Descargar

Un somero balance historiográfico

Enviado por rmslba


    La bibliografía basada en la España del setecientos ha sido hasta prácticamente nuestros días escasa, solo hasta el final de la postguerra se han empezado a vislumbrar los primero trabajos realizados por historiadores españoles, afortunadamente el interés que nuestro país ha suscitado en historiadores extranjeros ha podido suplir la falta de historiografía de la época que nos ocupa hasta que los españoles comenzaron a abrir la brecha.

    Así, Hamilton y Vilar junto a Herr hacer una de las primeras incursiones en la materia, por primera vez aparecía estudios que no estaban únicamente basados en la historia política y cronológica, sino que también se ahondaba en los aspectos económicos y sociales del momento. Con los años aparecieron seguidores de este modelo interpretativo, Vicen Vives, Rodriguez Casado, Palacio Atard, los años setenta consolidaron el estudio del setecientos español. Todas estas obras tenían un punto en común, todas seguían el mismo hilo conductor en sus interpretaciones, de igual planteamiento: En el setecientos existía una minoría de españoles europeizados que acusaban la situación decadente de una España con siglos de retraso. Apoyándose en una monarquía absolutista que permitía las reformas, crearon un plan regenerativo para ese país enfermo. Contaron con éxito en las reformas sociales, administrativas y económicas pero chocaron con una gran masa tradicionalista que no permitió el progreso de España se edificara a costa de sus privilegios.

    Se experimentó un importante crecimiento pero no se supo o no se pudo desarrollar, al mismo tiempo que aquellos reformadores ilustrados se fueron enfrentando a una masa de población rural y urbana, falta de cultura y fe en la reforma ilustrada, animada por los sectores privilegiados del país que , temerosos de una revolución como la francesa, antepusieron sus propios intereses a los del país. Desde entonces la figura del ilustrado español ha sido provocadora tanto de odios como de pasiones.

    Para el autor el punto de inflexión más importante llega con la publicación de una obra de Pierre Vilar sobre Cataluña en la España moderna, situándose dentro de la esencia del materialismo histórico rompe con la tradición historiográfica, enmarcando la conciencia nacional de Cataluña en sus bases socioeconómicas y en su relación con España. Esto supuso la creación de una línea de estudio dedicada exclusivamente al setecientos catalán como cabeza del vanguardismo de la época , haciendo de esta región la parte mejor conocida de la historia del s. XVII español.

    Vilar inaugura el tema de la transición del feudalismo al capitalismo siguiendo la tradición de Annales enlazando con el materialismo histórico. Es por esto que situar el estudio de las sociedades precapitalistas dentro de un marco geográfico determinado, permite , aplicando el análisis marxista, una posterior globalización de la sociedad.

    La historia económica comienza a tomar fuerza a partir de los setenta, con la obra de Gonzalo Anes se abren la investigaciones dedicadas a la vida agraria española, y más tarde, los de población con las sucesivas reediciones del libro de Jordi Nadal. Fue Fontana, quien, con aportaciones posteriores centró su atención en la transición de la sociedad a través del estudio de los problemas económicos y actitudes políticas, que nos permite situar a los ilustrados inmersos en un mundo de dificultades y limitaciones a la hora de resolver.

    Junto a estas aportaciones, se desarrolló ampliamente la historia regional,, esto permitía a los historiadores un acceso más rápido y fácil a las fuentes de información, el tema de la transición se convertía en un debate prioritario, saliendo de paso reforzado el estudio regional.

    Domingo Ortiz y Anes ponían un énfasis mucho mayor en el desglose provincial para explicar las estructuras del conjunto en sus subsiguientes obras de síntesis.

    Es el la década de los ochenta es cuando se traza un guión de estudios basado en la línea anterior, pero esta vez tratando de situar a España dentro de la suma del sistema europeo.

    Durante esta treintena se ha pasado de un estudio de síntesis con poca base a los monográficos regionales y una vez ahí al desarrollo del análisis socioeconómico a escala nacional, para, a la postre, pasar a la interpretación global del setecientos. El autor reflexiona en este punto sobre los posibles inconvenientes o limitaciones de la dilatación del estudio historiográfico.

