- Resumen
- Introducción
- Las modalidades de prostitución de adolescentes
- Más allá de los estereotipos
- El marco de los Derechos Humanos
- Bibliografía
- Anexos
Resumen
La construcción del hecho social de la prostitución desde un enfoque sociológico, supone un esfuerzo de indagación empírica que dé cuenta de los sujetos implicados, de sus acciones e interacciones, de la cultura e institucionalidad en la que se inscribe, y de la estructura social de la que forma parte. Esta indagación exige su contrastación con marcos de teoría general de la sociología, y con las teorías intermedias provenientes de disciplinas afines.
El presente estudio es una propuesta en tal sentido sobre tres cuestiones básicas referidas a la prostitución de adolescentes:
La caracterización y extensión de las estructuras organizativas de sus diferentes modalidades, con énfasis en lo que sienten, piensan, dicen y hacen sus actores inmediatos (adolescentes prostitutas, clientes y "puntos"), y en la acción de sus agentes (proxenetas, rufianes, intermediarios, policía, serenos, municipales, jueces, fiscales).
La propuesta de un nuevo marco conceptual para su estudio, políticas e intervención.
El cuestionamiento del marco de los derechos humanos y del niño, por considerarlo limitante para un enfoque sociológico del problema de la prostitución, y por remitir su entendimiento, políticas e intervención al campo de la ética, la moral y el derecho.
No se trata de un estudio orientado a proponer alternativas de acción, o a contribuir al diseño de políticas, o a mejorar lo que hacen o dejan de hacer las instituciones públicas y de la sociedad civil. Es un ejercicio de constatación, reflexión y anticipación, a partir de una ciencia social como la Sociología, que tendrá siempre mejores posibilidades de ordenar lo que por lo general se confunde.
La "explotación sexual comercial infantil –ESCI-",[1] se extiende en todos los continentes y forma parte de un vasto comercio de sexo real y virtual sin límites de fronteras, leyes o códigos. Simultáneamente, se ha extendido en todo el mundo, la lucha contra ese "flagelo" a través de convenciones, acuerdos, declaraciones, protocolos, planes de acción, alianzas y redes entre organismos de las NNUU[2]con ONGs internacionales como ECPAT[3]e INTERVIDA[4]para compartir campañas internacionales, asesorías especializadas y "apadrinamientos" de niños explotados sexualmente.
El gobierno peruano ha aprobado el Código de niños, ha modificado la legislación penal y ha constituido redes de trabajo conjunto entre el ministerio de la mujer, las ONGs, los municipios y el periodismo, para la ejecución de campañas de sensibilización, la aprobación de códigos de ética, el pronunciamiento de discursos encendidos, y la publicidad contra la prostitución, el turismo sexual, el tráfico de niños, la pedofilia y la pornografía infantil vía internet.[5]
Todo esto da cuenta del esfuerzo desplegado tanto por los organismos internacionales como por el gobierno peruano y las organizaciones de la sociedad civil, en la lucha contra la "explotación sexual comercial infantil" que "viola los derechos del niño".
El Perú, como uno de los países suscriptores de la Convención sobre los derechos del niño, de sus Protocolos facultativos y de los Planes de acción internacionales, viene honrando sus compromisos con la entrega de Informes respecto de los "logros" alcanzados en esa lucha.
Sin embargo, el problema no ha sufrido merma alguna en ningún lugar del planeta. Por el contrario, cada vez que los organismos internacionales se reúnen para dar lugar a una nueva declaración o acuerdo, sus diagnósticos no pueden soslayar el crecimiento numérico y la mayor complejidad del problema.
En el caso concreto del Perú, esta es una evidencia de la que a diario dan cuenta la prensa escrita, televisiva y radial en Lima y las diferentes regiones del país. La institución de gobierno, responsable del tema,[6] las ONG, las redes y los estudiosos, celebran, sin embargo, el éxito de "campañas" ya realizadas, anunciando otras nuevas para "erradicar" la explotación sexual en nuestro medio. [7]
El conjunto de estas constataciones sustentan la razón de ser del presente estudio. Metodológicamente tiene como objeto de investigación la prostitución de adolescentes mujeres de 14 a 18 años.[8]
Para un problema que, por lo general, empieza antes y se prolonga hasta mucho después, y que no sólo involucra a adolescentes mujeres, sino también a niñas, niños y adolescentes homosexuales,[9] este corte etario y elección de sexo, se justifica en razón de los propósitos del estudio:
(a) Demostrar que la prostitución de adolescentes, para esas edades: no está sólo en las calles y en los prostíbulos clandestinos, no supone necesariamente pago en dinero, no implica inevitablemente la explotación de proxenetas y rufianes, tampoco la dominación-sumisión cliente-prostituta, y, no en todas las modalidades, las prostitutas adolescentes son "víctimas".
b) Proponer una nueva conceptualización de las categorías que sustentan los estereotipos sobre prostitución de adolescentes: sexo y sexualidad, pago en dinero, dominación-sumisión, explotación, género, "víctimas", proxeneta, rufián, pobreza, cambio social.
