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La universalización de la educación superior en un municipio de Cuba (página 2)


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Educar para aprender es crear habilidades epistemológicas sobre firmes valores éticos. Todo en la vida tiene un objetivo; se aprende para algo y no siempre eso es suficientemente claro. Educar para aprender es hacer valer en los alumnos un objetivo; un proyecto de vida.

¿Para qué aprender? El alumno debe llegar a la conclusión de que estudiar representa algo primordial para él, mucho más importante que lo que ha hecho hasta ahora.

¿Para qué sirve lo que se aprende? Aprender no es un simple almacenamiento sucesivo de conocimientos, sino buscar la correspondencia entre una visión de futuro y el sistema de conocimientos a impartir y sistematizar junto a un sistema de valores éticos, profesionales y prácticos la enseñanza recibida. Enseñar es preparar para un escenario futuro. Todo el proceso debe estar encaminado en virtud de una visión profesional en la que se moverá el alumno. El pensamiento metodológico debe ser perspectivo porque formamos profesionales para mañana; se impone enseñar a pensar estratégicamente, hay que demostrar la utilidad de lo que se aprende.

Esto puede conducir a que se piense que se insinúa un ejercicio pedagógico utilitario y es verdad; pero en este caso proponemos e insistimos en que primero se enseñe la “utilidad de la virtud´´. No hay conocimiento innecesario, el reto es demostrar la pertinencia de lo que se enseña y aprende.

Las clases tienen que ser parte de un sistema de conocimientos, que son núcleos de saber interconectados; en esos nexos flexibles está la sabiduría, la vastedad posible de una base cultural que nunca será mera acumulación memorística, sino la disposición dialéctica para el ejercicio intelectual con habilidades sólidas; eso puede comenzar a lograrse desde la clase; que debe ser cauce, no río; Allí no se puede proponer un esquema rígido; no importan los ribetes sino el contenido.

El ejercicio de la memoria es sumamente importante; la memoria es el soporte imprescindible del saber; pero fijar en la memoria no es el objetivo en sí. De nada vale tener mucho y no saber que hacer con eso. Memorizar para repetir no es cultura, ni es saber; cultura y saber son los conocimientos utilizables. La cultura no es un discurso vacío e inentendible, lleno de arabescos innecesarios, sino la posibilidad de hacer comprender un contenido y hacerlo además deseable.

Cultura es amplitud de miras, es tener la posibilidad real de conocer el mundo e interpretarlo para explicarlo y transformarlo de forma clara, convincente y retadora. Enseñar es educar para aprender. Enseñar es hacer caminos. Enseñar es tender un puente entre el mundo real y la vida y los pilotes de ese puente son los valores. Cultura es la conjugación estrecha de conocimientos y valores. Tener una cultura personal no es poseer una suma aparente de saberes aislados; sino la posibilidad cosmovisiva de comprender y comunicar.

El hombre en potencia no es un simple receptor de conceptos terminados, es un ser social que busca sus respuestas en el mundo; que las encuentre o no también es una responsabilidad común que depende de los valores compartidos de la sociedad y dentro de esta, las instituciones encargadas de enseñar y educar.

La base de todo sistema cognitivo son los valores; son la piedra angular de toda construcción epistemológica. Las recetas pedagógicas no se pueden importar ingenuamente, mucho menos cuando tenemos tantas cosas en juego que son sagradas como la formación de la Juventud. En una época donde la invitación al desarraigo es una oferta perpetua no podemos descuidar en la educación el sentido de pertenencia.

Los valores asumidos son la base sobre la que se construye la identidad de cada alumno y su sentido de pertenencia a determinado proyecto sociopolítico y al correspondiente contexto social o espacio territorial. Somos el resultado de una cultura de resistencia que se ha formado históricamente y que ha contribuido a la preservación de nuestro patrimonio tangible e intangible jugando un papel muy destacado dentro de la nación cubana. Existimos como consecuencia de una historia que nos formó a lo largo de varios siglos aferrado a este lugar y en plena lucha en la que se forjó una identidad que sin dejar de pertenecer totalmente a nuestra nacionalidad, tiene rasgos muy específicos.