    Primero sería necesario observar que la suma de los casos regionales no tienen porqué dar como resultado el compendio a escala nacional, y segundo, que por inducción, el modelo de explicación caería en la contradicción debido a los contraejemplos encontrados en las distintas comarcas. Se trata de evitar, en resumen, el "acumulacionismo regional", ya que existían dos realidades distintas y paralelas en el periodo que nos ocupa: España y las Españas. Sería recomendable en este caso perfilar la tesis a medio camino entre la investigación regional y el conjunto nacional.

    Las investigaciones se han basado mayoritariamente en el estudio socioeconómico y en la Ilustración unido a la guerra de Sucesión y la guerra de la Independencia, lo que ha producido dejar un poco de lado el rasgo distintivo de la ideología de la época, los valores y la historia personal de aquellos que quisieron cambiar las cosas.

    Por otro lado también se olvida el desarrollo de estudios, dentro de los socioeconómico, de la industria, o los temas de sociedad. subyugando la historia de las personas y su pensamiento a la historia económica.

    LOS LÍMITES DE UN CRECIMIENTO

    El siglo XVIII se enmarca traspasando sus propios limites entre la guerra de sucesión y la guerra de la Independencia. La guerra de Sucesión supuso la confrontación entre las distintas formas de entender el Estado y la política; por su parte Cataluña apostó por una determinada idea de España, unido a un visceral odio contra los franceses y su absolutismo, de tal forma que se puso de parte de la otra dinastía dando lugar a los posteriores "castigos" que sufrió con los Borbones .

    Fueron estos reyes los que impusieron una visión más centralista del reino, fortaleciendo su poder, dotando a España de una nueva estructura.

    Para lograr esa nueva estructura era necesario llevar a cabo una serie de reformas y acabar con el principal problema que azotaba el país y su desarrollo: el feudalismo tardío.

    Aquellos ilustrados llevabaron la batuta de la modernización y dieron un repaso a las actividades socioeconómicas de la nación.

    LA POBLACIÓN: Hubo un desarrollo demográfico importante , con un aumento aproximado del 40% , pero no supuso la ruptura con las estadísticas típicas del antiguo Régimen ya que seguía habiendo una alta tasa de natalidad y otra elevada de mortalidad. Este crecimiento se diversificó según el área regional. En el interior el crecimiento fue pausado pero sostenido, en el litoral mediterráneo contó con una continuidad secular sólo frenado en Cataluña los últimos años.

    El conjunto nacional pasa de los 15 h/km a los 20 a finales de siglo.

    La población se mantiene diseminada en las zonas rurales y escasa en las ciudades, salvo en casos como Madrid.

    LA AGRICULTURA: Nos encontramos ante un mundo rural limitado por sus propias características, con utillaje arcaico, expansión por medio de la deforestación, falta de introducción suficiente de nuevos cultivos y abonos…así, mientras en la primera mitad del siglo la expansión demográfica pudo ser asistida por el aumento de producción agraria, a partir de los años sesenta se fueron planteando cada vez más dificultades para mantener a esta población. La España del setecientos conoció una expansión agrícola en la que se apoyó el impulso de la demografía, dicha expansión tuvo sus diferencias según la región dándose un amalgama de modelos de explotación dentro de las distintas zonas. Dentro del mundo agrario comenzaban a darse modelos capitalistas de explotación. El sector rural no fomentaba la liberación de mano de obra y sometía a una situación de autoconsumo a los campesinos, lo que hacia difícil el despegue del comercio e industria.

    ACTIVIDAD INDUSTRIAL Y COMERCIO: siguió el camino del corporativismo gremial, se intentaron racionalizar las contradicciones que planteaba el progresivo aumento de demanda de una población en auge. Para los problemas agrarios destaco el informe de Jovellanos, y de la misma forma en respuesta a los problemas industriales surgieron las denuncias de Ward y Campomanes. Existía una desconfianza respecto a concentraciones fabriles urbanas y un interés por mantener dispersa la industria. El taller artesanal produciendo para un mercado cercano , con escaso desarrollo tecnológico, siguió siendo el eje principal de la industria en España, en comunión con las manufacturas reales o fábricas propiciadas por particulares.

