Indice1. Introducción. 2. Dignidad del matrimonio y de la familia. 3. La universal promoción del matrimonio y de la familia. 4. Fecundidad del matrimonio 5. Familia y Estado. 6. Conclusión. 7. Bibliografía.
En esta monografía se trata de dilucidar la validez teológica de la familia y del matrimonio, y a su vez dilucidar tanto las preocupaciones familiares como sociales, en lo que respecta a control de natalidad, aborto y otras cuestiones que rozan a la familia.
2. Dignidad del matrimonio y de la familia.
El matrimonio y la familia en el mundo actual. El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana esta estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Sin embargo, la dignidad de esta institución no brilla en todas partes con el mismo esplendor, puesto que esta oscurecida por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformaciones; es mas, el amor matrimonial queda frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y los usos ilícitos contra la generación. Por otra parte, la actual situación económica, socio-psicologica y civil son origen de fuertes perturbaciones para la familia. En determinadas regiones del universo, finalmente, se observan con preocupación los problemas nacidos del incremento demográfico.
El carácter sagrado del matrimonio y de la familia. Fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes, la intima comunidad conyugal de vida y amor se establece sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento personal e irrevocable, del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina. Dios el autor del matrimonio, al cual a dotado con bienes y fines varios, todo lo cual es de suma importancia para la continuación del genero humano, para el provecho personal de cada miembro de la familia y su suerte eterna, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la misma familia y de toda la sociedad humana. Por su índole natural la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por si mismo a la procreación y a la educación de la prole, con las que se ciñe como con su corona propia. El marido y la mujer, que por el pacto conyugal, ya no son dos, sino una sola carne, con la unión intima de sus personas y actividades se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez mas plenamente. Esta intima unión, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad, y esta formado a semejanza de su unión con la iglesia. En cuanto a los esposos, ennoblecidos por la dignidad y la función de padre y de madre, realizaran concienzudamente el deber de la educación, principalmente religiosa que a ellos, sobre todo, compete.
Del amor conyugal. Muchos contemporáneos nuestros exaltan el amor autentico entre marido y mujer, manifestado de varias maneras según las costumbres honestas de los pueblos y las épocas. Este amor es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales especificas de la amistad conyugal. Este amor, ratificado por la mutua fidelidad y, sobre todo, por el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel, en cuerpo y mente, en la prosperidad y la adversidad, y, por lo tanto, queda excluido de él todo adulterio y divorcio.
Fecundidad del matrimonio. El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son el don más excelente del matrimonio y contribuyen al bien de sus propios padres. Dios que dijo: no es bueno que el hombre este solo, y desde el principio hizo al hombre varón y mujer, queriendo comunicarle una participación especial, en su propia obra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: creced y multiplicaos. En el deber de transmitir la vida humana y de educarla, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios Creador y como sus interpretes. En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia, la cual ha de ajustarse a la ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente esa ley a la luz del Evangelio. Pero el matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación, sino que la propia naturaleza del vinculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que también el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste, progrese y valla madurando ordenadamente. Por esto, aunque la descendencia, tan deseada muchas veces, falte, sigue en pie el matrimonio como intimidad y comunión total de la vida y conserva su valor e indisolubilidad. El amor conyugal debe compaginarse con el respeto a la vida humana. El Concilio sabe que los esposos, al ordenar armoniosamente su vida conyugal, con frecuencia se encuentran impedidos por algunas circunstancias actuales de la vida, y pueden hallarse en situaciones en las que el numero de hijos, al menos por cierto tiempo, no puede aumentarse, y el cultivo del amor fiel y la plena intimidad de la vida tienen sus dificultades para mantenerse. Hay quienes se atreven a dar soluciones inmorales a estos problemas. Dios Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre. Por tanto, la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables. No es licito a los hijos de la Iglesia, fundados en estos principios, ir por caminos que el Magisterio, al explicar la ley divina, reprueba sobre la regulación de la natalidad. La vida de los hombres y la misión de transmitirla no se limita a este mundo, ni puede ser conmensurada y entendida a este solo nivel, sino que siempre mira el destino eterno de los hombres.
