En condiciones en que la demanda agregada disminuye, como en la fase recesiva del ciclo económico, se produce también un incremento en el desempleo que, por lo tanto, suele llamarse cíclico. La disminución en la demanda de trabajo presiona los salarios hacia la baja hasta que llegan a un punto en que, finalmente, se reactivan las inversiones y la economía en general, con lo que el desempleo comienza a decrecer. En la economía keynesiana se habla también de un desempleo producido como consecuencia de deficiencias en la demanda agregada que no tienen carácter cíclico: la preferencia por la liquidez hace que no todos los ingresos se canalicen hacia la inversión o el consumo, lo que produce una deficiencia de la demanda que lleva a un equilibrio económico en una situación que no es de pleno empleo, y que sólo puede ser compensada mediante el incremento en la demanda que origina el gasto público. El desempleo, además, es producido también por factores de tipo legal o institucional: cuando las autoridades de un país fijan un salario mínimo impiden que se ofrezcan colocaciones a un nivel inferior a éste, con lo que no es posible el descenso de los salarios reales y se dificulta el crecimiento de la demanda de trabajo; del mismo modo opera la fijación de salarios diferenciales para diversas categorías de trabajadores y cualquier limitación al desplazamiento de la mano de obra, ya sea geográfica o según ramas de actividad. Las limitaciones que pueden imponer los sindicatos y grupos de presión a la contratación de mano de obra -según edad, sexo o nacionalidad– o los requisitos formales de aprendizaje que se establezcan operan en el mismo sentido. Por último, se ha comprobado que el propio seguro de desempleo, cuando ofrece compensaciones tan altas o tan largas que desestimulan la búsqueda de trabajo, aumenta el desempleo global de un país, y lo mismo sucede cuando se establecen subsidios directos a sectores pobres de la población que estarían, de otro modo, dispuestos a conseguir una colocación. En estos casos las personas reciben un ingreso que, aunque menor que el salario, se ofrece sin la contraprestación de su trabajo; la relación costo/beneficio se altera así de modo sustancial, por lo que se reduce notablemente la oferta de trabajo. La combinación de estas compensaciones de pobreza o desempleo con la fijación de un salario mínimo alientan notablemente el desempleo de una sociedad y estimulan en muchos casos, paralelamente, la emergencia de la economía informal. El desempleo se ha visto frenado por la habilidad de una población con gran espíritu de superación, que ha dado lugar al nacimiento de un nuevo grupo social: el empresario popular. Estos nuevos empresarios han trabajado en mercados muy competitivos, empleando técnicas intensivas en la mano de obra y jornadas laborales muy extensas. Lamentablemente, parece que el Gobierno peruano no ha sido capaz de poner en marcha los mecanismos necesarios para incorporar a la normalidad laboral a este amplio y dinámico sector productivo que se encuadra dentro de la economía sumergida.
- Explicación:
En economía, el desempleo es aquella situación en la que la demanda de trabajo no es igual a la oferta. Suele considerarse desempleo a una situación en la que existe mayor demanda de mano de obra y menor oferta de trabajo.
El desempleo existe naturalmente porque al total uso de los factores productivos, que llegan al pleno empleo, siempre habrá una tasa natural de desempleo, porque la Población Economicamente Activa tiene un mayor crecimiento que el de la producción.
La búsqueda de pleno empleo ha sido un objetivo central de las políticas macroeconómicas keynesianas, que consideran que el Estado debe intervenir activamente para procurarlo ante las supuestas fallas del mercado, especialmente ante la falta de inversión. Pero ello se ha logrado a costa de aumentar la inflación, ya que ésta provee un medio de hacer descender los salarios reales sin que los nominales desciendan. En tales circunstancias las políticas keynesianas han tenido un relativo éxito en eliminar el desempleo, pero a costa de crear procesos inflacionarios de carácter permanente.
Justificación:
La preocupación por el alto nivel de desempleo de los jóvenes es ampliamente compartida no solamente en los países andinos sino en toda América Latina y otras regiones también. Ello se fundamenta en varios elementos:
Primero, la tasa de desempleo de los jóvenes de 15-24 años es el doble o triple de la tasa de adultos. Esto no es un fenómeno reciente, sino una característica visible desde hace varios años. Además, los jóvenes desempleados representan cerca de la mitad del total de desempleados cuando su participación en el total de la fuerza laboral no pasa del 30 por ciento. Por lo tanto, el desempleo de los jóvenes, que se ubica muy por encima del desempleo promedio, merece un análisis pormenorizado.
Segundo, la precariedad de la inserción laboral de los jóvenes, sobre todo de aquellos de hogares pobres (alto desempleo, o empleos precarios por el ingreso, la duración y el tipo de contrato laboral y las condiciones de trabajo) suele convertirse en un problema social, es decir, en violencia, drogadicción, lo que a su vez genera una respuesta inadecuada de parte de la sociedad, dado el origen social y laboral del problema en cuestión. Es bien sabido, que si los jóvenes se tornan hacia actividades ilícitas es debido a que no disponen de otras alternativas.
Tercero, la difícil inserción laboral de los jóvenes pone de relieve muchas interrogantes en cuanto a su preparación educativa y profesional. El rápido proceso de apertura de los países andinos en el contexto general de una liberalización acelerada de los intercambios de todo tipo, ha impactado en la demanda de habilidades en el mercado laboral, enfatizando nuevas y más completas habilidades en una situación en la cual el grueso de la oferta sigue siendo de tipo no calificada.
Esto plantea un desafío enorme a todas las instituciones, tanto públicas como privadas, que capacitan a los jóvenes para adaptarse al nuevo entorno.
Por último, se ha venido observando que dentro del grupo de jóvenes, algunos sub-grupos que se definen con características de edad, de sexo, de ingreso familiar y de nivel educativo no enfrentan la misma probabilidad de desempleo y/o de empleo precario. Las mujeres y los jóvenes de hogares pobres se enfrentan a un mayor desempleo y a trabajos más precarios que otros grupos sociales.
En la literatura disponible, el análisis sobre el alto desempleo de los jóvenes de 15-24 años se fundamenta en las cuatros explicaciones siguientes:
- La primera destaca las condiciones globales prevalentes en el mercado laboral como determinante fundamental del desempleo de los jóvenes. Ello en base de la estrecha vinculación entre la tasa de desempleo de los adultos y la de los jóvenes que suele moverse en forma muy paralela. Cálculos econométricos de la elasticidad entre una y otra tasa de desempleo arrojan una elasticidad cercana a la unidad. De ser eso cierto, sin embargo, ello no explica por qué el nivel de desempleo de los jóvenes es mucho más alto que el de los adultos, sino que ambas tasas reaccionan a las mismas condiciones laborales determinadas por el ciclo económico.
- La segunda explicación pone de relieve un fenómeno conocido como desempleo estructural que radica en un desajuste entre las calificaciones y habilidades demandadas por el mercado laboral y la oferta de mano de obra. Este desajuste se agudiza en el caso de los jóvenes por tener éstos poca experiencia laboral que puede en cierta medida paliar la falta de una adecuada capacitación en los adultos.
- La tercera explicación se basa en la observación de que el alto desempleo de los jóvenes no es un fenómeno de los jóvenes en general, sino de ciertos grupos determinados que reúnen características negativas, como el caso específico de los jóvenes de hogares pobres con educación formal incompleta y sin experiencia laboral, o jóvenes de ciertas ciudades o regiones afectados por una crisis económica local.
- La última explicación es un tanto circular, ya que vincula el desempleo de los jóvenes con características laborales determinadas por aquellos jóvenes que salen a buscar un trabajo con pretensiones salariales por encima de su productividad marginal y por lo tanto, cambian frecuentemente de empleo hasta que su experiencia laboral y sus aspiraciones se adecúen a un empleo más estable.
Por cierto, estas cuatro grandes áreas de investigación del desempleo de los jóvenes exhiben numerosas dimensiones que esta breve presentación no puede abarcar, pero que sí nos servirá de guía en el análisis que se intenta realizar para la situación del Perú. Estas cuatro dimensiones pueden reformularse en base a las tres formas clásicas de desempleo conocidas como el desempleo de tipo friccional, estructural y cíclico. El desempleo friccional se origina en el tiempo necesario para la búsqueda de empleo o en la conexión entre los que buscan empleo y las vacantes disponibles.
