El capitalismo, el socialismo y otras corrientes socio políticas – económicas (página 2)
Enviado por Nohelia Alfonzo
El Capitalismo moderno
Para Furtado (1972) dos acontecimientos propiciaron la aparición del capitalismo moderno. El primero fue la aparición en Francia de los fisiócratas desde mediados de este siglo; el segundo fue la publicación de las ideas de Adam Smith sobre la teoría y práctica del mercantilismo. La figura más destacada de la fisiocracia fue el economista francés François Quesnay (1758), que definió los principios básicos de esta escuela de pensamiento en un diagrama en el que explicaba los flujos de dinero y de bienes que constituyen el núcleo básico de una economía, eran circulares y se retroalimentaban.
Sin embargo la idea más importante de los fisiócratas era su división de la sociedad en tres clases: una clase productiva formada por los agricultores, los pescadores y los mineros, que constituían el 50% de la población; la clase propietaria, o clase estéril, formada por los terratenientes, que representaban la cuarta parte, y los artesanos, que constituían el resto.
La importancia del diagrama de Quesnay radicaba en su idea de que sólo la clase agrícola era capaz de producir un excedente económico, o producto neto. El Estado podía utilizar este excedente para aumentar el flujo de bienes y de dinero o podía cobrar impuestos para financiar sus gastos. El resto de las actividades, como las manufacturas, eran consideradas estériles porque no creaban riqueza sino que sólo transformaban los productos de la clase productiva. Este principio fisiocrático era contrario a las ideas mercantilistas. Si la industria no crea riqueza, es inútil que el Estado intente aumentar la riqueza de la sociedad dirigiendo y regulando la actividad económica.
La industrialización
Afirma Galbraith (1967), que fueron las ideas de Smith y de los fisiócratas las que crearon la base ideológica e intelectual que favoreció el inicio de la revolución industrial.
La característica fundamental del proceso de industrialización fue la introducción de la mecánica y de las máquinas de vapor para reemplazar la tracción animal y humana en la producción de bienes y servicios.
Surgió una nueva clase trabajadora que no era propietaria de los medios de producción por lo que ofrecían trabajo a cambio de un salario monetario.
El desarrollo del capitalismo industrial tuvo importantes costes sociales. Al principio, la industrialización se caracterizó por las inhumanas condiciones de trabajo de la clase trabajadora. La explotación infantil, las jornadas laborales de 16 y 18 horas, y la insalubridad y peligrosidad de las fábricas eran circunstancias comunes.
En este sentido, Wallerstein (2005) señala que con el capitalismo aparecieron los ciclos económicos: periodos de expansión y prosperidad seguidos de recesiones y depresiones económicas que se caracterizan por la discriminación de la actividad productiva y el aumento del desempleo. Los economistas clásicos que siguieron las ideas de Adam Smith no podían explicar estos altibajos de la actividad económica y consideraban que era el precio inevitable que había que pagar por el progreso que permitía el desarrollo capitalista. Las críticas marxistas y las frecuentes depresiones económicas que se sucedían en los principales países capitalistas ayudaron a la creación de movimientos sindicales que luchaban para lograr aumentos salariales, disminución de la jornada laboral y mejores condiciones laborales.
Capitalismo en el siglo XX
Laclau (1986) expone que durante casi todo el siglo XX, el capitalismo ha tenido que hacer frente a numerosas guerras, revoluciones y depresiones económicas.
Los países capitalistas no se vieron envueltos en grandes revoluciones. Por el contrario, el sistema capitalista mostró una enorme capacidad de adaptación y de supervivencia. No obstante, a partir de ella, los gobiernos democráticos empezaron a intervenir en sus economías para mitigar los inconvenientes y las injusticias que crea el capitalismo.
Se emprendieron acciones para fomentar la negociación colectiva y crear movimientos sociales de trabajadores que dificultaran la concentración del poder económico en unas pocas grandes corporaciones industriales. El desarrollo del Estado del bienestar se consiguió gracias al sistema de la Seguridad Social y a la creación del seguro de desempleo, que pretendían proteger a las personas de las ineficiencias económicas inherentes al sistema capitalista.
El Keynesianismo
Para Arteaga (2008) el acontecimiento más importante de la historia reciente del capitalismo fue la publicación de la obra de John Maynard Keynes (1936), La teoría general del empleo, el interés y el dinero. El pensamiento de Keynes modificó en lo más profundo las ideas capitalistas, creándose una nueva escuela de pensamiento económico denominada keynesianismo.
Keynes demostró que un gobierno puede utilizar su poder económico, su capacidad de gasto, sus impuestos y el control de la oferta monetaria para paliar, e incluso en ocasiones eliminar, el mayor inconveniente del capitalismo: los ciclos de expansión y depresión.
