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Ensayo en defensa de la globalización


  1. Conclusiones

La globalización es un fenómeno que presupone como su nombre lo indica la integración de los esfuerzos nacionales en lo social, político, económico, de recursos humanos y tecnologías, en un intercambio mundial, mediante el trabajo, el comercio, la inversión y reciprocidades culturales; mismos que positivos o negativos para las colectividades nacionales, es un hecho y hay que asumirlo de la manera que mejor pueda recepcionarlo cada gobierno para el beneficio de sus conciudadanos, pues ya pasada una década del nuevo milenio, es erróneo pretender parar una situación iniciada en el pasado siglo, como también es imposible disuadir a personas que de acuerdo al acontecer de cada país, han logrado disfrutarla ó sentirse golpeadas por ella.

En el entendido mencionado anteriormente, que esta abarca los campos, social, cultural, político, económico, etc.; tendría que generarse para ella los cambios desde el ámbito político administrativo de las naciones, sin embargo la primera y más clara integración que se desarrolló fue la de la economía, impulsada y casi impuesta por las grandes potencias en una apertura mercantil que deslumbró a las gentes de todos los confines; alimentada por los medios de comunicación que para este propósito recibieron avances significativos aprovechando los adelantos tecnológicos que se dieron al transporte y a la misma comunicación con el internet, telefonía celular, etc. Pareciera un contrasentido plantear a partir de lo anterior que la comunicación y la cultura son los principales impulsores de la globalización económica mediante la difusión, la moda, necesidades creadas, etc., teniendo en cuenta que son a la vez las más afectadas por cuanto se intensifica el cambio de actitud hacia lo social en forma soslayante, pasándolo a segundo plano abriendo el camino hacia la aculturación y transculturación generando la incomunicación real entre las mismas sociedades en procura de una puja económica.

Es vital entonces abrir nuestra mente y capacidades hacia nuevos derroteros para no caer en ostracismo ni encasillarnos en un rechazo al desarrollo, disfrazado en el repudio a las formas de dominación, pues la historia de la humanidad ha demostrado que los adelantos tecnológicos han sido propiciados por el ansia de poder soportados en la guerra y en el manejo económico; de los dos escogemos el menos lesivo, para acogernos con cuidado a la globalización económica que si bien es cierto ha sido la piedra angular del desarrollo moderno, arrastra tras de sí múltiples desequilibrios que de no manejarse bien, amplían las fisuras sociales sobre todo en los denominados países pobres, nombre dado en la modernidad a quienes no dominan en el tema económico, de antemano es importante modificar la terminología de "países pobres y países ricos" si tomamos en cuenta que realmente los denominados "países pobres" son los poseedores de casi toda clase de riqueza que viene siendo explotada por los países que tienen el manejo comercial, pues el nuevo sistema cambia totalmente el panorama y la visión del ostentar "rico no es el que mucho tiene sino el que poco necesita" en la medida que pueda disfrutar a plenitud lo que el otro posee.

Cantidad de intelectuales y múltiples organizaciones no gubernamentales a nivel mundial se oponen tesoneramente a la globalización, pronosticando cambios negativos para la naturaleza y el hombre, basados en las experiencias y resultados que ha generado hasta el momento, las cuales, el autor cataloga en tres vertientes a saber: El anticapitalismo; debido a la profunda separación entre la empatía de los jóvenes por las calamidades del mundo y las formas de resolver dichos problemas, cifrando una contravía entre la economía con la sociología aún más cuando se ha demostrado que este fenómeno agudiza la injusticia social, antiglobalización; en rechazo al capitalismo y el modelo neoliberal, el anticorporativismo; como el rechazo a las grandes corporaciones o monopolios que han empotrado en su capacidad económica la manipulación del poder político hasta el nivel internacional; lo anterior fortifica un repudio a la punta de lanza de este tipo de economía en el llamado antiamericanismo; como la hostilidad hacia el gobierno, la cultura y las personas de los Estados Unidos, todo debido a ser la cabeza visible del sistema capitalista; por lo anterior se generan preguntas constantes referentes a las búsquedas de la globalización, pues en principio es magnífica, al traer beneficios para la sociedad en múltiples aspectos como igualdad de género, acceso al conocimiento, estilo de vida confortable y otros que si tenemos en cuenta que el fin de la globalización es el ser humano, generan estabilidad social, pero por más que se desee ocultar, es el pago para colaborar con gusto al robustecimiento del capitalismo salvaje que realmente ha deleznado casi todas las tierras servidas como patios traseros de producción de las potencias económicas.

