El desarrollo de valores bolivarianos en la formación profesional por competencias (página 2)
Enviado por Albano A. Zambrano Q.
1.1.- Los Valores: una aproximación conceptual
El estudio de los valores como categoría filosófica, sociológica, económica, psicológica y pedagógica ha sido un tema de permanente interés entre las diferentes disciplinas desde tiempos remotos. Asimismo, los valores trascienden a las diversas civilizaciones históricamente conocidas convirtiéndose, quizás sin proponérselo, en reflejo de la cultura desarrollada por las mismas y que legaron posteriormente para la humanidad. Y eso es así por cuanto la adopción de valores es una condición del hombre en tanto individuo y como ente social, condición que orienta el comportamiento de la persona a través de sus pensamientos, así como en su desempeño y las relaciones con el entorno.
Lo señalado intenta explicar la existencia de diversas concepciones y acepciones acerca de los valores, de las cuales, y a los fines del presente trabajo, se han seleccionado algunas para su consideración y análisis:
Ramos S., Gerardo (2004): "Por valor entendemos la significación socialmente positiva que posee un objeto para un sujeto determinado. Tal significación posee un carácter objetivo en tanto,…queda determinada en última instancia por su grado de correspondencia o no con la naturaleza misma del hombre y de lo humano y por su grado de contribución al progreso social."
Galdona, Javier (s/f): "El ser humano es un todo, con diferentes dimensiones que necesita desarrollar para alcanzar su realización. La dimensión ética de los pueblos y las personas individuales es una de ellas, por lo que no puede haber desarrollo integral de la persona sin un desarrollo serio de su dimensión ética."
Morales de C., Maribel E. (2006): "En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección humana."
Lamata C., R. (1996): "El concepto de valor presupone que un objeto, una acción, una situación, contiene un entramado de relaciones, de adscripciones, de niveles de importancia definido socialmente. Es una representación de una relación integral y coloca ese objeto, esa acción o sea esa situación en un determinado terreno que, históricamente, se ha llamado "ideología".
García B., Gilberto (s/f): "Constituyen guías generales de conducta que se derivan de la experiencia y le dan sentido a la vida, propician su calidad, de tal manera que están en relación con la realización de la persona y fomentan el bien de la comunidad y la sociedad en su conjunto."
Mendoza, Santos y otros (2000): "Propiedades funcionales que adquieren los objetos y fenómenos de la realidad al ser incluidos a través de la práctica en el sistema de relaciones sociales". (Citados por Cañas, 2005)
Romero P., Concepción y Acosta M., Haydeé (s/f): "Los valores pueden estar presentes tanto en los objetos, fenómenos y procesos materiales como espirituales, resultados de la actividad desarrollada por los hombres. "
Vale acotar que los conceptos seleccionados corresponden a diferentes ideologías, tanto en las posiciones políticas como religiosas, evitando así el sesgo conceptual, que en criterio del autor refleja una mayor amplitud del alcance de los mismos, pues pese a que el abordaje proviene de especialistas de diferentes disciplinas, resaltan en la diversidad de concepciones anteriores aspectos coincidentes, que contribuyen con el análisis propuesto, en tanto demuestran la presencia y utilidad de los valores en los disímiles enfoques profesionales y planos de la vida personal y social, como elementos inmanentes a la actividad humana, a su existencia misma.
La asunción de esta heterogeneidad de fuentes y concepciones tienen implícito el rol de los valores en las relaciones humanas, derivadas de su práctica sobre la realidad concreta y la reciprocidad de su influencia en el desarrollo del individuo, hecho que sugiere la necesidad de construir y reconstruir permanentemente en la personalidad aspectos socialmente positivos orientadores de tal desarrollo para la convivencia armoniosa con los semejantes.
Al respecto es evidente que la actividad educativa, cuya mayor responsabilidad está precisamente en garantizar el desarrollo del ser y su capacidad de convivir (UNESCO, 1998), debe sustentarse en los valores como elementos fundamentales en la formación de los ciudadanos, lo que invariablemente conduce a que la educación como proceso social, supere el simple hecho de suministrar conocimientos, habilidades y destrezas vinculadas a una disciplina o grupo de ellas, para atender también aspectos de mayor profundidad y envergadura como es la formación y consolidación de principios de y para la vida, que guíen al individuo en su desempeño integral.
Lo anterior cobra mayor vigencia en la formación profesional, encargo social dado a las Instituciones de Educación Superior (IES) a fin de desarrollar el talento humano requerido para detecte y suministre soluciones científico-técnicas a los problemas de la sociedad, acordes con el momento histórico y en correspondencia con marco cultural de la sociedad particular en que se desempeñe.
