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Formación de mecanismos de resiliencia en niños con epilepsia

Enviado por dradifresco


    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. El Ambiente
    4. El niño
    5. Bibliografía

    RESUMEN

    La resiliencia es la capacidad de una persona de superar las situaciones adversas que le presenta la vida y salir de ellas fortalecido o incluso transformado de ella, accediendo a una vida significativa y productiva para sí y para la sociedad en la que está inserto.

    Los mecanismos de la resiliencia deberían ser inculcados y estimulados en los niños desde pequeños a fin que puedan sobreponerse a situaciones traumáticas y conflictivas, superando determinismos sociales, biológicos y/o culturales sabiendo conservar todos sus valores y energías intrínsecas.-

    INTRODUCCIÓN

    En la historia nos encontramos con personas destacadas que han debido superar variadas situaciones adversas y lo han hecho de modo positivo. Esto es, superándolas y aprendiendo de ellas.

    Desde tiempos remotos hasta nuestros días, personajes famosos cuyas vidas cambiaron el pensamiento y la historia de la humanidad como Napoleón, Julio César, Sócrates, Alejandro Magno y Alfred Nobel – entre otros- sufrieron crisis epilépticas que aprovecharon no para sentirse abatidos, sino para vencer el reto de su propia naturaleza y dejar con sus hazañas testimonio de su superación y nobleza ejemplares.

    Debido a que somos seres únicos e irrepetibles, conforme a la percepción que cada individuo tenga de las enfermedades o de las situaciones problemáticas a las que nos presenta la vida, existirán conceptos de cómo enfrentarla.

    Existen puntos en común de acuerdo a la concepción, reacción y comportamiento que las personas tienen ante los problemas, en especial ante enfermedades crónicas y desestabilizadoras como la epilepsia, que nos permite generalizar en dos grandes rubros:

      Aquellos que las conciben como un mal, provocando con esto una auto-devaluación de la persona, renegando de dichos padecimientos y no aceptándolos, lo que los lleva a vivir en un mar de tinieblas; impidiéndoles descubrir su propia capacidad y su potencial de desarrollo.

    Y en otro lado, están los que las consideran como una situación con la que deben vivir y desarrollarse, percibiendo a los problemas que se le presentan, llámese enfermedades, dificultades económicas o familiares, como una parte más de la vida. Esta visión por lo general, provoca que los afectados luchen día a día, se desarrollen de manera normal,  empleando todas sus habilidades y desempeñándose como un ser humano común y corriente.

      Este gran contraste de concepciones tiene sus cimientos en la educación, en los conocimientos que cada uno tiene sobre sí, en los principios y valores inculcados en la cuna familiar.

    Actualmente, la exclusión y la pobreza se extiende sin freno en los países desfavorecidos por la globalización y la concentración económica.

    Si a ello se le suman situaciones de riesgo, a las que no está librada ninguna persona, como enfermedades, inseguridad e inestabilidad económica, social y laboral se hace necesario distinguir aquellos factores que permiten a las personas sobrevivir a las adversidades, superarlas y, aún más, salir fortalecidos.

    Sin duda, el saber el nombre de la patología que afecta a una persona no dice todo acerca de su futuro y de sus posibilidades potenciales.

    Muchas veces cuando aparece desde el prefacio de una vida un diagnóstico médico de una enfermedad crónica se cree que está todo dicho y se elaboran profesías que marcan y afectan el desarrollo de las mismas.

    Lamentablemente, parecería que los portadores de alguna enfermedad o provenientes de un determinado sector social están de antemano predestinados al éxito o al fracaso, escribiéndose así una biografía intelectual, emocional y social anticipada sin brindar la oportunidad a cada ser humano para enfrentarse con su singularidad a las circunstancias que se le presentan en la vida.

    DESARROLLO

    Cabe aquí rescatar el concepto de resiliencia como la capacidad de una persona de hacer las cosas bien pese a las condiciones de vida adversas. Esto es, superar las frustraciones y salir de ellas fortalecido o incluso transformado; en otros términos, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva para sí y para la sociedad en la que está inserto.

