Indice1. Preguntas 2. Justificación. 3. Marco Teórico 4. La mujer en el desarrollo de la cultura paraguaya 5. Discriminación de la mujer en la sociedad 6. La Mujer en el Desarrollo. 7. Las mujeres y el poder político 8. Secretaria de la Mujer fortalece ámbitos de acción del plan nacional de oportunidades. 9. La mujer como promotora de educación y paz. 10. Bibliografia
- ¿Cómo fue el Progreso del protagonismo de la mujer en la historia?
- ¿Es considerado importante el trabajo de la Mujer como jefe de Familia?
- ¿Cuál fue el aporte de la Mujer en el Desarrollo de la Cultura Paraguaya?
- ¿Cuál fue el apoyo de la sociedad hacia las mujeres jefes de familia?
- ¿Actualmente se valora el esfuerzo de la Mujer para el desarrollo social, económico y cultural?
Objetivos: Generales:
- Obtener una visión de la realidad social de la Mujer como protagonista del desarrollo en la historia paraguaya.
Específicos:
- Determinar las Diferencias entre épocas pasadas y el presente, en cuanto a la participación en la sociedad.
- Identificar el rol de la Mujer en la familia, como en la sociedad.
El constante desarrollo de la sociedad exige una participación igualitaria tanto de los hombres como de as mujeres; en ese sentido es necesario obtener de una visión de cómo fue la participación de ambos en la historia y cómo es en la actualidad. El trabajo constituye una fuente de información sobre los logros obtenidos por la mujer en el desarrollo tanto personal como profesional, por la tanto es de interés resaltar datos que hacen la diferencia en su protagonismo de desarrollo y soporte para el control.
Metodología Documental: Revisión de bibliografías sobre el tema para obtener las informaciones precisas y relevantes.
3. Marco Teórico
Conceptos: a- Mujer: Hembra, persona del sexo femenino de la especie humana. Persona adulta del sexo femenino de la especie humana. Esposa. Hembra dotada de las cualidades que caracterizan la madurez síquica: "a pesar de sus pocos años es toda una mujer" Mujer de su casa, la que cuida con eficiencia del gobierno de la casa
b- Discriminación: (derecho), aunque en general significa acción y efecto de separar o distinguir unas cosas de otras, en Derecho el término hace referencia al trato de inferioridad dado a una persona o grupo de personas por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de filiación o ideológicos, entre otros.
c- Protagonismo. m. Condición de protagonista. Tendencia a estar a toda costa en el primer plano de una actividad.
4. La mujer en el desarrollo de la cultura paraguaya
Quizá no haya palabra del vocabulario crítico más usada hoy que la palabra cultura, con el añadido de que cada vez que se la emplea, se hace con un sentido distinto. Para abreviar, tomaremos cultura en su definición más amplia y comprensiva. Diremos que es la suma de cuanto un grupo humano, una comunidad, una nación, ha conquistado mediante el ejercicio de la inteligencia en los diversos aspectos de la vida. Cultura es el conocimiento del Universo, de la Naturaleza, y de los hombres. Así hay una cultura intelectual que puede adoptar varias formas: cultura filosófica, cultura literaria, cultura científica y existe una cultura artística y una cultura tecnológica; pero también puede existir una cultura de la alimentación y una cultura de la higiene…Dejando de lado otras acepciones o significados terminaremos diciendo que cultura la constituyen también los valores morales sobre los que se asientan la convivencia, y todo lo que en una u otra forma o medida, dignifica y eleva al hombre.
De todas estas formas o planos de cultura, a cual pertenecen aquel o aquellos en las cuales tuvo la mujer paraguaya un papel: y en que medida desarrolló y ejerció ese papel en cada momento de nuestra historia?.
La mujer paraguaya, no lo olvidemos, en el principio es, en proporción abrumadoramente mayoritaria, la indígena. Que ella ejerce una influencia neta en la formación de las primeras generaciones nacidas en el país, se da por indudable, ya que esas generaciones son también, en abrumadora proporción, mestizas.