Tal encargo sólo puede ser cumplido en la medida en que las soluciones que el profesional esté en capacidad de plantear tengan una significación positiva para la población, que no atente contra las necesidades de las mayorías y no impliquen la afectación negativa de los intereses de éstas.
1.2.- El desarrollo de Valores: análisis desde el enfoque Histórico-Cultural
El planteamiento pedagógico de la formación por aproximación permanente a una zona de desarrollo, aportado por Vigotsky, tiene implícito el carácter procesual de la formación profesional, actividad que debe ser considerada en correspondencia con el contexto histórico y el acervo de valores que la sociedad posee. De tal consideración se deriva la distinción entre formar e instruir, pues el primer aspecto implica educar al ciudadano más allá de su desempeño profesional-laboral, lo que se traduce en el suministro de los valores que junto a la instrucción tributan al desarrollo pleno de la personalidad.
Es así como los valores deben ser suministrados con una intencionalidad o propósito derivados de los intereses de la sociedad en cuanto a los ciudadanos integralmente formados que requiere para su desarrollo, lo que en sí mismo encierra un planteamiento dirigido al desarrollo de valores con la ayuda de otros, que permitan al estudiante comprender la importancia que para el desempeño profesional-laboral, representa su desempeño como ciudadano, es decir como parte de la sociedad en la cual está inmerso.
Ahora bien, por tratarse el desarrollo de un tránsito entre diferentes estadios de existencia, desde una inferior a otro superior y mejor (Ramos, 2004), su aplicación a los valores debe considerarse igualmente como un proceso, mediante el cual se transita de planos inferiores a otros superiores que en definitiva conforman la conciencia. Ésta a su vez como categoría de análisis psicológica y sociopolítica, se forma primeramente en el ámbito de la construcción mental (conciencia psicológica), para luego formar parte de la personalidad del individuo y rectora de sus acciones, al conformar el denominado plano ideológico del hombre.
De tal forma que en correspondencia con las experiencias y percepciones propias del individuo, así como del tipo de "ayuda" o refuerzo externo que reciba en el proceso educativo, el tránsito desde el plano psicológico al ideológico se contextualizará o no con el tipo de sociedad y sus necesidades para el momento histórico, contextualización que marcará la diferencia entre el desarrollo de valores o antivalores.
En consecuencia la educación como actividad integral e integradora debe prestar especial importancia y dar la mayor relevancia posible a la formación de la conciencia. No es posible descuidar y/o dejar al libre albedrío el desarrollo de ésta, por cuanto su basamento en antivalores degenera en una crisis o en la profundización de la existente, habida cuenta de rol de orientadora y guía de la acción humana. Es por tanto socialmente preocupante la no formación de valores, como nefasta el desarrollo de antivalores.
Otro elemento de importancia capital, a juicio del autor, lo constituye el tipo de valores a ser desarrollados en el futuro profesional. Siempre bajo la fundamentación del enfoque histórico-cultural, puede afirmarse que la naturaleza de los valores como el resto de la actividad humana que éstos guían, está en estrecha correspondencia con el momento histórico y el acervo cultural de un país o sociedad. Asimismo se constituyen en determinantes para seleccionar los valores a ser desarrollados en procura de la tendencia futura o modelo de desarrollo planteados por ese país o sociedad.
De tal suerte que un país cuya referencia histórica originaria esté signada por la lucha antiimperialista, la convivencia pacífica, integracionista y solidaria, que además se plantee un modelo de desarrollo endógeno, sustentable y sostenible, no se puede permitir la incongruencia de un sistema educativo signado por la invasión imperialista, la economía de guerra, el aislamiento internacional, el individualismo y el egoísmo personal, así como modelos de desarrollo exógeno basados en la dependencia económica, monoproductora y rentista.
Esas incongruencias conducen evidentemente al surgimiento y/o profundización de situaciones de crisis, cuyo origen según Fabelo (1996), se sustenta en los desequilibrios de la valoración objetiva (realidad concreta), la valoración subjetiva (plano individual) y la valoración instituida (regulaciones institucionales), lo que indiscutiblemente es negativamente valorado por la sociedad en su conjunto.
Fundamentación Teórica
En el marco de lo expuesto en el acápite anterior, la ciencia educativa contemporánea aborda y desarrolla permanentemente la búsqueda de enfoques pedagógicos cada vez más integradores de las dimensiones cognoscitivas, motrices y axiológicas para la formación profesional, a fin incorporar en el estudiante los elementos que le permitan desempeñarse adecuadamente en correspondencia con las demandas de la sociedad contemporánea, signada por los rápidos cambios derivados del avance científico y técnico, los cuales conducen a la obsolescencia temprana del conocimiento y al surgimiento de nuevas competencias laborales.