Si bien es cierto hay ejemplos de progreso económico en países que otrora eran centros de miseria y se vive una vida boyante, también lo es, que la devastación ecológica ya irredimible, campea generando otro tipo de problemas aún más agudos que la misma pobreza y que están empezando a hacer mella, mientras los países abanderados y que poseen el capital; firman o no a voluntad los acuerdos para proteger la ecología mundial; por tanto por beneficiosa que sea la globalización para la sociedad, realmente lo es más para la economía; el futuro se encargará de demostrarlo. Ahora el verdadero meollo de la situación está en elucubrar las perspectivas de amortiguar el daño, mediante políticas de sustentabilidad que plantee cada país, pues el proceso es inminente.

En lo cultural, junto con la tecnología es donde más impacto causa la globalización, hasta el punto de convertirlas en agentes multiplicadores, por así decirlo, de la globalización, pero su resentimiento hiere tan profundo hasta el punto de desmoronar las esencias culturales locales de los países atraídos, en una mixtura irreconocible a posteriori, sin embargo se habla del rostro humano de la globalización, que debe ser a todas luces un monstruo multicéfalo, pues culturalmente no se está estructurando en una supercultura o culturas paralelas, sino que la mixtura ha creado una cantidad de subculturas informes en las cuales la degradación es la demarcación iconográfica de la juventud actual.

La perspectiva es comprometida, pues los atenuantes nos conducen a buscar fórmulas en la consecución de procesos o perspectiva de ellos, que lleven finalmente a que la globalización sea beneficiosa para las colectividades que se comprometan con ella, para ello pone el autor de manifiesto unas salidas básicas que contribuyen a una amortización por así decirlo, de los efectos drásticos; por ejemplo para reducir la probabilidad de inconvenientes causados por la globalización, se propone la creación de instituciones o políticas en la búsqueda de dicho objetivo, aportando ayuda complementaria para la adaptación, pues de hecho la transición genera anomalías.

Otra perspectiva es la búsqueda efectos sociales beneficiosos de la globalización para intensificarlos, buscando en este orden que el cambio que se genere no sea netamente económico sino que tenga connotaciones positivas en el ámbito del bien común, parte vital incluso para la aceptación. Como otro factor de importancia para que se note beneficiosa la globalización, tenemos que la transicionalidad, no solamente debe ser regulada sino compartida; es decir, se debe gestar paulatinamente para no sufrir cambios abruptos o mutaciones drásticas que contrario a generar beneficios, ahogue a la sociedad en un marasmo especulativo ó competitivo de dineros foráneos, pero que a su vez sea compartida en lo posible con todos los entes representativos de la sociedad, con preeminencia de las ONG´s, quienes son potenciales contradictores de este sistema.

Hablando de las ONG´s, tenemos que se ha producido una enorme proliferación, pero contrario al propósito de algunas de ellas de ahogar la globalización, le han dado fuerza, porque gracias a ellas; como una especie de antipropaganda, se ha difundido más este tema a nivel global, y en la medida que crecen en número, aumenta el posicionamiento de su anatema. Cabe anotar que esta forma de asociatividad creada de carácter privado, con fines humanitarios, independientes de gobiernos y organismos de los diferentes órdenes y en su gran mayoría en defensa de los intereses colectivos y del ambiente, es una fuerza que empleada en la construcción de propuestas podría contribuir a un desarrollo justo de la globalización, pero la carencia de unidad que raya en antipatía entre estas dos partes es precisamente el interés que mueve a la economía para imponerse sobre entidades, empresas e incluso sobre la misma sociedad, factor que saca del mismo coleto a las ONG´s que en honor a su transparencia, no podrían prestarse para hacer una gran gestión y salir presentadas posteriormente como elementos útiles a las imposiciones empresariales como ha sucedido en varios contextos; los casos contrarios, en los cuales se presentan como ONG´s a grupos empresariales; como el caso japonés, es en cierto modo desvirtuar "el sin ánimo de lucro" de estas organizaciones.