De los dos mil individuos que llegan al Plata en la primera Armada, sólo 400, se dice, estuvieron presentes en la fundación de Asunción. Que ese número fuese un poco mayor o menor, no cambia la realidad básica.: la mujer española vino al principio en una proporción no mayor quizá del dos por ciento y ya casada o con compañero. El número de solteros reales o circunstanciales fue enorme; y el número de mujeres unidas a españoles en los términos que señalaba el pacto con los guaraníes, debió ser considerable. Los datos de Schmidel son presuntivamente elocuentes. Se ha dicho que había quien tenía sesenta. Una exageración seguramente. Pero aun rebajando el 90% queda una buena proporción. Esto explica que en 1545 hubiesen 500 niños mestizos en edad escolar. (otros dicen 600).
Aunque en las Armadas siguientes a las de Mendoza llegasen algunas mujeres, éstas no fueron muchas; no excedieron la veintena. En 1555, con la Armada de Sanabria, llegan por fin 40 (otros dicen 50) doncellas maridables, Otras 50 vinieron con Ortíz de Zarate (1575). En conjunto, un número reducido en comparación, por una parte, con el de hombres españoles; por otra, con el de mujeres indígenas.
Qué papel en suma, desempeñó culturalmente la mujer paraguaya en ese periodo -el heroico, que podemos situar entre 1537 y 1600?. La mujer indígena, miembro de una comunidad indígena dada, llegó al rancho del español llevando como dote su lengua, sus conocimientos medicinales, ciertas habilidades artesanales, con las que contribuyó al bienestar de la nueva familia. La sabiduría tribal en el orden espiritual — leyendas, fábulas, canciones — debía, teóricamente, abandonarla al cristianizarse. Teóricamente, decimos; porque es sabido que esa cristianización, nunca llevó aparejado el olvido absoluto del substratum cultural previo, que en una forma u otra, se transmitió a las generaciones inmediatas, como lo comprueban nuestro folklore y tradiciones. El hijo, en el hogar español de aquel tiempo, crecía, en su primera infancia entregado a la madre: acá con más razón, pues el padre tenía harta ocupación con su estado constante dé alarma y vigilancia.
La mujer indígena, madre, repetimos, de las primeras generaciones, es la transmisora del habla y con ella, de una parte al menos de lo que ella lleva consigo como ref1ejo de la cultura terrígena. Transmite también, a los hijos, en la primera infancia, la religión adquirida. Naturalmente, la transmite reducida a los actos y fórmulas externas y elementales. No puede transmitir otras cosas, porque ella misma no las posee. No las poseerá, ni ella ni sus descendientes femeninas, por mucho tiempo. Cuando en 1545 el clérigo Lezcano funda su escuela, acuden a ella 500 niños hijos de capitanes; criollos y mestizos (mestizos, la inmensa mayoría, como es lógico). Las niñas no tienen escuela donde ir; aprenden, en el hogar, de sus madres, el trabajo doméstico y de la chacra; a rezar el Padre y la Salve, santiguarse; aprenden sobre todo la sumisión, el silencio; y a servir al varón como a ser superior. En esta sumisión originaria de la mujer hemos de ver el origen de la plusvalía masculina en el medio; plusvalía que posteriores acontecimientos históricos contribuyeron a agravar.
La mestiza colonial, andando los años, mejora en cierto modo su condición social, pero sigue confinada dentro de los límites culturales que le trazan: de un lado, la herencia indígena; de otro, la enseñanza religiosa y las experiencias del hogar hispánico transplantado. Ya no cultiva quizá la chacra del caraí, pero sigue tejiendo, fabricando cacharros y esteras, moliendo el maíz. No lee, ni escribe; no puede por tanto transmitir esos conocimientos; pero puede inculcar a los hijos el respeto al saber y el buen comportamiento.