Uno de estos enfoques contemporáneos es la formación por competencias, cuyo origen ajeno al campo psicológico y pedagógico constituye quizás la principal causa de la controversia generada en su desarrollo, que no obstante y precisamente en función a su génesis en el campo laboral, integra las dimensiones requeridas para el desempeño del futuro profesional: conocimientos, habilidades y actitudes.
Al respecto es oportuno considerar algunas referencias conceptuales que contribuyan a sustentar lo expresado, como el planteamiento de Pissinati (2003), citado por Cejas Yánes (2004), quien señala a las competencias profesionales como la "capacidad de movilizar, articular y poner en acción valores, conocimientos y habilidades necesarios para el desempeño eficiente y eficaz de actividades requeridas por la naturaleza del trabajo", lo que indudablemente refiere al accionar simultáneo de las dimensiones antes referidas en conjunto, como un todo, lo cual implica que movilizar o articular conocimientos y habilidades sin los valores, en modo alguno hace a un profesional competente.
Para Ravitsky, M. (2002), las competencias profesionales son "un conjunto de conocimientos, de saber hacer, y de comportamientos puestos en práctica de modo oportuno en una situación de trabajo", apreciación en la que subyace una estructura interna – externa de las competencias, que necesariamente se manifiestan o ponen en evidencia frente a terceros, lo que conduce a que alguien competente ejecuta acciones observables a través de lo que sabe hacer profesionalmente, y la forma en que se comporta en relación con otros, pero siempre en correspondencia con sus propios puntos de visa e ideales.
En cuanto a la estructura de la competencia profesional, González M. (2005) señala que en ella están presentes formaciones psicológicas de diversa índole: cognitivas (hábitos, habilidades), motivacionales (interés profesional, valores, ideales, autovaloración) y afectivas (emociones, sentimientos), que se integran en su funcionamiento para regular el desempeño profesional del sujeto, destacando los valores que en tanto componentes motivacionales, fungen como integradores de los recursos personológicos (perseverancia, expectativas, flexibilidad, reflexión personalizada, entre otros), aplicados por el sujeto en sus vinculaciones con el entorno, cuya expresión observable la conforman las actitudes, es decir, la dimensión actitudinal de las competencias
El término actitud hace referencia a un comportamiento o la manifestación de un sentimiento del sujeto frente al objeto, trátese éste de un fenómeno, situación, personas o cosas (González P., 1981), lo que representa una construcción psicológica del individuo en su vinculación con su entorno físico-social, relacionada con el valor o sistema de valores del sujeto respecto al objeto, que determinan su disposición a una relación positiva o negativa con el mismo.
Es de apreciarse que el complejo entramado que implica el desempeño profesional adecuado y exitoso por su eficacia y eficiencia, requiere de un enfoque pedagógico que integre durante el proceso de formación del futuro trabajador, el conjunto de dimensiones que conforman dicho entramado, habida cuenta que en los diferentes desempeños y ámbitos disciplinares siempre están presentes las exigencias del saber, saber hacer, ser y convivir. La formación profesional por competencias reúne en sus planteamientos epistemológicos y pedagógicos tales requerimientos integradores, razón por la cual, según el criterio del autor, debe considerársele como un significativo aporte a la ciencia educativa contemporánea.
Formación por competencias: un enfoque pedagógico integrador
Importancia del desarrollo de valores bolivarianos para la formación profesional por competencias en Venezuela: una aproximación al tema
En virtud del proceso de trasformación política, económica y social que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela, se ha iniciado una reorientación de la educación universitaria cuyo rasgo más evidente es la necesidad de profundizar en la formación de valores en los futuros profesionales que habrán de conducir el país. No obstante necesario es advertir detenidamente la naturaleza y tipo de valores que han de desarrollarse para profundizar los cambios requeridos por el nuevo orden político, social, económico y cultural propuesto para el país en proceso de refundación. Para ello es de suprema importancia analizar la génesis filosófica e ideológica propuesta para dicha refundación, en razón a que la formación de valores equívocos es tan perjudicial como la falta de éstos.