     Resiliencia es un término propio del campo de la arquitectura que indica la capacidad de un cuerpo para recuperar su forma original, a pesar de las presiones del ambiente;

    Trasladado a lo social significa la capacidad de un ser humano para conservar sus valores y sus energías a pesar de los problemas y sufrimientos; desarrollando una opción de vida.

    Esta capacidad que muestran algunas personas para sobreponerse a situaciones traumáticas frente a las cuales la mayoría de los individuos no pueden resistir nos obliga a tener en cuenta las características que le permiten recuperar el optimismo y superar determinismos sociales, biológicos o culturales.

    Ser resiliente o vulnerable no es algo mágico ni se adquiere evitando los riesgos sino haciéndose fuerte con ellos. Es un proceso dinámico, donde interactúa el medio ambiente y el individuo.

    Implica necesariamente dos componentes inseparables e interactuantes:

    1. La resistencia o capacidad para proteger la propia integridad bajo presión, circunstancias adversas o eventos estresantes y
    2. La capacidad de construir pese a las circunstancias difíciles.

    Hoy en día surge como primaria la necesidad de fortalecer a los niños y jóvenes interiormente para que puedan resistir a las dificultades de este mundo tan difícil y globalizado; por ello no tendremos en cuenta en este artículo los múltiples factores de riesgo que son potencialmente dañinos para las personas y poblaciones, sino que partiremos de un nuevo enfoque denominado "modelo de desafío".

    El mismo consiste en reconocer que los seres humanos poseemos un "escudo protector" de efectos desagradables y nocivos que son los recursos, las fortalezas, las habilidades y las posibilidades que hay dentro y fuera de cada uno de nosotros para emplearlos en conseguir desarrollarnos, lograr metas y superar dificultades.

    Resulta necesario informarlos pero además, formar a nuestros niños, favoreciendo las vivencias de cada etapa de crecimiento, físico y psíquico, sin apurar sus tiempos y conociendo sus potencias y sus características espirituales.

    ¿Con qué se adquiere fortaleza para superar las adversidades?

    • Con introspección que supone, también, buena autoestima y auto imagen de sí mismo, conocimiento de las fortalezas y debilidades, autocontrol y reflexión antes de la acción.
    • Con independencia.
    • Con capacidad de relacionarse que implica tener buenas relaciones emocionales y expresión de sentimientos y necesidades.
    • Con iniciativa, cultivando las aficiones,
    • Con creatividad, siendo flexibles y proactivos.
    • Con humor que supone tomar los errores como lecciones y no como fallas o fracasos y ver la vida con optimismo.

    Cabe aquí rescatar la importancia del juego como actividad principal de los niños que le permite representar roles sociales posibilitándole dar respuesta a situaciones creadas.

    El juego es una ocupación autotransformadora de la personalidad de los infantes, mediante una asimilación de lo que el mundo ofrece al yo.

    Éste, junto a los requerimientos básicos de la nutrición, salud, vivienda y educación es vital para el desarrollo del potencial de los niños porque representa comunicación y expresión, combina pensamiento y acción; da satisfacción y sensación de logro, ayuda al desarrollo físico, mental, social y emocional.

    El juego es una forma de aprender a vivir y es una vía para revertir la soledad, el miedo, la rabia y la desesperanza.

    Nuestro objetivo principal es el desarrollo integral del niño y el joven y el de su entorno familiar y social, teniendo éste activa participación en este proceso.

    Se promueve la resiliencia fortaleciendo el ambiente, los recursos personales y las habilidades sociales.

    I.- EL AMBIENTE

    Tomando la resiliencia como agente de prevención y promoción de salud, favorecen la posibilidad de la capacidad resiliente los factores protectores, entendiendo por ellos a las influencias que modifican, mejoran o alteran la respuesta de una persona a algún peligro que predispone a un resultado no adaptativo. Esto es, se refieren a las características existentes en los diferentes ambientes que parecen cambiar o revertir circunstancias potencialmente negativas y salir transformadas positivamente por la experiencia.

    Éstos le permiten al sujeto transformar esas situaciones adversas al desarrollar su resiliencia, a pesar de los riesgos a los que se ven expuestos.