El espíritu propositivo de mentes inquietas se pone de presente cuando mediante la conformación de organizaciones plantean propuestas en intermediación Estado-sociedad, teniendo en cuenta que por su misma unidad son escuchadas y en su mayoría de veces apoyadas tanto a nivel local como nacional e internacional, de otra parte, la participación de la mujer en la educación y la relevancia en las diferentes posiciones de manejo, también ha contribuido a la multiplicación cada vez creciente de ONG´s; este esfuerzo constante se ha visto reflejado en avances significativos tanto en el trabajo de la igualdad social como la ruptura de fronteras entre las ONG´s de los países pobres y las de los países ricos, luchando con denuedo con constancia y transparencia para tener autoridad moral de exigir lo mismo de parte de los Estados.

La pobreza es un flagelo que azota a la humanidad desde épocas inmemoriales a partir de la explotación del hombre por el hombre; es decir, no es un fenómeno nuevo, desafortunadamente en pleno siglo XXI, en momentos que la misma globalización ha impulsado múltiples avances de los cuales disfruta casi toda la colectividad mundial y que a la vez han servido como vehículos para la nueva mentalidad productiva, ese fenómeno no ha cambiado, sencillamente se ha modificado la perspectiva de verlo, pues del hecho real de tener o no tener, se colocó la taza del dólar diario como indicador de ella, es decir; la miseria se tradujo a dólares, se monetizó el hambre, por consiguiente la aunque pingüe sostenibilidad integral de otrora no importa, pues hay que producir para transformar a moneda que es el súmmum del trabajo; el bienestar relativo derivado de la capacidad de sostener la familia con la producción de la chagra, se transformó en el cambio por moneda del fruto del esfuerzo, pauperizando las familias y con eso los Estados poseedores de ese sistema de vida, utilizando para ello los medios masivos de comunicación, actuales impulsadores de la moda y gran gama de vicios sociales.

Definitivamente, para erradicar la pobreza hay que asumir responsablemente por cuenta de los Estados unas políticas sanas, que realmente beneficien a la sociedad en general y no solamente a algunos grupos que se enriquecen en la medida que crece la pobreza de los muchos, como sucede en países como el nuestro; una globalización en ese sentido sería la solución a la pobreza con mecanismos como la propuesta de la revolución verde, que es un ejemplo fehaciente de que se pueden implementar políticas adecuadas que permiten sacar provecho del crecimiento y moderar o prevenir los resultados adversos para la clase menos favorecida, en el entendido que ellos son los que mitigan el hambre del país y que por su estado productivo son socialmente iguales. En el momento de furor de esas políticas se evidenció desarrollo y crecimiento paralelos, pero la falta de cuidado en el manejo de los recursos natrales, es decir la descompensación en el uso, trajo posteriormente sus consecuencias como la pérdida de la biodiversidad agrícola y deterioro del medioambiente, no se quiere decir con esto que esas políticas sean nefastas, por el contrario son muy buenas pero hay que tener óptimos mecanismos de control ó conservar el equilibrio productivo, anatema del capitalismo desenfrenado que produce por ley de causa y efecto el denominado crecimiento empobrecedor.

Ahora bien, para una mitigación de pobreza real y sostenible, incluso para salir de ella, es indispensable que los Estados dediquen su atención compartida a la industria y al campo, para que el estilo de vida y el nivel de vida de la ciudadanía sean correspondientes, propendiendo por una sostenibilidad colectiva, que rompa poco a poco las diferencias en la concentración del capital mediante mecanismos, como la distribución de tierras, apropiación de tecnología para todos los órdenes, acceso a capital de trabajo; así habrá riqueza compartida por acceso a trabajo, pues está comprobado que a nivel global, ha aumentado la pobreza, aunque se haya cambiado el rasero.

En solo palabrería se convirtió la frase acuñada "el trabajo del niño es jugar", pues los cambios que han fundamentado la modernidad determinan otras prioridades. En épocas pretéritas mientras las personas mayores laboraban, los niños jugaban y ayudaban en trabajos menores, posteriormente entraban a la escuela en una edad en la que realmente ellos necesitaban aprender y se hacían grandes asimilando lo básico para ser personas honorables, respetuosas, por tanto legales en los trabajos que les prodigaba la vida, la modernidad cambió el sistema y con ello las edades; los niños desde los cuatro años entran al jardín porque la penuria hogareña obliga a los dos padres a trabajar y la competitividad a los niños a ser rápidamente profesionales calificados para descalificar a los otros, en procura de atender cantidad de necesidades creadas por la sociedad de consumo. En esta perspectiva es entendible el aumento de mano de obra infantil a la par del desempleo y la miseria, sumado desordenes sociales que acarrean este conjunto de anomalías.

