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Procedimientos y herramientas interactivas. Su incidencia en el desarrollo de los adultos mayores

Enviado por Clara Lig Long


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. El desarrollo personal en la adultez mayor
  4. El adulto mayor como sujeto activo del proceso de autodesarrollo durante la ejecución de los programas educativos
  5. Algunos procedimientos y herramientas interactivas y su incidencia en el proceso de desarrollo personal, de autodesarrollo, de los adultos mayores
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

En la Isla de la Juventud, el perfeccionamiento continuo de los programas educativos para adultos mayores, mediante la investigación acción (action research), ha contribuido al incremento progresivo de la incidencia de la Cátedra de Estudios sobre Adultez Mayor (CEAM) de la Facultad de Ciencias Médicas, en el proceso de desarrollo personal de los adultos mayores. Para generar la sinergia necesaria que estimula el autodesarrollo, se organizaron procesos interactivos, sucesivos y simultáneos, en los que primaron el diálogo, la resignificación e intercambio reflexivo – colaborativo de saberes, así como el empleo de herramientas interactivas, diseñadas con antelación, a partir de las previamente identificadas potencialidades individuales y del trabajo grupal de los gerontes. En este trabajo se muestran algunas herramientas y su incidencia en el proceso de desarrollo personal desde un enfoque psico-gerontagógico.

Palabras claves: adulto mayor, educación, educación de adultos mayores, gerontagógico, desarrollo personal, autodesarrollo, interactividad, programas educativos para mayores.

Introducción

En las universidades cubanas, hace sólo unas décadas, se aprecia la adultez mayor desde una perspectiva vigotskiana como una etapa de desarrollo. Paulatinamente, la sociedad reconoce que la adultez mayor, per se, es decir, en sí misma, no es un invalidante para que las personas de 60 y más años de edad, continúen funcionando en un contexto sociocultural específico.

A esa modificación de la imagen social decadente de la adultez mayor, contribuyen los diferentes programas educativos para adultos mayores que han proliferado por toda Cuba y que corroboran que la educación, es el instrumento más valioso, que posee la sociedad para atenuar y erradicar los factores que obstaculizan que todas las personas, con independencia de su edad, participen en el desarrollo social.

En la Isla de la Juventud, el perfeccionamiento continuo de los programas educativos para adultos mayores, mediante la investigación acción (action research) ha contribuido al incremento progresivo de la incidencia de la Cátedra de Estudios sobre Adultez Mayor (CEAM) de la Facultad de Ciencias Médicas, en los procesos de desarrollo personal, de autodesarrollo, de las personas de ese sector poblacional. Fue así que se organizaron procesos interactivos, sucesivos y simultáneos, en los que primaron el diálogo, la resignificación e intercambio reflexivo – colaborativo de saberes, y se emplearon herramientas interactivas, diseñadas con antelación, teniendo en cuenta las potencialidades individuales y del trabajo grupal de los gerontes, las que se emplearon para estimular la actividad y la comunicación interpersonal y generar la sinergia necesaria para provocar los cambios en el funcionamiento psicosocial en ese grupo etáreo.

En este trabajo se exponen algunas herramientas y su incidencia en el proceso de desarrollo personal desde un enfoque psicogerontagógico, centrando la exposición, siempre limitada por razones de espacio y tiempo, en aquellos aspectos que se consideraron de más interés para los educadores de adultos mayores, los geroeducadores. En lo psicológico, más particularmente en lo psicogerontológico, como sustento para comprender el significado y alcance de las transformaciones que se producen en la manera de pensar, sentir y actuar en la adultez mayor, y en lo pedagógico, o sea, en lo gerontagógico, por las vías, procedimientos y métodos que tributan, para la concreción de los objetivos educativos propuestos, en este caso: estimular y propiciar el desarrollo personal de los adultos mayores, o sea, su autodesarrollo, el cual requiere la viabilización de los procesos de reaprendizaje para la reorganización de los recursos personales, en la dirección de solucionar los problemas vitales que se presentan en esta etapa de la vida.

El desarrollo personal en la adultez mayor

La introducción, en la educación cubana, de los trabajos de Lev Semionovich Vigotski (1987) y su reinterpretación para la adultez mayor realizada por diferentes autores, se fundamenta el carácter socio-histórico del ser humano y su determinación por la cultura y la vida social. Ello supone una mirada holística de las personas de 60 y más años de edad, como totalidad, es decir, como unidad biopsicosocial, que trasciende el espacio físico de los programas educativos. Implica entender que en todas las etapas de la vida, mediante la acción educativa, es posible el estímulo a los procesos de desarrollo personal.