El desempleo cíclico es de tipo macroeconómico y se basa en una reducción de la demanda agregada que ocasiona una demanda de trabajo inferior a la oferta. Por último, el desempleo estructural se fundamenta en un desajuste entre el tipo de calificaciones y habilidades en la mano de obra disponible y las demandas que provienen de las empresas y del mercado de trabajo. Esto se explica en base a los mismos conceptos de desempleo arriba mencionados y se combate con políticas derivadas de tales conceptos. Es importante entender mejor el fenómeno del desempleo y las diferentes características vinculadas a éste, (como la pobreza), pero resulta aún más importante examinar alternativas de políticas en diferentes ámbitos, educativo, laboral, entre otros, a fin de combatir el alto desempleo y lograr una disminución significativa en un plazo determinado.
¿Porqué la tasa de desempleo se ha incrementado en los jóvenes con respecto a la tasa de desempleo de la población adulta en los últimos 5 años, que van del periodo 1995- 2000?
- Enunciado o pregunta Principal:
- Otras Preguntas:
- ¿Cuále es el factor que hace crecer la tasa de dempleo en los jóvenes del pais ?
- ¿Los salarios tiene influencia en el desempleo de los jóvenes del pais?
- ¿El crecimiento del producto bruto interno, es suficiente para llegar al pleno empleo, con una tasa natural de desempleo?
- ¿Cuál es la composición de la PEA en el periodo 1995- 2000?
- ¿Qué factores son los que impiden la lucha contra el desempleo?
- Describir los niveles de producción y las repercuciones en el desempleo en las zonas rurales y urbanas del país.
- Objetivos Específicos:
- Enumerar y presentar, programas e iniciativas que se están tomando el país para combatir el alto desempleo de los jóvenes.
- Describir los diferentes modelos económicos, para reducir los niveles de desmpleo
- Enumera las consecuencias y repercuciones sociales que conlleva el desempleo.
- Análisis Conceptual:
CICLO ECONÓMICO. Fluctuación regular de las actividades económicas a lo largo del tiempo, usualmente medida o expresada como variaciones del producto nacional bruto. Las fases principales del ciclo son la de auge o expansión, donde crecen la actividad económica total y el empleo, y la de recesión o contracción, donde disminuye el ritmo de la economía y descienden -o se estancan- dichas variables.
CLASES SOCIALES: Podríamos decir que las clases sociales emergieron, durante el período histórico en que se crearon y desarrollaron las sociedades industriales, como un tipo de división social mucho más flexible que la característica de sociedades más cerradas y estamentales, pero aún así como divisiones efectivas en muchos sentidos importantes.
COSTO SOCIAL. El término se suele usar para indicar los problemas sociales que acarrean las bajas de ingresos de los grupos de menor poder adquisitivo cuando se retiran subsidios o se disminuyen los gastos públicos sociales.
DESEMPLEO. Ausencia de empleo u ocupación: están desocupadas o desempleadas aquellas personas que, deseando trabajar, no encuentran quien las contrate como trabajadores. Las causas del desempleo son múltiples y variadas, originando en consecuencia diferentes tipos o modalidades de desempleo.
DIVISIÓN DEL TRABAJO. En su sentido más directo, separación de las actividades productivas de modo tal que cada tarea parcial de las mismas es hecha por distinto personal.
ECONOMÍA DE MERCADO: Llamada también economía de libre mercado -o, simplemente, economía libre- es la que se desenvuelve a través de empresas privadas sin el control directo de parte del gobierno.
ECONOMÍA KEYNESIANA. Término empleado para describir las teorías macroeconómicas que se han desarrollado usando los conceptos creados y las técnicas utilizadas por John M. Keynes.
EXPLOTACIÓN. El término tiene dos usos: por una parte se aplica para designar la utilización económica de ciertos recursos, como cuando se explotan determinadas minas, tierras, canteras, etc.; por otra parte, entre los marxistas, designa la condición del trabajador dentro del sistema capitalista
INFLACIÓN. La inflación consiste en un aumento general del nivel de precios que obedece a la pérdida de valor del dinero.
MERCADO DE TRABAJO. Dícese del mercado en el que se ofrece y se demanda trabajo
MOVILIDAD (DE LOS FACTORES PRODUCTIVOS). Capacidad de los factores productivos para trasladarse de un mercado a otro.
NIVEL DE VIDA. Se refiere a la cantidad de bienes y servicios que es posible consumir con un ingreso determinado y, en términos más generales, al estilo de vida material y a las necesidades que pueden satisfacer, en promedio, los habitantes de un país, o los integrantes de un sector social, un grupo o una familia determinada
PLENO EMPLEO. En economía, aquella situación en la que la demanda de trabajo es igual a la oferta, al nivel dado de los salarios reales. Suele considerarse de pleno empleo una situación en la que sólo existe desempleo friccional
POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA. Llámase así a la parte de la población total que participa en la producción económica.
PRODUCTIVIDAD. La productividad es una medida relativa que mide la capacidad de un factor productivo para crear determinados bienes en una unidad de tiempo.
SALARIO. En un sentido amplio salario es la retribución del factor productivo trabajo, incluyendo toda los ingresos provenientes del empleo o del autoempleo, los honorarios profesionales, las cantidades entregadas por las empresas a los fondos de jubilación, etc.
SECTOR INFORMAL. Parte de la economía de un país que está constituida por trabajadores por cuenta propia y pequeñas empresas que no están integradas plenamente en el marco institucional que regula las actividades económicas.
SUBEMPLEO. Suele llamarse subempleados, en las estadísticas sobre ocupación, al conjunto de personas que no trabajan un numero mínimo de horas a la semana o que lo hacen sólo de modo esporádico, sin suficiente regularidad
TASA NATURAL DE DESEMPLEO. Llámase así a la tasa de desempleo que determina la estructura presente de una economía. Dicho en otros términos, la tasa natural incluye el desempleo friccional y estructural, e implica un nivel que no puede ser reducido por un aumento de la demanda agregada.
TRABAJO. Uno de los factores productivos básicos, junto con la tierra y el capital, que se combina con ellos para la producción de bienes y servicios.
2.5 Diseño Metodológico
2.5.1. Ámbito de Estudio:
PERÚ Ficha de presentación (última actualización: julio de 2001) Nombre oficial República del Perú Superficie 1.280.219 km2 Población 25.662.000 habitantes Capital Lima (8.000.000 habitantes – del 30% de la población total) Densidad hab/km2 19.0 Lengua oficial Español Moneda Nuevo Sol (1$ = 3,62 nuevo Sol) PIB mill. $ +/- 55.000 PIB per cápita en $ 2.140 PIB %crecimiento real en 2000 3,6 Tasa de inflación 3,7 Tasa de desempleo 7,5 (10,3% en Lima en marzo de 2001) Saldo presupuestario déficit fiscal del 3% del PIB Deuda total mill. $ 28.200 |
2.5.2. Tiempo Social:
El Desempleo En Los Jóvenes En Las Zonas Rural Y Urbana Del Perú: Se desarrolla en los periodos de 1995- 2000
CAPÍTULO II
- ANTECEDENTES:
A. Modelo neoclásico del mercado de trabajo y el desempleo
El análisis de las razones del desempleo, quizá por la importancia social del problema que estudia, es un campo muy fértil en desarrollos teóricos. A pesar de ello no existe ningún modelo que pueda explicar globalmente y de forma satisfactoria la reincidente realidad del desempleo laboral. Pero aunque cada uno ofrezca sólo explicaciones parciales, más o menos acertadas, un repaso al conjunto de los modelos propuestos nos proporcionará una panorámica bastante completa.