La homogeneidad es una trinchera peligrosamente inútil y la reiteración de consignas sin interiorizar puede conducir a desvirtuar la educación detrás de duplicidades morales. El problema de los valores es demasiado importante para posponerlo en cuanto a la simple siembra cognitiva. Conocimiento sin transformación no es sabiduría. Paulo Coelho (2003.126). [1]

En la relación con el alumno el profesor tiene que estar midiendo constantemente la integridad y profundidad de los valores, esta consecución es esencial para la creatividad educativa; por eso la relación alumno profesor tiene que ser fluida, no es productivo establecerla exclusivamente sobre la jerarquización nominal, sino sobre valores de identidad profesional.

El alumno debe encontrar en su profesor elementos positivos que converjan con su propio proyecto futuro, elementos que lo impulsen a replantearse así mismo como persona al encontrar en sus docentes paradigmas sencillos de imitar. "…el profesor no ha de ser un molde donde los alumnos echan la inteligencia y el carácter…sino un guía honrado, que enseña de buena fe lo que hay que ver para que se le fortalezca el carácter de hombre al alumno, que es la flor que no se ha de secar en el herbario de las universidades" Martí, 1990:24.

En la Universalización existe la ventaja de que como la mayoría de los docentes tienen otro centro de trabajo, los alumnos pueden comprender la utilidad de lo que aprenden con un nivel de implicación práctica más inmediata, contando además con la posibilidad de ver a sus profesores y tutores en su doble función laboral, en las dimensiones teóricas y prácticas de los conocimientos, como profesionales de determinada institución y como docentes a tiempo parcial.

Profesores y alumnos comparten el espacio local y se relacionan en diferentes contextos sociales. La inserción de la Sede Universitaria en el municipio crea una nueva praxis, dentro de la que se forma el principal recurso endógeno territorial, que es el Capital Humano y a través de las relaciones que surgen se produce una oportunidad incomparable para fortalecer la base del Capital Social para el desarrollo sostenible.

José Martí dijo:

"La educación, pues, no es más que esto: la habilitación de los hombres para obtener con desahogo y honradez los medios de vida indispensables en el tiempo en que existen, sin rebajar por eso las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano" 1990: 168.

Adecuar esa idea martiana al espacio local significa buscar la pertinencia con el diagnóstico territorial y la actividad de pregrado, independientemente de la centralidad de los programas curriculares. Por eso es necesario tener una política científica que sirva de cauce seguro a la actividad docente, porque el programa tiene un alto componente investigativo y la política científica garantiza dirigida hacia los elementos estratégicos del desarrollo local. Lo local es la complejidad inmediata, es el conjunto de factores entre los que se tejen las relaciones en su entorno, es el espacio donde estos estudiantes viven y crean.

El alumno debe tener la posibilidad de comprobar todo cuanto le dice el profesor; tanto en la clase como en el espacio extracurricular; el profesor está obligado a ser ejemplo en todas partes, tiene un oficio que nunca termina, bajo ningún concepto debe hacer conseciones al facilismo, ni a la mentira; su preparación tiene que ser eficiente; no para ""brillar"" y sí para ""hacer brillar "", en la docencia la subjetividad debe estar en función de gestar una colectividad del conocimiento; el ""alto vuelo intelectual"" del docente en la clase además de no ser necesario raya en la petulancia; el profesor es el mediador entre el alumno y el conocimiento, su función es la de ser puente y como tal debe ser muy seguro.

En la municipalización, que es un proceso joven, el profesor tiene que forjarse al mismo tiempo que enseña a sus alumnos; debe saber que es mejor admitir una carencia de saber que decir una mentira o lanzarse hacia una disertación especulativa sobre un tema sin la seguridad de conocerlo bien, un fracaso en tal gestión comprometería su imagen como docente con consecuencias duraderas; sin embargo no saber algo que un alumno pregunte no es ningún deshonor y si un acicate para seguir estudiando. Nadie se lo sabe todo absolutamente.