Los seres humanos se forman en y para la actividad y la comunicación. La actividad no debe comprenderse simplemente como manifestaciones conductuales, externas y observables; implica la unidad indisoluble de lo interno y lo externo; alude a la actividad intrapersonal (psíquica) y a la actividad interpersonal y objetal (social), sintetizadas en la persona.

En cada persona el desarrollo ocurre de manera singular, pues como expresa Flebles Elejarde, M. M. (2008:2, 3), es un proceso único de autodesarrollo, en el que se forma y surge un nuevo tipo de estructura de la personalidad y su actividad. Alude a cambios psicológicos y sociales que de conjunto se producen por primera vez en cada etapa del curso vital, y tienen lugar mediante la interacción de unos sujetos con otros, en diferentes contextos de relaciones sociales y como resultado de un complejo sistema de mutuas influencias educativas.

Los cambios psicológicos y sociales que se dan por primera vez, en la adultez mayor, modifican en conjunto el funcionamiento psicosocial de las personas que viven esta etapa. Esos cambios pueden ser estimulados, mediante programas educativos. Dicho estímulo, adquiere diferentes particularidades en cada geronte, en dependencia no sólo de los objetivos y contenidos de esos programas, de las condiciones socioculturales en que se ejecutan los mismos, sino también de la visión social que del envejecimiento tengan los participantes y sobre todo de la visión que al respecto posean los propios adultos mayores, de ahí que se estime un proceso complejo y singular, para que han de estar preparados los geroeducadores.

Aunque va quedando atrás la cimentada imagen social, que destaca la infancia y la adolescencia como épocas propias para la evolución afectiva y cognitiva y señala la adultez mayor como etapa decadente, en ocasiones, esa representación social persiste en los propios adultos mayores lo dificulta la ejecución exitosa de los programas educativos. Cuando las relaciones sociales, en la comunidad y la familia traslucen una imagen decadente, se torna difícil erradicarla o minimizar sus efectos en los adultos mayores y sobre los procesos de reconfiguración de la autoimagen, de la autoestima, entre otros autorreferentes, que como sistema, les permiten orientarse en la realidad sociocultural y posibilitan el reajuste del funcionamiento social ante las siempre cambiantes situaciones de la vida diaria.

El éxito en la ejecución de los programas educativos obedece, en buena medida, al conocimiento que posean los geroeducadores de los participantes en los mismos. Como todas las personas, cada adulto mayor tiene su historia personal la cual singulariza su mundo interior configurado por las ideas, criterios opiniones, valores, normas, conocimientos y otros recursos personales para entender y enfrentar la realidad. Estimular y propiciar el desarrollo personal de los adultos mayores, su autodesarrollo, requiere la viabilización de los procesos de reaprendizaje para la reorganización de los recursos personales, en la dirección de solucionar los problemas vitales que ellos presentan en esta etapa de la vida.

Por tales razones, los geroeducadores de la CEAM, para apoyar ese proceso de desarrollo personal, el autodesarrollo, mediante los programas educativos tuvieron en cuenta las previamente identificadas potencialidades y limitaciones personales de cada geronte y además, su autopercepción del pasado y del presente y la autoproyección del futuro que estiman como posible, según su contexto sociocultural.

La identificación de la pluralidad de intereses y necesidades entre otros aspectos identitarios, singularizantes de los adultos mayores, facilita la búsqueda de la armonización, evitaba la contraposición de acciones, y su vez aseguraba la participación, ya que como expresa S. L. Rubinstein citado por Cárdenas Morejón, N. (1999:7), cuando las personas llegan descubrir cuáles son los objetivos esenciales de su existencia, sienten la necesidad de prepararse para el logro de los mismos.

Desde esas consideraciones, durante el diagnóstico contextualizado individual y grupal, emergieron aspectos importantes: desconocimiento sobre esta etapa de la vida y de las potencialidades individuales; pobre motivación e implicación en la elaboración de proyectos vitales; sentimientos de limitación, déficit y enfermedad; inseguridad e inhibición; poca reflexión cognitiva y metacognitiva; dificultades de convivencia y de autoestima, autoimagen entre otros; necesidades de socialización e intercambio, de recuperación del reconocimiento social, de elevar calidad de vida y de comunicarse con otros. Determinantes fueron la identificación de los autorreferentes construidos y reconstruidos por cada uno de ellos a lo largo de su vida, así como, de la calidad de las interacciones en los diferentes contextos relacionales que intervienen en su configuración.

