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Elecciones italianas: realidades cotidianas versus estadísticasncisco Ficarra (página 2)

Enviado por Francisco Ficarra


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La cruda realidad económica

Los dos candidatos a primer ministro eran archiconocidos. En anteriores legislaturas ya habían gobernado el país. Uno proveniente de la docencia, como es el caso del Profesor Romano Prodi, de la Región Emilia-Romagna y el otro, del mundo empresarial, el lombardo Silvio Berlusconi. Este último gobernó con mayoría absoluta el destino del país durante un quinquenio ininterrumpidamente. Algo insólito en la larga historia republicana italiana. O sea, que tuvo en sus manos una ocasión, como se suele decir "de oro" para realizar cambios estructurales, por ejemplo.

Aquí es menester realizar una reflexión en la historia de los pueblos, ya que a veces para que se vuelvan a dar esas condiciones, suelen transcurrir decenios e incluso siglos. Hay casos en que ciertos ex-presidentes de las naciones europeas y americanas, en el momento de ser elegidos por sus conciudadanos, recibieron un apoyo popular tan arrasador que incluso hubieran podido hasta trasladar físicamente la capital del Estado. Sin embargo, en un par de meses se constata cómo esas preciosas oportunidades se volatilizaron. En el caso italiano, el crecimiento económico en los últimos cinco años siempre ha estado precedido del número cero.   

Cuando una de las economías industrializadas del mundo no funciona, teniendo como primer ministro a la persona más rica del Estado, es necesario encontrar el motivo. Muchos lo buscan en el contexto internacional. Tal vez, hay algo de razón en ello. No obstante, lo que realmente sucede es que desde el ámbito financiero europeo, ciertos lobbies localizados en las regiones de gran peso económico: Rhônes-Alpes, Lombardía, Baden-Württemberg, Cataluña y la órbita inglesa de los países del norte, promueven con bombos y platillos llevar la producción industrial hacia Asia. Es un secreto a voces de ese clan de empresarios que ya no solo buscan obtener suculentas ganancias, sino más bien, duplicar el capital empresarial cada año. Este es su objetivo latente.  Caso contrario, hay que cerrar las industrias. Son las mismas ecuaciones salvajes de economía que han padecido millones de habitantes de Latinoamérica en los años 80, cuyo lastre, como sabemos, carcome generaciones enteras.

Si a esto sumamos la falta de control en los incrementos de los precios de los bienes y servicios de primera necesidad, la implementación del euro, los salarios congelados -con incrementos irrisorios frente a los aumentos de los productos básicos- para la mayoría de la población, la desocupación, los contratos basuras, el coste exagerado de las viviendas (aunque vivamos rodeados de grúas y andamios que no paran de echar cemento sobre la "Pacha Mama"), etc., vemos cómo, actualmente, millones de electores europeos no se encuentran muy contentos que digamos. Va como ejemplo, el "no" francés y holandés para aprobar la Constitución Europea o libros, tales como: Die Kunst des still vollen Ver armens – Cómo se puede vivir de millonarios sin dinero, del alemán Alexander Von Schönburg, Fardelli d’Italia – Fardos de Italia, de Roberto Napoletano y Winning in Asia – Ganar en Asia, de Peter Williamson.

Todo esto, a veces puede llevar a circunstancias en donde una persona apta para el mercado laboral y cuya edad oscila los 40 años, con dos ingenierías y un doctorado afín a esas ingenierías, trabaja por tres euros la hora en la UE. Mientras que la señora de la limpieza doméstica -con el máximo de respecto a quienes realizan dichas tareas- suele ganar el triple. Para solventar esas situaciones, algunos doctores se vuelven a matricular en un segundo doctorado, ya que mediante las becas pueden sostener malogradamente a sus familias. En pocas palabras, la realidad laboral del gigante asiático ha sido trasladada, poco a poco, a Europa. Obvio, con el consentimiento implícito de los gobernantes de turno. Italia, como otros países de la cuenca del Mediterráneo, no es una excepción a ello. Ante tal coyuntura, los mandamases deben recurrir cotidianamente al arte de introducir la publicidad en la política

Publicidad y política: El caso italiano

Transitamos en una era en donde los programas de autoedición como el Photoshop o el Photopaint hacen milagros con las imágenes de los candidatos, y sin necesidad de acudir a estructuras sanitarias, para un entretejido o lifting. Las imágenes de los anuncios propagandísticos han superado a los textos de los eslóganes, en el caso del premier estrella. O sea, que no tuvo un auténtico experto del sector que realizara la coordinación de los mismos. Está mejor logrado el trabajo de Zap & Ida en su mini libro Un impegno concreto … Un milione di poster (Una promesa concreta … Un millón de póster),  que lo desaguisados anuncios que se han visto en las vías públicas. La avalancha de cifras irreales de los textos en los carteles, tan solo ha servido para irritar aún más a un gran sector de la ciudadanía. En cualquier manual universitario sobre campañas electorales, las definiciones y las reglas a seguir en estos casos están muy bien explicadas. Por consiguiente, fue el primer grasso errore en la campaña del cavaliere (caballero, como también se designa a Berlusconi). Vamos a por más.