Los economistas neoclásicos consideraron el mercado del factor trabajo en la misma forma que al resto de los mercados de factores, bienes, y servicios. Los salarios son el precio que hay que pagar por los servicios prestados por el factor trabajo. Cuanto mayores sean los salarios, menor será la cantidad demandada y mayor la cantidad ofrecida. En el tema cinco se analizaron con cierto detalle las características y la forma de las funciones de demanda y oferta de trabajo por lo que ahora podemos pasar por alto aquellas matizaciones. El análisis neoclásico se basa en el supuesto de la flexibilidad de los salarios. Los desplazamientos que se puedan producir en las funciones de demanda y oferta de trabajo provocarán reajustes salariales que en cualquier caso quedarán determinados en el punto en que se igualen la oferta y la demanda.
Hay dos clases desempleo, voluntario e involuntario, que pueden producirse dentro de este esquema. En el punto de equilibrio todos los trabajadores que lo deseen encuentran un empleo, pero habrá una cierta cantidad de personas que no estarán dispuestas a trabajar por encontrar excesivamente bajos los salarios, eso será desempleo voluntario. Si algún factor externo- sindicato, gobierno- impide el reajuste de los salarios, aparecerá el desempleo voluntario. La persistencia de un cierto nivel de desempleo involuntario permanente es explicada en el modelo neoclásico mediante dos tipos de razones: el desempleo friccional y el estructural.
El desempleo friccional está originado porque muchos de los que acaban de obtener un título profesional no tienen un empleador esperándoles a la salida del centro de estudios, o porque algunos trabajadores deciden dejar su puesto para buscar otro mejor y tardan algún tiempo en encontrarlo. El desempleo estructural se produce por desajustes en la localización y la cualificación ofrecida y demandada. Es posible que la inversión empresarial se esté produciendo en una región determinada mientras que la oferta de trabajo esté en otra. La resistencia de los trabajadores y empresas a trasladarse provocará desempleo. De forma similar, es frecuente que los empleos de nueva creación requieran unas habilidades peculiares de difícil adquisición por el trabajador. Al acelerarse la velocidad en la innovación tecnológica se amplía la brecha entre las habilidades requeridas y ofrecidas por lo que el desempleo estructural aumenta. Estos tipos de explicación se han desarrollado modernamente con el llamado modelo de búsqueda de empleo. La idea básica es que los trabajadores y los empleos están muy diferenciados. No todos los empleos son adecuados para todos los trabajadores. El individuo en desempleo tiene por tanto que realizar una búsqueda laboriosa del empleo que mejor se ajuste a sus aspiraciones. Conforme pasa el tiempo sin encontrar un puesto adecuado, los beneficios esperados van disminuyendo mientras que los costes que le origina el proceso de búsqueda son cada vez mayores.
El proceso de búsqueda se prolongará hasta que esos beneficios y costes se igualen, momento en que aceptará la mejor proposición que haya conseguido. Incluso en la coyuntura económica más favorable, en las situaciones de pleno empleo, permanecerá siempre un cierto número de trabajadores en desempleo por razones friccionales o estructurales. Es la llamada tasa "normal" o inevitable de desempleo. Esa tasa varía según los países y las épocas. En los EEUU, por ejemplo, la mano de obra tiene mucha movilidad, los trabajadores cambian de empresa con mucha mayor frecuencia que en otros países, por lo que la tasa normal de desempleo será también mayor.
Escuela de Lausanne. Escuela económica surgida en la segunda mitad del siglo XIX en la Universidad de Lausanne, Suiza, que recurrió extensamente al uso de las matemáticas en la ciencia económica para explicar, fundamentalmente, el modo en que se establecen los complejos equilibrios de una economía de mercado. El logro principal de León Walras y Wilfredo Pareto fue demostrar cómo se alcanza el equilibrio general en una economía donde compradores y vendedores interactúan definiendo un conjunto de precios y de cantidades producidas. La moderna teoría del equilibrio general, desarrollada posteriormente por Hicks, Arrow y Hahn, debe mucho al sólido trabajo de la Escuela de Lausanne; de esta misma fuente, aunque con un sesgo distinto, parten también los trabajos de la denominada Economía del Bienestar.
B. Keynesianismo Del Mercado De Trabajo Y El Desempleo
En el modelo keynesiano, la causa principal del desempleo hay que buscarla en la insuficiencia de la demanda agregada. Un simple cambio negativo en las expectativas de los empresarios puede provocar una disminución de su demanda de bienes de inversión, lo que originará una serie de reacciones en cadena en la que se irá perdiendo empleo sucesivamente en diferentes ramas industriales. La consiguiente disminución en la capacidad adquisitiva de los trabajadores puede agravar el círculo vicioso prolongando indefinidamente la situación de desempleo.
Los keynesianos rechazan la capacidad del mercado laboral de ajustarse a la nueva situación modificando los salarios. Y si el equilibrio en el mercado de un factor o un bien no puede alcanzarse por la vía de los precios, se conseguirá por la vía de las cantidades, apareciendo una disparidad entre las cantidades ofrecidas y demandadas. Es la rigidez a la baja de los salarios la que impide que la disminución de la demanda, se traduzca en descensos salariales por lo que se producirá una situación de desempleo involuntario.
El supuesto de la rigidez de los salarios puede suavizarse si se considera que los trabajadores tienen ilusión monetaria, es decir, que lo que negocian en sus convenios son salarios nominales, no reales, por lo que, si se dan simultáneamente situaciones de desempleo e inflación, puede producirse un cierto reajuste de los salarios reales.
Esta posibilidad quedaba excluida por las modernas propuestas del modelo de las expectativas racionales: No hay ilusión monetaria, por lo que la política monetaria expansiva se traduce inmediatamente en subidas de precios y salarios sin que tenga ningún efecto sobre la producción real. Los keynesianos, en respuesta, dieron la vuelta al argumento. Aceptando el supuesto de las expectativas racionales conjuntamente con el de la rigidez de los salarios nominales, dedujeron que las políticas expansivas sí pueden tener efecto sobre la producción real. Por ejemplo, el anuncio de un aumento en la cantidad de dinero en circulación provocará subidas en los precios, pero no en los salarios nominales, por lo que los salarios reales bajarán; esto permitirá el aumento del empleo y de la producción real.
Pero si los trabajadores tienen expectativas racionales ¿Porqué serían rígidos los salarios nominales? Actualmente, cuando se firman convenios colectivos suele incluirse una cláusula de revisión condicionada al comportamiento del IPC (índice de Precios al Consumo) por lo que los aumentos salariales acordados son reales. Además, si los salarios nominales fueran rígidos, los salarios reales actuarían anticíclicamente, bajando en los procesos inflacionistas y subiendo en los deflacionistas, lo que no sólo no es lógico sino contrario a la experiencia empírica.
C. Mercado Laboral
Lo que distorsiona el mercado laboral y por tanto lo que hay que explicar, es la rigidez de los salarios reales, que se mantengan al mismo nivel a pesar de las variaciones que se produzcan en la tasa de desempleo. Con ese fin han surgido en los últimos años varios modelos. Aunque ninguno de ellos es completamente satisfactorio por sí solo, tomados en conjunto sirven ciertamente para describir los mecanismos reales por los que se forman los salarios en las empresas.
El modelo de los contratos implícitos parte de considerar que los trabajadores tienen una aversión al riesgo superior a la de sus empleadores. Por tanto prefieren empleos seguros, con salarios estables aunque sean bajos, en vez de salarios altos con peligro de cierre de la empresa y pérdida del empleo. El mecanismo funciona como si en el contrato laboral existiera una cláusula implícita según la cual los trabajadores pagarían (renunciando a parte de su salario) a sus empleadores un "seguro" contra el desempleo. Este modelo ha sido considerado inconsistente por algunos autores ya que el mismo argumento, la aversión al riesgo de los trabajadores, podría conducir precisamente a lo contrario de lo que se desea demostrar, es decir, a que los trabajadores estarían dispuestos a tener salarios volátiles y a que les bajaran sus ingresos reales en momentos críticos para la empresa, antes de poner en peligro sus empleos.