A partir del conocimiento de las características individuales, grupales y de los factores influyentes en las relaciones sociales de los gerontes, se organizaron procesos interactivos, sucesivos y simultáneos, en los que primaron el diálogo, la resignificación e intercambio reflexivo – colaborativo de saberes, el trabajo grupal y se emplearon herramientas interactivas, diseñadas con antelación, provocadoras de la sinergia necesaria para estimular en cada uno de los adultos mayores los cambios en el funcionamiento psicológico y social.

El adulto mayor como sujeto activo del proceso de autodesarrollo durante la ejecución de los programas educativos

A través de la actividad con los otros se reestructura la personalidad. De ese modo los adultos mayores se van convirtiendo en sujetos activos de su desarrollo personal, de su autodesarrollo. La interactividad, durante la ejecución de los programas educativos viabiliza los reaprendizajes que facilitan la reorganización de los recursos personales -psicológicos y sociales-, de ese modo los adultos mayores logran encontrar las soluciones a diferentes problemas vitales que se les presentan.

La forma en que se organizan las actividades concebidas en los programas educativos influye en la concientización de los adultos mayores de su progreso y desarrollo social. Sin importar la edad, la actividad y la comunicación en unidad dialéctica son condicionantes esenciales para la formación y desarrollo de todos los seres humanos. Al efecto, son válidos los recursos gerontagógicos

que promuevan dichos condicionantes, entre ellos el grupo. Aunque no siempre tenido en cuenta, el grupo humano constituye un espacio colectivo intercultural donde se estructura el ser individual; en el grupo el sujeto psicológico, hace suyo los valores universales e históricos concretos a partir de los cuales orienta su actividad.

Es posible en el grupo el aprovechamiento óptimo de las posibilidades afectivas y cognitivas de sus miembros sobre la base de sus experiencias. Se favorece la implicación personal en relación con las tareas que abordan y el intercambio. La ausencia del intercambio consciente e inconsciente de ideas, actitudes, opiniones y vivencias afectivas hace imposible que los adultos mayores se conviertan en sujetos activos, o sea, en protagonistas del proceso de autodesarrollo.

El trabajo grupal en un clima psicológico abierto y franco donde la comunicación posibilita los interaprendizajes, los adultos mayores modifican su autoimagen, mejoran su autonomía y autodeterminación, y son capaces de lograr su autotransformación psicosocial de forma activa, constructiva y creadora, en íntima interrelación con el compromiso y responsabilidad social,

lo cual propicia toda la gama de acciones y sentimientos humanos en su autoperfeccionamiento constante.

Algunos procedimientos y herramientas interactivas y su incidencia en el proceso de desarrollo personal, de autodesarrollo, de los adultos mayores

No obstante la diversidad de expresiones del autodesarrollo, las transformaciones que ese proceso genera se potencian mediante los procedimientos interactivos. Se entienden como tales, las formas empleadas para organizar las actividades concebidas en los programas educativos, que en correspondencia con los objetivos y condiciones concretas, propician interacciones sucesivas y recíprocas, el intercambio consciente e inconsciente de ideas, actitudes, opiniones y vivencias afectivas, entre los participantes en la realización de una tarea conjunta, en un ambiente de colaboración, de gratificaciones mutuas, estimulador del desarrollo personal.

Se favorece el éxito, de los programas educativos para adultos mayores, en la medida en que la organización de sus actividades, sustentada en el conocimiento de las características individuales y grupales, en las expectativas y necesidades de los participantes, propicie las mayores interacciones de cooperación, acuerdo, adaptación y asociación. Por el contrario el éxito se entorpece cuando se promueven pocas interacciones o cuando en ellas priman la competencia, el desacuerdo, la oposición y la disociación.

A diferencia de las interacciones de competencia y desacuerdo, las de cooperación y acuerdo, afianzan las relaciones interpersonales, motivan la participación, el intercambio de saberes y la ayuda mutua. Ofrecen a los adultos mayores la oportunidad de protagonizar con independencia y conscientemente su proceso de reaprendizaje y vivenciar su autodesarrollo.