(c) Probar que el marco de los derechos humanos y del niño, y el marco de la "explotación sexual" acuñado en los Congresos de Estocolmo y Yokohama, limitan las posibilidades de entendimiento del problema de la prostitución como hecho social, refundiendo su caracterización en la ética moral y el derecho.
Estos tres propósitos se desarrollan en tres capítulos:
El Capítulo I, trata sobre las distintas modalidades de prostitución de adolescentes, sus estructuras organizativas, extensión, características, tendencias; sus actores inmediatos y mediatos. Sobre esta base, el Capítulo II, es un esfuerzo de revisión y reconceptualización de las categorías que han devenido en estereotipos en los estudios, políticas e intervenciones sobre prostitución. El Capítulo III, es una reflexión crítica del marco de los derechos humanos y del niño, y de la "explotación sexual", teniendo como base la Declaración de los derechos humanos de las NNUU de 1948; la Convención sobre derechos del niño; el Protocolo facultativo para la lucha contra la explotación sexual; el Comité de derechos del niño; el Código peruano del niño; y la Declaración de Estocolmo y el Compromiso Global de Yokohama.[10]
El desarrollo de los tres capítulos tiene como información empírica las constataciones hechas en dos estudios anteriores del autor[11]información documentaria sistematizada para esos y el presente estudio; las percepciones sobre la problemática que viven sus actores.
La configuración del hecho social de que da cuenta este estudio supuso una construcción:
Opuesta al discurso ideologizado de los organismos internacionales y del Estado.
Más cerca a los actores sociales implicados que a las metas a-priori- de los planes de acción internacionales o del Estado.
A partir de la acción de los agentes implicados (prostitutas, rufianes, proxenetas, intermediarios, autoridades) y de la institucionalidad policial, judicial, penal, municipal.
Ajena a los presupuestos de doctrina, normas jurídicas y códigos morales.
Respecto a las percepciones y declaraciones de los actores que se incluyen en este estudio, estas no dan cuenta de historias de vida de las prostitutas ni de su maniqueo dramatismo, de que hace gala el periodismo irresponsable en todas sus formas, e incluso numerosos trabajos de ONGs feministas o no.
¿Por qué entonces recurrir a ellas? ¿Se trata acaso de encontrar en lo que los actores de la prostitución conocen como "realidad" en su vida cotidiana, la validez y confiabilidad de los juicios del investigador? ¿O se trata de elaborar una teoría del problema desde las creencias de los actores sociales?
Pretender encontrar en las declaraciones de los actores apoyo a los juicios del investigador sería incurrir en una falacia metodológica debido a que el sentido común es fragmentario e incoherente respecto del pensamiento teórico. Esto no quiere decir que se trate de un elemento cualitativamente inferior al pensamiento científico por estar compuesto de sedimentaciones de experiencias diversas, ni es un agregado caótico de formas igualmente distintas de sentir los problemas, las necesidades y de entender las respuestas.
Aquí, esas declaraciones, sirven para falsear supuestos que se pretenden teóricos o metodológicos. Es dar cuenta del valor desmitificador del sentir y el actuar de los sujetos implicados en la prostitución, respecto del discurso oficial de los organismos internacionales, del Estado y de las ONGs, de una manera sencilla y clara.
Las declaraciones de los actores rechazan la imposición mecánica y externa de los estereotipos sedimentados y cristalizados sobre prostitución: dominación, poder, patriarcado, explotación, víctimas; y son, a la vez, la expresión del poder de influencia de las ideologías sobre sexo, sexualidad, género, diversión consumismo, estilos de vida, moda, autoestima, libertad, identidad, "diversidad"[12]. Son, al propio tiempo, la expresión de cómo los actores de la prostitución, racionalizan la historia reciente de nuestro país, su crisis económica y social, sus programas de ajuste estructural macro económico, sus "guerras" internas y sus procesos de reconstrucción y reconciliación, su migración incontrolable, su corrupción, su anomia. Todo, decantado simbólicamente en su propio lenguaje.
CAPITULO I
Las modalidades de prostitución de adolescentes
"La calle no nos tiene a todas "
(Soledad, 16, Lima-Cercado)
Es frecuente leer en los estudios, las declaraciones, los discursos, la alusión a la prostitución como un problema que se encuentra en las calles, los lugares oscuros y apartados, los burdeles y los prostíbulos. Prostituta es la que vende su cuerpo y cobra en dinero. "Cliente" Es el que paga y establece una relación de "dominación" sobre la prostituta. Proxeneta y rufián son los que "explotan" a las prostitutas. Las prostitutas son "víctimas"[13].
Los estudios referidos en la Introducción (Cf. Anexo 01) probaron que, en el caso concreto de la prostitución de adolescentes:
Ésta no está sólo en las calles
La prostituta no vende su cuerpo
El pago no sólo puede ser en dinero
La relación cliente-prostituta no conlleva necesariamente, una relación de dominación
No siempre existen proxenetas y rufianes y, cuando los hay, la relación entre aquéllos y la adolescente prostituta no supone inevitablemente, una relación de "explotación".