Los anteriores fenómenos descritos no son causa de la globalización sino del sistema mercantilista impuesto por el capitalismo salvaje, pero naturalmente al entrar esta, esas cifras se disparan exponencialmente, por tanto es la misma globalización la que debe gestar cambios de actitud ante los problemas, mucho antes que sean insuperables, colocando unos estándares de estudio a nivel global, mismos que potencialicen al ser humano como ser principal del universo, al niño como esencia de la sociedad, la familia como eje fundamental del desarrollo general y sobre todo principios de igualdad, solidaridad, amor, respeto y tolerancia, no sólo como retórica sino de forma práctica, para incrementar una actitud social positiva, reduciendo así la visión de endiosamiento del dinero que ha dado esta mala interpretación de desarrollo, causal misma del deterioro del sistema en todos los órdenes.

A pesar que la situación de trabajo de la mujer sigue en desventaja a nivel global, algunas cosas han mejorado en cuanto a la igualdad de algunas oportunidades, trato no tan impositivo como otrora, pero sin embargo parece existir la continuidad de dependencia y subyugación, al menos social y de exclusión personal pues mientras los hombres hacen estudios en mecánica, matemáticas, ciencia, tecnologías y otras actividades de ese tenor, a nivel global las mujeres estudian sanidad, administración, educación ó carreras de ese tipo; surgiría ahí una discusión, pues a la mujer no se le priva de estudiar las mismas cosas que al hombre, lo que sucede es que preferentemente no se da a ellas esa asignación laboral. De otra parte a nivel universal no es valorado el trabajo doméstico no remunerado que realizan las mujeres como mantener la casa, cuidar de los niños, etc., según la ONU, se calcula que, si se expresara en dinero, el valor del trabajo doméstico impagado realizado por las mujeres sería de once billones de dólares.

Naturalmente, la postura de un economista que lo único verde que ha mirado son los billetes y los enormes prados plagados de regaderas de agua vitaminada; que entre otras cosas le parecen magníficos, dista mucho de la visión de millones de trabajadores que han visto convertirse sus grandes bosques en zonas de laboreo, mismas que se van esterilizando de no usarse químicos para poder atender las necesidades alimenticias de las plantas, que a su vez alimentan la enorme población mundial que hoy en día supera los sietemil millones de habitantes.

La vida en el universo sería imposible si desde épocas inmemoriales no se hubiera entendido la naturaleza como la madre que nos prodiga alimento y cobijo, desafortunadamente en la inconsciencia colectiva actual se supone a la naturaleza como una sierva de la humanidad, por consiguiente se ha perdido el respeto hacia ella, igual que la juventud lo ha perdido hacia sus padres; síntoma patético de la descomposición social, reflejada en la devastación natural que cada vez hace más imposible la vida en el planeta, todo a cambio de ganar unos cuantos centavos, envanecidos en su sagacidad para el comercio envileciéndose en la explotación del hombre por el hombre.

No es preciso caer en la posición ecologista en la cual es impensable explotar la naturaleza, pues ella en su autonomía nos prodigaría frutos para subsistir; somos unidad con ella y tenemos el poder transformador como seres superiores de la naturaleza, por tanto podemos producir, incluso en grandes proporciones, alterando tal vez un poco la posición japonesa de producción, sin perder de vista la conservación del equilibrio; sólo este nos garantiza la sobrevivencia nuestra y la de las generaciones venideras. El equilibrio, ese eterno enemigo del hombre, ese rasero que tiene más poder que los engaños y las mentiras que se colectivizan, pues siempre se llega a entender por qué estaba ahí esa línea de la fiel, es el que da la respuesta a la postura que no debe darse un valor infinito a la conservación del medio ambiente, debe ser que para quienes lo promulgan, ese mismo valor debe darse a su vida.