Esas interacciones sucesivas y recíprocas entre los gerontes, se concretan mediante diversas herramientas interactivas. Se definen como herramientas interactivas aquellos elementos del acervo cultural e histórico de un grupo atareo, que valorizan sus códigos de comunicación, tradiciones, valores, necesidades, sus potencialidades y las oportunidades de su contexto social más próximo y que son utilizados por el geroeducador como instrumento o conjunto de instrumentos gerontagógicos con fines educativos predeterminados. Las herramientas se identifican previamente a partir del diagnóstico contextualizado.

Cabe precisar que por su movilidad y fuerza para generar variados estados emocionales, procesos cognitvos y metacognitivos, las herramientas pueden ser consideradas como dinámicas interactivas. El valor de unas y otras, radica en su empleo éticamente responsable para provocar las sinergias, es decir, las relaciones entre procesos que van más allá de las interrelaciones entre los componentes de los sistemas involucrados y producir la emergencia de nuevos fenómenos, congruentes con los procesos de autodesarrollo que se desean estimular.

Aunque los cambios psicológicos y sociales propios del autodesarrollo se expresan en cada persona de forma diversa, gradualmente van aflorando aspectos comunes. Entre ellos se hace común a todos los adultos mayores el componente participativo, lo que destaca la importancia de los procedimientos y herramientas que se utilicen. El componente participativo no es sólo un elemento que favorece la calidad de las interacciones, es la condición para la actividad y la comunicación con los otros mediante el uso de diferentes formas del lenguaje que progresivamente va adquiriendo códigos comunes.

La heterogeneidad de experiencias culturales acumuladas por los gerontes a lo largo de sus vidas, convierte la participación en posibilidad para legar al otro, para ser parte y tomar parte de manera natural y espontánea en los procesos de desaprender y reaprender de forma conjunta para apreciar las pérdidas y también las ganancias al enfrentar los nuevos retos que impone el envejecimiento.

Entre las herramienta utilizadas por la Cátedra de Estudios sobre la Adultez Mayor, se encuentran: los poemas, trabalenguas, refranes; los cuentos y fábulas; la pintura, los dibujos y caricaturas; las canciones; los crucigramas y acrósticos; y los juegos, chistes y situaciones jocosas; las técnicas participativas; las manualidades; los paseos y excursiones.

Cada herramienta en sí misma tiene infinidad de usos como recurso gerontagógico y todas ellas en conjunto propician el despliegue de la inteligencia cristalizada, la que comprende la habilidad de recordar y usar la información aprendida, por eso depende de la educación y de la experiencia cultural. (Rocabruno Mederos, J. C. 1999). La inteligencia cristalizada se puede evaluar a partir de la información general y respuestas a los dilemas sociales aportadas por los gerontes; constituye una potencialidad de esta etapa de la vida. (Lig Long Rangel, C. 2010).

Las herramientas interactivas intervienen en la recuperación de la capacidad para movilizar los recursos personales- psicológicos y sociales que posibilitan los cambios en el funcionamiento psicosocial- en el proceso de autodesarrollo de los adultos mayores, por ejemplo:

Los poemas, trabalenguas y refranes: Modalidades del arte popular que tocan la sensibilidad humana, estimulan las explicaciones, definiciones y búsquedas necesarias en relación con las situaciones que se pretenden transformar. Se utilizan con el objetivo de promover la introspección y los procesos de concientización. En particular los refranes favorecen el diálogo acerca de las enseñanzas implícitas en el refranero popular y su posible asociación con otros ámbitos, el familiar o el comunitario, para mejorar la calidad de la convivencia, pues contentivos que en pocas palabras de un pensamiento sentencioso que expresa un hecho de la experiencia que forma parte de la cultura del pueblo. Por otra parte los poemas y trabalenguas sirven como recursos mnemotécnicos para ayudar a la memoria, para enlazar asuntos reales con escenas imaginarias y como ayudas externas a manera de recordatorios.

Los cuentos y fábulas: Manifestaciones artístico – literarias que de forma jocosa introducen a las personas de todas las edades en diversas tramas de relaciones sociales. Su empleo es similar al de los trabalenguas y refranes.

La pintura, los dibujos y caricaturas: Son expresiones del arte universal de la plástica que propician canalización de sentimientos, expresar deseos, a la vez que ofrecen información sobre gustos y necesidades y facilitan la autorreflexión y la reflexión sobre temas escabrosos (Ejemplo: violencia intrafamiliar).

