- Introducción
- La experiencia latinoamericana: formación y maduración de sus concepciones sobre el progreso económico
- Momentos del antiimperialismo en la reflexión económica de José Martí
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Nuestro trabajo tiene como propósito fundamental analizar los principales períodos que intervienen en el proceso de formación y evolución del pensamiento económico antiimperialista de José Martí, a partir de los criterios desarrollados por Rafael Almanza en su libro: "En torno al pensamiento económico de José Martí".
Tomamos este texto como material básico para el análisis, porque está considerado el más coherente y crítico de los realizados hasta el momento. Para una mejor comprensión de los mismos ubicamos varios períodos en los que se privilegia la experiencia latinoamericana, lo que aporta esta a lo que entiende por progreso para Nuestra América. Luego incluimos los cuatro momentos esenciales que determinaron la meditación económica de José Martí en relación con el antiimperialismo, el desarrollo para América Latina y el papel del modelo cubano de república en este proceso.
DESARROLLO.
Este epígrafe lo desarrollamos a partir de citas tomadas directamente del libro "En torno al pensamiento económico de José Martí", que ilustran certeramente los objetivos que nos propusimos para este trabajo. No comentamos las citas, pues consideramos que no es necesario, las mismas expresan claramente las cuestiones esenciales del análisis que realiza el autor.
"En México, en Guatemala, fugazmente en Venezuela, desde La América, Martí diseña todo un programa de progreso económico que, reconociendo la propiedad privada y apoyándose en ella, intenta promover la capitalización autónoma. El caso guatemalteco es definitorio: tal capitalismo no podía darse aquí. La proyección martiana choca una y otra vez con los procesos políticos que, en el último cuarto del siglo, transformaron definitivamente el capitalismo mercantil colonial en moderno capitalismo del subdesarrollo en Latinoamérica"[1].
¿Qué observa y analiza en estos países?
En México (1875-1876) enfrenta uno de los males más arraigados de la política latinoamericana después de la separación de la metrópoli: el caudillismo, el cual, en este caso, será encarnado por Porfirio Díaz. El triunfo militar de este último, a fines de 1876, sobre el gobierno legalmente constituido, abrirá el camino a un sector de la burguesía mexicana plegado a los intereses norteamericanos y amparado en una versión del positivismo considerado por los llamados "científicos" bandera del progreso: Martí rechaza esta versión con la misma energía con que rechaza el golpe de Estado de Díaz, abandonando el país.
Su visión del golpe militar la refleja en las páginas del Federalista, específicamente en sus artículos "Alea jacta est", "La situación" y "Extranjero", publicados el 7, el 10 y el 16 de diciembre respectivamente.
En "Alea jacta est" el 7 de diciembre de 1876, refiere criterios esclarecedores que ilustran su posición ante la dictadura que se establece con Porfirio Díaz:. En pueblos que están en crisis siempre está latente el peligro de la tiranía: "Es que una facción quiere a toda costa levantar a su caudillo a la presidencia definitiva de la república; es que una falange de partidarios azuza a su jefe y le extravía; es que un grupo de voluntades desordenadas han hecho garra en el corazón destrozado del país"[2]
También es claro al reflejar su posición como liberalista al inclinarse por las soluciones democráticas, siempre respetando al país: "…ese militarismo nos irrita: esa falta de respecto a la patria exalta nuestra indignación. Tenemos leyes hechas, caminos precisos, vías directas para venir al Gobierno de la patria: como los grandes afectos, nuestro amor a la ley no se ha hecho sentir aquí sino en el momento en que la hemos visto irrespetada y vulnerada: cada hombre es un sacerdote de esa religión que no hemos querido respetar"[3]