El Neoliberalismo
Expresa Wallerstein (2005), que el llamado neoliberalismo empieza a construirse en los años cuarenta con importantes ideólogos, como Friedrich Hayek o Milton Friedman, partidarios de las escuelas Austríaca y de Chicago respectivamente, que revitalizan la ideología liberal alcanzando su plenitud durante los años 1980 con la llegada de Ronald Reagan y Margaret Thatcher al poder en Estados Unidos y el Reino Unido respectivamente. Ambos llevaron a cabo agresivas políticas de liberalización económica.
Stiglitz (2002) explica que la era de la información, el siglo XXI amanece con lo que muchos analistas de mercado denominan como la nueva economía. Los sociólogos lo llaman globalización, y en realidad se trata de la irrupción de las nuevas tecnologías de la información (Internet, telefonía móvil). Ahora más fácil la evasión de impuestos y la ocultación de capitales bajo el amparo de los nuevos paraísos fiscales. Así mismo también surgen multitud de empresas que hacen negocios enteramente por la red. Son las llamadas empresas punto com.
Ante este panorama, muchos movimientos sociales alzaron la voz cada vez con más frecuencia. Primero había sido la crisis en Japón, que aún perdura. Luego sufrían los Tigres Asiáticos, Argentina, Venezuela, y otros países latinoamericanos. Las críticas desde los ámbitos sociales crecían y el año 1999 en la reunión de la OMC en Seattle estalla el movimiento antiglobalización, contestatario de las reformas neoliberales. Desde dichos sectores se acusa al neoliberalismo de ser un modelo ligado a los intereses de la política estadounidense, de no tener en cuenta los derechos humanos y de empobrecer más las economías de los países del tercer mundo.
Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos e ideólogos neoliberales incluyen: políticas monetarias restrictivas (aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero). Con ello disminuye la inflación y se reduce el riesgo de una devaluación. No obstante con ello se inhibe el crecimiento económico ya que se disminuye el flujo de exportaciones y se perpetúa el nivel de deuda interna y externa denominada en monedas extranjeras.
En todos los casos, los teóricos neoliberales afirman que la mejor manera de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad; los liberales promueven mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad.
El Capitalismo del Siglo XXI
Por ultimo, el capitalismo del siglo XXI o capitalismo creativo es una fórmula que podría conciliar las dos grandes fuerzas de la naturaleza humana: el interés egoísta y el impulso de ayudar a otros. El capitalismo canaliza el interés egoísta en una forma útil y sostenible, pero solo para los que pueden pagar. La ayuda filantrópica o de los gobiernos canaliza el impulso de ayudar a otros. Si se quiere una rápida mejora de los pobres se necesita un sistema que aproveche a los inventores y a las empresas mucho mejor que hoy. Ese sistema tendría la doble misión de producir ganancias y mejorar las vidas de los que no se benefician de las fuerzas del mercado. Pero las ganancias no siempre son posibles cuando las empresas tratan de servir a los más pobres. Se requiere otro incentivo, que es el reconocimiento. Este eleva la reputación de las empresas, atrae a los clientes y, sobre todo, atrae buena gente a la organización.
El desafío es diseñar un sistema en el que los incentivos de mercado, incluyendo las ganancias y el reconocimiento, promuevan esos principios para hacer más por los pobres. Un enfoque en el que gobiernos, empresas y entidades sin ánimo de lucro trabajen juntos para ampliar el alcance de las fuerzas del mercado de modo que más gente gane, o gane reconocimiento, haciendo lo que se necesita para reducir las desigualdades.
Señala el autor además que sus ideas sobre esto han sido influenciadas por distintas experiencias, incluyendo el trabajo de Microsoft para combatir la desigualdad. En los últimos 20 años, Microsoft ha utilizado la filantropía corporativa para llevar la tecnología a gente que no tenía acceso a ella. Ha donado más de 3.000 millones de dólares en efectivo o en software para tratar de cerrar la brecha digital. Siendo el mayor impacto enseñar cómo usar la tecnología para solucionar problemas.
El capitalismo creativo une la experiencia empresarial con las necesidades del mundo en desarrollo para hallar mercados que no han sido estrenados. A veces las fuerzas del mercado no hacen impacto en países pobres, no por falta de demanda o de dinero, sino porque no se gasta suficiente tiempo en estudiar las necesidades de esos mercados. Otro enfoque del capitalismo creativo incluye un papel directo de los gobiernos, los cuales deben adoptar políticas que creen incentivos para las empresas que mejoren las vidas de los pobres.
SOCIALISMO, SOCIALIZACION DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCION
Explica Montañez (2007) que desde principios del siglo XIX, este término designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden un sistema económico y político basado en la socialización de los sistemas de producción y en el control estatal parcial o completo de los sectores económicos, lo que se oponía frontalmente a los principios del capitalismo. Aunque el objetivo final de los socialistas era establecer una sociedad comunista o sin clases, se han centrado cada vez más en reformas sociales realizadas en el seno del capitalismo.