Las canciones: Productos musicales de notoria influencia en los seres humanos y en sus estados emocionales, como modificadores de las funciones psíquicas y de la capacidad de trabajo.

Los crucigramas y acrósticos, los juegos, chistes y situaciones jocosas: En ellos está presente lo lúdico que combina diversos procesos mentales y afectivos en la solución de problemas de distinta complejidad, en un ambiente de diversión. Propician la activación del pensamiento, la memoria, el lenguaje y promueven la socialización.

Las técnicas participativas: Son herramientas típicas de trabajo en grupo, que se usan para animar, desinhibir o integrar a los participantes, estimulan la participación y hacen más sencillo determinados contenidos; propician los procesos de concientización individual y de grupo como resultado de su propia actividad.

Las manualidades: Actividades manuales que abarca distintas modalidades; pintura, trabajo con barro; artesanía, confecciones textiles, de fácil asimilación y realización, favorecen el despliegue de la creatividad y refuerzan el sentimiento de utilidad y además constituyen posibles fuentes de ingreso económico.

Los paseos y excursiones: Favorecen la valorización de lo propio, construido con el esfuerzo de todos; desde una perspectiva optimista estimulan el recuerdo del pasado, su revalorización en el presente para proyectar el futuro

En general, desde un enfoque psico-gerontagógico, teniendo en cuenta las necesidades superiores del individuo humano declaradas por Torroella González-Mora, G (2005) y la propia naturaleza, sociocultural e histórica, que las hacen muy familiares, las herramientas interactivas inciden en el desarrollo personal de los adultos mayores pues promueven cambios en su funcionamiento psicosocial, ya que:

  • Refuerzan las autorreferencias positivas (autoestima, autopercepción, entre otras).

  • Favorecen la interactividad, el trabajo grupal, la colaboración y la ayuda mutua.

  • Estimulan la convivencia respetuosa, la colaboración, sentimientos de respeto y aceptación a los otros, la comunicación intergeneracional.

  • Propician una posición activa ante el autodesarrollo, mediante la actividad y la comunicación intra e interpersonal.

  • Incrementan la percepción de utilidad y refuerzan las convicciones orientadas al cumplimiento del deber social.

  • Contribuyen a la recuperación y colectivización de los saberes previos, experienciales, de los adultos mayores con la activación de los procesos mentales (memoria y otros) y el despliegue de la inteligencia cristalizada.

  • Propician el interaprendizaje de forma amena, lúdica, interesante, atractiva y efectiva. Incorporan procedimientos de trabajo en grupos para la recuperación y el aprovechamiento óptimo de las posibilidades afectivas y cognitivas.

  • Estimulan el proceso de recreación de la cultura, la resignificación permanente del pasado y el presente para proyectar el futuro; una contradicción dialéctico entre lo viejo y lo nuevo, entre lo semejante y lo diferente, así como la reconfiguración de la autoimagen y otros autoreferentes.

  • Contribuyen en la satisfacción de las necesidades superiores: necesidades de seguridad: sentirse seguro y a salvo; necesidades de pertenencia y de amor: de relacionarse con otros, ser aceptado por los demás y pertenecer a grupos; de auto realización: para encontrar auto satisfacción y darse cuenta del potencial propio; necesidades de auto estima: sentimiento de logro, ser competente, ganar aprobación y aceptación.

  • Viabilizan la relación con los otros y propicia la formación de grupos de ayuda mutua. A través de la relación con los otros se reestructura el funcionamiento psicosocial de los adultos mayores.

La condición humana, no se pierde por cumplir años de edad (edación). Se alcanza en y por las relaciones sociales. Las interacciones recíprocas entre los geroeducadores y los adultos mayores y de éstos últimos entre sí se torna un proceso cooperativo en el cual se comparten los saberes de todos. Cuando el sistema de relaciones logra satisfacer las necesidades de los participantes, en los programas educativos, se forma el grupo el cual constituye un recurso gerontagógico para la formación de relaciones interpersonales basadas en la tolerancia, el respeto y la colaboración. Esos deseos de afiliación son significativos en el proceso de autodesarrollo.

En el grupo se da el vínculo progresivamente creativo y libre entre los gerontes y el mundo. La afectividad que se gesta en el grupo ayuda al proceso de valoración de la realidad y de las reales posibilidades de transformarla; contribuye a que se reconstruyan los ideales. La ausencia de un ideal, de un propósito por el cual vivir, de algo por lo cual luchar, hace que se pierda el sentido de la vida. Entonces las personas dan menos de sí mismas y son más susceptibles de ser abatidas por los contratiempos que cotidianamente se presentan y pueden, en algunos casos, retraerse socialmente.