Luego señala que el proceso no concluye con el golpe, hace falta otra revolución que restituya el derecho del pueblo para siempre y se alcance una paz en la que el país se rija por las leyes y no por la voluntad de un hombre: "Una revolución es necesaria todavía: la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás!"[4]
En su trabajo "Extranjero" señala el peligro de la dictadura y la necesidad de enfrentar este proceso, califica esta forma de gobierno como altanera, jinete feliz y vencedor: "Se levanta un hombre solo sobre la gran voluntad múltiple de todos los hombres; mi voluntad ingobernable se ve gobernada por una altanera voluntad; mi espíritu libérrimo siente contenidos todos sus derechos de libre movimiento y pensamiento; la sangre de mi alma se detiene obstruida en su curso por la sonrisa satisfecha de un jinete feliz y vencedor"[5]
"…leí aquel decreto inolvidable en que un hombre se declara, por su exclusiva voluntad, señor de hombres…"[6]
Ante el compromiso de apostar a favor de la dictadura para recoger sus migajas o denunciar los males que esta trae consigo, Martí opta por lo segundo: "No reclamé ciudadanía cuando ella me hubiera servido para lisonjear mejor al poderoso; no hablé de amor a México cuando la gratitud hubiera parecido servil halago y humillante súplica…"[7]
A Guatemala (1877-1878) llega en un momento en que la oleada liberal sacudía a Centroamérica y en esta nación gobernaba una nueva generación de liberales que se distinguía por su pragmatismo y sus ideas positivistas. Apenas en 1871 había triunfado el liberalismo guatemalteco en el que dominaba la figura de Justo Rufino Barrios, un caudillo joven y acaudalado, plantador de café en sus haciendas próximas a la frontera mexicana[8]
Barrios gobernó Guatemala entre 1873 y 1879, con la predica del pensamiento liberal. El cual justificó la eliminación de todos los fueros y privilegios de que gozaba la Iglesia católica y por lo tanto el Estado quedaba encargado del manejo de la educación. En ese contexto la educación en Guatemala desempeñó un papel cardinal durante ese período en el que Martí resultó el profesor ideal para el proyecto liberal guatemalteco.
El programa educativo estuvo marcado por la introducción del positivismo, el desarrollo de escuelas primarias, la creación de institutos de educación media en las principales ciudades del país y la modernización de la Universidad de San Carlos, con un énfasis manifiesto en las profesiones liberales.
Así, José Martí después de viajar desde Livingstone hasta la ciudad de Guatemala donde llegó en los comienzos del mes de abril de 1877, logró incorporarse como profesor a la Escuela Normal Central. En ella quedó adscrito por medio del director José María Izaguirre, también cubano, ya que tenía amplias referencias de Martí.
Durante ese tiempo el joven profesor cubano, comenzó a relacionarse con diversos actores políticos guatemaltecos y conoció al ministro de relaciones exteriores, Joaquín Macal. En el mes de abril Martí conoció personalmente al presidente Justo Rufino Barrios.
En los sectores conservadores guatemaltecos se ve a José Martí, por su prédica, pensamiento y enseñanzas como un enemigo. Situación que emerge junto con el intento de una conspiración en contra del presidente Justo Rufino Barrios, a lo que Martí responde con su firma en un manifiesto dirigido a Barrios, condenando el intento golpista de la reacción. De ella se hace enemigo Martí, dado que el joven maestro cubano dice en carta a Valero Pujol fechada el 27 de noviembre de 1877, refiriéndose a su situación política en Guatemala: "Vivir humilde, trabajar mucho, engrandecer a América, estudiar sus fuerzas y revelárselas, pagar a los pueblos el bien que me hacen: éste es mi oficio". [9]
Dos días después de escribir aquella carta, parte para la ciudad de México el 29 de noviembre, con el objeto de contraer matrimonio con su compatriota Carmen Zayas Bazán. Finalmente consumada la boda en la iglesia del Sagrario Metropolitano de la ciudad de México el 20 de diciembre, ambos parten a inicios de 1878 para Guatemala el 26 de ese mes.