De este periodo heroico podemos anotar dos episodios, que dentro de la diversidad de cauce, permiten entrever esa dimensión moral femenina revelándose en toda su amplitud. El que muestra el temple de la mujer española, la que contribuye en forma definitoria asentar el esquema de valores familiares: es el episodio de Isabel de Guevara y sus compañeras, irguiéndose con toda la fortaleza de su ternura como sostenes del hombre derribado. Y otro episodio, que da la medida del arranque constructivo de la criolla y la mestiza: el de Ana Díaz, que viaja con los hombres de Garay, y participa en la segunda fundación de Buenos Aires.
Pero en la sociedad ala cual esta mujer se incorpora, el imperativo.. inmediato sigue siendo subsistir; esforzar el ánimo para hacer frente a la circunstancia. Así, la mujer española afirma los valores de que es portadora; asienta esquemas de clase que se encargará de afianzar su descendiente, la dama criolla; y, con más latitud, la mestiza (en número creciente); y forja a su imagen la descendencia. Transmite, con el ejemplo, la reprensión, el consejo, o, simplemente, por la virtud de su presencia y su conducta, los va1orés morales y las pautas de conducta que cimentaren la sociedad colonial, a todos los niveles, aunque en grado diverso.
Ni desde el ángulo indígena ni desde el español, pudo la mujer ejercer en el medio durante mucho tiempo una influencia intelectual, ni profesional, ni política.
Durante ese que llamamos periodo heroico de la conquista, que abarcaría desde la fundación de Asunción hasta 1600, el aporte de la mujer a la cultura de la incipiente sociedad podría pues resumirse así:
a) En la primera etapa (1537—1555) la mujer paraguaya es la indígena cristianizada. Transmite la sangre; mediante ello, el poblador del suelo no será ya el indígena puro, ni su cultura la aborigen; no será el español puro, con su cultura intacta, sino el mestizo, encarnación de la historia en su marcha incontenible, y que en esa mezcla cifra una nación nueva de la tierra y su destino.
En este sentido y desde esta perspectiva, es la mujer cofundadora de la nacionalidad; el papel del hombre indígena se perfila secundario. (Este es rol primero y básico de la mujer en el proceso de incorporación de nuestro mundo a la cultura que la redondez de la tierra recién comprobada, bautizada entonces en su nueva faz universal).
Junto con la sangre la mujer indígena transmite la lengua aborigen, una elemental cultura doméstica; practica las artesanías básicas. Enseña a la prole las prácticas religiosas fundamentales, y valores tales como la obediencia y la lealtad.
b) En la segunda etapa (1555—1600) aunque la indígena es muy numerosa todavía, ya la presión representada por la presencia de la española primero, de la criolla y la mestiza luego, permiten asentar esquemas de clase.
c) La mujer en estos períodos no transmite pues valores intelectuales o artístico Se limita a formar espiritualmente a los hijos e irradiar valores morales. No es maestra de letras; es maestra de vida.
Conforme la población crece, los rasgos apuntados se afirman y asientan. La acción de la mujer se define socialmente en diversas escalas. Pero la obscuridad intelectual es su signo. La cultura literaria que pudieron traer las madres o abuelas españolas se ha esfumado. De ella quedó solo un rastro trasculturado en el folklore paraguayo; en los cuentos, en las fábulas, en las canciones perdidas ya o muy difíciles de recoger. Si el varón cuenta ya, desde antes de mediar el siglo XVI, con una enseñanza relativamente orgánica mediante las Ordenes religiosas, especialmente la jesuítica (aunque la continuidad parece haber dejado algo que desear) la mujer no ha contado, para su formación, sino con muy escasos elementos.
Los próceres de mayo, inspirados en la Ilustración, fundaron "el internado para niñas pobres de ambos sexos" y "la clase de educación para muchachas pobres; dos instituciones que sin duda habrían tenido su proyección en la cultura femenina, si hubiesen prosperado: lo cual no fue El porqué, es bien sabido.