Hablar de "víctimas" en la prostitución de adolescentes es algo relativo que se puede dar en las modalidades de prostitución callejera y en la establecida en burdeles y prostíbulos clandestinos; pero no es un calificativo que pueda hacerse extensivo a quienes ejercen la prostitución en otras modalidades.
La modalidad callejera
La modalidad callejera es actualmente una de las más extendidas; su crecimiento sigue asociándose a la situación de pobreza y a la necesidad de ingresos para sobrevivir.
"Nosotras éramos tres y ahora somos cinco, porque mi mamá tiene otro compromiso y ya tuvo su otro bebe; pero él no trabaja; mi mamá lo mantiene y nosotras nos tenemos que hacer cargo del bebe; ella se va temprano y regresa en la noche, yo creo que también anda en lo mismo. Mi hermana es más chibola pero saca más; a veces se desaparece y yo tengo miedo que le pase algo; pero después regresa con ropa nueva y me dice vamos a descansar, yo tengo plata. Entró por la necesidad porque a mi no me alcanzaba y un día nos fuimos las dos y ahí comenzó" (Roxana, 17, Lima-Cercado).
"Al comienzo mi mamá no quería, entonces a escondidas nos hemos venido junto con mi prima que ya sabía; ahora mi mamá no dice nada; yo ayudo en mi casa y le doy para mi hermano que está preso por droga" (Deyanira, 14, Tarapoto).
Su extensión e incremento se da en todos las regiones y provincias del Perú y con mayor incidencia en los lugares considerados actualmente como de atracción para el turismo interno y del exterior: El Callao, Cañete, Chincha, Chimbote Trujillo, Piura, Arequipa, Huamanga, Puno, Cusco, Maynas, Ucayali, Tarapoto, Huancayo, Madre de Dios, Tumbes, Tacna, Chiclayo, Cajamarca, Huánuco, Junín, Ica.
El periodismo y la televisión "chicha"[14] a nivel nacional y regional son los únicos medios a través de los cuales se da cuenta del incremento de la prostitución adolescente en las calles.
En esta modalidad no existen mayores exigencias para el ingreso, ni de raza, color, atributos físicos, procedencia. El perfil no está pre-determinado ni segmentado como en otras modalidades. Sólo en los casos en que l adolescente fuera "enganchada", "comprada" o "raptada", las mafias de proxenetismo tienen establecido un mínimo de exigencias físicas.
"No se llevan a cualquierita, bien escogidas las tienen, después hablan con sus familias o así nomás se las llevan, tontas son mis iguales" (Antuane, 14, Pucallpa)
Cómo está organizada
Esta modalidad se organiza en torno a la prostituta, el rufián o caficho, el cliente, la policía, el serenazgo y la policía municipal.
La presencia del proxeneta individual (como el agente externo, que no es marido ni pariente), que controla el trabajo y administra los ingresos de la prostituta, es poco frecuente. No así la del rufián o caficho que suele identificarse con la figura del marido, del novio o enamorado, del tío, del padrastro o de otro familiar y que normalmente está en el lugar de trabajo de la adolescente para protegerla, y no necesariamente para apropiarse de sus ingresos.[15]
La presencia del "amigo protector" que puede cobrar entre 1 y 5 soles por cada cliente (dependiendo del status de la prostituta), es también frecuente. Pero éste no puede plantear ninguna exigencia a la adolescente, porque en la práctica, ella le hace un favor al escogerlo como "protector".
El proxeneta generalmente aparece vinculado con las adolescentes "enganchadas", "raptadas" o "compradas"[16] y no actúa solo. Pertenece a redes o mafias de proxenetismo organizadas localmente o articuladas a otras de nivel nacional e incluso internacional. Por lo general, esta redes no controlan sólo el mercado de la prostitución sino también el de pornografía, tráfico de adolescentes, de prostitutas mayores y de homosexuales, turismo sexual, pedofilia. Estas mafias están integradas por hombres y mujeres. Estas, son generalmente ex-prostitutas identificadas como "tías" o "mamis",[17] con vínculos maritales con los proxenetas hombres o de conveniencia mutua. Hay mafias integradas sólo por mujeres (cuyos maridos generalmente están presos por robo o por drogas, o no interfieren en el trabajo de sus mujeres más allá de ofrecerles ciertas seguridades).