El modelo del mercado interno de las empresas trata de explicar porqué la existencia de trabajadores desempleados, teóricamente dispuestos a aceptar un empleo a cualquier precio, no provoca la caída de los salarios. En cada empresa hay un gran número de puestos de trabajo que requieren cierto grado de confianza en la persona que los ocupa. Para esos empleos se buscarán trabajadores conocidos, que ya lleven un tiempo en la empresa. Muchos otros puestos exigen una formación muy especializada que sólo se consigue permaneciendo mucho tiempo en el mismo empleo. Por tanto los trabajadores desempleados no sirven para ocupar esos empleos y, aunque estuvieran dispuestos a aceptar salarios más bajos, no representan una competencia real para los que ya están empleados desde hace tiempo en la empresa.
El modelo del pago de la lealtad se fija en ciertos comportamientos que, aunque no sean fácilmente explicables racionalmente, todo el que haya trabajado en una empresa sabe que son muy comunes. Hay un amplio grupo de trabajadores que se esfuerza más de lo que les exige la empresa. Es comprensible por tanto que la empresa les pague más de lo estrictamente necesario para que permanezcan en sus puestos. Se produce una especie de lealtad mutua entre empleados y empleadores.
D. Las Políticas De Empleo
La intervención del Estado para fomentar el empleo topa con grandes dificultades. Las políticas expansivas pueden producir desagradables efectos secundarios, provocando inestabilidad monetaria y otros desequilibrios. Si lo que se busca es una oferta de empleo bien remunerado, sostenida a largo plazo, habrá que actuar de forma muy cuidadosa para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
En 1953 el profesor A.W. Phillips publicó un estudio sobre la evolución seguida a largo plazo por los precios y el empleo en la economía británica, en el que se ponía de manifiesto una correlación inversa entre ambas variables, a mayor inflación menor desempleo, que podía ajustarse a una curva decreciente. La curva de Phillips no describía funciones teóricas que relacionasen de forma lógica las dos variables implicadas; era, simplemente, la constatación de un hecho y su representación plástica.
La curva de Phillips se popularizó rápidamente por varias razones. Por una parte resultaba consistente con el paradigma keynesiano dominante en la época, según el cual la inflación se producía sólo en situaciones de alta demanda agregada y pleno empleo. Además, en los años sesenta los datos sobre el desempleo y la inflación en los principales países occidentales se ajustaron con bastante fidelidad a una curva así. Pero la principal razón de su popularidad fue quizá su utilidad para explicar a los políticos y a los votantes que había un momento para las políticas expansivas y un momento para las políticas estabilizadoras y que no podía cumplirse la pretensión de alcanzar un mundo perfecto con tasas de desempleo e inflación iguales a cero.
La curva de Phillips: pero en los años setenta el mundo cambió. Las tasas de inflación y desempleo empezaron a crecer conjuntamente con lo que la curva de Phillips desapareció de los gráficos estadísticos. El fenómeno de la estanflación, estancamiento e inflación, no cabía en los esquemas keynesianos. Los nuevos fenómenos económicos exigían nuevas y diferentes explicaciones.
Los monetaristas, a través de su miembro más prestigioso, el profesor Milton Friedman, propusieron el modelo que se llamó la curva de Phillips a largo plazo. La curva de Phillips, argumentó, no es estable sino que se desplaza como consecuencia de los ajustes en las previsiones de los agentes económicos. Cualquier intento por parte del gobierno de aumentar el empleo tendrá éxito sólo a corto plazo pero provocando desplazamientos de la curva de Phillips. A largo plazo la curva de Phillips, parece existir una tasa natural de desempleo, y todo intento de restringirla está condenado al fracaso a largo plazo.
La teoría de las expectativas racionales viene a introducir aún más pesimismo en esta cuestión. Si los agentes son capaces de prever las consecuencias de las políticas económicas y adaptar inmediatamente su comportamiento a esas previsiones, el crecimiento de la inflación será inmediato. Las políticas expansivas no tendrán éxito ni siquiera a corto plazo.
Aun teniendo en cuenta estas limitaciones a las políticas expansivas, siempre se podrán tomar medidas de fomento del empleo que, según los modelos que hemos estudiado, eliminen o suavicen las dificultades para encontrar empleo y faciliten el ajuste entre la oferta y la demanda de trabajo. Para reducir el desempleo friccional y eliminar los problemas que denuncia el modelo de la búsqueda de empleo una medida elemental, debe consistir en la organización de un sistema de oficinas de empleo que funcione de forma eficiente, con ficheros organizados de forma que faciliten la búsqueda rápida del empleo más adecuado a cada trabajador y del trabajador más adecuado para cada empleo. Para solucionar el desempleo estructural, son necesarias medidas que faciliten la movilidad espacial y funcional de los trabajadores. La movilidad espacial está obstaculizada principalmente por los altos precios de las viviendas y los alquileres que desaniman la migración interior. La movilidad funcional requiere la organización de un sistema educativo con una formación profesional adaptada a las necesidades de las empresas y que tenga la flexibilidad suficiente para adaptarse a la rápida evolución de las tecnologías.
El aumento de la demanda de trabajadores puede conseguirse con medidas fiscales que reduzcan los costes salariales para las empresas, bien reduciendo las contribuciones obligatorias a la Seguridad Social (que tendrían que ser substituidas por otros ingresos del Estado), bien subvencionando la contratación de trabajadores que por alguna circunstancia sean menos eficientes, minusválidos, jóvenes en su primer empleo, etc. La flexibilización de los empleos, autorizando contratos temporales y facilitando los despidos, supone de hecho abaratar los costos laborales de las empresas aunque a costa de la precarización del empleo.
Finalmente siguen siendo muchos los partidarios de las tradicionales medidas keynesianas de aumentar la demanda agregada mediante el aumento del gasto público, bien mediante contratación directa por el Estado-patrón, bien mediante la realización de obras o inversiones públicas. A pesar de las argumentaciones de Friedman, los programas y gobiernos socialdemócratas siguen siendo partidarios de políticas activas de creación de empleo especialmente en países con tasas altas de desempleo.
E. El Contexto Actual Nacional
El contexto local e internacional, caracterizado por un persistente aumento de la desocupación y subocupación, agravado en muchos casos por una tasa de crecimiento poblacional positivo y un cuadro fuertemente recesivo, no es propicio para el surgimiento de micro y pequeñas empresas con capacidad de insertarse en un mercado competitivo.
El desarrollo tradicional de la micro empresa en el Sur, se ha caracterizado por el surgimiento de emprendimientos, a menudo de carácter familiar, que tienen el objetivo de lograr un ingreso (único o adicional)para permitir la subsistencia del grupo. Estos emprendimientos, que nacían y evolucionaban en la informalidad, contaron en general con una escasa utilización de tecnología, un uso intensivo de mano de obra, rudimentaria organización del trabajo y ninguna utilización (ni conocimiento) de herramientas de negocios ni estrategias de comercialización.
Se ha observado en el Perú, durante los últimos años, en forma concomitante con la depresión de la actividad económica y la aplicación de políticas tendientes a desrregular las relaciones laborales, un fuerte proceso de precarización del empleo. Esto se pone de manifiesto en un incremento del empleo total o parcialmente no registrado, la extensión de diversas formas de subcontratación fraudulenta que procuran evitar el cumplimiento de las normas laborales de orden general y evadir los salarios convencionales de la rama o la profesión, deteriorando las condiciones de trabajo y acentuando la inestabilidad de los empleos. Esta precarización del empleo difiere, por su naturaleza, de formas tradicionales de empleo eventual.
La prolongada caída de la demanda de trabajo generada por las políticas económicas, ha provocado aumentos importantes de las tasas de desocupación y reasignación de fuerzas de trabajo desde los sectores productivos (industria y construcción) hacia las ramas terciarias (comercio y servicios). Las tasas de desempleo han tenido su mayor impacto en los jefes de los hogares más pobres que, sin embargo, no pueden permitirse estar desempleados durante períodos prolongados, generando de esta manera altos índices de subempleo. En consecuencia los casos de desempleo más duradero provienen de los hogares considerados "no pobres".
