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La traducción martiana: valioso aporte al desarrollo cultural latinoamericano (página 2)


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"El deber del traductor es conservar su propio idioma"

Martí también fue por oficio y por deleite traductor y crítico de traducciones y sobre todo un gran promotor de la cultura y las ideas del humanismo, sirviéndose de esa mediación Ínter lingüística, y fundamentalmente intercultural, que su conocimiento de otras lenguas le propició.

La obra de Martí como traductor es otra faceta relativamente poco estudiada y menos divulgada de esa cabeza pensante de talla universal e inagotable fuente de erudición que es nuestro Héroe Nacional. Como es conocido por todos Martí desarrolla toda su obra como traductor en el siglo XIX, una época cuyas estructura social y cultural está influida por la industrialización y dominio burgués, propicia para la traducción de todo y de todos los idiomas, y por supuesto, Cuba no escapa a los efectos de este fenómeno, con características peculiares dado por su estatus colonial.

A Martí, como a cualquier personaje o acontecimiento histórico, para comprenderlo en toda su magnitud, para estudiarlo con profundidad, para derivar de su conocimiento las enseñanzas aplicables al presente, es necesario situarlo en su tiempo, en el escenario, en el medio y el objeto de su quehacer.

Martí es el hombre a cuya palabra había que recurrir para dar la interpretación justa de los fenómenos históricos-sociales.

En la traducción realizada por Martí de la novela de Helen Hunt Jackson, Ramona, se descubre una marcada intención de dar a conocer a todos sus lectores de la llamada Guerra de Rapiña, que no fue más que aquella entre los Estados Unidos y México.

Esta novela no es la única que muestra parte de la historia de América y del mundo, hay muchas otras obras traducidas que profundizan en la explotación y la esclavitud de los hombres, obras que reflejan lo degradante de una sociedad atada de pies y manos, como por ejemplo los poemas Los Dos Príncipes de H. H. Jackson y de Annabel Lee de Edgar Allan Poe, así como su propio documento de defensa al pueblo cubano y latinoamericano "Vindicación de Cuba" donde utiliza diferentes fuentes de información.

Para tener un espectro más amplio de la labor martiana, debemos dar una mirada a la gran obra traducida por nuestro Héroe Nacional durante tantos años de trabajo y esfuerzo. Esta obra que está llena de riqueza y de amor, que profundiza en las raíces de los pueblos y que bebe de su savia misma, que concentra, en un cúmulo (nunca antes imaginable) de palabras e ideas, los más grandes y prolíferos pensamientos de este hombre, que resumía en sí el pensamiento de muchos buenos hombres del mundo.

La labor del traductor no es nada fácil. Somos conscientes de que cada día, con el avance de la comunicación y, como resultado, de los medios masivos de difusión, le impregna a esta actividad un carácter mucho más dinámico y necesario. Cada vez que pensamos, le colocamos una nueva idea a las ya pensadas y se nos hacen más visibles elementos contextuales y descriptivos que ayudan con la comprensión crítica de los textos. Como dijera el maestro: "Traducir es transcribir de un idioma a otro. Yo creo más, yo creo que traducir es transpensar" .Cuando se traduce se debe poner en función de nuestro trabajo todo el bagaje socio-histórico-cultural que poseemos y así es como llegamos a entender que Martí fue simplemente un sabio intelectual y que se puso en el contexto de todos y cada uno de los autores, y de sus obras, que tradujo.

Martí realizó gran cantidad de traducciones y trabajó en el periodismo por variadas razones, desde para ganarse la vida, hasta para darle mayor cobertura a la literatura tanto americana como desde otros continentes. Su obra, a consideración de nuestro Comandante en Jefe, de cualquier manera, estuvo, ha estado y estará, "en función de la utilidad para el pueblo, en función de lo que aporten al hombre, en función de lo que aporten a la reivindicación del hombre, a la liberación del hombre, a la felicidad del hombre." Fernández Retamar,

También nos dejó un legado de reflexiones teóricas para la traducción e interpretación de textos que aún se mantienen vigentes.