Laclau (1986) señala que a medida que el movimiento evolucionó y creció, el concepto de socialismo fue adquiriendo diversos significados en función del lugar y la época donde arraigara. Si bien sus inicios se remontan a la época de la Revolución Francesa y los discursos de François Nöel Babeuf (1796), el término comenzó a ser utilizado de forma habitual en la primera mitad del siglo XIX por los intelectuales radicales.
Entre sus primeros teóricos se encontraban el aristócrata francés conde de Saint-Simon (1820), Charles Fourier (1822) y el empresario británico y doctrinario utópico Robert Owen (1825), que como otros pensadores, se oponían al capitalismo por razones éticas y prácticas.
El socialismo suponía una reacción al extremado valor que el liberalismo concedía a los logros individuales y a los derechos privados, a expensas del bienestar colectivo. En otras, palabras afirma Arteaga (2008), se sacrifica libertad por igualdad social. Estas ideas se depuran luego, con Karl Marx (1847), en su obra el manifiesto comunista, dando origen al socialismo científico.
El Socialismo Científico
Claudin (1981) señala que según este enfoque la sociedad comunista, surgiría ineludiblemente como conclusión de la lucha económica de la burguesía y el proletariado, siendo el punto de llegada necesario del dinamismo histórico o de la justicia distributiva del trabajo como origen de todos los productos económicos. Marx y Engels (1847) calificaron de científico al sistema de ideas colectivistas que ellos presentaron para resolver los problemas de la sociedad.
La línea divisoria entre el llamado socialismo utópico y el socialismo científico se fija en 1848, que fué el año en que apareció el Manifiesto del Partido Comunista, en Londres. Asignaron el calificativo de científico al socialismo sólo por ser algo realizable, practicable, y por estar basado en principios debidamente estudiados y presentados en forma sistemática. Aparece luego, en 1951 una ideología reformista, contrapuesta al marxismo denominada socialismo democrático
El Socialismo Democrático
Boersner (1988) señala que es una teoría y doctrina política que aboga por una transición pacífica desde la economía capitalista de mercado hacia el socialismo usando los canales políticos propios de las democracias liberales, es decir, el parlamentarismo. Nació y evolucionó a partir del socialismo del siglo XIX, recogiendo las aportaciones de Marx y Engels; compartía por tanto sus raíces ideológicas con el comunismo, pero repudiaba el uso subversivo de la violencia política que implicaría una revolución en el sentido marxista del término.
Debido a esto, para los comunistas, la socialdemocracia es una forma de revisionismo, dado que renuncia a uno de los pilares básicos del marxismo: la lucha de clases. Según esta ideología, el socialismo no constituye el producto de un desarrollo histórico – natural, es un ideal moral, accesible por igual a los representantes de todas las capas de la sociedad. Se rechaza la lucha de clases, la revolución socialista, la dictadura del proletariado.
El socialismo surge tan sólo democráticamente, es decir, como resultado de una suma de medidas sociales y, en particular, de tipo cultural y educativo, llevadas a cabo en el marco de la sociedad burguesa por gobiernos burgueses. El socialismo existe como democracia, o sea, como unidad armónica de todas las capas y de todos los grupos sociales, incluidos los capitalistas. Por su sentido objetivo, el socialismo democrático tiende a perpetuar los soportes básicos de la sociedad burguesa.
Aparece en la actualidad una nueva versión del socialismo denominada el socialismo del siglo XXI que la implementa el presidente Chávez en Venezuela, y que según señala Lanz (s/f) citado por Guerra (2007) nace de una necesidad concreta, de combatir el modelo unipolar, la gran concentración del capital transnacional, la voracidad con que le imperio actúa a escala mundial..
El Socialismo del Siglo XXI
Este socialismo según Dieterich (2007) se construye en concordancia con las ideas originales de Marx y Engels, cuya economía se basará en cálculos realizados en unidades de trabajo abstracto, determinando el valor objetivo de los productos, es decir, la cantidad media de trabajo invertido en su manufactura. Donde la contabilidad de valor, el intercambio de equivalencias y la relación cibernética entre producción, distribución y consumo, resolverán los problemas de macrocoordinación y de justicia social de la economía socialista adecuadamente.
El principio de equivalencia es el intercambio de cantidades de valor (tiempos productivos) iguales, lo cual garantiza la justicia económica. Sin embargo advierte que la proporcionalidad directa que se establece entre las horas de trabajo aportadas a la riqueza social y la canasta de bienes y servicios recibidos en contrapartida solo será viable para una fase más avanzada del socialismo del siglo XXI, ya que sus comienzos requieren de algunas adecuaciones a la realidad capitalista mundial, en la cual tiene que arraigarse, consolidarse y expandirse, lo cual no resulta fácil debido a la fase depredadora del capitalismo.