La inestabilidad, por otra parte, genera condiciones propicias para la extensión de la desprotección laboral, que es mayor entre las personas provenientes de hogares pobres. En consecuencia, las personas desocupadas o bien carecen de todo ingreso o bien obtienen ingresos menores de carácter precario en actividades no asalariadas. La incidencia del desempleo abierto es mayor entre los trabajadores no calificados, es decir, entre aquellos que cuando están ocupados reciben las remuneraciones menores. La incidencia también es elevada entre los trabajadores jóvenes que buscan empleo por primera vez, los que también se encuentran en la parte inferior de la estructura de ingresos. El desempleo, por lo tanto, tiene dos efectos diferentes: es, en primer lugar, generador directo de pobreza y acentúa además el grado relativo de pobreza de los hogares ubicados en los estratos inferiores de ingreso.
Se trata, entonces, si se quieren contrarrestar estos efectos nocivos de la reestrucuración de las economías, de estrechar la inserción de las micro empresas de menores recursos económicos a sectores más modernos, vinculándolas a mercados más amplios, dinámicos y rentables, mediante instrumentos como la promoción de la subcontratación entre empresas y el establecimiento de canales de comercialización que incluyan también al mercado externo. Este apoyo productivo tiende a mejorar la capacidad de competir, corrigiendo la falta de acceso a recursos productivos.
Frente a la alta competitividad, los volúmenes de demanda y las consecuentes aplicaciones de las tecnologías de punta que exige el mercado, muchos productos a micro escala se ven excluidos de los mismos debido a su reducido tamaño, a la carencia de maquinaria y equipos indispensables para elevar la capacidad productiva, así como a insuficiencias en su capacidad organizativa y gerencial. A ello pueden agregarse sus dificultades de acceso al crédito y a las redes sociales y comerciales en las que operan empresas de mayor tamaño. Las empresas de menor tamaño también enfrentan costos de transacción más elevados, particularmente en contextos de alto riesgo e incertidumbre.
En el marco de estos procesos se ha desarrollado lo que se conoce como economía informal. Se trata de un complejo muy diferenciado de estrategias de supervivencia puestas en marcha por sectores marginados de la economía formal. Estas estrategias comprenden prácticas micro empresariales altamente heterogéneas, que van desde unidades de subsistencia hasta verdaderas empresas con capacidad potencial de participación en el mercado formal.
La micro empresa no puede desarrollarse sin una provisión adecuada de infraestructura industrial y de servicios empresariales: la información oportuna y actualizada sobre mercados y tecnología, la asesoría y las gestiones promocionales en el comercio internacional, los servicios de asesoría técnica y consultoría en diversas áreas, la organización de ferias y eventos comerciales, la capacitación técnica y gerencial. Sólo la construcción de instituciones democráticas y descentralizadas puede conducir al desarrollo sostenible de la micro empresa. Las experiencias exitosas tienen en común la solidez de las instituciones y el rol de promotor de las asociaciones empresariales y de los gobiernos locales y regionales.
Por lo tanto, cuando nos referimos a economía informal, estamos hablando de un sector cuyo rasgo común -paradójicamente- no está constituido por la falta de formalidad, sino que más bien por la concreta imposibilidad de acceso a instrumentos básicos tales como el crédito o la formación y la actualización técnico-organizativa. La población económicamente activa peruana ascendió a un total de 8,9 millones de personas en el año 1995, sobre una población de poco más de 23,5 millones de habitantes. De este total, el 65,3% eran hombres y el 34,7% eran mujeres; del total de participación en la actividad económica, el 72% procedía del sector urbano y el 28% restante del rural. Las previsiones señalan que más de diez millones de personas conformarán la población económicamente activa en el año 2000 .Por actividades económicas, es la agricultura la que absorbe un mayor número de ocupación (37%), aunque viene disminuyendo pese a la gran importancia del sector pesquero nacional, que se incluye en este apartado; por su parte, la industria ocupa al 22% de la población activa y el resto corresponde al sector de los servicios.
Desde comienzos de los años ochenta, la población activa ha tenido un crecimiento interanual medio del 3,7%, mientras que el empleo generado por las grandes empresas manifiesta un goteo decreciente y constante, aunque todavía no alarmante. Y aunque las tasas de desempleo no han crecido de forma importante, puede deberse a la aparición de un fenómeno que ha creado un nuevo grupo social; está formado por personas llegadas principalmente de las zonas rurales que se autoemplearon a través de la venta ambulante o de la creación de microempresas de carácter familiar, aliviando así un crecimiento mayor del índice global de desempleo
Perú, como la mayoría de los países iberoamericanos, mantiene una tasa de desempleo urbano inferior al 10%. En 1997, el 9,1% de la población económicamente activa no tenía un puesto de trabajo en las zonas urbanas.
La insuficiente demanda de mano de obra en los sectores industrial y comercial se ha incrementado en los últimos veinte años, debido fundamentalmente a la escasa inversión registrada en el país y a un entorno macroeconómico caracterizado por la inestabilidad. Así, entre 1981 y 1991 la población económicamente activa mantuvo un crecimiento medio anual del 3,9%, mientras que el empleo en las grandes empresas del sector formal de la economía cayó en un 0,8%. Ahora bien, desde 1993 se ha registrado un cierto incremento gradual de la tasa de empleo como consecuencia de la recuperación de la actividad económica del país y de una mayor flexibilidad laboral, aunque con grandes variaciones en los distintos años; así por ejemplo, la tasa de desempleo abierto de los jóvenes urbanos de 14 a 24 años, que representan la cuarta parte, se ha elevado del 15,2% de 1996 al 16,1% de 1997. Sin embargo, durante el ciclo expansivo de 1993-1995, esa misma tasa de desempleo descendió casi cinco puntos, del 16,1% en 1993 hasta el 11,2% en 1995. Este comportamiento de la tasa de desempleo refleja, en gran medida, la dificultad del mercado para absorber la mano de obra más joven y, sobre todo, a los trabajadores más recientemente incorporados al mercado de trabajo. Por ello, cuando se observan las cifras de desempleo desagregado por grupos de edad, se constata que las tasas para los grupos de trabajadores cuya edad se sitúa entre los 25-44 y entre los 45-54 años no son alarmantemente altas (6,6% y 5,7% durante el año 1997), mientras que la tasa para el grupo de 14-24 años es del 15,2%, es decir, casi el triple que para los grupos de más experiencia.
F. Naturaleza y medición
A pesar de que los factores productivos, —tierra, trabajo y capital— son recursos escasos, por diversas razones siempre hay una parte mayor o menor de ellos que no está usándose. Ese es el fenómeno conocido como desempleo aunque casi siempre se utilice esa palabra, y así lo haremos aquí, para aludir principalmente al desempleo del factor trabajo. Sus terribles repercusiones sociales lo convierten en un problema económico fundamental y su solución es un objetivo prioritario para la política económica. Para describir la situación del empleo en una sociedad, los datos suelen ofrecerse en forma de tasa de desempleo: la proporción de trabajadores en desempleo con respecto al total de la población activa. Pero medir esa tasa no es tarea fácil. Por mucho que se precisen los conceptos de "desempleado " y "población económicamente activa" siempre encontraremos individuos a los que no sabremos con exactitud en qué categoría clasificarlos. Se llama población económicamente activa (PEA) al conjunto de los individuos de una sociedad que estando en edad de trabajar y capacitados para hacerlo, tienen o desean tener un empleo remunerado. Los miembros de este grupo que están buscando activamente empleo y no lo encuentran recibirán la calificación de trabajador desempleado. Quedan por tanto excluidos de la condición de población activa los jubilados, los enfermos o físicamente incapacitados, los estudiantes, los menores de edad (por necesidad se han visto en la obligación de trabajar), y ese numeroso grupo de personas que por estar trabajando en sus casas para sus familias no pueden tener un empleo remunerado fuera del hogar.
Pero hay otras muchas razones por las que la tasa de desempleo puede resultar sobrevalorada. En nuestro país hay un gran número de trabajadores empleados en la llamada economía sumergida, empleados por cuenta propia o ajena, que tratan de eludir sus obligaciones fiscales. Se pueden hacer estimaciones imprecisas sobre el volumen del empleo sumergido por medios indirectos, por ejemplo, mediante el consumo de energía eléctrica, pero son estimaciones en cualquier caso muy insatisfactorias. Por otra parte, los subsidios y las facilidades sociales que se conceden a la población de bajo nivel socio económico- para el acceso a viviendas subvencionadas y otras- hacen que se presenten como tales muchas personas que no están realmente dispuestas a aceptar un empleo fijo a jornada completa.