    Ante el aumento de la demanda de productos textiles la baja de beneficios comerciales y el proteccionismo estatal de los Borbones, comerciantes catalanes empezaron a invertir en construcción de fabricas, constituyéndose importantes concentraciones. La iniciativa catalana no representó un elemento transformador de la industria española, aunque supuso la instauración de las bases materiales y empresariales de la industria moderna.

    El comercio experimentó un empuje en la economía setecentista , se crearon juntas y Consulados como la Junta General de Moneda y Comercio, para un desarrollo comercial en alza. Sin embargo es comercio exterior el que experimentara un auge espectacular relacionado con las colonias.

    La acumulación de capital en manos privadas se utilizo para reinvertir en compra de tierras y en negocios comerciales. El mercado español se encontraba paralizado y limitado por la gran cantidad de aduanas, tasas , requisas de productos agrarios, falta de caminos adecuados etc. lo que suponía una falta de integración por lo que predominaban los intercambios locales.

    El capital comercial pudo desarrollarse dentro de los limites de un feudalismo avanzado que se basaba en un pacto entre el absolutismo borbónico, la burguesía de la periferia y los rentistas del interior.

    LA SOCIEDAD: Entramos en un periodo donde comienzan a formarse las estructuras de una sociedad de clases, gracias a la especialización del trabajo, que dotaba al dinero el papel decisorio; esta nueva dinámica convivía y se abría paso en un modelo estamental propio del Antiguo Régimen.

    Se redujo considerablemente a la nobleza, a través de la política absolutista, paralizando sus privilegios haciéndoles partícipes del fisco mediante impuestos indirectos.

    La condición social y su función se veía vinculado a la posesión de tierras, siendo sus principales propietarios la alta nobleza y clero, lo que les otorgaba una conciencia de clase unida con el único fin de defender sus privilegios. La burguesía se situaba en la periferia de la península, lugar de mayor desarrollo económico, también se ordenó en Consulados y Juntas de Comercio.

    La sociedad española del setecientos presentaba el siguiente aspecto: alta nobleza y clero como clase dominante, escasa baja nobleza, nacimiento de la burguesía entre sectores del campesinado y artesanado junto con el llamado pueblo llano, esencialmente rural, que representaba a la mayoría de la población.

    Cada grupo fue adhiriéndose a una determinada ideología según sus intereses.

    El Estado jugó un papel arbitrario por encima de las distintas clases sociales del que salió reforzado, sin embargo el absolutismo ilustrado resultó ser la mejor garantía para la pervivencia del Antiguo Régimen en cuanto a sistemas de producción que se articulaba en torno al señorío. La revolución francesa provocó un auténtico pánico entre los dirigente y se tomaron medidas como el cordón sanitario de Floridablanca para evita su expansión al país vecino; otros por la contra se mostraron partidarios. La crisis de hacienda, mortalidad catastrófica , guerras con Inglaterra y el creciente conflicto social que comenzaba a surgir durante el reinado de Carlos IV sentaba las bases para el fin de un absolutismo ilustrado que se había mostrado inviable para asegurar el crecimiento continuado de la economía.

    LOS ILUSTRADOS: Fueron hombres concienciados con la situación precaria de España, intentaron regenerar al país lanzándolo a la modernización pero no quisieron cambiar aquellas estructuras que sustentaban su poder, lo que culminó en un proceso reformador con escaso éxito.

    El s. XVIII representó para España un siglo de crecimiento demográfico, agrario, comercial e industrial abierto a nuevas corrientes ideológicas y valores impulsados por aquellos regeneradores .

    Sin embargo la estabilidad política significaba el mantenimiento una estructura de clases que no permitía el auge económico necesario para modernizar el país .

    CONTEXTO POLÍTICO-SOCIAL

    La paz de Utrech (1713) determinó el nuevo mapa político de España con la pérdida de grandes territorios a favor del Emperador e Inglaterra, Países Bajos, Cerdeña y Milán recayeron en manos del primero mientras Gibraltar pasó a ser posesión británica.

    La saga Borbónica comenzó con Felipe V , casado con Mª Luisa de Saboya, madre de LuisI, y en segundas nupcias con Isabel de Farnesio , madre de Carlos III a quien sucedió en el trono su hijo Carlos IV. Hicieron de una España decadente una nueva potencia dentro el concierto de las naciones.