La mujer fue pues en la colonia desde los albores del XVII hasta 1811, factor importante, quizá decisivo, en la conservación y transmisión de: a) Los valores de clase -(orgullo de estirpe, de profesión en las clases superiores; de laboriosidad, de lealtad en las clases inferiores: de pautas de conducta-cortesía, rectitud, modestia en toda la escala). b) Vida religiosa: la madre enseña las primeras oraciones, guía a los hijos y sirvientes hacia el cumplimiento de las prácticas religiosas. o) Folklore literario: cuentos, canciones de cuna, acertijos etc. d) Folklore medicinal: (recetario del hogar) y desde luego las pequeñas industrias hogareñas: chipas, bizcochos, dulces, etc. y formas artesanales: alfarería, tejido, bordados, encajes etc.
Epoca Francista Los tiempos de Francia no fueron sin duda los más adecuados para la gestación de una cultura literaria. Si el hombre -decapitadas las élites intelectuales de la época- no pudo manifestarse, menos pudo pensar en hacerlo la mujer. Factores múltiples coadyuvaron a que en esos tiempos ciertos valores experimentasen disminución palpable, y no sólo a causa de la ausencia total de grupos de presión. La mujer de las clases superiores, ahora en muchos casos jefe de hogar (no existen cifras precisas acerca de los presos políticos de la época, aunque se sabe que fueron en gran número relativamente) no tuvo por tanto ocasión de adquirir conocimientos; menos aún las generaciones nuevas nacidas y crecidas en esos años. En esta época tiene quizás su origen aquella situación, a que aluden algunos viajeros, al decir que la mujer paraguaya no hablaba el castellano, o lo hablaba mal, y no tomaba parte en las conversaciones; situación que se prolonga, por lógica inercia, durante un tiempo, dentro de la época siguiente.
La Epoca De Don Carlos Los planes actualizadores de D. Carlos abren nuevas perspectivas a la mujer permitiéndole participar más ampliamente en la vida social y cultural. Es para el hombre paraguayo la época de la descubierta en el plano de las adquisiciones intelectuales. El paraguayo va al exterior a estudiar, viaja, y trae al país al regreso ideas nuevas, una mayor desenvoltura intelectual, aspiraciones al conocimiento universal. La mujer todavía se queda en casa; pero se contagia, en medida variable, del espíritu de esa apertura; contribuye a ella en los suyos con su estímulo orgulloso y participa también en cierta creciente medida. La educación femenina experimenta en esta época notable repunte. Se fundan las primeras escuelas para niñas en la capital y Trinidad, y además colegios particulares como el de las Stas. Balet, donde se enseña, por primera vez, recitado, piano, baile, canto, diseño e idiomas. Se fundaron también colegios particulares en alternos pueblos del interior.
La Guerra De 1865—70 Los discursos pronunciados en oportunidades patrióticas por la mujer, durante los años de la guerra del 65 al 70 (sobre todo en los primeros) darían fe del nivel de cultura alcanzado por la mujer de la clase superior (aunque hubo también entre las oradoras alguna mas modesta) aún suponiendo que en más de un caso esos discursos fueron de pluma ajena: cosa corriente entonces y no rara ahora (aunque las crónicas de época han conservado el nombre de una señorita Atanasia Escato, dotada de gran facilidad oratoria). Por lo demás se ha escrito mucho ya, y no es el caso de repetirlo, sobre el papel que durante la guerra ejerció la mujer paraguaya como mantenedora, en el hogar y fuera de él de los valores que, en esas épocas extremas más necesarios son frente al peligro común: fortaleza, conformidad lealtad, firmeza.
Ni será menester referirse al desprendimiento de la mujer de todos los estratos sociales al entregar sus joyas para la defensa patria. En rigor, no fue ese el sacrificio mayor que hicieron; el inviste simple calidad simbólica de una actitud integral de dación a la patria.