Al considerar el postulado robinsoniano respecto a que la "América antes española" no debe sustentar su modelo de desarrollo en experiencias de modelos foráneos, cobra mayor vigencia la célebre expresión inventamos o erramos de Don Simón Rodríguez cuando en 1828 aconsejaba al Libertador sobre la creación de escuelas populares en Venezuela (García, 1998). Actualmente cuando el país se enrumba hacia un nuevo modelo de socialismo, basado precisamente en el pensamiento de Bolívar, Rodríguez y Zamora, entre otros héroes de la Patria, necesario es asumir sus aportes sociopolíticos como valores fundamentales para ser desarrollados por los nuevos ciudadanos.
Mención especial constituye el pensamiento bolivariano contenido en el discurso de Angostura el 12 de febrero de 1819, cuando el Libertador Simón Bolívar refirió que "Moral y Luces son nuestras primeras necesidades". Esta frase encierra la valoración que del conocimiento y los valores hacía Bolívar para el desarrollo del país y la consolidación de la República. En su criterio estos elementos debían constituirse en las primeras responsabilidades a cumplir por el Estado-Docente para satisfacer las demandas de la naciente sociedad independiente, soberana y democrática.
En su concepción de la educación superior Bolívar asume que las universidades tienen la responsabilidad de formar a los "intelectuales orgánicos destinados a dirigir la República y/o defender sus sistema político" (Molins, 1998). No basta con tener el conocimiento, es indispensable poseer valores para ser verdaderamente orgánico, integralmente formado. Una de sus frases a propósito del decreto de reforma de las Universidades de Colombia, refiere que "talento sin probidad es una amenaza, es un desperdicio", (Molins, ob., cit. p. 223), comentario derivado del uso del conocimiento hecho por la oligarquía para engañar al pueblo que condujo al intento de su asesinato el 25 de septiembre de 1828. Bolívar utilizaba el término "intelectuales orgánicos" para referirse a la formación integral de los profesionales, tanto en conocimientos científicos propios de las especialidades, como en la virtud política, a la cual dio gran importancia como fundamento para consolidar la República.
Al respecto señalaba como componentes de dicha virtud: "el amor a la Patria, el amor a las Leyes y el amor a los Magistrados" (Prieto F., 1967), el primero de los cuales debía ser formado desde la educación inicial, conjuntamente con el amor a los padres y el respeto por los ancianos. Para el Libertador amar a la Patria constituía no sólo un sentimiento de agradecimiento, sino más bien como acto de justicia personal y reciprocidad, pues la Patria por propia naturaleza ama al ciudadano a través de las leyes y la justicia social, procurándole por medio del Estado la mayor suma de felicidad posible, distribuyendo la renta pública en servicios colectivos esenciales como salud, educación, vialidad, seguridad, entre otros, siempre procurando el bienestar del pueblo.
El Libertador destaca que los magistrados, denominación que incluía a todos los funcionarios con poder de decisión, debían ganarse el amor de sus conciudadanos mediante la propia observancia de las leyes, así como el cuidado en hacerla cumplir. Precisamente los ciudadanos debían aprender de estoa el amor a las leyes, a sentirlas propias y para su beneficio, lo cual sólo es posible con funcionarios probos e identificados con sus responsabilidades y funciones. Por ello entre los valores de la virtud política están la honestidad, la probidad, el despego a la riqueza, el sacrificio personal, la comunión con la verdad y la sinceridad en el decir y el hacer, los cuales deben caracterizar a todo "intelectual orgánico" fundamentalmente en el ejercicio de funciones públicas.
- DESARROLLO
- Los Valores en tanto categoría de análisis psicológica y social constituyen un elemento fundamental para la formación de los individuos, en razón fundamentalmente a que se constituyen en rectores de su desenvolvimiento en sociedad y es justamente la sociedad, al considerarlos o no como hechos positivos del comportamiento individual, quien les da la connotación de valores o antivalores.
- No obstante, los Valores no surgen de la nada ni son estáticos o generalizados para toda la humanidad, como acciones humanas están contextualizados histórica y culturalmente, en función a los intereses de la sociedad en un momento y lugar determinados, y son susceptibles de ser desarrollados en el individuo con la ayuda de otros con mayor experiencia a fin de aproximarse a la personalidad y sociedad ideal.
- Las instituciones educativas asumen la responsabilidad a través de diversos enfoques pedagógicos, entre los cuales desataca el de formación por competencias, considerado un enfoque integrador, al considerar la dimensión actitudinal destinada al desarrollo de los Valores, junto a las dimensiones conceptuales y procedimentales como elementos fundamentales del proceso de enseñanza–aprendizaje.