Misión educativa y sacramental del matrimonio. Obra creadora como misión. Ministerio de la Iglesia resulta el ámbito matrimonial. Santo Tomás lo compara con el ministerio de los sacerdotes. Engendrar la prole y educarla en el culto de Dios, en la familia de los bautizados, identificada como Iglesia y Madre nuestra.
La primera experiencia de la Iglesia. La misión de la educación nace con la fe en Jesucristo buscando la Gracia divina, el Concilio Vaticano II, nos dice que además de la maduración propia de la persona humana, se busca que los bautizados concientisen en los aspectos de la fe, dando así testimonio de la esperanza. Aquí encontramos que el nivel ministerial en el que se enrola la familia, es la base para la iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo. Iniciando a la prole en la oración conjunta, se cumplimenta con los designios sagrados de la Iglesia. Los Padres Sinodales piden que se confeccione un catecismo para la familia, breve y claro, para su asimilación y guía.
Relaciones con otras funciones educativas. Coordinar las funciones educativas es misión de las comunidades cristianas, se asegurará a los padres la elección de la educación de sus hijos en la fe que profesen. El Estado y la Iglesia deben ayudar a ese fin, como subsidiaridad el Estado debe proteger a las familias. Los padres deben colaborar con los docentes en la ardua tarea de formar a esta niñez en el actual contexto que nos toca vivir. Un servicio múltiple a la vida, es orientación en el amor al hombre, donación a los demás, Amor a los integrantes de otras familias es grabar a los hijos el mandato del Señor. Respecto a los necesitados, evitar la marginación. Enaltecer la adopción, así se ensancha el mandato de la paternidad y maternidad Cristiana. La pastoral familiar en los casos difíciles, circunstancias particulares. Categorías especiales de personas, que tienen mayores necesidades que el común de la gente. Emigrantes y sus familias en cuánto a motivos laborales, aquellos familiares que deben soportar largas ausencias de alguno o de varios de sus integrantes, caso de militares, navegantes, viajeros, causas penales que obligan al abandono del centro familiar, ausencias obligadas por algún tipo de discriminación. Familias con mayores necesidades en su entorno, por disminuciones en sus integrantes de posibilidades.
3. La universal promoción del matrimonio y de la familia.
Escuela es la familia de una comunidad mejor. Para alcanzar su misión requiere comunicación constante de los padres con los hijos. La presencia activa del padre y de la madre llevarán a feliz término esta amorosa tarea. Elegirán su vocación, incluso la del magisterio de la Iglesia, aquellos hijos que encuentren en el seno de la familia responsable, ejemplos claros de unión y cordura. Todos deben apoyar la promoción del matrimonio, célula principal de la familia y la comunidad toda. Los padres tienen derecho a tener hijos y educarlos en el ambiente de la familia. A este fin contribuyen: el sentido cristiano, la conciencia moral y la sabiduría de los especialistas en las disciplinas sagradas, también los especialistas en la ciencia. Los sacerdotes deben animar la vocación de los cónyuges a la vida conyugal y familiar. Los esposos, testigos del amor, creados a imagen y semejanza del Dios vivo estarán unidos con afecto, espíritu y la mutua santidad, fieles a aquel misterio de amor que el Señor por su muerte y su resurrección reveló al mundo.