En el transcurso de la guerra naturalmente, se ponen a prueba los valores morales tradicionales, exaltados ahora al máximo. Y esto afecta a la mujer paraguaya en todos los niveles, en cuanto- esos valores se vinculan con lo mas entrañable femenino: su solidaridad con el hombre esposo, hijo, padre, hermano — en los momentos de grave peligro. El sentido del deber cultivado a nivel de las relaciones civiles en tiempo de paz se traspasa a las consignas decisivas: la defensa del territorio y de la dignidad nacional.
La posguerra (1870 –1900) El nivel de cultura logrado por la mujer en los años previos a la guerra no podrá por supuesto subir, ni siquiera mantenerse, en las supervivientes. Los cinco años de conflicto han desarticulado las instituciones, dispersando los maestros, disgregando los hogares, y contribuido, como toda situación semejante, al relaje de los vínculos familiares y la disminución o perdida de valores de hogar, especialmente a nivel popular; al abandono total de los intereses intelectuales ante imperativos mas perentorios; al deterioro y olvido parcial del caudal tradicional espiritual; a la pérdida, en parte, en las formas de folklore material (artesanías).
De este deterioro plurilateral participo, como es lógico, la cultura femenina, por razones diversas, entre ellas, porque perecieron casi todos los individuos de mas edad, depositarios principales de esos valores e intereses; porque los hogares pierden en muchos casos sus cabezas y exigen de lo mujer una dedicación total; y, porque los problemas inmediatos planteados por la necesidad de subsistir priman, sobre todo por interés.
A la acción de estos elementos desintegrantes se oponen como es lógico, -sendos factores positivos de reacción en los que la mujer es el agente. En lo que se refiere al relaje de los vínculos de hogar, correspondió a la mujer reaccionar específicamente; y lo hizo por la sola e instintiva gravitación de los valores morales de que era depositaria. Su inquebrantable sentido del deber la convirtió, enfrentada a la circunstancia, en jefe de familia y cabeza responsable: hombre y mujer, a un tiempo, en el hogar. Ella compensó con su contracción a la prole y al trabajo el deterioro de los valores en el hombre. Esta dedicación femenina al trabajo, inclusive a niveles como el de las arduas labores rurales, contribuyó por otro lado a prolongar les preconceptos de minusvalía femenina latentes en el espíritu masculino. La mujer siguió siendo sierva del rancho. La que trabaja, pare, amamanta cuida al hombre; y los hijos, cocina la comida para la familia, pero no come a la mesa.1
A nivel social superior, también la mujer aporta una positiva cooperación cultural, mediante las experiencias anteriores, en los sobrevivientes, y la apertura progresiva en las condiciones de vida económica, social y cultural, que se produce en los años 1870 a 1914, mediando diversos factores favorables.
Desde 1869 hay escuelas para niñas como para niños en la capital, y alguna ciudad del interior; la mujer campesina seguirá por algún tiempo (no por muchos años es cierto) privada de estas oportunidades. Desde 1885 se enseño diseño en las escuelas municipales. Es ya por esos años cuando se inicia la colaboración femenina en su aspecto más importante: el de la enseñanza, es decir, la formación de las nuevas generaciones.
Asunción Escalada abre con su actuación precursora la nueva época en la cual la iniciativa privada se suma a la acción oficial. Si a la gestión de otra ilustro profesora, Rosa Peña, se debe la fundación, en 1883, de 24 escuelas primarias para niñas. Adela y Celsa Speratti siguen de cerca a Rosa Peña, y llenan con sus nombres esta época en la cual la mujer desarrol1a institucionalmente su acción formativa.