    EL MOSAICO ESPAÑOL

    Durante el siglo XVIII España se estructuró en posesiones en ultramar divididas en virreinatos y una organización interior que brillaba por su ausencia. Los Decretos de Nueva Planta reorganizaron el entramado administrativo mantenido por los Austrias derogando los fueros de Valencia y Cataluña aunque si se conservaron en el País Vasco y Navarra en recompensa a su fidelidad a la causa Borbónica.

    España era un especie de Estado federalista en cuanto se componía de una confederación de territorios con distintas organizaciones pero obedientes ante un mismo rey. De tal forma las Indias se dividían en Virreinatos dirigidas por Capitanías Generales y Gobernaciones, en la península nos encontramos con gobiernos en las ciudades más importantes conducidos por la oligarquía local, incluso los cargos y empleos públicos tenían condición de patrimonio en Castilla.

    Así, tenemos una España desunida, dividida en provincias donde el orgullo vasco, catalán o andaluz se anteponía al de ser español .

    DEMOGRAFÍA

    La recuperación demográfica resulta evidente, a finales de siglo la población española contaba con unos diez millones de habitantes.

    En el norte, el minifundio impedía la concentración urbana y el progreso social en un lugar donde el clero poseía la mayor parte de la tierra. Asturias mantenía una vida rural y contaba con un solo foco cultural en Oviedo, en Cantabria destacaba la gran actividad comercial de Santander;

    igualmente País Vasco y Navarra eran eminentemente rurales, estas provincias mantuvieron sus fueros lo que les permitió cierta autonomía. Aragón contaba con Audiencia, Arzobispado, Intendencia y Universidad en Zaragoza.

    Cataluña por su parte se vio despojada de sus universidades pero mantuvo un importante foco comercial en Barcelona.

    En la zona levantina Valencia y Murcia asentaron su economía en la huerta, crecieron demográficamente y se desarrolló su Universidad.

    Por último, el sur fue la región de mayor potencial económico, contaba con un sistema latifundista que concentraba la riqueza en pocas manos, alimentando la miseria de los jornaleros. Durante la centuria el comercio marítimo incrementó en la costa, permitiendo el desarrollo de estas ciudades al igual que las empresas vinícola.

    Lo único destacable que cabe decir de Canarias y Baleares es la creación de una Universidad en Tenerife y la preservación de otra en Mallorca.

    LA VILLA Y CORTE DE MADRID

    Es en este siglo que Madrid vio crecer su número de habitantes y gracias a la labor de Carlos III adquirió pavimentado, alumbrado, la Puerta de Alcalá, el paseo del Prado, el Jardín Botánico, nuevos centros académicos y científicos, conservando el Retiro, Casa de Campo y el Pardo, dotó a la ciudad de la primera Biblioteca pública del país , edificación de la Casa de Correos, palacios como los de Goyeneche y Liria, la Aduana. El rey debía dar muestras de la grandiosidad de su monarquía mediante la construcción de lujosas obras arquitectónicas que fueran testigo de su majestuosidad.

    La granja de San Ildefonso se convirtió en un palacio de verano al estilo francés.

    Se redactó la Planimetría general de Madrid con vistas a una reforma fiscal conocida como la contribución única, que fue la primera referencia del s. XVIII sobre las propiedades urbanas de la Corte. Este nuevo Madrid arquitectónico fue fundamentalmente barroco.

    LA CORONA DE ESPAÑA

    Legalmente no existió la "Corona de España" hasta la pragmática sanción de Felipe V. El absolutismo requería de una exaltación del poder real y su persona para sacralizar la autoridad civil y espiritual, lo que requería de un aislamiento que impedía el contacto con el pueblo. Un pueblo que apoyaba la monarquía absoluta fervientemente.

    El carácter prudente de los monarcas españoles evitó las tensiones sociales que se dieron en Francia.

    El sentimiento monárquico de España fue leal y fiel a su rey.

    Administración – el aparato administrativo se sostenía en los Consejos y Secretarías del Despacho, pero el mayor peso recaía sobre el Consejo de Castilla: órgano legislativo, consejo político y centro de administración estatal. Con los Borbones se crearon los distintos Ministerios que trajo consigo la desaparición de los validos de época de los Austrias. La administración americana se llevó a cabo por medio de cuatro virreinatos y cinco Capitanías Generales, la Ilustración en Sudamérica sentó las bases de los posteriores movimientos independentistas del s. XIX.

