas. La elección de los elementos que aparecen en la obra se decide en función del interés que pueden provocar (contrastes, tensiones armonías) a través de variedad e interés. Al dividir el espacio en tres franjas horizontales se crean tres zonas de influencia asociadas al cuerpo: cabeza, tronco y extremidades. Cabeza=pensamiento y espiritualidad. Tronco = corazón, el sentimiento, la vitalidad. Extremidades = pasión, lo terrenal, la caducidad.
El sentido de la lectura en los países occidentales se realiza de izquierda a derecha y de arriba a abajo. El pasado se asocia a la izquierda, el futuro a la derecha y el presente lo situamos en el centro.
Centro de interés o atención, Es lo que atrae profundamente la atención de nuestra mirada por ser el motivo o clave de la obra plástica (color, tamaño o forma o por otra razón, un gesto, una figura…), a veces evidente, a veces sutil. Equilibrio– desequilibrio, Los elementos de composición se pueden imaginar cómo los pesos de una balanza. Una composición se encuentra en equilibrio si los pesos de los elementos se compensan entre sí. (J. O Urmson, 1962)
Criterios de composición aire: espacio más o menos vacío que se deja entre los sujetos principales que aparecen en una imagen y los límites del encuadre. Simetría: un elemento aparece como el reflejo del otro en un espejo (simétricas: agradables, estabilidad, monótonas; asimétricas: dinámicas, inestabilidad y mayor tensión dramática). Ritmo: disposición de formas o elementos visuales en secuencias más o menos regulares. (J. O Urmson, 1962)
El plano lingüístico
Lo explica en el 2001 Maqueo A, que los niveles y planos del sistema lingüístico Los componentes del signo lingüístico son: el significante que se refiere al aspecto material del signo, es decir, a aquella parte que podemos percibir con ayuda de los órganos de los sentidos (el tacto, la vista, el olfato, el paladar, el oído y el significado) se refiere al concepto del signo lingüístico, no podemos escucharlo ni verlo, existe en la mente.
Planos del sistema lingüístico
Se puede estudiar la lengua desde dos puntos de vista, o planos:
Plano de la expresión que centra el estudio de la lengua en el significante. La Fonética es la disciplina que investiga esto. La unidad mínima es el fono, que es cada sonido que se produce en el habla, y es de carácter individual
Plano del contenido que estudia el significado. La disciplina que se ocupa de esto es la Semántica. Tiene como unidad el semema que es un conjunto de semas o rasgos distintivos que forman el significado de una palabra.
Niveles de la lengua
La lengua está estructurada de forma jerárquica gracias a lo cual podemos explicar sus mecanismos internos, como las unidades del nivel inferior se combinan para formar una unidad lingüística de un nivel superior, que recibe la denominación de niveles de la lengua. Son cuatro los niveles en que puede ser descrito el sistema lingüístico: fonológico, morfológico, lexical y sintáctico. Estos niveles expresan la jerarquía de los signos que componen la lengua.
Nivel fonológico
El análisis fonológico tiene dos operaciones importantes que son la segmentación y la clasificación. El fonema posee función distintiva porque cambia el significado de las palabras, es considerado como la unidad mínima del nivel sonoro de la lengua que sirve para formar y distinguir sus unidades significativas: morfemas, palabras, oraciones y textos. Los fonemas se definen y delimitan, a través de sus relaciones con los demás elementos del sistema. (Rangel Cárdenas, 1994)
Nivel morfológico
El morfema es la unidad mínima del este nivel portadora de función significativa, unidad indivisible y abstracta, ya que no es susceptible de división en unidades significativas más pequeñas. Tipos de Morfemas:
Derivativos: Prefijos, sufijos e infijos, su significado es más léxico que gramatical.
Gramaticales: Están constituidos por los elementos que le aportan al verbo las marcas de: número, persona, tiempo y modo. Al sustantivo y al adjetivoles ofrece las marcas de género y de número. Al adjetivo y al adverbio le puede dar marca de grado.
Radicales o lexicales: Son los que permiten analizar la parte de la palabra que menos varía. Son portadores de la significación léxica de la palabra.
Nivel lexical
Tiene como unidad básica la palabra y en cuanto al origen existen dos tipos de palabras: las inmotivadas y las motivadas.
Nivel sintáctico
Tiene como unidad básica la oración y esta posee diversas clasificaciones; según su estructura, de acuerdo con la calidad psicológica del juicio, atendiendo al tipo de predicado, según el número de miembros, etc. La construcción de las palabras y oraciones en el discurso corresponden al estudio del nivel sintáctico. La lengua es un sistema jerárquico de signos cuyas combinaciones, en sucesiva complejidad, dan lugar, en último término, a la unidad intencional de sentido completo en sí misma. (Rangel Cárdenas, 1994)
Elementos de la Versificación
Poesía: La expresión artística de la belleza por medio de la palabra sometida a cierto ritmo y cierta medida. De esta manera, la poesía le da al lenguaje musicalidad, sonoridad y armonía.