Unidad del matrimonio. Tanto la unidad, la fidelidad e indisolubilidad son las tres propiedades esenciales del matrimonio, estas en nuestros días se ponen en tela de juicio afirmando que el hombre tiene instintos poligámicos.La unidad responde al matrimonio monogámico (unión entre un hombre y una mujer). Pero hay cierta deformación a esta propiedad del matrimonio como es la unión poligámica en sus dos formas: la poligamia y la poliandria. Poligamia: En el pueblo musulmán esta legalizada; los hombres pueden tener hasta cuatro esposas, pero no debe mostrar preferencia por ninguna. El marido le debe a su mujer el mismo nivel de vida que la misma tenia cuando vivía con sus padres. El velo y la reclusión en el harén son algunas de las costumbres en este pueblo. Pero la poligamia no es exclusiva de este pueblo ya que se da en otras culturas. El caso más frecuente es el de la poligamia por razones de procreación, motivada por la falta de descendencia a causa de la esterilidad de la mujer. También hay poligamia por razones de tipo económico y social, hay tribus donde los hombres tienen necesidad de muchas mujeres, porque ellas realizan las tareas agrícolas. Poliandria: El origen de esta se da en la India con la leyenda de MAHABNARATO. Sus formas son: Poliandria Fraternal, que es la mas frecuente, una mujer casada con varios hermanos; Poliandria Ocasional, que se da por razón de esterilidad. Monogamia es el estado habitual en un matrimonio, en Turquía, con neta tradición musulmana, es digno de destacar que ha desterrado de su legislación la poligamia. Razones en favor de la monogamia: Argumentos que no la prueban:
- Igual numero de mujeres y de hombres.
- Predominio del matrimonio monogámico.
- La poligamia daña la procreación y educación de los hijos.
Argumentos validos:
- El hombre y la mujer buscan y pueden alcanzar en el matrimonio la comunión de vida, la mutua ayuda y la satisfacción de los instintos, que se desprenden del amor conyugal en inseparable conexión con la procreación y la educación de los hijos. No es lo mismo la intimidad y unión entre un hombre y una mujer, que entre un hombre y varias mujeres o viceversa. En la concepción poligámica del matrimonio la esposa no es compañera sino que es objeto de placer.
- La igualdad no se respeta en la poligamia, la mujer es dominada por el varón, y lo mismo ocurre con las mujeres concubinas que no tienen el mismo nivel que la mujer casada. La poligamia viola la igualdad esencial entre el hombre y la mujer privando a la esposa de una serie de derechos que le pertenecen e impidiendo la plena comunión de vida y amor entre los cónyuges.
- La poligamia, la poliandria y el matrimonio en grupo son contrarios a la monogamia, y esta es la única forma matrimonial en conformidad con la ley natural y la ley divina.
La unidad matrimonial beneficia directamente a:
- Cada cónyuge.
- La pareja conyugal.
- Los hijos.
- La sociedad.
La unidad se hace visible en la fidelidad diaria, pues la fidelidad es el aumento constante del amor al cónyuge. La unidad exige a los esposos superación constante de sí mismos, conocimiento constante del otro cónyuge y maduración constante en la responsabilidad.
Indisolubilidad del matrimonio. La legislación más antigua que se conoce con respecto al divorcio está contenida en el Código de Hammurabi (1700 A. C.); el divorcio en esta legislación era concebido por esterilidad de la mujer, abandono, dilapidación de bienes y otras causales. En Roma el divorcio era inexistente al comienzo; pero luego las grandes personalidades del Imperio eran divorciadas. Más adelante, con Constantino, el divorcio unilateral sin consentimiento del otro cónyuge era castigado; y con Justíniano se pena el divorcio, incluso el de mutuo acuerdo, salvo en aquellos casos de impotencia o de votos de castidad, donde se comienza a ver el influjo del cristianismo. El pueblo judío tampoco de pudo sustraer de la influencia de los países vecinos con los que tuvo que convivir, Moisés en el Deuteronomio reconoció el divorcio pero lo limitó en su uso. En Rusia con el Código de 1926 se abre paso al divorcio. "Amor libre" propiciaron, cualquiera se podía divorciar sin comunicárselo al otro cónyuge. Pero en 1936 se intente volver a la familia. Y en 1944 se pone punto final declarándose a la familia la "valuarte del nuevo orden socialista", se prohibe el aborto y el divorcio. E.E.U.U. tendrá una legislación variada según cada Estado que autorice o no el divorcio. Como nota atípica es de destacar que en el Estado de Reno Nevada se autoriza el divorcio por "incompatibilidad de caracteres". Las razones del aumento del número de divorcios en la actualidad, se deben a diferentes razones que aquí evocamos: Doctrinas liberales: el bien supremo es la libertad. Sostienen que es justo que para la felicidad del hombre, cuando uno de los esposos no la encuentre en la vida en común, se divorcie. Industrialización: favorece la disgregación de la familia dejando de lado las costumbres. La defectuosa preparación con la que se va al matrimonio: la falta de formación y las condiciones de vida moderna que facilita entre jóvenes relaciones precoces que se disuelven con la misma rapidez con la que se crearon.
