Fundamentos
Nuestro ACCIONAR se basa en tres pilares:
MODELO MINNESOTA , LOS 12 PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS(A.A.) Y DE NARCÓTICOS ANÓNIMOS(N.A.)
MODELO COGNITIVO – CONDUCTUAL
MODELO SISTÉMICO FAMILIAR.
Modelo Minnesota
El MODELO MINNESOTA tiene su origen en los Estados Unidos en los años cuarenta, nacido en Center City- Minnesota (reconocido mundialmente hace aproximadamente 70 años por su efectividad.) El Modelo MINNESOTA fue creado en los años 40 en el Hospital Estatal Willmar, en Minnesota, Estados Unidos. El Modelo inicialmente fue un programa de atención para alcoholismo, pero muy pronto se propuso también como tratamiento para el abuso y la dependencia de drogas. Este fue adoptado ampliamente por los profesionales del alcoholismo de dicho país, y de países europeos, donde también se encuentra hoy ampliamente difundido.
Antes de la década de los cincuenta, sólo existía un período breve de desintoxicación médica y/o el ingreso a un hospital psiquiátrico como atención para el alcohólico. Además se carecía de recursos materiales, había pocos profesionales que querían trabajar y pocos estaban entrenados para ayudar a los alcohólicos.
El modelo de tratamiento surgió de la llamada "Experiencia Minnesota". Entre 1948 y 1950 se fundaron tres centros pioneros de tratamiento de alcohólicos en el estado de Minnesota, USA (Pioneer House, Hazelden y Willmar State Hospital) que desde entonces han continuado con un trabajo clínico sistemático para desarrollar y revisar este modelo integral de atención al adicto y a su familia. Este es actualmente el modelo normativo en la práctica privada de rehabilitación de adicciones en EEUU.
La "Experiencia Minnesota" partió de conceptos nuevos y cruciales, creando una filosofía de intervención, radical, controvertida en aquella época y cuestionada como viable y practicable.
El modelo Minnesota de rehabilitación es intensivo, de corta duración, ambulatoria y se encuentra a la vanguardia en cuanto a los conocimientos actuales para tratamientos de todo tipo de enfermedades adictivas.
El modelo permite que el paciente no se desligue de su medio ambiente, así como también la pronta incorporación a sus actividades en un periodo de tiempo corto. Estas características propias del modelo son de gran beneficio, tanto para el individuo, como para su familia y la sociedad.
En la época en que el modelo se inicia, a pesar de no poder establecer una relación entre la adicción y alguna condición física o psiquiátrica, se planteó que debería haber congruencia entre considerar el alcoholismo una enfermedad y no responsabilizar a la persona de esta. La implicación, de que el enfermo no es culpable y su consecuencia terapéutica ha sido fundamental para el modelo Minnesota.
Para ellos, es fundamental trabajar primero con la adicción. Si no, se pierde la recuperación de trastornos psiquiátricos o la modificación lograda de problemas sociales y/o físicos. Y a la inversa, ayudar a alguien a aceptar y afrontar realista y honestamente la adicción y no ayudarle a manejar otros problemas vitales agobiantes, resultaría en un fracaso. Las consecuencias asociadas con la adicción se agruparon como multifacéticas, de índole física, psicológica, social y espiritual.
El tratamiento es la intervención directa sobre el proceso primario. Esta fue la idea radicalmente nueva, sobre todo para los profesionales que aprendieron que la adicción siempre era un síntoma de alguna situación subyacente.
El Modelo focaliza en el crecimiento espiritual, la dignidad del individuo y aboga el concepto de enfermedad sin cura, con un cuidado continuo en recuperación. Los objetivos que se proponen lograr son: recuperar al adicto, reinsertarlo en la sociedad, en lugar de encerrarlos o ignorarlos; tratarlos con dignidad y ayudarlos a recuperarse física, mental y espiritualmente.