Clases de Poesía
Lírica: subjetiva; se utiliza para expresar sentimientos. Épica: objetiva; se utiliza para contar hechos o hazañas.
Dramática: subjetiva/objetiva; el poeta desaparece detrás de los personajes que representan el drama.
Estructuras Fijas
Estrofas (stanzas): formadas por versos.
Versos: la unidad de versificación; cada verso tiene su ritmo y medida (metro) particular.
Poema: la unidad estructural superior a la estrofa
Poemas Estróficos (compuestos de estrofas) El soneto: 2 cuartetos + 2 tercetos.
La letrilla: versos cortos con un "estribillo" (refrain) de uno a más versos repetidos a inérvalos iguales.
Poemas no estróficos
El romance: tiene un número indeterminado de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares, quedando sin rima los impares.
La silva: formado por versos endecasílabos y heptasílabos que alternan en diferentes formas.
De versos libres.
Poesía concreta
La estrofa: unidad estructural, menor que el poema, compuesta de versos. Se divide en tipos según el número de versos:
versos: Pareado con rima AA; aa; aA; Aa
versos: Terceto con rima AØA Terceto encadenado con rima ABA BCB CDC 4 versos: de arte menor (8 sílabas o menos). Redondilla o copla de arte menor– con rima abba. Cuarteta–con rima abab. De arte mayor (9 sílabas a más).
Cuarteto o copla de arte mayor–con rima ABBA. Serventesio (the english "quatrain")–con rima ABAB
5 versos: Lira–combinación de versos heptasílabos y endecasílabos con rima aBabB 8 versos Octava real–con rima ABABABCC
Versificación: El estudio del verso.
Metro: cómputo silábico (número de sílabas)
Clasificación de los versos según el acento de la última palabra:
a.) verso llano: (=) el verso termina en palabra llana (el acento cae sobre la penúltima sílaba). Las sílabas se cuentan igual a las sílabas gramaticales.
b.) verso agudo: (+1) el verso termina en palabra aguda (el acento cae en la última sílaba) Se le añade una sílaba al número de sílabas gramaticales
c.) Verso esdrújulo:(-1) el verso termina en palabra esdrújula (el acento cae en la antepenúltima sílaba) Se cuenta una sílaba menos.
Licencias poéticas que afectan el metro
a.) La sinéresis: Cuando se unen–dentro de una palabra–dos vocales que generalmente no forman diptongo.
b.) La diéresis: Cuando se separan dos vocales que generalmente forman diptongo
c.) La sinalefa: Cuando una palabra termina en vocal y la siguiente empieza con vocal se cuenta una sola sílaba
d.) El hiato o dialefa: Cuando no se usa la sinalefa
Ritmo: Se determina por la distribución de los acentos principales.
Acento estrófico: El acento más importante. Corresponde siempre a la penúltima sílaba del verso.
Acentos rítmicos: Los acentos en el interior del verso. Dependen del acento estrófico: Si cae en una sílaba impar, los acentos rítmicos estarán en las sílabas impares. Si cae en una sílaba par, los acentos rítmicos estarán en las sílabas pares.
Acentos extrarrítmicos: Los acentos que no coinciden con el acento estrófico
Clasificación según número de silabas: Se llaman "de arte menor" los versos comprendidos entre 2 y 8 sílabas; los de 9 en adelante se llaman "de arte mayor"
Otros elementos
Rima: La total o parcial identidad acústica entre 2 ó más versos. Rima consonante: cuando las consonantes y las vocales son idénticas a partir de la última sílaba tónica. Rima asonante: cuando sólo las vocales son idénticas de un verso al otro
Combinaciones: de las rimas consonantes o asonantes:
-Rima abrazada: ABBA, CDDC
-Rima encadenada o cruzada: ABAB, CDCD
-Rima gemela: AA, BB, CC
-Rima continua o estrofa monorrima: AAAAAAAAAAAA
Pausas:
-Hemistiquios
-Cesura
-Pausa estrófica
-Pausa versal. (Matus, Lazo, 2011)
Recursos poéticos o figuras retoricas.