Argumentos de los defensores del divorcio:
- Sostienen el derecho a la libertad y a la felicidad, suelen decir que si el matrimonio es un contrato, no puede obligar contra la voluntad de las partes.
- Los partidarios de la indisolubilidad dicen que el divorcio atenta contra el fin del matrimonio; la procreación y la educación de los hijos y la mutua entrega y perfeccionamiento.
En cuanto a que es un contrato, y como tal disoluble, se dice que no es un contrato cualquiera, porque su estructura está preordenada por la misma naturaleza del hombre. Pío XI en "Casti Connubii" dice: "La naturaleza del matrimonio está totalmente fuera de los límites de la libertad del hombre, de tal suerte que si alguien ha contraído matrimonio se halla sujeto a sus leyes y propiedades esenciales". Es frecuente escuchar que aunque la ley no lo admita al divorcio, muchas parejas jóvenes se separan, las cuales se unen en concubinato, tiempo después, por lo que sería mejor que la ley lo acepte. Pero frente a este argumento hay que pensar que las leyes no se hacen para aprobar la inconstancia, la injusticia o el incorrecto proceder de los ciudadanos.
Argumentos en favor de la indisolubilidad:
- Todos se basan en el terreno del derecho natural, en los fine del matrimonio y sostienen que "lo que Dios unió no lo separe el hombre".
- Los divorcios se dan con más frecuencia en matrimonios que no tienen hijos, o que los tienen pero en menor numero. Y por ello hay menos elementos de unión entre los esposos; se busca en otro matrimonio los hijos que no se pudo tener en este.
- Los matrimonios con varios hijos van a tener mayores dificultades para formar un nuevo hogar y defienden con más interés el que tienen.
- Hay en nuestra opinión dos argumentos válidos en favor de la indisolubilidad: uno se apoya en los derechos de los hijos y otro en la estabilidad de la familia. Los hijos tienen derecho a un hogar normalmente constituido y el divorcio destruye ese hogar y debe ser rechazado. Los hijos también tienen derecho a desarrollarse con su padre, madre y hermanos. El divorcio significa la privación a los hijos de sus derechos esenciales.
¿El divorcio solo reducido a "casos extremos"? ¿Cuáles son?. Porque si se admite el adulterio ¿porqué no también por homicidio o por cualquier otro hecho infamante que mate el amor del cónyuge inocente? Si se admite por enfermedad mental ¿por que no por otras enfermedades incurables? Países donde se comenzó estableciendo el divorcio "solo por casos extremos": Inglaterra, Rusia, E.E.U.U. y en Alemania. Augusto Comte y Hegel eran defensores de la indisolubilidad: "la sola posibilidad del cambio constituye ya una privación al mismo". León XIII: "una vez concedido el divorcio ningún freno podrá detenerlo dentro de los límites que se había creído poderle fijar". Nuevo Testamento: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre". Doctrina de la Iglesia: hay dos momentos: 1- Antes del Concilio: la difusión del matrimonio civil por influencia de la Reforma favoreció la introducción del divorcio en las leyes de los estados. La Iglesia a través de los Papas se opuso, aún en el plano civil. Como ejemplo podemos citar la carta del Papa Pío VI de 1789 dirigida al Obispo Erlan de Hungría; León XIII en 1880 en la Encíclica "Arcanum Divínae Safientiae" dijo: "Cristo nuestro señor perfecciono el amor natural y robusteció el vinculo de la caridad divina, la unión de suyo indisoluble entre el marido y la mujer"; Pío XI en la Encíclica "Casti Connubii". 