"Las mafias de mujeres son más bravas, no creen en nadie y se manejan mejor con la policía, con el serenazgo, con los jueces, cuando caen sus socios. Antes sólo se encargaban de "enganchar" pero ahí nomás; ahora ellas manejan a los hombres". (Patty, 18,Piura)
Respecto del rufián, generalmente la relación es controlada por la prostituta en lo que toca al control de sus ingresos; no así en lo que se refiere a protección y al manejo de las relaciones con la policía, el serenazgo y los municipales. Las diversas situaciones que pudieran presentarse entre adolescente y autoridades son intermediadas por ese agente. Esta intermediación casi siempre genera situaciones de conflicto con la prostituta, debido a que la relación rufián-autoridades se establece generalmente en perjuicio de la adolescente. La autoridad presiona al rufián y éste a la prostituta. Esta presión es por dinero o por sexo. Muchas adolescentes deciden por eso prescindir del rufián o caficho y pasar a la modalidad de "callejeras libres"; pero esto apareja sus propias particularidades como se verá al tratar sobre esta modalidad.
"El caficho siempre trabaja con el policía, el sereno y el municipal; los cuatro viven de uno; cuando el caficho "no les pasa" vienen donde ti y si no les das te vas presa y esa noche no haces nada y peor es el problema; para mí la policía y todos esos son los más malos" (Zulema, 16, Lima-Cercado)
El rufián es igualmente un sujeto útil frente a la situación de desprotección de la prostituta respecto del entorno inmediato.
"Si no tienes caficho tienes que hacerte amiga de los guachimanes que cuidan por aquí, de los paqueteros, del llamador, del drogo o del borrachito para que te vigile o te acompañe por una propina pa" su vicio." (Jessica, 17 Lima-San Miguel).
Quiénes están y en qué condición
La modalidad de prostitución callejera reúne a diferentes grupos de prostitutas adolescentes. Todas pobres y de extrema pobreza; de hogares desintegrados; desertoras de la escuela sin haber concluido la primaria o en los primeros grados de secundaria; desinformadas sexualmente; algunas abusadas sexualmente y/o violentadas física y moralmente por familiares o conocidos; rechazadas familiarmente por haber salido embarazadas o por su opción sexual o laboral.
Integran esta modalidad las adolescentes prostitutas que mantienen una relación de codependencia con el rufián; las "obligadas" por un rufián o proxeneta que ejerce control y manejo de los ingresos y actividades de la adolescente; las que habiendo logrado "zafarse" de un proxeneta o rufián, trabajan "por su cuenta" en el mismo lugar, o en lugares diferentes, generalmente protegidas de las represalias de su anterior rufián por ex-prostitutas adultas u homosexuales.
Están igualmente las "nuevas" que ingresan autoconvencidas de que sólo será por un tiempo; las "obligadas" por la urgencia de ingresos para cubrir la alimentación del hijo no esperado, los gastos de un familiar enfermo o preso y la propia sobrevivencia; las "convencidas" por la amiga o la vecina prostitutas de que "se gana bien" y "se puede tener lo que uno quiere sin depender de nadie".
"Yo lo que quiero es juntar para comprarle su casita a mi mamacita para que me perdone, y para un pequeño negocio que me dé para mí y para mi hijo, eso nomás le pido a san martincito" (Carla, 17, Lima- San Juan de Miraflores)
Las prostitutas callejeras que cuentan con proxeneta o rufián generalmente ocupan sitios fijos en la calle; las "por cuenta propia" son "callejeras ambulatorias", no están necesariamente ligadas a proxenetas o rufianes, carecen de experiencia, o se niegan a negociar "sitios fijos" con las mafias que en alianza con los municipales, policía y matones, controlan la calle.
"Ahora te venden el lugar, ya no es como antes. El serenazgo por supuesto que lo sabe; si esto vino con ellos." (Giovanna, 17 años, Lima-La Victoria)
El riesgo que comparten "las callejeras ambulatorias" es latente. No sólo por las represalias de las mafias o por las amenazas de otras prostitutas adolescentes o adultas instaladas con anterioridad en el lugar, sino también por la precariedad de sus recientes interacciones, la extorsión de policías, serenos y municipales, y por los peligros del entorno.
Otros grupos que pertenecen a la modalidad de la prostitución callejera es el que conforman las "enganchadas" por proxenetas hombres y mujeres, con el ofrecimiento del puesto de trabajo y la oportunidad de ayudar a sus familias y ganar dinero; las "compradas" a sus padres por adultos mayores que se ofrecen cuidarlas, darles educación, viajes y trabajo; y las "raptadas" por supuestos enamorados con el ofrecimiento de casarse o por empresarios que les ofrecen traerlas a Lima para hacerlas estrellas de la cumbia y la televisión. Abandonan sus casas y sus pueblos sin que los padres se enteren, o con el consentimiento de éstos.[18]
Dónde está
La modalidad callejera de prostitución adolescente ha dejado de ser oculta y de estar sólo en los lugares apartados, oscuros o en algunas avenidas y parques conocidos como "sitios" o "zonas rojas". Ahora está en las avenidas, plazas y calles principales de las ciudades compitiendo por espacios y tiempos con las prostitutas adultas y con los homosexuales. Se encuentra también en los barrios o barriadas "porque aquí también existe la demanda".