La enseñanza que más rápido se aprende y que deja las más profundas huellas es el ejemplo. El profesor debe potenciar su relación con los alumnos porque ambos son parte de algo que si están separados no funciona bien. La autoridad más importante es la autoridad moral, que consiste en la suma de todos los valores asumidos. Esa es la autoridad que da el reconocimiento colectivo al liderazgo del docente. La firmeza es un atributo del buen docente y la integridad es un atributo de firmeza pedagógica.

Los alumnos siempre esperan mucho del profesor, por tanto él debe evitar cualquier actitud que menoscabe su prestigio. La falta de sinceridad debe ser desterrada; si el alumno nota hipocresía y deslealtad en el profesor, lo marginarán y aceptarán a duras penas su autoridad nominal, lo que incidiría negativamente en la relación de los estudiantes con la asignatura. El Profesor no actúa para sí porque es un gestor de conocimientos.

Una práctica que daña mucho es la de sobredimensionar el grado de dificultad de una asignatura, por esa vía alejamos a los estudiantes, sobre todo a los que estudian en la modalidad semipresencial o a distancia, de las posibilidades de vencer los conocimientos y las convertimos en barreras. Entonces aprobar se convierte en una fatigosa tarea, en una meta desagradable que puede tener hasta la deserción como consecuencia si el alumno se desmotiva y se deja vencer por el miedo y se frustra.

El profesor debe hacer llevar al estudiante el mismo respeto y motivación que él personalmente tiene por su asignatura y convertir su clase en un viaje nunca repetido por un mundo grato de sabiduría y descubrimiento.

Hay que crear optimismo y no expectativas de posibles fracasos. Un examen es solo eso, cualquiera lo desaprueba, también Finlay[2]desaprobó alguno y después se convirtió en el famoso descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla. Nunca debemos admitir espacios para la frustración. Es un crimen minimizar las posibilidades de los estudiantes y subvalorarlos, las asignaturas son más o menos ""duras"" en dependencia de quien la imparta.

La práctica de catalogar un conocimiento de ""duro"", ""difícil"" o ""cargado"" conduce a la limitación de las potencialidades de los alumnos y puede crearle un imagen distorsionada del espacio curricular en que tiene que desarrollarse y llevarlos a la mediocridad y a la deserción

La clase siempre es un momento irrepetible y todo maestro debe saber que el planeamiento es a veces una guía huidiza; la actividad práctica es mucho más dinámica que el proceso donde se planifica; por eso la planificación de una clase debe ser un sistema de conocimientos y de habilidades concertados entre sí de manera flexible; el profesor estará siempre listo para salir del plan y para entrar en él de acuerdo a las fluctuaciones de la clase.

El plan de clase es una guía relativa, no una cadena. Es preciso saber que los alumnos son el centro de la actividad, no lo son ni el profesor, ni las posibles visitas de control. No hay una verdadera clase si el docente aplica un sentido unidireccional. En la clase el diálogo es inevitable y necesario; se impone fomentar la cultura del debate, el ejercicio del espacio crítico. Es mucho más importante tenerlo en cuenta cuando hacemos los encuentros con alumnos que estudian a distancia. El profesor no está allí para vencer, sino para enseñar a pensar.

En la educación la irracionalidad no puede tener sitio. Los docentes necesitamos aprender a escuchar; es imprescindible para comunicarse, se sabe que la comunicación es un intercambio de significados, es un proceso bilateral o multilateral, si se establece unilateralmente se convierte en información que fluye sin retorno y esa práctica es hoy c obsoleta, hasta en los medios masivos de información se está buscando el intercambio, porque se comprende la urgencia con que se necesita del interlocutor.

Para que la comunicación sea verdadera hay que saber lo que piensan los demás. Conocer la opinión ajena y saber valorarla con justeza es un privilegio de los sabios. Esa sabiduría se adquiere y se ejercita; pero para ello se necesita de sentido práctico y de flexibilidad.