Para el modelo el concepto de enfermedad es defendible desde la lógica y útil a nivel terapéutico. La anatomía del adicto puede ser comparada con la de las otras enfermedades "legítimas". Además trata la químico-dependencia como una enfermedad porque esto tiene sentido clínico: defiende el tratamiento humanitario para los adictos, mejora el acceso al tratamiento, y promueve la abstinencia. La químico-dependencia debe ser tratada como una enfermedad primaria, hereditaria, involuntaria, progresiva y crónica.El modelo pretende alcanzar dos metas a largo plazo, por un lado, la de la abstinencia total a las drogas y la segunda la de una mejor calidad de vida.Para lograr las metas a largo plazo se trabaja con las metas a corto plazo que son, ayudar al adicto y su familia a reconocer la enfermedad y las consecuencias que esta trae. Ayudar a la persona a admitir que esta enferma y que necesita ayuda, y convencerse que podrá vivir una vida constructiva con la realidad de una enfermedad que no tiene cura. Ayudar a la persona a identificar cuales son las conductas y/o defectos que tiene que modificar para tener una mejor calidad de vida. El núcleo del tratamiento es el cambio del estilo de vida, la recuperación se facilita con el apoyo del entorno natural que son la familia, los amigos y los grupos de autoayuda, ya que algunos pacientes lograron ayudarse mutuamente. Informalmente, se forman subgrupos pequeños no estructurados, sin líder. Personas que no pueden ayudarse a sí mismas, a veces, si pueden ayudarse mutuamentePresenta un abordaje integral y multidisciplinario, lo que significa que incluye el acompañamiento de profesionales como Psiquiatra, Psicólogo, Consejeros en Dependencia Química y Operadores Terapéuticos en Adicción, que colaboran en la definición del camino de la recuperación. Sus planteamientos han servido para desarrollar programas de rehabilitación para alcoholismo y drogas en el mundo. En estos modelos se estructura la atmósfera terapéutica para ofrecer el apoyo profesional y la guía necesaria para alcanzar las metas de tratamiento.
Es un enfoque integral y multidisciplinario, orientado hacia la abstinencia y basado en los principios de los Doce Pasos. Los principios de Alcohólicos Anónimos (AA) y Narcóticos Anónimos (NA) son fundamentales. El modelo aboga por el concepto enfermedad sin cura, pero con recuperación, siempre y cuando se adhiera a las propuestas del programa. Con el tratamiento se pretende alcanzar dos metas a largo plazo.
La primera, la abstinencia del alcohol y/o otras drogas.
La segunda, una vida de calidad con salud física y emocional.
OBJETIVOS GENERALES
Los objetivos a Corto Plazo:
Ayudar a la Persona y su Familia a reconocer la enfermedad, las consecuencias que ésta trae y que necesitan ayuda.
Ayudar a la persona a identificar cuales son las conductas y/o defectos que tiene que modificar para tener una mejor calidad de vida.
Los objetivos a Largo Plazo:
La abstinencia total de alcohol, drogas, Internet, comida, juego, sexo y/o trabajo compulsivo
Lograr una mejor calidad de vida con salud física y emocional.
Algunos principios del Modelo:
La meta es la recuperación del adicto con un cuidado continuo, no la cura.
El tratamiento es llevado a cabo por un equipo multidisciplinario, utilizando un plan especifico e individualizado para cada persona.
Ofrece una espiritualidad inclusiva y flexible que es distinta y está separada de la religión organizada.
Presenta un programa completamente didáctico, que puede ser utilizado en cualquier persona.
Los profesionales y los pacientes, colaboran en la definición del camino en recuperación.
La recuperación se facilita con el apoyo del entorno: familia, amigos y grupos de autoayuda
Modelo Cognitivo – Conductual
La Terapia Cognitiva es una terapia psicológica que mantiene una concepción psicológica centrada en los procesos mentales como: el razonamiento, la memoria, la atención y también desde un punto de vista intrapsíquico, concibiendo a las personas con sus mentes comparables unas a otras.
La Terapia de Conducta, sin embargo no se centra en el proceso mental, sino en la conducta, entendida como una acción de ajuste interdependiente del medio y no tan solo cómo una respuesta motora. Por esta razón la terapia de la conducta no encaja en interpretaciones intrapsíquicas, que si tiene la terapia cognitiva, ya que desde este modelo tan sólo el ambiente determina la conducta; así los conceptos cognitivos ayudarían a entender la conducta, pero no podrían explicarla.
Las intervenciones cognitivas suelen tener consecuencias conductuales y a la inversa; desde lo conductual se logra la reestructuración cognitiva, moldeando nuevas actitudes conductuales.
Aquí se aplican terapias cognitivas como la psicoterapia, que es un proceso de comunicación entre el psicoterapeuta y el paciente; el primero es una persona entrenada para evaluar y generar cambios; mejorando así la calidad de vida, un cambio en la conducta, de actitud y de pensamientos y afectos.
Por esto se entiende a la psicoterapia, como todo tratamiento de naturaleza psicológica que, a partir de las manifestaciones psíquicas o físicas del sufrimiento humano, promueve el logro de cambios o modificaciones del comportamiento, la adaptación al entorno, la salud psíquica y física, la integración de la identidad psicológica y el bienestar bio-psico-social de las personas y grupos tales como la pareja y/o la familia.