"Puntos rojos donde antes se veía mayormente prostitutas adultas están siendo invadidas por chiquillas que son bien agresivas para ganar clientes y para robarles. No es como se piensa que son tranquilitas. Normalmente andan en parejas o grupos. Se dedican a asaltar y al gateo[19]Te ofrecen 2 ó 3 por 1 y terminas calato, hasta te pueden dar vuelta.[20] (Mario, 20, Lima-Ventanilla).
Quiénes son los clientes y cómo es la relación con la prostituta
El tipo de cliente que frecuenta esta modalidad de prostitución es una persona– familiar, social, cultural y económicamente- disminuida.
"Se atiende a todo tipo de clientes, desde "chibolos" que vienen por su primera vez hasta viejos y viejas, delincuentes, borrachos y drogadictos; pero cuando ya tienes conocidos sólo con esos te vas". (Daisy, 16, Lima-San Juan de Miraflores)
En la modalidad callejera la relación cliente-prostituta es de desigualdad pero no de dominación[21]En la negociación sobre cobro y pago esta desigualdad favorece generalmente al cliente, cuando se trata de una "por cuenta propia" pues en esta modalidad los precios se regatean y es la oferta del cliente la que logra prevalecer, dada la condición de la adolescente. Existiendo proxeneta de por medio, la situación es diferente. Algunas están obligadas a cobrar un determinado precio, otras a entregar una determinada cantidad de dinero. En el primer caso, fijado el precio no hay regateo que valga. En el segundo, la adolescente transará con el pago ofrecido por los clientes, para poder juntar lo exigido por el proxeneta.
"Ahora por cada cliente hay cinco o seis y hay noches que tienes que atracar por lo que te ofrecen y como aquí la mayoría que vienen son misios[22]hasta por cincuenta la "tocadita"[23]atracas. El que tiene plata se va a las discotecas. Algunos vienen después pero ya están pelados y encima borrachos o pasadazos".[24] (Roxana, 16, Lima-San Juan de Miraflores)
"Hay paisanitas[25]que la pasan bien feo… les pagan lo que quieren. No, creo que tengan caficho, porque las andan botando; hijos sí; algunas ni familia tienen"(Teresa, 18, Lima-La Victoria)
"Ha habido noches, en invierno, que por tres soles o una leche Gloria, para mi hijo lo he hecho; al paso nomás, porque no hay para el Hostal. No es siempre, felizmente" (Suly, 17-Lima-Cercado).
"A veces no quieren pagar y te ofrecen un menú; tú piensas que es un ahorro, porque si no, tienes que comprarlo". (Mary, 14, Piura).
El tipo de intercambio sexual que implica tiempo, por dónde (oral, vaginal, anal) y cómo (en cuanto a posiciones, disfraces, fantasías, aparatos), es acordado por cliente y prostituta al momento de pactarse el precio. El cliente no puede exigir más de lo que pagó. Menos pretender obligar a la prostituta a que acepte sus imposiciones, porque ésta puede acudir a su "protector", a su rufián, o a uno y otro, con un llamado o grito, o armando un escándalo del que el más perjudicado resulta ser el cliente, ya sea por la intervención de los "protectores" o de la policía.
"Algunos cuando están drogados o borrachos quieren que tu les hagas lo que quieren pero al toque nomás los paras; si se ponen bravos para eso está tu marido o tu "guachi"[26] .Si es en hostal, el cuartelero te protege y después le das su sol o dos soles. Ya no es como antes porque a muchas las han matado. Ahora los del hostal tienen miedo de hacerse comprar por los clientes". (Daisy, 16-Lima-San Juan de Miraflores)
La mayoría de los intercambios sexuales[27]en la modalidad callejera ocurren en hostales de las más diversas categorías y condiciones. Pero se concreta también en los "huecos", "al paso" [28]en lugares oscuros, en los baños de los "cines rojos", en el auto, el taxi, el camión, las combis, las custer[29]del cliente, las fábricas abandonadas, las construcciones, los mercados. En todos estos "sitios", los intercambios sexuales son al mismo tiempo oportunidades para el asalto, "el gateo".
Familia y futuro
La mayoría de las adolescentes que "opta" por el ejercicio de la prostitución dentro de esta modalidad, mantienen una relación distante de sus padres y familiares. Algunas adolescentes comparten sentimientos de culpabilidad mientras que otras atribuyen a su propia situación familiar el hecho de ejercer la prostitución. Algunas son hijas de prostitutas que, habiéndose iniciado como niñas o adolescentes, continúan haciendo lo mismo de adultas.
"Yo ya no les digo nada, al principio me chocó porque me sentí como culpable pero después ya no. Total, a mí me pasó igualito. Mi madre me metió en esto. Ellas tienen sus vidas y yo la mía; eso sí a veces nos juntamos y no hablamos para nada de eso. Siempre lo hacemos solas sin los maridos y yo me preocupo de que no las vayan a maltratar". (Soledad, 35, Lima-Callao)
La mayoría de las adolescentes que "opta" por la prostitución callejera tiene uno o más hijos producto, el primero, de "un error" y los siguientes, de sus diferentes compromisos maritales. Algunas refieren que el tenerlos es una prueba de que su relación con el marido es diferente de la de su "trabajo" y otras, que es debido a la presión que ejercen los maridos. Una gran parte siente que si no fuera por los hijos estarían haciendo algo diferente. Les preocupa lo que éstos ven y escuchan. Piensan que las hijas mujeres terminarán haciendo lo mismo y los hombres siendo unos vagos, drogadictos, delincuentes u homosexuales.
