Elecciones italianas: realidades cotidianas versus estadísticasncisco Ficarra
Enviado por Francisco Ficarra
Desde finales del siglo pasado, la humanidad asiste atónita a ciertos resultados electorales, que dejan en tela de juicio, en más de una ocasión, los modernos sistemas informáticos para el recuento de los votos y a la mismísima estadística. Es así como toda la precisión de lo digital debe dar paso al poder judicial, para que actúen los mecanismos analógicos o mejor dicho manuales, mediante la verificación de las papeletas electorales.
Tal vez, el caso más llamativo tuvo lugar en las elecciones estadounidense del 2000, especialmente en Florida donde un puñado de electores decidía al futuro inquilino de la Casa Blanca. Empero, nadie podía imaginarse el melodrama que se degeneraría con los perdedores, también por un escaso margen de votos, en las últimas elecciones italianas. A tal punto, que los derrotados en las urnas itálicas, primero dijeron que hubo fraude electoral en masa, luego que había que revisar las papeletas nulas, y para concluir exigían la formación de una coalición temporal para gobernar el país (al mejor estilo alemán), dada la catastrófica situación económica imperante (herencia berlusconiana).
Ahora bien, la estadística, en teoría, nos permite obtener información referida a grandes grupos de personas conociendo los datos de solo unos pocos. No obstante, si hacemos un viaje temporal y nos colocamos en los albores de la democracia en la antigua Grecia, nadie actualmente encuentra las respuestas exactas al porqué del fracaso de un sinfín de estudios sobre las tendencias o intención de votos de los ciudadanos antes de votar.
Muchos vaticinan que hay trampas con el uso de los computadores en el momento de realizar los recuentos. Entre ellos, cabe citar a Richard Stallman -fundador del software libre- y al escritor-cineasta Michael Moore -autor de obras tales como: Fahrenheit 9/11 o ¿Qué han hecho con mi país, tío?-. Quizás sea interesante establecer la diferencia entre contadores y acumuladores en los programas informáticos, que en cuestión de unas horas pueden inclinar la balanza entre vencedores y vencidos. Una gran pregunta retórica al respecto es: ¿Quién garantiza fehacientemente el correcto funcionamiento de esos sistemas?
Las últimas elecciones italianas para primer ministro han sido increíbles, desde muchas perspectivas, y es necesario desglosarlas para comprender mejor lo acontecido en la península itálica.
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