- Tasa de desempleo y mercado laboral El desempleo es un fenómeno siempre presente, en mayor o menor grado, en toda sociedad. De la población total de un país, existe un grupo que pertenece a la fuerza laboral y otro que se encuentra fuera de ella debido a actividades educativas o quehaceres del hogar. Del mismo modo, entre los individuos que forman parte de la fuerza laboral, algunos se encuentran ocupados y otros se encuentran desocupados Se utiliza la tasa de desempleo, es decir, el porcentaje de la fuerza laboral desempleada, como un indicador resumen del estado del mercado laboral, aunque eventualmente puede constituir sólo una aproximación parcial al fenómeno. Una limitación importante de la tasa de desempleo es que no dice nada sobre los niveles de ingreso y la calidad del trabajo de aquellos que se encuentran empleados.
- Desempleo y Desarrollo Se pueden establecer, por lo menos, dos hipótesis con respecto a la relación entre el nivel de desarrollo y la tasa de desempleo. Por un lado, se puede argumentar que los países desarrollados tienen mayores oportunidades de empleo y, por lo tanto, el nivel de desempleo registrado debería ser menor en estos países. En este sentido, existiría una relación inversa entre el desarrollo de un país y su tasa de desempleo. De otro lado, en los países de bajos ingresos, las familias pobres no pueden financiar largos periodos de desempleo y deben idear estrategias de empleo e ingresos de manera de maximizar el bienestar familiar, dadas la múltiples restricciones que enfrentan. Por tanto, las tasas de desempleo en países subdesarrollados no podrían ser muy altas. En la realidad concreta no encontramos una relación clara entre el nivel de desarrollo y las tasas registradas de desempleo abierto, probablemente debido a que las dos hipótesis actúan simultáneamente y a que la tasa de desempleo es afectada por otros factores como el ciclo económico y la presencia de diferentes regulaciones en el mercado laboral. En Sudamérica, aún cuando existen diferencias metodológicas involucradas en el cálculo de las tasas de desempleo, se observa que los niveles registrados son bastante variables. Las tasas fluctúan entre el 4%y el 18% para países cercanos y que no presentan diferencias tan marcadas en sus niveles de desarrollo. La tasa de desempleo abierto peruana se sitúa en el promedio sudamericano.
- Perú: Desempleo por ámbitosgeográficos Esta información ha permitido confirmar algunos hechos ya conocidos, pero ha evidenciado diferencias interesantes entre los procesos laborales existentes en el país. Las diferencias más importantes se refieren a los niveles que muestran las tasas de desempleo en diferentes regiones del país. Así por ejemplo, se observa que las zonas Central y Sur del país presentan comparativamente tasas más elevadas de desempleo que las del Norte, incluida la Selva. Estos fenómenos, que merecen una investigación de mayor detalle, pueden estar asociados a los desiguales procesos de desarrollo experimentados por las ciudades del interior del país y a la mayor cercanía de los mercados de trabajo rurales en las ciudades intermedias, lo cual determinaría comportamientos diferenciados de la oferta laboral y un patrón estacional que debe ser analizado. Lo que sí es claro es que algunas estructuras del desempleo son similares tanto en Lima como en el resto del país, si se consideran las variables edad, sexo y educación. En el caso de la edad, por ejemplo, los jóvenes presentan mayores tasas de desempleo llegando, en el caso de la Costa Sur, a estar por encima del 28%. Del mismo modo, excepto en la Sierra Norte, en todo el país son las mujeres quienes se ven afectadas en mayor proporción por el fenómeno del desempleo. Obviamente, el nivel educativo, con algunas diferencias de niveles, en todas las regiones vuelve a presentar una relación no lineal con la tasa de desempleo. No obstante, en ninguno de estos casos se puede establecer una relación causa efecto entre las diversas variables socioeconómicas y la incidencia del desempleo pues no se mantiene el principio de 'ceteris paribus' Para ello, se requiere un análisis.
G. Duración del Desempleo
Tanto en medios académicos como políticos, parece existir una percepción del desempleo como un fenómeno estático, como si su estructura no cambiara en el tiempo y los desempleados fueran los mismos siempre. Dichas apreciaciones olvidan el carácter eminentemente dinámico del mercado laboral y la presencia de permanentes flujos desde y hacia él. El fenómeno de la duración del desempleo en el Perú, ha sido escasamente estudiado y no existen antecedentes confiables que permitan hacer una comparación de esta variable en el tiempo. El estudio de la duración del desempleo es importante debido a que nos permite aproximarnos al conocimiento del tipo de desempleo existente en un país. Según su duración y el comportamiento de la demanda de mano de obra, el desempleo puede ser friccional o estructural. Cada situación expresa características distintas y permiten, por lo tanto, políticas diferentes. Esta evidencia sugiere que el fenómeno del desempleo persistente no es tan significativo en nuestro país como sí lo es en otros países. Por el contrario, el tipo de desempleo predominante en nuestro medio sería más de corto plazo, es decir friccional o estacional. El desempleo friccional surge principalmente porque los mercados de trabajo son dinámicos. En efecto, simultáneamente coexisten en el mercado laboral, nuevos ingresantes (aspirantes) al mismo tiempo que otros individuos están dejando la fuerza laboral (jubilados o desalentados). Existen personas que están renunciando a sus empleos para buscar otros y también existen empresas que reducen su nivel de empleo mientras que hay otras que buscan trabajadores.
Dado que los flujos de información son imperfectos tanto los empleadores como los trabajadores, suelen demorar en encontrar exactamente lo que buscan en el mercado. Es decir, debido a la ausencia de mecanismo de información, toma tiempo para que se produzca el encuentro entre empleadores y trabajadores generándose así el desempleo friccional.
Como se mencionó este desempleo prolongado o persistente, afecta más a los siguientes grupos poblacionales:
- Mujeres,
- Aquellos que en el contexto familiar son hijos,
- Los individuos con niveles educativos secundarios o superiores,
- Las personas solteras, y
- Los jóvenes.
La dinámica del mercado laboral implica que no todos los desempleados son los mismos siempre y que muchos de ellos se encuentran cambiando de status frecuentemente. De hecho, en cualquier punto del tiempo el desempleo está conformado por flujos que entran al desempleo y por flujos que salen de él.
H. Los Flujos Hacia y Desde El Desempleo:
En cualquier periodo de tiempo, los individuos que ingresan a la condición de desempleo son de dos tipos: aquellos que antes eran empleados y aquellos que antes eran inactivos. Entre los que antes eran ocupados existen dos motivos principales de llegada: los recesos (despidos) que pueden ser temporales o permanentes, y las renuncias. Entre los que antes eran inactivos existen también dos tipos: los nuevos ingresos al mercado de trabajo y los re ingresos por parte de personas que alguna vez estuvieron en el mercado de trabajo y por algún motivo salieron de él hacia la inactividad.
Para analizar la importancia de cada uno de estos componentes, se ha realizado una descomposición simple del desempleo, en términos de sus flujos de entrada para Perú Urbano.
Se observa que casi la mitad de la tasa de desempleo abierto en el tercer trimestre de 1997 (7.7%) estuvo explicada por reingresos de personas que previamente estaban inactivas a la condición de desempleo. Esto es consistente con el hallazgo anterior que las principales transiciones existentes en el mercado de trabajo peruano son entre la inactividad y el desempleo antes que entre empleo y el desempleo. Vale la pena observar también que entre los grupos que tienen más reingresos al mercado de trabajo a través del desempleo, destacan las mujeres, los menores de 25 años y los que tienen estudios secundarios o superiores no universitarios.
En un segundo nivel de importancia se encuentran los flujos que provienen del empleo: las renuncias y los recesos (despidos). En las renuncias se incluye a aquellos que dejaron su empleo por que ganaban poco, por estudios, por motivos de salud, asuntos familiares, para establecerse por su cuenta o por jubilación. Estos representan el 21% del total de desempleo destacando los hombres, las personas con educación secundaria y las mayores de 55 años. Por otro lado, en el grupo que ingresan al desempleo por despido se incluye a aquellos desempleados porque terminó su contrato, debido a los cierres de empresas o a los despidos arbitrarios. Representan el 20% del total de desempleo siendo los grupos más afectados los hombres, las personas entre 45 y 54 años y las que tienen educación secundaria.