"Que más se puede esperar después de todo lo que ven; lo que ganamos no alcanza para pagar sus estudios; con las justas para que terminen su primaria y de allí nomás ya salen maleados los hombrecitos y las mujercitas para ganarse sus centavos terminan en la calle. Tú que les vas a decir si igualito nomás a ti te tocó la misma suerte". (Pilar, 17-Chimbote)
El deterioro físico y valorativo de estas adolescentes en esta modalidad, es una constante. Este deterioro, para las que permanecen o estuvieron bajo el manejo y control del proxeneta o del "rufián", se expresa en sentimientos confusos, producto de una racionalización que se siente, y que advierte la dificultad de su reversibilidad.
"A mi nada me va hacer cambiar porque ese hombre que vivió de mí, me hizo el peor daño que se le puede hacer a una mujer; me mató el amor y la pasión. Yo ya no me puedo unir a ningún hombre porque pienso que todos son iguales y que tengo que cobrar para hacerlo yo a los hijos que tengo no los quiero porque sigo en esto por ellos; mi vida es una porquería y recién tengo 17 años.(Mónica, Chimbote)
La modalidad establecida en locales de diversión y prostíbulos
Otra de las modalidades de prostitución de adolescentes, igual o más extendida que la callejera, es la que se encubre en los lugares de diversión, (discotecas, bares, cantinas, nigth clubs, pubs, casinos); de relax (sauna, masajes, jaccuzi); de publicidad (desfiles de modas, concursos de belleza, exhibiciones, espectáculos, TV); de alojamiento (hostales, hoteles, hospedajes); y en los prostíbulos, casas de cita y lupanares[30]Se trata de una modalidad que, respecto de la callejera, reúne características que son importantes de tenerse en cuenta para la mejor caracterización de la prostitución de adolescentes.
La prostitución encubierta en lugares de diversión y relax
En Lima como en otras capitales del país existen establecimientos de diversión y de relax "pitucazos" o para "pitucos",[31] y "cimarrones" o para "cholos". Las diferencias no sólo tienen que ver con la infraestructura, sino también con la calidad de los servicios que ofrecen, el licor que se vende, la calidad y tipos de droga que se comercializa y, sobre todo, con el perfil de las "anfitrionas" que atienden a los clientes y brindan sus servicios sexuales.
"Aquí no es como en los conos, donde va todo el cholerío de Lima y cualquier cosa puede pasar. Los que frecuentan este local es gente de todas las edades que viene a pasarla bien. Nuestras anfitrionas son de primera y las que atienden también. Todo es "fino", pero no gay. Ellos tienen sus propios locales. Aquí sólo ingresan hombres y mujeres. Lo que pueda pasar con nuestras chicas es problema de ellas y todo, después que cumplan con su trabajo o previo reembolso que lo paga el cliente; si no, pierden la comisión, aunque esto a veces ni les importa porque más sacan con lo otro. Aquí no tenemos ni "privados" ni "cuartos"[32], aunque en otros locales sí los tienen es para evitar problemas". (Mauricio, dueño de discoteca Surco-Lima).
¿Cómo está organizada?
Esta es una modalidad de prostitución intermediada o manejada por los dueños[33]de locales de diversión y de relax, en complicidad con los municipios que son los que les otorgan las licencias de funcionamiento; y con la policía, el serenazgo y los municipales que medran de los cupos que cobran a estos negocios "por brindarles seguridad".
La intermediación o el manejo de la prostitución de adolescentes por los dueños y administradores de locales de diversión y de relax, depende del status del negocio. En los para "pitucos" en Lima y capitales de departamento, la acción de los dueños y administradores es de intermediación, facilitación y encubrimiento. En los conocidos como "cimarrones" o para "cholos", el manejo supone control y administración del ejercicio de la prostitución.
En los "pitucazos" el requisito para "trabajar" es pasar el "casting" que supone una entrevista en la que la adolescente da cuenta de sus datos familiares, grado de instrucción, aspiraciones, expectativas, soltura e independencia familiar. Se le precisan sus obligaciones y anticipa lo que los clientes esperan de una buena "anfitriona" o "dama de compañía". Se fijan sus ingresos y se precisa que todo lo que pueda ocurrir entre ella y los clientes es de su entera responsabilidad y puede ocurrir siempre y cuando no interfiera con sus responsabilidades y ponga en entredicho el nombre del local.
"Aquí todas están advertidas que con su cuerpo pueden hacer lo que quieran pero sin afectar su trabajo y el nombre del local porque preferimos el pecado al escándalo; por eso las seleccionamos bien" (Víctor, Administrador de Casino, 22, Barranco- Lima).