El profesor tiene que saber escuchar que es el arte de la paciencia infinita, sin interrumpir ni salir airado a combatir lo que a su juicio resulte trasgresor; en tal caso debe estimular la discusión colectiva, la valoración abierta, fomentar la cultura del juicio y de la justa valoración de cada planteamiento y sobre todo determinar indirectamente lo positivo de cada criterio y demostrar las inconsistencias sin herir ni humillar, sino llegando hasta el fondo de cada opinión buscando la concertación con la verdad que se construye entre todos.

Por el hecho de ser los profesores no podemos creernos que somos los dueños absolutos de la verdad, cuando se está actuando con los alumnos hay que hacerlo bien; se debe formar el criterio de forjar el conocimiento de la verdad y el respeto profundo hacia las opiniones de los otros, aunque parezcan divergentes; de esa actitud nace la verdadera refutación de los desaciertos. "La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de los estudiantes" Martí. 1990: 39.

Siempre debemos conocer la verdadera esencia de los criterios y ese ejercicio será mucho mejor para la salud espiritual, intelectual y el compromiso de los jóvenes con los valores compartidos que los ataques y las frases irónicas ante sus errores discursivos, porque estos alumnos de hoy serán los actores sociales del futuro y estamos jugando con el mañana cuando no hacemos bien las cosas y le abrimos sitio al facilismo y a la mediocridad.

El profesor tiene que ser un abanderado de la alteridad del otro. Esto no significa demostrar ablandamiento; sino al contrario, el valor de nuestra ideología radica en que se formó en la lucha, en la relación hombre a hombre, en la resistencia y en la clara gallardía con la que siempre nuestro pueblo y sus líderes han planteado, explicado y defendido su pensamiento revolucionario.

Esta forma dinámica de enseñar es imprescindible en nuestro modelo educativo semipresencial, porque muchos de los estudiantes ya traen consigo alguna frustración, alguna meta incumplida, por eso hay que animarlos a debatir, a preguntar,a no quedarse con dudas, la clase de encuentro y las demás ayudas pedagógicas presenciales son para eso: el profesor existe en función de ellos; debe entregarse a su misión de enseñar educando, gestionando el saber en función de convertir a los alumnos en personas investigadoras y en actores conscientes de su propia transformación. La misión instructiva del docente es enseñar a estudiar, enseñar a aprender; dejar siempre las vías para que el alumno pueda aprender más.

No se deben evadir las preguntas, causa tanto daño como responderlas mal; la verdad moral se hace convicción a través de la conciencia; es imperdonable mofarse o mostrar desprecio por una pregunta o respuesta de un alumno, también lo es permitir que sean sus compañeros los que lo hagan, los estudiantes deben saber que la única pregunta tonta es la que no se hace.

Es conveniente que el profesor se cuestione todo lo que hace y que se aleje de la creencia de que es un sabio infalible; el docente debe buscarle intencionalidad a todo lo que comunica, pensar la clase, demostrar su utilidad, pensar la palabra a decir y disciplinar su lenguaje y es importante pensar en el grupo con el que se va a trabajar porque potenciar la gestación del colectivo es un pilar de la educación y contribuye a la calidad de la clase.

El conocimiento del colectivo de estudiantes y la interacción con él ayuda a no crear élites en el aula, y el elitismo dentro de un grupo es dañino porque quizás el alumno mejor no es el que se ´´destaca´´ más, sino el mas modesto. El colectivo puede ayudar mucho a que una clase cumpla con sus metas y a favorecer la estrategia trazada por el profesor, incluso es recomendable someter al grupo criterios evaluativos, como la calidad de una respuesta oral y debatir posiciones. El colectivo puede potenciarse como uno de los espacios más desarrolladores para la formación de valores; el profesor con su ejemplo puede influir en su capacidad como ente moral a través de su actuación profesional y condiciones humanas.