En carta a María Mantilla desde Cabo Haitiano, el 9 de abril del año 1895, escribiría pidiéndole la realización de una tarea, traducir un libro "… es L´Histoire Générale, un libro muy corto, donde está muy bien contada, y en un lenguaje fácil y limpio, toda la historia del mundo, (…) yo quiero que tu traduzcas (…) una página por día; pero traducida de modo que la entiendas, y de que puedan entender los demás, (…) a la vez que te sirva, (…) para entender (…) el movimiento del mundo, y poderlo enseñar." Y continúa diciéndole que "la traducción ha de ser natural, para que parezca como si el libro hubiese sido escrito en la lengua a que lo traduces, que en eso se conocen las buenas traducciones.".

Nuestro José Martí realizó trabajos de traducción en obras del inglés al español, por ejemplo: Los Dos Principes de Helen Hunt Jackson, Adios de Ralph Waldo Emerson, Anabel Lee de Edgar Allan Poe, No Siempre es Mayo de Henry W. Longfellow, Lala Rookh de Thomas Moore, Los Dos Ruiseñores de Hans Christian Andersen, Ramona de Helen Hunt Jackson, entre algunas otras.

Hizo traducciones en obras del francés al español, por ejemplo: Canción de Auguste Vacquerie, La Rima de Augusto de Armas, Mis Hijos de Victor Hugo, Meñique Edouart de Laboulaye, y Un Idilio de Pascua de André Théuriet. Además, hizo otras traducciones del latín y del griego al español, sin contar algunas otras de las cuales todavía se desconoce su fuente e idioma.

Cuando José Martí se refirió a la traducción de la obra de Víctor Hugo Mis hijos, dijo: "El deber del traductor es conservar su propio idioma, y aquí es imposible, aquí es torpe, aquí es profanar. Víctor Hugo no escribe en francés: no puede traducírsele en español. Víctor Hugo escribe en Víctor Hugo: ¡qué cosa tan difícil traducirlo!

Podría pensarse que José Martí, traductor, se desempeñó fundamentalmente con textos literarios. En realidad la producción martiana de textos no literarios traducidos, o sea, de carácter general y utilitario es muy superior, comparada con la producción de traducciones puramente literarias.

Para el estudiante de lenguas el estudio de las obras de traducción martianas constituye un elemento de gran potencial comparativo y, aunque el maestro como traductor no ha escapado al fenómeno de desestimación ante su papel mediador entre culturas a través de la traducción, este continúa constituyendo un campo de estudio muy poco investigado de manera integral, por lo que debemos profundizar en su quehacer como lingüista y valorar la calidad de su obra para tomarla y aprovecharla en toda su extensión. La posibilidad de realizar estudios sobre las lenguas nos permite establecer comparaciones con mayor claridad.

Los trabajos de traducción realizados por José Martí mantienen una estrecha relación con nuestra concepción de formación de una cultura general integral, basados en el conocimiento de la historia de todos los pueblos del mundo y fundamentalmente de América Latina. Sus obras traducidas son fuente de cultura y de riqueza que nos han ayudado desde hace muchos años en la educación de nuestras generaciones, sin embargo falta mucho por conocer sobre la traducción martiana y sobre todo, por darle la importancia que posee en nuestra batalla de ideas y la formación de un pueblo culto y libre. Además, la riqueza del pensamiento martiano ha servido de haz de luz y ejemplo a nuestra Revolución.

"Hombre que no conoce la lengua del país en que vive, es hombre desarmado"

Consecuentemente con su idea de la relación entre lengua y pueblo, observa la manifestación en la lengua de choques de cultura y sostiene que para gobernar bien es preciso conocer a fondo la lengua de aquellos a quienes se gobierna.

Al respecto Martí expresó: Hombre que no conoce la lengua del país en que vive, es hombre desarmado" ("En casa" Patria NY, 9/3/1894 t5 p.425).11

También destacó el papel del aprendizaje y manejo de los idiomas extranjeros en la formación del individuo y el de la lengua como factor de unidad nacional.

El dominar y tener un amplio conocimiento de varios idiomas le posibilitó incursionar en diferentes géneros y temas literarios. Pudo presentar en sus obras las costumbres y culturas de varios países.