    Ejército- Se reorganizó el ejército y la guardia real. A pesar de las ordenanzas de Carlos III se acercaban muy pocos voluntarios por lo que fue necesario imponer el sistema de sorteo y alistamiento forzoso.

    La Secretaría de Marina e Indias reforzó la fuerza naval, redactó el código de Marina y se creó la escuela de Guardias Marinas.

    LA ESTRUCTURA SOCIAL

    Continuó la estructura estamental ligada al Antiguo Régimen basada en los privilegios. La figura del rey podía presumir de contar con múltiples reinos principados y señoríos pero se encontraba esclavizado por el yugo del protocolo. Todo el ceremonial palaciego tenía por finalidad la exaltación personal del monarca. Rara vez aparecía en público y su corona se sustentaba en la doctrina del derecho divino apoyada por la Iglesia Católica .

    La nobleza perdió poder decisorio en la alta administración del Estado, ahora su estatus social dependía de su vinculación o no a la corte. La política de ennoblecimiento fue una constante entre los Borbones, los títulos podían ser otorgados por el rey o comprados pero siempre se mantenían sobre la cima del estamento los grandes de España.. Aunque surgía una incipiente burguesía esto no significó la modificación de la estructura social. La elección para llamar a gobernar a los distintos candidatos se hacía en función de los estudios y preparación técnica y jurídica.

    El estamento eclesiástico aumentó espectacularmente por los beneficios que pertenecer a este grupo suponía.

    En 1767 se expulsó de España por motivos políticos a la Compañía de Jesús lo que acababa con la tradición de ser la orden preferida de la elite para educar a sus hijos.

    La Inquisición no gozó de la protección monárquica de antaño . En general el clero apoyó las reformas ilustradas y de sus filas aparecieron personajes tan importante como el Padre Feijoo, el P. Isla o Enrique Florez.

    En cuanto a la burguesía y pueblo llano aparece una división, dentro del primer escalón encontramos los empresarios agremiados, la sociedad urbana, profesionales liberales y funcionarios en una época en la que se va fortaleciendo la burguesía , al segundo nivel pertenecen los criados, jornaleros y proletariado y por último en el nivel más inferior aparece el grupo de los mendigos y parados, sin embarco el más ínfimo escalón es el de prostitutas y presos agrupadas las primeras en casas de recogida.

    Existía un punto en común en esta sociedad tan polarizada, todos respetaban la soberanía del rey, la autoridad de los ministros y el magisterio de la Iglesia Católica siendo la tranquilidad pública notoria en el siglo XVIII gracias a la acción sedante de la Iglesia.

    Casi todo el mundo pertenecía a alguna hermandad y honraba al santo de su devoción lo que significaba una población eminentemente piadosa y respetuosa con los poderes temporales establecidos apoyados por la Iglesia, incluso el Santo Oficio fue defendido por intelectuales de la talla de Jorge Juan.

    Contrasta con tanta religiosidad unos valores morales cada vez más decadentes sobretodo entre las clases sociales más altas donde predominaba el juego de la hipocresía y las apariencias.

    LA POLÍTICA DEL FISCAL: POSIBILIDADES ÉXITOS Y FRACASOS

    FORTALECIMIENTO DEL ESTADO, EDUCACIÓN DE ÉLITES Y LUCHA POR EL PODER

    Los objetivos políticos de Campomanes eran modernizar el país y fortalecer el Estado pero manteniendo el poder del Consejo de Castilla y sin variar las estructuras sociales, contradicciones que le valieron un cierto fracaso a sus reformas.

    Frente a la Iglesia adoptó una política regalista e intentos de limitación del poder eclesiástico sustituyendo la jurisdicción de la Nunciatura por la del Tribunal de la Rota, prohibición de los legados a los confesores de los moribundos y restricción del derecho de asilo e inmunidad eclesiástica además de sometimiento de la Inquisición al poder de la Corona.

    Mejoró la administración , redujo las jurisdicciones privilegiadas y aumentó un complejo burocrático muy costoso. Quiso mejorar el sistema pero no destruirlo, su radicalismo se limitó a la política regalista.