2- En el Concilio: reafirma la doctrina sobre la indisolubilidad "Esta intima unión, como la donación mutua de dos personas y el mismo bien de los hijos, exige la plena fidelidad de los esposo y urge su indisoluble unidad" (Mt. 19,6; n0 48 Gaudium et Spes). Después del Concilio Pablo VI en 1967 manifestó:"… la triste impresión que siempre nos ha producido el ansia de quienes aspiran a introducir el divorcio en la legislación y en la vida de las naciones que tienen la suerte de estar inmunes a él, como si fuera deshonra no tener hoy esta institución, índice de una perniciosa decadencia moral". Juan Pablo II, en su discurso de 1979 en Linerik (Irlanda) dijo: "El divorcio, sea cualesquiera las razones por las que es introducido, es inevitablemente cada vez más fácil de conseguir y gradualmente tiende a ser aceptado como algo normalmente de la vida. La misma posibilidad del divorcio en la esfera de la legislación civil dificulta la estabilidad y permanencia del matrimonio. Ojalá continúe siempre Irlanda dando testimonio ante el mundo moderno de su tradicional empeño por la santidad e indisolubilidad del vinculo matrimonial. Ojalá los irlandeses mantengan siempre el matrimonio a través de un compromiso personal y de una positiva acción social y legal". La postura de la Iglesia no puede ser más clara, considera que la indisolubilidad es, por derecho natural, una propiedad de todo matrimonio (no-solo del cristiano) y que ninguna autoridad civil tiene potestad para disolver ese vínculo. Hay quienes dicen que no se trata de legitimar con el divorcio un mal moral, sino permitir o tolerar un mal menor para evitar males mayores. Pero quienes argumentan así olvidan que una cosa es tolerar y otra, muy distinta, autorizar y aprobar positivamente. El derecho jamás podrá aprobar positivamente lo que la moral prohibe, ni podrá prohibir lo que esta autoriza. Ni en el plano doctrinal, jurídico o social, encontramos argumentos convincentes que pueden hacer vacilar las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la indisolubilidad de todo matrimonio legítimo: "El matrimonio es intrínsecamente indisoluble". El divorcio destruye la familia y engendra más divorcios. La unidad y la indisolubilidad del matrimonio y en consecuencia la fidelidad, son propiedades esenciales al matrimonio, no sólo al cristiano, sino a todo matrimonio legitimo. Y esto deviene de la misma naturaleza humana. La indisolubilidad es exigida por:
- La procreación de los hijos
- La educación de los mismos
- El bien de la familia
- El bien de los esposos
- El bien de la sociedad.
Fecundidad. El matrimonio y el amor conyugal, por su naturaleza misma, se encaminan a la procreación y educación de la prole. El regalo más hermoso y preciado de los padres y por ende del matrimonio son los hijos, los mismos contribuyen al bien de los padres. "El mismo Dios que dijo: No está bien que el hombre esté solo (Gn.2, 18) y que desde el principio hizo al hombre varón y hembra (Mt. 19, 4), queriendo concederle una participación especial en su obra creadora, bendijo al varón y a la mujer, diciendo: Creced y multiplicaos (Gn. 1, 28)". El verdadero cultivo del amor conyugal y la familia tiende a que los esposos estén dispuestos a cooperar con cl amor de Dios, que por medio de ellos mantiene y enriquece día a día su familia. El deber o misión propia de los esposos es cooperar con el amor del Señor; ellos cumplirán su deber con responsabilidad humana y cristiana, y con esfuerzo, respeto a Dios y deliberación común tratarán de formarse un recto juicio, mirando al bien de sí mismos y el bien de sus hijos, considerando para eso las condiciones materiales o espirituales de cada tiempo o de su estado de vida, y teniendo en cuenta los valores de la familia, la sociedad y la Iglesia. En su proceder los esposos no pueden obrar a su propio arbitrio, sino que se deben dejar gobernar por la conciencia, que la misma se ha de dejar guiar por la ley divina a través del Magisterio de la Iglesia. Los esposos cristianos glorifican al Creador y caminan hacia la perfección en Cristo cuando cumplen con su deber de procrear. Pero el matrimonio no es una institución destinada solamente a procrear, sino que por su propia naturaleza de contrato indisoluble entre los esposos, exige que el mutuo amor entre los cónyuges se manifieste, perfeccione y madure según un orden recto. Y aunque los hijos falten