De todas cuentas, más que hablar de salarios, de tecnologías ecológicas de punta o reutilizada por países pobres cuando en los ricos son obsoletas, de normativas, de acceso barato a materias primas, de responsabilidad social corporativa, es necesario hablar del papel que todos los entes del mundo debemos desempeñar para frenar el daño ecológico a que nos ha abocado la economía global encausada a una explotación inmisericorde del hombre, del medio y de la sociedad, pues a final de cuentas como dice la profecía indígena "Sólo cuando se haya cortado el último árbol, sólo cuando el último ríohaya muerto envenenado, sólo cuando se haya pescado el último pez, sóloentonces verás que el dinero no se puede comer"

Es responsabilidad de cada Estado generar sus políticas para la liberalización de sus mercados así sean miembros de la OMC, pues esta no puede atribuirse poderes ni asumir responsabilidades de estos en el manejo de sus economías, así sean temas relacionados con su investidura como un todo. El papel de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es netamente normativizar, regir y proteger los intereses comerciales de las colectividades, máximo en el propósito de liberalizar las economías, sin embargo se ha intentado por parte de diferentes gremios otorgarle atribuciones que si bien es cierto tocan sus responsabilidades de alguna forma, se salen de su competencia y que la perderían de su foco esencial; en este sentido hay casos específicos que han contribuido para satanizarla.

Comparar el capitalismo financiero internacional con la cuerda floja, no es una alegoría simplista, pues tiene tanto peligros que pueden colocar en riesgo no solo la economía de un país sino por arrastre la de toda una región e incluso a estas alturas, toda la economía global. Como uno de los peligros más grandes puede ser considerado el fanatismo, el cual tiene como una de sus facetas la entrada de capital extranjero a corto plazo, que como lo decíamos en otros apartes de este mismo trabajo, se da por la presión extranjera en un desequilibrio temporal que no da tiempo a la regularización de esta forma de globalización; ejemplo de lo anterior fue la crisis financiera asiática, que inicia en Tailandia a mediados del 2007 y por contagio mina múltiples países de la región, anunciando ruina de desastre financiero mundial; este pasaje nos puede servir de ejemplo para quienes por candidez o maldad agudizaron la crisis, engreídos de sus relaciones financieras en Estados Unidos. Otro grave remesón económico fue la crisis de los años treinta que inicia en Estados Unidos y arrastra consigo a todos los mercados mundiales; hay que tener cuenta que estamos hablando de inicios del siglo pasado, que ni remotamente se escuchaba de aperturas económicas, mucho menos de globalización de la economía; se hace esta acotación para calcular los daños directos y colaterales que surgirían de un colapso semejante en esta época, sin tener los países en vías de desarrollo una conciencia adaptativa para este fenómeno, por tanto para hacer frente a los posibles riesgos futuros es indispensable afianzar la confianza comercial, sobre el entendido de la honestidad y la no ligereza en los flujos de capital extranjero, para esto es indispensable un compromiso internacional capaz de limitar las ocurrencias de este fenómeno, pero sobre todo es menester que dentro de las políticas internacionales de la globalización, esté como tarea prioritaria la búsqueda de fórmulas entre el FMI y la OMC para sollevar crisis parecidas y castigar culpables para que la liberalización no sea la materia prima de una guerra.

El flujo internacional de personas se gesta principalmente por posibilidades de trabajo, estudio y por mejora del estilo y calidad de vida; en este sentido es entendible que estas se realicen de países pobres a ricos ó mejor posicionados que a la inversa, pues como es lógico las personas desean siempre un ascenso en su nivel de vida, según el autor, este fenómeno se ha tornado tan legítimo como el comercio o el desarrollo.

Estos flujos de personas se catalogan según el caso en inmigrantes especializados o no especializados, las cuales están afectadas por los factores de oferta o demanda y se denominan fuga de cerebros o de oportunidad, así pues, la fuga de cerebros es la que causa pérdida a los países pobres por cuanto es la salida de individuos ya formados académicamente hacia naciones más desarrolladas, causando la pérdida de la inversión en educación superior y el capital social de los países pobres y según la misma oferta se encuentra la oportunidad entendida como mejoras educativas para la persona o su familia, mejora del nivel de vida, mejoras laborales, es decir es la salida hacia países ricos de mano de obra no calificada, benéfica para el país pobre pero problemática para el país rico.