- La transformación de la educación superior en el marco del proceso revolucionario de refundación de la República Bolivariana de Venezuela, debe considerar el desarrollo de los valores bolivarianos como elemento neurálgico para la formación del nuevo profesional, por lo que deben buscarse las orientaciones axiológicas en el pensamiento del Libertador, conjuntamente con el de otros héroes y próceres de la Patria, mediante los cuales el nuevo ciudadano se identifique con sus raíces históricas para así abordar adecuadamente el fururo.
Libros y Folletos:
Argudín, Yolanda. (2005). Educación Basada en Competencias: Nociones y Antecedentes. México. Editorial: Trillas. 111 p.
Castellano, María E., y otros (2005). Hacia la construcción del subsistema de estudios avanzados y de creación científica, técnica y humanística. FUNDAYACUCHO/MES Caracas, Venezuela. 15 p.
Freire, Paulo. (2005). Política y Educación. 5ta Edición. Buenos Aires, Argentina. Editorial Siglo Veintiuno. 131 p.
Gallego B., Rómulo. (1999). Competencias Cognoscitivas. Santa Fe de Bogotá, Colombia. Cooperativa Editorial Magisterio. 99 p.
Molins, Mario. (1998). La República y la Educación en Simón Bolívar y Simón Rodríguez y su proyección actual. UCV, Ediciones para la Biblioteca-EBUC. Caracas
Pietro F., Luís B., (2006). El magisterio americano de Bolívar. Caracas, Venezuela. Fundación Biblioteca Ayacucho.
Rugarcía T., Armando. (2001). Hacia el mejoramiento de la educación universitaria. México, DF. Editorial Trillas. 288 p.
Fuentes electrónicas en CD y otras:
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Galdona, Javier (s/f). "La transversalidad en el Currículo". La formación de la estructura ética de la persona. Universidad Católica de Uruguay. [Online] (Consulta: 12 de noviembre de 2007). Disponible en:
González Maura, Viviana. (2005) ¿Qué significa ser un profesional competente?: Reflexiones desde una perspectiva psicológica. [Online] (Consulta: 12 de noviembre de 2007). Disponible en: http://www.campus-oei.org/revista/edu_tra4.htm
Morales de C., Maribel E. (2005): Los valores y su significado Universidad Latina de Panama. Sede Azuero . Chitré. Panamá. [Online] (Consulta: 12 de noviembre de 2007). Disponible en:
http://www.google.co.ve/search?hl=es&q=%C2%BFqu%C3%A9+son+los+valores%3F&meta=
Cañas, Tomás (2005). Formación de Valores. Material de apoyo de la asignatura
García Batista Gilberto (s/f). ¿Por qué la formación de valores es también un problema pedagógico?. Material de apoyo de la asignatura
García Bacca, Juan David (1998). Simón Rodríguez: pensador para América. [Online]. (Consulta: 12 de noviembre de 2007). Disponible en:
http://www.garciabacca.com/libros/simonrodriguez.html
Ramos Serpa, Gerardo. (2005). La dimensión axiológica de la formación profesional universitaria: un reto frente a la globalización neoliberal. [Online] (Consulta: 12 de noviembre de 2007). Disponible en:
http://intraweb.umcc.cu/ver.php?cont=http://intraweb.umcc.cu/cede/aeses.htm
Lamata Comanda, R. (1996). Aprendizaje de valores con jóvenes. En: Revista Educación # 89. Set.-Dic., p. 41. Material de apoyo de la asignatura. Universidad de Matanzas "Camilo Cienfuegos".
Romero P., Concepción y Acosta M., Haydeé. (2000). Valor y valoración en la formación del estudiante universitario. Editado en Revista Educación Universitaria #3. AESES, UMCC.. Material de apoyo de la asignatura
Enrique Cejas Yanes. (2004). Un concepto muy controvertido: Competencias Laborales
Albano A. Zambrano Q.
Nacimiento: Venezuela, en Guanare, Estado Portuguesa (18-04-62).
Reseña: Economista Agrícola (UNELLEZ) Barinas, Venezuela, 1987; estudios de Maestría en Gerencia de Mercados (no culminados); tesista de la maestría en Ciencias de la Educación Superior por la Universidad de Matanzas "Camilo Cienfuegos", Cuba (2005-2007); Profesor del Instituto Universitario Tecnológico de Barlovento, (IUTB) en Higuerote, estado Miranda, desde 1995; Investigador en temas de: Mercadeo Agrícola, Desarrollo Endógeno, Currículo Universitario y Formación Profesional por Competencias en las carreras del área agroalimentaria.
Origen: Venezuela, Higuerote, estado Miranda, 18 de diciembre de 2007.
CONCLUSIONES
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