de la vida conyugal el matrimonio no debe dejar de existir como institución y comunión de vida y conservar su unidad e indisolubilidad. El amor conyugal debe compaginarse con el respeto a la vida humana. El Concilio conoce que los esposos, al ordenar su vida conyugal, se ve muchas veces impedidos de aumentar el número de hijos y por lo tanto de acrecentar el núcleo familiar, ello se debe a ciertas condiciones o circunstancias de la vida moderna; consecuentemente esto acarrea dificultades conyugales y en la comunidad de vida. Y por esto, también, puede sufrir menoscabo la fidelidad y el bien de la prole. Ante esta situación surgen algunos aventurados a dar soluciones deshonrosas e incluso no les repugna matar a la prole. Si bien Dios confió al hombre la noble misión de perpetuar la vida, le enseño que lo haga de una manera digna. La vida se debe respetar desde la concepción en el seno de la madre, y se la debe cuidar del aborto y el infanticidio que atentan contra la misma. Los actos de la vida conyugal, cuando son ordenados según la autentica dignidad humana, se han de mirar con gran respeto.
Paternidad responsable. El amor entre los esposos es siempre fecundo, despierta entre ellos valores escondidos, porque con la unión de los cuerpos, la expresión más profunda de su amor, llaman a los hijos a la existencia. Hijo es el amor de los padres encarnado en una nueva vida. Los hijos van a marcar en lo material, en lo espiritual y en la diaria convivencia de la vida de los padres. Actitudes diversas ante la paternidad. En los hijos los padres ven su plenitud como hombre y mujer, el perfeccionamiento de su amor de esposos, la donación mutua más preciosa hecha, la preeminencia de sí mismos en ese niño que de ellos ha nacido. Y es raro ver que un matrimonio no desee tener hijos, pues su llegada es un acontecimiento feliz y deseado. El hijo único. La llegada de un hijo no es tan de color rosa como se pensaba, hay desvelo, gastos, restricciones, sustos, etc. La vida del matrimonio se ve afectada, ahora existe la verdadera familia. A veces hay familias que quisieran ser numerosas pero por diversas razones, ajenas a su voluntad, no pueden llegar a serlo y se quedan con un solo hijo:
- A consecuencia del primer parto la mujer no puede o se le impide tina nueva maternidad.
- Un nuevo parto pone en peligro la vida de la madre.
- Varios embarazos no llegan a buen término.
- O por accidentes desgraciados.
Pero a veces algunos padre, por su propia voluntad, dicen ¡NO! a la llegada de un nuevo hijo por una educación mejor, por un nivel de vida mejor, por egoísmo, pero no se dan cuenta que con ello perjudican a su único hijo y le hacen daño por:
- El hijo único suele convertirse en un adulto en pequeño, no puede disfrutar de un ambiente infantil y esta rodeado siempre de personas grandes.
- El hijo único suele hacerse egocéntrico, el cariño y protección de los padres lo tienen como exclusivo, es objeto único de atención.
- El hijo único suele volverse supersencible.
- El hijo único suele ser disputado por sus padres.
- El hijo único suele estar sobre protegido.
- El hijo único desconoce la realidad y la solidaridad que se da en un grupo de hermanos, no experimenta que sus derechos se vean limitados por los derechos de los demás, ni se da cuenta de que en ocasiones, hay que saber compartir, aguantarse y ceder. Acostumbrado a recibir le es desconocido dar.
- El hijo único carece de hermanos, de mayores para que le aporten su experiencia, de menores para enseñar. Los hermanos enseñan solidaridad y los protegen de roces e injusticias que vendrán con el correr de la vida; y al mismo tiempo le despiertan sentimientos de lucha y rivalidad.
Pero hay que destacar las ventajas que también se dan ser el hijo único:
- Padres "para él solo", les evita problemas, calor y resentimiento.
- Su inteligencia se puede desarrollar precozmente.
- Puede tener mejor rendimiento escolar y modales más cultivados.