Las intervenciones terapéuticas son de naturaleza verbal y persiguen la reducción ó eliminación de los síntomas, a través de la modificación de patrones emocionales, cognitivos, conductuales, interpersonales o de los sistemas en los cuales vive inmerso el individuo.
Debido a la naturaleza de las comunicaciones que se establecen entre el psicoterapeuta y el paciente, hay temas significativos de privacidad o confidencialidad de la información intercambiada, que remite a consideraciones éticas para el ejercicio de la psicoterapia (código deontológico)
El Modelo se basa en el concepto de mediación cognitiva, expresado originalmente con la frase: "No son los hechos, sino lo que pensamos sobre los hechos, lo que nos perturba".
Las Perturbaciones emocionales pueden ser causadas por nuestras creencias, valoraciones y demandas inflexibles de nuestro entorno; que nos llevan a una "bola de nieve" o feed – back negativo.
Dentro de las creencias irracionales encontramos:
Ser amado y aceptado por todos es una necesidad extrema.
Sólo se puede considerar válido el ser humano si es competente, suficiente y capaz de lograr todo lo que se propone.
Las personas que no actúan como "deberían" son viles y deben pagar por su maldad.
La desgracia y el malestar humanos están provocados externamente y están fuera del control de una persona.
Si existe algún peligro, debo sentirme bastante perturbado por ello.
Es más fácil evitar las responsabilidades y dificultades de la vida, que hacerles frente.
Mi pasado ha de afectarme siempre.
Dentro de las exigencias absolutistas encontramos:
Uno mismo: "Debo hacer las cosas bien" o "No debo hacer el ridículo".
Los demás: "Las personas deben tratarme con amabilidad y ser siempre justos conmigo".
El Mundo: "El mundo debería ofrecerme una vida cómoda".
La persona no siempre se da cuenta de que las tiene de forma clara, y menos aún de que son irracionales. Por ejemplo, la exigencia de "justicia" siempre se enlaza con la creencia, sin fundamento, de que "mi concepto" de justicia, de moralidad y de relaciones humanas es la única en el mundo o única correcta, sin que la persona haya examinado si realmente las cosas son así.
Si estas exigencias no se cumplen, surgen una serie de consecuencias, como son el tremendismo, la poca tolerancia a la frustración (PTF) y condena (hacia los demás o uno mismo), ira, culpa, etc.
Relacionadas con lo anterior, están las distorsiones cognitivas, que son hábitos de pensamiento falaces, que producen creencias irracionales y que, por tanto, perturban emocionalmente al individuo y lo disponen a conductas riesgosas (por ejemplo, sexo inseguro, o bien recaer en conductas adictivas, como un adicto al alcohol que llega a pensar generalmente "es sólo un trago", o "Esto es una mierda, mi vida no sirve, qué más da!"). Entre ellas están el pensamiento emocional, la personalización, o la condenación (la evaluación global de un ser humano, atribuyendo una "mala esencia" a una persona que, como todos, tiene sus altas y bajas, sus momentos de sentirse bien y los de frustración)
Los terapeutas racionales emotivos, al intervenir con los más jóvenes, procuran tomar en cuenta las tareas de desarrollo de sus clientes tanto para la evaluación como para la intervención. Sus técnicas, en lugar de ser sólo modificaciones de diálogo socrático, incluyen actividades y métodos emocionales, cognitivas y conductuales diseñadas dentro de la clínica, de tal manera que se considera una vertiente terapéutica ajustada a estas poblaciones. Ha habido reportes preliminares de éxito y su uso se está extendiendo entre los clínicos, no obstante la necesidad de más estudios de resultado. Parte de la terapia se relaciona con los padres, puesto que son modelos de rol y agentes de reforzamiento.
Se utiliza ensayo conductual y desempeño de roles, entrenamiento autoinstruccional, fotocopias con dibujos llamativos o caricaturescos ilustrando conceptos racional-emotivos, "pensar en voz alta", etc.
Dentro del amplio campo de las psicoterapias de orientación cognitiva conductual, las propuestas de Ellis han sido especialmente útiles en el abordaje de la ira, las frustraciones, la fobia social, la timidez y las disfunciones sexuales. Actualmente el modelo cognitivo-conductual se enriquece con los aportes de muchas corrientes y escuelas, como la Terapia de los Esquemas (Jeffrey Young), el Psicodrama (Jacob L. Moreno) y muchas más.