Independientemente de la naturaleza semipresencial de nuestro modelo el papel del colectivo es muy importante porque jóvenes de disímiles fuentes y con experiencias más distantes entre sí se conocen, se vinculan, se aceptan y establecen nexos que tienen una gran influencia. En estos colectivos el profesor puede tener mucho prestigio si logra ser aceptado por los alumnos, lo sería muy importante para la funcionabilidad del modelo.

Otro colectivo muy especial es el conjunto de profesores, tutores y las estructuras de dirección; son los portadores más importantes de influencias educativas a través del nuevo modelo pedagógico semipresencial. Este colectivo en su acción logra la concertación y conciliación de la esencia de nuestra actividad, allí se organiza el sistema de trabajo conjunto, porque este modelo no está construido para individualidades y los desacuerdos entre profesores y tutores serían muy negativos, el sistema para garantizar progreso en los objetivos planteados tiene que funcionar en equilibrio, con una ética común impenetrable.

No se niega en forma alguna la riqueza que existe en estos colectivos de profesores de múltiples experiencias; esa pluralidad es una fortaleza si se trabaja como un sistema; son profesores a tiempo parcial, profesionales competentes en sus funciones cotidianas, con gran dominio de la actividad práctica en sus respectivas profesiones y la mayoría no poseen suficiente experiencia pedagógica lo que no es una debilidad como tal, el método es nuevo para todos. Este equipo es una promesa de futuro.

El colectivo es un equipo donde se organizan las experiencias de todos y convierten en influencias mutuas para lograr acciones coherentes en la misión de valorizar a nuestros jóvenes a través de nuestros instrumentos de educación e instrucción, creándoles conocimientos más integridad moral.

El conocimiento de por sí no mejora de manera sustancial, es una necesidad incorporar los valores en la educación del hombre. La identidad que lo hace ser representante de una sociedad determinada se crea de acuerdo a las influencias educativas recibidas. La humanidad ha conocido a sabios que han sido capaces de hacer las cosas más viles y a otros (que afortunadamente son la mayoría) que han hecho de sus vidas perfectos modelos de integridad.

Esta nueva Universidad que se gesta en los municipios de Cuba ha llegado en un momento oportuno a sumarse a la lucha infinita por el mejoramiento humano. Al final deseamos que nuestros graduados se lleven para su futuro, además del título por el que están esforzándose, una formación humana que les sirva para estar a la altura de su tiempo con las raíces bien hundidas en el alma de nuestro pueblo.

Bibliografía

  • 1. Coelho, Paulo. 2003. Brida. Editora Printer Colombiana. S.A. Bogotá. Colombia.

  • 2. Martí, José. 1990. Ideario Pedagógico. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana. Cuba.

  • 3. Colectivo de autores. 2006. Ministerio de la educación superior. La modalidad semipresencial. Documento de trabajo. (Versión final; 6.11.06) La Habana. Cuba.

  • 4. Machado, A. M. (2000). "Cultura de la resistencia."

  • 5. Maldonado, M. I. G., Nelson. (2004) Está planteada una cultura de la sinceridad, de la ética.

Dedicatoria: Dedico de todo corazón este artículo a mi amigo y compañero, el Lic. Reinaldo Alfredo Bermejo Santos, recientemente fallecido, el día 10 de Diciembre de 2008. Director fundador de la Sede Universitaria Municipal de Remedios, quien dedicó lo mejor de sí a este proyecto emancipador donde lo más importante es la revalorización humana.

 

 

 

 

 

Autor:

Lic. Roberto Garcés González

Subdirector de Investigaciones y Postgrado. Profesor de Historia de la Filosofía y Pensamiento Filosófico y social contemporáneo. Sede Universitaria Municipal de Remedios. Universidad Central "Martha Abreu" de Las Villas. Cuba

[1] Insigne escritor brasileño.

[2] Carlos Juan Finlay. Insigne médico y científico cubano que descubrió a finales del siglo XIX en La Habana que el verdadero agente transmisor de la fiebre amarilla es el mosquito Aedes Aegipti.

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