Estamos en tiempos en donde los presidentes se fabrican ante las cámaras de televisión. Sin embargo, el temperamento del emperador mediático ha sucumbido ante los reflectores de los estudios televisivos.  He aquí la claudicación del soberano lombardo: el debate Prodi-Berlusconi en la televisión pública con emisión vía satélite. Los choques verbales fueron dos. El primero (14.03.2006), el total de televidentes superó los 16 millones, o sea, el 52,13 por ciento del share, mientras que en el segundo "cara a cara" (3.04.2006), las cifras descendieron a 12 millones aproximadamente, es decir, el 42,1 por ciento del share. En ambas ocasiones, fueron moderados correctamente por periodistas (ni que lo hubiese predefinido el mismísimo Eliseo Verón). Tres variables conformaron el gran talón de Aquiles del Berlusconi catódico: no respetar el tiempo establecido en dar las respuestas, el aluvión de números estadísticos y el querer insertar constantemente sus eslóganes, sin ton ni son, ante las preguntas formuladas.

Es decir, que en la arena del debate los espectadores vieron al gladiador lombardo Silvio que incumplía sistemáticamente la regla, los tiempos para emitir las respuestas. Mientras que el profesor Prodi contestaba detalladamente, repetía los mismos conceptos con otros términos, utilizaba un tono de voz tranquilo y medido, sonreía a las cámaras -ante tal adefesio del contrincante-, hablaba siempre de un futuro mejor, e incluso le sobraban los segundos en sus respuestas.

El primer cara a cara, desde luego, es un hito en la historia de la televisión mundial sobre debates, porque fue el día que al César imperante, con todos sus millones y sillones, se le cayeron las primeras hojas de los falsos laureles que coronaban su flamante cabellera.

El candidato de centro-izquierda utilizaría otros espacios televisivos dentro de la RAI: Porta a porta -Puerta a puerta (7.03.2006)- y In Mezz’ora -En media hora (2.04.2006)-.  Mientras que el candidato de centro-derecha duplicaba las apariciones a través de la red privada y pública, en algunos casos con resultados nefastos, el profesor prefería la comunicación directa con el público a través de los mítines en los espacios públicos. En cambio, el cavaliere aparecía hasta en la sopa, a través de los diversos programas televisivos, como si fuese una constante noticia. De ese modo, siempre llamaría la atención y era tema de discusión. Gestos, sonrisas, sátira, son algunos de los elementos a los que recurría en el momento de comunicar, con un lenguaje instintivo y emotivo que iba en función de las condiciones climáticas del día. Es decir, que nadie sabe a ciencia cierta lo que iba a decir en determinados ambientes y circunstancias. Un libro que resume todo ello se denomina Le mille balle blu -Mil chorradas azules-, de Peter Gomez y Marco Travaglio.   

Víctimas y verdugos

El tiempo del declive de la coalición gobernante en Italia empezó con las elecciones provinciales, regionales y municipales en los últimos años. Poco a poco, la coalición de centro-izquierda iba ganando terreno. ¿Pero quiénes son las víctimas? ¿Los gobernantes que pierden las elecciones o el pueblo que los soportan indiferentemente viendo caer sus grandes conquistas sociales como son el trabajo digno, la salud y la educación?

Ahora bien, el producto "Berlusconi" dio sus primeras señales de caducidad ante las cámaras, cuando en el programa grabado In mezz’ora -En media hora-, perdió los nervios e insultó a la periodista que dirigía el programa, Lucia Annunziata (ex directora de la RAI), apenas transcurridos los primeros 20 minutos de la grabación. Todo esto acontecía en los estudios de la RAI 3, y en plena campaña electoral. El motivo del rifirrafe fue porque todos los eslóganes y datos estadísticos del premier no satisfacían como respuesta a la conductora del espacio televisivo. Prodi también paso apuros con dicha presentadora, pero no llego al extremo caótico de su oponente.

Una vez más, se asistía a la enésima estrategia del rol de la víctima que muchos políticos utilizan antes que sus conciudadanos emitan los votos. Obvio, que después, la luz de la verdad, como en los célebres cuadros de Caravaggio, pasan factura a los mentirosos. No en vano, algunas ex ministras de Educación berlusconiana y una de ellas ahora alcaldesa, llevaban a las manifestaciones a sus familiares más allegados en sillas de ruedas, provocando cólera e indignación entre los asistentes a la marcha.