    El éxito de Campomanes radicó en su acierto a la hora de manejar al Consejo para llevar a cabo sus reformas. Impulsó el Consejo de Castilla contribuyendo al poder y prestigio de este organismo con el rey.

    Los objetivos del fiscal fueron modernizar las elites del país y mejorar administración y justicia.

    Inició una reforma de las universidades que consistía básicamente en acabar con la influencia y presión del grupo colegial. Suprimió los abusos en la concesión de grados universitarios, reformó el sistema de cátedras, e implantó la doctrina regalista además de la liberación de las universidades de sus respectivos colegios, reformas que bien le valieron algún que otro enfrentamiento con los claustros de las distintas Universidades, en especial la de Salamanca.

    Ayudado por Olavide comenzó la remodelación de planes y programas de estudio en un esfuerzo por renovar la intelectualidad española. El plan de reforma contenía dos partes: una primera dedicada a la distribución de los edificios, proyecto para educación y beneficencia de la ciudad, más una segunda parte que contenía todo lo referente a los nuevos planes de estudio. Quedó el proyecto aprobado en 1768 , pero la segunda parte planteó serios problemas para ser llevado a cabo ya que surgieron denuncias de herejía contra Olavide que llegaban directamente de la Inquisición sevillana.

    Campomanes intentó hacerles frente a través del Consejo pero la reforma quedó finalmente truncada.

    En conjunto resultó una reforma moderada que solo había conseguido paliar algunos defectos que clamaban a gritos ser corregidos, sólo se modificó lo más urgente y necesario.

    En el campo de la enseñanza religiosa en las universidades se mantuvo la teología escolástica con novedades como incluir nuevas tendencias de las Sagradas Escrituras, Santos Padres y Concilios.

    En las facultades de humanidades se diversificó los contenidos en función de los estudios posteriores.

    En leyes se introdujo el derecho nacional y el natural en cuanto a los planes de medicina fueron los más innovadores pero también los más caros y difíciles de implantar.

    La reforma de los planes de estudio puede considerarse en resumen, como un éxito moderado con difícil aplicación, pero existe un hecho innegable que se dio a consecuencia de estas reformas y es que el Consejo de Castilla rompió el monopolio escolástico anteriormente dominante.

    ¿RACIONALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL?

    Existieron varios proyectos para intentar ilustrar a un pueblo que necesitaban como cómplice para poder implantar las reformas. Entre estos proyectos se encontraba las Sociedades Económicas de Amigos del País que reunió a los tres estamentos para difundir la ideología ilustrada.

    Trataron de mejorar la economía basándose en la renovación de la agricultura de los respectivos territorios al igual que para la industria pero no llevó más que a ciertos logros faltos de integración, además en Barcelona el ayuntamiento no permitió la acción de una sociedad económica.

    El motivo fundamental por lo que se hacía tan difícil el éxito fue por la falta de fondos para financiar los proyectos. Estas sociedades integraron a un grupo nobiliario que siguió rigiéndose por sus propios intereses, funcionarios y administradores y una alta participación del clero.

    Las reformas eclesiásticas buscaban la redistribución de las rentas de beneficios a favor de las parroquias peor dotadas, mantener a los regulares en sus claustros y reducir el número de religiosos de las órdenes mendicantes.

    Fracasó estrepitosamente la reforma agraria porque falló la base de su estructura: la estabilidad campesina. Estaba dirigido al interior peninsular, donde predominaba el cereal, contrastando con las zonas mediterránea , donde sí tuvo éxito. Era imposible promover semejante proyecto sin atentar contra la propiedad de al tierra, sin desvinculación ni desamortización. Las rentas crecientes absorbía los beneficios de los pequeños campesinos haciendo inútil cualquier esfuerzo, teniendo en cuenta que las condiciones de producción y explotación existentes alejaban cualquier tipo de inversión lo que conllevaba a una baja productividad del suelo. La deforestación y agricultura extensiva solo supuso la reaparición del decrecimiento del rendimiento de la tierra. Camponanes se vio obligado reducir la Mesta y ganadería trashumante en pos de un crecimiento agrícola y consiguiente mejora del nivel de vida campesino.