En los locales para "cholos" el mayor o menor manejo de las adolescentes por el dueño o administrador del local, depende de la situación en la que aquéllas se encuentren. En el caso de las "enganchadas" es directo y con niveles distintos de coerción. Supone la apropiación de los ingresos que generen. Tratándose de adolescentes "empleadas",[34] el manejo es a través de las condiciones que impone el establecimiento para el "trabajo" de la adolescente. Una de estas condiciones tiene que ver con la obligación de satisfacer al cliente "en todos sus deseos" a cambio de los consumos que éste debe hacer. De no asegurar éstos, la adolescente no tiene derecho a percibir el porcentaje establecido por el negocio.[35]
Los grados de manejo y control de los ingresos de las adolescentes "empleadas" en establecimientos de relax, se definen al momento de establecer la relación con el dueño o administrador del negocio. Este se reserva el mayor porcentaje por los servicios que brinda el local; un porcentaje por los intercambios sexuales que pudieran ocurrir dentro del mismo; y otro porcentaje cuando la adolescente sale a un hostal. Los tiempos de permanencia en el hostal (conectado con el negocio), pueden o no quedar convenidos sobre la base del acuerdo previo entre adolescente y cliente. Las seguridades de la adolescente frente a cualquier eventualidad, corren por cuenta propia.
"Por lo general se trata de clientes que ya frecuentan el local y conocen a las chicas. A veces salen con la misma, o si no, las cambian cuando la otra está ocupada; pero todo ocurre en familia".(Nicolás, 23, dueño de sauna, Surco-Lima)
En los establecimientos de diversión, cuando la atención de la adolescente, "enganchada" o "empleada" implica "penetración"[36], y esto ocurriera antes de haberse alcanzado los consumos establecidos, el local se asegura el pago de la diferencia de parte del cliente. En caso contrario se afecta el porcentaje de la prostituta. Si la adolescente sale del local para el intercambio sexual en un hostal, la administración se asegura igualmente el cobro de lo establecido para estos casos. Generalmente, son las "empleadas" las que salen a un hostal para intercambios sexuales; las "enganchadas" pueden hacerlo pero dentro de estrictas medidas de vigilancia y control. Tanto unas como otras, tienen tiempos establecidos para sus intercambios sexuales en los hostales. Estos tiempos se acuerdan entre prostituta, cliente y el administrador del negocio. Los encargados de asegurar su cumplimiento son "los de seguridad" conocidos también como "guachis".
En los locales de diversión de uno u otro tipo, las adolescentes "trabajan" como damas de compañía, meseras, copetineras, bartender; y en los de relax, como masajistas, manicuristas, pedicuristas, podólogas, cosmiatras. En general, suelen identificarse como "anfitrionas" o "damas de compañía".
La extensión de esta modalidad de prostitución responde en gran medida a la permisividad de municipios y autoridades en aras del crecimiento y desarrollo de sus distritos y la urgencia de mayores rentas.
"La prostitución sigue extendiéndose en discotecas, pubs, disco-club, disco relax, karaokes, mega disco, club bar, video-pub-grill, video club, bares, night club, en la medida en que la demanda de diversión crece y se multiplican las licencias municipales para la apertura de este tipo de locales. La supervisión y control respecto de su funcionamiento es inexistente. Igual en casas de cita, lupanares, hostales "baratos", hospedajes" (Informante institucional-Iquitos)
No existe intervención de las autoridades del orden tratándose de establecimientos para "pitucos"; esto, debido a que las relaciones de complicidad y encubrimiento se establecen entre dueños(as) de locales y jefes de las respectivas instituciones implicadas en el otorgamiento de las licencias, la seguridad y el resguardo policial. Las intervenciones se justifican cuando los cupos establecidos para su funcionamiento, dejan de ser pagados, o cuando se trata de locales nuevos. Las intervenciones son frecuentes en los locales para "cholos", pero la situación se resuelve con el pago del cupo correspondiente.[37]
Quiénes están
En los lugares de diversión y relax para "pitucos" se prostituyen adolescentes de estratos medios, con secundaria completa, que se encuentran estudiando alguna carrera técnica o profesional, o que han desistido de seguir estudiando "porque eso no da para vivir". Acceden igualmente adolescentes de estratos pobres o muy pobres que viven en los distritos y barrios margínales a las capitales de departamento que reúnen el perfil de atributos físicos requerido.
"Lo que ocurre con este mercado es que es muy competitivo y cada día están ingresando más y más chicas y cada una con lo suyo. El mejor gancho para atraer a la clientela son las anfitrionas, las bartender que vienen a montones a pedirte chamba[38]La mayoría tienen su familia y no necesitan para comer; les gusta comprarse ropa, vestirse bien, tener su tarjeta Ripley[39]algunas viven solas o en grupo y se manejan muy bien. Salen con empresarios o con esos patitas que viajan y se las llevan. (Pepe 24, dueño de discoteca-San Miguel).