Para Rodríguez, Rosales, (1998) Los recursos poéticos empleados en poesía y en literatura en general. Son parecidos a otros que se emplean en el lenguaje cotidiano, muchas veces en forma de dichos y frases hechas, sólo que se entiende que, en poesía, en cada ocasión el recurso en cuestión es invención del autor o forma parte de una tradición de carácter artístico que distingue el empleo que hace del lenguaje del que se hace de él para otros menesteres. Que la poesía es la manifestación de la belleza por medio de la palabra si se logra combinar inspiración y composición Inspiración: es el estímulo que genera la creación del texto Composición: es encontrar la palabra adecuada para la expresión Si se logra manifestar con palabras las diversas sensaciones que pueden experimentar un ser humano frente a su entorno
Metáfora
La metáfora es la sustitución de una cosa por otra, porque entre los referentes de ambas existe una relación de semejanza.
Ejemplo: «…Es una libertad encarcelada"». Es cuando se asocian o equiparan imaginativamente dos elementos o ideas, sin usar nexos comparativos.
Epíteto
El epíteto es el recurso que consiste en colocar una cualidad redundante a un sustantivo.
Ejemplo: «…Tras las pardas sombras mudas…» (Quevedo). Es una expresión que se refiere a la oscuridad.
Comparación
La comparación establece una semejanza entre un elemento real con uno imaginado mediante las palabras como – cual.
Ejemplo: «Como si fuese sábado», «Como si fuese un príncipe»
Hipérbole
La hipérbole es una exageración.
Ejemplo: «Las más veces me entrego, otras resisto con tal furor, con una fuerza nueva, que un monte puesto encima rompería.» Soneto XXVI (Garcilaso de la Vega).
Metonimia
La metonimia es la sustitución de un término por otro porque entre los referentes de los dos hay una relación de proximidad.
Ejemplo: «Amor me ocupa el seso y los sentidos» (Quevedo). Por el seso o el cerebro se entiende aquí la razón.
Sinécdoque
La sinécdoque es la extensión, la restricción o la alteración del significado de las palabras, de manera que se toma el todo por la parte o al revés, el objeto por la materia de que está hecho o al revés, etc.
Ejemplo: Decir de alguien que trabaja «para ganarse el pan».
Paradoja
La paradoja es una contradicción aparente.
Ejemplo: «es herida que duele y no se siente» (Quevedo).
Personificación
La personificación consiste en atribuir cualidades humanas a seres vivos, seres inanimados o a abstracciones.
Ejemplo: «… ni he pretendido alargar esta muerte que ha nacido» (Quevedo).
Imágenes sensoriales
Las imágenes sensoriales son un recurso literario para dar belleza, profundidad, para enriquecer un texto. Tienen que ver con los sentidos.
Ejemplo:
Visual: lindo, alto, hondo, redondo, rojo (son palabras asociadas a la vista).
Auditiva: sonoro, fuerte, agudo, chillón, ruidoso, VOZ grave, VOZ musical. (aquello que se percibe con el oído).
Táctil: áspero, suave, rugoso, terso, agrietado, cálido, tibio, frío, blando, espinoso.
Gustativa: rica, dulce, sabrosa, amarga, deliciosa, sabroso, insípido.
Olfativa: nauseabundo, perfumado, quemado, aromada, oloroso, fragancia.
Oxímoron
El oxímoron es un sustantivo modificado por un adjetivo de sentido opuesto. Ejemplo: «Noble ladrón», «luz negra», «silencio ensordecedor.
Adynaton
Es un recurso retórico que engloba cualquier recreación poética de lo ficticio y lo imposible, una forma de hipérbole que utiliza la exageración tan magnifica como expresar imposibilidad. Del griego antiguo ?d??at?? (adynaton, "una imposibilidad"), a partir de a- (a-, "sin") + d??aµa? (dynamai, "soy poderoso, soy capaz")
Antífrasis
La antífrasis (del griego ??t?f?as??, "decir lo contrario") es una figura retórica que consiste en dar a un objeto o persona un nombre que indica cualidades contrarias a las que realmente posee. Así, en griego antiguo se llamaba ?????d???, "dulcecito", al vinagre, y el cantante afrocubano Ignacio Jacinto Villa se hizo famoso con el nombre artístico de Bola de Nieve. Del mismo modo, al rey Ptolomeo II se le conoce irónicamente como Filadelfo ("que ama a su hermano") porque mató a dos hermanos suyos; al rey Ptolomeo IV se le llamó Filopátor ("que ama a su padre") porque, según algunos historiadores, hizo envenenar a su padre, Ptolomeo III, y a Ptolomeo VI se le conoce como Filométor ("que ama a su madre") porque odiaba a su madre, Cleopatra. (Coloma. F, 1993)
Antítesis (retórica)
La antítesis es un recurso estilístico que consiste en contraponer dos sintagmas, frases o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria (antítesis propiamente dicha) o impresiones más subjetivas e indefinidas que se sienten como opuestas (contraste).