Veamos un poco de lo que dice Jeffrey Young en su Terapia de los Esquemas:
La terapia de los esquemas es un aporte importante destinado a profundizar la teoría del modelo cognitivo conductual y la eficacia de las técnicas para abordar los rasgos de personalidad resistentes al proceso terapéutico, las características personales de cada paciente y muy especialmente los trastornos de personalidad.
Sus conceptos principales son: – Los Esquemas Tempranos Inadaptados. – Los Estilos de Afrontamiento. – Los Modos.
Su abordaje terapéutico incluye estrategias cognitivas, emotivas (experienciales), conductuales e interpersonales. En esta propuesta se enfatizan mucho los recursos emotivos, como las dramatizaciones, los ejercicios de imaginación y algunas técnicas tomadas de la terapia gestalt.
Básicamente, sus estrategias terapéuticas se dirigen a: (a) El reconocimiento de los esquemas, estilos de afrontamiento y modos inadaptados. (b) El establecimiento de una apropiada y curativa relación paciente-terapeuta. (b) La confrontación empática de los esquemas inadaptados y el aprendizaje de nuevos estilos de afrontamiento. (c) El desarrollo del modo adulto saludable del paciente logrando la remisión o el control de los modos disfuncionales.
La funcionalidad es un concepto más bien cognitivo-conductual, ya que refiere al análisis funcional de la conducta. El análisis funcional cuenta con antecedentes en otras ciencias; por ejemplo, en la física y matemáticas para evadir discursos filosóficos de causalidad o desde la biología y economía para entender la utilidad o función dentro de un sistema. Ambos de estos antecedentes acontecen cuando se habla de funcionalidad en psicología.
Por ejemplo, enmarcado en cada marco teórico, estas disfunciones cognitivas pueden entenderse como pensamientos disfuncional, pensamiento negativos automáticos o como creencia irracional.
Así, desde este enfoque los pensamientos se consideran la causa de las emociones, y no a la inversa. "Pensamiento-emoción-consecuencia", que emula el enfoque conductual "Antecedente-respuesta-consecuente"….
La reestructuración cognitiva es una estrategia general de las terapias cognitivo-conductuales, destinada a modificar el modo de interpretación y valoración subjetiva, mediante el diálogo socrático, la modelación y la práctica de hábitos cognitivos nuevos. La Terapia Racional-Emotiva Conductual y la Terapia Cognitiva son modelos de abordaje clínico, donde la reestructuración cognitiva figura de modo prominente.
Interioricémonos respecto al Psicodrama de Jacob Levy Moreno; es una forma de Psicoterapia inspirada en el Teatro de Improvisación, pone al paciente sobre un escenario, donde puede resolver sus problemas con la ayuda de unos pocos actores terapéuticos. Es tanto un método de diagnóstico como de tratamiento. El psicodrama es un método de psicoterapia en el cual los pacientes actúan los acontecimientos relevantes de su vida en vez de simplemente hablar sobre ellos. Esto implica explorar en la acción, no sólo los acontecimientos históricos, sino lo que es más importante, las dimensiones de los acontecimientos psicológicos no abordados habitualmente en las representaciones dramáticas convencionales: los pensamientos no verbalizados, los encuentros con quienes no están presentes, representaciones de fantasías sobre lo que los otros pueden estar sintiendo o pensando, un futuro posible imaginado y muchos otros aspectos de los fenómenos de la experiencia humana. Aunque el psicodrama es usado habitualmente en un contexto grupal y puede ser un método muy útil para catalizar el proceso grupal (y, a su vez, ser catalizado por la dinámica grupal), no debe ser considerado como una forma de terapia específicamente grupal. Puede ser usado, como sucede en Francia, con varios co-terapeutas entrenados y un solo paciente. También puede usarse el psicodrama con familias o, inclusive, en una forma modificada, en terapias individuales.
El Psicodrama es un tipo de psicoterapia válida para el tratamiento de todo tipo de trastornos mentales. Se puede realizar de forma individual (Psicodrama Bipersonal) y grupal. El Psicodrama se utiliza con niños, adultos, parejas y familias.
A través del Psicodrama logramos que el sujeto alcance una comprensión más profunda de sus emociones y de las consecuencias de estas. Además, la persona consigue proponer espontáneamente una respuesta distinta a la situación problemática que ha planteado para la dramatización y, poco a poco, conseguirá dar esta respuesta más adaptativa en la vida real.