Ya en Guatemala para marzo de 1878 piensa marcharse del país debido al ambiente hostil en los círculos oficiales en su contra. Martí para ese entonces contaba con 25 años. En una carta a su amigo Manuel Mercado, fechada el 30 de marzo de 1878, refiriéndose a su situación en la Universidad le comenta:
"Aquí, por celos inexplicables del Rector de la Universidad, hombrecillo de cuerpo y alma, a quien no he hecho más mal que elogiar en un discurso mío otro discurso-lectura suyo que no merecía elogio -me he quedado siendo catedrático platónico de Historia de la Filosofía, con alumnos a quienes no se permite la entrada en clase; y sin sueldo. En cambio, se me anuncia que se me nombrará catedrático de la Ciencia de la Legislación.-Se me abriría con esto un vasto campo, y yo sembraría en él la mayor cantidad de alma posible.-Doy gratuitamente una clase de filosofía: el mejor sueldo es la gratitud de mis discípulos". [10]
Así, en ese ambiente para el mes de abril de 1878 José Martí también tiene que renunciar a la Escuela Normal, en virtud de que el presidente guatemalteco Justo Rufino Barrios, había depuesto arbitrariamente, al director de esa institución al cubano José María Izaguirre.
A Martí se le hacen inaceptables los modos bruscos, por decir lo menos del presidente Justo Rufino Barrios, y decide abandonar el país en 1878, según el estudioso Roberto Fernández Retamar, criterio que compartimos: "Los estudiosos de Guatemala con criterio progresista suelen juzgar la política de Barrios de manera positiva (…). No parecen ser los propósitos de ese gobierno lo que Martí impugna, sino, como hemos dicho, el estilo excesivamente riguroso del gobernante". [11]
En Venezuela, donde vive la primera mitad del año 1881, tendrá nueva ocasión para conocer el perfil despótico de este tipo de gobernante, esta vez encarnado en Antonio Guzmán Blanco. La situación con este general presidente se hace insostenible sobre todo en el mes de julio, en la que Martí publica el primer número de la Revista Venezolana y sus trabajos en La Opinión Nacional. Martí sigue siendo un entusiasta defensor de las ideas liberales, hecho que confirma su veneración por el intelectual Cecilio Acosta, quien falleciera el 8 de julio de 1881.
El 21 de julio publica en la Revista Venezolana un elogioso trabajo dedicado a Cecilio Acosta, quien se caracterizaba por su oposición a Guzmán Blanco. El 27 de julio el edecán del general-presidente le comunica a José Martí que debe abandonar el país. El 28 abandona las tierras de Venezuela, pero en su mentalidad se acaba de conformar el modelo del caudillo dictador, que tan amargas páginas escribirá en las páginas de la historia de América.
Rafael Almanza señala que: "Martí aparece, hasta 1884, como vocero y teórico, quizás el más completo, el más fino, el más progresista por su declarada vocación popular, de ese imposible afán de capitalización autónoma. Si Martí hubiese muerto en 1884, aún debiéramos admirarle el haber elaborado ese proyecto, cuyas virtudes —muy especialmente su carácter democrático y humanista y su condición de precursor de la transferencia tecnológica—…"[12]
Escribe Almanza: "Felizmente no se quedó allí. La idea del progreso económico adquiere en él, en los diez años restantes, tres importantes cualidades: su condición de irrenunciable, urgentísimo instrumento de lucha contra el colonialismo económico imperialista; su visión pos-liberal de las relaciones económicas internacionales, que le convierten en precursor del Nuevo Orden Económico Internacional; y lo que es decisivo, la vinculación definitiva del progreso económico con la justicia social y su alianza estratégica con el proletariado económico ". [13]
Sobre las formas de alcanzar el progreso en Latinoamérica escribe Almanza: "Es preciso, pues, tener muy en cuenta que existen dos momentos en la idea martiana del progreso latinoamericano. El optimismo liberal define al primero; el segundo está mechado de angustia y orientado por el antiimperialismo. El primero es una extensa meditación de toda una década: sólo tres años a lo sumo, de 1891 a 1894, alcanzó el segundo, que además aparece como concepto al paso, con muy pocos textos en los que es el tema central. La acción de Martí como hombre de letras, publicista y movilizador social, es el instrumento del primero; en el segundo el autor es el líder de una revolución que apunta al progreso económico como objetivo. Y si en el primero Martí enfrenta la realidad del atraso, en el segundo se acerca considerablemente a descubrir sus raíces históricas".[14]