Al respecto, Guerra (2007) señala que la construcción teórica del proyecto del socialismo del siglo XXI en alguna medida parte de reconocer las deficiencias y fallas de actualidad del marxismo en relación con los avances del sistema capitalista. En este sentido, Dieterich (2007) afirma que el socialismo real redujo la explotación económica más no la dominación social política ni la alienación.
CONCLUSION
De este breve análisis se puede concluir que el debate sobre los derechos sociales, considerados en la actualidad derechos humanos fundamentales estuvo dominado por las grandes diferencias ideológicas entre el capitalismo liberal y el socialismo, un conflicto que residía en la supuesta supremacía de los derechos civiles y políticos, por un lado, y en la de los derechos económicos y sociales por otro.
El Capitalismo es fundado por Adam Smith (1776), y su principal planteamiento es la libre empresa, basado en una economía de mercado, cuyos medios de producción son la tierra y el capital en manos de los particulares, sin ninguna intervención del estado en el ámbito económico, basado en la oferta y la demanda, y la libre competencia, el cual ha ido evolucionado según cada época y sociedad dando lugar al capitalismo creativo. En tal sentido sus aportes en el ámbito laboral, parecieran limitarse a propiciar la aparición de una nueva clase trabajadora.
Por su parte el socialismo es fundado por Kart Marx (1847), caracterizado pro la socialización de la producción y un control estatal total o parcial de los medios de producción. Busca contrarrestar el egoísmo, limitando la libertad en aras de la igualdad y la justicia social. Hoy en día se habla de socialismo del siglo XXI. En tal sentido, pareciera que fuese el socialismo el que realizará aportes significativos en el ámbito laboral y que se evidencian en la reducción de la jornada laboral, en la protección de la maternidad, en la regulación del trabajo infantil, y la libertad sindical.
Por otra parte, el fin de la guerra fría abrió una nueva fase en la globalización, emergiendo un consenso acerca de su superioridad sobre los demás sistemas económicos, cediendo ante el los bastiones de la economía mixta y socialista, la vieja división ideológica de fuerte orientación económica ya no separo a sus protagonistas.
Todo lo cual marca una tendencia por parte de ambas corrientes, de adherirse a los derechos humanos como vehiculo para el cambio progresivo en el ámbito político, económico y cultural, de allí que hayan surgido importantes instrumentos internacionales que hacen énfasis en los derechos de los desamparados (mujeres, niños, trabajadores, inmigrantes, indígenas). Logros que aún resultan incipientes, y que sólo permiten un descanso en la lucha por los derechos de los trabajadores.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Arteaga, G (2008). Entrevista al Facilitador. Profesor de Economía. Maestría de Derecho Laboral. San Joaquín: UBA
Boesrsner, D. (1988). ¿Qué es el Socialismo Democrático? Caracas: ILDIS
Claudín, F. (1981). Marx, Engels y la Revolución de 1848. Madrid: Siglo XXI de España
Dieterich, H. (2007). Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI. Barquisimeto: Fondo Editorial por los Caminos de América
Elgue, M. (2007). La economía social. Argentina: Editorial Capital Intelectual
Friedman, M (1992). Libertad de elegir. España: Editorial Planeta
Furtado,C. (1972). Subdesarrollo y estancamiento en América Latina Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires
Galbraith, J. (1967). El nuevo estado industrial. España: Editorial Sarpe,
Gate, B. (2008). Capitalismo del Siglo XXI. Discurso pronunciado en el Foro Económico Mundial de Davos: Suiza
Guerra, J (2007) ¿Qué es el Socialismo del Siglo XXI?. Caracas: Editores Librorum
Hewitt, C (1999). Globalización y Derechos Humanos. Colombia: Santillana
Iribarre, J. (1987). El Conflicto de 3 mundos. Caracas: Grijalbo
Laclau, E. (1986). Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo. Madrid: Siglo XXI
Montañez, M (2007). ¿Qué es el Socialismo?. www.google.com
Stiglitz, J. (2002). El malestar en la globalización. España: Editorial Taurus
Wallerstein, I (2005). La crisis estructural del capitalismo. México: Editorial Contrahistorias,
Autor:
Nohelia Alfonzo
Erika Castillo
Pedro Flores
Gustavo García
Yanet Ontiveros
José Ramos
Facilitadora: Phd. María E. Cabrera
Asignatura: Sociología del Trabajo
Universidad Bicentenaria de Aragua
Decanato de investigación, extensión y postgrado
Coordinacion de derecho
Maestria de derecho laboral
San Joaquín de Turmero, Marzo 2008
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