    La política industrial se llevó de la mano de la política social. Se centró en el sector textil y se buscaba compatibilizar la manufactura doméstica con la tarea campesina para así paliar el paro y elevar el nivel de vida de la familia campesina, quería una organización a pequeña y media escala evitando las concentraciones fabriles que sólo conducían a problemas de orden público. De nuevo nos encontramos con los problemas de siempre: falta de recursos y fondos, incapacidad de ahorro, especulación y competencia, escasez de mercados, falta de instrucción de la manos de obra…estaba abocado al fracaso, era imposible en unas condiciones rurales como aquellas, con economía de subsistencia y falta de relaciones comerciales.

    Al mismo tiempo se orientó la política social fundamentada en la educación y en la regeneración por el trabajo, y se trató de implantar un nuevo sistema comercial.

    Los políticos ilustrados consolidaron su poder, pero no fueron un grupo cohesionado ni homogéneo.

    Lograron impulsar la política estatal pero nada pudieron hacer para desarrollar el país puesto que en inmerso en un feudalismo tardío era imposible que sin variar las estructuras sociales y económicas , que pudieran fomentar la actitud e ideología de aquellos que se sustentaban en las mismas.

    Fueron apoyados por buena parte del clero y algunos sectores de la nobleza pero sin contar con la complicidad de la masa popular, inculta y reticente, no era factible que llegaran demasiado lejos

    La clave del fracaso de la política ilustrada reside esencialmente en sus propias contradicciones, no se puede conseguir nada si no se ponen los medios necesarios.

    UNA REFORMA DESDE ARRIBA:

    IGLESIA Y RELIGIOSIDAD

    Los ilustrados vieron claro desde el primer momento que Iglesia y Estado debían caminar de la mano, ambas instituciones compartían los mismos intereses y ambos representaban un medio de control social, la necesidad mutua era evidente. El Estado necesitaba del apoyo de la Iglesia y la Iglesia precisaba de la protección del Estado. Sin embargo un poder debía afirmarse sobre el otro, especialmente en una época en la que resurgía con fuerza la idea de un Estado absolutista todopoderoso e ilustrado frente a una Iglesia con estructuras arcaicas, decadente y falta de cultura.

    La Iglesia se encontraba incontrolada siendo una fuente inmensa de poder y por lo tanto resultaba hasta peligrosa, además de ser , debido a sus estructuras, perjudicial para el desarrollo económico y social que los reformadores impulsaban.

    Sometieron a esta Iglesia cuyas características más notables pasaban por ser una de las mayores propietarias del suelo patrio, tenía exceso de clérigos que fomentaban en ciertos casos la indisciplina social, falta de piedad que se traducía en una relajación de la moralidad, deficiente formación cultural, prácticas religiosas no tan "religiosas" como cabría esperar …a una serie de reformas de las que andaba necesitada..

    Para variar los ilustrados con toda su buena voluntad cayeron en los mismos errores que les caracterizaba. no atacar el problema desde su raíz. Efectivamente la política se orientó al control e intrumentalización de la Iglesia, se defendieron los derechos de la monarquía frente a la Roma entrometida lo que llevó a ciertas disputas con la Inquisición y expulsión de los Jesuitas por no ser compatibles con el papel regio e incluso se logró un episcopado adepto, pero los problemas fundamentales no se abordaron, ni siquiera se amortizaron los bienes eclesiásticos (reforma que clamaba al cielo) ni se enfrentaron con las estructuras de la Iglesia. Se criticó y se analizó mucho pero poco se hizo para paliar la situación, si realmente creían que con prohibir los Autos Sacramentales y algunas procesiones, que en el fondo eran fiestas populares, iban a conseguir revolucionar a la Iglesia es que volvían a tropezar con la misma piedra, igual que con la reforma agraria, o la de industria o cualquier otra; maquillar los problemas sin cambiar el fondo empezaba a ser una insana costumbre que desesperaba a aquellos que habían depositado sus esperanzas en los ilustrados y supongo que a ellos mismo también.

    La finalidad de conseguir una religiosidad socialmente útil corría el riesgo, en su proceso, de eliminar aquel influjo que la Iglesia tenía sobre la sociedad que tan bien le venía al Estado. Resulta comprensible que ante semejante peligro se adoptara una posición de cautela que poco hacía por remediar el problema.

     

     

    Autor:

    Belén Suárez de Lezo