En resumen, en el psicodrama se utilizan diversas técnicas dramáticas, guiadas por ciertos principios y reglas, y destinadas, según lo requerido por el proceso, a uno o más de los siguientes objetivos psicoterapéuticos principales:
Darse cuenta de los propios pensamientos, sentimientos, motivaciones, conductas y relaciones.
Mejorar la comprensión de las situaciones, de los puntos de vista de otras personas y de nuestra imagen o acción sobre ellas.
Investigar y descubrir la posibilidad y la propia capacidad de nuevas y más funcionales opciones de conducta (nuevas respuestas).
Ensayar, aprender o prepararse para actuar las conductas o respuestas que se encontraron más convenientes
Para ponerlo en práctica se utilizan las siguientes estrategias:
Una suma de reglas y principios, unidos a conceptos tales como la espontaneidad, la acción corporal, el encuentro, la catarsis dramática, el tele y la teoría de los roles, orientan y sustentan un conjunto de técnicas y recursos, tales como la inversión de roles, el soliloquio, el doblaje o la proyección de futuro, muchos de las cuales han sido frecuentemente adoptados por muy diversas corrientes psicoterapéuticas y educativas con resultados satisfactorios.
La sesión psicodramática prevé un escenario (espacio en el que se desarrolla la acción), un protagonista (paciente que elige el tema a dramatizar y que interpreta el papel principal), un director (terapeuta que dirige la sesión), uno o más auxiliares (otros terapeutas que ayudan al psicodramaturgo e interpretan los papeles previstos en la representación) y, finalmente, el público (que ayuda al protagonista actuando como caja de resonancia, al manifestar determinadas reacciones y observaciones de forma espontánea).
Una sesión se desarrolla en tres tiempos:
1. Calentamiento o caldeamiento: Es imprescindible calentar o caldear al grupo, al director psicodramático y al protagonista. De la calidad del calentamiento dependerá en gran medida la efectividad de la sesión psicodramática.
2. Dramatización: El calentamiento finaliza cuando el director ha seleccionado un protagonista, y le dirige al centro del salón para comenzar la acción psicodramática. Se le hace una breve entrevista centrada en el "aquí y ahora", con el fin de llegar al conflicto o conflictos principales del protagonista. Según el tipo de conflicto se realiza una escena más o menos cargada emocionalmente, y usualmente se produce un pequeño paso por algún momento previo en la vida del protagonista, cuando tuvieron lugar sucesos que en la actualidad se convierten en conflictos. De esta manera, en la acción psicodramática se consigue intervenir tanto en el pasado como en el presente, centrándose sobre todo en éste último dado que es sobre la visión actual del protagonista donde el director tiene más interés en intervenir.
3. Compartir o eco grupal: También llamado "Participación", es la última fase de una sesión psicodramática. En ella, los miembros del grupo ponen en común aquellos sentimientos, recuerdos o vivencias que les han venido a la mente tras realizarse la dramatización. Es muy importante no emitir simples opiniones o comentarios superficiales, pudiendo evitarse esto con un buen caldeamiento grupal.
Los instrumentos que se usan son:
EL ESCENARIO.
La representación requiere de un espacio dramático, el lugar de la acción. En ese espacio designado a tal efecto, el protagonista, con la ayuda del director, recrea el lugar imaginario de la escena que va a representar.
Una clara definición de la ubicación y los límites del escenario, sumada a una buena descripción, objetivación con elementos representativos y una esmerada preparación hasta logra la reproducción y la vivencia más completa posible del espacio y el momento a representar, son de gran importancia para un eficaz desarrollo del psicodrama.
EL PROTAGONISTA.
El protagonista es el paciente, cuyo problema va a tratarse en el psicodrama. Sin protagonista no hay psicodrama.
EL DIRECTOR.
El director es el encargado de orientar la acción y aplicar los principios y las técnicas apropiadas para facilitar el logro de los objetivos del psicodrama, así como cuidar y evitar daños al protagonista y a los otros integrantes del grupo. Es la función específica del psicoterapeuta y está destinada al logro de los objetivos psicoterapéuticos.
LOS AUXILIARES O "YO AUXILIARES".
Esta función es desempeñada quienes actúan representando a las otras personas que participan en el acontecimiento dramatizado. Su tarea es ayudar al protagonista a desarrollar la escena. Además, como colaboradores para el éxito del proceso terapéutico, son también auxiliares del psicoterapeuta, cuyas indicaciones deben respetar.
Esta función puede ser desempeñada por profesionales preparados para ella, que están presentes en calidad de colaboradores del terapeuta o por otros integrantes del grupo que sean elegidos por el protagonista, con la condición de que acepten hacerlo y que el director no lo considere inconveniente.