En resumen: En toda situación de emergencia, la mujer ha demostrado saber elevarse al nivel exacto de la circunstancia, llámese esa situación tiempo de la colonia, revolución comunera, acefalía de hogares en la época de Francia, guerra del 65 al 70, posguerra, guerra del Chaco. En tiempos normales, es decir, aquellos durante los cuales se hace el balance de los logros, la colaboración de la mujer se ha visto, hasta hace poco, coartada en su plena expansión por prejuicios, inhibiciones, tabúes. Estos van desapareciendo despacio. Persisten trabas de orden social o económico.
La mujer paraguaya ha actuado con dedicación única en la enseñanza, Desde hace más de ochenta años, ha estado en sus manos, en forma cada vez mas exclusiva, la formación intelectual, y en mayor grado, social y moral, de las jóvenes generaciones. En este sentido, su aporte tiene carácter de colaboración aún no bien apreciada como esfuerzo cuantitativo. Podría, cualitativamente, ser aún más precioso.
La mujer hace su aparición en el plano creativo tardíamente (más tarde aún en la plástica) a favor de circunstancias principalmente de orden internacional. Es en este plano — el más tardío— donde la mujer ha obtenido más claros y específicos logros.
En el plano profesional, la mujer se manifiesta cada vez más. Puede decirse que esto incide en su liberación económica, y moralmente en una elevación del acento de prestigio. Pero sus aportes al enriquecimiento de la cultura nacional en ese plano no se definen específicamente aún, ya que la mujer actúa indefectiblemente dentro de las pautas de pensamiento masculino. Es pues un aporte cuantitativo, pero aun no caracterizado cualitativamente.
5. Discriminación de la mujer en la sociedad
Cumbre de la ONU sobre la mujer Junio 2000 Entre el 5 y el 10 de junio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró en Nueva York la conferencia Mujeres 2000, también conocida como Pekín5.
En esta cumbre se estudiaron los progresos realizados en materia de igualdad entre hombres y mujeres desde la anterior reunión, celebrada en Pekín en 1995. La condición de la mujer no parece haber mejorado significativamente en estos últimos cinco años: sólo 8 países han cumplido los objetivos que se fijaron en aquella ocasión en cuanto a participación de la mujer en cargos políticos. En el terreno de la educación, se han producido importantes avances, aunque dos tercios de la población analfabeta adulta siguen siendo mujeres. En cuanto a la violencia doméstica, algunos países, entre ellos México, han adoptado medidas legislativas para criminalizar este tipo de actos.
La falta de acuerdo entre las distintas delegaciones sobre temas como el control de la natalidad, el aborto, la violencia sexual en el seno del matrimonio y la influencia de la globalización de la economía en la situación de las mujeres en el mundo hicieron difícil la adopción de un acuerdo final. Contra el aborto se manifestaron los países islámicos y los católicos alineados al lado del Vaticano. No obstante, se redactó un documento de mínimos que pudieron suscribir todos los países, y que en términos generales consagra lo acordado en la conferencia de Pekín de 1995, con algunos avances en el tema de la prevención contra el SIDA, la violencia doméstica, tráfico de mujeres y niñas, asilo político, pobreza y efectos de la economía global sobre la mujer.
Simultáneamente a este importante encuentro, la Comisión Europea presentó un programa de acción quinquenal encaminado a fomentar la igualdad entre hombre y mujer en todos los ámbitos. Dicho plan intenta superar la escasa representación de la mujer tanto en los gobiernos y parlamentos nacionales como en las instituciones de la Unión Europea (UE).
Días antes de la celebración de la cumbre Mujeres 2000, se hicieron públicos varios informes sobre la situación de la mujer. UNICEF presentó un documento en el que señalaba que 60 millones de mujeres mueren al año víctimas de la violencia doméstica. Por su parte, el Departamento de Estado de Estados Unidos aseguraba en otro que dos millones de mujeres y niñas son víctimas de redes ilegales que las explotan como esclavas, trabajando como prostitutas, empleadas del hogar o mano de obra barata. Este problema es especialmente grave en India, Pakistán y Tailandia. Norteamérica y la Unión Europea son los principales receptores de este tráfico fraudulento de personas.