Finalmente, solo el 10% de los desempleados son aspirantes, es decir personas que previamente eran inactivas y por primera vez intentan conseguir un empleo. En este grupo, evidentemente predominan los jóvenes, especialmente mujeres con educación secundaria. Esta composición del desempleo no siempre ha sido así. La década de los setenta, la principal fuente del desempleo era los aspirantes, mientras que actualmente estos son la minoría. Esto es resultado de la notable movilidad que se observa en el mercado de trabajo que ha determinado que la mayor parte de las personas tengan experiencia laboral aunque sea parcial.
I. Los Flujos De Salida Del Desempleo:
Al ingresar al desempleo, por definición las personas empiezan a buscar trabajo, tanto dependiente como independiente. La pregunta que se intenta resolver en esta sección es como se componen los flujos de salida del desempleo. En este caso, nuevamente existen dos grandes posibilidades: el empleo o la inactividad. En el caso que salgan hacia el empleo, la pregunta es ¿Qué tipo de empleo consiguen luego de estar desempleados?. En el caso de salir a la inactividad, interesa averiguar las causas de esta decisión
Dos observaciones muy importantes se derivan del análisis: En primer lugar, las salidas hacia la inactividad explican aproximadamente el 51.7 % del desempleo, es decir, no todos los desempleados terminan como empleados. ¿Qué explica el elevado flujo de salida hacia la inactividad?. Por un lado, puede reflejar desaliento, es decir, dada la incapacidad para encontrar un empleo muchas personas dejan de buscar un empleo y deciden salir de la fuerza laboral. Por otro lado, muchos de ellos deciden dejar la fuerza laboral voluntariamente, ante la ausencia de oportunidades de empleo que satisfagan sus expectativas.
En segundo lugar, las salidas al empleo explican el 48.3 % de los casos. En términos muy gruesos, estos estimados pueden relacionarse a conceptos muy utilizados en la literatura. Los que cambian de rama/ocupación pueden ser considerados como recesos permanentes mientras que los que vuelven a la misma rama/ ocupación pueden ser considerados como recesos temporales22. Los recesos temporales ocurren principalmente por efectos de la estacionalidad o inestabilidad en la producción de las empresas y constituyen una práctica mediante la cual los empleadores convocan nuevamente a trabajadores que ya han laborado en sus empresas a fin de enfrentar nuevos pedidos o campañas, ya que con ello aseguran un mínimo de experiencia en el trabajo. Si tomamos estos datos como referencia, este fenómeno explicaría uno de cada cinco casos de desempleo.
J. Situación De Empleo En El Perú
Existen dos formas de ver el mercado de trabajo a nivel nacional. Un primer enfoque distingue claramente entre economía rural y economía urbana, enfatizando la estrecha relación del funcionamiento del mercado laboral rural con el desarrollo de actividades agrícolas. Una visión más integral es la que pone énfasis en la articulación entre las actividades económicas de las zonas rurales y las urbanas. A continuación se señala las principales características de estas dos maneras de ver el empleo a nivel nacional.
Es importante considerar como unidad de análisis de las decisiones laborales en el área rural a los hogares, pues los miembros del hogar deciden en conjunto sus niveles de consumo de bienes, la asignación de su fuerza de trabajo y sus recursos entre las varias opciones o actividades disponibles, y la inversión en capital humano (educación), de acuerdo con la disponibilidad de tiempo productivo de sus miembros, con su restricción presupuestaria, y con la tecnología disponible en su unidad productiva. La asignación del tiempo depende de las características demográficas del hogar, pues sus miembros (niños, adulto-hombre, adulto-mujer) se diferencian en cuanto a sus ventajas comparativas realizando las actividades en las que son relativamente más productivos. La decisión de participación de un miembro en el mercado de trabajo asalariado se hace en función de la productividad de cada miembro del hogar y el pago que puedan obtener. En este sentido, la oferta familiar de trabajo asalariado está afectada por los requerimientos de mano de obra de la unidad productiva. De esta forma, la magnitud de oferta de trabajo en el mercado de trabajo asalariado de los hogares no depende sólo del salario, sino también del tamaño de la fuerza laboral familiar, sus otros ingresos, los factores fijos (herramientas, ganado, tractores, etc.) que afectan la productividad de la unidad productividad familiar, y los precios de los productos de la propia unidad productiva.
En general, los hogares destinan más mano de obra a actividades no agropecuarias fuera del hogar o la venden en el mercado cuando la campaña agrícola resulta mala. En las etapas del proceso productivo en las cuales hay posibilidad de sustitución entre el trabajo de un niño/a y un adulto/a (luego de la siembra o luego de la cosecha), los hogares destinan a sus miembros con mayor valor en el mercado asalariado a actividades fuera del hogar.
- Economía Rural Y Funcionamiento Del Mercado De Trabajo Ruralopciones De Ocupación Del Hogar En El Área Rural:
Para entender el funcionamiento de la economía nacional, y los mecanismos a través de los cuales se puede favorecer el crecimiento económico y el desarrollo rural, es importante analizar las relaciones económicas entre las zonas rurales y las urbanas. En este sentido, lo rural no debe verse como contrapuesto a lo urbano. Una manera de enfocar las relaciones entre ambas zonas es considerar que la economía nacional se compone de varias economías regionales, cada una de ellas conformada por un hinterland rural que rodea a algunas ciudades importantes. Dentro de cada una de estas economías existen interrelaciones entre el campo y la ciudad. El campo ofrece bienes agropecuarios y no agropecuarios a la ciudad y ésta ofrece a cambio bienes manufacturados y servicios, sobre todo financieros. Además, existe movilidad de factores productivos, sobre todo mano de obra, y flujo de información entre el campo y la ciudad, ya que estas zonas se encuentran actualmente más articuladas, no sólo por el transporte sino, fundamentalmente, por el desarrollo de los medios de comunicación
Desde esta visión, los propios mercados, incluyendo el mercado laboral no serían rurales sino regionales y no se puede hablar en sentido estricto de empleo rural. El desarrollo de estos mercados será mayor cuanto más grande sea la ciudad y el peso de las relaciones de mercado en el conjunto de las transacciones de la región, que llevaría a un mayor desarrollo rural en la medida en que la economía rural sea más abierta al comercio regional, nacional e internacional (eliminación de intermediarios), aunque se debe enfrentar, en algunos casos, la competencia entre productos urbanos y rurales.
La existencia o formación de varias ciudades grandes favorecería el desarrollo de economías regionales por la existencia de mercados modernos de insumos, empresas compradoras de productos agrícolas y proveedoras de servicios. El desarrollo de las ciudades en una región tiende a transformar las relaciones no mercantiles en relaciones de mercado y explica la evolución del intercambio de mano de obra y del mercado laboral. Anteriormente, las transacciones se hacían a través de intermediarios que usaban sus lazos sociales en las comunidades rurales para contratar trabajadores y llevarlos a las áreas donde se requiere mano de obra (sistema de "enganche").
El crecimiento de las ciudades permite el fortalecimiento de las economías regionales que sustentan y, por lo tanto, el desarrollo de las áreas rurales a la cuales están vinculadas. Debe fomentarse la inversión privada y el crecimiento de las ciudades tomando en cuenta que uno de los factores necesarios para lograr esto es la acumulación de capital humano ya que éste permite el desarrollo de actividades con uso de tecnología avanzada.
Los cambios ocurridos en los últimos años en las características del mercado de trabajo en las zonas rurales hacen que su funcionamiento ya no se adecue a la visión tradicional del empleo rural. El empleo rural no puede verse sólo como empleo agropecuario.
K. Características Del Mercado De Trabajo Peruano:
a. Características de la oferta laboral por tamaño de centro poblado
En 1998, la población económicamente activa en el país (PEA) ascendía a 11 millones 294 mil personas, donde el 30 por ciento se encontraba en Lima Metropolitana, el 36.5 por ciento residía en las otras áreas urbanas, y el restante 33.5 por ciento se encontraba en el área rural. Cabe resaltar que si bien la PEA nacional es predominantemente urbana, el área rural tiene una importancia similar al resto urbano en cuanto a magnitud de oferta laboral.