En los casos en que no hay o no se desean emplear otros integrantes ni colaboradores para cumplir esta función (por tratarse de una terapia individual o por no ser considerado conveniente) los otros "actores" de la escena pueden: (1) Ser representados por el mismo psicoterapeuta. (2) Ser representados simbólicamente por objetos (sillas vacías, almohadones, etc.). En este último caso se suele denominar a la experiencia: "monodrama" y es la forma generalmente empleada en la Terapia Gestalt.
EL PÚBLICO.
El público es esencial en toda representación teatral y también se considera importante en el psicodrama. En este último caso el público está formado por los integrantes del grupo de terapia y no son pasivos, sino que participan emotivamente en la escena, empáticamente, aprendiendo y, luego, compartiendo con el protagonista sus propias experiencias.
De todas maneras, en algunos casos, como en las terapias individuales o las de pareja, no hay observadores reales afuera del escenario, lo cual no impide la realización de un eficaz psicodrama.
RECURSOS TÉCNICOS
Los siguientes son dos de los más frecuente recursos técnicos:
CAMBIO DE ROLES E INVERSIÓN DE ROLES.
El recurso del cambio de roles consiste en indicar al protagonista que actúe desde el lugar de otra persona, concepto, objeto o parte de sí mismo.
La inversión de roles, como caso particular de cambio de roles, consiste en un reemplazo mutuo. Por ejemplo, el protagonista pasa a desempeñar el rol de su interlocutor (real o representado por un auxiliar) y el interlocutor (o el auxiliar que lo representa) pasa a desempeñar el rol del protagonista. Una nueva inversión, llevaría a ambos a sus roles anteriores. Es interesante destacar que los roles, por su carácter interactivo, tienen siempre un rol complementario, que es el que tendrá que tomar el protagonista.
Los roles que puede representar el protagonista abarcan una gama sin limitaciones, totalmente abierta a la creatividad y las conveniencias del proceso. Esto puede incluir, como ejemplo no exhaustivo, además de todas las personas que tienen relación con el protagonista, las que no la tienen, las ya fallecidas, las imaginarias, personajes de ficción, animales, vegetales, objetos, Dios, partes del propio cuerpo o del cuerpo de otros, distintos estilos o puntos de vista del protagonista, conceptos abstractos (como el destino, el amor, el caos, la belleza, etc.) y muchas otras posibilidades.
Entre los innumerables objetivos de los cambios e inversiones de roles podemos destacar, por su frecuencia e importancia, algunos:
(a) Los roles de personajes imaginarios, animales, objetos y otros frecuentemente facilitan el desempeño de conductas y la exteriorización de pensamientos, emociones y otros aspectos del protagonista, que habitualmente no se manifestarían.
(b) La inversión de roles, especialmente con personas significativas, facilita:
1. Ver el mundo, los acontecimientos, las personas, etc. desde el punto de vista de los otros.
2. Verse a sí mismo desde el punto de vista de los otros.
3. Poder comprender y aceptar otros puntos de vista, necesidades, conductas, etc.
(c) Ciertos roles como: Dios, "el hombre más sabio del mundo", el padre o la madre fallecidos, "partes interiores" (estilos propios de pensamiento y conducta), y muchos otros, pueden facilitar el descubrimiento de nuevas respuestas, recursos o soluciones, nuevos puntos de vista o una cierta "sabiduría interna" ante diversas situaciones difíciles, temores, frustraciones o conflictos.
(d) Cuando los roles corresponden a "partes o aspectos internos", deseos o sentimientos contradictorios o diferentes estilos de pensamiento y conducta propios posibles, pueden facilitar su aceptación, elaboración, resolución y/o integración.
(e) La inversión de roles con las personas que interactúan con el protagonista en la dramatización y son (o serán) representadas por auxiliares, sirve para "presentarlas" y para que el auxiliar conozca las conductas, actitudes, pensamientos o palabras que deberá representar (de acuerdo a la visión o expectativas del paciente).
El recurso de la inversión de roles fue utilizado originalmente cuando la representación era hecha por los reales integrantes del acontecimiento y el conflicto (por ej.: la pareja o el jefe con el empleado). En estos casos Moreno lo consideraba muy útil para que cada uno pudiera comprender el punto de vista del otro y facilitar la resolución del conflicto.
SOLILOQUIO.
Un soliloquio es un monólogo, una acción consistente en hablar sin un interlocutor real presente que escuche, es pensar en voz alta o hablar con uno mismo. En el arte dramático se utiliza para dar a conocer a los espectadores los sentimientos y pensamientos del personaje.