    Lo interesante es poder identificar estas características personales que permiten resistir, sobrevivir, edificarse y proyectarse a los que las poseen; ya que de esta forma, ayudaríamos mejor a cambiar los entornos familiares y de aprendizaje, transformándolos en potenciadores de cualidades y estrategias positivas.

    Factores Protectores de Resiliencia:

    Los factores protectores de resiliencia son:

    1) La presencia de Relaciones afectuosas:

    Establecer modalidades vinculares con el niño en donde esté presente el amor, la sensibilidad, la comprensión, el respeto e interés que se incorporan efectivamente, es decir a través del ejemplo, en los hechos y no sólo en las palabras llegan a cimentar un sentido de seguridad y confianza.

    Esto se logra a través de:

    1. Brindar afecto y apoyo. Esto significa dar respaldo y aliento incondicionales al niño ya que sin afecto, no podrá superar sus dificultades.
    2. Enriquecer los vínculos. El ámbito escolar y familiar debe procurar que el niño fortalezca las relaciones entre los individuos ya que la única manera de crecer es "crecer con otro".

    c) Fijar límites claros y precisos. Ello implica explicitar las expectativas de conducta en el niño estableciendo las mismas con claridad.

    Disponer de una disciplina positiva significa contar con formas bien pensadas, previsibles y apropiadas a la edad de los niños para responder a la mala conducta. Ésta se reduce a pocas estrategias como:Aumentar el amor propio y autoestima del niño, permitir que se sienta importante, establecer reglas y límites claros y .decirle lo que "debe hacer" y no solamente lo que no debe hacer.

    d) Enseñar destrezas para la vida.

    Algunas de ellas son la cooperación, la capacidad de resolución de conflictos, las estrategias de resistencia y asertividad, las destrezas comunicacionales; las habilidades para adoptar decisiones y el manejo sano del estrés.

    Las escuelas constructoras de resiliencia fomentan el aprendizaje individual con el colectivo apuntando al cambio y la eficacia, promoviendo el pensamiento crítico, la resolución de problemas, las conductas cooperativas, las decisiones por consenso, el establecimiento de metas compartidas y brindando modelos de rol positivos para el aula y la vida.

    Por ello necesitamos recurrir a proyectos que le ayuden al docente a aprovechar los recursos de sus alumnos para que éste pueda aprender con gusto y placer; dándole la verdadera importancia que tiene el estudio.

    Esta orientación está estrechamente vinculada al cambio escolar que promueve una enseñanza más "práctica", curriculas más "pertinentes" y "relacionadas al mundo real"; teniendo en cuenta que las decisiones que se tomen es preferible que se realicen desde los lugares de trabajo contando con la activa participación de todos los actores involucrados.

    Esta estrategia significa brindar a los estudiantes, a sus familias y al personal escolar, una alta cuota de responsabilidad por lo que acontece dentro de las paredes de la escuela, dándole oportunidades de resolver problemas, tomar decisiones, planificar, fijar metas y ayudar a otros.

    Las adaptaciones curriculares son una estrategia utilizada ampliamente en las tareas educativas que potencia la individualización de la enseñanza y la atención a la diversidad.

    Éstas son capaces de conducirnos desde niveles superiores a inferiores, concretando progresivamente y adaptando la respuesta educativa a las necesidades particulares de nuestros alumnos. Su desarrollo nos lleva progresivamente a adecuar nuestra actuación en previsión de dificultades de aprendizaje, previo conocimiento del alumnado.

    Este planteamiento de una enseñanza ajustada a las exigencias del niño supondrá un conocimiento exhaustivo de todos aquellos aspectos personales que puedan influir en su aprendizaje y, por otra parte, precisará de una valoración del entorno educativo para conocer qué tipo de ajuste (organizativo o metodológico) debe realizar para adaptarse a sus necesidades.

    Por medio de las adaptaciones curriculares trataremos, en definitiva, de ofrecer al alumno un entorno educativo que potencie su capacidad de aprendizaje de la manera más adecuada posible.