Conviene señalar que las definiciones del área urbana y rural están asociadas al tamaño del centro poblado (2,000 y más habitantes, y menos de 2,000 habitantes respectivamente) por lo que en la caracterización del mercado de trabajo peruano que realizamos a continuación prima, en la medida de lo posible, la variable "tamaño del centro poblado" sobre la división tradicional "urbano- rural", lo que permite tener una visión más detallada del mismo.
b. PEA por niveles de educación
La oferta laboral del país se caracteriza por su reducido nivel educativo. Aproximadamente, el 54 por ciento de la PEA nacional no ha terminado la educación secundaria, el 25 por ciento tiene secundaria completa y el restante 21 por ciento tiene estudios superiores sean universitarios o no universitarios. Incluso en Lima Metropolitana, que tiene la mayor infraestructura educativa, un tercio de la PEA no ha completado la educación secundaria.
Esta situación es más preocupante cuando se reduce el tamaño del centro poblado, que se refleja en las diferencias en el nivel educativo de la oferta laboral urbana y rural .
La calificación de la mano de obra es mucho menor en el área rural, donde cerca del 15 por ciento de la PEA no tiene instrucción educativa, y la mitad sólo tiene educación primaria. Los menores años de estudio promedio de la mano de obra rural influyen en la baja productividad. Debe tenerse en cuenta que un mayor nivel educativo, especialmente si incluye un componente de capacitación laboral, es importante porque eleva la productividad y permite incorporar tecnología más avanzada.
Estas diferencias en los niveles educativos de la oferta laboral se acentúan por grupos de edad, y entre hombres y mujeres. En el caso del área urbana; los hombres y las mujeres hasta los 29 años de edad tienen igual años promedio de estudio, presentándose diferencias entre ambos a partir de los 35 años de edad. En el caso del área rural, si bien los más bajos niveles educativos se presentan en la PEA femenina adulta, los hombres adultos también tienen pocos años de estudios, incluso menores que las correspondientes mujeres adultas del área urbana. De esta forma, si es que se pretende revertir la baja calificación de la oferta laboral es importante implementar programas de educación dirigidos a esta población principalmente en el área rural.
De esta forma, para elevar los bajos niveles de productividad de los sectores económicos es necesario invertir en capital humano, lo que redundará en mayores ingresos de la población. Esto es primordial en el área rural, donde la mayoría de los trabajadores se dedican a la actividad agrícola, sector altamente generador de empleo y que sin embargo tiene la más baja productividad sectorial. Una elevación en la calidad del capital humano facilitará el manejo de nueva tecnología en el área rural, necesaria para aumentar la productividad.
- Visión Del Mercado De Trabajo A Nivel Nacional
- Tasa De Desempleo
En el área rural, el mercado de trabajo es poco desarrollado, por lo que las personas no tienen la opción de búsqueda activa de trabajo en la misma zona. En general, en el área rural, las personas pasan de una situación de ocupados a una situación de inactivos, dependiendo, en gran medida, del ciclo agrícola.
Debido al poco desarrollo del mercado de trabajo rural, la tasa de desempleo abierto es muy reducida. Así, mientras en el área urbana la tasa de desempleo abierto es de 7.8 por ciento, en el área rural es de sólo 2.8 por ciento. Un indicador que permite medir mejor la problemática del empleo en el área rural es la tasa de desempleo pasiva, entendida como el porcentaje de la población en edad de trabajar que desea trabajar, pero que no buscó activamente trabajo por razones económicas o de mercado. Esta tasa de desempleo pasiva asciende a 4.8 por ciento, superior a la tasa de desempleo abierto. Entonces, la tasa de desempleo total en la zona rural sería de 7.5 por ciento.
Dicha tasa de desempleo total rural considera el poco desarrollo del mercado de trabajo, que se traduce principalmente en un reducido nivel de demanda laboral, salvo en épocas de siembra y cosecha. Esta situación lleva a migraciones temporales y, por tanto, a que las personas incurran en mayores costos de transacción, y a un contexto de pobreza. Para revertir esta situación es necesario crear mercado.
Un ejemplo de lo que se puede hacer en el área rural lo ofrece el Programa de Caminos Rurales del Ministerio de Transportes, el cual, mediante la creación de microempresas locales, dedicadas al mantenimiento de los caminos rurales, ha contribuido a dinamizar el mercado de trabajo rural.
L. Características Sectoriales
a. Ramas de actividad
El panorama sectorial del empleo nacional se presenta en algunos aspectos diferente al urbano, pues la agricultura cobra mayor importancia. A esta actividad se dedica el 26 por ciento de los trabajadores del país, constituyéndose en la segunda actividad generadora de empleo. Esta importancia está marcada por la gran incidencia que tiene la agricultura en los centros poblados de menor tamaño denominados rurales donde constituye dos tercios del empleo. A pesar de ello, no se puede identificar lo rural con lo agrícola; existe un 35 por ciento de trabajadores rurales que se dedican a otras actividades económicas
En segundo lugar, los servicios, al igual que en el área urbana, conservan el primer lugar en la generación de empleo a nivel nacional. En esta actividad labora cerca de un tercio de la PEA ocupada del país. Evidentemente su importancia es mayor en la zona urbana, principalmente en los centros urbanos de mayor tamaño. Incluso en la zona rural, aunque con una incidencia en el empleo mucho menor, es la segunda actividad generadora de empleo.
En tercer lugar, la industria representa cerca del 11 por ciento del empleo nacional. Cabe indicar que su participación en el empleo no difiere tanto por tamaño de centro poblado, como sí sucede con la agricultura y el sector terciario.
En cuarto lugar, la actividad minera -tanto en el área urbana como rural- es poco significativa en la generación de empleo; representa menos del 1 por ciento del empleo nacional. Sin embargo, tal como hemos señalado anteriormente, tiene una alta productividad y es marcadamente generadora de divisas.
En suma, el área urbana y rural comparten la característica de que es un sector económico el que predomina fuertemente en la generación del empleo. La diferencia se encuentra en cuál es ese sector -el sector primario (principalmente la agricultura) y el sector terciario (servicios y comercio), respectivamente- y, principalmente, en las relaciones salariales que se establecen en los mismos.
b. El empleo asalariado y no asalariado
En el país prevalece el empleo no asalariado y su incidencia es mayor en los centros poblados más pequeños. Aproximadamente, el 61 por ciento de los trabajadores del país son no asalariados (donde el 6 por ciento son empleadores) y el restante 39 por ciento son asalariados. Entonces, las diferencias por tamaño del centro poblado son notorias en la distribución del empleo agrícola- no agrícola y del empleo asalariado- no asalariado
La mayor incidencia del empleo no asalariado en el área rural ( 77.2 por ciento de la PEA ocupada) se debe a que en la actividad principal que es la agricultura- la mano de obra es básicamente familiar. De esta forma, las relaciones que se establecen en la agricultura son no salariales, ya sea porque el agricultor cultiva su propia parcela como trabajador independiente o porque utiliza mano de obra familiar (ambas categorías ocupacionales representan cerca del 80 por ciento del empleo agrícola rural). Igualmente, la industria de bienes de consumo en el área rural –en la que deben primar las relaciones salariales- presenta una mayor incidencia del empleo no salarial (cerca del 87 por ciento de la PEA ocupada sectorial), debido a que está conformada principalmente por artesanos que laboran independientemente o con mano de obra familiar en microempresas. Entonces, lo que caracteriza al empleo rural sea en la agricultura o en la industria son las relaciones laborales que se establecen en su interior, que son básicamente no salariales y familiares.
Los sectores del área rural donde prevalecen las relaciones asalariadas son la construcción y los servicios no personales (70.5 por ciento y 82.4 por ciento respectivamente). Cabe indicar que en este último sector, el empleador principal es el Estado (emplea al 55 por ciento de la PEA ocupada sectorial), por los servicios de educación y salud que brinda.
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