En la reflexión económica de José Martí era esencial el hecho de "… de que no habría independencia verdadera sin progreso económico, e incita a lograrlo…"[15] Según Rafael Almanza, criterio que compartimos " esa es la razón por la que decide "desatar a América". Pero no para imitar el señorío de las sociedades europeas: en el continente nuevo los pueblos tendrán abundancia común y libertad real: sutil adjetivación que indica que aquellas sociedades poseían una abundancia mal distribuida y una falsa libertad".[16]
En esencia: "…el proyecto de progreso económico que finalmente propone nuestro héroe para Latinoamérica, además de estar en oposición a los designios del imperialismo y ser un arma contra él, tenía un carácter intrínsecamente distinto al del desarrollo norteamericano y europeo: aquí no debían repetirse esos errores: la abundancia debía estar equitativamente distribuida y la libertad debía ser real, no meramente jurídica. Toda la meditación de José Martí —especialmente su georgismo— está detrás de esa proyección". [17]
José Martí se entusiasmó con las concepciones reformistas y críticas de Henry George, quien en su obra Progress and Poverty (1879), declaraba que todo hombre tiene derecho material a aplicar su trabajo al cultivo de la tierra, mientras que la propiedad privada monopolista de la tierra anula ese derecho, pues cada año los terratenientes aumentan de manera injusta sus ingresos en forma de renta, lo que trae como consecuencia un mayor dominio entre los ricos y los pobres, ya que la renta se eleva con el progreso de la sociedad y los ingresos del obrero disminuyen relativamente.
Henry George proponía confiscar mediante un impuesto único los ingresos de la renta del suelo, sin por ello oponerse radicalmente a la propiedad privada capitalista. La admiración de Martí por George se pone de manifiesto: " Solo Darwin en las ciencias naturales ha dejado en nuestros tiempos una huella comparable a la de George en la ciencia de la sociedad". [18]
Las dos razones básicas que llevan a Martí a aceptar el georgismo son:
1. Provocó un gran movimiento reformador entre las masas trabajadoras en Estados Unidos.
2. Uno de los problemas más graves que padecía América Latina era la explotación monopolista de la tierra; estaba convencido de que la tierra era la fuente original de toda riqueza y por tanto estaba contra el latifundio.
El propio título de su obra fundamental: "Progreso y Miseria", identifica el punto de partida de su análisis: " Me propongo buscar la ley que asocia la pobreza con el progreso y que aumenta la necesidad al crecer la riqueza; y creo que en la explicación de esta paradoja encontraremos la explicación de aquellos reiterados períodos de parálisis industrial y mercantil que, considerados independientemente de sus relaciones con un fenómeno más general, parecen tan inexplicables" [19]
La reflexión económica de José Martí lo conduce hacia una posición antiimperialista militante, que le permite describir la génesis del fenómeno en sus propias entrañas. En la obra de referencia que usamos el autor define cuatro momentos básicos del mismo.
Momentos del antiimperialismo en la reflexión económica de José Martí
Los cuatro momentos que define Rafael Almanza para una mejor comprensión del mismo son:
"El primero corresponde a los años 1882-1885, en el que aparecen sus dos vertientes principales: la crítica de las proyecciones internacionales del imperialismo y de la tiranía de los monopolios dentro de Estados Unidos, en ese orden. Martí comprende, primero, las consecuencias que se derivarían del tratado de reciprocidad proyectado entre Estados Unidos y México; luego, en 1885, denuncia abiertamente la táctica de estos tratados como un nuevo método de colonización, esta vez económico. Al mismo tiempo, en 1884, "descubre" el monopolio y los cambios que introduce en la economía y la vida social y política norteamericana: constata el fin de la libre concurrencia y la creciente esclavización del obrero y del ciudadano". [20]
"El segundo momento corresponde al año 1888: en él lo esencial es la denuncia de la subida al poder de la oligarquía financiera —caracterizada por el autor en la candidatura republicana— y el descubrimiento de que la política proteccionista, a la que ha estado atribuyendo los males económicos de la nación, es un simple instrumento de los monopolios: a partir de ese momento el liberalismo económico de Martí retrocede, pasa a tercer plano, y prevalece en él la proyección popular y antimonopolista ". [21]