Observe cómo en este soneto Lope responde a los reproches que le hace Góngora por ser demasiado claro, utilizando sobre todo antítesis en la segunda estrofa y en el verso final: (Rodríguez, Rosales, 1998)
Livio, yo siempre fui vuestro devoto, nunca a la fe de la amistad perjuro; vos en amor, como en los versos, duro, tenéis el lazo a consonantes roto.
Si vos imperceptible, si remoto, yo blando, fácil, elegante y puro;
tan claro escribo como vos escuro: la vega es llana e intrincado el soto.
También soy yo del ornamento amigo; sólo en los tropos imposibles paro
y de este error mis números desligo. En la sentencia sólida reparo, porque dejen la pluma y el castigo oscuro el borrador y el verso claro.
Cacofonía
La cacofonía es el efecto sonoro producido por la cercanía de sonidos o sílabas que poseen igual pronunciación dentro de una o varias palabras cercanas en el discurso, como sucede por ej. en "atroz zozobra", "camarón caramelo, caramelo camarón". Según Ayuso: "las cacofonías son sonidos repetidos que maltratan los oídos".Se emplea a veces como. Etimológicamente es un cultismo del griego ?a??f???a, que significa malsonante, de ?a??? ('horrendo', 'desagradable'), y f??? ('sonido').
La cacofonía se produce por una repetición de fonemas o la pronunciación de una palabra que al unirse a otras en una misma frase resultan chocantes. Por otro lado, puede ser utilizada para marcar ejemplos de la insuficiencia del lenguaje, como ocurre en los tonos despectivos. (Rodríguez, Rosales, 1998)
Catáfora
La catáfora (del griego ?at? y f??? "llevar abajo, bajar") consiste en la anticipación de una idea que se expresará más adelante en el periodo. Se suele considerar un tipo de deixis —frecuentemente llevada a cabo por el pronombre—, otros autores prefieren reservar esta categoría para el contexto físico del acto comunicativo.
Ejemplos:
Se llevó absolutamente todo: sus libros de historia, los prototipos de aviones de colección, sus máscaras decorativas, sus fotografías, etc.
A esto me refiero: a que te has portado mal.
¡Mira que te lo dije, que iba a haber problemas!
Encabalgamiento
Encabalgamiento es un efecto poético que ocurre cuando la pausa de fin de verso no coincide con una pausa morfosintáctica (una coma, un punto…). La frase inconclusa queda, por tanto, «a caballo» entre dos versos (efecto del que toma su nombre la figura retórica). Si en medio de combinaciones de palabras que no permiten pausas entre ellas (Sust. + Adj., Sust. + CN, etc.) se introduce la pausa final del verso, se produce el encabalgamiento. (Rodríguez, Rosales, 1998)
Existen dos tipos:
Se denomina abrupto o brusco cuando la pausa se produce antes de la 5ª sílaba del verso encabalgado.
Se llama suave el que va más allá de esa sílaba del verso encabalgado.
o Cuando el encabalgamiento abrupto ocupa tres sílabas o menos, se denomina braquistiquio, y sirve para subrayar o destacar el significado de una expresión entre dos pausas fuertes.
Cuando el encabalgamiento comprende ambos versos por completo se denomina esticomitia.
En un comentario de texto, el encabalgamiento se debe situar en el nivel fónico de los aspectos verbales.
Ejemplos
Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas… Miguel Hernández (1910-1942)
Bien como la ñudosa
carrasca, en alto risco desmochada con hacha poderosa
de ser despedazada
del hierro, torna rica y esforzada…
Epífrasis
La epífrasis es una figura literaria, clasificada en retórica dentro de las figuras de acumulación. Constituye una epífrasis cualquier adición de ideas complementarias a la principal, de forma que si éstas se eliminan queda aquella con un sentido completo. Su etimología nos señala que viene del griego, señalando lo que está alrededor de la frase, o sea, del concepto principal.
Ejemplo
"Con dolorido cuidado, degrado, pena y dolor, parto yo, triste amador, d"amores, que d"amor" (Jorge Manrique)
Hendíadis
La endíadis o hendíadis (del latín hendiadys, y éste de la expresión griega ?? d?? d????, 'uno mediante dos') es una figura retórica que consiste en la expresión de un único concepto mediante dos términos coordinados. Así, si decimos "estará aquí en carne y hueso", los dos sustantivos sirven para trasmitir una sola idea ('en persona'). Otros ejemplos comunes son las expresiones "prometer el oro y el moro", "estar a las duras y a las maduras", "a tontas y a locas", "a trancas y barrancas" y "a troche y moche" (en las que intervienen también la rima y la paronomasia). (Maqueo A 2001)
Ironía
La ironía (del griego e????e?a 'eironeía': disimulo o ignorancia fingida)1 es una figura literaria mediante la que se da a entender algo muy distinto, o incluso lo contrario de lo que se dice o escribe.
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