El estudio de la obra martiana ha formado generaciones en nuestro país. Su ejemplo y legados han servido de sendero "por la luz de la verdad". Es por eso que Martí representa para los jóvenes del mundo y de Cuba un líder natural, consejero y amigo, que nos guía en la concepción de un mundo más humano y feliz.

Se ha aferrado en nuestro pueblo la idea, señalada por nuestro líder, de que sin cultura y educación no hay revolución posible. Si después de tantos años de lucha por mantener nuestras conquistas no luchamos por nuestros ideales martianos, no tomamos lo mejor de su obra y lo ponemos en función y beneficio de nuestras nuevas generaciones, no vinculamos el estudio y con el trabajo, no enseñamos sobre bases científicas, no cuidamos de nuestra cultura y la enriquecemos, y no protegemos nuestro patrimonio natural y cultural, entonces estaremos perdiendo las ideas del maestro, la obra de la Revolución Cubana y la posibilidad de vivir siempre independientes y soberanos. "… la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propaganda de la cultura."

De Martí aprendimos, el infinito valor y las fuerzas dejas ideas, los principios éticos, su inspirador patriotismo y un elevado concepto del honor y de la dignidad humana como nadie nos hubiera podido enseñar jamás. (Castro Ruz, op. cit.) "Si en algo hemos sabido honrar al Héroe es haber demostrado que un país pequeño y pobre, aún cometiendo muchos inevitables errores del aprendizaje, puede hacer mucho con muy poco, sobre todo, en el campo de la cultura".Fidel Castro Ruz, (2003).

Tenemos todavía muchas cosas que aprender del maestro, no será sin el estudio de su obra que lo aprendamos. Sus obras traducidas tienen mucha riqueza y nos pueden ayudar a mantenernos siendo, sino el más, uno de los pueblos más cultos del mundo. El mayor monumento de los cubanos a su memoria es haber sabido construir y defender esta trinchera para que nadie pudiera caer con una fuerza más sobre los pueblos de América y del mundo, dijo nuestro Comandante en Jefe, al clausurar el 29 de enero del 2003, la Conferencia Internacional Por el equilibrio del mundo, desarrollada en homenaje al aniversario 150 del natalicio de José Martí en La Habana.

Cada día se descubre a un Martí único y, aunque conocido, espectro de luz nueva. Andamos en su obra como Nené Traviesa, buscando alcanzar la estrella azul. Quedamos, como otros han quedado y seguirán quedando, a la zaga de un hombre incomparable, su vigencia va más allá de cualquiera que fuere nuestro tiempo, va más allá de los tiempos futuros. Sus obras traducidas nos llevan a la comprensión de un mundo que va más allá de nuestro entorno y de nuestras posibilidades. Él nos ha dado la posibilidad de escudriñar en la vida de otros pueblos y nos ha dado las estrategias para que aprendamos a hacerlo por nosotros mismos. Pongamos en su traducción un mayor empeño por culturizarnos y culturizar a los que nos rodean. Hagamos del maestro un ejemplo de lingüista y no dejemos morir esa faceta de su obra.

Como dijera el Ché: "Martí, habla y piensa hoy con el lenguaje de hoy, porque eso tienen de grande los grandes pensadores y revolucionarios: su lenguaje no envejece".

Bibliografía:

1. Arencibia Rodríguez, Lourdes, Un traductor llamado José Martí: una valoración necesaria. Revista Temas No.15, Julio – Septiembre 1998, Nueva Época.

2. Domínguez Hernández, Marlen A, José Marti, ideario lingüístico, Editorial Pablo de la Torriente Brau, 1990

3. Martí, José, Cartas a María Mantilla, Editorial Gente Joven, 2001, Instituto Cubano del Libro. 4. Martí, José, Obras completas, Editorial Nacional de Cuba, La Habana 1963.

5. Martí: Aproximaciones lingüísticas (I) El Habanero Digital http//www.elhabanero.cubaweb.cu/

6. Nuestra América (América Latina) José Martí. El Habanero Digital http//www.elhabanero.cubaweb.cu/ 7. Valdés, Galárraga Ramiro, Diccionario del Pensamiento martiano, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004.

 

 

 

Autor:

Yackeline Dopico Gómez

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