En un psicodrama, cuando el director ordena un soliloquio, se detiene la escena, se "congela", y el protagonista (o la persona a quién se le indicó hacerlo) comienza a expresar en voz alta sus sentimientos o pensamientos (desde su rol asumido) en ese preciso momento.
Este recurso es consistente con el objetivo de exteriorización, de amplificación, de "puesta en acción" del psicodrama y, entre sus muchas consecuencias, podemos citar, en forma no exhaustiva:
(a) Facilitar la toma de conciencia y el reconocimiento del protagonista (cuando se está representando a sí mismo) de sus sentimientos o pensamientos.
(b) Facilitar el conocimiento de (o confirmación de hipótesis sobre) los pensamientos y sentimientos del paciente/protagonista por parte del terapeuta/director (y los auxiliares).
(c) Si el soliloquio es de un auxiliar (en el rol de otras personas que interactúan con el protagonista) permitir que el protagonista conozca lo que podrían sentir o pensar las otras personas sobre él o sobre la situación o el acontecimiento.
(d) Realizado por el paciente, desde el rol de otras personas, facilitar la comprensión y aceptación de los problemas, emociones, puntos de vista y causas del comportamiento de las mismas.
Las dificultades e inhibiciones del protagonista para realizar el soliloquio, algunas veces pueden superarse mediante la técnica del doble.
En definitiva todos estos aportes coadyuvan a que se pueda realizar una intervención con más posibilidades de eficacia.
Las intenciones serán en definitiva:
"Estimular al paciente para que altere los esquemas de pensamiento desordenados y se vea a sí mismo y al mundo de forma más realista."
Entre las actividades a realizar en esta intervención, pueden encontrarse, por ejemplo:
Ayudar al paciente a cambiar afirmaciones (autoafirmaciones) irracionales autoinducidas por afirmaciones (autoafirmaciones) racionales.
Ayudar al paciente a identificar la emoción dolorosa (ira, ansiedad, desesperanza..) que está sintiendo.
Señalar los estilos de pensamiento disfuncionales (pensamiento polarizado, generalización exagerada, magnificación y personalización).
Realizar afirmaciones que describan la forma alternativa de observar la situación;
Modelo Sistémico – Familiar
La familia como objeto de intervención terapéutica específica tiene poco tiempo en la psicología en general y menos aun en nuestro medio. La atención en la familia era en un primer momento de manera indirecta, como origen de las experiencias primigenias y de las relaciones objetales fundamentales desde la perspectiva psicoanalítica o como fuente de los primeros aprendizajes y condicionamientos desde la visión conductista. Los enfoques humanistas igualmente la han tomado en cuenta de una manera tangencial, en la medida en la que favorecía o no la autorealización del individuo. Es a fines de los sesentas e inicios de los setentas, ante las limitaciones de los enfoques anteriores para explicar los orígenes de la esquizofrenia y otras enfermedades como la depresión es que surge el Enfoque Sistémico.
La terapia familiar aparece como resultado del empleo del enfoque sistémico en el estudio del origen y tratamiento de la esquizofrenia, luego de haber ensayado con los enfoques terapéuticos vigentes y tras evaluar las experiencias e investigación. Esta es la primera vez que se pone a la familia y sus relaciones como el centro de la atención y estudio de una manera integrativa.
El Enfoque Sistémico, también conocido como ecológico o estructuralista pone el énfasis en las relaciones al interior de la familia en el presente, revalora el rol del "paciente designado", la utilidad, valor simbólico y ganancia secundaria del síntoma para el sistema familiar. También destaca como característica de este enfoque la contextualización en el sistema familiar de cualquier evento acción o juicio, considera que la mayoría de las cosas o eventos no tiene por si mismas un valor intrínseco, sino dependiendo de la función que cumple para el sistema.
Otra característica resaltante de la terapia familiar viene a ser el papel del terapeuta, que trabaja "desde adentro", es decir el terapeuta establece alianzas con los distintos miembros del sistema familiar utilizando para ello los códigos, canales y modismos propios del sistema. En cierta medida se parece al quehacer del antropólogo que para estudiar un grupo humano trata de integrarse, de descubrir y manejar sus códigos, mimetizarse, parecer uno de ellos hasta entender y vivenciar su punto de vista, solo que no se desprende de su visión científica y misión terapéutica.