    Porque a fin de cuentas, ¿qué es un buen alumno?, ¿el que se saca buenas notas por repetir lo memorizado mecánicamente o el que se esfuerza para lograrlas y crece como persona en el intento?..

    Revertir esta situación desde la escuela es una actitud compleja, ya que no se compromete sólo el niño sino a todo el grupo familiar; por eso los padres pueden acompañarlos a la hora de hacer los deberes, involucrarse con las cosas del colegio, elogiar sus esfuerzos por encima de sus resultados, alimentar sus intereses y crearles algunos nuevos, leerles en voz alta aunque ya lo sepan hacer solos y transmitirles la idea de que el estudio es una parte importante de sus vidas. También enseñarles a preguntar cuando no entienden, perder el miedo a equivocarse, tomar conciencia de que nada ayuda tanto a vencer un obstáculo como la tenacidad de seguir intentando y regalarles una herramienta vital: la autodisciplina.

    Lo más importante que va a quedarle a cada chico de su paso por la escuela es su relación con el aprendizaje. Entonces, el objetivo es mantener viva la natural curiosidad de los alumnos y fomentar su placer por incorporar conocimientos nuevos, ya que no hay método de estudio que pueda contra un alumno desmotivado, por eso siempre, antes que nada y al final de todo, lo que urge es MOTIVAR.

    La educación debe ayudar al alumno a desarrollar su autonomía como individuo y como ser social ya que aprender es encontrar significados, criticar, investigar, transformar la realidad.

    Esto exige que sea sujeto de su aprendizaje, un ser activo, en vez de alguien meramente pasivo y receptivo y que el maestro sea un guía y orientador, un polemizador, una persona abierta al diálogo.

    Esto implica que le ayudemos a nuestros alumnos a:

    Aprender a ser: Hace referencia a que el niño debe formar un autoconcepto positivo basado en una auto-imagen real; en una escala de valores y en el desarrollo de actitudes sociales.

    Aprender a aprender: La oportunidad de aprender se da sin límites de espacio ni de tiempo pero para aprovecharla el alumno necesita desarrollar hábitos, actitudes y manejar métodos y técnicas de estudio aplicables sin necesidad de la orientación del maestro, despojándose del orientador en casa y en el aula.

    Aprender haciendo El niño es un ser por realizar, por ello una metodología flexible le permite el logro de objetivos personales, la participación activa en el aprendizaje y la retroalimentación de la experiencia. Estas técnicas llevan al alumno a experimentar vivencias y sacar provecho de los propios errores.

    Aprender a vivir juntos: Esto implica participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas.

    2) Resaltar las expectativas que se tienen de las personas. Sea en el seno de la vida familiar o en el clima escolar, los mensajes que se proyectan comunican no sólo una orientación sólida, sino también estructuras y metas a seguir.

    Esto fomenta la actitud del "que se puede", alentando permanentemente a todos sus miembros, destacando sus logros y brindando procedimientos de retroalimentación positiva.

    3) Brindar oportunidades de participación y contribución significativa.

    Incluyen el tener responsabilidades importantes, el tomar decisiones, el ser escuchado y el aplicar la capacidad personal en beneficio de la comunidad familiar, educativa o social.

    II.- EL NIÑO-

    Desde el punto de vista del niño, los factores resilientes pueden organizarse en estas categorías diferentes:

    A.- YO TENGO formado por todos los factores de apoyo con que cuentan las personas.

    Está integrado por algunos de estos enunciados:

    • , Alguien que otros quieren
    • Capaz de sentirme feliz cuando hago algo bueno por alguien y me demuestran afecto.
    • Respetuoso de mí y del otro

    En el niño se debe estimular la confianza en sí mismo mediante una actitud de acercamiento físico y afectivo hacia las personas del entorno. Esto es, infantes que pueden brindar y recibir confianza y, también, identificar personas en las cuáles confiar y en cuáles no.

    Además deben ser capaces de valorarse a sí mismos lo que favorece enormemente a su identidad personal

    La autovaloración es una actitud del niño para estimar positivamente sus características propias. como su imagen corporal, su aceptación por los otros, su forma de ser, sus habilidades y destrezas y la identidad cultural.