La otra es la distinción entre flujos legales o ilegales, tema que no requiere explicación pues es totalmente entendible, que a su vez pueden ser involuntarios como conflictos y persecuciones políticas para los cuales está el refugio totalmente normado; ó voluntarios, los cuales deben en aras de aminorar costes sociales, regularse, dando garantías y derechos civiles.

Según el autor el gobierno apropiado para direccionar los destinos hacia una globalización es aquel capaz de equilibrar los cuatro factores vitales: Política, tiempo, trabajo social y unidad; pues la prosperidad económica está dada en la medida que los países admitan la globalización, naturalmente que produce mejores resultados si se gestiona correctamente, en el entendido que debe ser desarrollada sobre la coordinación de planes públicos concertados para que tanto la responsabilidad como el logro sea conjunto y en esa medida vincular los tratados comerciales correlacionadamente con los planes sociales y así organizar las políticas que mejoren los beneficios para los países atraídos por ese sistema.

Naturalmente la globalización tiene múltiples contradictores paro según él no son por el proceso en sí sino por el corto tiempo para su aplicabilidad, que trae consigo desequilibrios bárbaros, de los cuales son responsables tanto los países y empresas que presionan para la entrada maratónica del sistema como los políticos que no propician mecanismos institucionales que faciliten la transición, pero si liberalizan el comercio y los flujos de capital, constriñendo a los nacionales hacia un desgaste empobrecedor, que es más desventajoso aún para los países pobres.

Se presentarán como es lógico algunas desventajas ocasionales, pero es trabajo de cada nación organizar los diferentes mecanismos institucionales para este evento, en lo tocante a la protección del medio ambiente; generando organizaciones mixtas que prevengan los impactos negativos mediante una planificación estratégica de sustentabilidad, a nivel político; normativizar adecuadamente el Estado para que el poderío económico no subyugue la misma fuerza legal, en el ámbito cultural; armonizar el desarrollo en el contexto social y los medios masivos, para que su impacto no sea agresivo y a nivel económico establecer como dinámica de trabajo la colaboración y la persuasión moral para evitar mediante normativas laborales internacionales el uso excesivo de las sanciones comerciales, como también de otra parte establecer programas de ayuda a la adaptación nacional y la financiación necesaria para estas contingencias.

Surgen enormes inconvenientes frente a la globalización completamente fundados, pero a pesar de los Estados ser conscientes de la problemática que generaría esta y de no poderse realmente acordar fórmulas que sobrelleven los puntos de quiebre de la economía en esas condiciones, se da por sentado que en la medida que avance el proceso se encuentran enmiendas, porque desde las décadas de los 60 y 70 se han planteado posibles soluciones, inútiles por supuesto; demostrado con ejemplos que el mismo autor coloca, como el ciclo de tela de araña y otros, en los cuales da a entender que todo proceso tiene su dolor y hay que ser optimistas.

La globalización manejada en esos conceptos nos aboca a entender que es necesario que unos bajen para poder sobre su caída erigir los estandartes de quienes deben surgir. Sin pasiones de ninguna índole, surgen entonces las preguntas a la luz de las experiencias acumuladas en el proceso ¿es la globalización anatema de la igualdad?, ¿conviene igualitariamente a todos los Estados-nación? Ante la realidad inminente de su imposición debemos buscar salidas que diluyan atropellos en el orden político, social y económico, pues en lo cultural está demostrado el maremágnum donde no hay vencedores ni vencidos, sino todos, en perfecta armonía, desubicados irremisiblemente, generando subculturas caóticas alentadas por la moda y los medios masivos.

Ya la carrera hacia la globalización está echada a rodar inexorablemente y lo grafica el autor con la siguiente alegoría: "No se puede impedir la ampliación y la modernización de las fabricas textiles modernas para enfrentarse a estos posibles inconvenientes. Hacerlo sería como cortarse la nariz para evitar una posible sinusitis. Si es negativa o positiva para las colectividades es un tema controversial, pues a taso de buen cubero se elucubra que los países pobres o en vías de desarrollo salen perdiendo, pero las debilidades deben potencializarse a fortalezas para no quedar fuera del contexto productivo, pues de esta actitud depende la sobrevivencia de países denominados "pobres" que son los verdaderamente poseedores de los bienes, pero incultos en los manejos económicos.