- Puede gozar de una serie de comodidades.
Concluimos que esta serie de ventajas dan mayor comodidad, que no es buena, ya que la familia numerosa es más educativa por la rivalidad, la sana competencia y autoridad que se da en su seno. Los padres al elegir tener un solo hijo se condenan a una solitaria vejez, a vivir dependiendo de lo que le puede pasar, a desconocer el enriquecimiento de los distintos hijos, y a ver como el hijo se Convierte en objeto precioso de disputa entre los padres. Buscar el hijo único pudiendo tener más hijos, es una forma equivocada de concebir una paternidad. Familia "demasiado" numerosa. Es incorrecta la actitud de quienes se abandonan irreflexiblemente al instituto. Hay ejemplos de familias donde los hijos llegan para sufrir. La misión de los esposos es poner en el mundo Cuantos hijos puedan criar y educar razonablemente dentro de las posibilidades de cada cual.
Las ventajas de una familia numerosa son:
- No se sobreprotege a los hijos.
- Mutuo enriquecimiento.
- Solidaridad entre hermanos.
- Los hijos pequeños ven en sus hermanos mayores sus padres supletorios.
- Sentido de la realidad y de la solidaridad.
- Espíritu joven en los padres.
- Casi no hay egoísmo, en estas familias se desarrollan personalidades ricas y pujantes.
Pero, también encontramos desventajas: que se pueden presentar por las crisis económicas de hoy en día, no es fácil educar, dar vivienda digna, alimentar adecuadamente a tantos hijos; tampoco es fácil que todos los hijos reciban la atención adecuada a cada uno de sus problemas, ya que le es imposible a los padres multiplicarse. Tales inconvenientes deben ser analizados por los padres para lograr una paternidad responsable. La familia de medianas dimensiones. Son las familias de tres, cuatro o cinco hijos. Todos los matrimonios deben contemplar la posibilidad de llegar a este tipo de familias. Estas familias, además de sus múltiples valores, tienen una misión a cumplir, ya que constituyen para otros matrimonios un llamamiento al deber, un motivo de aliento y un estímulo ante las dificultades. Estas familias son una verdadera bendición de Dios para la Iglesia, la Patria y para los mismos esposos e hijos. Concluimos diciendo, que si bien estas familias de medianas dimensiones son las más optimas, el numero de hijos por matrimonio hay que evaluarlo de acuerdo a cada familia en particular, pues no se puede fijar arbitrariamente una cifra ideal de hijos, cada madre y cada padre sabrá cual es la cantidad necesaria, en su familia, de hijos.
¿ Qué es la Paternidad responsable? Este interrogante es referido por primera vez en una encíclica por Pablo VI, expresando que esta paternidad responsable era producto de una misión consciente por parte de los integrantes de la pareja, la cual debe asumir una actitud de aceptación deliberada y razonable respecto del número de hijos que puedan los conjugues engendrar. Esta actitud se funda en el conocimiento y respeto de los procesos biológicos, dominio racional de las pasiones, respeto a la ley moral y reconocimiento de las obligaciones con Dios, la familia y la sociedad. No deben dejar de mencionarse los elementos que inciden sobre la paternidad responsable en nuestros días, estos elementos fueron enunciados en la HUMANAE VITAE, y son: el rápido desarrollo demográfico, las condiciones laborales y sociales, la consideración personal de la mujer en la sociedad, la valoración del amor conyugal y la racional organización de los ciclos naturales. Con respecto al crecimiento demográfico, Pablo VI proclamó no controlar artificialmente los nacimientos, y sí preocuparse por evitar que en la mesa de la humanidad no falte el pan.
Métodos para ejercer la paternidad responsable. Analizadas las ventajas e inconvenientes de las familias de diversas dimensiones, vistas sus propias circunstancias personales y el entorno social en que se hallan, los esposos pueden plantearse esta pregunta: ¿Qué podríamos hacer, para ser fieles a una autentica paternidad responsable? El hombre no tiene un dominio absoluto sobre su cuerpo sino que existen límites morales infranqueables en el ejercicio de ese dominio. Esto es así porque hay una ley natural impresa por Dios en el corazón y en la razón del hombre, ley que descubre la conciencia moral y que advierte que se debe practicar el bien y evitar el mal. esto es la causa de que cualquier uso legítimo del matrimonio debe quedar abierto a la transmisión de la vida, ya que tal es el fin al que la naturaleza ordena sus actos.