    Sólo valorándose a ellos mismos podrán valorar a los demás y todo esto redundará en un futuro en mejores desempeños laborales y de relación.

    B.-YO SOY y YO ESTOY que atañe al desarrollo de la fortaleza intrapsíquica.

    Si damos a nuestros niños la posibilidad de ser y sentirse bien con ellos mismos, contruibuiremos a que se valoren y valoren lo que hagan, piensen y sientan. Por ello, alguno de los enunciados que lo caracterizan son:

    • YO estoy dispuesto a responzabilizarme de mis actos
    • Yo estoy seguro respecto a que saldré bien

    Esto implica que confían en que las cosas saldrán bien en el futuro y se sienten parte de su construcción. De esta manera, son capaces de enfrentar las adversidades y problemas con serenidad.

    YO TENGO

    • La presencia de recursos personales es la fuerza psicológica interna que desarrolla el niño en su interacción con el mundo como la autoestima, la autonomía, el control de los impulsos, la empatía, el sentido del humor y la fe o creencia en un ser superior.
    • Personas en quienes confiar y que me quieren sin condiciones.
    • Personas que me ponen límites, para evitar peligros innecesarios.
    • Personas que quieren y ayudan a que sea autónomo
    • Personas que me ayudan si estoy en peligro

    La autonomía supone que la persona sea capaz de valerse por sí misma, cuidarse, vivir en relación con otras, planificar y organizar los aspectos de su vida, tomar decisiones y pedir ayuda cuando lo necesita.

    La educación familiar debe ir encaminada a lograr la autonomía y la responsabilidad en sus hijos.

    La familia y la escuela puede ayudar a los infantes a comprender y valorar la interdependencia, la solidaridad, la ayuda mutua, la escucha y la comprensión.

    • Modelos para actuar

    Es indispensable para los hijos la conducta de los padres.

    Si los progenitores crecen ante las dificultades; si son dueños de sus emociones; si son estables en el comportamiento social (familia, trabajo, vecindario); si conocen sus puntos flojos, sus limitaciones; si son buenos trabajadores, creativos, no rutinarios; si son responsables, confiables y si saben disfrutar; seguramente serán un buen modelo a imitar por vuestra descendencia.

    • Habilidades sociales: ser capaz de manejar situaciones de conflicto, de tensión o problemas personales
    • YO PUEDO que remite a la adquisición de habilidades interpersonales y de resolución de conflictos.

    La confianza es una actitud de acercamiento saludable que desarrolla el niño respecto de las personas que lo rodean y que favorece para:

    • Hablar sobre lo que me asusta
    • Buscar maneras de resolver mis problemas
    • Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso
    • Buscar el momento apropiado para actuar o hablar
    • Encontrar alguien que me ayude
    • Expresar y manejar mis emociones.

    Es necesario desarrollar en el niño la capacidad para expresar y manejar sus emociones de manera constructiva; esto es, identificar sus emociones de miedo, alegría, cólera, tristeza y expresarlas de modo oportuno y reparador.

    Algunas de las cualidades emocionales que ayudan son la empatía, expresión y comprensión de los sentimentos, el control de nuestro genio, la independencia, la capacidad de adaptación, la simpatía, la capacidad de resolver los problemas en forma interpersonal, la persistencia, la cordialidad, la amabilidad y el respeto.

    Los adultos debemos comprender a los niños y jóvenes contemplándolos con "objetividad optimista", valorando sus fortalezas, reconociendo y aceptando sus debilidades.

    Además, necesitamos preguntarles cuáles son sus sueños y qué les hace feliz para poder definir cómo mejor ayudarles a serlo.

    Con una visión enriquecida de sus potencialidades y talentos, buscaremos orientar nuestras acciones para que el proyecto de vida de nuestros niños sea hecho a su medida y no a la nuestra.

    En síntesis, la resiliencia nos convoca a poner en positivo nuestras miradas hacia el prójimo y a modificar nuestras propias prácticas. Implica partir de un enfoque positivo de las capacidades y habilidades, consiste en resignificarse para potenciarse, analizarse para proyectarse.