Es bien sabido que las mujeres superponemos tareas: mientras disponemos de los últimos toques del almuerzo, atendemos el teléfono, preparamos el bolso que el niño llevara a su clase; si en ese momento llega un vendedor ambulante a la puerta, también se lo atiende. Mientras tanto, el marido que acaba de llegar, se refresca un poco, mira el noticiero y pregunta si falta mucho para comer. Estas historias se repiten a diario en los hogares del Cono Sur. Muchas tintas se han gastado en Ministerios, Secretarías Estatales, en Centros de Estudios sobre y para la mujer, para considerar estos temas y lograr revertirlos
Los estudios realizados acerca de la mujer y su función en la sociedad, han dado lugar a numerosos cuestionamientos que hacen reflexionar, especialmente a las mujeres, sobre los roles que nosotras desempeñamos en la vida cotidiana.
También los hombres se han ocupado d e nosotras, proyectando tareas, esforzándose en conseguir un lugar para nosotras las mujeres en el mundo del desarrollo, confeccionando proyectos que nos permitan insertarnos en el progreso de los pueblos. Las evaluaciones, de los resultados de esto proyectos puesta en marcha, nos muestran que todos ellos han fracasado. Las autocríticas arrojan los siguientes resultados: los recursos a ser utilizados no fueron los adecuados; la implementación de las actividades fracasaron por la escasa información y preparación académica de quienes tenían que implementarlos; no se contó con la infraestructura necesaria y por último las participantes arrojan un alto índice de ausentismo, la mayoría de las veces por la necesidad de cuidar un familiar enfermo (casi siempre un hijo)
7. Las mujeres y el poder político
Las mujeres no escapan a la realidad del ejercicio del poder; pero existen diferencias claras, en comparación con los varones, en cuanto a los medios sociales en donde pueden hacerlo, a las estrategias y mecanismos que utilizan y a las situaciónes y problemas que enfrentan en la búsqueda y ejercicio del poder.
Esto se relaciona con la división del trabajo en los ámbitos públicos y privado, con la asignación cultural privilegiada de lo público al género masculino y lo privado al femenino, que ofrece al desarrollo de aptitudes y actitudes diferenciadas en varones y mujeres.
Sin embargo, los espacios políticos partidarios, se han mantenido o alejados de los intereses de las mujeres, o inaccesibles para ellas. Los números de la participación femenina en estos espacios demuestran composiciones "homosexuales" de los más altos espacios de decisión: todos hombres sólo alguna mujer que, por lo general, además pasa desapercibida.
Una de las reflexiones más reiteradas entre las políticas es que no basta la militancia y el trabajo constante para acceder al poder político, si que es necesario complementar con saberes especiales, con un savior fair político.
8. Secretaria de la Mujer fortalece ámbitos de acción del plan nacional de oportunidades.
La población femenina paraguaya constituye la mitad de habitantes del país, con 2 millones 861 mujeres. El 56% de esta población reside en el aérea urbana, reflejo del acelerado proceso de urbanización, donde la mujer es la principal protagonista mediante la migración del campo a la ciudad. Casi la mitad de la población femenina (47%)está formada por mujeres en edad fértil (15 a 49 años), 39,5% tiene más años en edad.
Atendiendo a los datos citados mas arriba y a los derechos adquiridos por las mujeres en la Constitución Nacional y a los instrumentos internacionales ratificados por Paraguay, la Secretaria de la Mujer trabaja para revitalizar los nuevo ámbitos de acción del Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres.
Legislación: En este sector se ha mantenido una fluida relación para el seguimiento, aprobación y sanción de los anteproyectos de leyes que son de especial interés para las mujeres. Por mencionar algunos de ellos: la Reforma Agraria, Ley General de Educación, Estatuto del Funcionario Público, Código Penal y de Procedimientos Penales, Código Sanitario, Proyecto sobre Salud Sexual y Reproductiva, Código de la Niñez y la Adolescencia y Ley contra la Violencia Doméstica, Ley de las MPYMES.