Es maravilloso ser un convencido de lo que se hace, pero llegar al extremo de no ver máculas en un sistema lunarejo que habla de unos planes sociales de mitigación de los desajustes o descompensaciones económicas que genera la apertura a una economía caníbal, en la cual el juzgamiento de quien gana y quien pierde no lo asume la razón sino colectividades que también están en la puja financiera, relegando muchas veces a su juicio por conveniencia a perdedores reales, fustigados en ocasiones a la caída por esos mismos Estados. Se habla en esta parte de la eficiencia de asociación por así decirlo, colocando el ejemplo los bloqueos económicos contra varios Estados, la unidad de potencias contra Irak por "poseer armas de destrucción masiva", misma que demostró la historia como una irrealidad y un atropello; acción que benefició postreramente a nivel económico a las potencias aliadas, mismas que envestidas como juez y parte, deciden "quien debe ser salvado"; es decir en la medida que haya unidad para "escarmentar", deja de ser abuso para denominarse castigo.

Entonces, el aceleramiento de los planes sociales debe ser guiado hacia la búsqueda de la igualdad entre los Estados-nación, para que la globalización no se convierta en una competencia sino en una tarea de ayuda mutua y sollevamiento de vicisitudes colectivas, única forma de rectificar la destrucción que estamos causando a nivel ambiental, la deformación cultural y el desequilibrio social, político y económico a que estamos avocando a todos los Estados del mundo; sólo en esas condiciones podrá existir respeto hacia la vida, las personas y el universo como un todo.

Para finalizar este trabajo en el cual se expuso la globalización en sus múltiples facetas y ante el hecho de su irreversibilidad, pues lleva bastantes años enraizándose a nivel mundial bajo diferentes nombres técnicos, queda solamente adaptar la transicionalidad en tiempo y modo, para que este cambio pueda adoptarse con el menor daño posible a los "países pobres"; tanto en la apertura de sus mercados mediante concesiones comerciales como por las presiones aplicadas por los lobbies nacionales para la apertura rápida de sus mercados.

Conclusiones

Como conclusión la globalización puede ser grandiosísima para la humanidad en todos los ámbitos, pero se necesita es un cambio de actitud frente a la concepción de la vida, del dinero, de las relaciones humanas y el respeto por la naturaleza, solo en esas condiciones se garantizaría una igualdad política, económica y social, con igualdad de oportunidades de vida actuales y futuras, de lo contrario seguiría repitiéndose la misma historia de devastación y barbarie en la cual el hombre permanece vencido por las mismas glorias y conquistas que lo engrandecen.

El aceleramiento de los planes sociales debe ser guiado hacia la búsqueda de la igualdad entre los Estados-nación, para que la globalización no se convierta en una competencia sino en una tarea de ayuda mutua y sollevamiento de vicisitudes colectivas, única forma de rectificar la destrucción que estamos causando a nivel ambiental y el desequilibrio social, político y económico a que estamos avocando al mundo.

Desafortunadamente, se nota a todo lo largo de la presentación del libro una marcada tendencia anticomunista, antimarxista y anti intelectual contraria a ella, como estribo para soportar con dureza ese fenómeno como anatema de la globalización, factor que nos confronta a los alejados en los dos temas hacia el rechazo de los postulados expuestos; es vital para convencer, decir las virtudes del fenómeno propuesto y no los defectos de otro que no es el que se estudia.

Como resultado de una pésima preparación de las sociedades para asumir el reto de la globalización, vemos que la cultura ha tenido una transformación empobrecedora, tanto que en la medida de las mixturas sociales, han galopado la aculturación y la transculturación, dando formación a subculturas degradantes que transforman las sociedades hacia un caos ético y de valores. De hecho, lo anterior es parte del enfoque consumista de la globalización económica, pionera de este enfoque, causante de las prevenciones hacia ese sistema.

En términos generales lo importante de este fenómeno que nos embarga a todos, es la seriedad con que se asuma en cada país su recepción, pues sólo en esa medida puede albergarse esperanza en justicia para los niños, las mujeres y los trabajadores; esto sólo es lograble mediante el compromiso conjunto Estado-sociedad, capaz de disolver los abusos internos y aplacar la fuerza abusiva de países desarrollados sobre los en vías de desarrollo que intentan influenciar hasta sobre la democracia y la economía interna de cada país.

 

 

Autor:

Ramiro Murcia Peña