    Se parte del concepto que todas las personas poseen en algún grado -destacado o no- fortalezas y capacidades. Revisarlas, conocerlas, evaluarlas y ver cómo pueden desarrollarse mejor, nos lleva a plantear el campo de la prevención primaria en la vida cotidiana.

    Lo que desarrolla la capacidad resiliente de un individuo es la formación de personas socialmente competentes que tengan conciencia de su identidad y utilidad, que puedan tomar decisiones, establecer metas y creer en un futuro mejor, satisfacer sus necesidades básicas de afecto, relación, respeto, metas, poder y significado.

    Ésta es una tarea diaria que involucra distintos lugares sociales partiendo de la familia, la escuela, las distintas instituciones y los Gobiernos de cada país.-

     Significa, apropiarse del concepto de resiliencia como una estrategia de vida.-

     BIBLIOGRAFÍA

    Di Fresco, C.(1999) Desarrollo cognitivo y social de niños con trastornos convulsivos. Tesis Doctoral. UNC. Mendoza. República Argentina.Manuscrito no publicado.

    Melillo, A y Suárez Ojeda, N (2004) Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas. Buenos Aires: Paidós. Compiladores.

    Puerta de Klinkert,M. (2002) Resiliencia. La estimulación del niño para enfrentar desafíos..(2ª ed.) Argentina: Grupo Editorial Lumen.

    PALABRAS CLAVES

    RESILIENCIA. EPILEPSIA. DESARROLLO PERSONAL.DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES.EDUCACIÓN DE LOS HIJOS. ESTRATEGIAS DE VIDA

     DATOS DE LA AUTORA

    Prof. Dra. Carina Aída Di Fresco

    Psicopedagoga. Licenciada y Profesora en Ciencias Psicopedagógicas por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mendoza. Universidad Católica Argentina.

    Especialista en Docencia Universitaria egresada de la U. N. De Cuyo.

    Doctora en Ciencias de la Educación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Su Tesis Doctoral giró en torno al: "Desarrollo cognitivo y social de los niños con trastornos convulsivos".

    Ha obtenido (por Concurso) seis Becas de Investigación para Graduados otorgados por el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Cuyo (C.I.U.N.C.); poniendo en ejercicio sus proyectos de investigación en ámbitos del Servicio de Salud Mental Infanto Juvenil del Hospital. Pediátrico "Dr. Humberto. Notti".

    Desde 1990 ha dictado la materia "Problemática Universitaria y Técnicas de Estudio en los Cursos Preuniversitarios de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, ejercido como Profesora -Tutora y Profesora Asistente en la Cátedra de Neuropatología de la Carrera Psicopedagogía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UCA.

    Es representante, desde 1995, por la UCA de Mendoza ante la Red de Instituciones de Salud y Educación Garrahan-Provincias Red Nacional de Psicopedagogía.

    Actualmente es Becaria de la misma, ejerciendo una pasantía en el Servicio de Neurología del Hospital "Dr. Humberto J. Notti".

    Es co-autora del Libro "-Tratamiento psicopedagógico" de la Red Interinstitucional en el ámbito de la salud editado por Ed. Paidós (2000).

    Ha realizado numerosos artículos de divulgación científica publicados en revistas de la especialidad (Revista Psicopedagógica, entre otras) y en medios de comunicación masiva.

    Ha participado activamente mediante la presentación de sus trabajos de investigación clínica en numerosos Congresos y Conferencias de orden nacional e internacional.

    Ha diseñado numerosos programas de diagnóstico y tratamiento psicopedagógico para estimulación de funciones psicointelectuales básicas para el aprendizaje destinados a niños de edad preescolar y a alumnos con dificultades de aprendizaje y con trastornos neurológicos

    Ha dictado diversos cursos de capacitación y perfeccionamiento docente.

    Ha dirigido varios Seminarios de Licenciatura y Proyectos de Investigación como "Análisis de Test del Dibujo de la Figura Humana", "Estudio Evolutivo del DFH en niños con organicidad" en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UCA.

    Mendoza, Argentina, mayo de 2005

    Prof. Dra. Carina Aida Di Fresco