En cuanto a la Reforma Electoral, se está realizando un trabajo coordinado con el Foro Permanente de Organizaciones de Mujeres y la Fundación Internacional para sistemas electorales (IFES) para la elaboración de propuestas a ser elevadas a la Comisión Parlamentaria Constituida para el efecto.
Educación: El trabajo que viene realizando la Secretaria de la Mujer sobre el tema de la educación y la condición de la Mujer, principalmente dentro del MEC toma como tema para la acción el analfabetismo, la educación primaria y secundaria colaborando con la reforma educativa en marcha, a través del Programa de Igualdad de Oportunidades y resultados para las Mujeres en la Educación (PRIOME), y otras estrategias, siempre en concordancia con el Plan de Igualdad de Oportunidades 1997-2001 de la Presidencia de la República. Informes realizados señalan que los niveles educativos más bajos, sin instrucción y primarios, son factores que afectan negativamente al bienestar del hogar, debido a que disminuyen las posibilidades de ingresos monetarios e inserción ocupacional, en mayor porcentaje se observa en el sector femenino.
Es por eso que se han elaborado normativas que podrían legalizar y legitimar incorporación del componente género en el sistema Educativo Nacional.
Salud: En este sector se han impulsado varias actividades de manera a contrarrestar los datos registrados que señalan que solo una de cada tres mujeres (33 %) recibió asistencia médica en un establecimiento del sector público. La institución ha fortalecido la Coordinación Interistitucional con el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social además de participar en la elaboración, implementación y seguimiento de la Política Nacional de Salud Integral de la Mujer.
Empleo La actividad laboral de la mujer se ha observado una gran desigualdad de condiciones teniendo en cuenta que el 70% de ña población femenina no participa en el mercado laboral. A fin de paliar esta desigualdad de condiciones, la Secretaria de la Mujer trabaja en coordinación con otras instituciones de manera a ampliar la participación de la Mujer en el campo laboral.
Específicamente se ha trabajado en el sector juvenil para la Presentación del Observatorio de Empleo en el Paraguay sus avances: "Ley del Primer empleo juvenil" encarado por el Viceministerio Juvenil.
9. La mujer como promotora de educación y paz.
En este ámbito persiste en la gestión de la SM par favorecer la participación equitativa de las mujeres en el proceso educativo y de producción de conocimientos.
Si bien el sistema educativo ha avanzado hacia la equidad de género en el acceso, es preciso seguir enfatizando en la erradicación de los contenidos educativos discriminatorios que estimulan de manera desigual a mujeres y hombres y los induce a desarrollar habilidades y expectativas diferentes.
Hipótesis La discriminación de la mujer se produce a raíz de falta de oportunidades para acceder a la educación equiparada al de los varones.
1- Bareiro, Line. Soto, Clyde.(editoras) Sola no basta. – – Asuncion: Centro de Documentación y Estudios, 1992. 2- Bareiro, Line. Soto, Clyde. Monte, Mary. Alquimistas. Documentos para otra historia de las mujeres. – – Asuncion: Centro de Documentación y Estudios,1992. 3- Martinez Ofelia, Monte Mary. Dios proteja destino patria. Las concepcioneras de 1901. – – Asunción: Centro de Documentación y Estudios, 1999. 4- Hussey de Schoux, Christina. Situación y papel de la Mujer Campesina en el Paraguay. – – Asunción:[s n] 1975. 5- Pla, Josefina. La mujer en el desarrollo de la cultura Paraguaya. – – Asunción: Liga Paraguaya de los Derechos de la Mujer, 1974. 6- Fogel, Gerardo. La mujer y el desarrollo nacional. – – Asunción: Liga Paraguaya de los derechos de la mujer, 1974.
Autor:
Leticia Nuñez
Bibliotecologa Paraguay