Por cierto, menuda víctima ésta, que ha destruido literalmente el sistema educacional itálico, en donde hay universidades que gracias al monarca de los mass media han duplicado su facturado en matriculaciones e impuestos (hoy cuentan los números y no la calidad humana o profesional de los docentes en ciertos centros de formación). Además, ahora están llegando estudiantes de todos los sitios, porque el último modelo gestado y parido es dar titulaciones a todos los inscritos: tres años (licenciado), dos años (master) y tres años (doctorado). Eso sí, no nos olvidemos de los aires de pureza étnica que se respiran en ciertos claustros universitarios, en donde el personal docente, ante el pináculo de matriculaciones en un quinquenio, puede pasar de 200 a 500, pero no hay un espacio disponible para los nacidos en las tierras americanas. Eso sí, para disimular esa xenofobia se contrata personal africano, asiático o sudamericano, para la limpieza de las oficinas y las aulas.     

El otro pilar del estado de bienestar que ha sufrido un gran terremoto es el sistema sanitario. En nuestros días, visitar a un médico especializado en una misma temática, en tres regiones norteñas como son: el Piamonte, Lombardía y Venecia, puede constar entre 87, 151, 110 euros respectivamente. O sea, se ha instaurado el supermercado de la sanidad. Claro que los políticos del centro-derecha sostienen que en los Estados Unidos se paga mucho más, pero allí el sistema es diametralmente diverso al europeo. Llama la atención cómo el otro coterráneo del zar lombardo, Umberto Bossi (quien ha apoyado incondicionalmente con su formación a Silvio Berlusconi), solía gritar a los cuatros vientos que él había implementado un sistema sanitario regional maravilloso. Sin embargo, cuando él sufrió en sus propias carnes un patatús sanitario salió corriendo hacia Suiza. Lástima que todos sus paisanos y correligionarios no puedan darse esos lujos.     

Es así cómo llegamos a la guinda del pastel: El referéndum para reformar la constitución del pasado 25 y 26 de junio que da más poder a las regiones. A pesar del calor tórrido en el que estaba inmersa toda la península itálica, el flujo de votantes fue elevado: 53,6 por ciento del padrón electoral. El 61,3 por ciento voto a favor del "no" del actual gobierno liderado por Romano Prodi, y el 38,7 por ciento a favor del "sí" promovido por la formación berlusconiana. Por regiones geográficas: Norte – 47,4 por ciento (sí),  52,6 por ciento (no); Centro – 29 por ciento (sí), 71 por ciento (no); Sur – 25,2 por ciento (sí), 74,8 por ciento (no); e Islas (Sicilia y Cerdeña) – 29,4 por ciento (sí), 70,6 por ciento (no).

Y este fue el enésimo varapalo para el cavaliere y sus adeptos políticos, porque camino a cumplir los cien primeros días de la Unión de Romano Prodi, con dicho resultado lo refuerza en el cargo. Algunos de sus aliados añoraban lo que acontece últimamente al otro lado de los Pirineos, especialmente si hablamos de autonomías. No obstante hay que respetar el estado de derecho y la constitución vigente. Empero, los compendios de Derecho Internacional señalan que cuando hay que cambiar la constitución se deben convocar a las urnas a todos los habitantes del Estado y no a una parte de ellos, porque son cuestiones que atañen a la totalidad de los habitantes. A veces, parece que hubiésemos regresado a la época de los corsarios del Caribe. Es como, si unos cuantos piratas invadiesen unas islas y luego con el pasar de los años se convocara un referéndum para que los nuevos habitantes de ese archipiélago decidan pertenecer a los antiguos dueños o los actuales amos ilegítimos que han usurpado dicho territorio.

A modo de cierre …

Últimamente, hay la moda de no aceptar los resultados de las urnas, como las últimas presidenciales en México. En Italia, Prodi ganó por 25 mil votos, lo que le dio el control de la Cámara. Algo similar ocurrió en el Senado. Recordemos que las modificaciones en el nuevo sistema electoral fue obra de mismísimo Berlusconi para obtener un mandato perenne. A partir de ese momento, el capitán de la coalición de centro-derecha se embarcó en una enorme ridiculización internacional, al no aceptar que Romano Prodi y sus compañeros ganaron las legislativas, o con referencia a los comentarios vertidos del actual Presidente de la República, antes de su elección.

El nuevo objetivo propuesto de la actual oposición es desgastar la victoria de Prodi y deslegitimar a través de los medios de comunicación y los impresentables de siempre. Sin embargo, el gran reto de todos los gobiernos en Italia, y como diría Indro Montanelli, es: "erradicar el eterno fratricidio italiano", que es el denominador común de todos los pueblos latinos. Internet, y especialmente los blogs, nada o poco pueden hacer para erradicar ese mal que dura siglos.

A diferencia de lo que ocurrió en Florida, Berlusconi perdió las elecciones por los votos de compatriotas provenientes de los lugares más remotos del globo. Gente que como muchos otros europeos, durante y después de las guerras, ha dejado su terruño natal para radicarse e integrarse como uno más, en muchos sitios del mundo. Curiosamente, el ex-emperador lombardo, en sus cinco años de mandato, jamás puso un píe en tierras latinoamericanas para saludar a los potenciales votantes de ultramar.

 

Francisco Ficarra

Revista Chasqui Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para

América Latina (CIESPAL)     

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Quito – ECUADOR

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