Además de las técnicas y recursos propios del enfoque, el terapeuta sistémico se sirve de abordajes, técnicas y usos propios del enfoque psicodinámico, de la terapia racional emotiva, la modificación de conducta y otros debido a la naturaleza integrativa del enfoque sistémico.
La terapia familiar sistémica, al igual que la teoría general de sistemas, perciben al saber, la ciencia y todo en la naturaleza como un todo integrado por conexiones sutiles y firmes, en donde la posición y movimiento repercute en los demás miembros del sistema.
Debido a su abordaje comprometido e integrativo, un terapeuta sistémico obtiene resultados en corto tiempo, se evalúa e interviene desde la primera sesión, pudiéndose apreciar cambios a partir de la sexta sesión, lo que permitiría continuar con una psicoterapia. A pesar de que permite obtener resultados en corto tiempo, no se trata de una "terapia breve".
Al igual que las otras corrientes terapéuticas su correcta práctica requiere el pasar por proceso formativo que permita conocer las bases teóricas y desarrollar las habilidades personales propios del terapeuta.
La terapia sistémica es un modelo de psicoterapia que se aplica para el tratamiento de trastornos y enfermedades psíquicas concebidas como expresión de las alteraciones en las interacciones, estilos relacionales y patrones comunicacionales de un grupo social comprendido como un sistema.
La terapia sistémica se basa en un enfoque psicoterapéutico que, si bien tiene sus orígenes en la terapia familiar, ha venido cristalizando en el transcurso del último medio siglo en lo que hoy se prefiere denominar terapia (o psicoterapia) sistémica, para puntualizar el hecho de que no es imprescindible que sea una familia el foco de atención para que la mirada terapéutica sea sistémica. Es así como los conceptos sistémicos, así como sus métodos y técnicas terapéuticas pueden igualmente aplicase a la pareja, a los equipos de trabajo, a los contextos escolares y también a las personas individuales. Lo que resulta decisivo es que el énfasis esté puesto en la dinámica de los procesos comunicacionales, en las interacciones entre los miembros del sistema y entre los subsistemas que lo componen. También en el caso de la terapia individual el enfoque se orientará principalmente al cambio en los procesos de comunicación e interacción manteniendo la idea básica sistémica de ver a la persona en su entorno, es decir en el contexto del sistema o de los sistemas de los que forma parte.
Inicialmente la terapia sistémica se basó en la interacción bidireccional de las relaciones humanas, con fenómenos de retroalimentación constantes que influyen en la conductas de los individuos, siendo el más afectado el llamado miembro sintomático que expresa la patología psiquiátrica y al cual muchas veces se le estigmatiza. Es por eso que en su origen, esta terapia se desarrolló para las familias en cuyo seno había alguien que sufría una enfermedad psíquica grave.
Sin embargo, al pasar de los años y con mayor desarrollo teórico, el concepto de "enfermedad" se evidenció como inadecuado para designar fenómenos psíquicos que se definían como producto de patrones comunicacionales y pautas de interacción alteradas. El "enfermo" resultaba ser más bien el portador de los síntomas de una dinámica disfuncional que ocurría en el sistema.
La frecuencia de las sesiones suele ser menor que la observada en terapias de otras orientaciones. Puede mediar bastante tiempo entre una sesión y la siguiente (de dos a seis semanas), mientras que el número total de sesiones, aunque básicamente dependa de los avances obtenidos en el proceso psicoterapéutico, se sitúa en un promedio de entre 10-14 sesiones.
Los mejores resultados se obtienen en trastornos alimentarios, drogodependencias y conductas infantiles disfuncionales. En depresiones clínicas, la terapia sistémica de pareja ha resultado eficaz, aunque no tanto como en la corriente cognitivo-conductual.
La Terapia Familiar, también conocida como terapia familiar y de pareja, terapia familiar sistémica y, recientemente, terapia de pareja, es una rama de la psicoterapia que trabaja con familias y parejas en relaciones íntimas para promover su desarrollo. La terapia es un tratamiento que intenta alcanzar la esencia de algo. En las ciencias médicas, la terapia está compuesta por los medios que permiten el alivio o la curación de las enfermedades o sus síntomas.
Uno de los principales objetivos de la terapia familiar es transformar la crítica destructiva que una familia tiene respecto a sus conflictos en una crítica constructiva, que permita modificar los patrones negativos de conducta.
La terapia familiar se basa en un enfoque sistémico, que considera a la familia como un sistema cuyos miembros mantienen interrelaciones. Cuando uno de los miembros tiene un problema, el resto también sufre las consecuencias. Por otra parte, los demás pueden ayudar en la solución.
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