Las vivencias positivas condicionadas por la actividad gerontagógica, tienen además como propósito principal, enriquecer y mantener el bienestar de los adultos mayores a través de la provisión de recursos de integración social que posibiliten la satisfacción de las necesidades socioafectivas en función de autodesarrollo.

La familia, la comunidad y sus variadas instituciones educativas, culturales, religiosas, deportivas, entre otros ambientes en los conviven los adultos mayores y se dan sus relaciones sociales, también constituyen contextos relacionales a considerar en el estímulo al proceso de desarrollo personal. Esos contextos serán abordados en próximos trabajos, por su importante papel en el condicionamiento de los marcos interpretativos dentro de los cuales los adultos mayores reconstruyen el sentido de su existencia.

Conclusiones

Desde la Psicología y la Gerontagogía se puede resumir que de forma gradual, los procedimientos y herramientas interactivas propician en los adultos mayores un estado emocional más estable; una autoestima positiva; mejoran la comunicación interpersonal; ayudan en la evaluación de un sentido diferente de la vida y en la transferencia de experiencias; propician la apropiación de nuevos aportes de la ciencia y la realización de nuevos proyectos. Contribuyen al autoreconocimiento y al reconocimiento social del potencial creativo de los adultos mayores y su posible utilización en el desarrollo de su localidad. Ponen al descubierto los recursos personales -psicológicos y sociales- de cada adulto mayor, lo que posibilita al colectivo de geroeducadores la planificación personalizada de acciones de orientación y asesoría dirigidas al geronte, a su familia y a la comunidad, de esta forma se amplían las posibilidades educativas para incidir en el desarrollo de las personas adultas mayores.

Dada su propia naturaleza, sociocultural e histórica, que las hacen muy familiares, las herramientas interactivas favorecen la comunicación intergeneracional en la familia, en la comunidad y sus variadas instituciones educativas, culturales, religiosas, deportivas, entre otros contextos en los conviven los adultos mayores y se dan sus relaciones sociales. Propician el acercamiento a esos contextos relacionales que se deben considerar cuando se trata de estimular el proceso de desarrollo personal. El valor e importancia de los procedimientos y herramientas interactivas se aprecia en su influencia en el proceso de resignificación del sentido de la vida y en la configuración de lo afectivo y lo cognitivo-valorativo en los adultos mayores y, en su papel en el condicionamiento de los marcos interpretativos dentro de los cuales ellos reconstruyen el sentido de su existencia.

Bibliografía

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2. __________. (2005). La educación y el autodesarrollo de la personalidad. Curso Pre-congreso Pedagogía 2005. La Habana, Cuba: Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño.

3. LIG LONG RANGEL, Clara. (2010). Apoyo psicopedagógico al desarrollo personal de los adultos mayores desde la Cátedra Universitaria. .Tesis doctoral no publicada. Santiago de Cuba. Cuba: Universidad de Ciencias Pedagógicas "Frank País García".

4. OJALVO, Victoria. (s/f). Estructura y funciones de la comunicación. En: Comunicación educativa y grupo escolar. Maestría en Educación. La Habana. Cuba: Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona", p.12 (Formato digital)

5. ROCABRUNO MEDEROS, Juan Carlos. (1999). Tratado de Gerontología y Geriatría Clínica. La Habana. Cuba: Editorial Científico Técnica.

6. TORROELLA GONZÁLEZ-MORA, Gustavo. (2005) Qué entendemos por educación para la vida. Parte I y II. Consultado: 9-6-2005. Disponible en:

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7._______________ (2005) Qué entendemos por educación para la vida. Parte III. Consultado: 31-6-2005. Disponible en: http://saludparalavida.sld.cu/modules

8. VIGOTSKI, Lev Semiovich. (1987). Historia de las funciones superiores. La Habana. Cuba: Editorial Científico Técnica.

 

 

Autor:

Dr. C. Clara Lig Long Rangel

Centro: Profesora auxiliar. Cátedra de Estudios sobre la Adultez Mayor. Facultad de Ciencias Médicas Isla de la Juventud. Cuba.

Dirección particular: C/16 No.4301 e/ 43 y 45 Nueva Gerona.