- Es ilícita la interrupción del proceso generador de vida ya iniciado, y sobre todo el aborto querido y buscado. aunque sea por razones terapéuticas.
- Hay que rechazar las prácticas atentatorias contra el óvulo fecundado.
- También se debe rechazar la esterilización directa.
- También todo procedimiento que con anterioridad al acto conyugal o posteriormente se proponga como fin o medio para hacer imposible la procreación.
- La Iglesia considera que puede ser lícito el uso de ciertos medios terapéuticos necesarios para curar enfermedades del organismo, aun en el caso de que, en virtud de la acción del doble efecto, pueda seguirse un impedimento, incluso previsto, para la procreación, con tal de que ese impedimento no sea directamente buscado.
La familia y el Estado son por naturaleza las piedras angulares de la vida humana en la sociedad. La familia tiene prioridad respecto al Estado por su esencia. Para que el Estado corresponda a una verdadera patria y a una sociedad más sana es indispensable que la familia desempeñe su papel de comunidad ordenada a la vida en intimidad. El espíritu de confianza en la autoridad paterna y de fraternidad debe desarrollarse primeramente en el medio familiar para que esta experiencia pueda trasladarse a la estructura del Estado. La familia actual retorna a una sana autoridad que permite esperar el desarrollo de una autoridad democrática sana en el Estado. Una sociedad infundida en el amor, no precisa leyes, a veces el sentido patriótico es influido por el exceso de leyes y la burocratización de toda la vida estatal. Los peores Estados son los que más leyes necesitan, pues le son indispensables para unir a los ciudadanos que no tienen ningún sentimiento en común. El Estado que esta constituido por familias sanas y sin la falta de eslabones intermedios necesarios en la sociedad, forma una serie que culmina en el Estado, este no necesitará regirse por la coacción, ya que la fraternidad y la paternidad son la nota fundamental de su vida. El Estado para ser humano necesita de la familia, y su deber fundamental es proteger y velar por la vida de la familia, pues se beneficia con esto. El Estado a través de las organizaciones intermedias coloca a la familia en situación de ejercer por sí misma las funciones que corresponden a su naturaleza.
6. Conclusión.
Con esto podemos concluir que la base de una familia se forja con amor, compañerismo y mutua solidaridad, y que la unidad, indisolubilidad y fidelidad son las tres patas de un trípode llamado familia, el que tiene por finalidad el amor y la educación de los hijos que van surgiendo fruto de una paternidad responsable. Advertimos con esto que con los elementos ya mencionados la familia tiene basamentos sólidos, donde la sociedad encuentra basamento moral, y que como pequeña unidad y componente de la sociedad, tendremos que si la familia tiene buenas bases morales y esta educada en la doctrina de la iglesia, podremos ir desarrollando la madurez de nuestra sociedad.
Constitutio gaudium et spes. " El Matrimonio En Nuestro Tiempo", autor Bernard Haring, ed. Herdev. 1973 "LA FAMILIA AHORA", Luis Riesgo Monguez y Carmen Pablo de Riesgo, ed. Rialp 1980. Documentos via internet:
- Informacion Sobre La Familia Cristiana Catolica (http://www.churchforum.org.mx/familia/infofam.htm
- Casti Conubii (http://www.churchforum.org.mx/familia/casti_connubbi/CASCONINT.htm ).
- Problemática Viva: Comunion Conyugal, Fundamento De La Comunidad Familiar (www.arconet.es/familia/ )
- Familiaris Consortio Via Internet: Luces Y Sombras De La Familia En La Actualidad (http://www.arconet.es/Familia/ ).
- Carta A Las Familias (http://www.arconet.es/FAMILIA/ )
Autor:
Juan Pablo Barroso