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Las adolescentes que trabajan en los lugares de diversión para "cholos" son de extracción social pobres y muy pobres. En el caso de Lima, provenientes del interior del país en condición de "enganchadas"; y en otras capitales, llevadas de otras provincias o distritos igualmente en condición de "enganchadas". Están igualmente las que optaron por este "trabajo", y son nacidas en el lugar. Algunas adolescentes son madres de familia, pero tienen una relación muy distante con el hijo(a) o hijos(as) a pesar de utilizarlos frecuentemente como justificación para lo que hacen.
"Todo lo que hago es por mi hijito porque él no tiene la culpa de que su padre sea un mal hombre que sólo vive para la droga". (Carmen, 17, Cañete-Lima)
En general, tanto para las que "trabajan" en los locales para "pitucos" como para las que lo hacen en los establecimientos para "cholos", el cuidarse de que alguien las reconozca como "anfitrionas" o "damas de compañía" ha dejado de ser algo ofensivo y constituye, por el contrario, motivo de autoafirmación y es un sentimiento de orgullo para los padres. Por su parte, los maridos, esposos, novios, enamorados, familiares u otros parientes, saben del "trabajo" de la adolescente, aunque no necesariamente de que se prostituyen; o prefieren ignorarlo.
"Todos en mi casa saben de mi trabajo y mi esposo también. Cuando me voy de viaje le digo que es la dueña la que me manda para atender a unas clientas y él se queda con la bebe. El trabaja de seguridad, pero gana poco y no me alcanza para comprarme lo que yo quiero; yo a él también le compro sus gustos". (Caty, 17 Lima)
El reclutamiento de adolescentes "empleadas" en locales de diversión y de relax, que no dependen de caficho o proxeneta, funciona a través del "aviso" de una amiga o familiar (hombre o mujer) que ya trabaja en estos negocios o está enterada donde se necesitan "anfitrionas" o "damas de compañía".También a través de avisos en los diarios, la TV, o de volantes pegados en la calle invitando adolescentes para un "casting".[40] Muchas adolescentes tienen marido, están comprometidas, o tienen enamorado; pero esto no impide su decisión de emplearse en este tipo de locales que se sabe encubren, todos, prostitución.
"Mira, todo depende de la chica. Aquí todas saben que los clientes, si vienen solos vienen en busca de sexo; incluso los que vienen acompañados y quieren hacer un trío[41]o esas cosas raras".( Víctor, 22- Barranco)
En los establecimientos para relax, no se descarta la presencia de adolescentes "enganchadas", pero las constataciones de los estudios realizados dan cuenta de adolescentes y jóvenes, mujeres y homosexuales, de estratos medio y pobre, que llegan a estos locales "buscando trabajo" dentro de una clara "opción" personal que supone asumir las condiciones y los riesgos.
"Aquí tenemos para todos los gustos y edades. Todas son expertas y la atención está garantizada. Depende de la chica si va más allá y de lo que ofrezca el cliente. Los que ya conocen el negocio vienen para eso y los nuevos facilito aprenden y se vuelven asiduos" (Christián, dueño de Sauna-Surco)
Quiénes son los clientes y cómo es la relación con las prostitutas
Los clientes que frecuentan los establecimientos de diversión y de relax, dependiendo de si se trata de uno "pitucazo" o de uno para "cholos", son, ejecutivos y empresarios jóvenes y viejos, profesionales y empleados; futbolistas, militares, jubilados con ingresos suficientes, en el primer caso; pequeños empresarios informales, negociantes, empleados de instituciones públicas y privadas, universitarios, taxistas, en el segundo.
Los precios para efectos del intercambio sexual dentro o fuera del establecimiento se tratan directamente con la "anfitriona" y se establece en función del lugar, el tiempo, el modo y las sofisticaciones esperadas. El cliente acepta el precio como prueba de su capacidad de gasto. Ocasionalmente puede regatear, pero esto afectará el comportamiento de la prostituta durante el intercambio sexual.
"Nadie se te acerca o te llama para enamorarte, sino para preguntarte si quieres salir y cuánto la noche; o si te quieres ir de viaje con todo pagado y cuánto cobras por día". (Erika, 17 SJM).
"Te llaman y preguntan cuánto y qué cosas incluye. Algunos sólo preguntan cómo (con o sin condón) y por dónde (vaginal, anal, bucal); pero otros ya te hablan de disfraces, o de castigos o esas cosas raras y eso ya es otra cosa y tiene otro precio. Al comienzo yo no sabía que cosa era eso pero después mis amigas me explicaron". (Ivone, 18-Surco)
El intercambio sexual, de acuerdo con los testimonios de las entrevistadas (os), no permite suponer que se trate de una relación de dominación-sumisión. Este tipo de intercambios sexuales ocurre dentro de lo que en la actual subcultura del sexo suele identificarse como prácticas EPE o de BDSM[42]y que suponen acuerdo previo entre prostituta y cliente "consensuándose" roles y precio.
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