"El tercer momento es inmediato a este —1889-1891—; y si se le distingue es porque en el anterior prima la denuncia de la vertiente interna del imperialismo: y en éste, la internacional. En La Edad de Oro, retoma su antigua preocupación —de 1881, y aun antes—, sobre la penetración colonialista en Asia y Africa: erige, en contraste, a Latinoamérica como la vanguardia de los pueblos pobres del mundo en trance de liberación y de progreso. En los artículos, cartas y documentos sobre la Conferencia Internacional Americana y la Conferencia Monetaria Internacional expone su nueva visión acerca de las relaciones económicas internacionales, muy lejos del optimismo liberal ricardiano de 1875, y propone una política económica internacional antimperialista. Al mismo tiempo, se solidariza con la lucha obrera antimonopolista en Estados Unidos, y se adhiere a la idea de las nacionalizaciones, refiriendo con simpatía la posibilidad de la estatificación de las industrias monopolizadas". [22]
"El cuarto y último momento corresponde a los años 1892-1894,… se proyecta con su proyecto de estructura económica para la nueva república. (…) en estos años el líder del Partido Revolucionario Cubano desarrolla las ideas del momento anterior: propone el desarrollo cubano como instrumento de lucha contra el imperialismo y por el equilibrio económico y político mundial. Pero además, su juicio sobre la realidad interna de Estados Unidos se endurece definitivamente. Con motivo de la crisis económica de 1893, que afectó duramente a la emigración y a través de ella al PRC, Martí publicó dos artículos en Patria que constituyen sus últimas reflexiones sobre la economía norteamericana. "El Norte ha sido injusto y codicioso (escribe en "La crisis y el PRC); ha pensado más en asegurar a unos pocos la fortuna que en crear un pueblo para el bien de todos: ha mudado a la tierra nueva americana los odios todos y todos los problemas de las antiguas monarquías…" Identifica, pues, en este y otros textos, a Estados Unidos con Europa, muy en consonancia con aquella generalización sobre las "sociedades europeas"…
Estos cuatro momentos permiten comprender, que José Martí estaba consciente, desde el punto de vista económico, de lo que representaba el fenómeno imperialista para Latinoamérica y las formas de enfrentar este proceso desde nuestros países, en especial desde Cuba, propone como finalidad el desarrollo cubano como instrumento de lucha contra el imperialismo y por el equilibrio económico y político mundial.
La proyección martiana choca una y otra vez con los procesos políticos que, en el último cuarto del siglo, transformaron definitivamente el capitalismo mercantil colonial en moderno capitalismo del subdesarrollo en Latinoamérica.
El proyecto de progreso económico que finalmente propone nuestro héroe para Latinoamérica, además de estar en oposición a los designios del imperialismo y ser un arma contra él, tenía un carácter intrínsecamente distinto al del desarrollo norteamericano y europeo.
José Martí estaba consciente, desde el punto de vista económico, de lo que representaba el fenómeno imperialista para Latinoamérica y las formas de enfrentar este proceso desde nuestros países, en especial desde Cuba, por lo que propone como finalidad el desarrollo cubano como instrumento de lucha contra el imperialismo y por el equilibrio económico y político mundial.
Almanza, Rafael: En torno al pensamiento económico de José Martí, Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1990, p. 408
Fernández Retamar, R.: Martí y sus circunstancias, en Revista Bohemia, 25 de enero de 1985. Tomado de http://www.bohemia.cu/josemarti/marti_retamar.htm
George, Henry: Progreso y Miseria, Robert Schalkenbach Foundation, New York, 1996.
Martí, J.: "Carta a Valero Pujol, Director de El Progreso", Obras Completas, Tomo 7. Editorial Ciencias Sociales.
Martí, J.: Obras Completas, Editorial Ciencias, La Habana, 1975, T 11.
Martí, J.: Obras Completas, Editorial Ciencias, La Habana, 1975, T. 20.
Martí, J.: Extranjero, En El Federalista, México, 16 de diciembre de 1876. Obras Escogidas, Tomo 2, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.
Autor:
Lic. Carlos Cesar Torres Paez
carlosc[arroba]fcsh.upr.edu.cu[23]
Lic. Lisett D. Páez Cuba
lisett[arroba]fcsh.upr.edu.cu[24]
Lic. Juan A. Blanco Rivera